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Libro ANDI - Ocho decadas de construccion colectiva

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Investigación y Redacción
Gloria E. Valencia C.
Editores
Bruce Mac Master
Paula Botero
El papel de los empresarios 
en los momentos más importantes del país
1944 I 2022
ocho décadas de
construcción colectiva
ANDI
Editores
Bruce Mac Master
Paula Botero
Investigación y redacción 
Gloria E. Valencia C.
Archivo fotográfico 
Centro de documentación y archivo de la ANDI
El Tiempo
Asesoría gráfica
Gloria Contreras.
Producción editorial
Equipo de UnaTinta Medios SAS.
Diseño y diagramación 
Gabriel Mayuza, Sandra Barbón
Corrección de estilo 
Óscar Felipe Pardo
Impresión 
Hographics Impresores SAS
Colaboradores ANDI
Alberto Echavarria Saldarriaga
Gerencia de Comunicaciones de la ANDI
Prólogo 
Una historia en común entre Colombia y la ANDI 5
Introducción 9
Antecedentes históricos 10
CAPÍTULO 1
Crecer en tiempo difíciles (1944-1958) 16
Una apretada agenda 20
Apoyo a una obra de vital importancia 24
La bandera de la paz 27
Una idea de largo aliento 33
Interés patriótico 36
Caída del régimen militar 40
Ideas que fructificaron 47
CAPÍTULO 2
El gremio industrial en los años del Frente Nacional (1958-1974) 50
La apuesta educativa 55
Preparados para la integración 60
El desarrollo industrial 63
CAPÍTULO 3
Alta inflación, nuevas crisis, la ducha fría 
y el derecho a disentir (1974-1990) 68
Concertación tripartita 75
Suben las tensiones 84
Estatuto de seguridad y otras medidas 88
Intentando la paz 90
La esperada Resolución 33 94
De lado del orden institucional 97
Contenido
01
02
03
4
04
05
CAPÍTULO 4
Un final de siglo de reformas y remezones (1990-2002) 100
En la senda aperturista 104
Posiciones frente a una nueva carta política 112
La unión hace la fuerza 118
El Pacto Social 121
Años de máxima tensión 124
Despejar para negociar 130
Recesión y llamado de atención 138
Solidaridad a toda prueba 140
CAPÍTULO 5
Siglo XXI: guerra y paz, nuevos paradigmas, 
disrupciones y una pandemia (2002-2022) 146
Mirada hacia el norte 151
Más apoyos y la reelección presidencial 158
Otra cuota de sacrificio 168
Camino hacia la paz 171
Cambio de mando y nuevas reflexiones 177
Otras formas de aportar a la paz 182
Hoja de ruta para el siglo XXI 189
En el ADN de la ANDI 195
La mano al dril 200
Diálogo social en medio del paro 204
Liderazgo en la pandemia 207
Referencias 212
Contenido
5
Prólogo
Una historia en común
entre Colombia y la ANDI
he sentido especial interés por la forma como actúan los colectivos humanos; 
sobre cómo gestionan sus dificultades, cómo enfrentan sus más grandes 
desafíos, cómo crean ambientes capaces de generar las más grandes ideas, 
inventos y disrupciones; cómo tramitan o no sus diferencias.
No hay duda de que una de las creaciones más importantes de la humanidad 
es la conformación de colectivos y sus funcionamientos. Un ejemplo de ello 
es la democracia o la ausencia de ella; los mecanismos de resolución de 
conflictos o la ausencia de ellos; y en una versión más virtuosa, la formación 
de ambientes que conducen a producir soluciones a los más importantes 
problemas que como humanidad debemos enfrentar.
El imaginario común contemporáneo asocia al Estado con la responsabili-
dad de crear escenarios para el desarrollo económico y social. Pero lo cierto 
es que las sociedades las conformamos todos; el Estado es, en general, un 
habilitador de condiciones y proveedor de bienes públicos, pero, al final, 
la realización concreta de los desarrollos habitualmente es llevada a cabo 
por los ciudadanos, la academia, las organizaciones sociales y el colectivo 
empresarial.
La ANDI es un colectivo en el cual una buena parte del tejido empresarial 
se une para aportarle al país con la convicción de que jugamos un papel 
fundamental en la construcción de desarrollo económico y social. Este li-
bro busca narrar y también ejemplificar esta función vista desde el gremio 
a partir del momento de su fundación. Al hacer este ejercicio nos hemos 
encontrado con la realidad de la vida de la institución durante casi ocho 
décadas, que ha estado presente en la vida nacional y es en buena medida 
el reflejo del país mismo.
Siempre
6
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
La ANDI nace en el año 1944, a finales de la Segunda Guerra Mundial, en un 
planeta en el cual la gran mayoría de sus recursos se encontraban dedicados 
a alimentar el aparato militar. Como es natural, desde ese momento hasta 
nuestros días ha transcurrido una buena parte de nuestra vida republicana. 
En el caso de esta organización, su objetivo primordial ha sido reunir las 
voluntades y los esfuerzos empresariales en torno a la idea de que, organi-
zadamente, tenemos la oportunidad de construir un mejor país.
En las primeras conversaciones con Gloria Valencia sobre este proyecto, 
surgió la idea de no hacer un recuento histórico tradicional de la Asociación, 
sino recopilar y entender el actuar de la misma durante los capítulos más 
importantes de este periodo. Esta idea permitiría corroborar la hipótesis 
de que la ANDI ha sido protagonista de la solución en buena parte de lo 
momentos más álgidos de nuestra historia reciente.
Con el resultado de este trabajo en nuestras manos, estoy seguro del valor 
que aporta en relatar, recordar y documentar una buena parte de la historia 
política y económica del país, vista desde la perspectiva del empresariado 
como un actor fundamental de la sociedad.
Nos encontramos con un colectivo que ha estado presente ofreciendo solu-
ciones, trayendo ideas, haciendo aportes efectivos a la sociedad, que han ido 
desde temas tan diversos como la creación del sistema de compensación 
familiar en los años cincuenta, hasta el apoyo a la vacunación durante la 
más importante pandemia que haya enfrentado la humanidad, atendiendo 
a cerca de un millón de personas.
Este ejercicio nos llevó a recorrer algunos de los hechos más importantes 
de la vida política y económica nacional: la posguerra y la situación de 
un país relativamente periférico que, como todos, estaba viviendo las 
consecuencias de lo que sucedía internacionalmente, la crisis política 
alrededor del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, la dictadura de Gustavo 
Rojas Pinilla, la salida de este régimen a través de la Junta Militar, el 
Frente Nacional –al tiempo que Latinoamérica se la jugaba por el mo-
delo de sustitución de importaciones–, el gobierno de López Michelsen y 
la seriedad económica de Rodrigo Botero en momentos de alta inflación 
y las finanzas públicas, los años ochenta, que transcurren entre la alta 
inflación, la crisis fiscal y el reconocimiento de que el modelo cepalino 
no nos iba a llevar al desarrollo.
