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Diversitas: Perspectivas en Psicología
ISSN: 1794-9998
revistadiversitas@correo.usta.edu.co
Universidad Santo Tomás
Colombia
Quiceno, Japcy Margarita; Vinaccia, Stefano
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
Diversitas: Perspectivas en Psicología, vol. 5, núm. 2, junio-diciembre, 2009, pp. 321-336
Universidad Santo Tomás
Bogotá, Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=67916260008
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321
La salud en el marco de la psicología 
de la religión y la espiritualidad*
The health in the mark of the psychology 
of the religion and the spiritualitY
Japcy Margarita Quiceno**
Stefano Vinaccia
Universidad de San Buenaventura, 
Medellín, Colombia
Recibido: 24 de febrero de 2009
Revisado: 20 de abril de 2009
Aceptado: 5 de mayo de 2009
Resumen
El siguiente trabajo tiene como objetivo presentar una des-
cripción del impacto que ha tenido en la salud “la psicología 
de la religión y la espiritualidad”. Se muestra la evolución 
histórica de este constructo a lo largo del siglo XX, hasta 
llegar a las investigaciones basadas en la evidencia de las 
relaciones de la religión y la espiritualidad con la salud men-
tal y física, y de investigaciones sobre los procesos de in-
tervención en salud, enfocadas desde la espiritualidad. En 
conclusión, son muchas las investigaciones que plantean que 
la religión y la espiritualidad son variables moderadoras y 
amortiguadoras ante eventos traumáticos de la vida como lo 
es una enfermedad.
Palabras clave: espiritualidad, creencias religiosas, afronta-
miento religioso, enfermedad, intervención en salud.
* Artículo en investigación
* Correspondencia: Japcy Margarita Quiceno. E-mail: japcyps@hotmail.com. Stefano Vinaccia. E-mail: vinalpi47@hotmail.com. Universidad San Buenaven-
tura, Medellí, Colombia. Dirección Postal: A.A. 81240 Envigado, Antioquia.
Divers.: Perspect. Psicol. / ISSN: 1794-9998 / Vol. 5 / No 2 / 2009 / pp. 321-336 
322 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
Abstract
The present work has as aim present a review of the impact that has had in the health “the psy-
chology of the religion and the spirituality”. There are examined the historical precedents of this 
concept from its origins up to coming in the middle of the 20th century where it begins and one 
gives increasing summit in the researches based on the evidence of the relations of the religion 
and the spirituality in the mental and physical health, equally an approximation is done to the 
researches on the processes of intervention in health focused from the spirituality. In conclusion, 
there are great the researches that raise that the religion and the spirituality are moderating and 
buffering variables before traumatic events of the life like it is a disease.
Key words: spirituality, religious beliefs, religious coping, disease, intervention in health.
Introducción
A lo largo de la historia de la humanidad se ha tra-
tado de dar explicaciones a las manifestaciones, 
tanto físicas como mentales, del comportamiento 
humano, a través de los fenómenos espirituales y 
actividades religiosas, y se ha apropiado el con-
cepto alma para dar respuestas a éstos. 
Alma en latín significa anima y traduce en griego 
psiché, que indica principio que otorga la vida o 
mariposa. También se le ha denominado fe, espí-
ritu, conciencia, mente, y frente a ella han exis-
tido dos tipos de controversia: “si se trata de una 
sustancia material o espiritual” o si es “individual 
o universal”. 
Por otro lado, espiritualidad proviene del latín 
espíritu, que significa respiración, es decir, vitali-
dad, y en cuanto a la relación con alma significa la 
capacidad de trascendencia (Volker, 2006).
Historia y conceptos de la 
psicología de la religión 
y la espiritualidad
A principios del siglo XX, la psicología da un carác-
ter científico a los fenómenos del comportamien-
to espiritual-religioso con lo cual surge la llamada 
psicología de la religión, que tuvo aportaciones 
de todas las corrientes psicológicas en su desarro-
llo, como el conductismo, el psicoanálisis, la psi-
cología humanista y transpersonal, especialmente 
en Europa y Estados Unidos donde surge como un 
área de la psicología propiamente. La psicología 
de la religión es la rama de la psicología aplicada 
y de la ciencia de la religión, que abarca las ma-
nifestaciones psicológicas vinculadas a la práctica 
religiosa. El centro de estudio son las creencias, 
actividades y experiencias religiosas desde el 
punto de vista psicológico (Font, 1999).
Entre los primeros fundadores se considera a Frie-
drich Schleiermacher con su obra “Psychologi” 
(1862), y como primer gran clásico de la especiali-
dad de la corriente del pragmatismo, al psicólogo 
y filósofo William James con su obra “La varie-
dad de la experiencia religiosa” (1902). Entre sus 
aportes está la diferencia entre la religión como 
institución (grupos religiosos y su organización), 
la religión como práctica personal (vivir experien-
cias místicas, independientemente de la cultura) 
y la diferencia entre religiosidad sana y religio-
sidad enfermiza. Para William James, factores 
emotivo-cognitivo-conductuales operaban en las 
experiencias religiosas. 
Otros precursores de la época que dieron los pri-
meros aportes científicos a la psicología de la 
religión fueron Edwin Starbuck en el año 1899, 
Stanley Hall del periodo de 1904-1917 y George 
Coe del año 1900 (Yoffe, 2007). Entre los teóricos 
principales del siglo XX se encuentran Sigmund 
Freud, Carl Jung, Alfred Adler, Gordon Allport, 
Daniel Bastón, Erik H. Erikson, Erich Fromm, 
Abraham Maslow y Viktor Frankl. Todos ellos ha-
cen énfasis en la existencia de un Dios, en las 
prácticas y experiencias religiosas y categorizan 
a la religión como buena o mala, como medio de 
crecimiento y motivación o de enajenación del 
hombre y la sociedad (Faller, 2001).
323REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
Gordon Allport en su libro The Individual and His 
Religión en 1950, ilustra cómo la gente puede 
usar la religión de formas diferentes y hace una 
distinción entre la religión madura, en la que la 
persona es dinámica y de mente abierta, y la re-
ligión inmadura, en la que la persona es egoísta y 
generalmente representa los estereotipos negati-
vos que tiene sobre la religión. Más adelante, esta 
diferencia se define como “religión intrínseca” (fe 
genuina, sentida, devota) y “religión extrínseca” 
(asistencia a la iglesia para obtener el estado so-
cial). Luego, Daniel Batson, en 1993, define otra 
orientación: “religión como medio”, “religión 
como final” y “religión como búsqueda” (Rivera-
Ledesma & Montero-López, 2007). 
