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Wright Mills - Medios de masas y opinión pública
Ninguna visión de la vida pública norteamericana puede ser realista si supone que la opinión
pública está absolutamente controlada y completamente manipulada por los medios de masas. Hay
fuerzas que funcionan entre el público, y que son independientes de estos medios de comunicación,
que pueden y se manifiestan directamente en contra de las opiniones promulgadas por éstos.
La opinión pública existe cuando quienes no están en el gobierno reclaman el derecho a
expresar opiniones políticas libre y públicamente, y el derecho de que estas opiniones influyan o
determinen la política, el personal y las acciones de su gobierno. Desde el auge de los gobiernos
democráticos y la teoría política liberal del siglo XVIII, los intelectuales han atravesado tres etapas de
reflexión sobre el papel de la opinión pública independiente en el cuerpo político.
El rasgo clave de la opinión que inicia el auge de las clases medias democráticas es el libre flujo
de la discusión entre las personas. La OP resulta de este flujo y es considerada como la resolución
de todas estas discusiones, que se transforman en acción después de formada la opinión, mediante
la deliberación pública.
En la sociedad democrática más simple, instituciones y una OP poderosas interactuan en un
proceso doble: la opinión del público se expresa por las instituciones operantes y las operaciones de
la institución afectan a la opinión. La discusión y la OP resultante forman la voluntad general del
pueblo.
La idea del S XVIII de la OP es paralela a la idea económica de la economía de libre mercado.
Como el precio es el resultado de individuos anónimos, con el mismo peso, que regatean, ofrecen y
demandan unos a otros, así es el público de la OP.
En el público primario cualquiera puede opinar lo que desee y todos los interesados lo hacen.
El público que expresa opiniones y luchan por obtener un mayor poder, está organizado en partidos.
Cada partido puede adquirir un lugar en el Parlamento o Congreso y allí continúa la discusión. Es
una concepción de la autoridad a través de la discusión, basada en que la teoría de la verdad y la
justicia surgirán de alguna manera de la sociedad como un gran aparato de libre discusión.
La autonomía de estos círculos de discusión es un elemento crucial en la idea de la OP como
legitimación democrática.
En cuanto la OP está en línea con la autoridad democrática, sirve para legitimar esa autoridad.
Pero cuando el público se frustra en la realización de sus demandas a través de sus agentes, puede
poner en duda los símbolos de autoridad a los que ha apreciado.
Al público se le presentan dudas, las discuten, un punto de vista “gana” y entonces, la gente
actúa de acuerdo con este punto de vista o instruye a sus representantes para que lo hagan.
Con el surgimiento del nazismo, so formó otra concepción de público y de la OP. Las
instituciones se vuelven centralizadas y autoritarias; y los mercados de medios ganan ascendiente
sobre el público primario. En ambos centros, el económico y el de la opinión, el poder está
parcialmente oculto, son centros de manipulación así como de autoridad.
En las sociedades de masas de los mercados de medios, la competencia se produce entre el
grupo de manipuladores con sus medios de masas por una parte y el público que recibe las
comunicaciones por otra. Se suprime la “respuesta” del público.
El público es simplemente la colectividad de individuos expuestos, cada uno pasivamente, a los
medios de masas e indefensos ante las sugestiones y manipulaciones que fluyen de esos medios. El
hecho de la manipulación desde puntos de control centralizados constituye una expropiación de la
información y el cambio de opinión.
Las decisiones las toman los que ejercen la autoridad. Estas decisiones son proyectadas
entonces por los medios de comunicación en masa.
Las autoridades de la sociedad de masas intentan organizar todos los procesos de
comunicación. La OP consiste entonces en reacciones ante lo que se presenta en los medios
formales; la discusión personal no afecta a la opinión formulada; cada hombre es un átomo aislado
que reacciona sólo a las órdenes y sugestiones de las medios de masas monopolizados.
Los manipuladores de comunicación de la opinión monopolizan primero los medios formales de
comunicación, y tratan después de establecer grupos de auditores y de lectores forzosos.