Al mismo tiempo en que en el mundo se iba construyendo el Consenso de 
Washington –que fue ampliamente aceptado y adoptado en casi toda Amé-
rica Latina y que permitió llegar al inicio de la década de los noventa con 
7
el gobierno de César Gaviria a implementar la apertura–, en medio de una 
gran crisis de violencia por la barbarie de los ataques del narcotráfico a la 
sociedad, nos embarcamos en la redacción de una nueva Constitución, que 
se convirtió en una de las más progresistas del mundo y algunas de cuyas 
herramientas han servido de inspiración a otras constituciones.
Finalizamos el siglo XX en medio de una de las mayores crisis económicas 
de nuestros tiempos, registrando la primera recesión de la historia moderna 
e iniciando el siglo XXI en medio del pico de la violencia debida al conflicto 
armado colombiano, que lleva a la ciudadanía a privilegiar la seguridad como 
objetivo nacional, eligiendo el gobierno de Álvaro Uribe, y llegando a cambiar 
la Constitución para permitir su reelección hasta fin de la década, cuando el 
mundo financiero y de mercados de capitales enfrentaban la gran crisis de 
la deuda y las hipotecas, que mueve todas las bases del sistema monetario 
y financiero global moderno afectando a todos los países, incluyendo, por 
supuesto, a Colombia. 
La segunda década del siglo XXI estuvo marcada por la decisión del gobierno 
de Juan Manuel Santos de adelantar unproceso de paz, que estuvo siempre 
acompañado por una gran crisis política y una polarización que ha marcado 
todo este último periodo, por la pérdida de liderazgo de los llamados partidos 
tradicionales, por la llegada de la democracia de las redes sociales, y por una 
realidad latinoamericana en la cual el péndulo de las ideologías se mueve 
hacia un lado y hacia el otro con la regularidad de un reloj. 
Los últimos cuatro años de Colombia y el mundo han sido los años de la 
globalización de los males. El gobierno de Iván Duque coincidió con temas 
como la pandemia por COVID-19, las medidas sociales para contener el con-
tagio –que se convirtieron en medidas económicas recesivas–, los recursos 
escasos para atender a las víctimas de la enfermedad, la falta de vacunas 
para todos en todas partes, la crisis de la logística y la producción, la cri-
sis fiscal de países que redujeron su recaudo y aumentaron su gasto, las 
medidas monetarias para atender la crisis de los gobiernos y la demanda, 
la inflación consecuencia de las anteriores, y, finalmente, la lamentable e 
innecesaria crisis creada por Rusia al invadir en forma violenta a Ucrania 
y sus consecuencias económicas en tantos mercados, especialmente de 
petróleo, gas natural, trigo y fertilizantes y sus materias primas.
Durante todos estos episodios la ANDI ha tenido un papel protagónico en la 
forma como Colombia se ha enfrentado a cada situación. En algunos casos 
ofreciendo y planteando soluciones, en otros construyéndolas al lado del 
gobierno y la sociedad, y en otros llamando la atención sobre los peligros, 
las equivocaciones o las omisiones.
8
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Coincide la publicación de este libro con la llegada al gobierno de una coa-
lición liderada por Gustavo Petro, un Presidente que se identifica a sí mismo 
como de izquierda, con participación de las fuerzas tradicionales de centro y 
centro izquierda del país. Algunas de sus banderas de campaña han estado 
relacionadas con los principios contenidos en los Objetivos de Desarrollo 
Sostenible definidos por Naciones Unidas hace algunos años y que hoy en 
día hacen parte de las declaraciones y objetivos misionales de la ANDI. 
Objetivos en materia de sostenibilidad ambiental y social, de superación 
de pobreza y de transparencia y lucha contra la corrupción. 
Temas como la descarbonización de la economía, la construcción de una 
plataforma de competitividad basada en la baja producción de CO2 en el 
país, la identificación y reconocimiento del agua como recurso, que debe ser 
prioritario en la agenda, la innovación y el emprendimiento como pilares 
del nuevo desarrollo en sectores como el agro o las actividades digitales, la 
inclusión del territorio y las regiones en el modelo de desarrollo económico, 
el fortalecimiento de la educación y la salud, la construcción de relaciones 
laborales sanas basadas en la equidad y el respeto, todos ellos son de la esen-
cia de la ANDI, para los cuales hay agendas activas desde hace varios años, 
donde la decisión es la de ser agentes de construcción y cambio. Estamos 
convencidos de que los años por venir son tan o más importantes para la 
Asociación en términos de potenciar la capacidad de colaboración y movi-
lización del sector empresarial por el beneficio general de toda la sociedad.
Espero, sinceramente, que este trabajo sirva para documentar lo que como 
ciudadanos hemos hecho durante estos últimos años, pero, sobre todo, que 
sirva de base para entender el papel que puede jugar el sector empresarial 
en una sociedad, haciendo un llamado a fortalecerlo y a aprovecharlo en 
todos los frentes, en todo momento. 
 
Bruce Mac Master
9
Introducción
la historia de la ANDI confluyen importantes acontecimientos de los últi-
mos 80 años de la vida del país. Ha sido tan diverso el conjunto de temas 
que han ocupado la atención de la Asociación Nacional de Empresarios de 
Colombia a lo largo de estos ocho decenios, que su desarrollo se confunde 
con el de la nación.
Desde su constitución como gremio industrial hasta nuestros días, la ANDI 
no solo ha defendido los intereses legítimos de sus afiliados, sino que, en su 
accionar, ha procurado por el bienestar general de los colombianos.
Su aporte al país se ha expresado de múltiples maneras: desde el apoyo 
directo y solidario a obras de carácter cívico y social; pasando por estu-
dios técnicos que han contribuido al análisis y la discusión de políticas 
públicas y por propuestas serias sobre las prioridades económicas que 
debe atender el país; hasta la búsqueda de soluciones a los problemas 
más apremiantes.
También, su activa presencia se ha observado en la influencia ejercida en 
horas claves de la vida nacional, en materia política y social. Igualmente, 
en su férreo compromiso por la defensa de los principios democráticos, la 
libre empresa, la innovación, el cambio climático y, en general, el progreso 
de todos.
Este libro tiene el propósito de narrar la “historia episódica” de la ANDI y 
aspira a mostrar, a través de los hitos más destacados, cómo se construyó 
una entidad tan fuerte y arraigada en la institucionalidad del país. En la 
selección de los eventos a relatar se tuvo en cuenta, además de la relevancia 
de estos en la vida del país y del gremio, la variedad temática, entendiendo 
la amplia gama de asuntos que han sido de interés para la Asociación.
