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Emociones en la Aviación HUNICKEN, Horacio; MACHÍN, Nicolás G.; AMADIO, Ariel; BONANATTA, Osvaldo; DESPIERRE, Leonardo; SCIACCA, Emilie; BAGHINO, Diego; ROMERO, Ramón; GUINLE Juan Cruz. Introducción "En una ocasión, me encontraba evaluando candidatos para astronautas - dice el psiquiatra de la NASA Nick Kanas- Les pedí que me dieran algunos ejemplos de cosas que pudiesen causar estrés. Uno de los candidatos, piloto de pruebas, recordó la vez que se encontraba volando un aeroplano experimental y éste comenzó a girar fuera de control. Conforme el avión caía en espiral, él tomó su manual, lo consultó dando vuelta a las páginas calmadamente, y averiguó cómo resolver la situación. Su habilidad para controlar temporalmente sus emociones era bastante impresionante. Los astronautas, manejan el estrés mucho mejor que la mayoría de nosotros. Ellos tienen que hacerlo, pues siempre hay algún riesgo latente: tormentas de radiación, basura espacial, la posibilidad de chocar -- o simplemente una nueva lista de cosas por hacer enviada desde Tierra. Todo se acumula.”1 Si bien dicha cita puede resultar a los ojos del lector un tanto ilusoria, suele ser tema habitual de conversación la (impresionante) “habilidad” que los pilotos poseen en cuanto control emocional y manejo del estrés al que habitualmente se ven sometidos. La visión social existente sobre el perfil del piloto de avión, habla de un hombre con capacidades especiales y con una muy buena condición física (especialmente buena visión), los adjetivos y emociones con que normalmente se asocia en nuestra cultura al piloto de avión hablan de coraje, rectitud, valía, inteligencia, conocimiento matemático, locura, lealtad, pasión, libertad, enfocado, perseverante, responsable, obsesivo, calmo (en relación a la paz que implica el vuelo, atardeceres o la belleza del cielo y no a un “piloto relajado”), entre otras. Siempre dentro de un contexto impredecible de riesgo que supuestamente rodea al volar. Frente a este, dicha visión, supone la de un piloto “medido” en cuanto al manejo de sus emociones al volar, de mente fría y calculador, una persona que, a decir popular, “no siente”. Recordemos algunas películas como Top Gun, la serie de películas de Aeropuerto (’69, ’70 & Concorde) o alguna otra que incluya pilotos de guerra o civiles donde, como si sus libretos estuvieran unidos por un único hilo conductor, el comandante del vuelo muestra y luce todas sus mejores habilidades y cualidades antes, durante o después de la infaltable situación de emergencia (escenas que nunca hacen que olvidemos, muy equivocadamente, que “volar es peligroso” y que tantas veces acompañan al pobre pasajero casual que recuerda vívidamente cada paso del desastre en su butaca) la cual, a los ojos del espectador, parece insalvable; La pericia y astucia en conjunto con un estricto control emocional durante dicha situación siempre logran que el día acabe con felicidad. Quizás es por esto que nunca vemos escenas de pilotos emocionalmente desbordados, o gritando desaforados durante una emergencia, emociones que, a nivel del común social, serian de lo más natural. 1 http://www.elrivalinterior.com/actitud/ControlEmocional/control.htm http://www.elrivalinterior.com/actitud/ControlEmocional/control.htm No quisiera ahondar mucho en cuestiones cinematográficas pero si tomar unas escenas de dos películas que nos acercan un poco más al piloto de avión real o, mejor dicho, el piloto de avión sin mitos, es decir, la persona que, al igual del resto de la población, sufre presiones (internas y externas- aunque quizás en mucha mayor cantidad.) se estresa, se equivoca, se emociona y, además, tiene la suerte de volar un avión, ya sea como hobby o empleo. La primera escena, tomada de la conocida y exitosa película: “Top Gun”, es la tan recordada muerte del copiloto (operador de radar a decir verdad), más conocido como “Goose”2. A consecuencia de esta, “Maverick”, el personaje principal y un piloto de guerra que vive bajo la sombra de su Padre (un piloto muy conocido en el ambiente), debe cargar con el peso de la muerte inesperada de su gran amigo y hermano (es, al fin, “su única familia”). Emociones como la culpa hacen que comience a dudar de su profesión, inclusive se cuestiona si debe abandonar la aviación naval, se reprocha por lo que “debería haber hecho” (dejando de lado que la emergencia fue producida por factores ajenos a su control y él lo sabe), se encarga de entregar las pertenecías del difunto y encarar a la viuda, etc. En fin, muestra sus emociones: se deprime, llora, duda. En los vuelos siguientes su rendimiento cae drásticamente como consecuencia de la presión (que ahora se multiplica) y cada uno de ellos se convierte en una “lucha contra los fantasmas”, las emociones quedan a flor de piel y ya no puede ocultarlas debajo su máscara de “hombre de hierro” (como habitualmente se cree o espera de los pilotos – ni hablar de los pertenecientes al ámbito militar-). La segunda escena, es la tan recordada y cómica “¿Y dónde está el Piloto?”