Es, entonces, a mediados del siglo XX que comien-
zan a tener auge las investigaciones relacionadas 
con espiritualidad, religión y salud (González, 
2004; Hill et al., 2000). Más concretamente, en 
las tres últimas décadas se han venido publicando 
investigaciones en revistas médicas y psicológi-
cas, en las cuales Harold G. Koenig, Kenneth I. 
Pargament, Pamela G. Reed, David B. Larson y 
Jeffrey S. Levin, aparecen como algunos de los 
pioneros que abrieron una nueva etapa para la 
investigación científica de la religión y laespiri-
tualidad en el área de la salud (Moreira-Almeida, 
Lotufo & Koenig, 2006). Lo anterior posibilitó 
que se incorporara académicamente el estudio 
de la espiritualidad, con lo cual surge el térmi-
no “Psicología de la Religión y la Espiritualidad”, 
que hace referencia a las experiencias y formas 
de participación religiosa, creencias y prácticas 
espiritual-religiosa, el afrontamiento religioso, 
la conversión y la fe (Yoffe, 2007). Para Koenig, 
McCullough y Larson (2001) la espiritualidad es la 
búsqueda personal para entender las respuestas a 
las últimas preguntas sobre la vida, su significado, 
y la relación con lo sagrado o lo transcendente, 
que puede o no conducir al desarrollo de rituales 
religiosos y la formación de una comunidad, mien-
tras que la religión es un sistema organizado de 
creencias, prácticas, rituales, y símbolos diseña-
dos para facilitar la cercanía a lo sagrado o trans-
cendente (Dios, un poder más alto, o la verdad o 
la realidad última). Según Hood (2003, citado en 
Riso, 2006, p. 229).
Los constructos religión y espiritualidad se dife-
rencian en una serie de oposiciones básicas no 
tan reconciliables, donde la religión es vista como 
sustantiva, estática, institucional y objetiva (no 
tan “buena” ni tan recomendable) y la espiritua-
lidad es evaluada como funcional, dinámica, per-
sonal, subjetiva, basada en la experiencia (más 
“buena” y recomendable). 
Beit-Hallahmi y Argyle (1997) proponen la conside-
ración de la religión como una actitud compues-
ta de tres dimensiones: una cognitiva (creencias 
religiosas), comportamental (comportamientos 
religiosos y rituales más o menos institucionaliza-
dos y convencionales) y afectiva (vínculos entre el 
hombre y la transcendencia). 
Las creencias religiosas han sido hasta el momen-
to un tema de interés y estudio en lo que con-
cierne al mantenimiento y recuperación de la sa-
lud. Existen un sinnúmero de investigaciones que 
incluyen variados aspectos que toman desde la 
evolución positiva de síntomas y conductas, hasta 
las intervenciones de salud (González, 2004). Las 
creencias religiosas se refieren a creencias acerca 
de la fe, lo sobrenatural y lo sagrado o divino, que 
conlleva a la adoración de una deidad o deidades, 
además puede referirse a los valores y prácticas 
basados en modelos ideológicos de un líder espiri-
tual. A diferencia de otros sistemas de creencias, 
las creencias religiosas tienden a ser codificadas 
y se refieren más a las ideas que a las prácticas 
(Font, 1999).
Por otro lado, Pargament (1997), un psicólogo 
que se basa en los planteamientos de Lazarus y 
Folkman (1984) sobre afrontamiento al estrés, 
comienza a desarrollar desde finales de los años 
ochenta –y que puntualiza en 1997– su modelo de 
“coping religioso”, que consiste en “aquel tipo de 
afrontamiento donde se utilizan creencias y com-
portamientos religiosos para prevenir y/o aliviar 
las consecuencias negativas de sucesos de vida 
estresantes, tanto como para facilitar la resolu-
ción de problemas”. 
El modelo de Pargament (1997) hace referencia 
a tres estilos de afrontamiento religioso: 1. estilo 
autodirigido: en el cual las personas confían en sí 
324 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
mismas más que en Dios para resolver sus proble-
mas; 2. estilo elusivo o evitativo: en el que la res-
ponsabilidad es dejada en manos de la divinidad, 
y 3. estilo colaborativo: en el que se establece 
una dinámica compartida entre el hombre y Dios 
en el proceso de afrontamiento. 
Estos tres procesos están también asociados al 
nivel de competencia, fundamentalmente al sen-
tido de control personal, la habilidad para la so-
lución de problemas y la autoestima. Así, el estilo 
autodirigido estaría asociado a un alto sentido de 
competencia personal y alta autoestima, con ten-
dencia a la autonomía. El estilo evitativo estaría 
asociado a un bajo sentido de competencia perso-
nal, autoestima y habilidad de solución de proble-
mas, así como mayor intolerancia a las diferencias 
interpersonales; enfatiza la autoridad externa 
y constituye así un estilo pasivo. Finalmente, el 
estilo colaborativo estaría asociado a un elevado 
sentido de control personal y autoestima, y bajo 
sentido de control por las circunstancias o el azar 
(Muñoz, 2003; Muñoz & Moreno, 2003).
En definitiva, las estrategias de afrontamiento re-
ligiosas pueden ser realizadas de forma individual 
(rezo/oración personal) como colectiva (rezar u 
orar en grupos, participación en sitios de adora-
ción) que activan mecanismos de adaptación por 
una relación personal con Dios o poder más alto 
que les puede dar esperanza en tiempos de crisis 
(Koenig, 2002). Estas prácticas religiosas proveen 
al individuo el crecimiento espiritual continuo, 
apoyo psicológico, propósito en la vida e interac-
ción social. 
Igualmente, a finales de los ochenta la enfermera 
Pamela G. Reed desarrolla la teoría de la auto-
trascendencia como un recurso psicosocial y espi-
ritual importante en el desarrollo madurativo de 
las personas. La autotrascendencia se refiere a 
la capacidad del individuo para ampliar las fron-
teras personales y orientarse hacia perspectivas, 
actividades, y objetivos más allá de sí mismo sin 
negarse el valor del ser en el contexto presente. 
