Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Esta es la versión html del archivo http://www.unvm.edu.ar/institutos/Centro_Estudiantes_Sociales/Trabajos/2004/Esnaola _Garayalde.pdf. G o o g l e genera automáticamente versions html de los documentos mientras explora la web. Para vincularse a esta página o para marcarla, utilice el siguiente url: http://www.google.com/search?q=cache:xqRw84Kk05oJ:www.unvm.edu.ar/institutos/C entro_Estudiantes_Sociales/Trabajos/2004/Esnaola_Garayalde.pdf+lenguaje+hegemoni a&hl=es&gl=ar&ct=clnk&cd=6 Google no tiene relación con los autores de esta página ni es responsable de su contenido. Se han resaltado estos términos de búsqueda: lenguaje Estos términos sólo aparecen en enlaces que apuntan a esta página: hegemonia -------------------------------------------------------------------------------- Page 1 “La elipsis del discurso social: Hegemonía, Lenguaje y el Arte como martillopara golpear la realidad desde los bordes” Manuel Esnaola Nicolás Garayalde (UCC) 1 -------------------------------------------------------------------------------- Page 2 Hegemonía: el legado gramsciano en la teoría política modernaResulta imprescindible, para emprender un recorrido teórico del concepto “hegemonía”, hacer una breve reseña del pensamiento de Antonio Gramsci, aquel pensador Italiano que desde prisión se aventuró a efectuar una reinterpretación del marxismo ortodoxo netamente economicista rescatando la importancia de los aspectos superestructurales e ideológicos como factores constituyentes de las relaciones sociales. La convergencia entre Marx y Gramsci reside sin duda en que ambosprivilegian la sociedad civil sobre el Estado, esto es, que en ella reside la fuerza capaz de impulsar una revolución y constituir una clase universal, aunque Gramsci, en contraposición a Marx, considera que ese momento de universalidad es un momento “político” y no una reconciliación de la sociedad con su propia esencia. Es importante destacar que el pensador Italiano manifestaba un rechazo explícito al economicismo, de manera tal que negaba la capacidad de la economía (infraestructura) para explicar y “determinar” las relaciones sociales. Gramsci señaló que el economicismo no solo era “incapazde explicar importantes acontecimientos políticos como el ascenso del fascismo en Italia o la importancia cada vez mayor del catolicismo sino que tampoco podía captar la complejidad misma de la lucha de clases”1. La innovación de Gramsci estriba en la absoluta relevancia otorgada a la recomposición política y a la hegemonía, a la vez que la teorización del vínculo hegemónico que va mas allá de la “alianza de clases” leninista. Es preciso realizar aquí una distinción fundamental entre dos conceptos de liderazgo: liderazgo político y liderazgo intelectual y moral; el primero se da en la conocida “alianza de clases” teorizada por Lenin, en donde la clase obrera no permanece encerrada en la defensa de sus intereses corporativos, sino que se abre en la defensa de otros sectores. El segundo constituye, quizás, la transición decisiva del concepto de “hegemonía” hacia un terreno que va más allá de la alianza de clases, porque mientras que un liderazgo político puede darse sobre la base de una coincidencia estructural de intereses que mantiene separada la identidad de los sectores intervinientes, un liderazgo intelectual y moral implica que 1D. Marsh y G. Stoker (1995) 2 -------------------------------------------------------------------------------- Page 3 existen un conjunto de “ideas” y “valores” que son compartidos por variossectores convirtiendo a éstos en lo que Gramsci llama una “voluntad colectiva”que, a través de la ideología, “pasa a ser el cemento orgánico unificador de un bloque histórico2”3. Podemos dar cuenta en esta instancia cual es el desplazamiento teórico de Gramsci respecto a la óptica leninista y, por ende, al economicismo, esto es,la materialización de la ideología que ya no es tan solo un “sistema de ideas”sino que se encuentra encarnada en aparatos e instituciones a través de lascuales suelda un bloque histórico. Con esta concepción de la ideología como factor constitutivo y unificador de un bloque histórico “se introduce una nueva categoría totalizante que supera la antigua distinción base/superestructura”4. El concepto de “voluntades colectivas” complejas supone que los