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Radiacion - Dosis - Efectos - Riesgos

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RADIACION 
 
Dosis 
 
 
Efectos 
 
 
Riesgos 
 
 
 
 
 
 
 
SOCIEDAD ARGENTINA DE RADIOPROTECCION 
Miembro de la International Radiation Protection Association 
 
 
Indice 
 
 Prefacio 4 
1 Introducción 6 
2 Radiación y vida 8 
3 Fuentes naturales 15 
4 Fuentes artificiales 32 
5 Efectos en el hombre 59 
6 Aceptabilidad de los riesgos 74 
 
Prefacio 
A principios de los años cincuenta se generó en todos 
los países una gran preocupación respecto a los efectos 
de las radiaciones ionizantes. No sólo el horror de los 
bombardeos de Hiroshima y Nagasaki se conservaba 
fresco en la memoria de todos, sino que también tres 
países, al realizar pruebas de nuevos dispositivos 
nucleares, habían comenzado a esparcir material 
radiactivo en todo el mundo. Los efectos de tal 
precipitación radiactiva eran bastante desconocidos, lo 
que aumentó la especulación sobre las consecuencias 
para la salud de una exposición tan extensa a la 
radiación. 
Para hacer frente a esa preocupación, la Asamblea 
General de las Naciones Unidas constituyó, en 
diciembre de 1955, el Comité Científico sobre los 
Efectos de las Radiaciones Atómicas, como uno de sus 
organismos auxiliares. La resolución por la que se 
establecía el Comité fue audaz, tanto podo que decía 
como por lo que callaba. Más que circunscribir su tarea 
al estudio de la precipitación radiactiva, asunto que se 
encontraba entonces en la mente de todos, la Asamblea 
pidió al Comité que revisara los niveles, efectos y 
riesgos de todas las fuentes de radiación, tanto naturales 
como artificiales, incluida la precipitación radiactiva. 
No se le encargó al Comité que sugiriese remedios o 
hiciese recomendaciones sobre las medidas a ser 
tomadas: tan sólo que estudiara la situación actual, 
desvinculándose de responsabilidades que llevaran a una 
toma de decisiones. 
Después de treinta años, en los que ha elaborado ocho 
extensos informes, el Comité constituye todavía uno de 
los pocos ejemplos de como un organismo sólidamente 
establecido puede realizar de forma consistente un 
trabajo sobresaliente y de gran valor, tanto para la 
comunidad científica, que continúa acudiendo a tales 
informes como fuente última y de máxima autoridad de 
datos y estudios referentes a la radiación, como para la 
comunidad política, que ha encontrado en los mismos 
sólidas bases de hecho para la elaboración de 
instrumentos tales como el Tratado de Prohibición 
Parcial de Ensayos Nucleares. 
El folleto que tengo el placer de presentar ha sido 
publicado en el trigésimo aniversario del Comité, con el 
ánimo de hacer extensivos sus hallazgos a un público 
más amplio que el que hasta ahora tuvo acceso a ellos. 
En un campo tan complejo y controvertido como el de la 
radiación, el uso de la jerga científica es inevitable. 
Estoy agradecido al editor y al grupo de científicos que 
le ha ayudado, por mantener el lenguaje técnico en un 
nivel comprensible para el lector con educación general. 
Por supuesto, estas páginas pueden no resultar de fácil 
lectura, pero el esfuerzo invertido en dominar sus 
complejidades será rentable para el lector, al capacitarlo 
para comprender y participar inteligentemente en uno de 
los grandes debates de nuestro tiempo. 
 
Firmado: 
Mostara Kamal Tolba 
Director Ejecutivo 
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. 
 
Nairobi, diciembre de 1985. 
 
1Introducción 
 
Pocos asuntos científicos han provocado tanta 
controversia pública como los efectos de la radiación. 
Parecería que no puede transcurrir más de una semana 
sin que en los países desarrollados se produzca al 
respecto una manifestación del sentir popular y, a 
medida que los países en desarrollo avancen en sus 
programas nucleares, ellos bien pueden llegar a tener la 
misma experiencia. Existen pocos indicios de que el 
debate sobre la radiación disminuya en un futuro 
cercano. 
Desafortunadamente, la información imparcial basada 
en los hechos ocupa. a menudo, un lugar secundario 
respecto de las opiniones propagadas. Demasiado a 
menudo, los activistas antinucleares se basan en 
emociones; demasiado a menudo, también, los 
defensores de los usos pacíficos de la energía nuclear 
sólo saben proporcionar amables reaseguros. 
El Comité Científico de las Naciones Unidas sobre los 
Efectos de las Radiaciones Atómicas (UNSCEAR) 
recopila y evalúa la información disponible sobre las 
fuentes y los. efectos de la radiación. El Comité 
considera una amplia gama de fuentes naturales y 
artificiales; sus conclusiones pueden sorprender incluso 
a quienes "hayan seguido el debate público muy de 
cerca. 
La radiación puede matar. Suministrada en grandes 
dosis causa daños severos a los tejidos. A niveles 
reducidos, puede originar cáncer e inducir efectos 
genéticos que afectan a hijos, nietos y descendientes de 
las personas irradiadas. 
Pero las fuentes de radiación más importantes para el 
público no son las que más atraen su atención. Las 
fuentes naturales aportan la mayor parte de la 
exposición. La energía nucleoeléctrica contribuye sólo 
en una pequeña proporción a la exposición a la radiación 
producida por otras actividades humanas. Actividades 
mucho menos controvertidas, como la utilización de 
rayos-X en medicina, producen dosis mucho mayores. 
Otras actividades cotidianas, como quemar carbón, 
viajar en avión y -en particular- vivir en casas 
térmicamente bien aisladas pueden causar un aumento 
sustancial de la exposición a la radiación natural. Las 
mayores causas de preocupación y las mayores 
posibilidades para reducir la exposición del hombre a la 
radiación están ligadas a algunas de estas actividades no 
controvertidas y ampliamente ignoradas en el debate. 
Este folleto pretende contener todas las respuestas. 
Nuestro conocimiento es todavía imperfecto, a pesar de 
que se sabe más sobre las fuentes, los efectos y los 
riesgos de la radiación que sobre los de prácticamente 
cualquier otro agente tóxico. Pero este folleto trata de 
resumir la información existente como para guiar el 
debate hacia un terreno más firme. 
El UNSCEAR fue creado por la Asamblea General de la 
ONU en 1955, para evaluar las dosis, efectos y riesgos 
de la radiación a escala mundial. Agrupa a eminentes 
científicos de 20 países y es uno de los organismos del 
mundo con mayor autoridad en la materia. No establece, 
ni siquiera recomienda, normas de seguridad; en 
cambio, proporciona información relativa a la radiación 
que permite que organismos como la Comisión 
Internacional de Protección Radiológica (ICRP) y las 
autoridades nacionales respectivas se encarguen de ello. 
Con cierta periodicidad, elabora informes principales, 
evaluando con considerable detalle las dosis, efectos y 
riesgos de todas las fuentes a las que el hombre se 
encuentra expuesto. Este folleto constituye un intento de 
resumir para el lector con cultura general el material 
actualizado contenido en dichos informes, pero de 
ninguna manera puede considerarse sustitutivo de ellos. 
Los cuatro capítulos siguientes se basan en los informes 
más recientes presentados por el UNSCEAR a la 
Asamblea General de las Naciones Unidas, pero no han 
sido revisados ni aprobados por el Comité. El último 
capítulo es un intento de discusión sobre algunos tópicos 
generales en tomo a la aceptabilidad de los riesgos 
originados por la radiación, que no forman parte de los 
informes del Comité ni han sido abordados en ellos. 
 
2 Radiación y vida 
 
No hay nada nuevo sobre la radiactividad, salvo los usos 
que el hombre ha ido aprendiendo a hacer de ella. Tanto 
los elementos radiactivos como la radiación que ellos 
emiten. existían en nuestro planeta mucho antes de la 
aparición de la vida sobre el mismo. Se encontraban 
presentes en el espacio incluso antes que la Tierra 
apareciese. 
La radiación intervino en la "gran explosión" ("big 
bang") que, según se cree, dio origen al universo hace 
unos 20.000 millones de años. Desde entonces, se ha 
dispersado por el cosmos. Los materiales radiactivos se 
convirtieronen parte integrante de la Tierra desde el 
mismo momento de su formación. Incluso el homb re es 
ligeramente radiactivo, ya que todo organismo vivo 
contiene vestigios de sustancias radiactivas. No 
obstante, hace menos de un siglo que la humanidad 
descubrió este fenómeno elemental y universal. 
En 1896, Henri Becquerel, un científico francés, colocó 
en un cajón varias placas fotográficas y partículas de 
mineral que contenía uranio. Al revelar las placas 
encontró, con sorpresa, que habían sido afectadas por 
radiación; atribuyó ello al uranio. Poco después, una 
joven física polaca, Marie Curie, prosiguió la 
investigación; fue ella quien acuñó la palabra 
"radiactividad". En 1898, ella y su marido Pierre, 
descubrieron que, a medida que el uranio emitía 
radiación, se transformaba misteriosamente en otros 
elementos. Denominaron a uno de ellos polonio -en 
referencia a su país natal- y a otro, radio -el elemento 
"brillante". Tanto el trabajo de Becquerel como el de los 
Curie se basó en gran medida en un hallazgo científico 
anterior, ocurrido en 1895 cuando un físico alemán, 
Wilhelm Roentgen -también por casualidad descubrió 
los rayos-X. 
No pasó mucho tiempo hasta que Becquerel 
experimentó la más perturbante desventaja de la 
radiación: el efecto que puede producir en los tejidos 
vivos. Un tubo de vidrio conteniendo radio que guardó 
en uno de sus bolsillos, produjo lesiones en su piel. 
Marie Curie murió de una enfermedad de la sangre 
probablemente -lo sabemos ahora- debido a su 
exposición a la radiación. Por lo menos 336 de los 
primeros trabajadores en este campo murieron a causas 
de las dosis recibidas. 
A pesar de ello, un pequeño grupo de brillantes y a 
menudo jóvenes científicos se embarcó en una de las 
búsquedas más apasionantes de todos los tiempos, 
internándose en los secretos más profundos de la 
materia misma. Su trabajo condujo a la explosión de las 
bombas atómicas al final de la 11 Guerra Mundial 
(1945), con grandes pérdidas humanas, y a la operación 
de la primera central nucleoelectrica Calder Hall, en el 
Reino Unido (1956). Mientras tanto, desde los 
descubrimientos de Roentgen se produjo una expansión 
continua de los usos médicos de la radiación. 
El foco de la investigación de los científicos era el 
átomo y más particularmente, su estructura. Hoy 
sabemos que los átomos se comportan como sistemas 
solares en miniatura; pequeños núcleos están rodeados 
por los "planetas" orbitales llamados electrones. El 
núcleo tiene tan sólo la cienmílésima parte del tamaño 
del átomo, pero es tan denso que contiene casi toda su 
masa. Es generalmente un conglomerado de partículas 
que se mantienen estrechamente unidas (figura 2.1). 
Algunas de estas partículas tienen una carga eléctrica 
positiva y se llaman protones. El numero de protones 
determina el elemento químico al que pertenece el 
átomo; un átomo de hidrógeno tiene un sólo protón; un 
átomo de oxígeno, ocho; un átomo de uranio, 92. Cada 
átomo tiene el mismo número de electrones orbitales 
que de protones. Los electrones están cargados 
negativamente y por ello se neutralizan con los protones, 
cargados positivamente. Como resultado, el átomo no es 
eléctricamente ni positivo ni negativo, sino neutro. 
El resto de las partículas en el núcleo se denominan 
neutrones porque no tienen carga eléctrica. Los átomos 
del mismo elemento químico tienen siempre el mismo 
número de protones en sus núcleos, pero pueden tener 
un número distinto de neutrones. Aquellos que tienen 
diferente número de neutrones, pero el mismo número 
de protones, pertenecen a diferentes variedades del 
mismo elemento y se denominan "isótopos". Se 
distinguen por un número resultante de la suma de las 
partículas de sus núcleos. Así, el uranio-238 tiene 92 
protones y 146 neutrones; el uranio-235 tiene los 
mismos 92 protones pero 143 neutrones. El conjunto de 
átomos iguales, así caracterizados, se denomina 
"nucleido". 
Algunos nucleidos son estables, es decir, mantienen su 
estado de modo constante y continuo. Pero ellos son una 
minoría. La mayoría son inestables y tratan de ganar 
 
