Logo Studenta

La Tierra va a prenderse fuego - Renato Cardoso

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

Copyright © 2019 Unipro Editora
Todos los derechos están reservados y protegidos. Está prohibida la reproducción total o parcial sin la expresa autorización de la editorial.
Este libro fue revisado según la Real Academia Española. Los textos bíblicos citados están en la versión La Biblia de las Américas
(LBLA), salvo expresa mención. El autor hace algunos comentarios en fragmentos bíblicos que están identificados entre corchetes y con
formato diferente.
Dirección ejecutiva: Jadson Duarte
Edición y coordinación editorial: Sandra Gouvêa
Dirección de arte: Paulo Junior
Proyecto gráfico: Willian Souza
Diagramación: Alison Leite
Tapa: Paulo Junior
Fotos: Record TV
Traducción y revisión de texto: Marta Angélica Corvino
Asistentes editoriales: Ana Lima y Ricardo Rodrigues
Versión electrónica: Gabriela Arruda
C268t
CARDOSO, RENATO
LA TIERRA VA A PRENDERSE FUEGO — ¿USTED ESTARÁ AQUÍ PARA EL APOCALIPSIS? / RENATO
CARDOSO. SÃO PAULO: UNIPRO EDITORA, 2020. 1a ED.
ISBN 978-65-86018-35-6
1. REVELACIÓN. 2. ESTUDIO BÍBLICO. I. TÍTULO.
CDD-200
Rua João Boemer, 296 — Brás
CEP: 03018-000 — São Paulo — SP
Tel.: (11) 5555-1380
comercial@unipro.com.br
www.unipro.com.br
Índice
Cómo leer este libro
¿Cómo acabará el mundo?
Apocalipsis 1
Sobre el Apocalipsis
El Jesús poco conocido
Jesús en el medio de la Iglesia
Apocalipsis 2
Las siete iglesias
Éfeso
Esmirna
Pérgamo
Tiatira
Jezabel en Tiatira
Apocalipsis 3
Sardis
Filadel�a
Promesas a Filadel�a
Laodicea
Peor que la tibieza
Las siete iglesias: conclusión
Apocalipsis 4
La visión del Trono
La Autoridad Suprema
Los veinticuatro ancianos
El enfoque principal
Las siete lámparas
Los cuatro seres vivientes
Apocalipsis 5
El libro sellado
El Cordero
La apertura de los siete sellos
Apocalipsis 6
La apertura del primer sello
El arrebatamiento
La apertura del segundo sello
La apertura del tercer sello
La apertura del cuarto sello
La apertura del quinto sello
La apertura del sexto sello
Apocalipsis 7
Los 144 mil sellados
La multitud delante del Trono
Apocalipsis 8
La apertura del séptimo sello
Las siete trompetas
Sucesión de catástrofes
Tres trompetas más
Apocalipsis 9
El primer ay
El segundo ay
Los que no se arrepintieron
Apocalipsis 10
El ángel poderoso
El librito abierto
Apocalipsis 11
La medición del Templo
Los dos testigos
La séptima trompeta
Apocalipsis 12
La mujer y el dragón
Satanás lanzado en la Tierra
Cómo vencer a Satanás
La guerra llega a nosotros
Apocalipsis 13
La bestia que sube del mar
El Libro de la Vida
La bestia que sube de la tierra
666: la marca de la bestia
Apocalipsis 14
El Cordero y los 144 mil
La mentira y el engaño
Un ángel predica el Evangelio
Babilonia caerá
La perseverancia de los santos
La recompensa de los salvos
La hoz y el gran lagar del furor de Dios
Apocalipsis 15
La visión de las siete últimas plagas
El cántico de los victoriosos
Siete ángeles, siete copas
Apocalipsis 16
Las tres primeras copas
Cuarta, quinta y sexta copa
Séptima copa: toda la Tierra es estremecida
Apocalipsis 17
Babilonia, la gran ramera
La identidad de Babilonia
El espíritu babilónico
Apocalipsis 18
¡Cayó la gran Babilonia!
Babilonia: duelo en la Tierra
Babilonia: alegría en el Cielo
Apocalipsis 19
La alabanza debida a Él
La novia del Cordero
El Señor de señores
La bestia y sus ejércitos son derrotados
Apocalipsis 20
Satanás es encarcelado durante mil años
Satanás es liberado y �nalmente derrotado
El juzgamiento delante del Gran Trono Blanco
Libros y el otro libro
El bien y el mal
Apocalipsis 21
El Cielo nuevo y la Tierra nueva
Él hace todo nuevo
Todo se cumplirá
Los que serán condenados
La Nueva Jerusalén
Apocalipsis 22
El nuevo Huerto del Edén
El rostro y el Nombre
Guarde la Palabra
Adore solamente a Dios
La profecía y la recompensa
La última bienaventuranza
Las siete bienaventuranzas
Los que quedarán afuera
El Lucero de la Mañana
La última invitación
La última alerta
Referencias bibliográ�cas
Cómo leer este libro
Trazando un paralelo entre los temas abordados en este libro y los eventos
actuales, La Tierra va a prenderse fuego facilita la lectura y el
entendimiento de lo que es considerado, por muchas personas, el libro
más enigmático y de difícil comprensión de la Biblia.
Para tener una lectura �uida y lograr entender el contenido, sepa que cada
capítulo corresponde a un capítulo del libro bíblico, por eso, le
aconsejamos no saltarse ninguno.
El libro también trae imágenes de la telenovela Apocalipsis, exhibida por
Record TV.
¿Cómo acabará el mundo?
Si hay algo en lo que los cientí�cos están de acuerdo es en que el planeta
Tierra tiene fecha de vencimiento. Astrónomos, biólogos, físicos,
geólogos, cientí�cos nucleares, agrónomos, entre otros, proyectan las
posibilidades y las probabilidades de eventos que podrán de�nitivamente
darle �n a la vida en la Tierra. Solo algunos ejemplos de esos posibles
acontecimientos son:
Amenazas de una guerra nuclear.
Colisión de algún astro con la Tierra.
Plagas, enfermedades y hambre.
Falta de agua.
Alteraciones ambientales, desastres naturales y ecológicos.
Tempestades solares.
Algunos de estos acontecimientos pueden traer otros como consecuencia;
por ejemplo, una guerra nuclear podría contaminar el suelo y el agua,
causando falta de agua, hambre, muerte y epidemias, además de
alteraciones ambientales irreversibles. Todas las circunstancias ya existen
para que ocurran las catástrofes citadas, y otras más. ¿Qué están haciendo
los cientí�cos y los gobernantes al respecto?
En 2016, el entonces presidente de los Estados Unidos, Barack Obama,
anunció que el próximo objetivo del programa espacial americano sería
una misión tripulada a Marte. La previsión era que esto fuera posible para
el 2030, pero asociaciones inéditas con empresas privadas, como SpaceX,
de Elon Musk, han permitido que los planes se aceleren cada vez más, y es
posible que la misión ocurra antes de lo previsto.
Al contrario de la carrera espacial que llevó al hombre a la Luna, el viaje a
Marte no tiene como objetivo reforzar la importancia de un gobierno o de
un país especí�co. Estados Unidos y Rusia, antes enemigos que competían
entre sí, unieron fuerzas en septiembre de 2017 para construir una base
espacial en la órbita de la Luna, etapa importante del plan para enviar
misiones tripuladas a Marte. La inversión realizada por los gobiernos y las
empresas involucradas en este proyecto, tanto de tiempo como de trabajo
y dinero, es inmensa — y todo ese esfuerzo, ciertamente, no sería hecho
por mera curiosidad.
La pregunta es: ¿por qué gastar cientos de miles de millones de dólares en
una misión casi imposible, que enviará a personas a otro planeta sin
expectativas de retorno? La razón, que nunca será explicada en el sitio web
o�cial de la NASA ni en ningún otro lugar, es solo una: la única garantía
de supervivencia de la especie humana es abandonar el planeta Tierra y
encontrar otro lugar donde vivir.
Según el expresidente americano Barack Obama, las misiones a Marte
"nos enseñarán cómo los humanos podrán vivir lejos de la Tierra". ¿No
sería más provechoso invertir todo ese dinero en mejorar la vida en la
Tierra? La respuesta es no, si la conclusión de los cientí�cos fuera la de
que en cualquier momento nuestro planeta puede dejar de existir o
volverse inhabitable.
Elon Musk, fundador de SpaceX, una de las empresas más involucradas
con el proyecto del viaje a Marte, a�rmó que colonizar el planeta rojo es
esencial para preservar la raza humana y garantizar la continuidad de la
civilización. Él dijo claramente: “Es importante tener una base
autosustentable en Marte porque este planeta está su�cientemente alejado
de la Tierra y está más garantizada la supervivencia que en una base lunar.
Si hubiera una tercera guerra mundial, queremos asegurarnos de que
existan semillas su�cientes de la civilización humana en algún lugar”.
En su última declaración sobre la posibilidad de extinciónde la vida en la
Tierra, el cientí�co Stephen Hawking, considerando solo el aumento de la
población y de la demanda de energía, dijo que la Tierra está a pocos
siglos de convertirse en una inmensa bola de fuego. Pero los gobiernos y
los cientí�cos de hoy están conscientes de que muchos otros factores se
han combinado para que la fecha de vencimiento de este mundo sea
mucho más cercana.
Ya sea por interferencia humana a través de guerras, por el cambio
climático o por la colisión de asteroides, está claro para todos que el futuro
de la Tierra es prenderse fuego, y quien no quiere desaparecer en las
llamas está dispuesto a pagar el precio necesario por su salvación. Las
proyecciones cientí�cas validan lo que la Biblia ya dijo hace miles de años:
este mundo terminará en fuego. El Propio Señor Jesús a�rmó, al hablar
del �nal de los tiempos:
Yo he venido para echar fuego sobre la tierra; y ¡cómo quisiera
que ya estuviera encendido! — Lucas 12:49
El apóstol Pedro, por el Espíritu Santo, dijo sobre este �n ardiente:
Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos
pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con
fuego intenso, y la tierra y las obras que hay en ella serán
quemadas.