sujetos políticos no son clases (en el sentido estricto del término), tampoco los elementos articulatorios ideológicos de la clase hegemónica poseen una pertenencia de clase necesaria. La voluntad colectiva depende de articulaciones ideológico políticas de fuerzas históricas dispersas y fragmentadas. Veamos el siguiente pasaje: “Un acto histórico solo puede ser llevado a cabo por el hombre colectivo,y esto presupone el logro de una unidad cultural – social a través de la cuál una multiplicidad de voluntades dispersas, con objetivos heterogéneos, son soldadas en torno a un único objetivo sobre la base de una común e igual concepción del mundo”5Cuando Gramsci habla de “una común e igual concepción del mundo” está refiriéndose a ese bloque histórico unificado mediante la articulación ideológica que deviene de sectores dispersos y fragmentados, y por ende, está descalificando la tradicional “categoría de clase” marxista de carácter netamente uniforme. Es precisamente esta superación de la perspectiva del reduccionismo de clase (que identificaba al sujeto político revolucionario con la 2Por Bloque Histórico Gramsci entiende “un espacio social y político relativamente uificado a través dela institución de puntos nodales y de la constitución de identidades tdencialmente relacionales”. 3Ernesto Laclau, Chantal Mouffe. “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de lademocracia”. (1985) 4Ibid. 5A. Gramsci, Cuaderno de la cárcel, (1975). 3 -------------------------------------------------------------------------------- Page 4 clase obrera) lo que distingue a Gramsci de sus coetáneos antieconomicistasquienes también habían redimensionado el concepto de superestructura. La teoría gramsciana de la hegemonía acepta la “complejidad social” como condición misma de la lucha política, y con esto, devela el carácter contingentede la hegemonía, que no es una ley necesaria ni una reconciliación con la verdadera esencia de la sociedad, sino una articulación ideológica de carácterrelacional y sujeta a un contexto histórico determinado. Cada época construye su propia hegemonía... Althusser, encuadrado dentro de la corriente neomarxista, también expone una concepción de la sociedad como un “conjunto estructurado complejo”, oponiéndose principalmente a la “totalidad” Hegeliana como “desarrollo alienado de la idea, esto es, el autodespliegue de una esencia en todas las manifestaciones que reduce lo real al concepto”6. La complejidad social althusseriana reside en la complejidad inherente a un proceso de “sobredeterminación”. Este concepto, proveniente de la lingüística y el psicoanálisis, implica un tipo de fusión muy preciso que supone formas de reenvío simbólico y una pluralidad de sentidos. “El concepto de sobredeterminación se constituye en el campo de lo simbólico, y carece de toda significación al margen del mismo. Por consiguiente, el sentido potencial más profundo que tiene la afirmación althusseriana de que no hay nada en los social que no esté sobredeterminado, es la aserción de que lo social se constituye como orden simbólico. El carácter simbólico, es decir, sobredeterminado de las relaciones sociales implica, por tanto, que éstascarecen de una literalidad última que las reduciría a momentos necesarios de una ley inmanente. No habría, pues, dos planos, uno de las esencias y otro de las apariencias, dado que no habría la posibilidad de fijar un sentido literal último, frente al cuál lo simbólico se constituiría como plano de significación segunda y derivada”.7Habiendo revisado sucintamente el pensamiento de Gramsci, nos ocuparemos de la teoría de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe sobre la hegemonía y su relectura de los conceptos gramscianos. 