estabilidad transformándose paulatinamente en otros 
nucleidos. Para dar sólo un ejemplo, las partículas del 
núcleo del átomo de uranio-238 apenas son capaces de 
mantenerse unidas. De repente, al azar, un conjunto de 
dos protones y dos neutrones se desprende del núcleo. 
Cuando ello se produce, el uranio-238 se convierte en 
torio-234 (con 90 protones y 144 neutrones). Pero el 
torio-234 es también inestable y también "quiere" 
transformarse. Lo hace siguiendo un proceso diferente; 
uno de sus neutrones se transforma en un protón y un 
electrón, por lo que el átomo de torio-234 se convierte 
en protactinio-234, con 91 protones y 143 neutrones, y 
emite el electrón generado. El protactinio es 
extremadamente inestable y cambia su forma sin pérdida 
de tiempo. Así, una conversión tras otra, el átomo va 
transformándose y dispersando partículas hasta terminar 
. convirtiéndose en plomo estable (figura 2.2). Existen, 
por supuesto, muchas otras secuencias de 
transformación (o "decaimiento" como este proceso es 
llamado), con una gran variedad de esquemas y 
combinaciones. 
 
Tres clases de radiación y su poder de penetración 
 
En cada cambio ocurrido se produce una liberación de 
energía, la que se transmite como radiación. 
En una forma muy simple, la emisión simultánea de un 
conjunto de dos protones y dos neutrones, como la del 
uranio-238, es radiación "alfa"; la emisión de un 
electrón, como la del torio-234, es radiación "beta". 
Frecuentemente, el nucleido inestable queda en un 
estado excitado y la emisión de partículas no será 
suficiente para "calmarlo" completamente. En tal caso 
da lugar a un "estallido" de energía pura denominada 
radiación "gamma". Como los rayos-X, (que son 
parecidos a ella en muchos aspectos), la radiación 
gamma no involucra emisión alguna de partículas. 
El proceso completo de transformación se llama 
"radiactividad" y los nucleidos inestables, 
"radionucleidos". Pero aunque -por definición- todos los 
radionucleidos son inestables, algunos lo son más que 
otros. El protactinio-234, por ejemplo, "está ansioso" 
por transformarse, mientras el uranio_238 es 
extremadamente "perezoso". La mitad de los átomos de 
protactinio-234 se transforman en poco más de un 
minuto, mientras que la mitad de los átomos de uranio-
238 tarda cuatro mil quinientos millones de años en 
convertirse en torio-234. El intervalo de tiempo 
necesario para que una determinada cantidad de átomos 
de un radionucleido se reduzca a la mitad por 
desintegración, se denomina "período de 
semidesintegración". Este proceso se sucede sin 
interrupción. Después de un período, 50 de cada 100 
átomos permanecerán invariables; durante el segundo 
período, 25 de ellos se desintegrarán, y así 
sucesivamente en una secuencia exponencial. El número 
de transformaciones que tiene lugar por unidad de 
tiempo en una cierta cantidad de un dado radionucleido 
se conoce como "actividad". La actividad se mide en 
una unidad llamada becquerel (el apellido en minúsculas 
del descubridor del fenómeno). Cada becquerel (Bq) 
equivale a una transformación por segundo. 
 
Las diversas formas de radiación son emitidas con 
diferentes energías y poder de penetración y, por lo 
tanto, producen efectos diferentes en los seres vivos 
(figura 2.3). Por ejemplo, la radiación alfa, con su 
pesada carga de neutrones y protones, es detenida por 
una hoja de papel y ---en el caso de irradiar seres vivos- 
apenas puede penetrar las capas exteriores de la piel, 
constituidas normalmente por células muertas. Por ello, 
no es peligrosa a menos que las sustancias que la emiten 
se introduzcan en el cuerpo a través de una herida 
abierta o sean ingeridas o inhaladas, siendo en estos 
casos especialmente peligrosa. La radiación beta es más 
penetrante: desde algunos milímetros hasta unos dos 
centímetros en los tejidos vivos, según cual sea su 
energía. La radiación gamma, que se desplazaa la 
velocidad de la luz, es muy penetrante: según la energía 
que posea puede llegar a atravesar gruesos bloques de 
plomo u hormigón. 
Es la energía de la radiación que es absorbida la que 
produce el daño; la cantidad de ésta que se absorbe por 
unidad de masa de material irradiado (por ejemplo, 
tejido vivo) se denomina "dosis" - que es un término 
que se presta a confusión por su conexión con las dosis 
de medicamentos. La dosis puede producida por 
cualquier radionucleido o conjunto de radionucleidos, 
situados fuera del cuerpo o en el interior del mismo, 
luego de ser retenidos del aire inhalado o de ser 
ingeridos con los alimentos o el agua. Las dosis se 
expresan en formas diversas, dependiendo de qué partes 
del cuerpo son irradiadas, del número de personas 
expuestas que desean evaluarse y del tiempo durante el 
cual la dosis se va acumulando. 
La cantidad de energía absorbida por gramo de tejido se 
denomina dosis absorbida (figura 2.4) y se mide en una 
unidad llamada gray (Gy). Pero esta magnitud no lo dice 
todo, por cuanto una dosis producida por radiación alfa 
es mucho más dañina que otra de igual valor producida 
por radiación reta o gamma. Por ello, la dosis debe ser 
ponderada en términos de la potencialidad de producir 
daño que tiene cada tipo de radiación, veinte veces 
mayor para la radiación alfa que para los otras. 
 
 
Esta dosis ponderada se denomina "dosis equivalente" y 
se mide en una unidad llamada sievert (Sv) (figura 2.5). 
Ciertas partes del cuerpo son más vulnerables que otras: 
por ejemplo, es más probable que una determinada dosis 
equivalente de radiación produzca un cáncer fatal en el 
pulmón que en la glándula tiroides, mientras que los 
órganos reproductores presentan el riesgo de los daños 
genéricos. Por lo tanto, se asigna una ponderación 
diferente a cada parte del cuerpo (figura 2.6). Una vez 
hecho esto, la dosis equivalente se convierte en "dosis 
equivalente efectiva", también expresada en sievert. 
 
 
Hasta aquí, sin embargo, las magnitudes están referidas 
exclusivamente a dosis individuales. Si se multiplica la 
dosis media en los miembros de una población por el 
número de integrantes de la misma, el resultado se 
denomina dosis equivalente efectiva colectiva, y se 
,expresa en sievert.hombre. Se debe hacer una 
definición adicional, debido a que muchos nucleidos 
decaen tan lentamente que siguen siendo radiactivos por 
mucho tiempo. Esta es la dosis equivalente efectiva 
colectiva que será recibida por las generaciones 
venideras y a la que se denomina "dosis equivalente 
efectiva colectiva comprometida" . 
Esta sucesión de conceptos puede parecer complicada, 
pero lo cierto es que hace de ellos una estructura 
coherente, permitiendo registrar y comparar las dosis de 
manera consistente. Con el fin de facilitar las cosas, 
tanto como sea posible, en los capítulos siguientes se 
evitará el empleo de estos términos, siempre que sea 
factible. 
 