La autotrascendencia es definida como una am-
pliación de los límites autoconceptuales de for-
ma multidimensional: (a) hacia dentro, a través 
de experiencias introspectivas; (b) hacia afuera, 
mediante el aumento de las relaciones con los de-
más; (c) temporalmente, por medio de la integra-
ción del pasado y el futuro en el presente (Reed, 
1991); y (d) mediante la conexión con dimensiones 
que están más allá del mundo perceptible —un 
poder más alto — (Reed, 2003; Coward, 2007). 
Modelos de espiritualidad en 
salud
Recientemente, Koenig (2008) planteó cuatro mo-
delos sobre la relación de la salud mental y física 
con la religión y la espiritualidad o secularidad 
(laicidad): 
Versión tradicional-histórica de 
espiritualidad
Se caracteriza por la profunda religiosidad, dedi-
cación al servicio de la religión y los miembros de 
una comunidad y, la enseñanza de las tradiciones 
de la fe a través del testimonio de vida. En esta 
versión, la religión, la espiritualidad y la seculari-
dad (laicidad) son recursos que pueden promover 
valores morales, conexiones con otros, tranqui-
lidad, armonía, bienestar, esperanza, rasgos po-
sitivos de carácter y estados mentales positivos 
como el propósito y significado de la vida. 
La versión tradicional-histórica de espiritualidad 
puede ser estudiada usando los métodos de inves-
tigación de las ciencias sociales y conductuales. 
La espiritualidad es aquí distinta de las formas 
más superficiales o menos devotas de religión y 
de la secularidad (laicidad). Las personas espiri-
tuales pueden ser identificadas a través de medi-
das de participación religiosa que luego son com-
paradas con aquellas que son menos religiosas y 
con individuos seculares (laicos). La espiritualidad 
en esta versión es entonces un constructo com-
pletamente separado de las medidas de salud 
mental o física (Figura 1).
325REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
Figura 1. Versión tradicional-histórica de espiri-
tualidad
Versión moderna de 
espiritualidad 
Se caracteriza porque amplía o va más allá del 
constructo de religión tradicional. El término es-
piritualidad ha sido utilizado más ampliamente 
en la asistencia de salud, cuyo objetivo ha sido 
aplicarlo tanto a personas de diversos credos reli-
giosos como aquellas que no lo tienen. Esto abre 
entonces una nueva categoría de “personas espi-
rituales, pero no religiosas”. Esta versión concep-
tualiza la comparación de la salud mental y física 
de los que son “espirituales religiosos”, los que 
son “espirituales, pero no religiosos”, y los que 
son “completamenteseculares” (Figura 2).
Figura 2. Versión moderna de espiritualidad
Versión tautológica moderna de 
espiritualidad 
Aunque es similar a la anterior (versión moder-
na) se caracteriza porque se extiende hacia fuera 
incluyendo en su definición la salud mental posi-
tiva y los valores humanos. Este concepto de es-
piritualidad incluye no sólo indicadores religiosos 
tradicionales o una búsqueda de lo sagrado, sino 
también estados psicológicos positivos como pro-
pósito y significado de la vida, la conexión con 
los demás (la calidad de apoyo social), tranquili-
dad, armonía y bienestar. Se define como versión 
“tautológica” porque incluye indicadores de salud 
mental en la definición de espiritualidad, lo que 
asegura una correlación positiva entre estas dos 
variables (Figura 3). 
Figura 3. Versión tautológica moderna de espiri-
tualidad
Versión clínica moderna de 
espiritualidad 
Esta versión se caracteriza porque no sólo incluye 
las anteriores, es decir, el constructo de religión 
y los indicadores positivos de salud mental, sino 
también lo secular (laicismo) como elementos de 
su definición. En este modelo es considerado es-
piritual incluso lo agnóstico y lo ateo (Figura 4).
Figura 4. Versión clínica moderna de espiritualidad
326 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
Instrumentos de medida de 
orientación religiosa-espiritual en 
salud
Ahora bien, a la par con el desarrollo teórico de 
la psicología de la religión y la espiritualidad, en 
el campo de la salud en los últimos 40 años se han 
venido desarrollando, diseñando y validando ins-
trumentos psicométricos en diferentes versiones 
e idiomas para tener una medida objetiva de las 
creencias, prácticas y el afrontamiento espiritual-
religioso, tanto en personas sanas como con al-
guna patología física o mental. En la Tabla 1 se 
presentan en orden cronológico algunos de los 
instrumentos más utilizados en investigación en 
salud para medir creencias y afrontamiento es-
piritual religioso, tanto en idioma inglés como en 
español.
Tabla 1. Principales pruebas generales y específicas para medir creencias y afrontamiento espiritual reli-
gioso en salud
Instrumentos Qué mide
Religious Orientation Inventory/ROI desarrollada origi-
nalmente por Allport y Ross (1967)
Evalúa separadamente la orientación intrínseca y extrínseca a la reli-
gión
The Spiritual Well-Being Scale (SWBS) desarrollado ori-
ginalmente por Paloutzian y Ellison (1982). Se cuenta 
con una adaptación para México (Sub-escala de Rela-
ción con Dios de la Escala de Bienestar Espiritual) desa-
rrollada por Montero-López y Sierra (1996)
Esta escala proporciona un indicador general del bienestar espiritual. 
Mide la percepción de calidad de vida espiritual, el bienestar religioso 
(que hace referencia a la autoevaluación de la relación de la persona 
con Dios) y el bienestar existencial (que hace referencia a la autoeva-
luación del sentido del propósito y la satisfacción con la vida)
Spiritual Perspective Scale (SPS) desarrollada original-
mente por Reed (1986, 1987a)
Esta escala hace referencia al conocimiento de sí mismo, a un sentido 
de conexión con un ser de naturaleza superior o a la existencia de un 
propósito supremo
Self-Transcendence Scale (STS) desarrollada original-
mente por Reed (1987b)
Mide la capacidad de la persona de buscar un sentido del bienestar 
a través de aspectos cognoscitivos, creativos, sociales, espirituales e 
introspectivos
Intrinsic/extrinsic measurement: I/E-revised desarro-
llada por Gorsuch y McPherson (1989)
Evalúa la religiosidad intrínseca y extrínseca. En la religiosidad intrín-
seca se miden creencias, actitudes y fe religiosa, y en la religiosidad 
extrínseca se evalúan relaciones interpersonales y sociales
Index of Core Spiritual Experiences/ INSPIRIT, desarro-
llado por Kass, Friedman, Laserman, Zuttermeister y 
Benson (1991)
Mide las experiencias cruciales que ha vivido una persona en relación 
con la existencia de un ser supremo
Religious Coping Index (RCI) desarrollada originalmente 
por Koenig et al. (1992).