6L. Althusser, “For Marx”,(1969).7Ernesto Laclau, Chantal Mouffe. “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de lademocracia”. (1985) 4 -------------------------------------------------------------------------------- Page 5 La hegemonía, según los mencionados autores, emerge solo en el campo de las prácticas articulatorias, implica relación y como tal, diferencias yvoluntades antagónicas entre diversos fragmentos o grupos con interesesparticulares. “Para tener hegemonía necesitamos que los objetivos sectorialesde un grupo actúen como el nombre de una universalidad que los trascienda;ésta es la sinécdoque constitutiva del vínculo hegemónico”8. La universalidad es un lugar vacío –un objeto imposible en términos de los autores-, una falta que solo puede llenarse con lo particular, esto es, lo universal es un significante vacío por el cual diferentes sectores pugnan por ocuparlo y de esta forma presentar sus objetivos como aquellos que hacen posible la realización de los objetivos universales de la comunidad. Toda expansión de esa dominación presupone el éxito de la “articulación” entre universalidad y particularidad, esdecir, “una victoria hegemónica”. En realidad lo único que existe son los gruposparticulares (la partucularidad) que poseen intereses y objetivos y visiones del mundo y batallan dentro del “campo general de la discursividad”9con el fin de ocupar con su “formación discursiva”10aquel lugar vacío que se presenta como universal y que constituye mediante las prácticas articulatorias la relación hegemónica. “Un sistema cerrado de diferencias, que excluyera a todo significante vacío, no abriría el campo a ninguna articulación; el principio de repetición dominaría toda práctica en el interior del mismo, y no habría nada que hegemonizar”.11Esto es porque la hegemonía supone el carácter incompleto yabierto de los social, que solo puede constituirse en un campo dominado porprácticas articulatorias. El sujeto hegemónico, como el sujeto de toda prácticaarticulatoria, debe ser parcialmente exterior a lo que articula (pues de lo contrario no existiría articulación). Pero esa exterioridad no puede ser cncebida como existente en dos planos ontológicos distintos. Los autores proponen que la solución consistiría en introducir la distinción mencionada entre discurso ycampo general de la discursividad: de este modo, la fuerza hegemonizante como el conjunto de los elementos hegemonizados se constituirían en un 8Lalcau, Ernesto. S. Zizek. Judit Butler. Contingencia, hegemonía y universalidad.9Se entiende por campo general de la discursividad el lugar donde antagonizan y pugnan los sectoresparticulares. 10Se entiende por formaciones discursivas a los discursos producidos por los grupos particulares. 11Ernesto Laclau, Chantal Mouffe. “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de lademocracia”. (1985) 5 -------------------------------------------------------------------------------- Page 6 mismo plano (el campo general de la discursividad), en tanto que la exterioridad sería la correspondiente a formaciones discursivas diversas. Una cuestión importante refiere a que para hablar de hegemonía no essuficiente el momento articulatorio; es preciso, además, “que la articulación se verifique a través de un enfrentamiento con prácticas articulatorias antagónicas,es decir, que la hegemonía se constituye en un campo surcado por antagonismos” (12, y supone efectos de frontera. Con esto podríamos decir que existen dos condiciones de una articulación hegemónica: la “presencia de fuerzas antagónicas” y la “inestabilidad de las fronteras que las separan”. Ocupar un significante vacío, esto es, articular una práctica hegemónica,supone “significar” ese universal, dar nombre a nuestros objetivos y lograr consolidarlos como si fueran los objetivos generales. Mientras más difusa seencuentre la frontera entre significante y significado, mayor será la posibilidad de que exista una práctica articulatoria hegemónica, porque de este modo, con un significante vacío difuso respecto a lo que precisamente representa o significa, se logra articular y captar mejor todas las demandas de una sociedad. El bloque histórico (concepto que ya hemos definido anteriormente) puede ser definido, en la medida en que lo consideremos como campo antagónico, como “formación hegemónica”. Consiguientemente, es en tanto que la formación hegemónica implica un fenómeno de fronteras, que adquiere toda su significación el concepto de “guerra de posición” (por este entendemosla división social en dos campos, que presenta la articulación hegemónica como una lógica de movilidad de la frontera que los separa). Laclau y Mouffe asienten que la “guerra de posición” gramsciana supone el tipo de división del espacio político caracterizado como propio de las identidades populares, poresto proponen dos tipos de luchas: las “luchas populares” (aquellos casos en que ciertos discursos construyen tendencialmente la división de un único espacio político en