Fuentes naturales 3 
 
La mayor parte de la radiación recibida por la población 
del mundo proviene, en su mayor parte, de fuentes 
naturales (fjgura 3.1). La exposición a la mayoría de 
ellas es inevitable. A lo largo de toda la historia de la 
Tierra, la radiación procedente del espacio exterior y de 
los materiales de la corteza ha afectado a la superficie de 
la Tierra. El hombre es irradiado en dos formas: las 
sustancias radiactivas pueden permanecer en el exterior 
del cuerpo humano, irradiándolo desde afuera o . 
"externamente", o pueden ser inhaladas con el aire o 
ingeridas con los alimentos y el agua, irradiándolo así 
desde adentro o "internamente". 
Sin embargo, aunque todos los habitantes del planeta 
están expuestos a las radiaciones naturales, algunos son 
mucho más irradiados que otros. Ello depende del lugar 
donde vivan. En zonas con rocas o suelos 
particularmente radiactivos, las dosis son muy 
superiores a la media, mientras que en otros lugares son 
muy inferiores. También depende de su forma de vida. 
La utilización de determinados materiales de 
construcción en sus viviendas, el cocinar con gas, el uso 
de hogares con carbón, la aislación térmica de los 
ambientes e, inclusive, los viajes en avión aumentan la 
exposición a la radiación natural. 
Las fuentes terrestres son especialmente responsables 
por la mayor parte de la exposición del hombre a la 
radiación natural. En circunstancias normales, producen 
más de cinco sextos de las dosis equivalentes efectivas 
individuales -la mayoría de ellas por irradiación interna. 
Los rayos cósmicos aportan el resto, fundamentalmente 
por irradiación externa (figura 3.2). 
Este capítulo contempla, en primer lugar, a la 
irradiación externa producida por fuentes cósmicas y 
terrestres, para referirse seguidamente, a la irradiación 
interna, prestando particular atención al rádón, un gas 
 
Radiactivo constituye la fuente individual más 
importante de las dosis promedio debidas a la radiación 
natural. Finalmente, analiza diversas actividades, desde 
la combustión de carbón hasta la utilización de 
fertilizantes, que acrecientan el grado de exposición del 
hombre a las fuentes terrestres. 
 
Rayos cósmicos. 
Los rayos cósmicos son causantes de poco menos de la 
mitad de la exposición del hombre _ la radiación natural 
externa (figura 3.2). La mayoría de ellos tienen su 
origen en las profundidades del espacio interestelar; 
algunos son una consecuencia de las deflagraciones 
solares. Los rayos cósmicos irradian la Tierra 
directamente e interaccionan con la atmósfera, 
produciendo tipos adicionales de radiación y diferentes 
materiales radiactivos. 
Aunque ningún lugar escapa a este bombardeo terráqueo 
invisible, algunas partes del globo son afectadas más 
que otras. Las zonas polares reciben un flujo mayor que 
las zonas ecuatoriales, al ser desviada la radiación por el 
campo magnético terrestre. La exposición aumenta 
también con la altitud sobre el nivel del mar -factor más 
importante que el anterior-, al disminuir la protección 
dispensada por la atmósfera. 
Una persona que vive al nivel del mar recibe, en 
promedio, una dosis equivalente de aproximadamente 
300 microsievert (1 microsievert = 1 millonésima de 
sievert) de radiación cósmica por año, mientras que otra 
que se encuentra a 2.000 metros recibe una dosis varias 
veces mayor. Los viajes en avión exponen a pasajeros y 
tripulación a dosis todavía superiores, aunque por 
períodos más cortos.;Entre los 4.000 metros sobre el 
nivel del mar, la altitud de las aldeas más elevadas de 
los sherpas sobre las laderas del Everest, y los 12.000 
metros, el nivel superior de altitud de los vuelos 
intercontinentales, la exp osición a la radiación cósmica 
se multiplica por 25. Esta aumenta aún más entre los 
12.000 y los 25.000 metros, la altitud máxima alcanzada 
por los aviones supersónicos (figura 3.3). 
Un viaje Nueva York-París expondrá al pasajero a unos 
50 microsieverts si lo realiza en un avión comercial y a 
unos 40 si lo hace en uno supersónico -aunque éste se 
encuentra expuesto a una irradiación más intensa- pues 
realiza la travesía en un tiempo mucho menor (figura 
3.4). Los viajes aéreos generaron una dosis equivalente 
efectiva colectiva para la población mundial de 2.000 
microsievert.hombre por año. 
 
Radiación terrestre 
Los principales materiales radiactivos presentes en las 
rocas son el potasio-40, el rubidio-87, y dos series de 
elementos radiactivos procedentes de la desintegración 
del uranio-238 y del torio-232, dos radionucleidos de 
larga' vida que existen en la Tierra desde su origen. 
Naturalmente, los niveles de radiación terrestre 
alrededor del mundo difieren de un lugar a otro, al variar 
la concentración de estos materiales en la corteza 
terrestre. Para la mayor parte de la población, tales 
diferencias no son especialmente dramáticas. Estudios 
llevados a cabo en los Estados Unidos, Francia, Italia, 
Japón y la República Federal de Alemania han revelado 
que aproximadamente el 95 por ciento de la población 
vive en áreas dondela dosis media oscila entre 0,3 y 0,6 
milisievert (1 milisievert = 1 milésima de sievert) por 
año. Pero casi un 3% de esa población recibe 1 
milisievert por año, y un 1,5%, por encima de 1,4 
milisievert por año, existiendo lugares donde los niveles 
de radiación terrestre son todavía muy superiores (figura 
3.5). 
Cerca de la ciudad de Pocos de Caldas, 200 kilómetros 
al norte de Sao Paulo, Brasil, existe una colina donde los 
investigadores han descubierto tasas de dosis de 
radiación unas ochocientas veces superiores a la media -
250 milisievert por año. La colina no está habitada, pero 
niveles tan sólo ligeramente inferiores han sido 
encontrados 600 kilómetros al este, en una zona costera. 
Guarapari es una pequeña ciudad de 12.000 habitantes 
que cada verano acoge a unos 30.000 visitantes. En 
determinadas zonas de sus playas han sido registrados 
175 milisievert por año. Los niveles de radiación en sus 
calles son sensiblemente inferiores -entre 8 y 15 
milisievert por año-. pero aún así varias veces superiores 
a los normales. 
Algo similar ocurre en el puerto de pescadores de 
Meaipe, 50 kilómetros al sur que, como Guarapari, 
también está asentado sobre arenas ricas en torio. 
En el otro extremo del mundo, en las costa sud-
occidental de la India, 70.000 personas viven en una 
franja de terreno de 55 kilómetros que también contiene 
arenas ricas en torio. Los análisis realizados en 8.513 
personas mostraron que reciben en promedio 3,8 
milisievert por año. Más de 500 personas reciben más de 
8,7 milisievert, alrededor de 60 reciben más de 17 
milisievert -unas'50 veces la dosis promedio debida a la 
radiación terrestre. 
Estas áreas de Brasil y la India han sido las mejor 
estudiadas entre todas las que poseen un alto nivel de 
radiación natural terrestre. Pero niveles de hasta 400 
milisievert por año han sido descubiertos en Ramsar, 
Irán, donde existen manantiales ricos en radio. Se sabe 
que existen otras regiones de elevada radiación natural 
terrestre en Francia, Madagascar y Nigeria. 
El UNSCEAR ha calculado que, en promedio, la 
población del mundo recibe de la radiación natural 
terrestre una dosis equivalente de unos 350 microsievert 
por año, ligeramente superior a la que recibe de los 
rayos cósmicos una persona que vive al nivel del mar. 
 
Aumento con la cantidad de la tasa de dosis equivalente 
procedente de la radiación cósmica. Nótese que se emplea en la 
figura una escala logarítmica 
 
 
 
Irradiación interna 
En promedio, dos tercios de la dosis equivalente efectiva 
recibida por el hombre de las fuentes naturales proceden 
de sustancias radiactivas que se encuentran en el aire 
que respira, los alimentos que come y el agua que bebe. 
Una parte muy pequeña de esta dosis proviene de 
radionucleidos como el carbono-14 y el tritio-
producidos por la radiación cósmica, casi toda ella 
procede de fuentes terrestres. 
El hombre recibe en promedio unos 180 mícrosievert al 
año del potasio-40, incorporado junto con el potasio no 
radiactivo, que es un elemento químico esencial para el 
organismo. Sin embargo, la mayor parte de la dosis 
proviene de los nucleidos resultantes de la 
desintegración del uranio-238 y, en menor medida, del 
torio-232. 
Algunos de ellos, como el plomo 210 o el polonio-21O, 
se introducen en el organismo fundamentalmente con la 
comida. Ambos se encuentran concentrados en pescados 
y mariscos, por ende, quienes ingieren grandes 
cantidades de estos alimentos son susceptibles de recibir 
dosis correspondientemente más elevadas. 
Decenas de miles de personas en el extremo 
septentrional del hemisferio norte subsisten 
fundamentalmente en base a la carne de reno y caribú, 
animales que contienen elevadas concentraciones de los 
nucleidos radiactivos mencionados -en particular de 
polonio-210- porque en invierno se alimentan con 
líquenes que los acumulan. Estas personas reciben dosis 
de polonio"21O hasta 35 veces superiores a las 
normales. En el otro extremo del mundo, los habitantes 
de una región del oeste de Australia, rica en uranio, 
reciben dosis 75 veces superiores a las normales debido 
a la carne de ovino y canguro que consumen. 
Las sustancias radiactivas describen a menudo 
complicados itinerarios en el medio ambiente antes de 
alcanzar al hombre. Estos itinerarios o "vías" se utilizan 
a menudo para calcular las dosis recibidas de 
determinadas fuentes. La figura 3.6 muestra un ejemplo 
simplificado de un conjunto de tales "vías", 
 
 
 
El radón 
En los últimos años, los científicos han comenzado a 
darse cuenta de que la fuente más importante de 
radiación natural es un gas invisible, insípido e inodoro, 
siete veces y media más pesado que el aire, denominado 
ladón, El UNSCEAR ha estimado que el radón y sus 
"hijas" -los radionucleidos formados por su 
desintegración contribuyen con tres cuartas partes de la 
dosis equivalente efectiva anual recibida por el hombre 
de fuentes terrestres naturales- y aproximadamente la 
mitad de la recibida de la totalidad de las fuentes 
naturales. La mayoría de estas dosis provienen de la 
inhalación de los radionucleidos, especialmente en 
ambientes cerrados. 
 
