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Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte, Vol. 3, N° 11, Buenos Aires, 12 / 2010. 
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EVALUACIÓN DE LA APTITUD FÍSICA RELACIONADA A LA SALUD EN 
NIÑOS Y ADOLESCENTES. Martín Gustavo Farinola. E-mail: 
martinfarinola@ymail.com 
 
Facultad de Actividad Física y Deporte. Universidad de Flores. 
Laboratorio de Fisiología del Ejercicio y Biomecánica. Instituto Superior de Educación 
Física Nº2 “Federico W. Dickens”. 
 
 
Resumen 
 
La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar 
las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta 
de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes 
actividades físicas. Una evaluación de calidad mejora las intervenciones tanto grupales 
como individuales. Existen al menos dos modalidades de evaluación de la aptitud física 
en jóvenes. Una fija los estándares de manera relativa utilizando normas construidas a 
partir de una muestra, la otra fija los estándares de manera absoluta a partir de un 
criterio de salud. Aquí se presentan los fundamentos de las baterías vigentes para la 
evaluación de la aptitud física relacionada a la salud en niños y adolescentes. 
Palabras clave: aptitud física, evaluación, salud, normas, criterios 
 
 
Introducción 
 
La aptitud física ha sido definida como un estado de bienestar que permita desarrollar 
las tareas diarias con vigor, reducir el riesgo de problemas de salud asociados a la falta 
de ejercicio, y establecer una base de aptitud que permita desarrollar diferentes 
actividades físicas (Pangrazi & Hastad, 1989). En relación a la salud, niveles aceptables 
de aptitud física son importantes por los beneficios a los que se asocia en la juventud 
misma (Ortega, Ruiz, Castillo, & Sjöström, 2008; Ruiz Ruiz, 2007; Wedderkopp, et al. 
2003) pero también por los beneficios potenciales que producirá en la adultez si esos 
valores se mantienen (Farinola, 2004; Kokkinos, et al. 2008). 
Prácticamente por definición la aptitud física es un concepto multidimensional. Con el 
tiempo se fueron diferenciando dos grandes grupos de dimensiones o componentes, uno 
más relacionado con lo motriz y las habilidades atléticas, y otro más relacionado con la 
salud. En el primer grupo encontramos dimensiones como la agilidad, la velocidad, la 
potencia, el tiempo de reacción, el equilibrio, y la coordinación; mientras que en el 
segundo grupo encontramos a la fuerza y resistencia muscular, la resistencia 
cardiorrespiratoria, la flexibilidad, y la composición corporal (Caspersen, Powell, & 
Christenson, 1985). Estas dimensiones son básicamente independientes entre sí y 
afectan de diferente manera a la salud (Figura 1), por lo que la evaluación de la aptitud 
física se efectiviza a través de una batería de pruebas que implique a todas las 
dimensiones de interés. 
En el campo de la evaluación de la aptitud física en jóvenes, en las últimas décadas se 
ha pasado de poner énfasis en aquellas dimensiones más relacionadas al rendimiento 
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motor a poner énfasis en aquellas más relacionadas a la salud, y como consecuencia de 
esto se pasó de utilizar normas a utilizar criterios para realizar la evaluación (Mood, 
Jackson, & Morrow 2007). Siguiendo esta evolución histórica, el presente artículo tiene 
por finalidad revisar resumidamente los fundamentos de las baterías vigentes para la 
evaluación de la aptitud física relacionada a la salud en niños y adolescentes. 
 
 
Figura 1. Asociaciones entre la aptitud física y varios objetivos de salud, se muestran los 
principales componentes de la aptitud física relacionada a la salud que intervienen en dichas 
asociaciones. * No se ha encontrado información acerca de los otros componentes de la aptitud 
física (tomado de Ortega, Ruiz, Castillo, & Sjöström, 2008) 
 