Puesto que todas estas cosas han de ser destruidas de esta manera,
¡qué clase de personas no debéis ser vosotros en santa conducta y
en piedad, esperando y apresurando la venida del día de Dios, en
el cual los cielos serán destruidos por fuego y los elementos se
fundirán con intenso calor! Pero, según Su promesa, nosotros
esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la
justicia. — 2 Pedro 3:10-13
La percepción de los gobiernos y los cientí�cos no está equivocada. Lo que
no saben, sin embargo, es que no solo la Tierra está amenazada, sino todo
el Universo. Los cielos también serán deshechos, es decir, las estrellas, los
satélites y los demás planetas tienen los días contados. Por eso, de nada
serviría colonizar otros planetas. Nuestra salvación no está en programas
espaciales.
Sí, esta Tierra terminará en fuego, y el ser humano necesita encontrar otro
lugar donde vivir. Pero ese lugar no es Marte, sino el nuevo Cielo y la
nueva Tierra — la salvación eterna reservada para quienes creyeron en el
Señor Jesús y vivieron sus vidas en la obediencia a Sus palabras.
¿Qué pasará en esta Tierra desde ahora hasta que termine en llamas? Lo
descubriremos en las siguientes páginas, al desvendar el Apocalipsis.
Apocalipsis 1
Sobre el Apocalipsis
La palabra “apocalipsis” signi�ca “revelación”. El Libro del Apocalipsis
trae a la luz “las cosas que deben suceder pronto”, incluyendo los
acontecimientos en el �nal de los tiempos, el libramiento de los salvos, el
juicio de los que rechazaron la salvación y el destino �nal de todos los
seres físicos y espirituales.
El Autor del libro es el Propio Señor Jesús. La Fuente de su contenido es el
Dios Padre:
La revelación de Jesucristo, que Dios Le dio, para mostrar a Sus
siervos las cosas que deben suceder pronto; y la dio a conocer,
enviándola por medio de Su ángel a Su siervo Juan. — Apocalipsis
1:1
El receptor del mensaje para grabarlo y transmitirlo es el apóstol Juan. Los
siervos de Dios son, exclusivamente, el público al cual está dirigido el
libro, a quienes Él les da el privilegio de entender Su plan para ellos y para
todo el resto de la creación. El objetivo es consolarlos en sus tribulaciones
y prepararlos para lo que está por venir, a �n de que sean guardados de las
terribles catástrofes y desgracias que asolarán a los que se queden aquí.
Este tratamiento especial dado a Sus siervos es un tema recurrente en la
Biblia. El Señor Jesús dijo una vez:
El que tiene oídos, que oiga. Y acercándose los discípulos, Le
dijeron: ¿Por qué les hablas en parábolas? Y respondiendo Él, les
dijo: Porque a vosotros se os ha concedido conocer los misterios
del Reino de los Cielos, pero a ellos no se les ha concedido. —
Mateo 13:9-11
Dios tiene un cariño especial con aquellos que Lo sirven. El Apocalipsis es
la mayor prueba de eso, cuando el Señor les revela detalles del porvenir
para que garanticen su salvación. El recado es claro: si no es siervo, usted
no entenderá estas revelaciones.
El Jesús poco conocido
El Apocalipsis es la revelación para los siervos. Y la primera revelación
que Jesús les da se re�ere a Su nueva condición después de la resurrección.
Él no fue simplemente un profeta, un hombre bueno que dijo cosas
bonitas, que hizo buenas obras y que ayudó a los sufridos. Tampoco es
solo el Hijo de Dios. En el Apocalipsis, Jesús Se mezcla totalmente con el
Padre y disfruta de la misma autoridad, poder y honra del Altísimo.
Comparte, con el Padre, el mismo Nombre que expresa Su eternidad:
Yo soy el Alfa y la Omega — dice el Señor Dios — El que es y que
era y que ha de venir, el Todopoderoso. — Apocalipsis 1:8
Conforme Isaías 44:6:
Así dice el SEÑOR, el Rey de Israel, y su Redentor, el Señor de los
Ejércitos: Yo soy el primero y Yo soy el último, y fuera de Mí no
hay Dios.
Jesús deja bien en claro, desde el inicio de Su revelación, que es el Único y
Verdadero Dios, sin el cual no hay salvación.
Las religiones buscan llevar al mundo a creer que todos los caminos llevan
a Dios y que el Señor Jesús es solo uno de esos caminos; pregonan que las
personas deben practicar buenas obras para garantizar la salvación;
intentan diluir a la Persona y a la obra de salvación del Señor Jesús entre
otras �guras y creencias religiosas, creando un caldo ecuménico del cual
todos puedan beber y agradarse. Todo eso, sin embargo, es mentira y
engaño diabólico para sacar el enfoque del Único Salvador. No caiga en
eso.
En los Evangelios, Jesús nos es presentado como el Hijo Unigénito, o sea,
el Único Hijo de Dios. Pero, en Apocalipsis, Él es “el primogénito de los
muertos (...) que nos ama y nos libertó de nuestros pecados con Su sangre”
(Apocalipsis 1:5).
Él fue el Primero a resucitar entre los muertos, lo que signi�ca que otros
también resucitarán. ¿Quiénes son estos?
Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y
después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido
ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por
segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que
ansiosamente Le esperan. — Hebreos 9:27-28
“Está decretado que los hombres mueran una sola vez” — note que la
Biblia no le da ningún respaldo a la idea de la reencarnación, por la cual
los muertos supuestamente reencarnan, mueren nuevamente, reencarnan,
y así van “puri�cándose” de sus karmas... Al contrario, la Palabra de Dios
dice que, después de la muerte, viene el juicio. O sea, el tiempo para
arrepentirse y abandonar las malas obras es aquí y ahora.
Aquellos, sin embargo, que creyeron, que tuvieron sus pecados lavados en
Su sangre y que esperan la salvación en Jesús, resucitarán también en Su
venida. Tan cierto como Él resucitó, nosotros también resucitaremos.
Es este Jesús Exaltado, Vivo y Uno con el Padre que pocos conocen hoy.
Pero nosotros creemos, servimos y somos amparados diariamente por este
Jesús, del Apocalipsis — el Señor de señores, “que nos ama (...) e hizo de
nosotros un reino y sacerdotes para Su Dios y Padre” (Apocalipsis 1:5-6).
¿Cómo no aceptar tamaña oportunidad de salvación? ¿Cómo vivir como si
el Señor Jesús fuera un dios cualquiera más en el mercado religioso?
Jesús en el medio de la Iglesia
Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el
reino y en la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla
llamada Patmos, a causa de la palabra de Dios y del testimonio de
Jesús. — Apocalipsis 1:9
El apóstol Juan explica el porqué de estar como prisionero en la isla de
Patmos, una pequeña isla volcánica en el mar Egeo, aún existente hoy
como parte de Grecia. Se identi�ca a los lectores cristianos como
“compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia en Jesús”.
No solo él estabasufriendo persecución, sino que todos aquellos a quienes
estaban dirigidas estas palabras también pasaban a�icciones y necesitaban
mantener la perseverancia paciente que viene por la fe.
La verdadera fe es siempre victoriosa, pero nunca exime de tribulaciones.
Quien sigue al Señor Jesús esperando solo tranquilidad no entiende la
caminata de la fe. Juan estaba allí exiliado “a causa de la palabra de Dios y
del testimonio de Jesús”. Así fue forjada la Iglesia Primitiva: en el fuego de
la persecución.
Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que en medio de
vosotros ha venido para probaros, como si alguna cosa extraña os
estuviera aconteciendo; antes bien, en la medida en que compartís
los padecimientos de Cristo, regocijaos, para que también en la
revelación de Su gloria os regocijéis con gran alegría. Si sois
vituperados por el nombre de Cristo, dichosos sois, pues el
Espíritu de gloria y de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente,
por ellos Él es blasfemado, pero por vosotros es glori�cado. Que
de ninguna manera sufra alguno de vosotros como homicida, o
ladrón, o malhechor, o por entrometido. Pero si alguno sufre
como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal
glori�que a Dios. — 1 Pedro 4:12-16
Aún hoy, la fe de los verdaderos cristianos es probada por este mismo
fuego. Como este mundo es gobernado por el mal, es natural que haya
resistencia a los siervos de Dios. Y usted, ¿ya sufrió persecución por su fe y
testimonio?
Estaba yo en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una
gran voz, como sonido de trompeta. — Apocalipsis 1:10
“En el día del Señor” — el domingo ya era, desde el inicio de la Iglesia, un
día reservado por los cristianos para prestar adoración a Dios. Ni siquiera
en la prisión Juan dejó de respetar ese día, que marcó la resurrección del
Señor Jesús.
Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las siete iglesias: a Éfeso,
Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadel�a y Laodicea. Y me
volví para ver de Quién era la voz que hablaba conmigo. Y al
volverme, vi siete candelabros de oro; y en medio de los
candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con
una túnica que Le llegaba hasta los pies y ceñido por el pecho con
un cinto de oro. — Apocalipsis 1:11-13
Juan vio al Señor Jesús en medio de siete candelabros de oro, que
simbolizan las siete iglesias — una alusión a toda la Iglesia cristiana, en
todo el mundo, en todas las épocas. El Señor Jesús está en medio de ella,
como prometió: “Donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy
Yo en medio de ellos” (Mateo 18:20). Hay poder en la reunión de los que
creen. El Señor Jesús honra a Su Iglesia con Su presencia siempre que esta
se reúne. Por eso, reunirnos periódicamente con otras personas que creen
para rendirle culto a Dios es esencial para el mantenimiento de nuestra fe.
No dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre
(...) — Hebreos 10:25
Es innegable que nuestra fe se fortalece cuando vamos a la iglesia. No
obstante, hay un movimiento en el mundo, entre algunos que se dicen
cristianos, que de�ende que no es necesario ir a la iglesia a buscar a Dios,
pues Él está en todos los lugares. Realmente, Dios nos oye en cualquier
lugar. Sin embargo, si queremos formar parte del cuerpo del Señor Jesús,
no podemos dejar de estar donde Él prometió que nos encontraría. La
iglesia no es la estructura física, es la reunión de los que creen en el Señor
Jesús. Si no hubiera un poder especial en la reunión de los que creen, el
Señor Jesús no les habría dejado una promesa especí�ca a ellos.
El diablo es el más interesado en alejar a las personas del lugar donde el
Señor Jesús prometió estar. Cuando el león sale a la caza, acecha a la
manada a la que quiere atacar. Cuando los animales notan el peligro y
huyen, el más débil entre ellos, inevitablemente, queda atrás. La estrategia
del león es justamente aguardar la oportunidad de agarrar al que quedó
solo. De la misma manera, la estrategia del diablo es que usted se aísle,
pues sabe que la presa más fácil es aquella que se queda sola. El diablo
quiere alejarlo a usted de la iglesia para alejarlo del Señor Jesús. No caiga
en esa trampa.
Y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del
Hombre, vestido con una túnica que Le llegaba hasta los pies y
ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y Sus cabellos
eran blancos como la blanca lana, como la nieve; Sus ojos eran
como llama de fuego; Sus pies semejantes al bronce bruñido
cuando se le ha hecho refulgir en el horno, y Su voz como el ruido
de muchas aguas. — Apocalipsis 1:13-15
Aquí, Juan, al intentar describir el resplandor de la �gura que vio — el
Señor Jesús Glori�cado — recurre por momentos a comparaciones y por
momentos a simbolismos. La ropa larga hasta los pies y el cinto de oro
sugieren la autoridad de un rey y la pureza de un sumo sacerdote. Los
cabellos blancos, la sabiduría del Anciano de Días que el Señor Jesús
posee. Los ojos como llama de fuego expresan la mirada penetrante del
Señor, conocedor de todas las cosas. Los pies como bronce bruñido
simbolizan seguridad y estabilidad. Y la voz como de muchas aguas habla
de Su autoridad suprema.
En Su mano derecha tenía siete estrellas (...) — Apocalipsis 1:16
Las siete estrellas en la mano derecha del Señor Jesús signi�can los
mensajeros del Evangelio, los instrumentos y vehículos de Su mensaje, que
Él usa para conducir y apacentar a Su Iglesia. Aquellos que dedican sus
vidas a la transmisión del Evangelio están en la mano derecha del Señor
Jesús. Usted, que sirve a Dios, que se preocupa en transmitir el Evangelio,
que es pastor, obrero, que hace alguna obra misionera, que forma parte de
algún trabajo que les lleva la Palabra de Dios a las personas, está en la
mano derecha del Señor Jesús. Y yo pregunto: si usted está en la mano
derecha del Señor Jesús, ¿quién puede tocar su vida?
Claro, no todos los que predican el Evangelio son estrellas en la mano del
Señor Jesús, pues muchos quieren ser estrellas para sí mismos. Si usted se
considera cristiano, pero no anuncia el Evangelio, no está en la mano del
Señor Jesús. Si incluso anuncia el Evangelio, pero lo hace por interés
propio, tampoco está en la mano del Señor Jesús. La estrella del Señor
Jesús brilla para Él, no para sí. Quien reivindica la gloria para sí mismo no
está en las manos de Él.
(...) y de Su boca salía una aguda espada de dos �los; Su rostro era
como el sol cuando brilla con toda su fuerza. — Apocalipsis 1:16
La espada de dos �los que sale de Su boca es la Palabra de Dios. Es a�lada
para cortar de nuestro entendimiento todo pensamiento destructivo y
contrario a lo que enseña. Y el rostro como el sol nos remite al brillo de Su
gloria, como sucedió en la Trans�guración. El semblante de quien tiene el
Espíritu del Señor Jesús tiene un brillo diferente. Cuando usted tiene a
Jesús, sus ojos brillan, su vida brilla.
La verdadera satisfacción no está en una canción agradable, en ropa linda,
en �estas o en belleza física. Si usted quiere ser una persona
verdaderamente bonita y feliz, necesita recibir dentro de sí el Espíritu del
Señor Jesús. Quien recibe este Espíritu recibe el brillo de vida, que irradia
desde adentro hacia afuera. Así, aunque la persona tenga ropa simple, va a
resplandecer una belleza inigualable, que no se compara a ninguna joya, a
ninguna producción, y que ningún dinero puede comprar.
Cuando Le vi, caí como muerto a Sus pies. Y Él puso Su mano
derecha sobre mí, diciendo: No temas, Yo soy el primero y el
último, y El que vive, y estuve muerto; y he aquí, estoy vivo por los
siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del Hades. —
Apocalipsis 1:17-18
Algunas iglesias usan este pasaje para defender, erróneamente, la doctrina
del “caer por el poder de Dios”. Note que Juan tenía razón de postrarse
delante de tamaña maravilla descripta anteriormente. Pero esta visión fue
dada a él y a nadie más. La respuesta delSeñor Jesús a él, al decirle que no
tuviera miedo, muestra que lo que hizo caer a Juan a Sus pies no fue el
poder de Dios (o habría pasado todo el Apocalipsis acostado en el suelo).
No fue derrumbado; su reacción de perder las fuerzas y caer fue una
reacción natural de pavor. Él cayó a Sus pies como muerto, con miedo,
pero el Señor inmediatamente lo tranquilizó.
Finalmente, Jesús rea�rma Su muerte y resurrección, y habla de Su
autoridad sobre los enemigos del alma humana: “(...) y estuve muerto; y he
aquí, estoy vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y
del Hades”.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el
alma; más bien temed a Aquel que puede hacer perecer tanto el
alma como el cuerpo en el in�erno. — Mateo 10:28
Cuando tenemos consciencia de Quién es el Señor Jesús y Le entregamos
nuestra vida, no necesitamos tenerle miedo a nada ni a nadie, porque Él
nos guarda. Tenemos a nuestro favor al Rey de reyes y Señor de señores
que Juan vio. Ningún mal se atrevería a tocarlo; por eso, mientras nuestra
vida permanezca en Él, estamos seguros. Pero la seguridad que Él da no se
limita a este mundo. El Señor Jesús es el Único que tiene poder para salvar
el alma. A Él solamente sea nuestro temor — el temor de pecar contra Él y
perder nuestra salvación.
Apocalipsis 2
Las siete iglesias
El libro del Apocalipsis está dirigido a las siete iglesias de Asia. Como el
número siete en la Biblia simboliza la perfección y la totalidad, creemos
que estas siete iglesias representan a la Iglesia del Señor Jesucristo como
un todo. La Iglesia del Señor Jesús no es una institución religiosa. Está
hecha de los salvos, que viven la verdadera fe y que siguen la Palabra de
Dios con sinceridad, independientemente de la denominación a la que
frecuentan.
Por eso, las siete iglesias son como un espejo que re�eja el per�l de cada
cristiano. Cada una de estas muestra el carácter o la calidad de cristiano
que hay en nosotros, además de mostrar los tipos de iglesias que existieron
y existen en el mundo.
El Apocalipsis está dirigido a estas iglesias como una advertencia personal
del Señor Jesús y también un reconocimiento de sus aciertos y cualidades.
Estas siete cartas son un llamado para que cada cristiano evalúe
minuciosamente la calidad de siervo que ha sido para su Señor.
Las siete cartas tienen algunas semejanzas en su contenido:
Todas están dirigidas a los cristianos por medio del ángel de la
iglesia, o sea, su líder.
El Señor Jesús describe algo sobre Sí Mismo en todas las cartas, casi
siempre remitiendo a la visión que Juan tuvo del Señor Glori�cado.
El Señor Jesús muestra en todas las cartas que conoce plenamente a
las iglesias, nada está escondido a Sus ojos.
Algunas iglesias son reprendidas y también alabadas; otras son solo
reprendidas o solo alabadas.
Todas son exhortadas a perseverar o a arrepentirse.
Todas son llamadas a oír la voz del Espíritu.
Todas reciben promesas para los victoriosos.
Éfeso
Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete
estrellas en Su mano derecha, El que anda entre los siete
candelabros de oro, dice esto:
Yo conozco tus obras, tu fatiga y tu perseverancia, y que no puedes
soportar a los malos, y has sometido a prueba a los que se dicen ser
apóstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. Tienes perseverancia, y
has sufrido por Mi nombre y no has desmayado. Pero tengo esto contra ti:
que has dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído y
arrepiéntete, y haz las obras que hiciste al principio; si no, vendré a ti y
quitaré tu candelabro de su lugar, si no te arrepientes. Sin embargo tienes
esto: que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales Yo también
aborrezco. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de
Dios. — Apocalipsis 2:1-7
Los líderes del pueblo de Dios tienen responsabilidad delante de Él por el
pueblo que lideran. Son los representantes del Señor Jesús, y el pueblo, por
su parte, también representa a Dios para ellos. Como el pastor trata al
pueblo, trata a Dios. Y el pueblo trata al pastor de la misma forma como
trata a Dios.
La familia del pastor es la prueba más evidente de que es o no un hombre
de Dios. Los cristianos deben observar en sus líderes mucho más que los
dones del Espíritu Santo; deben observar los frutos de su testimonio, pues,
hacia donde los líderes van, probablemente sus ovejas irán también.
El líder de la iglesia de Éfeso, por ejemplo, fue elogiado por sus obras,
trabajo, perseverancia, resistencia a los malos, por exponer a los falsos y
soportar pruebas a causa del Nombre del Señor Jesús. Pero fue reprendido
por haber abandonado el primer amor.
La iglesia de Éfeso manifestaba un trabajo cuantitativo, y no cualitativo.
La cantidad de servicio presentada por su responsable no tenía calidad
porque le faltaba el primer amor.
Por más intensas que sean las tareas en la iglesia, no signi�can
necesariamente una intimidad con Dios. Los innumerables compromisos
que el pastor o el miembro de la iglesia va asumiendo pueden terminar
perjudicando su relación personal con el Señor Jesús.
