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06 Diosas de Huarochiri y Pachacamac Autor Museo de Pachacamac

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DIOSAS DE HUAROCHIRI 
Y PACHACAMAC
Exposición virtual:
Exposición virtual:
DIOSAS DE HUAROCHIRI 
Y PACHACAMAC
Mayo 2020
Sonia Guillén Oneeglio
Ministra de Cultura
Leslie Urteaga Peña
Viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales
Elías Mujica Barreda
Coordinador General Proyecto Qhapaq Ñan
Denise Pozzi-Escot
Directora del Museo de sitio Pachacamac
Mayo 2020
Diosas de Huarochirí y Pachacamac
© Ministerio de Cultura
Av. Javier Prado Este 2465, San Borja - Lima 41, Perú
Teléfono: (511) 618-9393
www.cultura.gob.pe
Textos:
Maritza Villavicencio
 
Edición, corrección y coordinación:
Rosangela Carrión y Carmen Rosa Uceda
Fotografías:
Archivo Proyecto Qhapaq Ñan
Archivo Museo de sitio Pachacamac
Rommel Ángeles Falcón
Ilustraciones:
Christian Ayuni
Diseño gráfico:
Francisco Indacochea Luna
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PRESENTACIÓN
Con el tema “Museos por igualdad: 
diversidad e inclusión”, el ICOM quiere 
convertir el DIM 2020 en un espacio de 
reflexión que nos permita superar los 
prejuicios, no solo sobre los objetos que 
se exponen, sino también en las historias 
que cuentan las colecciones. 
La exposición virtual DIOSAS DE 
HUAROCHIRÍ Y PACHACAMAC inaugura 
una nueva etapa en el Museo 
Pachacamac en tiempo del COVID-19. 
La pandemia nos ha llevado a repensar 
nuestras actividades, incluyendo nuevas 
estrategias que garanticen la seguridad 
de nuestros visitantes y la de nuestro 
personal. 
La exposición sobre las divinas hermanas 
Ñamca, curada por Maritza Villavicencio 
nos presenta el mundo de las élites 
femeninas olvidadas que reinaron desde 
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el mar frente al santuario de Pachacamac 
hasta las alturas de la sierra limeña 
coincidiendo con parte del Qhapaq Ñan, 
en el territorio de influencia directa del 
santuario más importante de la costa 
central prehispánica. 
Esta exposición valora a las diosas 
olvidadas, tratando de superar los 
prejuicios interpretativos que las 
relegaron a un segundo plano, según 
señala Maritza Villavicencio, a pesar 
de ser estas mujeres de élite las que 
proveían de alimentos a los antiguos 
peruanos. 
Por otro lado, dos de estas mujeres-
diosas tienen vinculación directa con 
el santuario de Pachacamac, una es 
nombrada como Urpiwachaq, divinidad 
asociada a una fuente de agua, por lo cual 
asigna su nombre a la laguna adyacente 
al santuario, así como también a un 
importante edificio estudiado en parte 
por Julio C. Tello; la otra mujer-diosa 
es conocida como Cavillaca, diosa 
importante cuyo nombre se perenniza 
en la isla principal que se encuentra 
frente al santuario.
 
La presente exposición se complementa 
con las investigaciones que estamos 
realizando, cumpliendo con los objetivos 
del Museo Pachacamac que buscan 
preservar nuestro patrimonio material e 
inmaterial para las generaciones futuras.
Es de esperar que esta contribución 
suscite el interés de estudio y 
revaloración del papel femenino 
reflejado en la mitología que narramos 
en esta exposición, para generar un 
nuevo diálogo vinculado al legado 
prehispánico de Lima.
Denise Pozzi-Escot
Directora 
Museo de sitio Pachacamac
INTRODUCCIÓN
Las mujeres del antiguo Perú han 
protagonizado uno de los episodios 
más fascinantes de la historia universal. 
Hechos grandiosos, hazañas legendarias 
e históricas fueron realizadas por 
heroínas de carne y hueso y como por 
aquellas mágicas y sobrenaturales, sin 
embargo, es una historia desconocida. 
Por esta razón, la exposición “Diosas 
de Huarochirí y Pachacamac” que 
rememora las aventuras míticas de las 
diosas Ñamca, que reinaron desde el 
Océano Pacífico hasta las alturas de la 
sierra limeña, se propone recuperar 
y difundir esa historia omitida para 
devolverle a nuestras antepasadas 
divinas y humanas, la dimensión de su rol 
en la construcción de las civilizaciones 
que se desarrollaron en la macro región 
de Lima.
