Logo Studenta

merlo_g

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

CARACTERIZACIÓN DE LOS PROCESOS FONOLÓGICOS DE 
SIMPLIFICACIÓN EN NIÑOS ENTRE 3 Y 4 AÑOS SIN DIFICULTADES DE 
LENGUAJE 
 
 
Integrantes: 
 Gina Merlo Repetto 
 Gracia Navarro Montero 
 Paulina Orellana Casanova 
 Josette Sáez Martínez 
 Rossmery Torres Lecaros 
 
 
TUTOR PRINCIPAL 
Flga. Mariangela Maggiolo Landaeta 
 
TUTORES ASOCIADOS 
Flga. Antonella Urzúa Dell’ Anno 
Sra. Ilse López Bravo 
 
 
 
Santiago – Chile 
2004 
UNIVERSIDAD DE CHILE 
FACULTAD DE MEDICINA 
ESCUELA DE FONOAUDIOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Queremos agradecer muy sinceramente a 
todos los niños que hicieron posible la 
realización de este trabajo. Además a 
nuestros profesores y familias por 
estar dispuestos a apoyarnos en la 
realización de nuestros proyectos. 
 
 
ÍNDICE 
 
 Pág. 
 
Introducción……………………………………………………………………………………….. 1 
 
Marco teórico……………………………………………………..……………………………….. 4 
 
Hipótesis…………………………………………………………………………………………… 20 
 
Objetivos…………………………………………………………………………………………… 21 
 
Material y método…………………………………………………………………………………. 22 
 
Resultados y análisis..……………………………………………………………………………. 27 
 
Discusión…………………………………………………………………………………………… 37 
 
Conclusiones………………………………………………………………………………………. 45 
 
Bibliografía…………………………………………………………………………………………. 46 
 
Anexos……………………………………………………………………………………………… 50 
 
RESUMEN 
 
Esta investigación tiene por finalidad caracterizar el desarrollo fonológico, a partir de los 
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.), de una población de 60 sujetos de entre 3.0 y 
4.11 años de edad, sin dificultades de lenguaje. Los sujetos pertenecen a jardines infantiles de 
distintas comunas de la Región Metropolitana. La muestra fue dividida en dos grupos, el primero 
conformado por los niños de 3.0 a 3.11 años y el segundo por los niños de 4.0 a 4.11 años. 
 
Se pretende determinar los P.F.S. que produce el grupo de niños de 3 años y los que 
producen los niños de 4 años, para así establecer la existencia de diferencias en cuanto a la 
cantidad de P.F.S. que produce cada grupo. La hipótesis que se plantea indica que los niños de 
3 años realizan más P.F.S. que los niños de 4 años. 
 
 La evaluación de los P.F.S. se realiza mediante la aplicación del test de evaluación de 
los procesos fonológicos de simplificación, tanto en su versión original como en la revisada, 
TEPROSIF y TEPROSIF-R respectivamente (Pavez y Maggiolo, 2000; Pavez, Maggiolo y 
Coloma, 2004 en elaboración). 
 
Los resultados muestran que existen diferencias significativas entre ambos grupos de 
niños en el total de P.F.S. y en cada tipo, presentando a mayor edad significativamente menos 
P.F.S., hecho que comprueba la hipótesis planteada. Por otra parte, se encontró que la 
distribución según tipo de P.F.S. para los dos grupos es similar (en primer lugar estructura 
silábica, luego sustitución y por último asimilación). Estos resultados concuerdan en su mayoría 
con lo expuesto en la literatura. 
 1
INTRODUCCIÓN 
 
El profesional fonoaudiólogo debe poseer, dentro de sus competencias, los 
conocimientos necesarios relacionados con el desarrollo normal del lenguaje, para así detectar 
cualquier dificultad que los sujetos puedan presentar en este aspecto. Especial interés se debe 
prestar al nivel fonológico, ya que éste habitualmente se ve afectado en los niños con 
problemas de lenguaje, cualquiera sea la naturaleza del cuadro. 
 
Diversos autores han estudiado desde hace muchas décadas el proceso de adquisición 
del sistema fonológico en el niño, dando origen así, a varias teorías acerca del desarrollo de 
este aspecto. Una de ellas es la teoría de la fonología natural de Stampe. Este autor postula la 
existencia de un sistema de procesos de simplificación fonológica (P.F.S.) que el niño utiliza a lo 
largo de su desarrollo fonológico. Según esta postura, el niño oye las palabras del adulto y al 
intentar reproducirlas las simplifica utilizando dichos procesos. Los niños que tienen un 
desarrollo fonológico normal, eliminan paulatinamente estos procesos de forma natural hasta 
que finalmente logran las producciones adultas (Stampe cit. por Ingram, 1983). 
 
Tal como se planteó, el estudio del desarrollo fonológico normal, permite al profesional 
fonoaudiólogo tener una referencia para detectar las alteraciones en este sistema. Este 
conocimiento contribuye en la toma de decisiones con respecto a los contenidos a tratar en los 
programas de intervención. 
 2
Por lo anteriormente planteado, es necesario que se cuente con estudios que permitan 
tener mayores referencias de las características del desarrollo fonológico, específicamente en 
nuestro medio. 
 
Para determinar si un niño está desarrollando su sistema fonológico normalmente, se 
necesita contar con procedimientos de evaluación adecuados. En relación con esto, en el año 
1987 fue creado en Chile un instrumento de evaluación de desarrollo fonológico: el test de 
evaluación de los procesos de simplificación fonológica, TEPROSIF, que se aplicó 
experimentalmente por primera vez el año 1987 (Astorga, Ayala, Campos, Díaz y Luna, 1989). 
Este instrumento, que tiene como propósito determinar la cantidad de procesos fonológicos que 
el niño presenta, ha sido de gran utilidad para la detección de menores con trastorno fonológico. 
En los últimos años se han realizado algunos estudios que confirman la aplicabilidad del test, 
así como su validez y confiabilidad, en términos preliminares, dado el número reducido de 
grupos a los que se ha aplicado. 
 
Actualmente este test está en proceso de revisión, con el objetivo de mejorar algunas 
deficiencias que presenta el original y contribuir de este modo a la construcción de un 
instrumento con mejores propiedades estadísticas. El test revisado se ha denominado 
TEPROSIF-R. 
 
En el presente trabajo, se aplicó el TEPROSIF y el TEPROSIF-R a una muestra de 
niños de 3 y 4 años sin dificultades de lenguaje, con el objetivo de conocer el desarrollo 
fonológico normal en estas edades a partir de los P.F.S., determinar si existen diferencias entre 
ambos grupos y correlación entre las edades de los niños y el puntaje obtenido con ambas 
pruebas. 
 3
Lo anterior, es necesario para tener una referencia de los parámetros normales de 
desempeño fonológico de los menores de nuestro país dependiendo de su edad. De esta forma, 
es posible comparar el desempeño de los niños con dificultades fonológicas con normas de 
referencia más consistentes, contribuyendo así a mejorar el proceso diagnóstico de estos niños. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 4
MARCO TEÓRICO 
 
El desarrollo fonológico es un tema ampliamente estudiado por psicolingüistas, 
psicólogos e investigadores interesados en el lenguaje infantil. Así, es posible encontrar en la 
literatura distintas teorías sobre la adquisición de la fonología, tales como las planteadas por los 
enfoques estructural y la fonología natural (Bosch, 1984). 
 
La mayoría de las teorías explicativas, plantean que el proceso de adquisición 
fonológica comienza desde el nacimiento, con la emisión de los primeros sonidos y continúa de 
manera progresiva y gradual hasta los 4 años de edad aproximadamente. El desarrollo termina 
de completarse a los 6 ó 7 años, cuando el niño domina determinadas sílabas y fonemas 
complejos (Monfort y Juárez cit. por Acosta, León y Ramos, 1998). 
 
En general, las teorías se refieren principalmente a la producción fonológica y en menorgrado al proceso evolutivo de percepción. Esto puede deberse al hecho de que el estudio de la 
percepción es un proceso mucho más complejo, puesto que no existen eventos observables 
como en el caso de la producción, que den cuenta con mayor precisión de cuáles son los 
procesos implicados en la percepción, reconocimiento y segmentación que los niños realizan 
para procesar el input fonológico. En relación con esto, es necesario conocer con profundidad la 
información existente con respecto a las características o capacidades que posee el ser 
humano para la percepción de los sonidos del habla, las que le permitirán la posterior 
producción del lenguaje. 
 
 5
Dentro de los conocimientos que existen al respecto, se encuentran los datos acerca de 
la primera diferenciación que los bebés requieren manejar en etapas iniciales, como es el 
distinguir entre estímulos lingüísticos y no lingüísticos. Luego es necesario que reconozcan las 
distintas estructuras que componen el habla adulta, puesto que estas producciones no se 
encuentran segmentadas, sino que se perciben como un flujo continuo sin límites aparentes 
entre sus componentes básicos. En este proceso son fundamentales las características 
segmentales y suprasegmentales, ya que éstas dan las pistas necesarias para que el niño, con 
sus habilidades innatas, sea capaz de captar los segmentos del material verbal que recibe 
(Galeote, 2002). 
 
En este mismo sentido, hay estudios que han permitido constatar que los niños, ya 
desde edades muy tempranas, tienen la capacidad de detectar diferencias mínimas entre 
sonidos del habla (Ingram, 1983). En los primeros 6 meses de vida, el niño es sensible a todos 
los contrastes de sonidos existentes, sin embargo, a medida que se expone a una determinada 
lengua, esta capacidad se restringe a los sonidos propios de ésta, de manera que entre los 10 y 
los 12 meses el niño sólo es sensible a los contrastes propios de su lengua (Werker y Tees cit. 
por Kuhl, 2000; Galeote, 2002). 
 
