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nervio óptico y la arteria oftálmica. La propagación de la infección a partir de estas celdillas puede afectar también a la vaina dural del nervio óptico, causando neuritis óptica. Infección de los senos maxilares Los senos maxilares son los que se infectan con más frecuencia, debido probablemente a que sus orificios de drenaje (aberturas) son pequeños y se localizan en una posición alta en las paredes superomediales del seno (v. fig. 8- 108). Cuando la mucosa del seno se congestiona, a menudo los orificios maxilares se obstruyen. Debido a la localización alta de los orificios, cuando la cabeza está erguida es imposible que drenen los senos hasta que están llenos. Como los orificios de ambos senos están situados en sus paredes mediales (es decir, orientados el uno hacia el otro), cuando el individuo se halla en decúbito lateral sólo drena el seno situado en posición alta (p. ej., el seno derecho en decúbito lateral izquierdo). Si un resfriado o un proceso alérgico interesa los dos senos, el paciente puede dar vueltas en la cama al tratar de que drenen ambos. El seno maxilar puede drenarse pasando una cánula desde las narinas a través del orificio maxilar hasta el interior del seno. Relación de los dientes con el seno maxilar La estrecha proximidad entre los tres molares maxilares y el piso del seno maxilar puede originar problemas graves. Al extraer un molar maxilar puede romperse una de sus raíces. Si no se utiliza un método adecuado para extraerla, puede impulsarse superiormente hacia el interior del seno maxilar y crearse una comunicación entre este y la cavidad bucal, con posibilidad de que ocurra una infección. Debido a que los nervios alveolares superiores (ramos del nervio maxilar) inervan los dientes maxilares y la mucosa de los senos maxilares, la inflamación de esta última se acompaña con frecuencia de una sensación dolorosa en el diente molar. Transiluminación de los senos La transiluminación de los senos maxilares se realiza en un cuarto oscuro. Se coloca una luz intensa dentro de la boca del paciente sobre un lado del paladar duro, o se aplica firmemente contra la mejilla (fig. C8-41 A). El haz luminoso atraviesa el seno maxilar y crea un brillo apagado de forma semilunar por debajo de la órbita. Si el seno contiene un exceso de líquido, una masa o una mucosa engrosada, disminuye el brillo. Para transiluminar los senos frontales se dirige la luz superiormente bajo la parte medial de la ceja, lo que suele originar un brillo por encima de la órbita (fig. C8-41 B). Debido a las grandes diferencias que existen en el desarrollo de los senos, hay variaciones de una persona a otra en cuanto al patrón y la extensión de la zona iluminada (Bickley, 2016). 1731 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org booksmedicos.org Push Button0:
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