dos campos opuestos, y las “luchas democráticas” (aquelloscasos en que éstas supongan una pluralidad de espacios políticos). Finalizando esta primera parte, los autores concluyen que existen discursos contrahegemónicos o voluntades antagónicas que son, sin lugar a 12Ernesto Laclau, Chantal Mouffe. “Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una radicalización de lademocracia”. (1985) 6 -------------------------------------------------------------------------------- Page 7 dudas, el camino hacia la articulación de propuestas políticas y discursivas que rivalizan con el statu quo ofrecido por el discurso hegemónico. Estos caminospersonifican el espíritu de la “democracia radical”, entendida ésta como aquel concepto de democracia que permite la existencia de verdaderos canales de expresión del disenso por parte de la sociedad civil organizada en nuevos movimientos sociales. 7 -------------------------------------------------------------------------------- Page 8 La hegemonía como construcción significanteSigno y construcción de realidad“El hombre camina días ente árboles y piedras. Raramente el ojo se detiene en una cosa, y es cuando la ha reconocido como un signo de otra: una huella en la arena indica el paso del tigre, un pantano anuncia una veta de agua, la flor del hibisco el fin del invierno. Todo el resto es mudo e intercambiable. Finalmente, el viaje conduce a la ciudad de Tamara. Uno se adentra en ella por las calles llenas de enseñas que sobresalen en las paredes. El ojo no ve cosas sino figuras de cosas que significan otras cosas: las tenazasindican la casa del sacamuelas, el jarro la taberna, las alabardas el cuerpo de guardia, la balanza la verdulería. Estatuas y escudos representan leones delfines torres estrellas: signo de algo – quién sabe qué – tiene por signo un león o delfín o torre o estrella [...] Hasta la mercancías que los comerciantesexhiben en los mostradores valen no por sí mismas sino como signo de otrascosas. La mirada recorre las calles como páginas escritas: la ciudad dice todo lo que debes pensar, te hace repetir su discurso, y mientras crees que visitas a Tamara, no haces sino registrar los nombres con los cuales se define a sí misma y a todas sus partes. Cómo es verdaderamente la ciudad bajo esta apretada envoltura de signos, qué contiene o esconde, el hombre sale de Tamara sin haberlo sabido. Afuera se extiende la tierra vacía hasta el horizonte, se abre el cielo donde corren las nubes. En la forma que el azar y el viento dan a las nubes el hombre ya está entregado a reconocer figuras: un velero, una mano, un elefante”13, una verdad... ¿En dónde encontramos la verdad en su estado puro? ¿En dónde encontramos la realidad objetiva? ¿Cómo relacionarnos con ella sin la intervención de un medium? La pregunta, de aparente tono filosófico, haya su respuesta en la conocida expresión de Charles Pierce: “Todo es signo”. Aquí, la noción de una realidad, una verdad única y absoluta, completamente objetiva, se torna difusa, poco plausible, inaceptable. Puesto que todo es signo, aquello que ésterepresenta ha dejado de existir de manera directa para nosotros. Sólo 13Calvino, Ítalo. “Las ciudades y los signos”. El subrayado es nuestro. 8 -------------------------------------------------------------------------------- Page 9 nos queda el signo, aquella huella de la verdad, con la cual nos relacionamos,interpretamos y comprendemos. Sólo la huella del tigre, la página escrita, el código estatuido. La validez del conocimiento de la realidad social depende fundamentalmente de su pertinencia. Se entiende que la identidad bajo la cual un sujeto conoce un objeto material no encuentra su fundamento en el objeto mismo sino que depende de la manera en que él lo concibe. Se define así un proceso ideológico, una manera de conocer “significativa”. Pero entonces comienza a develarse una nueva pregunta: ¿de qué manera reconstruimos aquella verdad a través del signo? Y si éste es un proceso de reconstrucción de realidad: ¿de qué manera aquella re-construcción infinitamente variada llega a consensuar en un único sentido de verdad? ¿De qué manera se produce la negociación? Y claro: ¿cómo se logra la legitimidad de aquella verdad? ¿Cómo comienza a existir y dominarnos,someternos, en su autoritarismo, en su fascismo, en su evidente insistencia de decir “todo lo que debemos