Ahora bien, en relación con la producción de los sonidos del habla, actualmente existe 
consenso al diferenciar dos periodos en el desarrollo del lenguaje en el niño: el periodo 
prelingüístico y el periodo lingüístico. Sin embargo, dentro del desarrollo fonológico no todos los 
autores comparten la idea de continuidad entre éstos. De este modo, es posible encontrar dos 
explicaciones del desarrollo de la producción fonológica: la hipótesis de la continuidad, que 
señala que los sonidos del balbuceo son precursores de los sonidos que posteriormente 
 6
conformarán las palabras y la de la discontinuidad entre estos dos periodos, que plantea que 
existe un quiebre entre el balbuceo y la etapa de las primeras palabras (Clemente, 1995). 
 
 A este respecto, ambas ideas podrían verse comprobadas a partir de un mismo hecho; 
en la etapa del balbuceo, no se pueden determinar los sonidos propios de una lengua, ya que el 
bebé emite una gran gama de sonidos que puede o no ser característica del idioma que está 
adquiriendo. Posteriormente, las primeras palabras emitidas por los niños, contienen una 
cantidad limitada de los sonidos producidos en la etapa del balbuceo. Esto podría respaldar, en 
cierta forma, la hipótesis de la discontinuidad que existe entre los dos periodos de desarrollo 
fonológico en el niño, puesto que los sonidos que el menor produce en el periodo prelingüístico, 
no son en su totalidad los mismos que emite en el periodo lingüístico (Jakobson cit. por Dale, 
1980). Sin embargo, en estudios realizados por Oller sobre el balbuceo, se comprueba que las 
preferencias en la producción fonética del niño en esta etapa, anticipan su lenguaje posterior 
(Oller cit. por Dale, 1980). 
 
Es necesario mencionar que, si bien existen argumentos a favor y en contra de ambas 
posturas, en la actualidad la que presenta mayor aceptación es la hipótesis de la continuidad 
(Clemente, 1995; Galeote, 2002). 
 
A continuación se describen en términos generales, las características del desarrollo 
fonológico sobre la base de los aspectos expresivos según los dos periodos esenciales del 
desarrollo del lenguaje: el período prelingüístico y el lingüístico. 
 
 
 
 7
I. Periodo prelingüístico 
 
Existen varios autores que describen los eventos que ocurren en el aspecto fonológico 
durante este periodo de desarrollo del lenguaje; uno de ellos es Jakobson, quien señala que en 
el periodo del balbuceo las producciones del niño son pasajeras e incluyen una variedad 
enorme de sonidos (Jakobson cit. por Acosta y cols., 1998). 
 
De acuerdo a la teoría planteada por Jakobson, la adquisición de los fonemas conlleva 
el aprendizaje de contrastes de rasgos más que de sonidos. Existe un orden en la adquisición 
de estos rasgos distintivos, siendo unos prerrequisitos de otros. Este enfoque sugiere que el 
niño distingue inicialmente entre unos pocos rasgos y, a medida que éstos se van haciendo 
contrastivos, puede ir adquiriendo más fonemas e ir ampliando el repertorio. Los tres primeros 
contrastes universales que se desarrollan son: oral-nasal (/ b-m /), labial-dental (/ p-t /) y 
oclusiva-fricativa (/ p-f /) (Bosch, 1984; Clemente, 1995). Esta teoría vino a cambiar lo que hasta 
el momento se sustentaba en cuanto al desarrollo del aspecto fonológico del lenguaje, ya que 
se pensaba que a medida que el menor avanzaba en edad, iba adquiriendo nuevos fonemas 
hasta lograr aprenderlos todos y completar así el bagaje fonológico adulto. Ésta era una mirada 
que no consideraba el sistema fonológico del menor sino que sólo los fonemas que se 
adquirían, cada uno de manera independiente (Galeote, 2002). 
 
Otro autor que describe el desarrollo fonológico en el periodo prelingüístico es Stark, 
quien presenta una descripción de seis estadios. El primer estadio (0 a 6 semanas) comprende 
la emisión de sonidos vegetativos como llantos, quejidos, tos, estornudos, etc.; el segundo 
estadio (6 a 16 semanas) corresponde a los sonidos de risas y arrullos que se realizan en 
relación con situaciones placenteras; el tercer estadio (16 a 30 semanas) se caracteriza por la 
 8
presencia de juegos vocálicos y ruidos precursores de algunas consonantes; en el cuarto 
estadio (6 a 10 meses) los menores comenzarían con la producción del balbuceo reduplicado, 
en el cual utilizan la estructura consonante vocal (CV) repetida en sus emisiones; en el quinto 
estadio (10 a 14 meses) el niño continúa produciendo el balbuceo, pero ahora sin reduplicar las 
estructuras, sino que realiza cadenas más cortas y cambia las consonantes que produce en las 
distintas sílabas. En esta etapa es importante mencionar que el balbuceo del menor se suma a 
las expresiones gestuales que realiza, por lo que se puede considerar que aquí ya existe 
intención comunicativa explícita en las emisiones orales que produce. Finalmente, en el sexto 
estadio (más de 14 meses), se produce una transición entre el balbuceo y la palabra, en este 
último estadio es posible encontrar entre las producciones del menor sonidos de juego, 
protopalabras y jerga (Stark cit. por Clemente, 1995). 
 
Ingram, basándose en lo propuesto por Stampe, plantea que existen cuatro estadios en 
el desarrollo fonológico desde el nacimiento hasta alrededor de los 7 años. El primero de ellos 
se da en el periodo prelingüístico y corresponde a la etapa del balbuceo y de la percepción. 
Éste se mantiene hasta aproximadamente el año de vida, edad a la que el menor comenzaría a 
producir las primeras palabras, entrando con esto en el periodo lingüístico. En este primer 
estadio propuesto por Ingram, el menor desarrolla su capacidad de discriminación perceptiva, la 
cual es de gran importancia para el reconocimiento del input lingüístico que el medio le 
proporciona; junto con esto, el menor experimenta con los sonidos que es capaz de producir, 
los que inicialmente constituyen en su mayoría sonidos vocálicos y consonánticos velares,sumándose en meses posteriores consonantes más anteriores. Por último, el menor desarrolla 
la habilidad de imitación, logrando a finales de esta etapa, no sólo imitar nuevos sonidos de 
forma inmediata, sino que incluso retenerlos para reproducirlos luego de un tiempo (Ingram, 
1983). 
 9
De acuerdo a lo anterior, en el período prelingüístico los niños desarrollan un repertorio 
de sonidos muy variado y "ejercitan" esas producciones tanto para el desarrollo productivo 
posterior, como para entrenar los procesos perceptivos implicados en el desarrollo fonológico. 
 
II. Periodo lingüístico. 
 
En este periodo, Jakobson plantea que la cantidad de sonidos del periodo anterior se 
reduce en forma drástica y los fonemas deben ser readquiridos como parte del sistema 
fonémico del niño, por lo que existiría una discontinuidad entre ambos periodos (Jakobson cit. 
por Acosta y cols., 1998). 
 
Este autor indica que al inicio de este periodo se adquieren las primeras cincuenta 
palabras, las que tendrían una configuración silábica del tipo consonante-vocal (CV) o de 
consonante-vocal-consonante-vocal (CV-CV). Las primeras consonantes de estas cadenas 
serían bilabiales (/ b /, / p /, / m /), ya que son las consonantes anteriores las que adquieren 
primero los niños, dando paso luego a las posteriores (Clemente, 1995). 
 
Otra aproximación teórica que explica el desarrollo de esta etapa es la de Stampe, 
desarrollada posteriormente por Ingram. En ésta se plantea la existencia de procesos 
fonológicos de simplificación (P.F.S.), sistema innato con el cual los niños simplifican el habla 
adulta. Esto se logra a través de la eliminación o sustitución de sonidos difíciles por otros más 
fáciles de producir para el menor, según las posibilidades articulatorias que éste posee (Stampe 
cit. por Acosta y cols., 1998; Galeote, 2002). 
 
 10
González plantea que el hecho de que los menores requieran simplificar las palabras 
que producen tiene tres causas probables. La primera de ellas indica que éstos tienen una 
capacidad de memoria limitada, factor que les impediría recordar la palabra adulta completa, 
por lo que su reproducción sería parcial. La segunda hipótesis que intenta dar explicación al uso 
de los P.F.S., señala que existe una limitación a nivel de la representación de la palabra por 
parte del niño, por lo que éste se representa la palabra del adulto de forma simplificada. Por 
último, se plantea que los menores poseen limitadas capacidades articulatorias, por lo que no 
logran realizar producciones adultas hasta que desarrollan la destreza adecuada en esta 
habilidad (González cit. por Acosta y cols., 1998). 
 
Por lo tanto, la adquisición fonológica desde esta perspectiva, implica un proceso no 
acumulativo de fonemas como se señalaba antes, sino que decreciente, ya que el desarrollo 
fonológico estaría dado por la eliminación gradual de los P.F.S. Lo anterior no excluye que, 
junto con la eliminación de estos procesos, el niño consolide paralelamente el sistema de 
sonidos de la lengua que está adquiriendo (Galeote, 2002). 
 
Stampe señala tres tipos de mecanismos fonológicos que el niño utiliza para dejar de 
realizar procesos fonológicos de simplificación, acercándose de esta manera al modelo adulto; 
éstos son: supresión total de un proceso, limitación de procesos y ordenación de procesos 
(Acosta y cols., 1998). Estos mecanismos corresponden a procesos cognitivos que posibilitan el 
desarrollo del sistema fonológico del niño. 
 