Variación de la Concentración de radon en el interior de una casa 
 
El radón se presenta en dos formas principales ---el 
radón-222, uno de los radionucleidos presentes en el 
proceso de desintegración del uranio-238, y el radón-
220, producido en las series de desintegración del torio-
232. Aunque el radón-222 es unas 20 veces más 
importante que el radón-220, en lo sucesivo nos 
referiremos a ambas . formas, para simplificar, 
utilizando el término genérico "radón" -a pesar de que la 
mayor parte de las dosis son causadas no tanto por el gas 
como por sus propias "hijas" radiactivas. 
El radón fluye de la tierra en todas partes, pero sus 
niveles en el ambiente varían mucho de un lugar a otro 
(figura 3.7). Quizás paradójicamente, sin embargo, el 
grado de exposición al radón aumenta en ambientes 
cerrados. En las zonas templadas, las concentraciones de 
radón en el interior de los edificios son, en promedio, 
unas. ocho veces superiores a las existentes en el 
exterior. En los países tropicales no se han efectuado 
mediciones; sin embargo, dado que el clima es más 
cálido y por ende los edificios permanecen más tiempo 
abiertos, es probable que la concentración en el interior 
de éstos no difiera mucho de la existente en el exterior. 
 
Cuanto más cerrados son los edificios, más se concentra 
el radón dentro de ellos (figura 3.8). Una vez que el gas 
penetra, filtrándose a través del suelo o --en menor 
medida fluyendo de los materiales utilizados en su 
construcción, es difícil que salga. Los niveles de 
exposición a la radiación pueden alcanzar valores muy 
elevados, sobre todo si el edificio se encuentra asentado 
en un terreno particularmente radiactivo o ha sido 
construido con materiales especialmente radiactivos. El 
aislamiento térmico agrava la situación, al hacer más 
difícil la salida del gas. 
Cada vez con más frecuencia se determinan niveles muy 
elevados de radón. A finales de los años setenta se 
encontraron en casas de Suecia y Finlandia 
concentraciones 5.000 veces superiores a las normales 
en el exterior. En 1982, se descubrieron casas en el 
Reino Unido y en los Estados Unidos con niveles 500 
veces superiores a los valores típicos en el exterior; 
desde entonces, se han encontrado en ambos países 
viviendas con niveles de radón que igualan a los más 
elevados encontrados en Escandinavia. A medida que 
aumenta la cantidad de viviendas examinadas, aumenta 
el número de ellas en las que se descubren altas 
concentraciones de ese gas. 
Los materiales de construcción más comunes -madera, 
ladrillos y hormigón- desprenden relativamente poco 
radón (figura 3.9). El granito es mucho más radiactivo, 
como también lo es la piedra pómez, utilizada, por 
ejemplo, en la Unión Soviética y Alemania Occidental. 
Algunos materiales, han dado desagradables sorpresas a 
constructores, científicos y residentes;al revelarse 
especialmente radiactivos. En Suecia, por ejemplo, se 
utilizaron durante varias décadas pizarras de alumbre en 
la elaboración del hormigón incorporado a un número 
de viviendas comprendido entre 350.000 y 700.000. 
Posteriormente, se descubrió que esas. pizarras eran 
altamente radiactivas. Su . empleo fue reducido a 
mediados de los años sesenta y más tarde suspendido. 
Los residuos de silicato de calcio -un subproducto 
altamente radiactivo del tratamiento de minerales de 
fosfato- se utilizan para elaborar hormigón y otros 
materiales de construcción en Norteamérica. Su 
presencia se ha detectado en edificios de los estados de 
Idaho y de Florida (Estados Unidos) y en el Canadá. 
El fosfoyeso, subproducto de otro proceso de 
tratamiento de minerales de fosfato, ha sido 
ampliamente utilizado en la confección de bloques 
huecos de hormigón, planchas de yeso y fieltro, sistemas 
de compartimentación y cemento. Es más barato que el 
yeso natural y fue bien recibido por los 
medioambientalistas por ser un desecho y porque su 
empleo contribuye a preservar las.. fuentes naturales y a 
reducir la contaminación. Sólo en Japón, tres millones 
de toneladas de este material fueron utilizadas en el 
sector de la construcción en 1974. Pero el fosfoyeso es 
varias veces más radiactivo que el yeso natural al que 
reemplaza, y las personas que viven en casas que lo 
incorporan están expuestas a un 30 por ciento de 
radiación adicional respecto de aquéllas que no lo hacen. 
En total, se estima que origina una dosis equivalente 
efectiva colectiva comprometida de unos 300.000 
sievert.hombre. 
Otros subproductos altamente radiactivos empleados en 
la construcción son los óxidos de hierro, titanio y 
aluminio; las escorias derivadas del tratamiento del 
hierro en los altos hornos y las cenizas procedentes de la 
combustión del carbón.' 
Entre 1952 y 1966 se utilizaron incluso residuos 
derivados de la explotación del uranio en la 
construcción y cimentación de edificios, particularmente 
en Grand Junction (Colorado, Estados Unidos). En Port 
Hope (Ontario, Canadá), el material que provenía de una 
planta de recuperación de radio fue asimismo empleado 
en la construcción. En ambos casos, los gobiernos 
respectivos tuvieron que intervenir y poner remedio a la 
situación debido a las mayores dosis recibidas por los 
habitantes. 
 
Contribución relativa de la diferentes. Fuentes de 
radon en una casa tipo. 
 
A pesar de toda la atención dispensada a los materiales 
de construcción, el suelo en el que se asientan las 
viviendas es casi siempre la fuente de ladón más 
importante. En algunos casos, éstas han sido construidas 
sobre residuos radiactivos antiguos, incluyendo residuos 
de la explotación de uranio en Colorado (Estados 
Unidos), residuos de aluminio 
en Suecia, residuos originados por fábricas de radio en 
Australia y terrenos recuperados de la minería de 
fosfatos en Florida (Estados Unidos). 
Los niveles de radón más elevados encontrados en 
Helsinki (Finlandia) 5.000 veces superiores a los 
normales en el aire-- fueron detectados en casas cuya 
única fuente significativa era el terreno donde se 
asentaban. Incluso en Suecia, con las preocupaciones 
derivadas de la utilización de las pizarras de alumbre, 
las últimas investigaciones muestran que el mayor 
problema al respecto es el radón que emana del suelo. 
La concentración de radón en los pisos superiores de los 
edificios altos tiende a ser menor que en la planta baja. 
Un sondeo hecho en Noruega ha revelado, además, que 
las casas de madera presentan mayor concentración del 
gas que las de ladrillos, a pesar del hecho que la madera 
prácticamente no libera ladón. Esto se debe a que las 
casas de madera tienen normalmente menos pisos y, por 
lo tanto, sus habitaciones se encuentran más próximas al 
suelo emisor de radón. 
 
 
Concentraciones promedio de actividad del radon (kBq 
por metro cúbico) en el agua potable. 
 
El espesor y la integridad del piso de los edificios 
determina la cantidad del radón procedente del terreno 
que penetra en ellos, como han demostrado análisis 
practicados en casas construidas sobre terrenos 
fosfatados, en Florida. En Chicago, las casas edificadas 
directamente sobre el terreno, con sótanos no 
impermeabilizados, presentaron concentraciones de 
radón más de 100 veces superiores a las concentraciones 
normales en el exterior. 
Por esa razón, los niveles de radón presentes en los 
edificios pueden ser reducidos sellando pisos y paredes. 
Aunque los experimentos continúan, ya se han 
alcanzado algunos resultados prometedores. La 
utilización de ventiladores en los sótanos constituye un 
medio particularmente efectivo para reducir la cantidad 
de radón que se introduce en ellos. Otros medios son el 
recubrimiento de las paredes con materiales plásticos 
como poliamida, polivinilcloruro, polietileno y pintura 
epoxídica, o con tres manos de pintura a base de aceites. 
Inclusive, el empapelado de paredes puede reducir la 
emisión de radón en aproximadamente un 30 por ciento. 
El agua y el gas natural constituyen otras fuentes de 
radón en las viviendas, si bien menos importantes 
(figura 3.10). Las cantidades de radón existentes en el 
agua son generalmente pequeñas, pero algunos 
suministros, como los procedentes de pozos de gran 
profundidad, presentan concentraciones muy altas 
(figura 3.11). Han sido encontrados niveles muy 
elevados de radón en pozos que abastecen de agua a 
Helsinki (Finlandia) y Hot Springs (Arkansas, Estados 
Unidos), entre otros lugares. Los suministros de agua 
más radiactivos presentan concentraciones de actividad 
de cien millones de becquerel por metro cúbico; los 
menos radiactivos prácticamente no tienen radón. En 
resumen, el UNSCEAR estima que menos del uno por 
ciento de la población mundial consume agua que 
contiene más de un millón de becquerel de actividad por 
metro cúbico, y menos del diez por ciento bebe agua con 
más de 100.000 becquerel por metro cúbico. 
 
 
Concentraciones promedio de actividad del radon en el 
aire provocadas por el radon contenido en el agua, en 
un estudio de 20 casas Finlandesas. 
 
Quizás extrañamente, el consumo de agua que contiene 
radón no es el principal problema, incluso cuando 
presenta elevados índices de concentración. Por regla 
general, la mayor parte del agua se ingiere formando 
parte de los alimentos o bebidas calientes, como el té y 
el café. Al hervirse o cocinar con ella, se libera una gran 
proporción de radón y, por lo tanto, la ingestión 
principal ocurre cuando se bebe agua fría. Incluso ésta 
es eliminada rápidamente por el organismo. 
Un riesgo mayor es el causado por la inhalación del 
radón emitido por agua rica en dicho gas, especialmente 
en los cuartos de baño. Un estudio realizado en 
viviendas finlandesas mostró que, en promedio, las 
concentraciones de radón presentes en los cuartos de 
baño eran unas tres veces superiores a las existentes en 
las cocinas, donde se utilizaba menos agua, y unas 40 
veces más altas que las detectadas en las salas de estar 
(figura 3.12). En el mismo sentido, un estudio llevado a 
cabo en Canadá reveló que la cantidad de radón y sus 
"hijas" presentes en el aire del cuarto de baño aumenta 
rápidamente durante una ducha caliente de siete 
minutos, y que, una vez finalizada ésta, debe transcurrir 
más de hora y media antes que los niveles de 
concentración puedan considerarse comparables con los 
iniciales (figura 3.13). 
 
 
Concentración de actividades del radon y sus “hijas” 
durante y después de una ducha caliente de 7 minutos 
en una casa canadiense (La concentración del radon 
en el agua era de 4.400 Bq por m3. 
 