pensar”? Realidad, hegemonía y discurso socialLa realidad, o más bien el modo de percibir la realidad, se sujeta y esconstruida continuamente en la reproducción del discurso social, donde el signo es el átomo último. Quizás sea apropiado reparar aquí en la definición que el investigadorbelga Marc Angenot propone de discurso social, entendiéndolo como “todo aquello que se dice y se escribe en un estado de sociedad, todo aquello que seimprime, todo lo que se habla y se representa hoy en los medio electrónicos, todo lo que se narra y argumenta, si se plantea que narrar y argumentar son losdos grandes modos de puesta en discurso, aquella totalidad de la producción ideológica-semiótica propia de una sociedad”14. Debe subrayarse que en todo estado de sociedad se producen infinidades de discursos que negocian y discuten en una relación intediscursiva, en una dialogización, como plantea Bajtin, en la que se relacionan a la vez que constituyen una red interdiscursiva, 14Angenot, Marc. Interdiscursividades, de hegemonías y disidencias.9 -------------------------------------------------------------------------------- Page 10 donde podemos “identificar una resultante sintética, maneras de conocer y de significar lo conocido que son, en todas partes, lo propio de una sociedad:aquello que, desde Antonio Gramsci, se llama hegemonía”15. La hegemonía, tal como la hemos definido anteriormente desde la revisión de Laclau de la teoría gramsciana, es comprendida como un proceso de negociación discursiva. Supondremos aquí, a la hegemonía como una elipsis en la cual se encuentran todos los discursos de una sociedad en negociación, y en donde aquella resultante sintética es lo que llamaremosdiscurso hegemónico.Resulta inevitable tomar a Pierre Bourdieu para plantear las instanciasde construcción de un modo de percibir la realidad, una hegemonía. Se puede proponer, en este sentido, que dentro del espacio social distintas faccionessocio-culturales llevan a cabo un juego de relaciones en la que una pretende imponer sobre los demás un modo de percibir la realidad. Aquello que podría definirse en términos laclauneanos como una lucha por la imposición de un significado al significante universal. Es en esta lucha, es donde el discurso hegemónico se devela como verdad única, como entidad metonímica, en tanto que pretende representar, en la ambigüedad de la significación como plantea Laclau, la infinita producción semiótica-simbólica que antagonizan y dialogan en un estado de sociedad como un todo unificado. Resulta imprescindible mencionar la importancia del lenguaje en la construcción de la hegemonía. En esta línea, el lenguaje debe ser entendido como el soporte material del discurso, donde este último se enreda y fusiona hasta el punto en que discurso y lenguaje se retroalimentan en una relación de naturaleza dialéctica, donde uno y otro se autoperpetuan en un cronotopo determinado, e incluso lo trascienden en su poder, en su legitimidad de la metonimia construida, del engaño, de la falsa representación. Martinet, prestigioso lingüista francés, nos obsequia una concepción bastante clara en cuanto respecta a la importancia del lenguaje, cuando afirma que éste es el soporte del pensamiento. Sólo aquí el pensamiento es posible, sin él no existiría. Ergo, la producción discursiva sólo es posible en el lenguaje. Y bajo este silogismo es donde Angenot nos dice que todo lenguaje es15Ibid. 10 -------------------------------------------------------------------------------- Page 11 ideológico: “todo lo que se analiza como signo, lenguaje y discurso esideológico”16. El mismo Bajtin explica que “el campo de la ideología coincide con el de los signos: se corresponde mutuamente; allí donde encontramos el signo, encontramos también la ideología”17. “There is no escape”18Cuando Winston – personaje de la novela 1984 de George Orwell -comprende la naturaleza del partido que lo gobierna se recita a sí mismo: “No hay escapatoria”. Imagen por demás ilustrativa para mencionar la naturaleza de la hegemonía sustentada en el lenguaje: en cuanto el lenguaje se convierte en lenguaje de un discurso hegemónico, todo lo que se puede localizar allí, como tipos de enunciados, modos de estructuración o composición de temas,gnoseología subyacente a una forma significante, todo esto, lleva la marca de maneras de conocer y de re-presentar lo