En el periodo lingüístico se encuentra el segundo estadio de desarrollo fonológico 
propuesto por Ingram; éste comienza alrededor de los 12 a 18 meses y corresponde a las 
primeras cincuenta palabras. El tercer estadio de desarrollo, abarcaría desde los 18 meses 
 11
hasta los 4 años, éste se denomina estadio de fonología en expansión y es en este estadio en 
el que el menor aplica los P.F.S. que determinan las características de las producciones que 
realiza. Por último en el cuarto estadio, de culminación del repertorio fonológico, que comprende 
desde los 4 hasta los 7 años, el niño debería lograr realizar producciones correctas de palabras 
simples e incrementar el uso de palabras más complejas. Por lo tanto, los P.F.S. deberían 
desaparecer por completo en esta etapa (Ingram, 1983; Clemente, 1995). 
 
En relación con los procesos fonológicos de simplificación, Ingram identificó tres 
grandes tipos que se encuentran en las producciones infantiles. A continuación se define 
brevemente a cada uno de ellos: 
 
1. Procesos de estructura silábica. La tendencia general consiste en la reducción de las 
sílabas al esquema CV, la reducción del número total de sílabas que componen una palabra y/o 
la incorporación de elementos a la palabra, con el fin de facilitar su producción a partir de una 
tendencia a producir la sílaba básica CV. Por ejemplo, “busa” por “blusa”, “fante” por “elefante”, 
“palátano” por “plátano”. 
 
2. Procesos de asimilación. Ocurren cuando un segmento de la palabra se hace similar 
o se ve influido por otro presente en la misma. Ejemplos de esto serían “papato” por “zapato”, 
“penneta” por “peineta”, “dueda” por “rueda”. 
 
3. Procesos de sustitución. Se refieren a la sustitución de fonemas o clases enteras de 
fonemas por otros no presentes en la palabra. De este modo un niño puede decir “taleco” por 
“chaleco”, “jidafa” por “jirafa”, “jubo” por “jugo” (Ingram, 1983; Bosch, 1984; Maggiolo y Pavez, 
2000). 
 12
En relación con lo anterior, en un estudio realizado por González (1987) con niños 
españoles, de nivel intelectual normal y sin problemas orgánicos, se concluyó que a los 6 años 
los P.F.S. prácticamente han desaparecido. Además, se observó que los procesos que se 
encuentran con mayor frecuencia en los sujetos entre 3 y 7 años son los relativos a la estructura 
de sílaba en primer lugar y luego los procesos de sustitución y asimilación (González cit. por 
Acosta y cols., 1998). 
 
Así también, autores como Serra, Bosch y Melgar de González realizaron estudios para 
conocer la evolución fonológica del castellano. Serra (1979) aporta una clasificación de las 
categorías de los sonidos de acuerdo al orden de complejidad de éstos. De esta forma, los 
fonemas que se dominarían en primer lugar serían los nasales, a continuación los oclusivos, 
seguidos por los fricativos y por último, los fonemas más complejos y por ende, de más tardía 
aparición, serían los líquidos y particularmente el vibrante múltiple. Por su parte Melgar de 
González (1976) y Bosch (2004), obtienen con sus estudios el orden de adquisición de los 
fonemas del español. Según éste, entre los fonemas de aparición más temprana se encuentran, 
tal como señala Serra, las nasales / m /, / n /, / ñ /; junto con las oclusivas / p /, / t /, / k / las que 
a los tres años son producidas correctamente por el 90% de la población estudiada; por su 
parte el fonema que es dominado mas tardíamente es / /, sumado a las combinaciones más 
complejas como son los dífonos consonánticos con líquidas (Melgar de González, 1976; 
Clemente, 1995; Serra cit. por Acosta y cols., 1998; Bosch, 2004). 
 
Así como es fundamental la realización de estudios que nos permitan conocer la 
evolución del sistema fonológico de los niños de nuestra lengua, con el objetivo de tener 
referencias sobre el desempeño que se da en cada etapa del desarrollo fonológico, es 
igualmente importante conocer y manejar estrategias de evaluación que permitan dar cuenta del 
 13
nivel de este desarrollo en niños de diversas edades, para de esta forma cumplir 
adecuadamente con el proceso de evaluación e intervención en los casos que se requiera. 
 
En los últimos años la discusión principal acerca de los contenidos de la evaluación 
fonológica se ha centrado en dos aproximaciones: la fonética y la fonológica. La primera, 
considera como unidad básica de percepción y producción del habla al fonema, por lo queha 
centrado su análisis en la articulación de los fonemas. En tanto, el enfoque fonológico parte de 
la idea que el niño establece su sistema fonológico adquiriendo una serie de reglas para 
organizar los fonemas de su idioma, poniendo énfasis en aspectos como los P.F.S. Sin 
embargo, lo que resulta más adecuado para la evaluación de este nivel del lenguaje, es integrar 
ambos contenidos (Acosta y Moreno, 1999). 
 
Una evaluación del desarrollo fonológico completa, debería incluir los siguientes 
aspectos: 
- Repertorio de fonemas (inventario fonémico). 
- Alteraciones que los fonemas experimentan cuando ocurren en contextos fonéticos 
diferentes (inventario fonético). 
- Combinaciones de sonidos que pueden ocurrir en el lenguaje y las formas posibles 
para sílabas y palabras (limitaciones fonotácticas), según la lengua que se 
adquiera. 
- Procesos fonológicos. 
- Nivel en que se encuentran los problemas (perceptivo, organizativo y articulatorio). 
- Consistencia en la producción. 
 
 14
Desde esta perspectiva, cada una de las dimensiones señaladas aportaría datos 
relevantes acerca del sistema fonológico del niño y las estrategias observadas en su desarrollo 
(Fey, Grunwel y Kamhi cit. por Acosta y cols., 1998). 
 
En tanto, la aproximación psicolingüística, plantea la evaluación de los niveles receptivo 
y expresivo. Dentro de la evaluación del nivel receptivo, se incluyen reconocimiento auditivo de 
palabras y discriminación auditiva de sonidos, pseudopalabras y palabras. En el nivel expresivo 
se evalúan motricidad oral, denominación y repetición de sílabas, pseudopalabras, palabras y 
frases (Cervera e Ygual, 2003). 
 
Otro aspecto importante de considerar en el análisis del sistema fonológico son las 
modalidades de evaluación. Habitualmente se utiliza alguna de estas tres modalidades: 
denominación, imitación y muestra de lenguaje espontáneo. Dentro de estas posibilidades, 
diversos autores plantean la necesidad de evaluar a partir de una muestra de habla 
espontánea, teniendo en cuenta las influencias morfológicas, sintácticas y prosódicas sobre la 
producción fonológica. Además de analizar las producciones espontáneas, autores como 
Gotzens, agregan la necesidad de incluir producciones provocadas de frases, palabras y 
sílabas aisladas que incluyan a los fonemas de mayor dificultad (Gotzens en Puyuelo, 2000). 
Sin embargo, el excesivo tiempo requerido y la presencia azarosa de fonemas y procesos 
fonológicos dificultan la evaluación por medio del habla espontánea. Es así, como encontramos 
que las pruebas formales más utilizadas en el ámbito español ocupan tareas de denominación e 
imitación (Acosta y Moreno, 1999). 
 
En esta investigación la modalidad utilizada para evaluar P.F.S. es la imitación diferida. 
Este procedimiento implica que entre que el niño oye la palabra estímulo y la produce, media el 
 15
procesamiento de determinado material verbal. De este modo, en el caso específico del 
instrumento utilizado en este trabajo, se le dice al niño una frase que contenga la palabra que 
se quiere elicitar, mostrando a la vez el dibujo que la representa, para luego decir una frase 
inconclusa que el niño debe completar con la palabra que se analizará. 
 
Esta modalidad, permite que el niño tenga un tiempo suficiente entre audición y 
producción de la palabra evaluada, para que se manifieste su sistema fonológico. Además, 
posibilita una rápida y eficiente obtención de las palabras que se analizarán si se le compara 
con la obtención de muestras de lenguaje espontáneo. No obstante, la imitación diferida puede 
afectar de alguna manera las producciones realizadas por los niños, ya que éstas pueden 
influirse por las del evaluador. En consecuencia, la producción del niño puede ser mejor de lo 
que lograría sin el modelo previo. Dicha modalidad no sólo pone en juego la producción del 
niño, sino que también el nivel de atención que éste presenta durante la prueba, ya que debe 
estar atento a la frase dada por el evaluador (Ingram, 1983; Maggiolo y Pavez, 2000; Bosch, 
2004). 
 
En nuestro país, se han realizado una serie de estudios enfocados principalmente a la 
aplicación del test de evaluación de procesos de simplificación fonológica (TEPROSIF). El 
primero de ellos, buscaba caracterizar el desarrollo fonológico según la cantidad de P.F.S. en 
niños de 2.6 a 3.0 años y 3.0 a 3.6 años de nivel socioeconómico bajo, comparando sus 
rendimientos según el grupo de edad al que pertenecían. De esta forma, fue posible determinar 
diferencias significativas en el desempeño de los menores según su edad y por lo tanto, 
establecer una proyección en cuanto a la cantidad de procesos presentes en las producciones 
de los menores según el grupo de edad en el que se encuentren (Astorga y cols., 1989). 
 16
Además de lo anterior, se han realizado también comparaciones entre los rendimientos 
de los menores según su nivel socioeconómico. Específicamente se estudió un grupo de niños 
de 3.0 a 3.6 años de edad, de niveles socioeconómicos alto y bajo con desarrollo normal del 
lenguaje, con el objetivo de establecer posibles diferencias entre ambos grupos. En este estudio 
se demostró que los niños de nivel sociocultural alto presentaban un número significativamente 
menor de P.F.S. que los niños de nivel sociocultural bajo, diferencia que se dio tanto en el total 
de procesos como en cada subtipo (Kohler, Pesce, Soto y Zapata, 1989). 
 
Por otra parte, se estudiaron los tipos y frecuencia de los procesos que utilizan los niños 
con trastorno fonológico en comparación con los que presentan los niños normales. En este 
trabajo se estableció que los niños con trastorno específico del lenguaje (T.E.L.) presentan 
significativamente más P.F.S. que los niños sin dificultades de lenguaje (Espinoza, Núñez y 
Quezada, 1990). 
 