Estándares referidos a normas 
Tradicionalmente se utilizan estándares referidos a normas para evaluar el nivel de 
aptitud física de los alumnos de edad escolar (lo que comúnmente se llama comparar 
con una población de referencia). Resumidamente este procedimiento implica aplicar el 
testeo a un gran grupo de jóvenes y luego percentilar los resultados según sexo y edad. 
A partir de esto obtendremos una tabla con resultados posibles del test en cuestión y la 
posibilidad de, al comparar el resultado de nuestros alumnos con la tabla, poder 
ubicarlos en ella y adjudicarles una posición del 1 al 100. 
Para utilizar estas normas deberemos aplicar el mismo procedimiento de testeo a 
nuestros alumnos que el que se aplicó a aquellos con los que se construyó la tabla, esto 
se llama estandarización y es un requisito necesario para realizar comparaciones (U.S. 
Congress, Office of Technology Assessment, 1992). 
La utilización de estos estándares referidos a normas es útil cuando se busca hacer 
comparaciones entre individuos, como por ejemplo en la selección de talentos o la 
formación de equipos (Gilman, 1989). Sin embargo existen algunas desventajas. 
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Se debe tener en cuenta el grado de maduración biológica del niño que testeamos 
(Gilman, 1989). Por ejemplo, si un joven madura a un ritmo menor que los sujetos que 
conforman la tabla, éste tendrá un rendimiento similar de un año a otro pero caerá en 
algún percentil más bajo, no porque tenga menor aptitud sino porque ahora se lo está 
comparando con jóvenes más maduros que él. 
Por otro lado, las normas se deben construir a partir de muestreos probabilísticos para 
que los resultados sean representativos de la población (Morrow, Jackson, Disch, & 
Mood, 2000). De lo contrario se corre el riesgo de que la muestra que usemos como 
referencia esté sesgada. 
Finalmente, cuando se haga una evaluación de la aptitud física en niños y adolescentes 
con estándares referidos a normas, no se estará teniendo en cuenta la relación entre la 
aptitud física y la salud del sujeto sino la relación entre la aptitud del joven y la del 
grupo de referencia (Morrow & Zhu 2008). 
 
Propuestas vigentes de evaluación normativa de la aptitud física en jóvenes 
Normas para la evaluación de la aptitud física en jóvenes existen en los Estados Unidos 
al menos desde finales de la década del 50 (AAHPER, 1975). Sin embargo, la norma de 
mayor calidad en dicho país se construyó en los 80´s debido a que las anteriores estaban 
construidas a partir de muestreos por conveniencia, lo cual implicaba un sesgo en los 
resultados que podía sobrestimar el verdadero valor de la población (Wight, 1985). A 
partir de esto se propone el Estudio Nacional de Aptitud Física en Niños y Jóvenes 
(NCYFS, por sus siglas en inglés) con los objetivos de describir los patrones de 
actividad física, actualizar las normas de aptitud física, y estudiar la relación entre los 
hábitos de actividad física y los niveles de aptitud en jóvenes estadounidenses. Las 
pruebas seleccionadas se tomaron de baterías anteriores, pero la particularidad fue que 
en el NCYFS el muestreo se hizo probabilístico a nivel nacional. 
El NCYFS I involucró a 8800 jóvenes de ambos sexos de 10 a 18 años de edad 
pertenecientes a 140 escuelas públicas y privadas de 19 estados (Brandt & McGinnis, 
1985). Este trabajo luego se extendió a niños de menor edad. El NCYFS II involucró a 
4678 niños y niñas de 6 a 9 años de edad pertenecientes a 57 escuelas públicas y 
privadas de 19 estados. (Ross & Pate, 1987). Las pruebas fueron casi las mismas que en 
NCYFS I (Anexo 1). 
Por su parte, en Europa, en la reunión de los Directores de Institutos de Investigación en 
materia de Deporte de 1977, se reconoce por primera vez la necesidad de evaluar la 
aptitud física de los niños de edad escolar y construir datos de referencia (Adam, et al. 
1989; Georgiades, & Klissouras, 1989). Surge así la batería Eurofit construida para 
jóvenes de 6/7 a 16/18 añosde edad como una propuesta de evaluación normativa. 
Llamativamente, la utilización de normas la proponen como única alternativa posible 
para la evaluación de la aptitud física relacionada a la salud, sin mencionar en ningún 
momento la posibilidad de establecer y/o utilizar estándares referidos a criterios (Adam, 
et al. 1989). 
En Eurofit se asumió una visión holística de la aptitud física, la cual comprende tanto a 
componentes relacionados con la salud como con el rendimiento. Éstas últimas no 
buscan detectar talentos deportivos sino que intentan identificar el nivel de las 
habilidades motoras básicas (Georgiades & Klissouras, 1989). La distinción entre 
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ambos tipos de componentes la proponen sólo con fines operativos, e incluso aclaran 
que los componentes relacionados con la salud son parte de los componentes 
relacionados con el rendimiento (Georgiades & Klissouras, 1989) (Anexo 1). Luego 
aclaran que cada país participante de Eurofit será responsable de la elaboración de sus 
propias normas. Un ejemplo lo encontramos en la Generalitat de Catalunya, en donde se 
construyeron normas a partir de una muestra representativa de la población escolar 
catalana conformada por 4237 niños y niñas de 10 a 18 años de edad (Grosser & 
Starischka, 1988). 
En Argentina el primer trabajo realizado es el Plan Nacional de Evaluación de la 
Aptitud Física llevado adelante a principios de los 80´s por la Dirección Nacional de 
Educación Física Deportes y Recreación (n=65.000 jóvenes de 12 a 18 años de todo el 
país) (Narvaez, et al. 1981). Luego, en 1994 y 1995, se llevó a cabo el Plan de 
Evaluación del Perfil Psicomotor, Morfológico y Físico en Niños con los asistentes a las 
colonias de verano de la Ciudad de Buenos Aires (n=363 niñas y 416 niños de 9 a 12 
años) (Arcuri & Spotorno, 1995). Por último, en 1996, y por iniciativa del Instituto 
Bonaerense del Deporte y de la Dirección de Educación Física de la Provincia de 
Buenos Aires se lleva a cabo el Programa de Evaluación, Desarrollo e Investigación de 
la Aptitud Física y la Salud (PEDIAFyS) (n=174.232 niños y niñas de 10 a 18 años de 
edad) (Barbieri, 1997). En los tres trabajos se llevó a cabo algún tipo de muestreo 
probabilístico. 
Tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la Provincia el argumento más 
mencionado en la justificación del trabajo es el de la salud, y por las pruebas 
seleccionadas podemos observar que utilizaron como modelo al Eurofit. En las normas 
nacionales, en cambio, la salud no forma parte explícitamente de los objetivos del plan y 
se decidieron por aquellas dimensiones “que permitan evaluar las características 
biológicas más representativas de la aptitud física” (Narvaez, et al., 1981, p. 6) (Anexo 
1). 
 