El RCI es un cuestionario con tres ítems, diseñado para personas con 
enfermedades físicas y mentales. Mide el grado en el cual los partici-
pantes confían en sus actividades y creencias religiosas y cómo éstas le 
ayudan a afrontar su situación
Spiritual Health Inventory (SHI), desarrollada original-
mente por Highfield (1992)
Esta escala fue diseñada para pacientes oncológicos y comprende dos 
versiones: la Patient self-report SHI, que evalúa los sentimientos y con-
ceptos de los pacientes relacionados con la salud espiritual, y la Nurse 
assessment SHI, en el que las enfermeras reportan sus observaciones 
sobre los sentimientos y conceptos de los pacientes, relacionados con 
la salud espiritual
Duke University Religious Index scale (DUREL) desarro-
llada por Koenig, Meador y Parkerson (1997)
Es una escala de cinco ítems que mide la participación religiosa, en vez 
de la espiritualidad. Aunque es una escala originalmente diseñada para 
pacientes oncológicos, se puede aplicar en personas con otro tipo de 
enfermedades
The Spiritual Involvement and Beliefs Scale (SIBS), de-
sarrollada originalmente por Hatch, Burg, Naberhaus y 
Hellmich (1997)
Esta escala facilita el estudio científico del rol o la condición de la es-
piritualidad en la vida del paciente en relación con la atención médica
Systems of Beliefs Inventory/SBI desarrollado original-
mente por Holland et al. (1998). Se cuenta con la ver-
sión para México (Inventario de Sistemas de Creencias/
ISC) desarrollada por Almanza, Monroy, Bimbela, Payne 
y Holland (2000)
Mide las prácticas y creencias religiosas y espirituales al igual que el 
soporte social derivado de ellas. Aunque es una escala originalmente 
diseñada para pacientes oncológicos se puede aplicar a personas con 
otro tipo de enfermedades
327REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
Instrumentos Qué mide
RCOPE desarrollado originalmente por Koenig, Par-
gament y Nielsen (1998) y Pargament, Koenig y Perez 
(2000). De esta escala se cuenta con una versión breve 
el Brief-RCOPE desarrollado originalmente por Parga-
ment, Smith, Koenig y Perez (1998). Se cuenta además 
con una adaptación para México (Escala de Patrones 
positivos y negativos de métodos de afrontamiento reli-
gioso, Brief-RCOPE) desarrollada por Rivera-Ledesma y 
Montero-López (2005)
Esta escala evalúa el afrontamiento religioso en personas con enferme-
dades físicas y mentales, y está dividida en dos dimensiones que miden 
el afrontamiento religioso positivo y el afrontamiento religioso negativo
Escala de Afrontamiento Religioso ante la Soledad (ARS) 
desarrollada originalmente por Montero-López (1999)
Esta escala ha sido utilizada originalmente con personas de la tercera 
edad y sus seis ítems evalúan el conjunto de estrategias empleadas por 
un sujeto en el afrontamiento de sus sentimientos de soledad, carac-
terizadas por un centramiento en sus creencias y prácticas religiosas y 
espirituales 
Multidimensional Measure of Religiousness/Spirituality, 
desarrollado por Fetzer Institute (1999). Se cuenta con 
una versión para adolescentes: el Brief Multidimensio-
nal Measure of Religiousness/Spirituality desarrolla-
da por Harris, Sherritt, Holder, Kulig, Shrier y Knight 
(2008)
Este instrumentos de 38 ítems estudia cuánto afectan o no a la salud los 
siguientes factores: las experiencias espirituales diarias, el significado, 
los valores, las creencias, el perdón, las prácticas religiosas privadas, el 
afrontamiento espiritual-religioso, el apoyo religioso, la historia espiri-
tual-religiosa, el compromiso, la organización religiosa y la preferencia 
religiosa
Functional Assessment of Chronic Illness Therapy - Spi-
ritual Well-Being (FACIT-Sp), desarrollada originalmen-
te por Brady, Peterman, Fitchett, Mo y Cella (1999) y 
Peterman,Fitchett, Brady, Hernandez y Cella (2002)
Esta escala evalúa la religiosidad tradicional (factor de fe) y la espiri-
tualidad (factor de significado y paz), este último factor de significado 
y paz tiene asociaciones con la adaptación psicológica. Aunque es una 
escala originalmente diseñada para pacientes oncológicos se puede 
aplicar en personas con otro tipo de enfermedades
Daily spiritual experiences long form (DES) desarrollado 
por Underwood y Teresi (2002). También se cuenta con 
una versión breve
Esta escala evalúa experiencias diarias de la vida espiritual en pacien-
tes con enfermedades físicas
Spiritual Coping Strategies (SCS), desarrollada original-
mente por Baldacchino y Buhagiar (2003). 
Esta escala comprende dos dimensiones que evalúan las estrategias de 
afrontamiento religioso y las estrategias de afrontamiento no religio-
so. Fue desarrollada originalmente con enfermos cardiacos, aunque se 
puede utilizar con población en general o que tenga otro tipo de en-
fermedades
The SpREUK questionnaire, desarrollado originalmente 
por Ostermann, Bussing y Matthiessen (2004).