Además de lo anterior, en todos los estudios realizados se concluyó que los procesos 
que se presentan con mayor frecuencia en los menores con o sin T.E.L., de cualquiera de los 
grupos de edad y nivel socioeconómico estudiados, son los de estructura silábica, seguidos por 
los de sustitución y luego los de asimilación. 
 
También se establecieron diferencias en cuanto a la cantidad de P.F.S. utilizados por 
niños con deficiencia mental (D.M.), parálisis cerebral (P.C.) y fisura labiopalatina con respecto 
a niños normales. 
 
En los estudios referidos a los niños con D.M., se comparó la cantidad de P.F.S. 
producidos por niños con D.M. leve y moderada de nivel socioeconómico bajo con la cantidad 
 17
de P.F.S. producidos por niños normales. Para llevar a cabo dicha comparación ambos grupos 
fueron homologados por el promedio de longitud del enunciado (P.L.E.), cuyos rangos 
analizados eran: 1.2 a 1.8, 1.9 a 2.2, 2.3 a 2.8 y 3.2 a 3.5. Los resultados encontrados revelan 
que sólo existían diferencias significativas en cuanto a la cantidad de P.F.S. producidos por los 
niños que se encontraban en el rango de P.L.E. 2.3 a 2.8, en los cuales los niños con D.M. 
presentaron una menor cantidad de procesos que los niños normales, lo que se podría deber al 
mayor conocimiento de mundo debido a que su edad cronológica es mayor. En cuanto a la 
distribución por tipo de proceso, se determinó que los niños con D.M. leve y moderada 
producen una mayor cantidad de P.F.S. de estructura silábica, seguidos por los de sustitución y 
por último los de asimilación (Arévalo, Olivares y Ramírez, 1991). 
 
Las investigaciones en niños con P.C., que presentaban disartria leve y deficiencia 
mental leve o moderada, determinaron que estos niños producen la misma cantidad de P.F.S. 
que los niños normales con el mismo P.L.E. Sin embargo, existe una diferencia significativa en 
cuanto a la edad cronológica de ambos grupos comparados, siendo mayores los niños con P.C. 
En relación a la distribución por tipo de P.F.S., estos niños producen con mayor frecuencia 
P.F.S. de estructura silábica, luegode sustitución y finalmente de asimilación, resultados 
encontrados también en niños normales (Fuentes, Godoy, Riesco, Torres y Vargas, 1995). 
 
Los resultados obtenidos en un estudio realizado en niños con fisura labiopalatina 
unilateral y bilateral, que se encontraban dentro de un rango de edad entre 3.0 y 4.11 años, 
mostraron que estos niños producen una cantidad de P.F.S. significativamente mayor a la 
esperada para su edad. En cuanto a la distribución de los tipos de P.F.S., se observó que sólo 
el grupo de niños con fisura unilateral de 3.0 a 3.11 años se comportó de forma similar a los 
niños sin fisura, presentando mayor cantidad de P.F.S. de estructura silábica, seguidos por los 
 18
de sustitución y por último los de asimilación. En cambio en los niños con fisura bilateral de 3.0 
a 3.11 años y ambos grupos de 4.0 a 4.11 años, los procesos se distribuyeron de manera 
similar entre ellos, pero distinta de los niños sin fisura, produciendo más P.F.S. de sustitución, 
luego de estructura silábica y por último de asimilación (Fernández, Hoare, Osses, Pimentel y 
Sárate, 2000). 
 
De este modo, a partir de la evaluación con el TEPROSIF, es posible conocer el 
desempeño fonológico de los niños mediante la determinación de la cantidad de P.F.S. 
presentes en sus producciones, tanto de aquellos que están cursando un desarrollo de lenguaje 
normal, como de los que se desvían de lo esperado para su edad o presentan algún tipo de 
trastorno. 
 
En esta investigación, se obtuvo la cantidad y tipo de P.F.S. en un grupo de niños 
normales de 3 y 4 años, mediante la aplicación del TEPROSIF y TEPROSIF-R. La información 
obtenida, contribuye al conocimiento del desarrollo del sistema fonológico, desde la perspectiva 
de estos procesos. 
 
El estudio de la fonología en niños normales, permite conocer las características que se 
observan en este aspecto a lo largo de su evolución. Además, entrega información respecto de 
los mecanismos utilizados por los niños para acceder a las producciones adultas (procesos 
fonológicos de simplificación). 
 
Del mismo modo, es necesario conocer no sólo el desempeño de niños normales en 
cuanto al aspecto fonológico, sino que también es fundamental saber sobre lo que ocurre en el 
 19
desarrollo de niños que presentan dificultades lenguaje, tanto específicas como asociadas a 
otros cuadros. 
 
En la medida en que se tiene un conocimiento acabado de lo que sucede en el 
desarrollo de este nivel del lenguaje en los niños normales, es posible realizar un proceso de 
evaluación y de intervención más eficaz y eficiente para superar las deficiencias fonológicas de 
los niños. 
 
Lo anterior es de gran importancia para el profesional fonoaudiólogo, ya que la 
evaluación del desempeño fonológico es una tarea muy recurrente en la clínica, esto debido a 
que las dificultades fonológicas son un síntoma frecuente en los niños con trastornos del 
lenguaje. 
 
 20
Hipótesis 
 
Los niños de 3 años realizan más procesos fonológicos de simplificación que los niños 
de 4 años. 
 
 
Tipo de diseño 
Esta investigación es de diseño analítico transversal. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 21
OBJETIVOS 
 
 Según lo planteado en el marco teórico, los objetivos de esta investigación son los 
siguientes: 
 
Objetivo general 
Conocer los procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) que producen los niños 
entre 3 y 4 años de edad sin dificultades de lenguaje. 
 
Objetivos específicos 
1. Determinar los P.F.S. que producen los niños de 3 años sin dificultades de lenguaje. 
2. Determinar los P.F.S. que producen los niños de 4 años sin dificultades de lenguaje. 
3. Establecer la existencia de diferencias entre los P.F.S. que producen los niños de 3 años y 
los niños de 4 años. 
4. Determinar si existe correlación entre los P.F.S. y la edad de los niños del grupo estudiado 
en el TEPROSIF-R y el TEPROSIF. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 22
MATERIAL Y MÉTODO 
 
1. Sujetos 
 
Los sujetos que participaron en la investigación fueron 60 niños de ambos sexos, de la 
Región Metropolitana, cuyas edades se encontraban dentro de los 3 años 0 meses 0 días y los 
4 años 11 meses 29 días. Los sujetos provenían de jardines infantiles de las comunas de 
Independencia, La Pintana, Ñuñoa, Providencia y Puente Alto1. 
 
La muestra fue estratificada y aleatoria por etapas. La primera etapa fue la de selección 
de los jardines infantiles (muestra por conveniencia) y la segunda etapa fue la de selección de 
los niños en cada jardín. Se establecieron 2 grupos, cada uno de 30 niños: uno constituido por 
los niños de 3 años y un grupo de niños de 4 años. En cada rango de edad se contempló un 
número equivalente de niños y niñas. Además, en cada grupo se incluyó a 10 niños de nivel 
socioeconómico bajo, 10 de nivel medio y 10 de nivel alto, con el propósito de homogeneizar 
este aspecto en la muestra en estudio. El nivel socioeconómico se determinó a través de una 
pauta específica (ver anexo 1), la cual sintetizaba los criterios establecidos por la Encuesta de 
Caracterización Socioeconómica Nacional (CASEN) del MIDEPLAN. 
 
Todos los niños de la muestra debían cumplir con la característica de tener desarrollo 
normal del lenguaje. Lo anterior se determinó a partir de la información otorgada por las 
parvularias de los jardines infantiles, mediante la revisión de la ficha escolar de cada niño. Con 
 
1 Para realizar la evaluación de los niños en el jardín de la comuna de Independencia, se debió contar con 
el consentimiento informado de los padres de los niños. 
 23
este procedimiento se verificó que los niños no asistieran a escuela de lenguaje ni a tratamiento 
fonoaudiológico por problemas de lenguaje o comunicación. 
 
2. Instrumentos y materiales 
 
Se utilizaron tres tipos de instrumentos, unos destinados a la selección de los niños, 
otro a la recolección de datos y otros para la evaluación de la variable en estudio. 
 
2.1 Instrumentos de selección de sujetos 
 
 Pauta con criterios para caracterizar niveles socioeconómicos: para la determinación del 
nivel socioeconómico se consideraron tres criterios: el ingreso familiar, la escolaridad y la 
ocupación de los padres, debiendo cumplirse dos de ellos para ser clasificados dentro de un 
nivel socioeconómico (ver anexo 1). 
 
 Informe de ficha escolar e información aportada por la parvularia: entrega datos acerca 
del proceso escolar del niño y sobre la no asistencia a escuela de lenguaje o a tratamiento 
fonoaudiológico. 
 
2.2 Instrumento de recolección de datos personales 
 
 Ficha de antecedentes personales y familiares del niño: con la cual se recolectaron los 
siguientes antecedentes: nombre, fecha de nacimiento, edad, sexo, ingreso familiar, nivel 
educacional y ocupación de los padres, comuna de residencia y establecimiento educacional 
(ver anexo 2). 
 24
2.3 Instrumentos de evaluación 
 
 TEPROSIF: Instrumento que consta de 36 ítemes de una palabra cada uno, las que 
posibilitan la producción de P.F.S. en los niños. Posee un set de 36 láminas en blanco y negro. 
El tipo de respuesta que da el niño es a través de la imitación diferida, la que permite que el 
niño tenga un tiempo entre la audición y la producción de la palabra evaluada, durante el cual 
media un determinado material verbal. El test también contiene un protocolo de registro con los 
antecedentes personales del niño y con las 36 palabras-estímulo y columnas donde se registran 
los P.F.S. que el niño realiza. Incluye puntajes de referencia para niños chilenos en los rangos 
de edad en los que se ha aplicado (Maggiolo y Pavez, 2000). 
 