En
10
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
El libro está estructurado en cinco capítulos que hacen 
referencia a épocas cruciales en la historia de Colombia 
y en las cuales la ANDI ejerció un destacado protagonis-
mo desde su papel de institución gremial. La narración 
se nutrió de documentos internos, actas, informes a las 
asambleas de afiliados, entrevistas y reportes de la prensa 
nacional, entre otros.
Pero antes de ahondar en algunos de estos aconteci-
mientos, detengámonos brevemente y revisemos los 
antecedentes históricos del surgimiento de la ANDI y de 
sus primeros años1.
Antecedentes históricos
El calendario marcaba el lunes 11 de septiembre de 1944, 
cuando 25 gerentes de compañías antioqueñas se reu-
nieron en la ciudad de Medellín para firmar el acta de constitución de la 
corporación que denominarían Asociación Nacional de Industriales (ANDI), 
hoy Asociación Nacional de Empresarios2. Dos días después, el mismo acto 
se protocolizó en Bogotá, donde contó con la presencia de 19 representantes 
de compañías de la capital de la República.
El acta suscrita se registró el 24 de noviembre ante el notario segundo de 
Medellín, cuando ya la Asociación contaba con personería jurídica, recono-
cida por el entonces Ministerio de Gobierno (hoy del Interior) 3.
Que el epicentro de la conformación de la ANDI haya ocurrido en Medellín 
no es de extrañar. Según Echavarría et al. (2007, p. 183), durante los años 
cuarenta, el departamento de Antioquia contaba con la mayor parte de la 
1	 Al	finalizar	los	años	20	y	durante	la	década	siguiente	hubo	ensayos	de	asociatividad	industrial	en	Colombia.	En	julio	de	1929	
se	conformó	en	Medellín	la	organización	llamada	La	Industria	Nacional	de	Colombia.	En	1930	nació	en	Bogotá	la	Federación	
Nacional	de	Industriales	(Fenal)	y	se	crearon	seccionales.	Pero	estos	esfuerzos	no	perduraron,	pues	al	final	de	los	30	ya	habían	
desaparecido.	
2	 El	grupo	de	empresas	fundadoras	estuvo	integrado	por	Arrocera	Central,	Calcetería	Pepalfa,	Compañía	Colombiana	de	Teji-
dos	(Coltejer),	Confecciones	Colombia	(Everfit),	Compañía	Colombiana	de	Tabaco,	Compañía	de	Cemento	Argos,	Compañía	de	
Productos	de	Caucho	Grulla,	Compañía	de	Tejido	Santa	Fe,	Compañía	Harinera	Antioqueña,	Compañía	Nacional	de	Chocolates,	
Cervecería	Unión,	Empresa	Siderúrgica,	Fábrica	de	Galletas	y	Confites	Noel,	Fábrica	Colombiana	de	Hilados	de	Lana,	Fábrica	de	
Hilados	y	Tejidos	del	Hato,	Fábrica	de	Paños	Vicuña,	Fábrica	de	Sombreros	de	Fieltro,	Fábrica	Textil	de	Los	Andes,	Compañía	de	
Gaseosas	Posada	Tobón,	Industrial	de	Tejidos	(Indulana),	Industrias	Farmacéuticas,	IndustriasMetalúrgicas	Unidas,	Mármoles	
y	Cementos	del	Nare,	Naviera	Colombiana	y	Tejidos	el	Cóndor.
3	 El	4	de	octubre	de	1944,	mediante	Resolución	n.°	168	del	Ministerio	de	Gobierno,	Departamento	de	Justicia,	se	le	reconoció	
personería	jurídica	a	la	mencionada	corporación.
Desde
su fundación, la ANDI buscó 
ampliar el radio de acción 
hacia regiones donde hubiera 
tejido empresarial en el país.
11
producción moderna de textiles (más del 70 por ciento), de cigarrillos (casi 
el 100 por ciento) y también, en menor grado, de cerveza y cemento. La 
relación Antioquia-industrialización era incluso más notable por cuanto, a 
mediados de los años cuarenta, gran parte de las industrias modernas de 
Bogotá pertenecían a antioqueños.
Sin embargo, desde su fundación, la ANDI buscó ampliar el radio de acción 
hacia sectores donde se encontrara tejido empresarial en el país. En las 
primeras reuniones, la Junta Directiva del nuevo gremio invitó a los princi-
pales industriales de Cali a asociarse4. Al mismo tiempo, inició una campaña 
para convocar a más compañías a unirse a la naciente corporación. Siete 
meses después de su constitución se creó la oficina de la ANDI en Cali y 
brevemente después en Barranquilla. Al año siguiente se dio apertura a una 
sede en Manizales, con lo que ya había presencia en cinco capitales y reunía 
a más de 350 empresas5.
El año en que nació la Asociación Nacional de Industriales está cargado de 
peso histórico. Meses previos a su fundación, el 6 de junio 1944, ocurrió la 
batalla de Normandía, que marcó el principio del fin de la Segunda Guerra 
Mundial6, evento que había determinado un patrón de desarrollo en toda 
América Latina, basado en la política de sustitución de importaciones, y que 
tuvo consecuencias en el sector industrial de la región.
A partir de 1939, cuando estalló el conflicto bélico, se frenó la llegada al 
país de productos de consumo masivo importados desde Europa. En 1941, 
al entrar Estados Unidos a la guerra, la escasez de estos y de otras materias 
primas se agravó. Esta parálisis del comercio exterior creó condiciones muy 
difíciles para la economía en general y para las empresas en particular. 
Pero, paradójicamente, esa coyuntura obligó a que muchas de las industrias 
comenzaran a fabricar una amplia variedad de productos para satisfacer 
el consumo interno, propiciando cierto auge de producción e, incluso, de 
nuevas industrias7.
En materia de política interna, en 1944 gobernaba el presidente Alfonso 
López Pumarejo, quien había ganado, en mayo de 1942, las elecciones para 
4	 Sesión	de	Junta	Directiva	del	18	de	noviembre	de	1944,	Medellín,	acta	n.°	1.	Esta	y	las	demás	actas	que	aparecen	citadas	
pertenecen	al	archivo	de	la	ANDI.
5	 A	partir	de	la	segunda	mitad	del	siglo	XX	se	abrieron	oficinas	de	la	ANDI	en	Bucaramanga,	Pereira,	Cartagena	e	Ibagué.
6	 Las	fuerzas	británicas,	estadounidenses	y	canadienses	desembarcaron	en	la	costa	de	Normandía,	norte	de	Francia.
7	 Según	el	economista	Gabriel	Poveda	(1984)	en	1939	(cuando	comenzó	la	Segunda	Guerra	Mundial)	había	en	Colombia	1128	
establecimientos	industriales.
12
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
un segundo período. Se había enfrentado al empresario an-
tirreeleccionista, Carlos Arango Vélez, también liberal pero 
abiertamente contrario a la “tendencia socialista” de López.