¿No será eso el abandono del primer amor? ¿Cuánto tiempo diario hay de
dedicación a la lectura de la Palabra de Dios y a la comunión con el Señor
Jesús, por medio de nuestra oración y alabanza? ¿Y cuánto tiempo había
inmediatamente después de nuestra conversión? ¿Cuál es el motivo de ese
distanciamiento entre lo que era y lo que es hoy? Claro, no se trata de una
lectura corrida, automática, o de solo cantar música góspel. Muchos
abandonaron el primer amor, pero continúan haciendo los rituales que
hacían antes, maquinalmente, como el Propio Dios alerta: “Dijo entonces
el Señor: Por cuanto este pueblo se Me acerca con sus palabras y Me honra
con sus labios, pero aleja de Mí su corazón, y su veneración hacia Mí es
solo una tradición aprendida de memoria” (Isaías 29:13).
El abandono del primer amor es notado al observar los frutos. Evalúe si
usted ha vivido ansioso, si ha guardado rencor, si se ha interesado mucho
por las cosas del mundo o si las cosas de Dios han sido una carga para
usted. Quizás incluso haga las tareas en la iglesia, pero siempre
reclamando o pensando en las cosas “más interesantes” que podría estar
haciendo.
El abandono del primer amor también puede ser diagnosticado con un
examen minucioso de sus intenciones. Evalúe por qué usted lee la Biblia.
¿Es solo por hábito o porque quiere aprender (y practicar) la voluntad de
Dios? Al prestar servicio en la iglesia, ¿está preocupado por lo que los
demás van a pensar? ¿Busca hacer las cosas correctamente para no ser
reprendido por el pastor o el líder del grupo? ¿O hace lo mejor como
ofrenda a Dios, para agradarlo a Él? (Consejo: quien hace una actividad
como ofrenda a Dios lo hace con alegría, no con reclamos.)
Le corresponde a cada uno hacer este autoexamen y, en caso de que note
que la calidad de su fe no ha sido la misma, obedezca al consejo del Señor
Jesús, para su propio bien: recuerde de dónde cayó, arrepiéntase y vuelva a
practicar las primeras obras, con la misma sinceridad y humildad del
principio.
Esmirna
Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna: El primero y el último,
el que estuvo muerto y ha vuelto a la vida, dice esto:
Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la
blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son
sinagoga de Satanás. No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el
diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis
probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé �el hasta la
muerte, y Yo te daré la corona de la vida.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El
vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda. — Apocalipsis
2:8-11
Esmirna era una rica ciudad portuaria y comercial de Asia Menor,
actualmente Izmir,la tercera mayor ciudad en Turquía. La iglesia cristiana
que había allí era pobre y perseguida. El sufrimiento por el martirio era
una característica de esta iglesia, pues su fundador, Policarpo, fue
quemado vivo por los perseguidores de Roma, que no aceptaban el hecho
de que los cristianos sirvan al Señor Jesús en vez de a César. Millares
también fueron martirizados después de él.
La vida y la libertad fueron ofrecidas al anciano Policarpo si, tan
solamente, maldijera al Señor Jesús, pero respondió: “Hace ochenta y seis
años sirvo al Señor, y Él solo me ha hecho bien. ¿Cómo podría yo, ahora,
maldecirlo, siendo Él mi Señor y Salvador?”
La persecución a los cristianos continuó a lo largo de los siglos. Centenas
de millares (algunos estiman millones) murieron en Europa durante la
Santa Inquisición entre los siglos XIII y XIX. La muerte por tortura de los
que no adherían a la Iglesia de Roma fue o�cialmente abolida en el siglo
XIX, pero las persecuciones a la fe evangélica continúan siendo de las
formas más astutas hasta los días de hoy.
Y en verdad, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo
Jesús, serán perseguidos. — 2 Timoteo 3:12
Quien se propone a seguir verdaderamente la fe cristiana tiene que saber:
esta amenaza a los poderes de este mundo que no aceptan ni se sujetan al
Señor Jesús. Por eso, los verdaderos cristianos siempre serán perseguidos.
La tribulación era una de las características principales de la iglesia de
Esmirna, que estaba siendo triturada por la persecución. Pero, sin querer,
sus perseguidores contribuían para aumentar la calidad de obra, de fe y de
�delidad de los cristianos de aquella ciudad al Señor Jesucristo.
Dios permite que todos los que son realmente de Él pasen por el tamiz de
las tribulaciones, para su propio bene�cio. De lo contrario, Él jamás lo
permitiría.
Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las
tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, carácter probado; y el carácter probado, esperanza. —
Romanos 5:3-4
Si no existen tribulaciones, no habrá paciencia, carácter probado y mucho
menos esperanza. La falta de tribulaciones neutraliza la acción de la fe y,
como consecuencia, hace que el cristiano se acomode. En la iglesia de
Éfeso, por ejemplo, no había tribulación, pero se estaba muriendo
espiritualmente en su autosatisfacción espiritual por haber abandonado su
primer amor.
Esmirna fue considerada una iglesia rica, a pesar de su pobreza material.
La sed por bienes materiales ha sido un verdadero lazo diabólico para los
cristianos desavisados, pues aferrarse a las riquezas materiales tiene
siempre a la pobreza espiritual como consecuencia. No es que la riqueza
no sea una cosa buena para el cristiano. Lo que estamos diciendo es que
nada, principalmente la riqueza, debe interferir en su relación con Dios.
Tenemos aún algunas importantes lecciones más de lo que el Señor Jesús
le dijo a la iglesia de Esmirna:
Yo conozco tu tribulación y tu pobreza (pero tú eres rico), y la
blasfemia de los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que son
sinagoga de Satanás. — Apocalipsis 2:9
La próspera ciudad de Esmirna tenía una gran e in�uyente población
judaica, en la cual muchos líderes religiosos se aliaban a Roma para
perseguir a los cristianos. Estos religiosos se jactaban de ser el pueblo de la
Alianza, los escogidos de Dios, incluso después de rechazar al Salvador y
de haber sido rechazados por Él en su hipocresía. Por eso, Jesús Se re�ere a
estos falsos como “sinagoga de Satanás”.
Note que, así como Jesús tiene a Su Iglesia en este mundo, Satanás también
tiene la suya. Y esa iglesia satánica no es aquella que abiertamente se
declara así. Las principales iglesias satánicas son aquellas de los “que se
dicen” escogidos de Dios “y no lo son”. Son iglesias que tienen la
apariencia de cristianas, pero que en realidad persiguen a los verdaderos
cristianos y promueven doctrinas que desvían a las personas del mensaje
puro del verdadero Evangelio. Satanás promueve sus intereses, avergüenza
al Evangelio delante de la sociedad y da motivos para que el mundo se
burle de la Iglesia del Señor Jesús — que es presentada de forma burlesca.
El Señor Jesús le dice al ángel de Esmirna que está consciente de esa
blasfemia. Con certeza, tales blasfemadores no quedarán impunes.
No temas lo que estás por sufrir. He aquí, el diablo echará a
algunos de vosotros en la cárcel para que seáis probados, y
tendréis tribulación por diez días. Sé �el hasta la muerte, y Yo te
daré la corona de la vida. — Apocalipsis 2:10
Tenemos que ser intrépidos en medio de las persecuciones y a�icciones;
sacar fuerzas de las debilidades. Las tribulaciones vienen para probarnos.
Pero toda prueba tiene un vencedor. El Señor Jesús da un alerta sobre una
“tribulación por diez días”, que probablemente se refería a un período de
intensa persecución que estaba por venir. Tenemos que estar preparados
para estos períodos.
Como cristianos, sabemos que la persecución contra nuestra fe es
constante, pero siempre habrá momentos de pico, cuando los enemigos de
la fe se levantarán con toda la fuerza para intentar aniquilarnos.
Permanezcamos �rmes, sabiendo que ese período pasará. ¡Quien pase por
la prueba, siendo �el hasta la muerte, saldrá vencedor y recibirá del Señor
Jesús la corona de la vida!
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El
vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda. — Apocalipsis
2:11
Para quien enfrente la muerte todos los días a causa de la fe, hay un
consuelo y una garantía: no sufrirá el daño de la muerte segunda.
¿Qué es esa muerte segunda?
A la primera ya la conocemos. Todos los días, en los cementerios de este
mundo, familiares y amigos se despiden de alguien que sufrió la primera
muerte mientras que su cuerpo desciende a la tierra. Es la muerte física,
que usted, yo y todos, salvos y perdidos, sufriremos. La muerte segunda,
sin embargo, es la espiritual, de la cual el Propio Señor Jesús habló al �nal
del Apocalipsis:
Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la
muerte segunda: el lago de fuego. — Apocalipsis 20:14
El daño de la muerte segunda no será sentido en el cuerpo, sino en el alma
del perdido, cuando esta sea lanzada al lago de fuego por la eternidad. Los
salvos, los vencedores, sin embargo, no serán tocados por ella. Estos serán
agraciados con la vida eterna en la presencia del Señor, a Quien �elmente
sirvieron hasta la primera muerte.
Pérgamo
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada
aguda de dos �los, dice esto: Yo sé dónde moras: donde está el
trono de Satanás. Guardas �elmente Mi nombre y no has negado
Mi fe, aun en los días de Antipas, Mi testigo, Mi siervo �el, que
fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.
Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que
mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner
tropiezo ante los hijos de Israel, a comer cosas sacri�cadas a los
ídolos y a cometer actos de inmoralidad. Así tú también tienes
algunos que de la misma manera mantienen la doctrina de los
nicolaítas. Por tanto, arrepiéntete; si no, vendré a ti pronto y
pelearé contra ellos con la espada de Mi boca.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita
blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie
conoce sino aquel que lo recibe. — Apocalipsis 2:12-17
El Señor Jesús aquí Se presenta como “El que tiene la espada aguda de dos
�los” (Apocalipsis 2:12). La manera como Él Se presenta a cada iglesia
tiene que ver con lo que aquella iglesia necesita saber. Para Éfeso, por
ejemplo, Él era “El que tiene las siete estrellas en Su mano derecha, el que
anda entre los siete candelabros de oro” (Apocalipsis 2:1), destacando Su
autoridad en medio de aquella iglesia que había abandonado el primer
amor. Para Esmirna, Él era “Elprimero y el último, el que estuvo muerto y
ha vuelto a la vida” (Apocalipsis 2:8), confortando a los que estaban siendo
duramente perseguidos y enfrentando la muerte a causa de la fe. ¿Cuál es
el mensaje que el Señor pretende darle a Pérgamo al presentarse como “El
que tiene la espada aguda de dos �los” (Apocalipsis 2:12)? Hay dos cosas
principales para re�exionar:
1. Pérgamo era un fuerte centro político y religioso, capital de la
provincia romana de Asia Menor, donde se practicaba la famosa “ley
de la espada”, o sea, el poder que el emperador tenía de condenar a
cualquier persona a muerte sin ningún juicio previo. El Señor Jesús,
entonces, Se refería a Su autoridad como siendo superior a la
autoridad del emperador, dejando en claro que los cristianos de
Pérgamo no debían temer a la espada humana. Al contrario, debían
temer mucho más a Dios.
2. La espada a�lada de dos �los en la Biblia es también un símbolo de la
Palabra de Dios: “Porque la palabra de Dios es viva y e�caz, y más
cortante que cualquier espada de dos �los; penetra hasta la división
del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa
para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no
hay cosa creada oculta a Su vista, sino que todas las cosas están al
descubierto y desnudas ante los ojos de Aquel a quien tenemos que
dar cuenta” (Hebreos 4:12-13). Jesús Se dirigía a los cristianos de
Pérgamo para separarlos de las prácticas paganas a las cuales muchos
estaban mezclándose.
Pérgamo era escenario de culto al emperador, además del culto a cuatro
principales “dioses”: Júpiter (Zeus, el jefe de todos los dioses en la
mitología griega), Atenea (diosa de la guerra), Dionisio (dios del vino) y
Asclepio (este último considerado “dios de la Medicina”, cuyo bastón con
una serpiente entrelazada continúa siendo el símbolo de la Medicina hoy).
El Señor Jesús probablemente Se refería a esta idolatría desenfrenada
cuando llamó a aquel lugar “trono de Satanás” y “donde mora Satanás”.
Note cómo el diablo está directamente asociado a la idolatría. Las culturas
y religiones los llaman dioses, santos, espíritus iluminados, guías,
entidades, etc. — pero Satanás es quien está por detrás de ellos.
La idolatría continúa siendo una de las formas más e�caces que el diablo
usa para engañar a los ignorantes y contaminar incluso a los cristianos.
Los cristianos de Pérgamo fueron alabados por no negar la fe en el Señor
Jesús, a pesar de aquel ambiente de idolatría y de la persecución impuesta
a los que se rehusaban a adorar al emperador. Sin embargo, estaban
permitiendo algo tan nocivo como la idolatría en medio de ellos...
Pero tengo unas pocas cosas contra ti, porque tienes ahí a los que
mantienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo
ante los hijos de Israel, a comer cosas sacri�cadas a los ídolos y a cometer
actos de inmoralidad. Así tú también tienes algunos que de la misma
manera mantienen la doctrina de los nicolaítas. Por tanto, arrepiéntete; si
no, vendré a ti pronto y pelearé contra ellos con la espada de Mi boca. El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al vencedor le
daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la
piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.
— Apocalipsis 2:14-17
El error de los cristianos de Pérgamo consistía en tolerar en medio de ellos
“a los que mantienen la doctrina de Balaam” y “algunos que de la misma
manera mantienen la doctrina de los nicolaítas”. Pérgamo era una iglesia
que aceptaba doctrinas falsas.
Balaam fue un hechicero contratado por el rey de Moab, Balac, para
maldecir al pueblo de Israel mientras este subía por el desierto en
dirección a la tierra prometida. Cuando vio que sus hechizos no surtieron
efecto, no queriendo perder el dinero que Balac le había ofrecido, Balaam
le dio consejos sobre cómo vencer a Israel:
1. Usar a las mujeres moabitas para seducir a los hombres de Israel.
2. Estos las seguirían para adorar a sus dioses en �estas paganas regadas
de sexo y comidas sacri�cadas a los ídolos.
3. Así, Israel perdería su comunión con Dios y, consecuentemente,
podría ser fácilmente vencido.
Vemos el poder de la codicia en toda esta historia. La codicia de Balaam
por dinero; la codicia de los hombres de Israel por las mujeres y también
por las comidas ofrecidas en los rituales.
Los nicolaítas eran una secta con prácticas semejantes a la doctrina de
Balaam. Alegaban que la prohibición de participar de �estas donde se
practicaba sexo regado de bebidas y comidas sacri�cadas a los ídolos era
parte de la Ley de Moisés, de la cual habían sido “liberados”. Como no se
creían más sujetos a la Ley, sino libres por la “gracia de Dios”, entregaban
sus cuerpos a los placeres de la carne sin ningún peso en la conciencia. Y
les enseñaban eso a los cristianos en Pérgamo, que toleraban tal doctrina.
Note que el Señor Jesús fue favorable al ángel de la iglesia de Éfeso porque
este odiaba las obras de los nicolaítas, las cuales Él también odiaba
(Apocalipsis 2:6). El mal que Éfeso rechazaba era aceptado en Pérgamo.
La codicia continúa siendo un gran lazo para los cristianos hoy. El dinero,
el sexo, el poder y la fama han encontrado lugar dentro de muchas iglesias
y en la vida de muchos cristianos. El diablo actúa hoy como actuó por
medio de Balaam. Ya que no puede hacer que el pueblo de Dios tropiece
por obras claramente satánicas, lo seduce con doctrinas atrayentes que se
mezclan a la fe cristiana. La doctrina de la “gracia de Dios”, la libre unión
amorosa entre cristianos e incrédulos, y la codicia son pecados tan
presentes hoy como lo eran en Pérgamo.
El alerta del Señor Jesús es severo: arrepiéntanse o enfrenten Mi espada.
La Iglesia del Señor Jesús tiene la obligación no solamente de rechazar las
falsas doctrinas como también de expulsar a aquellos que insisten en ellas.
La salud del cuerpo de la Iglesia depende de los miembros que
permanecen en ella. Quien quiera arrepentirse y abandonar sus pecados es
bienvenido. Quien no quiera, que se retire o sea alejado — no importa
quién sea.
El premio del Señor Jesús a los vencedores de Pérgamo es doble: comerán
del maná escondido y recibirán una piedrecita blanca con un nuevo
nombre. Quien se abstuvo de comer los manjares de este mundo comerá
otro mucho mejor... ¡Y quien no buscó la gloria de su propio nombre
recibirá un nuevo nombre dado por el Propio Dios!
Tiatira
Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira: El Hijo de Dios, que
tiene ojos como llama de fuego, y Cuyos pies son semejantes al
bronce bruñido, dice esto: Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu
servicio y tu perseverancia, y que tus obras recientes son mayores
que las primeras. Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer
Jezabel, que se dice ser profetisa, y enseña y seduce a Mis siervos a
que cometan actos inmorales y coman cosas sacri�cadas a los
ídolos. — Apocalipsis 2:18-20
Tiatira era una ciudad comercial que quedaba a 64 kilómetros al sudeste
de Pérgamo. Actualmente, la ciudad se llama Akhisar, en Turquía, y aún es
uno de los principales centros comerciales de la región. Tiatira era
conocida por sus varias cooperativas comerciales, cada una con su dios
patrono. Las actividades de manufactura como la coloración de telas,
ropa, cerámica y artefactos de bronce eran las principales fuentes de
comercio de la región. Una gran comunidad de judíos se instaló allí,
atraída por el comercio, y le dio origen a la iglesia de Tiatira. Una de las
primeras convertidas de la ciudad fue una empresaria llamada Lidia que,
en un viaje de negocios, conoció la fe cristiana por medio de una prédica
del apóstol Pablo en Filipos:
Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de
Tiatira, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios; y el
Señor abrió su corazón para que recibiera lo que Pablo decía.
Cuando ella y su familia se bautizaron, nos rogó, diciendo:Si
juzgáis que soy �el al Señor, venid a mi casa y quedaos en ella. Y
nos persuadió a ir. — Hechos 16:14-15
Lidia tenía el corazón abierto, listo para oír y obedecer lo que Pablo decía.
Tanto es que enseguida se bautizó, con toda su familia, e insistió en
ofrecerles hospitalidad a Pablo y a los demás discípulos en su propia casa.
Esta actitud solícita de Lidia era muy característica de la iglesia en Tiatira:
una iglesia que tenía amor, servicio, fe, perseverancia y más obras que al
principio (lo contrario de la iglesia de Éfeso, que había abandonado las
primeras obras). El Señor Jesús elogió esas actitudes que,
lamentablemente, han faltado en muchos hoy.
¿Cuántos cierran sus corazones para la Palabra de Dios? ¿Cuántos resisten
e, incluso conociendo la verdad, no obedecen lo que oyen de la boca de los
siervos de Dios? ¿Cuántos están en la iglesia hace años y aún no se
bautizaron en las aguas? ¿Y cuántos dentro de la iglesia no se dan
generosamente — y además miran con malos ojos a las ofrendas que
sustentan a los siervos y a la Obra de Dios?
Esta resistencia es una acción diabólica dentro del corazón y de la mente
de las personas para que no se entreguen a Dios. Cuanto más tiempo
Satanás pueda ganar de alguien, mayores serán las chances de que esta no
alcance su salvación. Cuanto menos entrega a la causa del Evangelio por
parte de los cristianos, más tiempo el diablo tiene para atar la Obra de
Dios y engañar a los que no conocen la verdad.
¡Es momento de oír, creer, entregarse, bautizarse y servir!