Pero el propagandista con autoridad no se contenta con su labor en el mercado de medios,
quiere penetrar también en el público primario, puede utilizar su autoridad para someterlo al terror.
Cualquier institución que pudiera convertirse en foro de un círculo de libre discusión es suprimida.
Mediante el terror trata de fragmentar al público, con el fin de que cada individuo aparezca desnudo
de relaciones sociales ante los medios de los propagandistas autorizados.
El fin de los que controlan la opinión es mantener a la población en una continua sujeción
emocional, siendo esto más importante que la inculcación de creencias específicas; porque si el
marco mental se ajusta a la docilidad en la opinión, a la obediencia en la voluntad, la gente estará
dispuesta a creer y a sentir cualquier cosa. Los manipuladores se dedican a hacer a toda la
población, semejante en su predisposición ideológica, para que todos piensen como se quiere que
piensen. Todo poder y toda iniciativa social se ejerce de arriba hacia abajo.
Una sociedad de masas supone algo más que comunicaciones de masas. La idea implica que
multitudes de personas participan en diversas actividades públicas, porque lo hacen sólo formal y
pasivamente. Las personas que forman parte de los medios de masas constituyen masas, siendo
paralelas sus líneas de acción en virtud de sus opiniones semejantes, homogéneamente impresas
por los medios. El público de la sociedad de masas actúa, pero sólo por aclamación, por plebiscito.
Permite pasivamente, aclama activamente.
Como el público de una sociedad de masas es un mercado de medios y una masas activada, la
fase de discusión del proceso de formación de la opinión queda prácticamente eliminada. Con la
destrucción del público primario y las asociaciones voluntarias, tanto la masa como la multitud
aparecen.
Cuatro datos que caracterizan el tipo ideal masivo de “público” en una sociedad de masas:
1. El papel de los medios de masas crece y el de los círculos de discusión disminuye
2. Hay una centralización definitiva del proceso de opinión; los círculos de discusión son
necesariamente pequeños y descentralizados; los mercados de medios son amplios y
centralizados.
3. La manera en que cambian las opiniones es más autoritaria y manipulativa. Hay poca o
ninguna autorregulación por parte del público.
4. El uso de sanciones físicas e institucionales está implícito en el proceso de formación de
opinión.
La opinión oficial es monopolizada en virtud de la centralización y el control de los medios de
masas y por la audición y la lectura forzosas mediante micrófonos situados en la calle, la proliferación
de radios, etc.
La historia de la idea de la OP ha atravesado la fase democrática clásica y la fase totalitaria. Ha
surgido una tercera fase cuya dialéctica ha seguido tres etapas:
1) Hace dos siglos se creía que en una democracia el público de la OP consistía de pequeños
grupos de personas que hablaban entre sí, que elegían voceros para sus grupos que, a su
vez, hablaban entre sí.
2) En todos los países industrializados surgieron los medios de masas y crecieron hasta
convertirse en medios en gran escala. El público de la OP era simplemente el auditorio de
estos medios y la OP simplemente el resultado de la impresión sobre individuos aislados de
las comunicaciones establecidas por las instituciones de la autoridad.
3) Actualmente se está produciendo una síntesis de estas dos etapas: tanto los medios de
masas como la discusión son importantes para cambiar la OP.
(VER EL EJEMPLO DE CAMBIO DE OPINIÓN EN EL APUNTE. P. 56)
Causasde cambio de la OP: 1) los medios de comunicación de masas y 2) la discución de
persona a persona.
1) Una escuela creía que los medios de masas ejercen una gran influencia en los cambios de
opinión.
2) La otra escuela reconocía que no toda la gente estaba muy expuesta a los medios de masas
y la mayoría de la gente pasaba más tiempo hablando con otros que oyendo el radio o
leyendo revistas.