Durante la agitada campaña electoral que comenzó en 
1941, López Pumarejo visitó varias veces la capital antio-
queña, entonces fortín azul y eje de la actividad industrial 
del país8. El caldeado ambiente político de la época dividía 
también a la clase empresarial.
Una anécdota ilustra bien la coyuntura en la capital an-
tioqueña, cuna de la ANDI. En el Club Unión, principal 
centro de distracción y de reuniones de negocios de la 
élite económica paisa, se veía con claridad la división 
partidista, desde la misma entrada al recinto social. Los 
liberales se habían tomado el ala occidental del club y los 
conservadores la oriental. Antes de subir a los salones y 
comedores, los contertulios se encontraban con sus co-
partidarios para intercambiar las calientes noticias políticas, acompañados 
de unos tragos. Claro, todo de una manera muy civilizada, evitando choques 
indeseados por el color político.
Cuando nació la ANDI, López Pumarejo ya llevaba medio período de gobier-
no, que no le había sido fácil. El agitado ambiente de la política nacional, 
caracterizado por la división liberal y la férrea oposición conservadora, en-
cabezada por el líder Laureano Gómez, había dificultado la gobernabilidad, 
a lo que se sumaba la compleja situación económica9.
La tensión política se agudizó el 9 de julio de 1944, cuando se registró el in-
tento más serio y directo de tumbar al presidente de la República por parte 
de una facción del Ejército liderada por el coronel Diógenes Gil, en lo que 
se conoció como el “golpe de Pasto”. 
Durante la corta retención, en la que se le mantuvo incomunicado, asumió 
la presidencia Darío Echandía, en su calidad de primer designado (enton-
ces era el ministro de Gobierno, hoy del Interior). Pero, rápidamente, López 
Pumarejo retomó el control del Estado, aunque por poco tiempo, pues final-
8	 En	sus	discursos	ante	hombres	de	negocio	de	la	capital	antioqueña,	López	Pumarejo	refrescaba	la	memoria	de	los	paisas	
sobre	las	carreteras	que	su	primer	gobierno	de	“La	Revolución	en	Marcha”	construyó	en	ese	departamento.
9	 En	marzo	de	1944,	Alfonso	López	Pumarejo	renunció	a	la	presidencia	de	la	República	por	motivos	familiares,	pues	su	esposa,	
María	Michelsen,	estaba	muy	enferma.	Pero,	dadas	las	presiones	de	la	Dirección	Nacional	Liberal,	sus	intenciones	no	se	concre-
taron.	
La
ANDI no solo ha defendido 
los intereses legítimos de 
sus afiliados, sino que, en 
su accionar, ha primado el 
bienestar general de los 
colombianos.
13
mente renunció en julio de 1945, faltándole todavía un año para terminar 
formalmente su segundo período. El Congreso designó como presidente, a 
partir del 7 de agosto de aquel año, a Alberto Lleras Camargo10.
El énfasis puesto en este relato en el gobierno del presidente Alfonso López 
Pumarejo tiene que ver, además de la relevancia del momento histórico 
de la creación de la ANDI, con la forma como brotó la idea de crear un 
organismo representativo del sector industrial. La iniciativa partió, pre-
cisamente, del presidente López Pumarejo.
En sus visitas a la capital antioqueña, donde el mandatario era muy apre-
ciado por la élite industrial, el jefe de Estado solía reunirse con un grupo de 
empresarios con quienes compartía y medía el termómetro de la economía 
y de la situación del país en general.
Era huésped habitual del hombre de negocios Daniel Peláez Restrepo, paisa y 
cónsul honorífico de Noruega. Además de liberal, Peláez era amigo personal 
de López, a quien ofrecía alojamiento en “Chipre”, su confortable residencia 
ubicada en el sector de El Poblado, para entonces una zona de casas semi-
campestres. Para la llegada del ilustre personaje, la familia Peláez reservaba 
la mejor habitación, aunque el primer mandatario era un hombre sencillo 
y sin ínfulas de poder.
En uno de los encuentros con los industriales antioqueños, a comienzos 
de 1944, el presidente de la República les sugirió tener un solo interlocutor 
frente al gobierno para tratar los asuntos sectoriales que les preocupaban. 
Con ello, evitarían que, ante tantas inquietudes dispersas, el gobierno 
prestara poca atención. Su consejo era, entonces, constituir una asociación 
de alcance nacional que planteara las opiniones y necesidades del sector 
productivo en general.
Como se ha dicho, muchos temas preocupaban en ese momento a los 
industriales, por lo que la idea de crear una asociación caló rápidamente. 
Fue Cipriano Restrepo Jaramillo, presidente de la Compañía Colombiana de 
Tabaco, Coltabaco, una de las principales empresas del país11, quien lideró 
la tarea de reunir a un grupo de industriales de Medellín y Bogotá para 
conformar la asociación.
10	 Una	vez	terminóel	período	presidencial,	el	5	de	mayo	de	1946,	el	candidato	conservador,	Mariano	Ospina	Pérez,	fue	elegido	
presidente	de	Colombia.	Se	enfrentó	al	partido	liberal,	que	acudió	dividido	a	las	urnas,	con	sus	votos	repartidos	entre	los	candidatos	
Jorge	Eliécer	Gaitán	y	Gabriel	Turbay.
11	 Coltabaco	tenía	inversiones	en	otros	sectores,	como	la	industria	manufacturera,	la	banca	y	los	seguros.
14
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
PRESIDENTES DE LA ANDI (1944-2022)
Nombre Período en el cargo
Cipriano Restrepo Jaramillo 1944 - 1946
José Gutiérrez Gómez 1946 - 1957
Jorge Ortiz Rodríguez 1957 - 1960
Alejandro Uribe Escobar 1960 - 1963
Ignacio Betancur Campuzano 1963 - 1967
Luciano Elejalde Jaramillo 1967 - 1971
Luis Prieto Ocampo 1971 -1974
Fabio Echeverri Correa 1974 - 1991
Carlos Arturo Ángel Arango 1991 - 1995
Luis Carlos Villegas Echeverri 1996 - 2013
Bruce Mac Master Rojas 2013 – Actualmente
Fuente: Archivo ANDI.
La ANDI comenzó a sesionar en las oficinas de Coltabaco, ubicadas en el 
centro de Medellín y bajo la presidencia provisional de su impulsor, Restrepo 
Jaramillo12, aunque luego se trasladaría a una sede propia. La primera Junta 
Directiva la integraron, como miembros principales, el propio Cipriano Res-
trepo, Rafael Restrepo Ángel (de la Compañía Nacional de Chocolates), Jaime 
Echavarría (de Coltejer), Jorge Arango Carrasquilla (de Cementos Argos) y 
José María Bernal (de Cervecería Unión). La primera asamblea general de 
asociados se realizó en Medellín el 16 de noviembre de 1944 y ratificó todo 
lo acordado por los fundadores.