Estándares referidos a criterios 
Si bien las normas aportan información relevante para evaluar la aptitud física de los 
jóvenes, el desarrollo de la idea de aptitud relacionada a la salud llevó a la necesidad 
de conformar procedimientos evaluativos diferentes, ya que al comparar a un niño con 
un grupo no se podía identificar qué niños eran (o no eran) suficientemente aptos como 
para mantener un buen estado de salud. A partir de esto, durante la década de 1980, se 
produce un cambio de interés en la modalidad utilizada para evaluar la aptitud física de 
los jóvenes que va desde la utilización de normas a la utilización de criterios (Mood, et 
al., 2007). 
Esta aproximación permite identificar qué nivel de aptitud física se asocia a un riesgo 
disminuido de enfermedad independientemente del nivel de aptitud física alcanzado por 
los otros jóvenes. Aquí, la validez de los estándares dependerá de que haya una relación 
clara entre el estándar propuesto (un resultado mínimo a alcanzar en un test de aptitud 
física) y un riesgo incrementado de enfermedad si no se lo alcanza (Mahar & Rowe, 
2008). Pero en los jóvenes existe una complicación: los trastornos de salud más 
comúnmente asociados a bajos niveles de aptitud física son crónicos y sus 
consecuencias más graves aparecen en la adultez, lo cual dificulta la identificación de 
estándares mínimos de aptitud física a alcanzar (Mahar & Rowe, 2008). 
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Fitnessgram: una propuesta de evaluación criterial de la aptitud física relacionada a la 
salud 
El Fitnessgram es un sistema de reporte del nivel de aptitud física (y ahora también de 
actividad física) que se comenzó a crear en el Cooper Institute a principios de los años 
80´s. La evaluación de la aptitud física en este programa se propone como un medio 
educativo para la promoción de la actividad física para todos y durante toda la vida 
(Meredith & Welk, 2007). 
Las dimensiones de la aptitud física incluidas en el Fitnessgram son aquellas más 
fuertemente asociados a la salud y las pruebas son aquellas mejor balanceadas entre los 
polos validez/practicidad (Anexo 1). 
Los estándares del Fitnessgram están construidos con un criterio de salud. Consisten en 
una Zona de Aptitud Saludable (HFZ, por sus siglas en inglés) conformada por un límite 
inferior y uno superior dentro de los cuales los jóvenes deberían encontrarse para que su 
nivel de aptitud física sea considerado saludable. Existe una HFZ para cada prueba, para 
cada edad (5 a 17 años) y para cada sexo (Meredith & Welk, 2007). 
Pero ¿son válidos estos puntos de corte? Como ya mencionamos la tarea de validar 
estándares referidos a criterios de salud en jóvenes no es una tarea sencilla. Brevemente, 
el tema de la validez de estos estándares son una cuestión de la precisión de la 
clasificación, es decir, si un alumno es clasificado como que pasó el test, ¿quiere decir 
esto que verdaderamente tiene un riesgo disminuido de enfermedades asociadas a la 
baja aptitud física? (Mahar & Rowe, 2008). Los razonamientos utilizados en el 
Fitnessgram se describen a continuación. 
Para las pruebas de aptitud cardiorrespiratoria se tomaron como base los trabajos 
epidemiológicos del Dr. Blair y colegas (por ejemplo véase Blair, et al., 1989). En ellos 
se encontró que, en adultos de ambos sexos, bajos niveles de aptitud cardiorrespiratoria 
se asociaron significativamente a un riesgo elevado de enfermedad coronaria y muerte 
prematura. Los estándares para niños del Fitnessgram se basaron en estos trabajos pero 