Esta escala está compuesta por dos dimensiones: 1. Confianza en un 
poder más alto (religiosidad intrínseca); y 2. La Interpretación positiva 
de la enfermedad (se plantea que la enfermedad es una posibilidad de 
cambio y la curación es un proceso de acción para reflexionar sobre la 
vida)
The Spirituality Index of Well-Being, desarrollado origi-
nalmente por Daaleman y Frey (2004)
Esta escala mide el bienestar psicológico espiritual en pacientes con en-
fermedades físicas y puede emplearse en estudios que evalúen calidad 
de vida. Comprende dos dimensiones, una que mide autoeficacia y la 
otra que evalúa esquemas de vida
The Spirituality Scale (SS), desarrollado originalmente 
por Delaney (2005)
El SS es un instrumento holístico que busca medir las creencias, intui-
ciones, opciones de modo de vida, las prácticas y los rituales represen-
tativos de la dimensión espiritual humana. Ha sido diseñado, además, 
para evaluar el efecto de programas de intervención espiritual
Espiritualidad y salud mental y 
física
El concepto de espiritualidad ha ido cobrando cada 
vez más importancia, sobrepasa los límites de la 
religión y de la moral, especialmente en el mun-
do occidental, hasta convertirse en un constructo 
estudiado ampliamente por el campo de la salud 
(Koenig, 2008). Actualmente, se cuenta con más 
de 1.200 estudios sobre espiritualidad y religión en 
el área de la salud, y es en los últimos veinte años 
cuando más se ha encontrado una fuerte relación 
entre religiosidad-espiritualidad y salud física y 
mental en todo tipo de enfermedad. Incluso se ha 
abordado en procesos de divorcio y crisis emocio-
nales (Koenig et al., 2001; Baldacchino & Buhagiar, 
2003; Moreira-Almeida et al., 2006). 
En cuanto a la salud física los estudios han estado 
centrados particularmente en la actividad inmuno-
lógica, las neoplasias y enfermedades cardiovas-
328 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
culares, cerebrovasculares, neurológicas y dolor 
(Koenig et al., 2001; Guimarães & Avezum, 2007; 
Peres, Arantes, Lessa & Caous, 2007), y en cuanto 
a la salud mental los estudios han estado enfoca-
dos en las adicciones, el suicidio, la delincuencia, 
la ansiedad-depresión, el estrés, la esquizofrenia, 
el psicoticismo y los trastornos bipolares (Koenig 
et al., 2001; Mueller, Plevak & Rummans, 2001; 
Moreira-Almeida et al., 2006; Dalgalarrondo, 2007; 
Koenig, 2007a). En general, en todos estos estudios 
se han encontrado relaciones positivas y causales 
(Guimarães & Avezum, 2007).
Las investigaciones basadas en la evidencia plan-
tean que aunque las personas no sean sumamente 
religiosas en su diario vivir, pueden serlo en mo-
mentos de enfermedad, debido a la experiencia 
de pérdida de control personal, frente a la situa-
ción que los lleva a la búsqueda de un poder más 
alto o un Dios para encontrar los propósitos de la 
vida y enfrentar situaciones estresantes (Koenig, 
George & Siegler, 1988). 
Es así como las estrategias de afrontamiento reli-
giosas y existenciales pueden ayudar a la gente a 
afrontar las enfermedades crónicas en el tiempo 
y, consecuentemente, el afrontamiento espiri-
tual-religioso puede mejorar la calidad de vida, 
brindar bienestar psicológico, felicidad, emocio-
nes positivas, disminuir los niveles de ansiedad, 
depresión y los comportamientos adictivos y sui-
cidas, como ha sido planteado en algunos estudios 
en los que se ha evaluado la influencia positiva del 
afrontamiento espiritual-religioso en enfermeda-
des como VIH, neoplasias, Enfermedad Pulmonar 
Obstructiva Crónica (EPOC) e, incluso, el estrés 
postraumático causado por terrorismo (Moreira-
Almeida et al., 2006; Koenig, 2007b; Panzini, Da 
Rocha, Bandeira & Fleck, 2007; Peres, Moreira-
Almeida, Nasello & Koenig, 2007; Meisenhelder & 
Marcum, 2009).
Por otro lado, la literatura plantea que el afron-
tamiento espiritual como la oración, la contem-
plación, el yoga, qi gong, el tai chi, el budismo 
zen, la meditación trascendental, la relajación, la 
visualización, escuchar música y hacer contacto 
con la naturaleza, entre otras técnicas, tienen un 
impacto favorable en los procesos cerebrales, en 
la actividad eléctrica de los neurotransmisores, 
en el sistema nervioso, en el sistema límbico, en 
el sistema serotoninérgico y en las respuestas del 
organismo, pues se observa la presencia de menos 
niveles de cortisol plasmático y mejor funciona-
miento del sistema inmune, se produce disminu-
ción del metabolismo en general, menor consumo 
de oxígeno y bióxido de carbono, disminución de 
la frecuencia del ritmo cardiaco, aumento de las 
ondas cerebrales lentas, disminución de los nive-
les de hipertensión arterial y estado de bienestar 
en general (Navas & Villegas, 2006; Navas, Ville-
gas, Hurtado & Zapata, 2006). La relación mente-
cuerpo que posibilitan estas técnicas ayuda en úl-
tima instancia al autoconocimiento, a una mejor 
adhesión a los tratamientos, mejores estilos de 
vida saludables y una favorable calidad de vida en 
general (Moreira-Almeida et al., 2006).
Estudios empíricos sobre 
intervención espiritual en salud
Muchos estudios epidemiológicos indican que 
espiritualidad y religión están asociadas con las 
medidas de la salud, y aunque no hay muchos es-
tudios en el área de intervención espiritual, se 
observa que se está dando un aumento paulatino 
y creciente sobre el diseño de intervenciones que 
hagan referencia al valor de la espiritualidad en la 
salud (Kennedy, Abbott & Rosenberg, 2002; Cun-
ningham, 2005; Martinez, Smith & Barlow, 2007). 
Esto se ha expuesto reiteradamente incluso desde 
el siglo pasado por Hawks, Hull, Thalman y Richins 
(1995) quienes desarrollaron una revisión de lite-
ratura que abarcó los años 1964 a 1994 y cuyo ob-
jetivo fue examinar las definiciones sobre la salud 
espiritual; proveer una visión general de algunos 
métodos de intervención eficaces que pueden au-
mentar la salud espiritual; y dar una idea general 
de las relaciones potenciales entre las interven-
ciones de salud espiritual y los resultados de salud 
en los niveles conductual, emocional y físico. 