. En la misma, el comandante Ted Stryker, un “piloto de guerra rehabilitado” luego de escapar de una clínica neuropsiquiatrica (en la cual estaba internado por sufrir de estrés postraumático luego de su participación en la segunda guerra mundial), debe encarar todos sus miedos en varias emergencias desopilantes de un vuelo comercial con un pasajero que lleva una bomba, instrumentos que se sueltan o fallan, Elaine, una tripulante la cual es el amor de su vida (aunque esta no corresponda su amor) y a la que no ve en años pero debe encarar en dicho vuelo, controladores de tráfico que están al borde de un ataque de nervios o ya perdieron noción de la realidad y presionan al piloto con historias de su pasado oscuro, etc. Es decir, las presiones sobran y todo indica que este vuelo está destinado al desastre al comenzar la película. Sin embargo, al encarar sus miedos y sus defectos (no olvidemos como “erraba” el objetivo al tomar un vaso de agua) Ted puede superarlos, no sin esfuerzo, y aterrizar el avión (no tan) sano y salvo. Podemos decir que la escena de Top Gun humaniza al rol del piloto y muestra la pelea entre una fachada exterior de hombre duro con la inevitable aparición de emociones producto de una muerte cercana. Mientras que ¿Y dónde está el Piloto? lleva una situación al extremo, mostrando una cantidad de presión excesiva (externa e interna) sobre el comandante y este, genialmente a mi parecer, “hace lo que puede” con los recursos que cuenta, es decir, con lo poco que tiene en ese momento y más “humildemente” a nivel emocional. En el caso de Maverick también la presión es excesiva, la presión por vivir a la expectativa y responder a la misma, la muerte del amigo, su pareja que decide mudarse a otra ciudad, ponen al límite sus capacidades psicológicas pero, aguantando hasta donde puede pero sin poder evitar 2 Nota: Los pilotos de guerra normalmente utilizan denominaciones o “callsigns”, esto fue implementado luego de la primera guerra mundial, con el nacimiento del espionaje y escuchas en las comunicaciones. A fines de proteger las identidades de los pilotos se comenzaron usar estos “apodos” “bloquearse” cuando la situación más lo demandaba. A pesar de esto, logra reaccionar a tiempo y convertirse en héroe. Si bien estos ejemplos con meramente ilustrativos, podemos sacar varias inquietudes de los mismos: ¿Cómo hace un piloto para soportar las distintas presiones a las cuales está sometido?, ¿Cuáles son las mismas?, ¿Cómo percibe el riesgo inherente a la actividad aérea?, ¿Cuál es la cantidad de riesgo que posee la actividad de vuelo?, ¿Qué personalidad debe tener una persona para poder volar?, ¿Qué emociones son las que debe poder expresar y cuáles no?, ¿Qué conocimiento debe poseer de las mismas para poder evaluar situaciones?, ¿Qué control debe poseer sobre estas?, ¿Está capacitadopara controlarlas?. Las Emociones y la Aviación Cuando hablamos de las emociones ¿de qué hablamos? Podemos decir que “El concepto (emoción) tampoco es tan sencillo de precisar. Por ejemplo, a veces es dificil de diferenciarlo de conceptos relacionados como sentimiento, estado de animo, estado afectivo o humor (…) se define como: una reaccion a un evento o a un estimulo que puede ser real o imaginado. Es decir, es una respuesta a algo que sucedió o a algo que simplemente inventamos en nuestra mente. (…) Las mismas son disparadas por la evaluación cognitiva que el individuo realiza de las probabilidades que tiene de lograr una meta y provee las condiciones para las acciones posteriores. La evaluación de la situación influye sobre el contenido y la intensidad de la experiencia emocional” (Giesenow, 2011) Tiñen la evaluación de la situación Fig.1 La fig. 1, basada en los modelos de la Terapia Racional Emotivo Conductual de Albert Ellis y los principios propuestos por Beck en base a la Terapia Cognitiva, demuestra la relación existente entre la interpretación cognitiva que puede realizarse de una situación, donde las creencias operan a modo de distorsión “como si