El radón se incorpora también al gas natural en los 
yacimientos. Los procesos de tratamiento y 
almacenamiento del gas liberan parte del radón antes 
que aquél llegue al consumidor, pero su combustión en 
estufas sin chimenea, calentadores y otros artefactos 
domésticos, hace aumentar significativamente la 
concentración de radón en las viviendas.No obstante, si 
los artefactos" tienen ventilación al exterior, el aumento 
es despreciable. 
Gran parte del radón separado del gas natural en su 
purificación se incorpora al gas licuado que se obtiene 
como subproducto, pero el gas natural produce en las 
viviendas dosis diez a cien veces superiores que el 
licuado (pese a que éste es más radiactivo), dado que en 
general se quema mucho más gas natural que gas 
licuado. 
Las medidas de ahorro energético pueden aumentar 
sensiblemente la concentración de radón. El aislamiento 
térmico de las casas conserva el calor, pero también 
hace crecer los niveles de radón. El problema es 
particularmente grave en Suecia, donde las viviendas 
están fuertemente aisladas. Durante muchos años no se 
pensó que la presencia de radón en las casas fuese un 
problema, a pesar de la utilización de la pizarra de 
alumbre en la construcción. Un estudio efectuado en 
1956 mostró que no existían serios motivos de 
preocupación atendiendo a los niveles de ventilación 
existentes entonces. Pero desde comienzo de los años 
cincuenta, tales niveles de ventilación han ido 
disminuyendo persistentemente con el fin de ahorrar 
energía. Entre 1950 y mediados de los años setenta, se 
redujeron a la mitad, triplicándose correlativamente las 
concentraciones de radón (figura 3.14). Se ha calculado 
que cada gigawatt.año de ahorro de energía eléctrica 
obtenido a costa de reducir la ventilación aumenta la 
exposición de los suecos en 5.600 sievert.hombre 
adicionales. 
 
 
Disminución de la ventilación y aumento de las 
concentraciones promedio de actividad de radon en 
casas suecas. 
 
Las medidas de ahorro energético, las importantes 
emisiones de radón por el terreno y el empleo de pizarra 
de " alumbre contribuyen a explicar la situación en 
Suecia. En 1982, el UNSCEAR proporcionó 
información relativa a otros países, indicando que, en 
ellos, el 90 por ciento de las casas presentaba 
concentraciones de actividad inferiores a 50 becquerel 
por metro cúbico, unas 25 veces los niveles típicos en el 
exterior, y sólo un pequeño porcentaje contenía 
cantidades superiores a unos 100 becquerel por metro 
cúbico. Sin embargo, en Suecia, el mismo informe 
señalaba que más del 30 por ciento de los edificios se 
encontraban por encima de este último nivel, y que, en 
promedio, las concentraciones eran cuatro veces 
superiores a las existentes en países de clima templado. 
Los indicadores recientes muestran, sin embargo, que la 
situación en Suecia puede ser no tan excepcional como 
se había pensado, a medida que otros países comienzan 
a darse cuenta de que para ellos el problema es más 
importante que lo que se había supuesto. Es posible que 
la mayor preocupación existente en Suecia obedezca, en 
buena medida, al hecho de haber sido el primer país en 
realizar análisis exhaustivos al respecto. 
La proporción de casas que presentan concentraciones 
de radón y sus "hijas" entre 1.000 y 10.000 becquerel 
por metro cúbico oscila, en los diversos países, entre el 
0,01 y el 0,1 %. Esto significa que un importante 
número de personas se encuentra sometida a 
concentraciones elevadas en sus viviendas. A pesar de 
ello, en lugares con problemas menos agudos que en 
Suecia, tres cuartos de la dosis equivalente colectiva 
total se contabiliza en viviendas con concentraciones 
inferiores a los 100 becquerel por metro cúbico. La 
dosis equivalente efectiva total debida a la exposición al 
radón y sus "hijas" es de aproximadamente un 
milisievert por año, es decir, la mitad de la dosis total 
estimada para todas las fuentes de radiación natural. 
 
Otras fuentes 
El carbón, como la mayoría de los materiales naturales, 
contiene vestigios de radionucleidos primordiales. Su 
combustión produce la liberación de éstos --que hasta 
entonces yacían en las profundidades de la tierra- al 
medio ambiente, donde pueden afectar al hombre. 
Aunque las concentraciones varían en gran medida entre 
los diferentes yacimientos, el carbón contiene en general 
una cantidad de materiales radiactivos inferior a la 
media en la corteza terrestre. Pero cuando se quema, la 
mayor parte de él se convierte en cenizas, 
concentrándose en ellas las sustancias radiactivas. La 
mayoría de las cenizas pesadas se acumulan en el fondo 
de las calderas de las centrales térmicas convencionales. 
Pero las cenizas más livianas salen al exterior por las 
chimeneas. La cantidad de ellas que sale al ambiente 
depende de cuánto empeño se pone en utilizar filtros 
para reducir la contaminación. 
La nube procedente de las chimeneas irradia a las 
personas y se esparce sobre los campos, contaminando 
los cultivos. Parte de ella puede volver a la tierra en 
forma de polvo. Se estima que la producción de cada 
gigawatt.año de energía eléctrica origina una dosis 
equivalente efectiva colectiva comprometida total de 2 
sievert.hombre, 10 que significa que en 1979 las 
centrales eléctricas a carbón de todo el mundo 
produjeron una dosis equivalente efectiva colectiva 
comprometida de unos 2.000 sievert.hombre. 
La cantidad de carbón utilizada para cocinar o calentar 
las viviendas es mucho menor, pero produce el escape 
de una mayor proporción de cenizas. Por ello, puede 
decirse que los hogares abiertos y cocinas del mundo 
emiten. 
una cantidad de cenizas equivalente a la liberada por las 
centrales térmicas. Es más, a diferencia de éstas, los 
edificios de viviendas tienen chimeneas bajas y se 
encuentran en el corazón de las ciudades, por lo que 
gran parte de la contaminación caerá sobre sus 
habitantes. Este tema ha despertado muy poca atención a 
pesar de que se estima que el empleo doméstico mundial 
del carbón en 1979 puede haber producido una dosis 
equivalente . efectiva colectiva comprometida de 
l00.000 sievert.hombre. 
Poco se sabe también sobre el efecto de las cenizas 
volátiles retenidas por los mecanismos de control de la 
contaminación. En diversos países, más de un tercio de 
ellas son reutilizables en la elaboración de cemento y 
concreto. Algunos concretos están formados por cuatro 
quintas partes de cenizas. También se emplean en la 
construcción de carreteras y para mejorar suelos 
agrícolas. Todas estas aplicaciones pueden contribuir a 
aumentar los niveles de exposición a la radiación, pero 
hay muy poca información publicada sobre este tema. 
La energía geotérmica constituye otra fuente de 
incremento de exposición a la radiación. En algunos 
países se extraen las reservas de vapor y agua caliente 
existentes en el interior de la Tierra para generar 
electricidad o calentar edificios. En Larderello (Italia), 
una fuente de este tipo es utilizada para mover las 
turbinas de una central eléctrica desde principios de 
siglo. El examen de las emisiones de ésta y otras dos 
centrales italianas de menor tamaño ha revelado que 
originan una dosis equivalente efectiva colectiva 
comprometida de 6 sievert.hombre por gigawatt.año de 
energía producida tres veces mayor que la causada por 
las centrales térmicas a carbón. Dado que en la 
actualidad representa tan solo 0,1 % de la producción 
eléctrica mundial, la energía geotérmica contribuye en 
muy pequeña medida a la exposición mundial a la 
radiación. Pero su importancia puede aumentar 
significativamente en el futuro, al ser enorme su 
potencial, según diversos estudios. 
Los fosfatos son explotados de manera extensiva en 
todo el mundo; se emplean sobre todo en la elaboración 
de fertilizantes -30 millones de toneladas se destinaron a 
tal fin en 1977. La mayoría de los yacimientos de 
fosfato en explotación contienen altas concentraciones 
de uranio. La extracción y transformación del mineral 
produce la liberación de radón, al tiempo que los 
fertilizantes obtenidos son radiactivos y contaminan los 
alimentos. Normalmente, esta contaminación es poco 
importante pero puede dejar de serIo si los fertilizantes 
son utilizados en forma líquida o si los productos 
derivados de los fosfatos se emplean para alimentar 
animales. Tales productos son, de hecho, ampliamenteempleados como complemento 'de la alimentación 
animal, produciendo aumentó!; significativos de los 
niveles de radio en la leche. Todos estos aspectos de la 
industria de los fosfatos causaron, en 1977, una dosis 
equivalente efectiva colectiva comprometida de unos 
6.000 sievert.hombre, a ser comparada con los 300.000 
sievert.hombre originados por el fosfoyeso. 
4 Fuentes artificiales 
 
Durante las últimas décadas, el hombre ha producido 
artificialmente" varios cientos de radionucleidos y ha 
aprendido a utilizar la energía del átomo para los más 
variados propósitos," desde la medicina hasta las armas, 
desde la producción de energía eléctrica hasta la 
detección de incendios, desde la iluminación de relojes 
pulsera hasta la prospección de minerales. Todos ellos 
aumentan la dosis de radiación recibida tanto por 
individuos como por la humanidad en su conjunto. 
Las dosis individuales procedentes de fuentes artificiales 
de radiación varían en gran medida. La mayoría de la 
gente recibe una cantidad de radiación "artificial" 
relativamente pequeña; pero algunas personas reciben 
cantidades muchos miles de veces mayores que las 
recibidas de fuentes naturales. 
Esta variabilidad es generalmente mayor en el caso de 
las fuentes artificiales que de las naturales. Pero también 
la mayoría de aquéllas pueden ser controladas más 
eficazmente que la mayoría de éstas, aunque la 
exposición a la radiación externa debida a la 
precipitación radiactiva, procedentes de explosiones 
nucleares en la atmósfera es, por ejemplo, tan ineludible 
e incontrolable como la debida a los rayos cósmicos o a 
la radiación de la misma tierra. 
 