Los autores encontraron que las técnicas de ima-
ginería, la meditación y las actividades de apoyo 
social pueden servir para trabajar elementos re-
lacionados con la salud espiritual como el signifi-
329REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
cado y el propósito en la vida, el autoconocimien-
to y el conectarse consigo mismo, con los demás 
y con un poder más alto. En la revisión también 
fueron relevantes los cambios positivos hallados 
sobre las conductas de salud como la comunica-
ción, la adhesión al tratamiento y el cumplimento 
de la dieta. Además, se encontró una gran va-
riedad de resultados benéficos en la salud física 
y emocionalcomo la reducción de enfermedades 
cardiacas y de mortalidad por cáncer, y la dismi-
nución de la ansiedad y de los estados de ánimo 
negativos.
En Estados Unidos, Yanek, Becker, Moy, Gittelso-
hn y Koffman (2001) desarrollaron un estudio cuyo 
objetivo fue evaluar el impacto sobre los perfiles 
de riesgo cardiovasculares de mujeres afroame-
ricanas mayores de 40 años, después de un año 
de participación en un programa basado en nutri-
ción y estrategias de actividad física. Hubo tres 
grupos, el primero, de intervención estándar de 
grupo conductual (n=188), un segundo, de inter-
vención estándar complementado con las estra-
tegias espirituales (n=267), y un tercer grupo, de 
estrategias de autoayuda (n=74). 529 mujeres de 
16 iglesias fueron evaluadas en una línea de base, 
antes y después de un año de la intervención, y 
las intervenciones fueron de 20 sesiones. 
La intervención de comportamiento estándar 
consistió en educación sobre nutrición y activi-
dad física (de acuerdo con las capacidades de las 
asistentes) con aeróbicos, caminar enérgicamen-
te, ejercicios en el agua y ejercicios de boxeo. 
La Intervención estándar con componentes de es-
trategias espirituales consistió en que las iglesias 
que ofrecieron la intervención espiritual recibie-
ron las mismas sesiones que las iglesias estándar 
de intervención, con la adición de componentes 
espirituales contextualizados de acuerdo con cada 
iglesia, allí las sesiones se basaron en la oración 
grupal y mensajes sobre salud, guiados por los 
textos religiosos, y las actividades físicas inclu-
yeron aeróbicos con música espiritual o evangéli-
ca (GodSpell, que en castellano se traduce como 
“llamada de Dios”).
Hubo, además, soporte social religioso en el que 
el líder hace llamadas telefónicas a los partici-
pantes para motivarlos a que asistan, también 
hubo boletines en las iglesias que incluyeron re-
cordatorios de las sesiones semanales que lleva-
ban impresos mensajes positivos, como: comer 
sanamente, desarrollar actividades físicas y estar 
alegres. Estos mensajes estaban, a su vez, acom-
pañados por pasajes de las Escrituras. 
La intervención de autoayuda fue incluida como 
un plan de contingencia de referencia o de con-
trol que implicó el empleo de lecturas de folletos 
de la Asociación Americana del Corazón que ha-
blaban sobre el comer sano y desarrollar activida-
des físicas. Los resultados indicaron que no hubo 
diferencias significativas entre el grupo de Inter-
vención de comportamiento estándar y el grupo 
de Intervención estándar con componentes de 
estrategias espirituales, lo que llevó a unificarlos 
en un solo grupo llamado Intervención estándar-
espiritual y compararlos con el grupo de Interven-
ción de autoayuda. 
En general, hubo mejoras significativas en el gru-
po de Intervención estándar-espiritual respecto a 
los niveles de peso corporal, la circunferencia de 
cintura, tensión arterial sistólica, niveles de calo-
rías y grasas, y niveles de sodio. En el grupo de 
Autoayuda hubo una mejoría sólo en los niveles 
de grasas. En el grupo de Intervención estándar-
espiritual, las mujeres, en el transcurso de un 
año, tuvieron una pérdida de peso muy significa-
tiva. Los autores concluyeron que la Intervención 
estándar-espiritual favorece un importante cam-
bio en los perfiles de riesgos cardiovasculares, lo 
que no se vio reflejado en el grupo de Autoayuda.
Kennedy et al. (2002) desarrollaron en Estados 
Unidos una investigación cuyo objetivo fue eva-
luar si la participación en un programa de dos 
días y medio de duración para pacientes cardía-
cos y sus parejas causaba cambios en la espiritua-
lidad, y si estos cambios estaban relacionados con 
cambios en la vivencia de la cólera, en el signi-
ficado de bienestar en la vida, y en la confianza 
en el manejo de sus problemas. Participaron 72 
pacientes, quienes diligenciaron cuestionarios an-
tes y después del programa, que incluyó análisis y 
330 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
discusión sobre estilos de vida saludables, alimen-
tación, manejo del estrés, comunicación, apoyo 
social y principios básicos de sanación espiritual. 
Las prácticas empíricas incluían el yoga, la medi-
tación, la visualización y la oración. 
Los resultados indicaron que el 78% de los pacien-
tes tuvieron un incremento en la espiritualidad 
después de la terminación del programa. Los cam-
bios encontrados en la espiritualidad estuvieron 
positivamente asociados con un aumento significa-
tivo en la percepción del bienestar en la vida, la 
autoconfianza en el manejo de problemas y una 
tendencia en la disminución de enfado o enojo. Los 
autores concluyeron que muchos pacientes y sus 
familias consideran la espiritualidad como un ele-
mento importante de la salud en sus vidas.
En Canadá, Cunningham (2005) describió un es-
tudio exploratorio sobre los efectos de un curso 
breve psicoeducativo cuyo objetivo fue enfatizar 
en los aspectos espirituales del afrontamiento y 
la salud. Participaron 97 pacientes con diferen-
tes tipos y etapas de neoplasias en ocho sesiones. 
Se hizo un pre-test - pos-test y un seguimiento a 
los seis meses de la finalización del estudio. Los 
resultados indicaron mejoras significativas inme-
diatamente después de la intervención (antes de 
los seis meses), sin embargo, estas mejoras se 
empezaron a percibir a partir de la mitad de la 
octava semana de tratamiento. En las tareas para 
la casa, diseñadas en el programa, los pacientes 
debían trabajar arduamente sobre asuntos rela-
cionados con las “dudas sobre la existencia de un 
Dios, la justicia y el perdón, la culpabilidad, la 
proyección, el autoconocimiento, y el significado 
del amor”.