conocido que no es evidente, que expresan, indirectamente, intereses sociales hegemónicos. La naturaleza del poder hegemónico encuentra aquí su apoteosis: el pensamiento sólo puede lograrse a través del lenguaje. El lenguaje esta surcado por pautas, maneras de conocer y percibir propias de una ideología, de un discurso hegemónico, de una metonimia dominante. El análisis conduce a la drástica conclusión de lo inevitable: todo pensamiento, en tanto utiliza el lenguaje, está teñido, allí donde el enunciador ni siquiera es consciente de lo hegemónico. “No hay escapatoria” dice Winston. El lenguaje, aquel instrumento con arreglo al cual se analiza la realidad, es fascista: establece lo decible y lo no decible; obliga a decir y no permite decir. ¿Cómo romper la omnipotencia de semejante poder? El orden del discursoNo quisiéramos caer en el grave error de no reparar, al hablar del discurso, en los fantásticos aportes que el francés Michel Foucault ha realizado a lo largo de su producción teórica. 16Ibid. 17Volosinov, V. N. Marxism and the Philosophy of Language. Subrayado nuestro.18Orwell, George. 1984. 11 -------------------------------------------------------------------------------- Page 12 Aquí nos interesará esencialmente aquello que hace referencia a los controles del discurso, como otro mecanismo de perpetuación de la hegemonía. Foucault entiende por discurso social a la “conjunción de lo visible y lo enunciable en una época, en una sociedad determina”. La producción del discurso está, según Foucault, controlada, seleccionada y distribuida por un cierto número de procedimientos que “tienen por función conjurar los poderes ypeligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su temible materialidad”19. Pueden establecerse, desde un punto de vista foucaultiano tres mecanismos principales a través de los cuales se llevaría a cabo este severo control del discurso: Por un lado encontramos aquello que Foucault llama “procedimientos de exclusión” ejercido desde el exterior del discurso. Se hace referencia aquí a tres modos de exclusión: lo prohibido, la separación y rechazo, y la oposición entre verdadero y falso. El primer procedimiento hace referencia al hecho de que no se tiene derecho a decirlo todo - sexualidad y política son los clásicos ejemplos de Foucault. El segundo procedimiento se refiere sobre todo a la oposición clásica entre la locura y la razón,donde se distingue que el discurso del loco – locura como definición a través de la normalidad – sufre una separación y un rechazo. Por último, el tercer procedimiento se refiere a una disociación históricamente constituida, en donde se comprende que en cada segmento sincrónico, en cada época determinada de una sociedad, existe una verdad. Cada nuevo discurso o enunciado debe encuadrarse dentro del horizonte de esta verdad, para ser considerado como verdad. Por otro lado, encontramos lo que Foucault entiende como losprocedimientos de “dominación de utilización del discurso”, lo que podría denominarse procedimientos de sumisión del discurso. Aquí se plantea que nadie entrará en el orden del discurso si no está calificado para hacerlo y si no satisface ciertas exigencias. Se puede hablar en este sentido, de una monopolización del saber y del discurso. Encontramos aquí tres procedimientosde sumisión: los que Foucault llama “el ritual, las sociedades de discursos y la adecuación social del discurso”. El primero de ellos se refiere a la cualificación 19Foucault, Michel. Conferencia sobre el orden del discurso. 12 -------------------------------------------------------------------------------- Page 13 que deben poseer los individuos que hablan; define los gestos,comportamientos que deben acompañar al discurso. El segundo procedimiento se refiere a las sociedad que buscan conservar o producir discursos dentro de un círculo cerrado. Lo que comprendería, por ejemplo, los sistemas de edición,el personaje del autor. El último de los procedimientos se refiere a la concepción de que todo sistema de educación es una forma política de mantener o modificar la adecuación de los discursos, con saberes y poderesque implican. Por último, hallamos los procedimientos internos, puesto que “son losdiscursos mismos los que ejercen control”: El comentario es el gran mecanismo de limitación, y el que más nos interesará aquí. Foucault plantea que los