Tiatira era una iglesia que crecía cada vez más en obras, fe, servicio y
perseverancia. Quien sirve a Dios de corazón abierto, naturalmente, tiene
que crecer. No acepta disminuirse. Sus últimas obras siempre serán
mayores y con más calidad que las primeras.
Pero el crecimiento también presenta riesgos. La iglesia de Tiatira, a pesar
de tantas virtudes, estaba permitiendo, en nombre del crecimiento, que la
in�uencia mundana entrara a la iglesia. Así, muchos estaban
corrompiéndose. ¿Cómo era posible eso?
Jezabel en Tiatira
Pero tengo esto contra ti: que toleras a esa mujer Jezabel, que se
dice ser profetisa, y enseña y seduce a Mis siervos a que cometan
actos inmorales y coman cosas sacri�cadas a los ídolos. Le he
dado tiempo para arrepentirse, y no quiere arrepentirse de su
inmoralidad.
Mira, la postraré en cama, y a los que cometen adulterio con ella
los arrojaré en gran tribulación, si no se arrepienten de las obras
de ella. Y a sus hijos mataré con pestilencia, y todas las iglesias
sabrán que Yo soy el que escudriña las mentes y los corazones, y
os daré a cada uno según vuestras obras.
Pero a vosotros, a los demás que están en Tiatira, a cuantos no
tienen esta doctrina, que no han conocido las cosas profundas de
Satanás, como ellos las llaman, os digo: No os impongo otra
carga. No obstante, lo que tenéis, retenedlo hasta que Yo venga.
Y al vencedor, al que guarda Mis obras hasta el �n, le daré
autoridad sobre las naciones; y las regirá con vara de hierro, como
los vasos del alfarero son hechos pedazos, como Yo también he
recibido autoridad de Mi Padre; y le daré el lucero de la mañana.
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. —
Apocalipsis 2:20-29
Cuando el Señor Jesús hace referencia a Jezabel es para que consideremos
su historia con relación a Israel. A partir de entonces, podemos tener una
idea de lo que estaba sucediendo en Tiatira, y que aún hoy sucede con
muchos cristianos. Jezabel era una princesa, hija del rey sacerdote de Tiro,
Et-baal. El rey de Israel, Acab, se casó con ella para hacer una alianza
política y económica con los sidonios, con el �n de fortalecer a Israel
contra sus enemigos. Tiro era una potencia comercial y bélica en la época.
Esa alianza, desde el punto de vista humano, parecía haber sido un golpe
maestro del rey Acab. Queriendo alcanzar sus objetivos económicos, actuó
por la razón y la astucia. Pero, en realidad, terminó importando a una
representante del in�erno hacia dentro de Israel. Jezabel trajo con ella el
culto a Baal e instaló un templo a ese “dios de la fertilidad” en Samaria.
Persiguió cruelmente a los profetas del Señor y fue blanco del gran
enfrentamiento con el profeta Elías.
Así son muchos que se casan o hacen alianzas incluso con el diablo para
alcanzar sus propósitos. Al �nal, terminan perdiendo todo, incluso la
salvación.
¿Recuerda las cooperativas comerciales que había en Tiatira, cada una con
su dios patrono? Lo que estaba sucediendo en la iglesia allí era semejante a
lo que pasó en la época de Jezabel. A �n de hacer buenos negocios y de
obtener más ganancias, algunos cristianos de Tiatira se aliaban a aquellas
cooperativas y participaban de las actividades paganas que sus miembros
practicaban. En nombre del crecimiento económico, comprometían su fe
cristiana y se corrompían con los incrédulos, que les imponían su manera
de vida a los que eran de Dios. Motivados por “Jezabel”, que se refería a
una líder en la iglesia o a esta práctica en sí, ellos justi�caban sus obras
por las excusas humanas que son costumbre: “no tengo elección”, “todo el
mundo lo hace así” o “aquí es así como funciona”. El Señor Jesús dijo:
Nadie puede servir a dos señores; porque o aborrecerá a uno y
amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis
servir a Dios y a las riquezas. — Mateo 6:24>
Está muy claro que las riquezas se tornaron uno de los principales dioses
de este mundo. Le corresponde al cristiano decidir no servirlas, sino
colocarlas al servicio de Dios. Es mejor tener menos materialmente que
perder todo espiritualmente. Y, mejor aún, es tener todo y servir a Dios
con ese todo.
Al vencedor, o sea, al que guarde la fe hasta el �n, el Señor Jesús le
promete el verdadero poder de reinar — en este mundo y en el venidero.
Apocalipsis 3
Sardis
Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete
Espíritus de Dios y las siete estrellas, dice esto: Yo conozco tus
obras, que tienes nombre de que vives, pero estás muerto. Ponte
en vela y a�rma las cosas que quedan, que estaban a punto de
morir, porque no he hallado completas tus obras delante de Mi
Dios.
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y
arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no
sabrás a qué hora vendré sobre ti.
Pero tienes unos pocos en Sardis que no han manchado sus
vestiduras, y andarán Conmigo vestidos de blanco, porque son
dignos. Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no
borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre
delante de Mi Padre y delante de Sus ángeles. El que tiene oído,
oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. — Apocalipsis 3:1-6
Sardis, la quinta iglesia a quien el Señor Jesús Se dirigió en el Apocalipsis,
se caracterizaba por obras imperfectas (incompletas, inacabadas) y por
estar espiritualmente muerta. Fue una iglesia que no recibió ninguna
evaluación positiva del Señor Jesús, excepto por “unos pocos en Sardis que
no han manchado sus vestiduras”.
Note que, a pesar de la generalizada debilidad espiritual de Sardis, algunas
personas no se dejaron in�uenciar por los malos ejemplos y mantuvieron
su fe. Eso muestra que usted no necesita equivocarse, tropezar o caer
porque eso está sucediendo con otros a su alrededor. Es posible
mantenerse limpio y en la fe incluso si otros están causando escándalos o
debilitándose a su lado. ¡No se contamine!
Cuando el Señor dice “Yo conozco tus obras (...)” (Apocalipsis 3:1), esta
vez no tiene el mismo sentido de cuando se lo dijo a las demás iglesias. No
hay consuelo ni alabanza, pues inmediatamente después Él concluye: “(...)
que tienes nombre de que vives, pero estás muerto” (Apocalipsis 3:1). Es
decir, estas obras tenían solo apariencia de vida, pero estaban muertas.
¡Eso es muy fuerte!
¡Imagínese cuántas iglesias (y cristianos) viven de apariencia! Tienen un
bello templo, forman un bello coro, poseen bellos mensajes,exhiben una
organización impecable, tienen obras que llenan los ojos — vida exterior,
sin embargo muerte interior.
Note que la iglesia en Sardis, en contraste con las demás, es dejada en paz
por el diablo. Satanás ni siquiera es citado aquí. ¡Tampoco hay referencia a
falsas doctrinas, Balaam, Balac, nicolaítas o Jezabel! Tampoco hay
pruebas, persecuciones ni sufrimientos. ¿Por qué?
¡Justamente porque está muerta! Tiene solo apariencia de vida.
Lamentablemente, la situación de esta iglesia retrata a la mayoría de las
iglesias de nuestros días y de aquellos que se dicen cristianos, pero que
viven solo de apariencia. Hay un espíritu engañador y mentiroso que los
hace pensar que todo está bien.
Muchos frecuentan la iglesia con asiduidad, dan sus diezmos, no le hacen
mal a nadie, oran, no enfrentan persecuciones a causa de la fe... no
obstante, son tan fríos como los difuntos. Viven en la ilusión de una gran
mentira.
El alerta del Señor Jesús se resume al hecho de que esta iglesia ya ha
“recibido y oído” la Palabra de Dios — por eso, no tiene excusas. Lo único
que resta para hacer es practicar lo que ha oído y arrepentirse. Sí, el
arrepentimiento es la única salida para los que están muertos
espiritualmente. Pero no es una puerta que quedará abierta para siempre.
Él vendrá “como ladrón”, en el momento en que usted no lo espera. ¡El
vencedor, sin embargo, tendrá la garantía de su nombre escrito en el Libro
de la Vida y confesado por el Propio Señor Jesús!
Filadel�a
Y escribe al ángel de la iglesia en Filadel�a: El Santo, el
Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie
cierra, y cierra y nadie abre, dice esto:
Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta
abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder,
has guardado Mi palabra y no has negado Mi nombre. He aquí, Yo
entregaré a aquellos de la sinagoga de Satanás que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, Yo haré que vengan
y se postren a tus pies, y sepan que Yo te he amado.
Porque has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también
te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir
sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre
la tierra. — Apocalipsis 3:7-10
Filadel�a aún existe como ciudad actualmente en Turquía, pero lleva el
nombre de Alasehir. Está situada a solo 48 kilómetros al sudeste de donde
quedaba Sardis, la iglesia muerta, que vivía de apariencia. A semejanza de
Esmirna, Filadel�a no recibió advertencia o reprensión del Señor Jesús,
solo elogios. Tenía “un poco de poder”, pero aun así no sucumbió a los
mentirosos de la sinagoga de Satanás. Esos falsos judíos profesaban la fe
en el Dios de Abraham, pero sus obras no tenían nada de Dios. Eran
realmente satánicos.
Todos los que trabajan con la falsedad y la mentira hacen las obras de su
padre, el diablo, conforme el Propio Señor Jesús dijo:
Sois de vuestro padre el diablo y queréis hacer los deseos de
vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha
mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando
habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es
mentiroso y el padre de la mentira. — Juan 8:44
Tales falsos existieron en el tiempo de Moisés, de los profetas, del Señor
Jesús, de Filadel�a, existen aún hoy y lamentablemente siempre existirán.
Usan la mentira y el engaño, pero se hacen pasar por “hermanos”. En
realidad, son “hermalos”. Hablan de Dios, citan las Escrituras, pero su
única intención es destruir a los que son de la verdad. Si realmente
creyeran y practicaran las Escrituras, además de tener una vida pautada en
estas, cuidarían de salvar a los perdidos. Sin embargo, la preocupación de
los falsos nunca es por las almas de los perdidos. Quieren solo destruir a
los verdaderos.