Cuando el curso avanzó, muchos afirmaron poder 
aceptar de mejor forma su condición y experi-
mentar una visión más positiva del significado de 
sus vidas, se integraron con una apreciación más 
sensible para los acontecimientos de vida diaria y 
tuvieron menos tendencia a estar en desacuerdo 
con los demás. Se concluyó que la visualización 
en la terapia de grupo en los pacientes con cán-
cer puede ser de gran beneficio cuando se aborda 
desde una perspectiva espiritual.
Otro estudio, realizado en los Estados Unidos por 
Bormann et al. (2006), buscó analizar la eficacia 
de una intervención psicoespiritual sobre el distrés 
psicológico (los pensamientos intrusivos, el estrés, 
la ansiedad, la ira y la depresión), la calidad de 
vida y la satisfacción existencial espiritual de per-
sonas infectadas con el VIH. La intervención con-
sistía en la repetición de un mantra (una palabra 
o frase con asociaciones espirituales repetida en 
silencio durante todo el día). En este estudio fue-
ron asignadas 93 personas a dos condiciones expe-
rimentales: 46 participaron en la intervención y 47 
personas conformaron el grupo control. 
Los resultados indicaron que el grupo que utilizó 
el mantra mejoró significativamente en compa-
ración con el grupo control, hubo reducción en 
rasgos de ira e incremento y profundidad en la fe 
espiritual. La utilización del mantra tuvo asocia-
ciones inversamente proporcionales con los pen-
samientos intrusivos de los pacientes y se asoció 
positivamente con la calidad de vida, la satisfac-
ción existencial espiritual, el significado/paz, y la 
fe espiritual. En conclusión, según este estudio, 
el mantra permite disminuir los niveles de estrés 
psicológico y favorece la satisfacción existencial 
espiritual en personas con diagnóstico de VIH.
Moritz et al. (2006) desarrollaron un estudio en Ca-
nadá cuyo objetivo fue valorar la eficacia de un pro-
grama de espiritualidad en casa, enfatizando en los 
problemas emocionales en pacientes con estrés. La 
muestra no aleatoria del estudio estuvo conformada 
por 165 personas, 56 participaron en el grupo de 
Espiritualidad, 54 participaron en el grupo de Medi-
tación y 55 conformaron el grupo Control. 
Se evaluó la calidad de vida a través del cuestio-
nario MOS SF-36 y elestado de ánimo mediante el 
Profile of Mood States (POMS) que mide seis esta-
dos de ánimo como: tensión/ansiedad, depresión/
melancolía, odio/hostilidad/angustia, vigor/ac-
tividad, fatiga/inercia y confusión/desconcierto. 
Comparando los resultados con el grupo control, 
sin ningún tipo de intervención, se hizo un pre-
test y pos-test doce semanas después de terminar 
la intervención. 
331REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
El programa de Espiritualidad se llevó a cabo en 
ocho sesiones mediante el uso de audiocasete: 
las sesiones uno y dos consistieron en explicar los 
aspectos divinos del yo y como éstos inducen sen-
timientos de acercamiento a la divinidad. En la 
sesión tres se llevaron a cabo prácticas de respi-
ración y meditación que ayudan a las personas a 
conectarse con lo divino. La sesión cuatro consis-
tió en la focalización de la práctica del autocono-
cimiento que se relacionó con el uso de los cinco 
sentidos. La sesión cinco consistió en la explica-
ción del camino de la espiritualidad, el cual em-
pieza con la fe, luego sigue la creencia para ob-
tener la sabiduría y finalmente el entendimiento. 
La sesión seis consistió en enfatizar en la idea de 
construir la gratitud y la conexión con los demás. 
La sesión siete hizo referencia a la idea del des-
apego y de no juzgar los resultados de nuestras 
acciones. La sesión ocho concluyó el programa 
y enfatizó en los cambios que ocurren cuando la 
espiritualidad toma la vida y, finalmente, se intro-
duce la visualización sobre el entendimiento de la 
conexión con los otros y la divinidad.
El grupo de Meditación enfatizó en ocho sesio-
nes de meditación y relajación con ayuda de au-
diocasetes, mientras el grupo control desarrolló 
actividades normales de su vida diaria sin ningún 
tipo de intervención. Los resultados demostraron 
que el grupo de Espiritualidad tuvo una mejoría 
en el estado de ánimo y en el índice sumario de 
salud mental del cuestionario MOS SF-36 respecto 
al grupo de Meditación y el grupo Control, y que 
el grupo de Meditación tuvo mejores resultados 
respecto al grupo Control.
En Australia, Jorna, Ball y Salmon (2006) desa-
rrollaron un estudio con el propósito de valorar 
la eficacia de un programa para incrementar la 
actividad física y promover la salud mental y es-
piritual, basado en la integración mente-cuerpo y 
espíritu. Participaron en este estudio 49 mujeres 
que pertenecían a un grupo religioso. Treinta de 
ellas conformaban el grupo Control y diecinueve 
terminaron las ocho semanas que comprendía el 
programa. Se realizaron pre-test y pos-test. 
Los resultados indicaron que el grupo Experimen-
tal desarrolló mayor actividad física que el grupo 
Control y tenían mejor salud mental y espiritual. 
Se concluyó que la actividad física es un recurso 
importante para mejorar no sólo el estado físico, 
sino también que es un medio que promueve la 
salud mental y espiritual.
En Brasil, Elias, Giglio, Pimenta y El-Dash (2007) 
desarrollaron un programa de entrenamiento so-
bre intervención RIME que consistió en la integra-
ción de técnicas de relajación mental y visuali-
zación de imágenes mentales con los elementos 
que representan la espiritualidad y con base en 
los relatos de EQM (experiencia de casi-muerte) 
para profesionales de salud. Este programa tenía 
como objetivo resignificar el dolor espiritual de 
los pacientes terminales. 
Los participantes del estudio fueron una enfer-
mera, un médico, tres psicólogos y una terapeuta 
alternativa que atendían a once pacientes termi-
nales internados en diferentes hospitales entre 
los 27 y los 76 años de edad. Se utilizó en este 
estudio un análisis de resultados cuanti-cuali. En 
general, en los resultados se encontraron en el 
análisis de la vivencia de los profesionales, cinco 
categorías y quince subcategorías. En el análisis 
de la naturaleza del dolor espiritual, se encontró 
como categorías más prevalentes los miedos a la 
muerte expresados por la negación y por la per-
cepción del cuadro clínico. 