Comenzó así la historia de una de las instituciones gremiales más antiguas 
del país, comprometida con el progreso industrial como paso fundamental 
para el desarrollo de Colombia13.
Desde su fundación hasta la fecha, la ANDI ha tenido once presidentes (como 
señala la Tabla 1), quienes, en sus diferentes momentos, han ayudado, de 
la mano de los afiliados, a construir el gremio empresarial más importante 
que hoy tiene Colombia. 
12	 Cipriano	Restrepo	Jaramillo	(1906-1973)	nació	en	Medellín.	Estudió	en	la	Escuela	Nacional	de	Minas	y	se	graduó	de	ingeniero	
civil	en	la	Universidad	de	Berkeley,	California	(1928).	Durante	casi	dos	décadas	estuvo	vinculado	a	Coltabaco.	Fue	Superintendente	
del	Ferrocarril	de	Antioquia,	miembro	del	Concejo	de	Medellín	y	de	la	Cámara	de	Representantes,	y	embajador	en	Washington	y	
ante	la	OEA.
13	 Entre	los	gremios	más	antiguos	se	destaca	la	Sociedad	de	Agricultores	de	Colombia	(SAC),	cuya	raíz	data	de	1871	(aunque	
desapareció	durante	la	guerra	de	los	Mil	Días	se	restableció	en	1904).	En	el	siglo	XX	nacieron	la	Federación	Nacional	de	Cafeteros	
(1927),	la	Asociación	Bancaria	y	de	Entidades	Financieras	(1936),	la	ANDI	(1944),	la	Federación	Nacional	de	Comerciantes	–Fenal-
co–	(1945),	la	Asociación	Colombiana	de	Pequeñas	y	Medianas	Empresas	–Acopi–	(1951),	la	Federación	Colombiana	de	Industrias	
Metalúrgicas	–Fedemetal–	(1955)	y	la	Cámara	Colombiana	de	la	Construcción	–Camacol–	(1957),	entre	muchos	otros.
15
PRESIDENTES DE LA ANDI (1944-2022)
Cipriano 
Restrepo Jaramillo 
1944 - 1946
Ignacio 
Betancur Campuzano 
1963 - 1967
Carlos Arturo 
Ángel Arango 
1991 - 1995
José 
Gutiérrez Gómez 
1946 - 1957
Luciano 
Elejalde Jaramillo 
1967 - 1971
Luis Carlos 
Villegas Echeverri 
1996 - 2013
Jorge Ortiz 
Rodríguez 
1957 - 1960
Luis 
Prieto Ocampo 
1971 - 1974
Bruce Mac 
Master Rojas 
2013 – Actualmente
Alejandro 
Uribe Escobar 
1960 - 1963
Fabio 
Echeverri Correa 
1974 - 1991
01c a p í t u l o
Crecer 
en tiempos difíciles
1944 1958
18
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
L a
gestación y los primeros pasos de la ANDI coincidieron con uno de los 
períodos más confusos en la historia de Colombia en el siglo XX: los años 
40. En esta década, la llamada violencia partidista se sintió con crudeza 
en todo el territorio nacional. Los frecuentes choques armados en algunas 
ciudades, pero especialmente en el campo, evidenciaban que el país vivía 
una guerra civil no declarada.
En esa época fue asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán (el 9 de abril de 1948), 
evento que desató una revuelta violenta, con incendios y asonadas, princi-
palmente en Bogotá, lo que ahondó la polarización política. El presidente de 
la República era el conservador antioqueño Mariano Ospina Pérez, quien no 
pudo contener las tensiones que continuaron, al punto que, un año después 
del conocido “Bogotazo”, se produjo el cierre del Congreso y el adelanto de 
las elecciones presidenciales para noviembre de 1949, en lugar de mayo de 
1950, como estaba previsto.
Para suceder a Ospina Pérez fue elegido Laureano Gómez, quien tampoco 
pudo mantener la unidad nacional. En junio de 1953, el General Gustavo 
Rojas Pinilla se tomó el poder, siendo este el primer golpe militar que su-
fría Colombia en casi un siglo de vida. El nuevo régimen surgió como una 
fórmula para pacificar al país, pero pronto degeneró en una dictadura a 
la que se le puso fin en 1957, cuando una Junta Militar asumió el gobierno 
como transición hacia el retorno de la democracia.
Pese a la inestabilidad política, los años 50 fueron de relativa prosperidad 
económica. Según Junguito (2016), el Producto Interno Bruto (PIB) creció a 
una tasa real anual promedio de 4,3 por ciento. Los años de mayor impulso 
fueron 1952 (6,3 por ciento), 1953 (6,1 por ciento) y 1954 (6,9 por ciento). En 
1957 la economía se desaceleró (2,2 por ciento), pero la década cerró con 
un gran aumento de 7,2 por ciento.
19
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
14 Un largo proceso, 
entre las cancillerías, an-
tecedió a la terminación 
del tratado con Estados 
Unidos que culminó de 
manera bilateral, según 
el Decreto n.° 2218 del 
10 de julio de 1950.
En su libro Historia económica de Colombia en el siglo XX, Junguito (2016) des-
taca que la expansión de la economía, a lo largo de la década del 50, estuvo 
jalonada por la industria manufacturera y por el café. La primera creció a 
una tasa anual promedio del 6 por ciento, siendo el primer quinquenio (1950-
1955) el más dinámico con 7 por ciento. Se estima que para el promedio de 
la década la participación de la industria manufacturera en el PIB fue del 
17 por ciento. El proceso de creación de plantas industriales también fue 
creciente.
En medio de este escenario de turbulencia política y de tensión social, pero 
con buenas señales económicas, la Asociación Nacional de Industriales cre-
ció y afinó su perfil gremial. Reforzó sus objetivos fundacionales, se mostró 
fiel a los principios jurídicos del país y ayudó a proteger la paz y a respetar 
las instituciones legítimas.
En esta primera época (1944-1958), se vio una ANDI que participó activamen-
te en las discusiones nacionales del momento. Entre ellas, la renegociación 
del tratado comercial de 1935 entre Estados Unidos y Colombia. Este tratado 
quedó sin vigencia a partir de diciembre de 1949, tras una exitosa campa-
ña de la ANDI14. Apoyó la construcción de la Central Hidroeléctrica de Río 
Grande en Antioquia. Aportó con estudios y gestiones que contribuyeron 
a la reforma arancelaria. Se involucró en la reversión de la concesión de 
Mares, que derivó luego en la fundación de Ecopetrol y se comprometió en 
muchos otros temas de la vida nacional.
En las siguientes páginas veremos, a través de algunos episodios, las pri-
meras tareas y los esfuerzos iniciales de la ANDI por desarrollar su función 
gremial y contribuir al país.