 TEPROSIF-R: Esta prueba corresponde al TEPROSIF revisado. Las modificaciones que 
se consideraron para la revisión de la prueba se orientan básicamente a: 
• Reemplazar algunos ítemespor otros. Particularmente aquellos que, de acuerdo a las 
aplicaciones previas, elicitan fenómenos propios del español de Chile (Ej.: “fóhforo” por 
fósforo, “aúja” por aguja, “juego” por fuego) los que no pueden considerarse como 
procesos fonológicos de simplificación. 
• Unificar el estilo del estímulo visual (láminas). Al respecto se rehicieron los estímulos 
visuales de todo el test en un mismo estilo de dibujo. 
• Homogeneizar el estímulo verbal. Se homologó la estructura de las frases que el niño 
debe completar con la palabra estímulo (Pavez, Maggiolo y Coloma, 2004 en 
elaboración). 
 
En el anexo 3 se encuentran los protocolos de respuesta para ambas pruebas. 
 25
3. Procedimientos 
 
3.1 Revisión bibliográfica del tema para elaborar el marco teórico 
 
Se recopilaron y revisaron contenidos relativos al desarrollo fonológico en niños tanto 
del idioma inglés, como del español. Estos últimos corresponden a trabajos realizados en 
España y en Chile. 
 
3.2 Conocimiento y pilotaje de las pruebas 
 
Antes de llevar a cabo la aplicación de las pruebas de evaluación (TEPROSIF y 
TEPROSIF-R), fue necesario familiarizarse con ellas, así como también homogeneizar criterios 
de análisis y registro. Esta etapa se cumplió a partir de un pilotaje. Este proceso consistió en 
aplicar los instrumentos de evaluación a un grupo de 6 niños de edades comprendidas en el 
rango seleccionado para el estudio. Una vez aplicados se consensuaron los criterios de análisis 
para evitar sesgos de interpretación. 
 
3.3 Procedimientos de selección de la muestra 
 
Previo a la selección de los sujetos para la investigación, se establecieron los criterios 
para controlar las variables de edad y normalidad en el desarrollo del lenguaje. 
 
En lo que respecta a la edad de los sujetos, se determinó un rango entre 3 años 0 
meses 0 días y 4 años 11 meses y 29 días. 
 
 26
Tal como se mencionó anteriormente, la normalidad del lenguaje de estos niños, se 
determinó basándose en dos criterios operacionales para efectos de este trabajo: no debían 
asistir a escuela de lenguaje ni a tratamiento fonoaudiológico por dificultades del lenguaje o 
comunicación. 
 
3.4 Aplicación de las pruebas de evaluación 
 
Las pruebas de evaluación TEPROSIF y TEPROSIF-R fueron aplicadas a todos los 
niños de manera individual, por cada una de las examinadoras. Las evaluaciones fueron 
realizadas en los respectivos establecimientos educacionales a los cuales asistían los menores, 
con excepción de las evaluaciones a los niños que pertenecían al Jardín infantil del Hospital 
Clínico de la Universidad de Chile, las que se realizaron en dependencias de la Escuela de 
Fonoaudiología de la Universidad de Chile. A cada niño se le aplicó en primer término el 
TEPROSIF (en su versión original), y luego aproximadamente después de 7 días o más, se 
aplicó el TEPROSIF-R. 
 
Las respuestas obtenidas por los niños fueron transcritas en forma inmediata en la hoja 
de registro, para ser posteriormente revisadas y analizadas basándose en los criterios 
establecidos en las pruebas. 
 
Cabe señalar que la decisión de evaluar a los niños con ambas pruebas se debió 
fundamentalmente a que el test original está en estos momentos en proceso de revisión, en el 
marco de un proyecto de investigación en la Escuela de Fonoaudiología realizado por Pavez, 
Maggiolo y Coloma y era necesario evaluar niños de diferentes rangos de edad para su primera 
aplicación revisada. 
 27
RESULTADOS Y ANÁLISIS 
 
Los datos se procesaron a partir de planillas Excel en el programa estadístico SPSS. En 
estas planillas se registró: nº de caso, edad y los resultados en cuanto a tipo y número de 
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) producidos por los niños en el TEPROSIF-R y 
TEPROSIF. 
 
Los resultados de este trabajo se presentan de acuerdo al siguiente orden: 
 
• Comparación de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R y TEPROSIF entre niños de 3 y 4 
años. 
• Distribución porcentual de los diferentes tipos de P.F.S. en cada grupo de niños según las 
pruebas aplicadas. 
• Comparación de los diferentes tipos de P.F.S. entre niños de 3 y 4 años evaluados con 
ambas pruebas. 
• Correlación entre ambos grupos de edad y los P.F.S., evaluados con el TEPROSIF-R y 
TEPROSIF. 
 
Los resultados que requirieron de análisis comparativo y de correlación se analizaron 
con la U de Mann Whitney y el estadígrafo Rho de Spearman respectivamente (con α = 0.05). 
Todos los análisis se presentan en las tablas correspondientes. 
 
 
 
 28
A continuación se presentan las tablas que muestran las comparaciones de los 
procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) en ambos grupos de edad obtenidos con ambas 
pruebas. 
 
 
Tabla I: Comparación del total y tipo de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R, entre 
niños de 3 y 4 años de edad, de jardines infantiles, Santiago, 2004. 
 
 
TEPROSIF-R 
3 años 4 años 
P.F.S. 
mediana P25 P75 mediana P25 P75 p value 
Total P.F.S. 25 35.5 10.75 8 18.25 4.75 0.000 
Estructura silábica 12.5 20 5 4 8.25 2 0.000 
Sustitución 6 10.25 2 3 6 1 0.012 
Asimilación 4 7.25 2 2 4 1 0.003 
 
 
 
 
Esta tabla muestra que los niños de 3 años presentan en el TEPROSIF-R un total de 
procesos fonológicos de simplificación mayor que los niños de 4 años. Esta diferencia es 
significativa y también se presenta en cada tipo de proceso. 
 
 
 
 
 
 
 29
Tabla II: Comparación del total y tipo de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF, entre niños 
de 3 y 4 años de edad, de jardines infantiles, Santiago, 2004. 
 
 
TEPROSIF 
3 años 4 años 
P.F.S. 
mediana P25 P75 mediana P25 P75 p value 
Total P.F.S. 23 32.25 13 9 19 6.7 0.000 
Estructura silábica 12.5 16.5 8 5 10 3 0.000 
Sustitución 6 10 3 3 7 1.75 0.038 
Asimilación 3.5 6.5 1.75 1 2.25 1 0.001 
 
 
 
 
Esta tabla muestra que los niños de 3 años presentan en el TEPROSIF un total de 
procesos fonológicos de simplificación mayor que los niños de 4 años. Esta diferencia es 
significativa y también se presenta en todos los tipos de procesos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 30
En seguida se presentan los gráficos que representan la distribución porcentual de los 
P.F.S. obtenidos con ambas pruebas para ambos grupos de niños (los datos a partir de los 
cuales se obtuvieron estas distribuciones se encuentran en el anexo 4). 
 
 
Gráfico 1: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R en niños de 
3 años. 
 
53%
27%
20%
Est.Sil. Sustitución Asimilación
 
 
 
Según el gráfico los niños de 3 años evaluados con el TEPROSIF-R realizan una mayor 
cantidad de procesos fonológicos de simplificación de estructura silábica (53%), luego de 
sustitución (27%) y por último de asimilación (20%). 
 
 
 
 
 31
Gráfico 2: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF-R en niños de 
4 años. 
 
 
49%
31%
20%
Est.Sil. Sustitución Asimilación
 
 
 
 
En el gráfico se observa que en los niños de 4 años evaluados con el TEPROSIF-R el 
mayor porcentaje corresponde a procesos de estructura silábica (49%), seguido por los de 
sustitución (31%) y el menor porcentaje corresponde a los P.F.S. de asimilación (20%). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 32
Gráfico 3: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF en niños de 3 
años. 
 
 
55%
27%
18%
Est.Sil. Sustitución Asimilación
 
 
 
 
En este gráfico se observa que los niños de 3 años evaluados con el TEPROSIF 
presentan un mayor porcentaje de procesos fonológicos de simplificación de estructura silábica 
(55%), seguido por los de sustitución (27%), y los P.F.S. menos frecuentes en estos niños son 
los de asimilación (18%). 
 
 
 
 
 
 33
Gráfico 4: Distribución porcentual de P.F.S. obtenidos con el TEPROSIF en niños de 4 
años. 
 
 
52%
34%
14%
Estructura silábica Sustitución Asimilación
 
 
 
 
 
 
Se puede apreciar en el gráfico que los niños de 4 años evaluados con el TEPROSIF 
producenuna mayor proporción de procesos fonológicos de simplificación de estructura de 
sílaba (52%), seguidos por los procesos de sustitución (34%) y luego de asimilación (14%). 
 
 
 
 
 
 
 
 34
El gráfico que se presenta a continuación ilustra en su conjunto la distribución 
porcentual de los P.F.S. en los grupos de niños al ser evaluados con ambas pruebas. 
 
 
Gráfico 5: Comparación de la distribución porcentual de P.F.S. entre los niños de 3 y 4 
años evaluados con TEPROSIF y TEPROSIF-R. 
 