se hicieron ajustes en cuanto a los cambios de la economía de carrera con la edad, la 
distribución de la grasa corporal con la edad, y otros eventos relacionados con la 
maduración, ya que el nivel de aptitud cardiorrespiratoria declina con la edad. Luego, 
los estándares del Fitnessgram reflejan el rango de resultados (por sexo y edad) que 
proveerían beneficios en salud si el mismo nivel de aptitud cardiorrespiratoria se 
mantuviera hasta la adultez (Meredith & Welk, 2007). 
En el caso de la composición corporal los estándares del Fitnessgram se basaron 
principalmente en el trabajo de Williams, et al (1992). En este trabajo se buscó 
determinar qué nivel de grasa corporal (calculada por ecuación a partir de los pliegues 
cutáneos tríceps y subescapular) se asocia a un riesgo aumentado por elevada presión 
sanguínea, colesterol total e índices lipoproteicos en una muestra bi-racial de niños y 
adolescentes de entre 5 y 18 años de edad (n=3320). Los autores concluyeron que: 
… niveles de grasa corporal en varones de un 25 % o superior y en mujeres 
de un 30 % o superior son indicativos de un riesgo incrementado por 
elevada presión sanguínea e índices lipoprotéicos en niños y adolescentes 
blancos y negros. Estos nuevos estándares de grasa corporal son aplicables 
no solo a estudios epidemiológicos de prevalencia e incidencia de obesidad 
en niños y adolescentes, sino también a monitoreos pediátricos de salud y 
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tests de aptitud física relacionadaa la salud en jóvenes. (Williams, et al., 
1992, p. 362). 
Si bien en este trabajo no se utilizó la fórmula de Slaughter para el cálculo del 
porcentaje de grasa, ésta es la que propone utilizar el Fitnessgram. La misma utiliza los 
pliegues de triceps y pantorrilla y ha sido validada con el método multicompartimental 
(considerado el gold standard en la actualidad) en una muestra de 66 prepúberes, 59 
púberes, 117 postpúberes, y 68 adultos, de ambos sexos (Slaughter, et al., 1988). 
Un punto destacable en la propuesta de evaluación de la composición corporal del 
Fitnessgram es que permite utilizar simultáneamente el Índice de Masa Corporal (IMC) 
y el porcentaje de grasa. Esto se propone porque reconocen que el IMC por sí solo 
puede indicar falsamente que un niño tiene exceso de grasa en el caso de un 
pronunciado desarrollo muscular, o que su valor de grasa corporal es saludable en el 
caso de un niño liviano pero con bajo desarrollo muscular y alto porcentaje de grasa 
(Meredith & Welk, 2007). 
Para el caso de la aptitud muscular (en el Fitnessgram este término corresponde a la 
fuerza y resistencia muscular y a la flexibilidad) se hace más difícil definir estándares 
referidos a criterios de salud porque hay muy pocos riesgos de salud inmediatos de un 
bajo nivel de este componente. La falta de fuerza y resistencia muscular y de 
flexibilidad aumenta el riesgo de lesiones, caídas, y dolores de espalda, pero, según los 
autores, los niños son poco susceptibles a estos problemas (Meredith & Welk, 2007). 
Si bien existe suficiente evidencia para justificar los tests elegidos de aptitud muscular, 
todavía no se han construido estándares referidos a criterios de salud para ellos 
(Plowman, 2008). La estrategia entonces para definir los estándares aquí fue una 
combinación de opinión de expertos, datos normativos de Estados Unidos y Canadá, y 
trabajos de comparación entre grupos de entrenados y desentrenados que permitieron 
fijar puntos de corte empíricos basados en la respuesta al entrenamiento (Plowman, 
2008). 
 