Fuentes médicas 
En la actualidad, la medicina es la fuente más 
importante de exposición del hombre a la radiación 
artificial (figuras 3.1 y 4.1). De hecho, en muchos países 
es responsable de casi toda la dosis recibida de fuentes 
artificiales. 
La radiación es utilizada tanto para diagnosticar como 
para tratar enfermedades. Los conocidos aparatos de 
rayos-X constituyen una de las herramientas más útiles 
al servicio de los médicos, a la vez que se desarrollan y 
extienden nuevas y complejas técnicas de diagnóstico 
basadas en el empleo de radioisótopos. La radiación es 
también, paradójicamente, uno de los medios 
fundamentales para combatir el cáncer. 
Obviamente, las dosis individuales varían enormemente, 
desde cero (en alguien que jamás ha sido examinado con 
rayos-X) hasta muchos miles de veces la dosis promedio 
anual de radiación natural (en algunos pacientes que 
reciben tratamiento contra el cáncer). Se dispone todavía 
de muy poca información confiable y representativa 
como la que el UNSCEAR necesitaría para calcular la 
dosis para la población mundial. No se sabe lo suficiente 
acerca del número de personas irradiadas por año, de las 
dosis que ellas reciben o de las partes de su organismo 
afectadas. 
 
 
 
Tendencia de las distintas fuentes de radiación. Las dosis 
equivalentes efectivas anuales se expresan como porcentaje de las 
procedentes de las fuentes naturales. Así, las dosis originadas por 
estas fuentes permanecen invariables en el 100 por ciento. Las dosis 
procedentes de las aplicaciones medicas en el diagnostico se 
consideran constantes, entre 1945 y 1980, en el 20%. Las dosis 
originadas por explosiones nucleares en la atmósfera, tras llegar a 
un máximo y situarse en torno al 7% al principio de la década del 
60, decrecen tras el Tratado de Prohibición Parcial de Ensayos 
Nucleares, situándose cerca de 0.8% en 1980. Las dosis procedentes 
de la energía nucleoelectrica aumentan desde 0.001% en 1965, hasta 
0.035% en 1980. Nótese la escala logarítmica. 
 
Puede decirse, en principio, que la irradiación médica es 
beneficiosa, y que al parecer las personas reciben a 
menudo dosis innecesariamente elevadas que pueden ser 
reducidas considerablemente sin pérdida alguna 
eficiencia. Es más, el beneficio de tal acción sería 
grande, dada la alta proporción en la exposición a 
fuentes artificiales debida al empleo de la radiación en 
medicina. 
 
 
Frecuencia anual de exámenes de diversos órganos con 
rayos X en diferentes países. (en estomago se incluyen los 
exámenes de la parte superior del tracto gastrointestinal. 
 
La utilización de rayos-X en diagnóstico es, en la 
practica, la forma más común de irradiación médica. Las 
cifras relativas a los países industrializados indican que 
en ellos se llevan a cabo anualmente entre 300 a 900 
exámenes diagnósticos anuales por cada 1.000 
habitantes -excluyendo los practicados en clínicas 
dentales y los estudios radiográficos masivos. Datos más 
dispersos, referentes a países en desarrollo, muestran 
que los valores al respecto se encuentran comprendidos 
entre 100 Y 200 exámenes por cada 1.000 habitantes. 
Aproximadamente dos tercios de la población mundial 
vive en países donde la frecuencia media de exámenes 
radiológicos constituye la décima parte, o menos, de la 
presentada por las naciones desarrolladas. 
En la mayoría de los países, alrededor de la mitad de los 
exámenes médicos con rayos-X son los de tórax, aunque 
los estudios radiográficos masivos de tórax tienden a 
decrecer a medida que disminuye la incidencia de la 
tuberculosis. Es más, en la actualidad existen evidencias 
de que la detección prematura del cáncer de pulmón por 
esta vía no aumenta significativamente la esperanza de 
sobrevida del paciente. La frecuencia de tales exámenes 
ha decaído significativamente en países industrializados 
como Suecia, Reino Unido o los Estados Unidos. En 
algunos otros, sin embargo, cerca de un tercio de la 
población es todavía examinada anualmente en forma 
masiva. 
En los últimos años, se han producido avances técnicos 
que, si se aplican correctamente, deberían reducir las 
dosis innecesarias de radiación recibidas por los 
pacientes exa minados por rayos-X. A pesar de ello, 
algunos estudios practicados en Suecia y los Estados 
Unidos han revelado que de su empleo han resultado 
disminuciones de dosis insignificantes o nulas. 
Las dosis suministradas a los pacientes durante cada tipo 
de examen radiológico varían de hospital a hospital, 
incluso en un mismo país. Así lo han determinado 
diferentes investigaciones realizadas en la República 
Federal de Alemania, el Reino Unido y los Estados 
Unidos, en los que se han encontrado variaciones del 
orden de 100. Otros estudios han demostrado que el área 
irradiada es, en ocasiones, dos veces superior a la que 
debería ser utilizada. y que muchas instalaciones 
producen imágenes deficientes y suministran dosis 
innecesarias debido al funcionamiento imperfecto del 
equipo utilizado. 
Sin embargo, existen casos de disminución significativa 
de la exposición a la radiación gracias a la mejora tanto 
de los aparatos como de la técnica de empleo de los 
mismos. En otros, la eficiencia en el diagnóstico se ha 
incrementado considerablemente aumentando 
deliberadamente las dosis en pequeñas cantidades. El 
objetivo debe ser, en todo caso, mantener los niveles de 
exposición en los valores más reducidos que resulte 
posible. El UNSCEAR entiende que existe un gran 
potencial para la reducción significativa en las dosis 
suministradas. 
Las dosis causadas por la utilización de rayos- X en 
clínicas dentales parecen haber disminuido como 
resultado de los avances técnicos, lo cual es muy 
importante porque constituye la forma más frecuente de 
examen radiológico en muchos países industrializados. 
La limitación del haz de rayos-X, su filtración para 
evitar la irradiación innecesaria y la utilización de placas 
radiográficas más rápidas y de blindajes adecuados, 
contribuyen a reducir la exposición. 
El examen de mamas también se ha beneficiado por la 
reducción de dosis. Las técnicas mamográficas 
introducidas en la segunda mitad de la década de los 
setenta suministran, en general, dosis mucho menores 
que las producidas por los equipos más antiguos (figura 
4.3), y es posible reducirlas aún más sin disminuir la 
calidad de las imágenesradiográficas. Tal reducción ha 
coincidido con el aumento del número de exámenes de 
mamas -{que se multiplicaron por dos entre 1977 y 
1979 tanto en Suecia como en los Estados Unidos 
(figura 4.4). 
Otra técnica nueva, la tomografía computada, puede ser 
considerada como el mayor adelanto en la utilización de 
la radiación para el diagnóstico desde que Roentgen 
descubrió los rayos-X. Su empleo aumenta con gran 
rapidez: en Suecia se multiplicó por cien entre 1973 y 
1979 (figura 4.5). Un estudio relativo a las 
exploraciones de riñón reveló que esta nueva técnica 
redujo la dosis de radiación suministrada a la piel cinco 
 
Disminución de las dosis promedio gracias a las mejoras en 
las técnicas mamograficas. 
 
veces, a los ovarios 25 veces, y a los testículos 50 veces, 
en relación con los procedimientos convencionales 
anteriores (figura 4.6). 
Calcular las dosis promedio recibidas por gran número 
de personas no es fácil, en parte porque los datos 
relativos a la frecuencia de los exámenes por rayos-X 
practicados son muy limitados particularmente los 
correspondientes a los países en desarrollo. La amplia 
variabilidad de las dosis entre los distintos hospitales 
contribuye a dificultar las cosas, puesto 
que los datos referentes a un hospital determinado no 
pueden, por lo general, considerarse representativos del 
conjunto. 
Hasta hace poco, los intentos de determinar la dosis 
promedio de la población debida a exámenes 
radiológicos han tenido solamente por objeto analizar 
los niveles que pudieran acarrear consecuencias 
genéticas. Se habla para ello de la dosis equivalente 
genéticamente significativa (GSD). Su magnitud 
depende fundamentalmente de dos factores: por un lado, 
de la edad del paciente y, por lo tanto, de la probabilidad 
posterior de tener hijos; por el otro, de la dosis de 
radiación recibida por las células reproductoras. Todo 
ello está estrechari1ente relacionado con el tipo de 
examen llevado a cabo. En el Reino Unido, los estudios 
radiológicos que más contribuyeron a la GSD en 1977 
fueron los de pelvis, los de la parte inferior de la 
espalda, los de la parte superior del fémur y cadera, los 
de vejiga y tracto urinario y las enemas de bario. 
 
 
4.5 Aumento del numero de exámenes mediante tomografía 
computada en Suecia por cada 1000 personas. 
4.6 Comparación de las dosis recibidas en los exámenes de riñón 
mediante tomografía computada y urografías convencionales. 
 