 
0%
20%
40%
60%
80%
100%
3 AÑOS 4 AÑOS 3 AÑOS 4 AÑOS
TEPROSIF TEPROSIF-R
Estructura silábica Sustitución Asimilación
 
 
 
 
 
 
Este gráfico muestra que la distribución porcentual de los distintos tipos de procesos 
fonológicos de simplificación es similar en los distintos grupos de niños evaluados y en ambos 
test. 
 35
Otro análisis realizado en el presente trabajo se relaciona con determinar si el desarrollo 
fonológico evaluado, basándose en los P.F.S., se evidencia al correlacionar la edad de los niños 
con los resultados en las pruebas. Con este fin se aplicó la prueba de correlación de Spearman, 
considerando ambos rangos de edad conjuntamente. En las siguientes tablas se presentan los 
análisis de correlación. 
 
 
Tabla III: Correlación entre edad y procesos fonológicos de simplificación evaluados con 
el TEPROSIF-R en niños de 3 y 4 años. 
 
 
 r p value 
Ptje. total v/s edad -0.59 0.000 
Estructura silábica -0.59 0.000 
Sustitución -0.42 0.001 
Asimilación -0.48 0.000 
 
 
 
 
 
Esta tabla muestra que existe una correlación significativa entre las edades y el total de 
procesos fonológicos de simplificación y también entre las edades y cada tipo de proceso 
evaluados con el TEPROSIF-R. El valor negativo de r significa que a mayor edad disminuye el 
número de procesos total y de cada tipo, lo que daría cuenta del desarrollo fonológico 
(considerando los P.F.S.) en los grupos estudiados. 
 
 
 36
Tabla IV: Correlación entre edad y procesos fonológicos de simplificación evaluados 
con el TEPROSIF en niños de 3 y 4 años. 
 
 
 r p value 
Ptje. total v/s edad -0.58 0.000 
Estructura silábica -0.63 0.000 
Sustitución -0.38 0.002 
Asimilación -0.48 0.000 
 
 
 
 
 
Esta tabla muestra que existe una correlación significativa entre las edades y el total de 
procesos fonológicos de simplificación y también entre las edades y cada tipo de proceso 
evaluados con el TEPROSIF. El valor negativo de r significa que a mayor edad disminuye el 
número de procesos total y de cada tipo. 
 
 
En síntesis, se puede apreciar que los niños de 3 años producen mayor cantidad de 
P.F.S. que los niños de 4 años. La distribución de los tipos de P.F.S. es homogénea entre 
ambos grupos de edad, obteniéndose más de estructura silábica, seguidos por los de 
sustitución y por último los de asimilación. En cuanto a la correlación entre edad y puntaje 
obtenido con ambas pruebas esta resulta significativa. 
 
 37
DISCUSIÓN 
 
Los resultados de esta investigación permiten establecer que existe desarrollo 
fonológico entre los tres y cuatro años de edad. Lo anterior se comprueba puesto que, al 
comparar los rendimientos de ambos grupos de niños, se encontraron diferencias significativas 
en su desempeño. De este modo, los menores de 3 años evidencian una mayor cantidad de 
procesos de simplificación que los niños de 4. Esto es concordante con lo que se describe en la 
bibliografía expuesta en el marco teórico, donde se plantea que a medida que los menores 
avanzan en edad, disminuye la cantidad de procesos que se encuentran es sus producciones. 
 
Esta idea se ratifica en el estudio realizado por Bosch con niños de habla castellana de 
la ciudad de Barcelona, quien con sus resultados presenta un perfil normativo para niños de 3, 
4, 5 y 6 años, en un esquema evolutivo que demuestra la gradual desaparición de los procesos. 
Este perfil se basa en el porcentaje de sujetos que utilizan los P.F.S. en cada rango de edad 
(Bosch, 2004). Así también, en un estudio hecho en Granada, con una población de 416 sujetos 
hispanohablantes de edades entre 2.6 y 6.6 años, se encontró que los procesos fonológicos de 
simplificación (sin considerar los debidos al dialecto andaluz), disminuyen a medida que 
aumenta la edad (Carballo, Marrero y Mendoza, 2000). Esta desaparición progresiva de los 
P.F.S., concuerda también con los resultados de la presente investigación. 
 
Lo anteriormente planteado también se corrobora con los resultados obtenidos en 
trabajos previos realizados en Chile. Así, en 1989 se estudió un grupo de niños entre 2.6 y 3.6 
años de nivel socioeconómico bajo. Los resultados evidenciaron diferencias significativas en la 
 38
cantidad de procesos que presentaron los menores según su edad, encontrándose en los niños 
mayores menos procesos que en los más pequeños (Astorga y cols.,1989). 
 
La disminución de la cantidad de procesos en las producciones de los menores al 
tiempo que ellos alcanzan mayor edad, se explica porque los P.F.S. son mecanismos que el 
niño utiliza para acercarse a las producciones adultas. En la medida que las capacidades 
perceptivas, de memoria, representación y articulación se desarrollan, los niños pueden 
producir las palabras como los adultos, en función de la disminución de los procesos (González 
cit. por Acosta y cols., 1998). 
 
De esta forma, en la medida que los niños van desarrollando las habilidades necesarias 
para la correcta producción de las palabras, es decir, para lograr el modelo adulto, los P.F.S. ya 
no serán necesarios por lo que desaparecerán paulatinamente, lo que se da de forma natural 
cuando el desarrollo no presenta dificultades (Acosta y cols., 1998). 
 
 Ahora bien, los resultados obtenidos en esta investigación al realizar un análisis por tipo 
de P.F.S. en ambos grupos de edad, muestran que los procesos producidos con mayor 
frecuencia son los relativos a la estructura silábica, conformando éstos el 51.64% de los 
procesos que realizan los menores. En segundo lugar aparecen los procesos de sustitución 
(28.25%), seguidos por los de asimilación (20.11%). 
 
Estos resultados concuerdan con los datos obtenidos en aplicaciones anteriores del 
TEPROSIF con respecto a la frecuencia de aparición de los procesos según tipo. Así, en la 
aplicación de este test en niños con desarrollo normal del lenguaje entre 2.6 y 3.6 años, de nivel 
sociocultural bajo y en niños de 3.0 a 3.6 años de nivel sociocultural alto, se encontró la misma 
 39
distribución por tipo de proceso de simplificación. La diferencia entre ambos grupos radicaba 
sólo en la cantidad de P.F.S. producidos, la cual era más en los niños de nivel sociocultural bajo 
(Astorga y cols., 1989; Kohler y cols., 1989). 
 
En un estudio realizado en Granada por Carballo y cols., se concluyó que los procesos 
más frecuentes, sin considerar los debidos al dialecto andaluz, son los de estructura silábica. 
Estos datos concuerdan con los obtenidos en el presente estudio y con los reportes de Bosch 
(1983) y González (1989). En cuanto a los otros tipos de procesos, los resultados difieren, pues 
se encontró que los menores de todas las edades realizaban más procesos de asimilación que 
de sustitución. Las razones que pueden explicar estas diferencias, según se plantea en el 
estudio, se deben buscar en los sistemas específicos de sonidos de cada lengua y en las 
influencias de las variaciones dialectales. También se menciona la importancia de considerar 
las características fonológicas del habla adulta de la comunidad a la que pertenecen los niños 
(González cit. por Acosta, 1998; Carballo y cols., 2000; Bosch, 2004). Esta explicación puede 
aplicarse también a las diferencias que existen con los resultados de este trabajo, ya que 
existen variantes alofónicas según el país de origen de los grupos de niños estudiados. 
 
Analizando los resultados obtenidos en el presente trabajo en cuantoa la frecuencia de 
procesos según tipo, cabe el cuestionamiento acerca de si el hecho de que aparezca un tipo de 
proceso de simplificación más que otro (estructura silábica más que sustitución y asimilación) 
estaría en alguna medida influenciado por las características de los ítemes presentes en el 
TEPROSIF-R, pudiendo éste contener una mayor cantidad de palabras que eliciten la 
producción de procesos de estructura silábica y en menor proporción palabras elicitadoras de 
procesos de asimilación y sustitución. Esta situación podría aclararse, en parte, al evaluar a los 
menores con algún otro instrumento, con estímulos diferentes a los que se presentan en el 
 40
TEPROSIF-R. Sin embargo, la mayoría de los resultados obtenidos en otros países de habla 
hispana e incluso en países de habla inglesa avalan esta tendencia, por lo que más que el 
resultado de un sesgo, ésta debe ser una característica universal del desarrollo fonológico 
infantil (Dale, 1980; Ingram, 1983). 
 
El hecho de que en las producciones de los niños se encuentren más P.F.S. de 
estructura silábica, se podría explicar considerando que la sílaba está determinada en gran 
medida por las reglas combinatorias posibles en la lengua que se adquiere. De este modo, los 
segmentos fonéticos del habla están organizados en secuencias silábicas y esta estructura 
influye de manera importante en las producciones infantiles (Acosta y cols., 1998). 
 
Se sabe que la cadena silábica más frecuente en el castellano es la formada por una 
consonante y una vocal (CV), considerada como la sílaba básica, por lo que los niños tienden a 
realizar esta sílaba en sus expresiones. Los P.F.S. por lo tanto, actuarán de manera que el niño 
mantenga esta combinación silábica y reduzca aquellas sílabas más complejas a esta 
estructura básica. Por ejemplo, cuando en una palabra se presentan consonantes en posición 
trabante (balde) o existen dífonos consonánticos o vocálicos (brazo, suelo) que son más 
difíciles de producir para el niño, éste tiende a reducir las sílabas a la estructura consonante-
vocal (CV) (bade, bazo, selo) (Clemente, 1995; Blecua y Alcina cit. por Bosch, 2004). 
 
Desde otro punto de vista, los niños aplican las estrategias de simplificación en las 
palabras polisilábicas y tienden a reducir el número de sílabas que contienen. Esto se debería a 
que su capacidad de memoria no es suficiente, lo cual no les permite recordar la palabra 
completa por lo que su producción sería parcial. Además de lo anterior, en palabras con un 
mayor número de sílabas, existe una mayor probabilidad de que aparezcan estructuras 
 41
silábicas complejas, por lo tanto, habría dos factores que influyen en la simplificación de estas 
palabras: su longitud y la complejidad silábica (Acosta y cols., 1998). 
 