fueran anteojos” mediando el tipo y cantidad de pensamientos (de aparición automática, sin control o mediación consciente) percibidos por el sujeto. Complementariamente, lo que pensemos acerca de una determinada situación, es decir, la interpretación que tenemos sobre un evento o situación, también modifica como nos “sentimos” respecto de la misma. De otro modo, la intensidad y cualidad emocional se verá influenciada directamente por el tipo de sesgo o lectura cognitiva que tengamos de la misma. Aquí, la emoción tendrá la cualidad (de acuerdo a la cantidad - ya que se puede sentir más de una a la vez-, tipo e intensidad sentida) de generar más interpretaciones sobre la misma, o magnificar el efecto de una o varias. Independientemente de este fenómeno, conocido como looping, la toma de decisión se verá afecta por las consecuencias del mismo. Cuestión precedente a la conducta observada a continuación, y como finalización del proceso. Por Creencias Distorsiones ejemplo: Si escucháramos un ruido estridente o un golpe en la puerta mientras dormitamos en el sillón de nuestras casas (Situación), e interpretáramos que “me van a robar, entraron en la casa” (interpretación o pensamiento catastrófico), probablemente sentiríamos un nivel variable de ansiedad, angustia, nervios y, en algunos casos, ira. Donde también veríamos una conducta acorde a lo pensado y sentido, como intentar escapar, sobresaltarse, buscar algo para defenderse o paralizarse. Ahora, si cambiáramos la interpretación por “debe haber sido el viento”, consecuentemente sentiríamos calma o mayor nivel de tranquilidad (si bien también podemos sentir alguna de las mencionadas en el ejemplo anterior, pero con menor intensidad). Aquí también podemos pensar que nuestra conducta será acorde, probablemente no nos levantemos del sillón y sigamos dormitando o mirando la tele. Es decir, la forma que tenemos de interpretar una situación modificara las emociones y las conductas observadas. Dicho proceso, en particular el cognitivo y emocional, tienen una alta influencia sobre el proceso de Toma de Decisiones del individuo, afectando adaptativa o desadaptativamente a la conciencia situacional, siendo de extrema importancia y consideración en el ámbito aeronáutico. Donde la Toma de Decisiones efectiva tiene un alto nivel de influencia sobre la operación segura. Considerando este esquema, podemos decir que las emociones tienen tres características principales: • Cambios fisiológicos: Las alteraciones fisiológicas que ocurren cuando una persona experimenta una emoción incluyen las del Sistema Nervioso Autónomo (como cambios en el ritmo cardiaco, la presión arterial, y la conductancia de la piel) y la musculatura. Se puede reflejar también en las expresiones faciales. • Tendencias hacia la Acción: Por ejemplo, el miedo puede involucrar la tendencia a huir y la tristeza puede volver a alguien inmóvil. Se habla de tendencias porque si bien cada emoción orienta la acción en una dirección (huir, enfrentar, permanecer acostado, etc.) existen fuerzas sociales y culturales (presión, coerción) y ciertas normas o códigos sobre lo que es apropiado en cada situación que pueden afectar la decisión sobre la conducta que la persona en definitiva realice. Por lo tanto, las tendencias hacia la acción no siempre se transforman en conductas observables. • Experiencia subjetiva: Se refiere a lo que experimenta conscientemente una persona durante un episodio emocional, es decir, lo que la persona siente mientras vivencia la emoción. Se puede comprobar a través de la manera en que la persona describe sus sensaciones. (Giesenow, 2011) Según Goleman “el término emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan. Existen centenares de emociones y muchísimas más mezclas, variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas. En realidad, existen más sutilezas en la emoción que palabras para describirlas.” (Goleman, 1995). Si bien actualmente no existe un consenso muy establecido sobre cuáles son las emociones primordiales del ser humano podemos tomar las siguientes: •Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, irritabilidad, hostilidad y, en caso extremo, odio y violencia. •Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desesperación y, en caso patológico, depresión grave. •Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y, en el caso de que sea psicopatológico, fobia y pánico. •Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis y. en caso extremo, manía. •Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento