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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 
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La migración internacional como exportación del bono demográfico 
El bono demográfico es una gran oportunidad que requiere de un aparato 
productivo y una matriz económica que haga fructífera a esta gran masa de fuerza de trabajo 
en crecimiento. En caso contrario, el bono demográfico es tan solo una quimera, una ilusión 
demográfica que termina dilapidándose, ya sea en trabajos de muy baja productividad, el 
sector informal, o bien emigrando a otros países. 
Tal es el caso de los países del norte de Centroamérica, en donde el bono demográfico 
no configura una opción preferencial e irremplazable para el impulso del desarrollo 
económico y social, sino que ha terminado convirtiéndose en una presión y carga 
demográfica demasiado grande frente a estructuras económico-productivas muy débiles, 
centradas en actividades de muy baja productividad, baja generación de empleos y 
especializada en actividades extractivas y primario exportadoras (Cypher, 2009). 
El bono demográfico pone en evidencia una contradicción estructural de la matriz 
económico-productiva de los países del norte de Centroamérica que se expresa en una 
situación crónica de déficit de empleo (o superávit demográfico). En estos países, la base 
económica no parece tener el suficiente dinamismo como para generar el volumen de 
empleos necesarios para cubrir la oferta de fuerza de trabajo que genera el cambio 
demográfico. Esto pone en evidencia una situación de continuo desbalance entre la 
dinámica económica y la dinámica demográfica, lo que lleva a la formación de un déficit 
crónico de empleos y una formación de un superávit igualmente crónico y estructural de 
mano de obra (Canales, 2011a). 
Una forma de medir este déficit de empleos es comparando el volumen de 
ocupaciones en el sector formal de cada país respecto al volumen de población 
económicamente activa. Esta última se puede medir para cada año, considerando tanto la 
fuerza de trabajo residente en cada país como la fuerza de trabajo de cada país que ha 
emigrado y reside en los Estados Unidos. La suma de ambas ofrece el volumen total de 
población económicamente activa de cada país y da un buen punto de referencia para 
estimar el déficit laboral señalado. 
Como se observa en el gráfico I.20, en los tres países se reproduce esta situación de 
déficit estructural en la generación de empleos. En el caso de El Salvador, por ejemplo, la 
dinámica demográfica generó en 2014 una oferta de 1,4 millones de empleos formales. Sin 
embargo, la dinámica demográfica generó para ese mismo año una oferta de mano de obra 
de 3,7 millones de personas (1,4 empleados en sector formal, 1,2 en el sector informal y 
1,1 emigrados a los Estados Unidos). La diferencia, 2,3 millones de trabajadores, conforma 
un déficit estructural de empleo y constituye una presión demográfica sobre el mercado de 
trabajo que la base económica es incapaz de cubrir. En Honduras y Guatemala la situación 
es prácticamente la misma, de manera que el déficit alcanza volúmenes de 2 y 3,2 millones 
de empleos, respectivamente. 
 
	Capítulo I Dinámicas binacionales y relaciones transfronterizas en la migración en los países del norte de Centroamérica (NCA)
	E. Migración desde los países del norte de Centroamérica a los Estados Unidos
	3. Migración y cambio demográfico en los países del norte de Centroamérica
	La migración internacional como exportación del bono demográfico

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