UNA VEZ CONSTITUIDA, LA 
ASOCIACIÓN NACIONAL DE 
INDUSTRIALES COMENZÓ A 
DESARROLLAR UNA APRETADA 
AGENDA TEMÁTICA.
20
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Una vez constituida(en 1944), la Asociación Nacional de Industriales co-
menzó a desarrollar una apretada agenda temática, definida por la propia 
coyuntura y sobre la cual rondarían las acciones futuras.
Mientras se buscaba un presidente en propiedad que tomara las riendas 
del naciente gremio, los primeros asuntos que ocuparon la atención de la 
Junta Directiva de la ANDI tuvieron que ver con una reforma arancelaria 
en camino, el plan fiscal del gobierno (reforma tributaria) que gravaría a las 
industrias con nuevos impuestos y la legislación laboral que comenzaba a 
diseñarse en el gobierno de Alfonso López Pumarejo.
Los tres temas eran de máximo interés para los industriales en ese momento. 
Para conocer a fondo sobre el proyecto de reforma tributaria, la ANDI con-
formó una comisión que se encargó de hablar directamente con el ministro 
de Hacienda, Alfonso Araújo Gaviria y otros altos funcionarios del ejecutivo.
Por primera vez, la Asociación contrató asesores jurídicos y financieros con 
el único ánimo de estudiar la propuesta de reforma tributaria oficial y ex-
presar sus opiniones. El gobierno se mostró dispuesto a escuchar cualquier 
sugerencia constructiva que pudiera presentarse a su consideración.
El naciente lobby gremial fue muy bien recibido. La prensa nacional hizo 
eco de los diálogos de la ANDI con el gobierno liberal de López Pumarejo y 
las cámaras legislativas, lo que demostraba que la Asociación comenzaba a 
Una apretada agenda
21
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
ser reconocida en el país como un importante interlocutor 
frente al poder ejecutivo.
En el frente laboral, la ANDI intervino con sus opiniones y 
sugerencias en la reglamentación del Decreto Ley 2350 de 
1944 relativo a asuntos sindicales. La paz laboral era una 
genuina preocupación de los empresarios. Por lo tanto, 
apoyaron y aportaron a la reforma que en esta materia 
estudiaba el Congreso y que se convirtió en la Ley 6ª de 
1945, por medio de la cual se reguló sobre convenciones 
de trabajo, asociaciones profesionales, conflictos colecti-
vos, salario mínimo y jurisdicción especial de trabajo. Fue 
esta una importante reforma que propició el gobierno del 
presidente López Pumarejo.
En cuanto a los aranceles, cabe anotar que la defensa de 
la protección a la producción nacional fue una de las pri-
meras campañas de la agremiación. Según el economista 
Gabriel Poveda (1984), el arancel era, en ese momento, el único instrumento 
de control a las importaciones, pero los industriales consideraban que este 
había perdido sus efectos15. Por lo tanto, la reforma que en ese momento 
planeaba el gobierno se constituía en objetivo central de la ANDI.
Con este propósito y comenzando tareas en 1945, la Junta Directiva le pidió a 
Carlos Lleras Restrepo, quien años después sería presidente de la República, 
llevar la vocería gremial en la Junta Nacional de Aduanas. Igualmente, se 
le encomendó la realización de un estudio que indagara sobre cuáles eran 
las modificaciones más convenientes para las tarifas arancelaras. Por esta 
vía, la ANDI llevó al Congreso de la República su posición en defensa del 
sector productivo16.
No obstante, en la agenda inicial había otro punto para resolver lo más 
pronto posible. Se necesitaba un presidente en propiedad que tomara la 
representación del gremio pues Cipriano Restrepo Jaramillo era temporal. 
Inicialmente, se le ofreció el cargo al empresario Rafael Restrepo Ángel, pero 
este no aceptó. Dada su negativa, y antes de que terminara 1944, surgió 
como candidato el gerente del Banco de Bogotá, Martín del Corral, director 
de la oficina de la ANDI en la capital de la República, quien pidió plazo para 
decidirlo, pero finalmente declinó.
Llegó 1945 y ante la dificultad de encontrar el timonel del gremio, los miem-
bros de la Junta Directiva decidieron rotarse la presidencia ejecutiva, por 
períodos de dos meses. El primer corte le correspondería a Jorge Arango 
15 Sesión Junta Direc-
tiva. El arancel vigente 
en aquel momento había 
sido expedido en 1931 
durante el gobierno de 
Enrique Olaya Herrera. 
De acuerdo con Poveda 
(1984), no había sido 
concebido como un ins-
trumento de protección 
a la industria nacional, 
sino de equilibrio para 
la balanza de pagos y 
de recaudo de ingresos 
fiscales. 
16 Sesión Junta Direc-
tiva del 10 de enero de 
1945, Medellín, acta n.° 
11.
La
Asociación contrató 
asesores jurídicos y 
financieros con el único 
ánimo de estudiar la 
propuesta de reforma 
tributaria oficial y expresar 
sus opiniones.
22
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Carrasquilla, gerente de la empresa Cemento Argos17. Pero, desafortunada-
mente, a los pocos días, por motivos de salud, no pudo continuar. Cipriano 
Restrepo se echó nuevamente el gremio al hombro. Por año y medio más, 
actuó como presidente de la ANDI.
En julio de 1946 solicitó que se le aceptara definitivamente su renuncia por 
razones de salud y los grandes compromisos que debía atender en su labor 
particular. Se retiraba entonces, quien había sido el más eficaz propulsor 
de la Asociación. Los delegados de las seccionales reunidos así se lo reco-
nocieron. Agradecieron su capacidad de organización, su entusiasmo y su 
inteligencia, tantas veces puesta al servicio de la institución.
Por unanimidad, la Junta Directiva nombró como presidente a José Gutiérrez 
Gómez18, Don Guti, como fraternalmente se le conoció, en aquel momento 
gerente general de Laboratorios Uribe Ángel (LUA), la primera industria 
farmacéutica que se creó en Colombia.
Su llegada a la presidencia de la Asociación Nacional de Industriales coin-
cidió con el cambio de gobierno en el país. En efecto, el 7 de agosto de 1946, 
Mariano Ospina Pérez asumió como primer mandatario para suceder a 
Alberto Lleras Camargo, quien terminaba el último año (1945-1946) del 
mandato de Alfonso López Pumarejo (por su renuncia antes de tiempo).
17 Sesión de Junta Di-
rectiva del 17 de enero 
de 1946, Medellín, acta 
n.° 96.
18 José Gutiérrez Gó-
mez nació en Medellín 
(1909-2006). Estudió 
Derecho y Ciencias Po-
líticas en la Universidad 
de Antioquia. Fue ge-
rente de Laboratorios 
Uribe Ángel (LUA) du-
rante 10 años, alcalde de 
Medellín, embajador en 
Estados Unidos y ante 
la Organización de Esta-
dos Americanos (OEA). 