La geografía divinizada, señalada en las 
fuentes históricas y el legado material 
difuso en el paisaje cultural, dan cuenta 
de la sostenida presencia de deidades 
femeninas en estos territorios, que 
coinciden con parte del Tramo Xauja –
Pachacamac del Qhapaq Ñan. 
La presente exposición se enfocará 
en las divinas hermanas Ñamca: 
Chaupiñamca, Llacsahuato, Mirahuato, 
Urpiwachaq y Cavillaca. Aunque, valga 
señalar que no fueron las únicas, hubo 
otras mujeres mágicas como Chuquisuso 
y Capyama que eran guardianas de 
las bocatomas de las acequias que 
regaban las tierras de cultivo, o como 
Manañamca vigilante de las lagunas. Es 
decir, las diosas estuvieron asociadas a 
las fuentes hídricas y proveedoras de 
alimentos para la subsistencia humana, 
incluso mucho antes que los dioses. 
Urpiwachaq antecedió al dios 
Pachacamac, su templo descubierto 
por el arqueólogo Julio C. Tello, fue 
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construido en los primeros años de 
nuestra era, mucho antes que el del dios. 
Chaupiñamca perteneció a la estirpe 
de deidades primigenias vinculada a 
“la noche de los tiempos”, es decir, fue 
venerada antes y luego paralelamente 
al dios Pariacaca. Todas ellas estuvieron 
en el corazón de los antiguos pobladores 
de Lima, pero la historia ha privilegiado a 
los dioses y olvidado a las diosas, lo cual 
significa también, olvidar a las mujeres 
de élite que profesaban sus cultos, así 
como, el efecto de empoderamiento 
social, que tuvo el culto de las diosas 
sobre el total del sexo femenino. 
Que sea esta exposición un resarcimiento 
histórico a nuestras divinas antepasadas 
y una fuente de orgullo para las nuevas 
generaciones. Precisamente el santuario 
arqueológico de Pachacamac, fue 
residencia y escenario de las aventuras 
extraordinarias de dos de las hermanas 
Ñamca: Urpiwachaq y Cavillaca. 
El templo y la laguna de la primera 
se ubican dentro del santuario, la 
residencia de la segunda en la isla al 
frente del mismo. Razón demás, para 
que en el Museo de sitio de este centro 
milenariamente sagrado, se recupere la 
memoria de la sacralidad femenina que 
le dio origen.
LAS DIOSAS 
ÑAMCA
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Las míticas hermanas Ñamca fueron diosas nutricias que aseguraban la subsistencia 
de hombres y mujeres, ellas garantizaban la fecundidad del mar y la fertilidad de la 
tierra, por eso estuvieron asociadas con las fuentes hídricas generadoras de vida y 
de alimentos. Cada una poseía su propio dominio territorial o marítimo: Cavillaca, 
era ama y señora de la isla prolífica de aves guaneras en el Océano Pacífico frente 
a Pachacamac; Urpiwachaq, del estanque natural donde criaba los peces y de su 
templo donde se originaron las aves marinas, ambos en el santuario arqueológico 
de Pachacamac, en el distrito de Lurín provincia de Lima; Llacsahuato y Mirahuato, 
de la huaca oráculo de Chillaco, poblado del distrito de Antioquía de la provincia de 
Huarochirí, a 1.183 msnm; y Chaupiñamca de Mama, hoy distrito de Ricardo Palma de 
la provincia de Huarochirí, a 966 msnm, vinculada a los ríos Mama y Chacalla, aunque 
su influencia fue mucho mayor.
Las diosas Ñamca estuvieron vinculadas a los tiempos primordiales y al número 
cinco, considerado prodigioso en aquellos lejanos tiempos, pues se contaba que los 
hombres resucitaban a los cinco días después de morir y los cultivos maduraban en 
solo cinco días después de haber sido sembrados. Ellas eran cinco hermanas y de 
Chaupiñamca que era la hermana mayor, se decía que tenía cinco brazos o alas y 
que su culto constaba de cinco pasajes rituales. Sus hazañas legendarias remiten 
a un tiempo de preponderancia femenina y de resistencia contra la invasión de los 
señores de la sierra. El culto a las diosas Ñamca estuvo tan arraigado, que siguió 
vigente hasta el tiempo de los incas y de la Colonia.