La GSD estimada en el Reino Unido en dicho año fue de 
unos 120 microsievert, frente a los 150 microsievert en 
Australia en 1970 y en Japón entre 1974 y 1979, y los 
230 microsievert en la URSS en los últimos años de la 
década del setenta. 
En su informe de 1982, el UNSCEAR trató de ir más 
allá al pretender establecer una dosis equivalente 
efectiva para los pacientes y determinar así el daño 
potencial para los diferentes tejidos del organismo en 
adición al de los órganos reproductores. Esto no es 
sencillo; los medios típicos de cálculo de dicha dosis no 
son fáciles de aplicar a la exposición médica. Además, 
la estimación de la dosis equivalente efectiva requiere 
información precisa relativa a la cantidad de radiación 
recibida por una docena de diferentes tejidos y órganos 
durante cada examen. La distribución de estas dosis 
puede diferir muy ampliamente, en factores de 1.000 o 
más, incluso entre exámenes radiológicos del mismo 
tipo -a pesar de los avances técnicos que se espera 
reduzcan tal variabilidad. 
De hecho, tan sólo dos países, Japón y Polonia, pudieron 
presentar al Comité información suficiente para el 
cálculo de esas dosis -unos 600 sievert.hombre por 
millón de habitantes en Polonia, en 1976, y 1.800 
sieverthombre por millón de habitantes en Japón, en 
1974: Ante la carencia de otros datos, el UNSCEAR ha 
asumido como hipótesis que la dosis equivalente 
efectiva colectiva anual procedente de los exámenes por 
rayos-X es de unos 1.000 sievert.hombre por millón de 
habitantes en los países industrializados. La cifra 
correspondiente a los países en desarrollo se supone 
inferior, a pesar que las dosis individuales recibidas 
pueden ser mayores. 
Los radioisótopos son -por su parte- empleados para 
estudiar diversos procesos orgánicos y para localizar 
tumores. Su utilización se ha incrementado 
extraordinariamente durante los últimos 30 años, pero 
todavía es mucho menos frecuente que los exámenes por 
rayos-X. La información al respecto es escasa, pero 
indica que en los países industrializados se producen 
entre 10 y 40 aplicaciones por cada mil habitantes. La 
estimación de dosis es también difícil; un estudio sobre 
el tema realizado en Japón mostró que la dosis 
equivalente efectiva anual era del orden de 20 
microsievert por persona. Dosis colectivas equivalentes 
efectivas de 20 y 150 sieverLhombre han sido 
calculadas en Australia y en los Estados Unidos, 
respectivamente. 
Asimismo, existen en el mundo 4.000 equipos de 
radioterapia. Se utilizan en el tratamiento del cáncer 
mediante la irradiación de los tejidos malignos para 
tratar de matar las células tumorales. Todavía se dispone 
de poca información relativa a cuántas personas son 
irradiadas y al grado de exposición que recibe la 
población. Las dosis administradas a los pacientes son 
elevadas, pero generalmente son recibidas por personas 
con una esperanza de vida relativamente corta y ---
consecuentemente- con baja probabilidad de tener hijos. 
El número de pacientes es comparativamente bajo, por 
10 que la contribución de la radioterapia a la GSD puede 
considerarse poco significativa. 
Los cientos de millones de dosis bajas originadas en 
exámenes por rayos-X superan ampliamente en 
importancia a los miles de dosis altas suministradas a 
los enfermos de cáncer. La dosis equivalente efectiva 
media: procedente de la totalidad de las irradiaciones 
médicas en los países industrializados se sitúa en. tomo 
a un milisievert por habitante y por año aproximadamente la 
mitad de la suministrada por las fuentes naturales. Tal 
estimación promedia fuertes variaciones, ya que las 
dosis pueden fluctuar hasta en un 300 por ciento entre 
diferentes países. Dado que los países en desarrollo 
utilizan en mucho menor grado la radiación en 
medicina, la media mundial sería de unos 400 
microsievert por persona y por año, de lo que resultaría 
una dosis equivalente efectiva colectiva total de 
aproximadamente 1.600.000 sieverLhombre por año. 
 
 
Ensayos nucleares en la atmósfera y sus rendimientos 
Explosiones nucleares 
Durante los últimos 40 años todos hemos estado 
expuestos a la radiación procedente de la precipitación 
radiactiva derivada de la explosión de.. armas nucleares. 
Virtualmente nada de esta exposición procede de las 
bombas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945; 
prácticamente la totalidad resulta de las explosiones 
llevadas a cabo en la atmósfera para ensayar armas 
nucleares. 
Los ensayos alcanzaron dos puntos culminantes; el 
primero, entre 1954 y 1958, período en el que 
efectuaron explosiones los Estados Unidos, la URSS y 
el Reino Unido; el segundo, y más importante entre 
1961 y 1962, siendo los Estados Unidos y la URSS los 
principales contribuyentes. Durante el primer período 
dominaron los ensayos de los Estados Unidos y durante 
el segundo, los de la Unión Soviética (figura 4.7). 
En 1963, estos tres países firmaban el Tratado de 
Prohibición Parcial de Ensayos Nucleares, 
comprometiéndose a no ensayar armas nucleares en la 
atmósfera, los océanos o el espacio exterior. Desde 
entonces, Francia y China han venido llevando a cabo 
una serie menor de ensayos en la atmósfera aunque con 
frecuencia decreciente las últimas en 1980. Los ensayos 
subterráneos continúan practicándose, sin que 
virtualmente produzcan precipitación radiactiva. 
Algunos de los productos radiactivos de los ensayos 
nucleares que se realizan en la atmósfera se depositan en 
lugares próximos a la explosión. 
Otros permanecen en la tropósfera (la capa inferior de la 
atmósfera), y son transportadosalrededor del mundo por 
los vientos. Permanecen en el aire aproximadamente 
por un mes (figura . 4.8); luego se depositan 
gradualmente sobre la tierra, casi todos a la misma 
latitud. Pero la mayor parte de ellos llega a la 
estratósfera (la capa siguiente de la atmósfera, entre los 
10 y 50 kilómetros), donde permanecen durante muchos 
meses y desde donde descienden lentamente para 
esparcirse sobre la tierra. 
Estos diversos tipos de precipitación radiactiva 
contienen varios cientos de radionucleidos diferentes, 
pero sólo unos pocos inciden significativamente en la 
exposición del hombre, ya que la mayoría se produce en 
cantidades muy pequeñas o se desintegra a gran 
velocidad. Sólo cuatro de ellos contribuyen en más del 
uno por ciento a la dosis equivalente efectiva colectiva 
comprometida de la población mundial procedente de 
explosiones nucleares. Estos son, en orden decreciente 
de importancia, el _bono-14, el cesio137, el circonio-95 
y el estroncio-90. 
 
 
 
La dosis de estos y otros radionucleidos son 
suministradas a lo largo de periodos diferentes, al 
producirse su decaimiento a ritmos distintos. Así, el 
circonio-95,cuyo período de semidesintegracion es de 
64 días, ya ha suministrado prácticamente la totalidad de 
la dosis comprometida por los ensayos nucleares. El 
cesio-137 y el estroncio-90, que tienen períodos de unos 
30 años, completarán la mitad de la dosis a [mes del 
siglo. Sólo el carbono-14, con su período de 5.730 años, 
permanecerá activo en el futuro lejano, aunque a una 
tasa de dosis muy baja: en el año 2000 habrá 
suministrado tan sólo el 7 por ciento de su contribución 
potencial. 
 La evolución de las dosis anuales ha seguido de cerca 
los picos de los ensayos, alcanzados en 1958-1960 y, 
especialmente, en 1963-1964 (figuras 4.9,4.10 Y 4.11). 
En 1963, la dosis colectiva media anual equivalió 
aproximadamente al siete por ciento de la causada por la 
radiación natural. Tal proporción disminuyó al dos por 
ciento en 1966, y al uno por ciento en los primeros años 
de la década del ochenta. Si no se realizan más ensayos 
nucleares en la atmósfera, el porcentaje seguirá 
descendiendo año tras año. 
Detrás de los promedios mencionados, se enmascaran 
variaciones considerables. El hemisferio norte, donde 
han tenido lugar la mayor parte de los ensayos, ha 
recibido la mayor cantidad de precipitación radiactiva. 
 
 
Niveles de estroncio-90 y cesio-137 en la dieta total, 
comparados con el rendomiento anual de los ensayos 
nucleares en la atmosfera. Notese que las exposiciones son 
mucho mas elevadas en el hemisferio norte (Nueva York y 
Dinamarca) que en el hemisferio sur (Argentina) 
 
Los rebaños de renos de la zona septentrional reciben 
dosis debidas al cesio-137 entre cien y mil veces 
superiores a los niveles normales, así como también 
reciben una mayor dosis de fuentes naturales: el cesio se 
encuentra en los líquenes que le sirven de alimento. 
Desafortunadamente, algunas personas situadas en 
lugares próximos a los ensayos, como los habitantes de 
las Islas Marshall y la tripulación de un pesquero 
japonés que accidentalmente se encontraba cerca de uno 
de los emplazamientos, han recibido dosis elevadas. 
La dosis equivalente efectiva colectiva comprometida 
total debida a las explosiones nucleares efectuadas en la 
atmósfera alcanza a 30.000.000 sieverLhombre. Tan 
sólo el doce por ciento de ella había sido suministrada 
hasta 1980. El resto alcanzará al hombre durante los 
próximos millones de años. 
 
Variación de la presencia de Cesio-137 en diferentes alimentos 
daneses. El rendimiento anual de los ensayos nucleares en la 
atmosfera se presenta para comparación. 
Energía nucleoeléctrica 
La producción de energía nucleoelectrica es, sin duda, la 
más controvertida de las fuentes artificiales de radiación 
-aunque su contribución real a la exposición del hombre 
sea muy reducida. En operación normal, las descargas 
de las instalaciones nucleares producen una irradiación 
muy baja del medio ambiente. 
A fines de 1984, había en el mundo 345 centrales 
nucleares funcionando en 26 países. Con una potencia 
instalada de 220 gigawatt (figura 4.12), producían el 13 
por ciento de la electricidad mundial. Tal capacidad se 
había duplicado en cinco años. Las tasas futuras de 
crecimiento son menos claras. Los valores estimados 
para fines del siglo han ido disminuyendo en los últimos 
años debido al impacto producido por la recesión 
económica, el ahorro energético y la oposición pública. 
Las centrales nucleares son tan sólo una etapa del ciclo 
de combustible nuclear. Este se inicia con la extracción 
y tratamiento del mineral de uranio y sigue en la 
elaboración del combustible nuclear. Tras su utilización 
en las centrales nucleares, el combustible irradiado es en 
ocasiones "reprocesado" para recuperar el uranio y el 
plutonio. El proceso concluye eventualmente con el 
almacenamiento de los desechos radiactivos (figura 
4.13). 
En cada fase de este ciclo se liberan materiales 
radiactivos. El UNSCEAR ha tratado de evaluar las 
dosis al público debidas a cada una de ellas, tanto a 
corto plazo como durante cientos de años. La tarea es 
complicada y difícil. En primer lugar, las emisiones 
fluctúan ampliamente, incluso las producidas por 
instalaciones similares; la cantidad de gases radiactivos 
liberada por los reactores de 'agua en ebullición (BWR), 
por ejemplo, puede variar en más de un millón de veces 
de central a central y de año a año. 
Las dosis. varían asimismo en el espacio y en el tiempo. 
En general, puede decirse que cuanto más lejos viven 
las personas de una instalación nuclear determinada, 
menor será la dosis de radiación que reciben. Mientras 
algunas instalaciones se localizan en áreas aisladas, 
otras se encuentran cerca de centros de población. Las 
mismas emiten varios tipos de radionucleidos que se 
desintegran a ritmos diferentes; la mayoría de ellos 
tienen sólo importancia local, pues se desintegran 
rápidamente; algunos "viven" lo suficiente como para 
esparcirse alrededor del mundo mientras decaen; otros 
permanecen en el ambiente prácticamente para siempre. 
Los diversos radionucleidos se comportan también de 
manera diferente en el ambiente; algunos se dispersan 
rápidamente y otros se mueven muy poco. 
 