Representó a Colombia 
en la Asamblea del BM y 
del FMI y en la Asamblea 
General de Naciones Uni-
das. Durante veinte años 
fue el presidente de la 
Corporación Financiera 
Nacional.
Cipriano Restrepo 
Jaramillo (en el centro 
de pie) presidente de 
Coltabaco y quien lideró 
la misión de motivar a 
un grupo de empresarios 
para crear la Asociación 
Nacional de Industriales 
en 1944. En la foto con 
un grupo de amigos en el 
Country Club de Bogotá. 
23
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
De Don Guti se decía que “desensillaba en Palacio”, dicho paisa que señalaba 
la gran amistad que el presidente de la ANDI tenía con el jefe de Estado, 
Mariano Ospina. Aunque se llevaban 17 años (era mayor el presidente de 
la República) había una gran familiaridad. De hecho, Don Guti fue el pa-
drino de María Clara, la última hija del matrimonio de Bertha Hernández 
y Mariano Ospina.
Durante los años en que José Gutiérrez Gómez estuvo al frente de la ANDI, 
Colombia tuvo varios presidentes: Laureano Gómez (1950-1951), Roberto 
Urdaneta (1951-1953), Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957) y la Junta Militar 
de Gobierno (1957-1958).
En aquella primera etapa, la ANDI participó y lideró múltiples iniciativas de 
gran impacto y mostró su espíritu solidario. Por ejemplo, en abril de 1952, la 
Asamblea General de afiliados aprobó la llamada “cuota social”, que consistió 
en un aporte directo de los industriales para apoyar diversas causas cívicas. 
Con esta caja solidaria, en 1959, se constituyó el Fondo Social de la ANDI, 
del que salieron aportes para el Hospital de la ANDI, que luego se fusionó 
con el Hospital Pablo Tobón Uribe en la capital antioqueña.
Cabe señalar que Don Guti fue el vocero de los industrialesdurante once 
años, cumpliendo un papel ejemplar que el gremio ha sabido valorar per-
manentemente. Bajo su dirección, la ANDI se consolidó y fortaleció como 
institución gremial y vivió una época dorada. Fue gestor de innumerables 
instituciones que lideró bajo la sombrilla del gremio. La Asociación apoyó 
políticas públicas, locales, regionales y nacionales y dio impulso a entidades 
maravillosas que aún persisten.
24
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Apoyo a una obra 
de vital importancia
Desde sus inicios, la ANDI mostró un firme interés por apoyar temas de la 
agenda pública nacional, en especial aquellas obras que llevaran al país a un 
mayor grado de desarrollo. Ello se reflejó, claramente, cuando la Asociación, 
dando sus primeros pasos, ayudó a hacer realidad el proyecto de la Central 
Hidroeléctrica Río Grande, en Antioquia, obra que era transcendental para 
la misma actividad industrial y el progreso de la región.
A manera de contexto, cabe señalar que a mediados de los años 40, mientras 
el país presenciaba el nacimiento de la ANDI, la región antioqueña necesi-
taba aumentar la oferta de energía eléctrica, pues la capacidad instalada 
comenzaba a ser insuficiente para atender la creciente demanda de una 
industria que avanzaba a gran ritmo y se constituía en eje de la economía 
colombiana.
Hacia 1942, Medellín había planeado construir una central hidroeléctrica 
en el oriente antioqueño19, pero conseguir los recursos significaba un de-
safío enorme para la ciudad. No había financiación externa (por la Guerra 
Mundial) y la situación fiscal del municipio era muy precaria para acometer 
semejante proyecto.
Con el paso del tiempo la idea fue madurando, hasta que en 1944 el Concejo 
de la ciudad autorizó al municipio a emitir bonos como empréstito de las 
Empresas Públicas Municipales20. Sin duda, era una buena estrategia, pues 
los bonos podrían ser suscritos por las propias industrias de la ciudad para 
19 En las décadas de 
1940 y 1950 se dio la pri-
mera expansión del sec-
tor eléctrico colombiano 
con la construcción de 
varias hidroeléctricas 
en algunas regiones del 
país. Entre 1950 y 1962 
fueron constituidas 16 
empresas departamen-
tales de electricidad.
20 Los bonos fueron au-
torizados por los Acuer-
dos n.° 94 de 1944 y n.° 
69 de 1945 y por Reso-
lución Ejecutiva 193 de 
1945.
25
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
las que el adecuado suministro de energía eléctrica era un 
tema de vital importancia.
El apoyo a la obra fue discutido por la Junta Directiva de 
la ANDI, y tras considerar que era necesario “darle una 
mano” a la ciudad, se acordó motivar a todos los afiliados 
para que, de manera voluntaria, suscribieran los bonos 
que emitiría el municipio de Medellín.
Convencidos de la importancia de la obra, la ANDI y el 
municipio firmaron el contrato que señalaba que la ad-
ministración local expediría un pagaré a cada uno de los 
industriales prestamistas. La cuota correspondiente a cada 
empresario sería cubierta en 12 pagos mensuales.
Dos compañías, la Empresa Siderúrgica y Mármoles y 
Cementos del Nare ofrecieron cubrir su cuota de suscrip-
ción de los bonos en especie (varillas de acero y cemento, 
respectivamente)21, lo cual mostraba la disposición de los industriales a 
colaborar en la obra.
Los recursos conseguidos a través de dichos títulos –que también se coloca-
rían entre otros suscriptores– se destinaría exclusivamente al montaje de la 
Planta Hidroeléctrica de Río Grande, con la advertencia de que, si la suma 
recolectada para el montaje resultara insuficiente para la obra, el municipio 
lanzaría nuevas series de bonos con esa única destinación, hasta completar 
6 millones de pesos de la época, lo que ocurrió con posterioridad.
El buen uso de los recursos era un asunto de gran relevancia para la Asocia-
ción, por lo que estuvo vigilante. Para garantizar el cumplimiento y su buena 
destinación se acordó que los dineros se depositaran en cuentas especiales 
en bancos de Medellín y solo se dispondría de ellos con las formalidades del 
caso para atender exclusivamente los gastos ocasionados por el montaje de 
la Planta Hidroeléctrica de Río Grande. Sería requisito esencial que cualquier 
giro llevara la firma del interventor.
Un hecho elocuente que muestra cómo, al apoyar este proyecto, el gremio 
no esperaba nada a cambio, y mucho menos usarlo como mecanismo de 
presión sobre la administración municipal, puede verse en la discusión que 
se dio en la sesión de Junta Directiva del 27 de enero de 194822.
En aquella sesión, se enteró la Junta de que algunos industriales, que ha-
bían ofrecido su cooperación económica en el empréstito, estaban muy 
21 Sesión Junta Direc-
tiva del 7 de marzo de 
1946. Medellín, acta n.° 
104.