LAS DIOSAS ÑAMCA
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PACHACAMAC
OCÉANO
PACÍFICO
CIENEGUILLA
HUAYCÁN DE
CIENEGUILLA
ATE
ÑAÑA
Hda. PARIACHE
Río
 M
ala
Río
 Lu
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Río Rím
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CHACLLACAYO
RICARDO PALMA
SANTIAGO DE TUNA
SAN
BARTOLOMÉ
SURCO
HUANGRE
TUPICOCHA
PACOTA
SAN DAMIÁN
CONCHASICA
SUNIGANCHA
SANTA ANA
YAMBILLA
HUAROCHIRI
SAN LORENZO DE QUINTI
LAHUAYTAMBOCANLLELLAQUISTAMBO
PICHCAMARCA
LAG. YANASCOCHA
CHONTAY
SISICAYA
CHILLACO
ANTIOQUÍA
ANCHICOCHA
SAN JOSÉ
DE LOS 
CHORRILLOS
PACHACAMAC
URPIWACHAQ
CAVILLACA
CAVILLACA
CHAUPIÑAMCA
LLACSAHUATO Y
MIRAHUATO
LAS DIVINAS
HERMANAS ÑAMCA
0 5 10 15
km
CAMINO INCA
POBLADOS ACTUALES
SITIOS ARQUEOLÓGICOS
N
14 15
Cavillaca era la menor de las hermanas Ñamca, su primer hogar fue el poblado de 
Anchicocha, un fructífero valle interandino de la Provincia de Huarochirí a 3,684 
msnm. Su segundo hogar fue la isla de Pachacamac. 
Cuenta la leyenda que Cavillaca era una diosa joven y muy hermosa, pretendida por 
todos los dioses, que ella siempre rechazaba. Cuniraya un poderoso dios de la sierra, 
tras el artilugio de inocular su semen en una lúcuma que ella comió sin saberlo, quedó 
embarazada. Tuvo una guagua y cuando se enteró que Cuniraya era el padre, tomó su 
hija y huyó de él hacia el mar, al arrojarse a las aguas se convirtió en una isla.
Esta isla se encuentra al frente de Pachacamac, aquí Cavillaca fijó su espacio sagrado y 
de autonomía, pues Cuniraya aunque siguió rondando las orillas, no podía ingresar al 
mar. Al parecer el espacio sagrado femenino como es el mar y sus islas eran fronteras 
inviolables e inaccesibles para las entidades masculinas.
En esta isla proliferan las aves marinas que proveen guano, que es un potente 
fertilizante, empleado en la agricultura desde la antigüedad.
CAVILLACA
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URPIWACHAQ
En el arte costeño del antiguo Perú como en las culturas Paracas, Nasca, Lima, 
Ychma, Chincha, Chancay e Inca, se advierte la presencia milenaria de diosas aladas 
vinculadas a las aves y a los peces, ambos recursos fundamentales de la subsistencia 
humana de estas regiones. Esa diosa alada sería Urpiwachaq o sus diversas alegorías.
Urpiwachaq es la creadora de los peces, la leyenda cuenta que en tiempos remotos 
cuando no había peces en el mar, la diosa los criaba en su estanque, hasta que en un 
acto de furia Cuniraya los arrojó al mar, creyendo que los eliminaría, pero ocurrió lo 
contrario, el mar se llenó de peces. Así, el culto local de Urpiwachaq se extendió a 
otros confines.
También esta diosa es la creadora de las aves marinas. El mito narra que el maléfico 
Cuniraya aprovechando la ausencia de Urpiwachaq, violó a una de sus hijas, cuando 
intentó hacer lo mismo con la otra, esta se convirtió en paloma y escapó volando. Por 
eso a la diosa la llamaron Urpiwachaq que significa “la que pare palomas”. 
Además de sus dones nutricios, Urpiwachaq era una prodigiosa diosa telúrica. Un pasaje 
inadvertido de su mito, narra que hizo crecer una gran peña para derrumbarla sobre 
Cuniraya y aplastarlo. Según la mitología andina, cuando una divinidad derrumbaba 
o hacía crecer montañas se producían terremotos. Entonces, se puede deducir que 
cuando Urpiwachaq hizo crecer la peña se produjera un temblor de tierra, es decir, ella 
poseía dones sísmicos, los mismo que más adelante se le atribuyeron a Pachacamac.