En resumen, las etapas para el desarrollo del RIME 
son: identificación del dolor espiritual por medio 
de entrevista semi-estruturada; condensación 
de los elementos del dolor espiritual, descritos 
predominantemente por pensamientos racionales 
y lógicos en un patrón de imágenes simbólicas; 
orientación de las técnicas de relajación mental y 
de visualización de imágenes mentales integradas 
a los elementos que componen la naturaleza de la 
espiritualidad; y sesiones de orientación familiar 
como forma complementaria a la aplicación de la 
intervención terapéutica. 
En la aplicación del RIME se observaron diferencias 
estadísticamente significativas (p < 0,0001) al final 
de las sesiones, en el que los enfermos relataron 
mayor nivel de bienestar en comparación con el 
332 REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
Japcy Margarita Quiceno, Stefano Vinaccia
inicio de las sesiones, lo cual fue medido a través 
de una escala EVA (Escala Visual Analógica). 
Los autores concluyen que el programa de en-
trenamiento propuesto es eficaz para preparar 
profesionales de la salud para el uso de la inter-
vención RIME, capacitándolos para el proceso de 
cuidar y prestar asistencia espiritual según una 
perspectiva académica. Los resultados además 
sugirieron que el RIME posibilita la resignificación 
del dolor espiritual en pacientes terminales.
Martínez et al. (2007) desarrollaron en Estados 
Unidos un estudio con el propósito de evaluar las 
opiniones que tienen las personas sobre las expe-
riencias en la intervención religiosa en psicote-
rapia. Participaron en este estudio 152 personas 
de un Centro de Asesoramiento Religioso adscrito 
a una Universidad patrocinada por la iglesia Mor-
mona. Las sesiones se realizaron tanto dentro 
como fuera de las intervenciones de psicoterapia. 
Se realizó una encuesta para determinar cuáles 
intervenciones eran más apropiadas en concepto 
de los participantes, si las que son dentro de las 
intervenciones o las que son realizadas por fuera 
de las sesiones. 
Los resultados indicaron que las intervenciones 
fuera de sesiones eran más apropiadas que las 
sesiones internas, pero los participantes relata-
ron que las sesiones internas contenían mayor 
ayuda. Mientras que en ambos tipos de interven-
ción (dentro y fuera) los participantes reportaron 
como más apropiadas el empleo de referencias 
de pasajes de las escrituras, enseñanza de con-
ceptos espirituales, intervenciones de perdón, 
participación religiosa con las necesidades de la 
comunidad y asesoría espiritual. Se concluye en 
este estudio que algunas intervenciones pueden 
ser o no efectivas en algunos casos.
También en los Estados Unidos, Delaney y Barrere 
(2008) llevaron a cabo un estudio con el objetivo 
de evaluar la influencia de una intervención en 
una muestra de 46 enfermos cardiacos sobre la 
psico-espiritualidad. La intervención consistió en 
el uso de técnicas de imaginería acompañada de 
música, que en un primer momento fue conduci-
da por un terapeuta. Luego, tres veces a la se-
mana, en un periodo de un mes, los pacientes lo 
practicaban en sus hogares mediante la dirección 
de un disco compacto (cd). Como conclusión de 
este estudio se sugiere que la música y las imáge-
nes metafóricas pueden mejorar las condiciones 
de salud, y pueden reducir la ansiedad estado-
rasgo en personas con una enfermedad cardiaca.
Conclusiones
Es bien conocido que en los últimos treinta años 
existe un sinnúmero de investigaciones en el cam-
po de la salud desde una perspectiva de la Psico-
logía de la religión y la espiritualidad. Éstos han 
sido llevados a cabo principalmente por médicos 
psiquiatras, enfermeras y trabajadores sociales, 
con una menor presencia de psicólogos. Por lo an-
terior, se entiende que los hallazgos investigati-
vos tengan mayor prevalencia de la relación de la 
religión y la espiritualidad sobrela salud mental 
en comparación con los de enfermedades cróni-
cas u otras dolencias físicas (Moreira-Almeida et 
al., 2006). 
La religión y la espiritualidad mediante sus prácticas 
de meditación y el uso de técnicas como la relaja-
ción y la imaginería, así como el soporte del grupo 
o social, principalmente, posibilitan, en última ins-
tancia, estados de “tranquilidad” que favorecen los 
procesos cognitivos y la salud mental y física en las 
personas, en tres aspectos: consigo mismo, con los 
demás y con el futuro, lo que implica que puedan 
ser empleadas como estrategias terapéuticas en 
procedimientos psicológicos multimodales. 
Por otra parte, la mayoría de las investigaciones 
han sido desarrolladas y publicadas en países an-
glosajones, y es de anotar la escasa investigación 
empírica sobre el tema en América Latina, a pe-
sar de la importancia histórica y cultural de la 
religión y la espiritualidad en las poblaciones his-
panoparlantes. Sin embargo, se destacan los estu-
dios desarrollados en México por Armando Rivera-
Ledesma, María Montero-López Lena y José de 
Jesús Almanza Muñoz, y en Brasil por Alexander 
Moreira-Almeida y su grupo de investigación.
De acuerdo con los estudios revisados, la expe-
riencia religiosa y existencial se hace más viven-
333REVISTA DIVERSITAS - PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA - Vol. 5, No 2, 2009
La salud en el marco de la psicología de la religión y la espiritualidad
cial y cobra significado cuando se está en momen-
tos de crisis y cuando se percibe que el control 
sobre la vida es incierto.
La Psicología de la religión y la espiritualidad, 
cuando se enmarca en el estudio de enfermeda-
des o patologías crónicas, se encontraría entonces 
en un punto de convergencia entre la psicología 
de la salud y la psicología positiva al considerar 
los procesos de salud-enfermedad desde un en-
foque de promoción, prevención e intervención 
positivos (Yoffe, 2007; Carr, 2007). A lo anterior, 
podría denominársele entonces “Psicología de la 
religión y espiritualidad de la salud”.
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