 
 
 
El ciclo de combustible nuclear y las dosis ambientales y 
ocupacionales procedentes de las diversas fases. Las dosis se 
expresan como la dosis colectiva comprometida normalizada 
por gigawatt.año de electricidad producida. 
En un intento de aclarar una situación tan complicada, el 
UNSCEAR ha diseñado modelos hipotéticos aplicables 
a instalaciones de cada fase del ciclo de combustible: 
instalaciones típicas, en áreas geográficas típicas y 
rodeadas de densidades de población típicas. Ha 
estudiado asimismo la información disponible relativa a 
las descargas de material radiactivo procedentes de las 
distintas centrales existentes en el mundo, para calcular 
la emisión promedio por gigawatt.año de energía 
producida. Estas generalizaciones dan una idea del 
impacto total del programa nuclear, pero no pueden ser 
aplicadas indiscriminadamente a cada instalación en 
particular. Esos modelos deben utilizarse con extrema 
precaución, nunca al pie de la letra, teniendo en cuenta 
que están sujetos a un gran número de suposiciones, tal 
como se detalla en los informes del UNSCEAR. 
Aproximadamente la mitad de la producción mundial de 
uranio procede de explotaciones a cielo abierto; la otra 
mitad, de explotaciones subterráneas. Desde allí el 
mineral de Uranio se transporta su concentración a 
instalaciones normalmente próximas. Tanto las minas 
como las plantas de concentración producen descargas 
radiactivas al ambiente. Las minas contribuyen en casi 
la totalidad de la dosis a corto plazo procedente de 
ambas fuentes. Pero las instalaciones de concentración 
son responsables de un problema mayor a largo plazo: 
en muchas de ellas, se producen grandes cantidades de 
residuos o "colas". Cientoveinte millones de toneladas 
se encuentran almacenadas ya en ellas, 
fundamentalmente en América del Norte. Si la tendencia 
actual no varía, habrá 500 millones de toneladas de 
residuos en el año 2000. 
Estos residuos se mantienen radiactivos durante 
millones de años, constituyendo potencialmente la 
mayor contribución a la exposición del hombre derivada 
de la energía nucleoeléctrica en el largo plazo. Pero 
dicha contribución puede ser reducida en gran medida, 
al menos por lapsos cortos, cubriendo las "colas" 
regularmente con capas de asfalto o cloruro de 
polivinilo. Tales coberturas deben, por supuesto, ser 
sustituidas regularmente. 
Después de abandonar las instalaciones de tratamiento, 
el uranio es transformado en combustible nuclear en 
procesos ulteriores de purificación y, . en algunos casos, 
es pasado a través de plantas de enriquecimiento, para 
ser luego envainado y dispuesto en forma de elementos 
combustibles. Aquellos procesos producen descargas 
tanto líquidas como gaseosas, aunque las dosis 
originadas son muy inferiores a las resultantes de otras 
etapas del ciclo. 
El combustible se encuentra entonces listo para ser 
utilizado en los reactores para producir energía. Existen 
cinco tipos fundamentales de reactores: reactores de 
agua a presión y reactores de agua en ebullición, que 
fueron desarrollados en los Estados Unidos y 
constituyen en la actualidad la variedad más común en 
el mundo; reactores refrigerados por gas, desarrollados y 
utilizados predominantemente en el Reino Unido y 
Francia; reactores de agua pesada (*), usados 
mayormente en Canadá; y reactores de agua liviana con 
moderador de grafito, en funcionamiento en la URSS. 
Junto a ellos, existen cuatro reactores rápidos, que se 
supone constituirán la nueva generación de centrales 
nucleares. 
La cantidad de diferentes materiales radiactivos 
liberados por los reactores varía ampliamente, tanto 
entre los diversos tipos, como entre los distintos 
reactores del mismo tipo. También varía de año en año 
para un mismo reactor, en parte debido a que los 
trabajos de mantenimiento (los que originan las mayores 
descargas de rutina) varían anualmente. 
En los últimos años, la descarga de. . las centrales 
nucleares tiende a disminuir, a pesar de la mayor 
producción de electricidad. Ello es consecuencia tanto 
de las mejoras tecnológicas introducidas como de la 
aplicación de medidas de protección radiológicas más 
estrictas. 
Tras su empleo en las centrales nucleares, menos de una 
décima parte del combustible irradiado es reprocesada 
separando para su reutilización el uranio y el plutonio. 
En la actualidad, sólo se encuentran en funcionamiento 
tres plantas de reprocesamiento de combustible: en 
Marcoule y La Hague, en Francia, y en Windscale 
(Sellafield), en el Reino Unido. Marcoule, 
estrechamente controlada porque descarga al Ródano, es 
la más "limpia". De las otras dos, que descargan al mar, 
Windscale es mucho más contaminante, aunque la 
mayor parte del material radiactivo que libera no 
proviene del reprocesamiento sino de la corrosión de los 
contenedores del combustible, almacenado en espera de 
tratamiento. 
Entre 1975 y 1979, las descargas procedentes de 
Windscale causaron una contaminación de emisores-
beta tres veces y media mayor -y de emisores alfa 75 
veces mayor-, por gigawatt.año de electricidad 
producida, que la originada por La Hague en el mismo 
período (figura 4.13). 
Desde entonces, Windscale ha reducido 
considerablemente sus descargas, pero continúa siendo 
más contaminante por unidad de combustible procesado 
que La Hague. Previsiblemente, las futuras plantas de 
reprocesamiento serán menos. contaminantes que 
cualquiera de ellas. Existen proyectos cuya puesta en 
funcionamiento originaría descargas muy reducidas al 
agua; el UNSCEAR ha basado su instalación modelo en 
uno de ellos, propuesto para la nueva planta de 
Windscale. 
Ninguna acción definitiva ha sido tomada en lo 
concerniente a los desechos altamente radiactivos 
derivados de la producción de energía eléctrica-la última 
fase del ciclo del combustible. LaS autoridades de los 
distintos países los almacenan transitoriamente, y 
algunas han investigado métodos para solidificarlos y 
depositarlos en formaciones geológicamente estables en 
tierra, sobre lechos marinos o debajo de éstos. Una vez 
almacenados definitivamente, se supone que la actividad 
de los desechos no alcanzará al hombre en un futuro 
predecible. El UNSCEAR no ha evaluado aún la dosis 
comprometida debida a estos desechos, aunque en 
ocasión de los análisis realizados por los distintos 
grupos de trabajo que participaron en la Evaluación 
Internacional del Ciclo del Combustible (INFCE), 
reunión de expertos celebrada en 1979, se estimó que 
pasarán entre cien mil y un millón de años antes que una 
cantidad significativa de materiales radiactivos 
procedentes de desechos confinados bajo tierra alcancen 
la biosfera. 
 
 
 
El UNSCEAR calcula que el ciclo del combustible en su 
conjunto origina una dosis equivalente efectiva colectiva 
comprometida a corto plazo de unos 5,5 sievert.hombre 
por cada gigawatt.año de electricidad producida por la 
totalidad de las centrales nucleares del mundo (figura 
4.14). La explotación del uranio contribuye con 0,5 
sieverLhombre; su transformación con 0,04 
sievert.hombre; y la fabricación del combustible sólo 
con 0,002 sieverLhombre. Las centrales nucleares son 
responsables de la mayor parte de la dosis, 
contribuyendo con unos 4 sievert.hombre; el 
reprocesamiento aporta 1 sievert.hombre. Esta ultima 
cifra refleja, como se indica más arriba, los efectos 
estimados q¡¡e producir_ las plantas correspondientes en 
el futuro. Las existentes hoy en día originan dosis entre 
diez y veinte veces superiores, pero como en ellas se 
procesa menos del diez por ciento del total mundial de 
combustible, su contribución total es . prácticamente la 
misma. 
El 90 por ciento de la dosis a corto plazo es recibida 
durante el año en el que se produce la liberación de los 
materiales radiactivos, y el 98 por ciento durante los 
primeros cinco años. Prácticamente la totalidad de ella 
es recibida por la población local y regional, que viven 
en un entorno de unos pocos cientos de kilómetros de 
las instalaciones. 
Asimismo, las diferentes etapas del ciclo de combustible 
producen la emisión de algunos radionucleidos de larga 
vida que se distribuyen alrededor del globo. El 
UNSCEAR estima que la dosis equivalente efectiva 
colectiva comprometida derivada de esta fuente es de 
unos 670 sievert.hombre por cada gigawatt.año de 
electricidad producida, y que menos de un tercio de ella 
será suministrada durante los primeros 500 años. Estos 
radionucleidos de larga vida producen dosis promedio 
anuales sobre el total de la población muy similares a las 
que los radionucleidos de corta vida producen sobre los 
habitantes locales y regionales, aunque lo harán durante 
un período mucho más largo: el 90 por ciento de la dosis 
se recibirá entre mil y cien millones de años después de 
las descargas. Por lo tanto, las personas que viven cerca 
de una central recibirán normalmente toda la dosis a 
corto plazo y una parte muy pequeña de la dosis a largo 
plazo. . 
Las cifras anteriores no incluyen las dosis originadas por 
las "colas" de la explotación del uranio y por los 
desechos radiactivos de alta actividad. Los efectos de 
estos últimos serán insignificantes en los próximos 
miles de años, contribuyendo posteriormente en tan sólo 
el 0,1 por ciento de la dosis comprometida total. Pero las 
"colas" constituirán, sin discusión, un problema serio si 
no son adecuadamente consideradas. Teniendo en 
cuenta también estas dos fuentes, la dosis equivalente 
efectiva colectiva comprometida total derivada de los 
radionucleidos de larga vida se sitúa en tomo a los 4.000 
sievert.hombre por cada gigawatt.año de energía 
eléctrica producida. Pero estas estimaciones son 
necesariamente inciertas. Su evaluación tropieza con 
numerosas dificultades,

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