Note que el Señor Jesús Se presenta a Filadel�a como Santo y Verdadero,
indicando la conducta que Él espera de Sus siervos en medio de tanta
mentira y corrupción. Tenemos que vivir separados y en la verdad, duela a
quien le duela. ¿Y cuál será nuestra recompensa por eso? Ver a los falsos
postrados a nuestros pies testi�cando cuánto nos ama el Señor Jesús. ¡Él es
Quien lo hará! No necesitamos luchar contra ellos, solo continuar
practicando la verdad y viviendo en santidad.
Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo
impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es
santo siga guardándose santo. He aquí, Yo vengo pronto, y Mi
recompensa está Conmigo para recompensar a cada uno según
sea su obra. — Apocalipsis 22:11-12
Al �nal, todo será revelado; toda injusticia será castigada y toda justicia,
recompensada. Lamentablemente, muchas personas que otrora eran
usadas por Dios hoy son usadas por el diablo para quitar a otras de la fe.
Las que caen no han perseverado en la verdad y en la santidad. Filadel�a
es un ejemplo para los que están caídos en la fe a causa de los demás. Vea
que la relativa proximidad con Sardis no comprometió la integridad de los
cristianos de Filadel�a. A pesar de estar físicamente muy cerca de los
muertos espirituales, no se contaminó porque guardó la palabra de la
perseverancia en el Señor Jesús.
Y en eso estaba su fuerza.
Promesas a Filadel�a
Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta
abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder,
has guardado Mi palabra y no has negado Mi nombre. He aquí, Yo
entregaré a aquellos de la sinagoga de Satanás que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, Yo haré que vengan
y se postren a tus pies, y sepan que Yo te he amado.
Porque has guardado la palabra de Mi perseverancia, Yo también
te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir
sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre
la tierra. — Apocalipsis 3:8-10
La iglesia de Filadel�a tenía poco poder porque vivía entre los de la
sinagoga de Satanás, los falsos judíos que usaban la mentira para
perseguirla. Aun así, los cristianos de allí sacaban fuerza del acto de
guardar la Palabra del Señor Jesús, que es la verdad.
A veces, parece que la mentira prevalece sobre la verdad, y los falsos sobre
los verdaderos. A �n de cuentas, una mentira se esparce con rapidez, el
mentiroso gana notoriedad, y sus víctimas, los verdaderos, son humillados
y parecen débiles. Dios permite que eso suceda durante un tiempo para
probar y revelar a los falsos y a los verdaderos, quién es trigo y quién es
cizaña. Al �nal, los que permanecen en la verdad, en la práctica de la
Palabra de Aquel que es Verdadero, serán justi�cados públicamente por
Él. Quedará bien claro, incluso para los falsos, que el Señor Jesús amó a los
que son de la verdad y Se agradó más de su ofrenda que de la de los
mentirosos.
Aunque usted parezca débil, no tenga muchas condiciones humanas o
sufra en las manos de los falsos, fortalézcase con esta promesa del Señor
Jesús:
Vengo pronto; retén �rme lo que tienes, para que nadie tome tu
corona. Al vencedor le haré una columna en el templo de Mi Dios,
y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de Mi
Dios, y el nombre de la ciudad de Mi Dios, la nueva Jerusalén, que
desciende del cielo de Mi Dios, y Mi nombre nuevo. El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. — Apocalipsis 3:11-
13
Hay dos cosas en esta carta que se re�eren a la localización de Filadel�a.
La ciudad estaba situada en una región propensa a terremotos. Hay
registros de un gran terremoto que destruyó a la ciudad en el año 17 d. C.
Debido a los constantes temblores sísmicos, los habitantes de Filadel�a
solían salir de sus casas para acampar, temporalmente, en tiendas fuera de
la ciudad, por miedo. En este contexto, tiene sentido la promesa: “Al
vencedor le haré una columna en el templo de Mi Dios, y nunca más
saldrá de allí”. ¡Imagínese si aquellos que vivían inseguros y en constante
miedo de la muerte recibieran la promesa de la estabilidadmáxima de ser
una columna en el Templo de Dios, del cual nunca más necesitarían salir o
huir!
¡Quien es columna en el Templo de Dios nunca debe temer a quien es
integrante de la sinagoga de Satanás!
Laodicea
Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: El Amén, el Testigo �el
y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto:
Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras
frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te
vomitaré de Mi boca.
Porque dices: Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo
necesidad; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y
pobre, ciego y desnudo. — Apocalipsis 3:14-17
Laodicea era una ciudad rica y famosa por ser un centro comercial y
bancario. Poseía un so�sticado sistema económico con sus propias
reservas, además de una notable industria de ricas vestiduras y alfombras
de lana. Había también una escuela de Medicina, donde eran hechos
tratamientos de enfermedades oculares. Hoy restan solo ruinas de esta
antigua ciudad, que pueden ser observadas cerca del distrito de Denizli, al
sudoeste de Turquía. Esas ruinas son nada más que testigos melancólicos
de la gloria de su pasado.
Espiritualmente, la ciudad de Laodicea nos recuerda a las grandes
metrópolis del mundo, donde la riqueza de las industrias, del comercio y
del sector de prestación de servicios se concentra en los grandes bancos.
Son centros que ostentan tanto riqueza como orgullo, en contraste con
otras ciudades y comunidades más simples, donde la miseria exhala el olor
de la corrupción y de las injusticias sociales.
Las facilidades, los encantos y la comodidad de esas grandes metrópolis
han impulsado a sus sociedades al conformismo espiritual. El abundante
entretenimiento embriaga el alma de sus pueblos a tal punto que la
Palabra de Dios pasa desapercibida de casi todos ellos. Llega a ser
innecesaria.
En esas culturas, la libertad se ha confundido con la promiscuidad; el
amor, con el sexo; y la familia, con la reproducción sin plani�cación ni
estructura para darles a los niños la mínima condición de convertirse en
personas bien formadas. Los habitantes de Sodoma y Gomorra quedarían
sonrojados de vergüenza si viviesen hoy en estas grandes ciudades...
La iglesia en Laodicea estaba en medio de esa ciudad abastecida,
disfrutando materialmente de todo lo que esta podía ofrecerle, pero sin
ofrecerle nada a cambio a aquella sociedad perdida. En vez de que la
iglesia marcara la diferencia entre los incrédulos, eran ellos los que la
in�uenciaban. Los cristianos de allí simplemente se adaptaban a las
costumbres de la sociedad, acomodados en la autosu�ciencia de su
bienestar material u obcecados por esa búsqueda.
El resultado de eso era la tibieza espiritual.
El Señor Jesús usó el lenguaje de caliente, frío y tibio porque Laodicea no
tenía fuente de agua natural. Toda el agua de la ciudad venía por ductos de
dos ciudades vecinas: Colosas, que tenía una fuente de agua fría; y
Hierápolis, que tenía una fuente termal, con agua caliente. Pero, por la
distancia recorrida, cuando el agua llegaba a Laodicea, tanto la fría como
la caliente ya estaban tibias… Es decir, no servía ni para refrescar ni para
curar.
Así era la situación espiritual de Laodicea y continúa siendo la de muchos
cristianos hoy. Por la distancia de la Fuente de Aguas Vivas, los cristianos
que viven lejos de la Palabra de Dios, del ayuno y de la oración, del fervor
de la práctica de la fe (de la fe, no de la mera práctica religiosa) se van
entibiando espiritualmente hasta no marcar ninguna diferencia en el
medio donde viven. Materialmente, no les falta nada, pero en realidad les
falta todo, pues les falta lo principal: la llama viva del Espíritu de Dios
dentro de sí.
Lamentablemente, muchos cristianos creen que marcan la diferencia en el
medio en el que viven al responder a provocaciones, al pelear con grupos
defensores de los homosexuales y al participar de paseos. Sin embargo, la
diferencia que el cristiano hace en la sociedad es — principalmente — por
medio de su comportamiento y de su ejemplo de carácter. Siguiendo la
orden del Señor Jesús:
Y así como queréis que los hombres os hagan, haced con ellos de
la misma manera. — Lucas 6:31
La tibieza espiritual no siempre es visible a simple vista. En la mayor parte
de los casos, el tibio parece perfectamente santo por fuera. Pero no sirve
frecuentar la iglesia, cantar alabanzas, memorizar versículos, evangelizar,
ayunar religiosamente y no practicar ningún acto ilícito exteriormente, si
usted no vive en obediencia a la Palabra de Dios en las cosas que nadie
logra ver.
Vivir la Palabra de Dios y la práctica de la fe es, sobre todo, obedecer al
Señor Jesús. Y eso incluye perdonar a los que nos ofenden, orar por los
que nos persiguen, amar a los que no nos aman y llevar la luz por donde
estemos. La única manera de conseguir vivir esta Palabra es ser lleno por
el Espíritu Santo. Meras prácticas religiosas o discurso religioso no tienen
validez para Dios. Lo que Él realmente toma en cuenta es la obediencia a
Su Palabra.
Evalúe su condición actual. ¿Usted ha sido caliente, frío o tibio? Si nota
que está como la iglesia de Laodicea, aproveche la oportunidad y abra la
puerta para que el Señor Jesús cambie su situación espiritual, antes de que
sea tarde.
Peor que la tibieza
Porque dices: Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo
necesidad; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, y
pobre, ciego y desnudo, te aconsejo que de Mí compres oro
re�nado por fuego para que te hagas rico, y vestiduras blancas
para que te vistas y no se mani�este la vergüenza de tu desnudez,
y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. Yo reprendo y
disciplino a todos los que amo; sé, pues, celoso y arrepiéntete. He
aquí, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye Mi voz y abre la
puerta, entraré a él, y cenaré con él y él Conmigo. Al vencedor, le
concederé sentarse Conmigo en Mi trono, como Yo también vencí
y Me senté con Mi Padre en Su trono. El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias. — Apocalipsis 3:17-22
Peor que la tibieza espiritual de los cristianos de Laodicea era la falta de
consciencia de su condición. El éxito material los conducía al ledo engaño
de creer que la riqueza signi�caba la aprobación de Dios. La verdad era
que, espiritualmente, Laodicea era más pobre que un indigente, más
infeliz que alguien tomado por la depresión. Sus reservas de oro no
lograban eliminar su miseria. Sus médicos y tratamientos milagrosos para
los ojos no curaban su ceguera espiritual. Y sus �nas vestiduras no cubrían
la desnudez de sus pecados. Sin embargo, ellos no se veían.