y ágape. •Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración. •Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia. •Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción. Las emociones tienen diversas consecuencias, intrapersonalmente producen un efecto sobre la persona, afectando la percepción y el juicio, es decir, sobre una situación la persona atiende a aquellos estímulos que se correspondan con la emoción que vivencia y desechan los que no, esto puede exacerbar la emoción y nublar el juicio o evaluación de la situación, “como consecuencia del impacto que tienen sobre la evaluación y el juicio también influyen sobre la toma de decisiones. Por ejemplo, la ansiedad afecta la percepción, reduciendo el campo atencional, si el campo se vuelve demasiado estrecho la persona va a ignorar información relevante. Esto trae consecuencias negativas a la hora de tomar decisiones porque no se va a basar en toda la información disponible cuando quiera resolver” (Giesenow, 2011). Un instructor de vuelo comentaba: “En resumen, un piloto es un gran tomador de decisiones”, ¿imagina usted como la ansiedad puede influir en un piloto de avión, con 300 personas abordo? Varios accidentes e incidentes y situaciones de estrés han demostrado las consecuencias de la influencia que las emociones tienen sobre la atención, la concentración, la memoria y otros procesos psicológicos superiores y, por consiguiente, la toma de decisiones y las conductas observadas. Las emociones también tienen consecuencias sobre la salud de la persona, las emocionesnegativas deterioran la salud física y mental, exponiendo a la persona al burnout. Las regulaciones aeronáuticas (RAAC3), establecen en sus anexos que distintas patologías, consecuencia del estrés, pueden interferir en la seguridad del vuelo. Asimismo, en la acrobacia aérea, donde hay mucha demanda en la precisión técnica, y el estrés resulta mucho mayor, el cansancio puede resultar catastrófico, afectando la atención y concentración del piloto. Por último, las emociones tienen consecuencias interpersonales, es decir las emociones que uno exprese tienen efecto sobre los demás, atraviesan nuestras relaciones con el resto de las personas, esto puede resultar crucial por ejemplo en vuelos de escuadrillas o en el trabajo en 3 Regulaciones Argentinas de Aviación Civil. equipo requerido en el vuelo comercial. Donde la cohesión y la comunicación deben mantenerse en un alto nivel a fin de garantizar la seguridad en las operaciones. Finalmente, las emociones pueden ser funcionales o disfuncionales al rendimiento en cuatro categorías distintas: Emociones positivas facilitadoras del rendimiento (funcionales) / emociones positivas perjudiciales para el rendimiento (disfuncionales) / emociones negativas que facilitan el rendimiento (funcionales) / emociones negativas que perjudican el rendimiento (disfuncionales). Con esto, rompemos la vieja dicotomía de “emociones buenas y emociones malas” entendiendo que hay emociones negativas que pueden tanto optimizar como perjudicar el rendimiento de cualquier persona en los distintos niveles de respuesta (cognitivo, emocional – fisiológico, conductual y Toma de Decisiones). En conclusión, debemos considerar la importancia que tiene el investigar sobre el efecto (tanto positivo como negativo) que las emociones pueden tener sobre el individuo y su función o rol en las distintas áreas de injerencia de la aeronáutica, donde el factor humano y su rendimiento resultan cruciales para la maximización de la seguridad operacional. Considerar las emociones desde su adaptabilidad para la tarea que se busque ejecutar, supone hacer una revisión de los sistemas de instrucción aérea actual y actualizar la visión existente sobre la evaluación psicodiagnóstica y los características de personalidad a ser tenidas en cuenta a la hora de evaluar aptitud, al mismo tiempo, distintas técnicas provenientes del ámbito psicológico pueden ser utilizadas para mejorar el rendimiento del piloto y otros actores involucrados en la operación aérea. Particularmente aquellas vinculadas con el control emocional, la mejora de la atención y la concentración, la Toma de Decisiones adaptativas y distintas técnicas del aprendizaje estructurado, que permiten potenciar las aptitudes no tecnicas dentro del ámbito. Bibliografía Alonso, M. (2011). Psicologos del Aire. Buenos Aires: Diario La Prensa. Balaguer, I. (1994). Entrenamiento Psicologico en el Deporte- Cap 2, 5 y 6. Albatros. Domjan, M. 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