Las personas de una u otra opinión tienden a seleccionar los medios de masas con los que está
generalmente de acuerdo. Esta autoselección de auditorios significa que la principal influencia de los
medios de masas no es realmente formar o cambiar la opinión sino reforzar una línea de opinión ya
sostenida o ya bien conocida. La segunda escuela se acerca más a la verdad que la primera: es la
gente que habla entre sí lo que realmente provoca los cambios de opinión. Podemos medir en este
estudio las influencias relativas de los medios de masas frente a la conversación con otras personas
en los cambios de opinión.
La posición social ejerce una influencia en la opinión y esto a pesar de lo que ocurre en los
medios de masas y a pesar de las opiniones que sostienen los que se encuentran en las posiciones
superiores del poder. Existen muchas contraopiniones especialmente entre la clase media e inferior.
No es mediante la reflexión y el argumento que las opiniones se adaptan a los intereses o
cuando menos, no es una de las formas principales. Los “intereses” seleccionan los contenidos de
los medios a los que es expuesto el público; y las diferentes opiniones se perpetúan y refuerzan
mediante esta autoselección. No obstante, hay muchas opiniones sostenidas que nunca han sido
expresadas por los medios formales. Así, ni los intereses ni la reflexión explican plenamente las
diferencia de clase en la opinión. Las contraopiniones descansan en la experiencia y las privaciones
personales pero, para que creen opinión, deben generalizarse.
La gama de contacto social accesible al individuo está limitada por su clase y su posición social y
así se expone sólo a uno o dos círculos de opinión dentro de su estrato. Sus opiniones se nutren de
lo que se dice y se cree en estos círculos. Estas influencias de persona a persona, dentro de
contextos sociales delimitados, forman y sostienen la opinión. Estas presiones y este consenso
social, estas minuciosas influencias diarias del contacto personal funcionan en toda área de conducta
y opinión.
Medios de resistencia a los medios de masas:
1) Mientras los medios no están completamente monopolizados, el individuo puede
confrontarlos, compararlos. A) Sabemos que la gente selecciona los medios que expresan
aquellos contenidos con los que está de acuerdo. B) esta idea de enfrentar un medio a otro
supone que los medios tengan contenidos distintos, supone la auténtica competencia.
2) El individuo puede comparar lo que se dice en los medios con su propia experiencia personal
y su conocimiento directo de los acontecimientos. A) Obviamente, el individuo no puede
experimentar todos los acontecimientos y sucesos discutidos y expuestos por los medios. B)
en todo caso, aunque tenga experiencia directa, no es primaria. Es mediada y organizada en
estereotipos. El tipo de experiencia que podría servir como base para resistir a los medios de
masas no es una experiencia de acontecimientos primarios, sino una experiencia de
significados. Con frecuencia el individuo no confía en su propia experiencia hasta que no es
confirmada por otros o por los medios. Los cánones de aceptabilidad no se obtienen por
experiencia directa.
3) Los individuos pueden obtener puntos de resistencia contra los medios de masas mediante la
comparación de experiencia y opiniones entre ellos mismos.
Ningún factor centralizado del poder controla efectivamente las discusiones informales. La
circulación de la influencia se produce dentro del marco del poder, con sus infiltraciones organizativas
y su control de las agencias de comunicación.
Entre los diversos componentes del público, puede haber líderes de opinión (personas que
influyen a otras más de lo que los otros influyen a ellos). Los líderes de opinión están más expuestos
a los medios de comunicación de masas de todo tipo que los seguidores de la opinión; recogen
opiniones de los medios de masas y las difunden entre otras gentes en la conversación cara a cara.
La gente tiende a seleccionar los programas con los que está de acuerdo. Hay así una
autoselección de los auditorios y sus contenidos, lo que significa que los medios fortalecen las
opiniones existentes más de lo que provocan cambios de opiniones.
En el “toma y daca” de unas personas que hablan con otras se producen las diferencias y
choques de opinión. Y es en estas conversaciones, más que de ninguna otra manera, donde se
modifican realmente las opiniones. Así, los medios influyen directa e indirectamente, a través de los
líderes de la opinión.

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