Por eso, el Señor Jesús aconseja: compra de Mí oro de verdad, vestiduras
blancas de una conciencia pura y colirio para que veas las cosas
espirituales. Aquellos que vivían comprando para satisfacer sus
necesidades y vanidades fueron aconsejados a usar su fe para adquirir del
Señor Jesús lo que ningún dinero podría comprar.
Una vez más, el dios de este mundo, el dinero, es identi�cado como lazo
para los cristianos. No es que el dinero en sí sea del diablo, al contrario.
Pero la codicia, la ansiedad por las riquezas y la conquista de estas pueden
cegar al cristiano para los mayores tesoros: la salvación, la Palabra de Dios
y la conciencia limpia. El éxito económico puede traer la falsa sensación
de bienestar espiritual. Pero no es eso lo que el Señor Jesús enseña:
Pues ¿qué provecho obtendrá un hombre si gana el mundo entero,
pero pierde su alma? — Mateo 16:26
Todo salvo tiene poder y derecho a las riquezas. Pero no todo rico tiene la
salvación solo porque es de la iglesia.
Laodicea fue la única iglesia a la que el Señor Jesús solo reprendió, no
elogió, tampoco mencionó algo positivo de ella. Incluso la iglesia muerta
de Sardis tenía algunos que no habían ensuciado sus vestiduras. Pero
Laodicea simplemente dejaba a Jesús con náuseas. Por eso, Él estabaa
punto de vomitarla. Aun así, Él declaró Su amor por ella e imploró que se
arrepintiera.
Note que ese amor fue demostrado por disciplina y reprensión. Los
cristianos tibios no entienden eso. Creen que el amor es solo cariño,
gentileza, llamar como hermano, pasar la mano en la cabeza de quien
falló… Sin embargo, eso no es amor verdadero, sino engaño. El verdadero
amor exige justicia, disciplina, orden. Porque Jesús amó a los cristianos de
Laodicea, los reprendió severamente con el �n de salvarlos. No usó
palabras dulces. Los cristianos tibios frecuentemente reclaman cuando
son reprendidos, se rebelan contra las autoridades espirituales y alegan
que la disciplina que sufrieron fue por “falta de amor”. En realidad, lo que
faltó fue temor por parte de ellos.
La recompensa para los vencedores aquí no es pequeña: sentarse con el
Señor Jesús en Su Trono. Claramente, el Señor Jesús quería mostrarles a
los cristianos laodicenses, ávidos por poder y riqueza, que había algo
mucho más sublime: el poder de reinar con el Señor Jesús. Esta riqueza,
sin embargo, está reservada solo para aquellos que se sujetaron al Reino de
Dios mientras vivieron en este mundo.
Las siete iglesias: conclusión
Las siete cartas del Señor Jesús a las siete iglesias revelan la condición
espiritual de diferentes tipos de cristianos en todos los tiempos. En
resumen, esta fue la evaluación y la recomendación del Señor Jesús para
cada iglesia:
Apocalipsis 4
La visión del Trono
Estamos entrando a la tercera parte del Apocalipsis. Primero, Juan
describió el propósito del libro y tuvo la visión del Señor Glori�cado
(capítulo 1). Luego, recibió la orden de escribirles a las siete iglesias
(capítulos 2 y 3). Ahora, lo primero que el apóstol ve es una puerta abierta
en el Cielo:
Después de esto miré, y vi una puerta abierta en el cielo; y la
primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que
hablaba conmigo, decía: Sube acá y te mostraré las cosas que
deben suceder después de estas. — Apocalipsis 4:1
Aún en la isla de Patmos, después de escribir los mensajes a las siete
iglesias, Juan tiene la visión de una puerta abierta en el Cielo y es invitado
a subir y a entrar por esa puerta. Allí dentro le serán mostrados
acontecimientos futuros.
Llama la atención el hecho de que haya una puerta abierta en el Cielo. Eso
indica que hay un camino especí�co para entrar a él. El Cielo no es un
lugar de libre acceso para quien quiera. Hay solo UNA puerta de acceso:
En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos
los que vinieron antes de Mí son ladrones y salteadores (…). Yo
soy la puerta; si alguno entra por Mí, será salvo; y entrará y saldrá
y hallará pasto. (…) Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie
viene al Padre sino por Mí. — Juan 10:7-9; 14:6
Jesús es la Puerta. No hay salvación fuera de Él. Este es el mensaje central
de la Biblia. Y, en el Apocalipsis, entendemos que el �nal de los tiempos
será marcado por un gran esfuerzo del mal para engañar a las personas
con respecto a la salvación. Veremos (como ya hemos visto) un aumento
de falsas doctrinas en las iglesias, de religiones que sacan el enfoque del
Señor Jesús como Único Salvador, movimientos ateístas, politeístas,
agnósticos, espiritualistas — y, al �nal, el propio Anticristo. Pero no se
engañe: en el Cielo hay solo una puerta.
La Autoridad Suprema
Juan fue llevado en espíritu a la gran sala del Trono de Dios, y recurrió a
comparaciones para intentar describirles algo celestial a sus lectores
terrenales:
Al instante estaba yo en el Espíritu, y vi un trono colocado en el
cielo, y a uno sentado en el trono. Y el que estaba sentado era de
aspecto semejante a una piedra de jaspe y sardio, y alrededor del
trono había un arco iris, de aspecto semejante a la esmeralda. —
Apocalipsis 4:2-3
Note la rapidez con la que Juan pasa de la Tierra al Cielo en espíritu. Eso
está perfectamente de acuerdo con lo que el cristiano, cuya calidad es
como la de Esmirna o Filadel�a, experimentará en el regreso del Señor
Jesús. Será tan rápido que el apóstol Pablo así lo describió: “En un
momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta �nal (…) y nosotros
seremos transformados” (1 Corintios 15:52). Nos referiremos al
arrebatamiento en detalles más adelante en nuestro estudio. Lo
importante ahora es entender que la entrada de un alma al Cielo o al
in�erno (dependiendo de la condición espiritual de la persona en el
momento de la muerte) será inmediata. No habrá tiempo ni oportunidad
de arrepentimiento después de la muerte. La salvación del alma es
decidida en esta vida. Y el �n de esta vida no será el �n del alma.
¡Considérese avisado!
Lo primero que Juan vio fue un Trono en el Cielo y a Alguien sentado en
él. Como veremos más adelante, ese es el Trono de Dios. La palabra
“trono” aparece 48 veces en el Apocalipsis — más que en cualquier otro
libro de la Biblia. Las constantes referencias al Trono de Dios en este libro
profético refuerzan un recordatorio para todos los cristianos: Dios es la
Autoridad Suprema que gobierna el Universo. Por eso, Él conduce a un
�nal feliz a todos los que creen en Él y aceptan Su plan de salvación. Nada
pasa desapercibido delante de Él. Nadie está por encima de Él. Por eso,
podemos descansar en esta promesa: “Y sabemos que para los que aman a
Dios, todas las cosas cooperan para bien (…)” (Romanos 8:28).
Juan describe a Aquel que estaba sentado en el Trono como “semejante a
una piedra de jaspe y sardio”. La piedra de jaspe, según Apocalipsis 21:11,
es cristalina (transparente) y muy preciosa. La de sardio es roja como
sangre, también conocida como rubí. La transparencia del jaspe y el rojo
del sardio remiten a la radiante pureza de Dios y a la sangre del Señor
Jesús.
Además de eso, en Éxodo 28:15-21, vemos que en el pectoral del sumo
sacerdote había doce piedras preciosas, ordenadas en cuatro �las, y entre
ellas estaban la de sardio y la de jaspe. Cada piedra representaba a una
tribu de Israel y llevaba su nombre. La primera era la de sardio y llevaba el
nombre de Rubén, el primogénito de Israel. Por eso, representa al Señor
Jesús, el Primogénito de toda la creación; y su color rojo, el
derramamiento de Su sangre en el Calvario por la humanidad. La piedra
de jaspe, clara y transparente, era la última en el pectoral y en ella estaba
grabado el nombre de Benjamín, la última de las tribus de Israel. Así,
ambas simbolizan al Señor Jesús, que es el Alfa y la Omega, el Primero y el
Último.
Consecuentemente, concluimos: Quien está sentado en el Trono es el
Propio Señor Jesús. Aquí, y también en otras partes del Apocalipsis (5:13,
por ejemplo), el Padre y el Hijo aparecen como equivalentes. Esto testi�ca
la divinidad del Señor Jesús, que es Uno y el Mismo con el Padre. A partir
de aquí, sin embargo, el Padre comienza a identi�car una función muy
especial de Su Hijo en la ejecución del juicio y también en la salvación de
la humanidad, lo que veremos en el próximo capítulo.
El arco que estaba alrededor del Trono, luminoso y de color verde como la
esmeralda, nos remite al arco que Dios colocó en el cielo inmediatamente
después del diluvio. Simboliza la alianza que hizo con el hombre, de
salvarlo, aunque por un tiempo, y darle la oportunidad de obtener
misericordia y salvación antes del Juicio Final.
Los veinticuatro ancianos
Después de describir el Trono, Juan relata lo que vio alrededor de él,
comenzando por los veinticuatro ancianos:
Los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado
en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y
echan sus coronas delante del trono, diciendo: Digno eres, Señor y
Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque Tú
creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas.
— Apocalipsis 4:10-11
En el capítulo 5, que aún se re�ere a la visión del Trono, estos veinticuatro
ancianos:
(…) se postraron delante del Cordero; cada uno tenía un

Continuar navegando