relatos que existen en las sociedad se cuentan y se repiten. Son fórmulas que serecitan. “Discursos dichos, que permanecen dichos y que están por decirse. Son reconstruidos, lo que permite construir nuevos discursos, pero siempre vuelven a decir lo que estaba articulado allá lejos”20. De este modo, el discurso va demarcando silenciosamente los límites de aquello sobre a lo que nadie se le ocurriría hablar. No sólo el qué y el cómo esdeterminado, sino también el quién. Quien mejor que resumir esto que Eliseo Verón: “estamos condenados,en nuestro propio discurso, a expresar el poder mismo que nos domina”. Intertextualidad e interdiscursividadHasta aquí se entendió al discurso hegemónico como una resultante sintética de una cadena dialógica de discursos en un estado de sociedad. En este punto, los fenómenos de intertextualidad e intediscursividad adquieren una importancia crucial para la comprensión de la “negociación discursiva”. Debe prestarse una especial atención a estos procesos porque es en ellos donde encontramos la naturaleza totalizante21del discurso hegemónico. Angenot es quien mejor nos introduce en las nociones de intertextualidad e interdiscursividad cuando plantea que el “discurso social debe 20Ibid. 21Por naturaleza totalizante del discurso hegemónico entendemos que éste abarca todo los aspectos y campos de la sociedad. Sin embargo esto no excluye la resistencia, esto es, la coexistencia de voluntades antagónicas. 13 -------------------------------------------------------------------------------- Page 14 verse como una yuxtaposición de campos discursivos con respecto a lenguasmarcadas y a las finalidades establecidas y reconocidas, donde un tráfico pone en circulación los paradigmas mayores de una hegemonía dada. Aquí vemossurgir las nociones de intertextualidad (como circulación y transformaciones de ideologemas, es decir, de pequeñas unidades significantes dotadas de una aceptación difusa en una doxa dada) y una interdiscursividad (como interacción e influencias axiomáticas de discursos contiguos)”22. Se pretende abordar esta noción bajo el supuesto a priori de que todos los discursos en un estado de sociedad dialogan entre sí; dialogización que,con Bajtin, se plantea como doble: por un lado, en tanto que encuentra al otro en el objeto, en aquello de lo que se habla, pues todo hablante cuenta con la presencia de enunciados anteriores, suyos o ajenos, con los cuales suenunciado establece toda suerte de relaciones (se apoya en ellos, polemiza con ellos, o simplemente los supone conocidos por el oyente). Esto podría entenderse como dimensión intertextual del dialogismo. Por otro lado, el segundo aspecto de la dualidad se entiende en tanto que está dirigido hacia una respuesta y no puede escapar a la influencia del discurso-réplica previsto,es decir, una dimensión interactiva. En esta cualidad dual del dialogismo discursivo se tienden las redes de la interdiscursividad y la intertextualidad. Red que todo lo atrapa, no permite generar producciones desligadas del discurso hegemónico, en tanto que siempre habrá huellas de él en nuestra producción. La consecuencia inmediata es que todo lo nuevo puede no ser percibido como tal. Lo nuevo se reduce a la repetición de lo ya dicho. Las posibilidades de una crítica al discurso sereducen draconianamente cuanto menos perceptible se hace lo nuevo. El principal obstáculo es traspasar los límites del discurso, allí donde eldiscurso encuentra sus mayores deficiencias en el control. Una posible periferia en donde una práctica de tipo metadiscursiva sea posible. Pero, inevitablemente, el poder coercitivo, la cualidad absorbente, de la interdiscursividad no permite escaparse del discurso. Puesto que allí donde no nos referimos al discurso, no hablamos de él y no dialogamos con él, la producción semiótica-discursiva se hace ininteligible y, por lo tanto, no existe. 22Angenot, Marc. Interdiscursividades, de hegemonías y disidencias. 