Conclusiones 
La aptitud física de los jóvenes es un tema de interés en los ámbitos de la educación 
física y la salud pública entre otros (Ruiz Ruiz, 2007). A nivel grupal una evaluación de 
calidad permite conocer las prevalencias de baja aptitud y así poder conducir 
intervenciones comunitarias; a nivel individual permite plantear objetivos realistas y 
superadores, y además utilizarse como instrumento de motivación. 
Existen al menos dos modalidades de evaluación de la aptitud física. Una fija los 
estándares de manera relativa utilizando normas construidas a partir de una muestra, la 
otra fija los estándares de manera absoluta a partir de un criterio de salud. La modalidad 
más pertinente a utilizar va a depender de los objetivos que se persigan con la 
evaluación. 
Si el objetivo es seleccionar sujetos o compararlos entre sí, puede ser de utilidad la 
utilización de normas. Idealmente estas normas se deben construir a partir de muestreos 
probabilísticos de la población de interés. En Argentina la única norma construida a 
nivel nacional se llevó a cabo con jóvenes de 12 a 18 años 30 años atrás, no 
encontrándose registros de actualizaciones. Al parecer las normas construidas en 
nuestro país fueron fruto de esfuerzos valiosos pero aislados de los directores de los 
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respectivos proyectos, perdiéndose de este modo la posibilidad de monitorear los 
niveles de aptitud física de nuestros jóvenes a través del tiempo y de construir 
localmente estándares referidos a criterios de salud1. 
Si el objetivo es monitorear la salud es conveniente utilizar estándares referidos a 
criterios científicamente establecidos, ya que las normas no permiten establecer qué tan 
saludable es el sujeto sino dónde se ubica el sujeto en relación a una muestra. Además 
“la utilización de criterios de salud ayudan a evitar la comparación entre niños y pone el 
acento en niveles individuales de aptitud física relacionada a la salud en lugar de al 
rendimiento” (Meredith & Welk, 2007, p. 1). 
Hoy existen estándares definidos con un criterio de salud en jóvenes para la mayoría de 
las dimensiones de la aptitud física, sin embargo la dificultad de los procedimientos que 
permiten establecer estos estándares hace que se deban vigilar continuamente por su 
validez (Morrow & Zhu, 2008). 
 