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CHAUPIÑAMCA
Chaupiñamca era la mayor de las hermanas Ñamca, cuya importancia ha sido 
ensombrecida por los estudios sobre el dios Pariacaca, que lo han ponderado 
como divinidad suprema de la región de Huarochirí. Sin embargo, hoy se sabe que 
Chaupiñamca fue una divinidad sumamente importante, afirmada en el mismo ápice 
de la cosmovisión religiosa de la región, cuya prolongada veneración alcanzó hasta el 
período colonial. Si se le compara con Pariacaca, la legitimidad de esta diosa fue tanta 
o quizá más que la del dios.
Según José María Arguedas: “Chaupiñamca fue creadora de gente, tanto de hombres 
como de mujeres, como Pariacaca”. Según Taylor, “poseía grandes poderes para 
animar a los seres humanos; ella animaba a las mujeres y Pariacaca a los hombres” En 
cualquier caso se refuerza la simetría entre ambos, que se refuerza en la equidad de 
los rituales con que a ambos se les celebraban. 
Hay dos versiones sobre el origen de la diosa Chaupiñamca. Una corresponde a la 
tradición de Anchicocha y la otra a Mama. En la primera aparece como una mujer 
pasiva sometida a la autoridad patriarcal. En cambio en la segunda, ella ejerce 
ilimitadamente su libertad sexual, elige a su pareja sin consulta ni anuencia de ningún 
varón y por último escoge el lugar de su adoratorio.
En Mama sus habitantes la llamaban madre, porque decían que los dos ríos que 
bajaban de las montañas de los Hanan Yauyos y bañaban sus tierras, fluían de los 
pechos de Chaupiñamca. Mama en quechua significa teta. 
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Le dedicaban varios rituales y fiestas como:
LA CHAYCASNA: que se celebraba en el mes de junio. Durante esta fiesta la diosa era 
lavada con chicha. Luego sus fieles se juntaban en su santuario donde le hacían toda 
suerte de sacrificios y ofrendas.
EL HUANTAYCOCHA: era un baile en el que los asistentes prósperos bailaban llevando 
pieles de puma. Se preparaban bolsas de coca y duraba cinco días.
EL CASAYACO: este baile lo danzaban los jóvenes semidesnudos, cubiertos con un 
taparrabos. Dicen que Chaupiñamca se regocijaba mucho al verlos, y que cuando 
esto ocurría se abría una época de gran fertilidad.
Su mito narra que en tiempos muy antiguos cuando Chaupiñamca andaba en forma 
humana, tenía muchos amantes, pero como ninguno la contentaba los dejaba. Hasta 
que encontró al dios huaca Rucanacoto y decidió quedarse con él para siempre. En 
lo alto de un cerro en Mama, estableció su morada con él y se transformó en piedra.
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LLACSAHUATO Y MIRAHUATO
Llacsahuato y Mirahuato eran las hermanas menores de Chaupiñamca. Algunos 
decían que era una sola diosa con dos nombres, otros que una habitaba en la otra. 
El santuario de las hermanas quedaba en Chillaco. La gente de aquí decía que tenían 
el don de crear a los hombres y las mujeres como su hermana mayor Chaupiñamca. 
Ambas hermanas eran adivinas y sanadoras. Los peregrinos recurrían a ellas cuando 
un familiar estaba enfermo, entonces las diosas les explicaban la causa de la 
enfermedad y daban la cura. También acudían a ellas cuando alguna pertenencia se 
les había perdido o había sufrido algún daño, las diosas les decían dónde encontrar 
el objeto o animal perdido o si había sido robado, del mismo modo, adivinaban si el 
daño había sido ocasionado adrede y quien había cometido la falta.
La fiesta de Llacsahuato y Mirahuato duro hasta la época colonial, período en que su 
templo era cuidado por la sacerdotisa Chumpiticlla, que para este tiempo ya era muy 
anciana y la llamaban Lucía. Este dato refuerza la tesis que el culto de las divinidades 
femeninas fue ejercido por mujeres, pues al parecer regía la empatía de género en la 
cosmovisión mágico religiosa andina/costeña.
La fuerza del culto a las deidades femeninas como Llacsahuato y Mirahuato en 
Chillaco quedó tan arraigado que ha marcado hasta hoy la fe de sus habitantes. La 
actual patrona de Chillaco es la Virgen de Fátima, a quien cada año se le dedica la 
festividad religiosa más importante del pueblo. Es decir, hasta el siglo XXI se mantiene 
la tradición de un culto femenino
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