14 -------------------------------------------------------------------------------- Page 15 Hegemonía y contrahegemonía¿Es posible la contrahegemonía, aquello que desde Angenot se entiende como heteronimia? Quizás sea este el problema que requiera mayor cuidado en el momento de su abordaje: cuidado por el hecho de que todo aquello que puede ser como contrahegemónico, contradiscursivo, es muchas veces aquello que puede entenderse como falsa ruptura. Será necesario hablar aquí de fenómenos como el de la industrialización cultural como planteara Adorno y Horkheimer. En el arte, el fenómeno encuentra un especial despliegue. La reproducción de la pintura, la fetichización de la obra de arte y la imposición de su valor económico desvirtualiza la esencia artística del objeto estético para convertirlo en un bien económico. El folletín, el best-seller, el autor comercializado en el mercado son absorciones del sistema. La esencia crítica de ciertos productosartísticos se desvanece en cuanto son convertidos en productos de consumo. El cine, clásicamente holiwoodense, quizás sea el ejemplo más alarmante. El hecho es evidente: la hegemonía los absorbe de tal manera que suscualidades contrahegemónicas pierden sentido. La vanguardia, en esta línea,puede esclarecer los conceptos. En cuanto sufren la crisis de vanguardia y son absorbidas por el sistema, su naturaleza de “bichos raros”, de “el rey está desnudo”, se desvanece. Sin embargo, hay algo que es evidente: la hegemonía debe entenderse en connivencia o resistencia con focos recesivos o disruptores. Un hecho fundamental comprueba esta afirmación: la dialéctica del discurso social. El discurso no es estable, sino más bien contingente, y en un orden diacrónico, en un sistema en continuo dinamismo, en continuo cambio. Ipso facto, la hegemonía también lo es. Allí donde veíamos el diálogo interdiscursivo como mecanismo de autoperpetuación hegemónica-discursiva, vemos también un mecanismo de diálogo dialéctico entre discursos formalmente 15 -------------------------------------------------------------------------------- Page 16 contradictorios, que llevan al inevitablecambio del discurso, en su acepción singular23. El arte puede ser planteada como una posibilidad contradiscursiva. La literatura dentro del arte debe ser tomada con especial atención. Aquí esnecesario retomar las nociones del lenguaje, como soporte material del discurso. Allí donde hablábamos del lenguaje hegemónico, hablábamos del lenguaje del cual no se puede salir. En tanto queremos comunicarnos debemosutilizarlo lo que refuerza su poder. Sin embargo, hay una forma de hacerle trampas a la lengua. Desde Roland Barthes se concibe a la lengua, como una entidad fascista, que establece lo decible y lo no decible de una sociedad. Escaparse de las pautas normativas de este lenguaje es imposible, puesto que nadie nosentendería si se nos ocurriera modificar las normas del lenguaje. En este sentido Barthes nos propone que la “invención” de un nuevo lenguaje carecería de sentido, pues su naturaleza individual no colectiva no le permitiría trascendencia en el tiempo. ¿Cómo lograr el escape? Según Angenot, lo heterónomo debe buscarse en la periferia, “donde encuentran cauce los antagonismos que se debaten y baten contra los sectorescentrales, cuya legitimidad ha sido consagrada por el discurso social. La literatura, en tanto producción discursiva, posee capacidades que le permiten en cierta medida salvar la coerción del lenguaje. Con Barthes entendemos, que sólo en la literatura se puede llevar a cabo un juego sucio del lenguaje; “sólo allí la pornografía, el lenguaje vulgar y sucio es permitido”. Pero hay más: el lenguaje literario, como producción simbólica, cuanta con numerosos instrumentos para escaparse del lenguaje hegemónico. Barthes mismo nosdice, que “la literatura es un modo de hacerle trampas a la lengua”. Desde Francine Massiello, vemos como la metáfora en Piglia permite esquivar ellenguaje hegemónico allí por la década del `70. La problemática no termina aquí. Debemos repreguntarnos acerca de la naturaleza contrahegemónica del arte. Debemos plantearnos la posibilidad de espacios de contrahegemonía que crea la misma hegemonía. De espacios de 23Para comprender esta aparente contradicción veáse por analogía los desarrollos de las características de la lengua propuesto por Saussure, donde se concebía a la lengua inmutable a la vez que mutable, en una división entre diacronía y sincronía. 16 -------------------------------------------------------------------------------- Page 17 falsa contrahegemonía. Debemos preguntarnos una y otra vez, ¿en qué medida quien se opone al poder, al discurso hegemónico, no contribuye a su perpetuación, aun siquiera sin ser consciente de ello? 17
Compartir