Agradecimientos 
Si bien la responsabilidad del contenido de este artículo corresponde enteramente al 
autor, agradecemos los comentarios y sugerencias de Fernando Laíño y Carlos Arcuri. 
 
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1 Excepto por algunos indicadores antropométricos de composición corporal, el único antecedente que 
hemos encontrado de construcción de estándares de aptitud física referidos a criterios de salud en 
Argentina corresponde a una tesis de licenciatura de la Universidad Nacional de Catamarca (Malnis & 
Sobrino, 1997). 
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Anexo 1. Dimensiones de la aptitud física y pruebas escogidas en las diferentes baterías para 
cada dimensión. 
Dimensión 
NCYFS I 
(10 a 18 
años) 
NCYFS II (6 a 
9 años) 
Eurofit * (6/7 
a 16/18 años) 
PNEAF (12 a 
18 años) 
PEPPMFN (9 
a 12 años) 
PEDIAFyS 
(10 a 18 años) 
Fitnessgram (5 
a 17 años) 
Aptitud 
cardiorrespir
atoria 
Caminar/co
rrer 1 milla 
(1609 m) 
Caminar/correr 
1 milla (8 y 9 
años de edad); 
Caminar/correr 
½ milla (6 y 7 
años de edad) 
Ir y volver 20 
m (PACER, 
shuttle run 
test, ó test de 
Léger) 
Caminar/corr
er 12 min (ó 
test de 
Cooper) 
Caminar/corr
er 1000 m 
(tiempo y 
cálculo de 
VO2max con 
fórmula) 
Caminar/corre
r 1000 m (13 a 
18 años); 
Caminar/corre
r 600 m (10 a 
12 años) 
Ir y volver 20 m 
(cálculo de 
VO2max con 
fórmula de 
Léger) (10 a 17 
años) 
Fuerza y 
resistencia 
muscular del 
tronco 
Abdominale
s con 
rodillas 
flexionadas 
en 60 seg 
(bent knee 
situps) 
Abdominales 
con rodillas 
flexionadas en 
60 seg (bent 
knee situps) 
Abdominales 
en 30 seg 
Cantidad 
máxima de 
abdominales 
con rotación 
de tronco 
Abdominales 
en 30 seg 
Abdominales 
en 30 seg 
Elevación de 
tronco (trunk 
lift); y 
Abdominales a 
cadencia 
específica (curl 
up) 
Fuerza y 
resistencia 
muscular del 
tren superior 
Flexiones 
de brazos a 
la barbilla 
en barra 
(chinups) 
Flexiones de 
brazos en barra 
adaptado 
(modified pull-
up) 
Suspensión 
en barra con 
brazos 
flexionados; 
y 
Dinamometrí
a manual 
Flexiones de 
brazos a la 
barbilla en 
barra ó 
Versión 
adaptada; 
Extensiones 
de brazos ó 
Versión 
adaptada 
Suspensión 
en barra con 
brazos 
flexionados 
Extensiones de 
brazos en 30 
seg 
Extensiones de 
brazos a 
cadencia 
específica (push 
up) 
Flexibilidad 
Flexión de 
tronco al 
frente en 
posición 
sentado (sit 
and reach) 
Flexión de 
tronco al frente 
en posición 
sentado (sit and 
reach) 
Flexión de 
tronco al 
frente en 
posición 
sentado 
Puente 
gimnástico; y 
Flexión de 
tronco al 
frente en 
posición de 
sentado 
Flexión de 
tronco al 
frente en 
posición 
sentado 
Flexión de 
tronco al 
frente en 
posición 
sentado 
Flexión de 
tronco al frente 
en posición de 
sentado de a 
una pierna por 
vez (back-saber 
sit and reach) 
Aptitud 
física 
relacionad
a a la 
salud 
Composición 
corporal 
Suma de 
pliegues 
tríceps y 
subescapula
r 
Suma de 
pliegues tríceps, 
subescapular y 
pantorrilla 
 
% de grasa a 
partir de 
pliegues 
cutáneos 
Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte, Vol. 3, N° 11, Buenos Aires, 12 / 2010. 
11 
 
Velocidad 
Ir y volver 10 
x 5 m; y 
Golpeo de 
placas (tren 
superior) 
Carrera de ir 
y volver (9,14 
m); y Carrera 
de 50 m 
Ir y volver 10 
x 5 m; y 
Golpeo de 
placas (tren 
superior) 
Ir y volver 10 
x 5 m 
 
Agilidad 
Ir y volver 10 
x 5 m 
Carrera de ir 
y volver (9,14 
m) 
Ir y volver 10 
x 5 m 
Ir y volver 10 
x 5 m 
 
Coordinación 
Saltar 
lateralmente 
y Desplazarse 
lateralmente 
(5 a 8 años de 
edad) 
 
Potencia 
muscular 
 
Salto en largo 
sin impulso 
Saltar y 
alcanzar 
Salto en largo 
sin impulso 
Salto en largo 
sin impulso 
 
Aptitud 
física 
relacionad
a a 
habilidade
s motrices 
Equilibrio 
Test del 
Flamenco 
 
Viga de 
equilibrio; y 
Saltar un 
obstáculo (5 a 
8 años de 
edad) 
 
 
Capacidad y 
potencia 
anaeróbica 
 
Carrera de 40 
seg 
 
*En la batería Eurofit las dimensiones relacionadas a la salud y a las habilidades motrices en conjunto, conforman las 
dimensiones relacionadas al rendimiento (Adam, et al., 1989). 
NCYFS: siglas en inglés para Estudio Nacional de Aptitud Física en Niños y Jóvenes (Brandt & McGinnis, 1985; Ross & 
Pate, 1987). 
PNEAF: Plan Nacional de Evaluación de la Aptitud Física (Narvaez, et al., 1981). 
PEPPMFN: Plan de Evaluación del Perfil Psicomotor, Morfológico y Físico en Niños (Arcuri & Spotorno, 1995). 
PEDIAFyS: Programa de Evaluación, Diagnóstico e Investigación de la Aptitud Física y la Salud (Barbieri, 1997).

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