Al observar la cantidad de P.F.S. producidos por los niños evaluados en cada uno de 
los distintos ítemes del TEPROSIF-R, se aprecia que existen algunos que elicitan una mayor 
cantidad de procesos que otros. En esta investigación se detectaron como estímulos más 
productivos del test en los niños de 3 años los siguientes: refrigerador, helicóptero, alfombra y 
dinosaurio. En los niños de 4 años los ítemes más productivos fueron los mismos que en los 
niños de 3 años, a excepción de dinosaurio, palabra en que este grupo de niños no presenta 
una gran cantidad de procesos. 
 
Los estímulos mencionados anteriormente, a excepción de dinosaurio que no forma 
parte de las palabras incluidas en el TEPROSIF, fueron también los más productivos en una 
aplicación de la versión original del test. Esto puede explicarse por las características que éstas 
presentan: larga metría y/o mayor complejidad de la estructura de la sílaba lo que, como se 
mencionó anteriormente, influye en la producción de los niños (Kohler y cols., 1989; Acosta y 
cols., 1998). 
 
Desde la perspectiva de la proporción de niños que presenta P.F.S., en este estudio fue 
posible establecer que aproximadamente el 90% de los niños de 3 años producen todos los 
tipos de P.F.S. El 10% restante produce procesos de estructura silábica y sustitución o 
estructura silábica y asimilación. 
 
Del total de niños de 4 años, aproximadamente el 70% de ellos realiza todos los tipos 
de P.F.S. y el 23% produce sólo dos tipos de procesos, de estructura silábica y sustitución o de 
 42
estructura silábica y asimilación. El resto se divide en forma homogénea entre el porcentaje que 
no realiza ningún P.F.S. y el que sólo presenta del tipo asimilación. 
 
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, se concluye que todos los niños de ambos 
grupos de edad producen siempre el P.F.S. de estructura silábica, a excepción de dos niños del 
rango de 4 años, de los cuales uno presenta un proceso de asimilación y el otro no presenta 
procesos de simplificación. 
 
Aún cuando en los resultados de este trabajo no se realizó un análisis de los subtipos 
de procesos presentados por el grupo estudiado, es interesante comentar cuáles de ellos son 
más frecuentes, particularmente en lo referente al tipo de estructura silábica, por ser el más 
representativo de las producciones fonológicas de estos niños. 
 
Al respecto, los subprocesos observados con mayor frecuencia son los de omisión de 
sílaba pretónica, omisión de consonante trabante y simplificación de grupo consonántico. Lo 
anterior se refiere tanto a la cantidad de niños que los producen, como a la frecuencia con que 
se presentan los subtipos aludidos. Esto concuerda con los resultados obtenidos por Kholer y 
cols., quienes describen como procesos de uso más común los mismos encontrados en este 
estudio. Por su parte Bosch encontró que la mayoría de los niños producen subprocesos de 
omisión de consonante trabante, simplificación del grupo consonántico y reducción del diptongo. 
Sin embargo, el subproceso de omisión de sílaba pretónica no estaba dentro de los más usados 
por los niños de la muestra de esta autora, resultado que difiere con lo observado en este 
trabajo (Kholer y cols., 1989; Bosch, 2004). Lo anterior podría deberse tanto a la clasificación de 
los P.F.S. que ella utiliza como a los estímulos usados en el test de evaluación. 
 
 43
Los niños con desarrollo fonológico normal van eliminando progresivamente los P.F.S. 
Este proceso no se observa en los niños con dificultades fonológicas, en quienes los procesos 
permanecen por más tiempo, interfiriendo en la organización de su sistema fonológico (Acosta, 
2000). En relación con esto, se han realizado estudios en nuestro país en menores que 
presentan dificultades en el lenguaje, con el objetivo de conocer el desarrollo del aspecto 
fonológico cuando no se da normalmente y para comparar su desempeño con el de niños 
normales. Entre estos estudios se encuentran los realizados con niños que presentaban: 
trastorno específico de lenguaje, deficiencia mental, parálisis cerebral y fisura labiopalatina. En 
la mayoría de estas investigaciones se concluyó que los niños con las dificultades mencionadas 
presentaban más P.F.S. que los niños normales, a excepción de uno de los cuatro grupos de 
niños con deficiencia mental que conformaban la muestra en estudio. Además, se observó que 
la distribución por tipo de proceso es la misma que se da en niños con desarrollo normal, a 
excepción de la mayoría de los niños con fisura, en los que los procesos de sustitución 
aparecían con más frecuencia que los de estructura silábica (Espinoza y cols., 1990; Arévalo y 
cols., 1991; Fuentes y cols., 1995; Fernández y cols., 2000). 
 
Sin duda que la evaluación del desarrollo fonológico en los niños, ya sea con 
dificultades o normales, es un elemento fundamental en el quehacer del fonoaudiólogo. Sin 
embargo, no sólo es importante evaluarlo desde la perspectiva de los P.F.S., sino que también 
es necesario conocer los demás aspectos involucrados en el desarrollo fonológico y del habla 
de los niños. Esto debido a que ellospueden presentar, además de las dificultades fonológicas, 
problemas fonéticos, por lo que es de gran utilidad realizar una evaluación en ambos niveles 
(Acosta y cols., 1998). 
 
 
 44
De acuerdo a lo mencionado, es evidente que el fonoaudiólogo requiere de un 
conocimiento acabado acerca de las características del desarrollo fonológico en los niños para 
que sus estrategias terapéuticas ayuden a éstos a eliminar los procesos fonológicos de acuerdo 
a la secuencia evolutiva normal. 
 
En este sentido y para terminar, el uso del TEPROSIF-R en el proceso de evaluación 
resulta útil y aplicable, ya que permite conocer el número total y por tipos de procesos 
fonológicos de simplificación presentes en las producciones de los niños. Además, a partir de 
los datos que arroja es posible realizar un análisis cualitativo, determinando, por ejemplo, qué 
subtipo de procesos realiza el niño con mayor frecuencia, a qué clase de fonemas afecta, en 
qué posición de la palabra presentan mayores dificultades, etc. 
 
Desde la perspectiva clínica, toda esta información contribuye de modo fundamental en 
un buen proceso de evaluación y de intervención en el ámbito de los trastornos fonológicos en 
los niños. 
 45
CONCLUSIONES 
 
 De acuerdo a los objetivos planteados y a los resultados obtenidos en esta 
investigación, las conclusiones son las siguientes: 
 
 Al establecer la cantidad de procesos fonológicos de simplificación (P.F.S.) más 
frecuentes en los niños de 3 y 4 años de edad, se concluyó que los niños de 4 años presentan 
significativamente menos P.F.S. que los de 3 años, diferencia que se aprecia en todos los tipos 
de P.F.S. Por otra parte, se observó que ambos grupos de niños presentan en sus 
producciones los tres tipos de P.F.S. (estructura silábica, sustitución y asimilación), a excepción 
de dos menores de 4 años, de los cuales uno realiza un proceso de asimilación y el otro no 
presenta ningún proceso de simplificación. Los P.F.S. se distribuyen de manera similar en 
ambos grupos de niños, encontrándose como procesos más frecuentes los de estructura 
silábica, seguidos por los de sustitución y por último los de asimilación. 
 
 El análisis muestra que existe correlación entre la cantidad de P.F.S. y la edad de los 
niños evaluados con ambos instrumentos (TEPROSIF-R y TEPROSIF), es decir, a medida que 
aumenta la edad de los niños, disminuye la cantidad total de P.F.S. Esta correlación ocurre 
también con cada tipo de P.F.S. 
 
 Por lo dicho anteriormente y con relación a la hipótesis planteada, se puede concluir 
que los niños de 3 años presentan una mayor cantidad de P.F.S. que los de 4 años. En ambos 
grupos se da una distribución similar según tipo de procesos. 
 
 46
BIBLIOGRAFÍA 
 
Acosta, V., León, S. y Ramos, V. (1998). Dificultades del habla infantil: Un enfoque 
 clínico. Investigación, teoría y práctica. Granada, Ed. Aljibe. 
 
Acosta, V. y Moreno, A. (1999). Dificultades en el componente fonológico. En V. Acosta y 
 A. Moreno. Dificultades del lenguaje en el ambiente educativo. Del retraso al 
 trastorno específico del lenguaje. Barcelona, Ed. Masson, 79-102. 
 
Acosta, V. (2000). Naturaleza, evaluación e intervención en las dificultades fonológicas 
 Desde el enfoque de la regla fonológica. Revista de logopedia, foniatría y audiología, 20 
 (2) 96-108. 
 
Arévalo, C., Olivares, O. y Ramírez, A. (1991). Seminario para optar al título de 
 fonoaudiólogo. Caracterización de los procesos fonológicos de simplificación en 
 niños deficientes mentales leves o moderados de nivel sociocultural bajo, Universidad 
 de Chile, Escuela de Fonoaudiología, Santiago. 
 
Astorga, E., Ayala, N., Campos, M., Díaz, M. y Luna, L. (1989). Seminario para optar al 
 título de fonoaudiólogo. Creación y aplicación de un test para evaluar los 
 Procesos de Simplificación Fonológica en una muestra de niños chilenos normales 
 entre 2.6 a 3.6 años de edad (TEPROSIF), Universidad de Chile, 
 Escuela de Fonoaudiología, Santiago. 
 
 47
Bosch, L. (1984). El desarrollo fonológico infantil: una prueba para su evaluación. En M. 
 Siguán. Estudios sobre psicología del lenguaje infantil. Madrid, Ed. Pirámide. 
 
Bosch, L. (2004). Evaluación fonológica del habla infantil. Barcelona, Ed. Masson. 
 
Carballo, G., Marrero, V. y Mendoza, E. (2000). Procesos fonológicos en el habla infantil 
 evolución y dialecto. Revista de Logopedia, foniatría y audiología, 20 (2) 81-95. 
 
Cervera, J. e Ygual, A. (2003). Intervención logopédica en los trastornos fonológicos desde 
 el paradigma psicolingüístico del procesamiento del habla. Revista de neurología, 
 36 (1) 39-53. 
 
Clemente, R. (1995). Los sonidos del habla. Desarrollo del lenguaje. Manual para profesionales 
 Intervención en ambientes comunicativos. Barcelona, Ed. Octaedro. 
 
Dale, P. (1980). Desarrollo del lenguaje: Un enfoque psicolingüístico, “Fonología y lectura”. 
 México, Ed. Trillas. 
 
DEPARTAMENTO DE INFORMACION SOCIAL (1998). Encuesta CASEN. Santiago: Ministerio 
de Planificación y Cooperación. 
 
Espinoza, B., Núñez, S. y Quezada, V. (1990). Seminario para optar al título de 
 fonoaudiólogo. Aplicación del TEPROSIF a un grupo de niños con trastorno 
 fonológico de 4.0 a 4.11 años de nivel cultural bajo, Universidad de Chile, 
 Escuela de Fonoaudiología, Santiago. 
 48
Fernández, M., Hoare, M., Osses, C., Pimentel, C. y Sárate, L. (2000). Seminario de 
 Investigación. Caracterización de los procesos fonológicos de simplificación en 
 niños de 3 a 4.11 años con fisura labiopalatina uni y bilateral 
 intervenidos quirúrgicamente, Universidad de Chile, Escuela de Fonoaudiología, 
 Santiago. 
 
Fuentes, R., Godoy, M., Riesco, C., Torres, M. y Vargas, P. (1995). Seminario para optar al 
 título de fonoaudiólogo. Nivel de desarrollo del lenguaje según P.L.E. y nivel fonológico 
 en niños con parálisis cerebral, disartria leve y deficiencia mental leve o moderada, 
 Universidad de Chile, Escuela de Fonoaudiología, Santiago. 
 
Galeote, M. (2002). Adquisición del lenguaje. Problemas, investigación y perspectivas. Madrid, 
 Ed. Piramides. 
 
Gotzens, A. (2000). Evaluación logopédica del lenguaje oral. En M. Puyuelo, J. Rondall, E. 
 Wiig. Evaluación del lenguaje. Barcelona, Ed. Mason, 203-220. 
 
Ingram, D. (1983). Trastornos fonológicos en el niño. Barcelona. Ed. Médica y Técnica S.A. 
 
Kohler, R., Pesce, P., Soto, H. y Zapata, O. (1989). Seminario para optar al título 
 de fonoaudiólogo. Evaluación y caracterización de los procesos fonológicos de 
 simplificación de niños normales de nivel sociocultural alto de 3.0 a 3.6 años, 
 Universidad de Chile, Escuela de Fonoaudiología, Santiago. 
 
 
 49
Kuhl, P. (2000). Colloquium: A new view of language acquisition. Proc Natl Acad Sci U.S.A., 
 97 (22) 11850-11857. 
 
Maggiolo, M., Pavez, M. (2000) Test para evaluar los procesosfonológicos de 
 simplificación TEPROSIF. Ediciones Escuela de Fonoaudiología, Facultad de 
 Medicina, Universidad de Chile, Santiago. 
 
Melgar de González, M. (1976). Cómo detectar al niño con problemas del habla. México, 
 Ed. Trillas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 50
ANEXOS 
 
Anexo 1 
Criterios para caracterizar niveles socioeconómicos 
 REMUNERACIÓN EDUCACIÓN OCUPACIÓN 
MEDIO ALTO Entre 1.800.000 y 670.000 
Estudios universitarios 
completos en carreras 
tradicionales: Ingeniería, 
Leyes, Medicina, etc. 
Empresarios, industriales, 
gerentes, comerciantes, 
empleados de categoría, 
grandes agricultores. 
MEDIO Entre 245.000 y 669.000 
Estudios universitarios de 
carreras no tradicionales 
completos. Estudios 
universitarios completos. 
Estudios técnicos de nivel 
superior. 
Medianos y pequeños 
industriales, técnicos de nivel 
superior, contadores, 
profesores, empleados públicos 
y privados, administrativos. 
Obreros especializados, 
pequeños comerciantes, 
medianos y pequeños 
agricultores. 
BAJO Entre 120.000 y 244.900 
Enseñanza media completa, 
enseñanza media incompleta, 
tanto científica-humanista 
como técnicos. 
Obreros en general, asesoras 
del hogar, empleados de nivel 
bajo. 
 
Un grupo familiar se ubica en uno de los niveles cuando cumple con al menos dos parámetros 
descritos. Por ejemplo, un jefe de hogar con educación técnica superior completa, cuya 
actividad es secretario y que gana $ 200.000 se adscribe al nivel medio (por su educación y 
ocupación).
 51
Anexo 2 
Ficha de antecedentes personales y familiares del niño 
 
Nombre: _________________________________________________________________ 
 
Fecha de Nacimiento: ____ / ____ /____ Edad: _________________ 
 
Comuna de Residencia: _____________________________________________________ 
 
Jefe de Hogar: Mamá Papá Otro 
 
 
Estudios jefe de Hogar: 
 
 
 
 
 
 
 
 
Ocupación Jefe de Hogar: 
 
 
Ingreso Promedio Familiar: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Observaciones: (medicamentos, enfermedades, asiste a escuela de lenguaje, tratamiento 
fonoaudiológico, otros.) 
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________ 
____________________________________________________________________________
____________________________________________________________________________ 
 
 E. Básica E. Media E. Técnica Universitaria 
Comple. Incompl. Comple. Incompl. Comple. Incompl. Comple. Incompl.
 
Menos de 245.000 
 
Entre 245.000 y 439.000 
 
Entre 440.000 y 669.000 
 
Entre 670.000 y 1.800.000 
 
Mas de 1.800.000 
 
 52
Anexo 3 
HOJA DE RESPUESTAS TEPROSIF 
 
NOMBRE : 
FECHA DE NACIMIENTO : EDAD : 
FECHA DE EVALUACIÓN : 
PUNTAJE OBTENIDO : 
 
 ESTÍMULO E.SILAB. SUSTIT. ASIMIL. OTROS TOTAL
1 AUTO 
2 INDIO 
3 MARIPOSA 
4 PLANCHA 
5 PANTALÓN 
6 CAMIÓN 
7 CUADERNO 
8 MICRO 
9 BICICLETA 
10 TREN 
11 PLÁTANO 
12 HELICÓPTERO 
13 AGUJA 
14 ENCHUFE 
15 BUFANDA 
16 CAPERUCITA 
17 ALFOMBRA 
18 REFRIGERADOR 
19 JABÓN 
20 TAMBOR 
21 VOLANTÍN 
22 FUEGO 
23 JIRAFA 
24 CALCETÍN 
25 GORRO 
26 ÁRBOL 
27 DULCE 
28 GUITARRA 
29 GUANTES 
30 DOCTOR 
31 RELOJ 
32 FOSFORO 
33 RUEDA 
34 TELÉFONO 
35 REMEDIO 
36 PEINETA 
 
TOTAL PROCESOS 
 53
 
HOJA DE RESPUESTAS TEPROSIF-R 
NOMBRE : 
FECHA NACIMIENTO : EDAD: _______ FECHA DE EVALUACIÓN : 
EVALUADOR : 
 
 ÍTEMES EST. SILAB. SUSTIT. ASIMIL. 
TOTAL 
PROC. 
OTRAS 
RESP.(*) 
1 AUTO 
2 INDIO 
3 MARIPOSA 
4 PLANCHA 
5 PANTALÓN 
6 CAMIÓN 
7 CUADERNO 
8 MICRO 
9 BICICLETA 
10 TREN 
11 PLÁTANO 
12 HELICÓPTERO 
13 JUGO 
14 ENCHUFE 
15 BUFANDA 
16 CAPERUCITA 
17 ALFOMBRA 
18 REFRIGERADOR 
19 JABÓN 
20 TAMBOR 
21 VOLANTÍN 
22 EDIFICIO 
23 JIRAFA 
24 CALCETÍN 
25 GORRO 
26 ÁRBOL 
27 DULCE 
28 GUITARRA 
29 GUANTE 
30 DINOSAURIO 
31 RELOJ 
32 JAULA 
33 RUEDA 
34 TELÉFONO 
35 REMEDIO 
36 PEINETA 
37 PUENTE 
TOTAL P.F.S. 
(*) OTRAS RESPUESTAS (no se contabilizan) 
 No responde (NR) Respuesta no transcribible (NT) Responde otra palabra (OP)
 Respuesta con procesos no identificables (PNI) 
 Respuesta con procesos no clasificables según las categorías propuestas (PNC) 
 
 54
Anexo 4 
 
Las siguientes tablas contienen los datos utilizados para la creación de los gráficos 1, 2, 
3, 4 y 5 que se presentaron en el capítulo de resultados de este trabajo. 
 
3 AÑOS 
TEPROSIF TEPROSIF-R P.F.S. 
Nº % Nº % 
Estructura silábica 411 54.8 388 53.15 
Sustitución 200 26.6 196 26.84 
Asimilación 137 18.26 146 20 
Otros 2 0.26 0 0 
Total 750 100 730 100 
 
 
4 AÑOS 
TEPROSIF TEPROSIF-R P.F.S. 
Nº % Nº % 
Estructura silábica 198 51.96 164 48.37 
Sustitución 129 33.85 106 31.26 
Asimilación 54 14.17 69 20.35 
Otros 0 0 0 0 
Total 381 100 339 100

Continuar navegando