22 Sesión Junta Direc-
tiva del 27 de enero de 
1948. Medellín, acta n.° 
260.
Cuando
la Asociación daba sus 
primeros pasos ayudó a 
hacer realidad el proyecto de 
la central hidroeléctrica Río 
Grande, en Antioquia.
26
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
disgustados con la Junta Municipal de Impuestos, pues venía elevando los 
tributos, según ellos, en forma arbitraria y desconsiderada, circunstancia 
que muy posiblemente los obligaría a reconsiderar su decisión de contribuir 
al mencionado proyecto hidroeléctrico.
La queja, que fue transmitida a los directores reunidos en Medellín, recibió 
una repuesta institucional contundente. Por unanimidad, la Junta Directiva 
de la ANDI estimó que no se debía relacionar una cosa con la otra, pues 
la negociación de Río Grande era un compromiso anterior incondicional 
que no tenía que depender de ninguna actitud diferente de la corporación 
municipal sobre puntos ajenos al montaje de la Central.
El entonces presidente de la Asociación, José Gutiérrez Gómez, así se lo 
informó a los asociados descontentos. Como lo había expresado en repeti-
das ocasiones, para la industria esto no era un negocio sino un verdadero 
sacrificio con el simple ánimo patriótico de ayudarle al municipio en la 
realización de su más grande obra.
Finalmente, cabe señalar que las empresas aportaron, por la vía de los bonos, 
cerca de 7 millones de pesos para el proyecto. La construcción de la Central 
Hidroeléctrica finalizó en 1952 con los primeros 50 MW de potencia hidráu-
lica instalada, ampliada en 1953 con otros 30 MW. La capacidad instalada 
en Medellín posteriormente ascendió a 140 MW.
Ceremonia con 
ocasión del 
retiro de Cipriano 
Restrepo Jaramillo 
de la presidencia 
de la ANDI y 
presentación de 
José Gutiérrez 
Gómez como 
nuevo vocero de 
la Asociación 
de Nacional de 
Industriales. 
A la reunión, 
celebrada en el 
Hotel Nutibara 
de Medellín en 
septiembre de 
1946, asistió la 
crema y nata del 
empresariado 
colombiano 
y la sociedad 
antioqueña.
27
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
Como se ha visto, cuando la ANDI comenzaba su vida institucional, los 
ánimos entre los dos partidos políticos tradicionales, liberal y conservador, 
estaban tan caldeados que las noticias de violencia eran el pan de cada día 
en Colombia.
A pesar del explícito principio de la Asociación Nacional de Industriales de 
no participar en acciones de política partidista, no podría ser indiferente al 
agitado momento que vivía el país. Claramente, los empresarios estaban 
del lado de la democracia y de la paz, búsqueda que ha sido una constante 
a lo largo de estas ocho décadas de historia.
En agosto de 1945, los empresarios, a través de la ANDI, expresaron su com-
placencia cuando el presidente Alberto Lleras Camargo (posesionado para 
cumplir el último año del gobierno de Alfonso López Pumarejo) nombró un 
gabinete de coalición política, como garantía de la paz. De igual manera 
se manifestaron cuando, en agosto de 1946, se posesionó el presidente 
Mariano Ospina Pérez y ofreció una política de paz y de unión entre todos 
los ciudadanos.
Preocupados por los graves hechos que estaban trastornando el orden 
público y la vida económica del país–en algunas regiones se presentaban 
choques armados– los directivos de la Asociación Nacional de Industriales 
discutieron internamente sobre la actitud que debía asumir la ANDI de cara 
al país. La conclusión no fue otra que expresar una vehemente defensa del 
orden constitucional y de la democracia.
La bandera de la paz
28
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Tras el estallido social que se desató el 9 de abril de 1948, 
conocido como “el Bogotazo”, con motivo del asesinato 
del líder Jorge Eliécer Gaitán, la ANDI rápidamente mani-
festó su respaldo al gobierno legítimamente constituido 
y ofreció total apoyo y cooperación en todas sus formas 
para ayudar a los damnificados del vandalismo desatado 
aquel viernes fatídico. Quedó claro que la política indus-
trial en aquella emergencia debía ser la solidaridad. Así lo 
expresaron en una circular dirigida a todos los afiliados23.
En momentos como los que vive ahora la Nación 
colombiana, el factor decisivo será el sentimiento de 
solidaridad.
Nosotros pedimos y ofrecemos esa solidaridad entre los 
distintos gremios económicos; entre los empresarios y los 
trabajadores; entre los que llevan la responsabilidad del 
gobierno y los que tienen a su cargo la dirección de los 
negocios o la orientación de las actividades particulares; entre las diferentes 
secciones del país, y muy particularmente entre los partidos políticos 
tradicionales.
La unión de todos en torno de un ferviente y patriótico deseo de 
salvar nuestra patria de los efectos incalculables de la violencia, tan 
desacostumbrada en nuestro ambiente, nos dará la fuerza necesaria para que 
el país se sobreponga a los peligros que lo amenazan y derive de las penas 
que lo afligen el fruto de la consolidación de la democracia, de la libertad y del 
orden republicano.
Aunque después del 9 de abril de 1948 el gobierno de Mariano Ospina Pérez 
intentó desarrollar nuevamente la Unión Nacional, con la colaboración del 
partido liberal, el clima de tensión e incertidumbre que vivía Colombia se 
prolongaría por mucho tiempo más.
A finales de 1949, para convocar a la concordia nacional y terminar la 
crisis bipartidista, los principales gremios económicos, encabezados por 
la ANDI, crearon el movimiento Pro-Paz con comités en todo el territorio 
nacional.
Los representantes de los distintos gremios, conscientes de la urgencia de 
lograr una conciliación que salvara al país de la angustiosa situación en que 
estaba, firmaron una declaración para ser publicada en la prensa nacional. 
Esta decía así:
23 Sesión de junta di-
rectiva del 19 de abril de 
1948. Medellín, acta n.° 
273.
Los
empresarios estaban del 
lado de la democracia y 
de la paz, búsqueda que 
ha sido una constante, 
a lo largo de estas ocho 
décadas de historia.
29
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
Es evidente que la situación política ha llegado a extremos de tal gravedad, 
que exigen la contribución de todos los sectores de la opinión pública para 
buscar fórmulas de avenimiento que permitan el libre juego de la vida 
democrática de la Nación y alejen el peligro que hoy amenaza la estabilidad 
de nuestras instituciones republicanas. […] La supervivencia de la Patria 
exige hoy, más que nunca, sacrificios recíprocos de las partes en contienda 
como único camino de establecer la paz fecunda para el trabajo y para el 
progreso a que aspiran con legítimo derecho todos los colombianos.
La ANDI insistió en su llamado a la concordia y a la paz. Días antes de la 
elección del sucesor de Mariano Ospina Pérez, fecha que, como se dijo antes, 
se adelantó para el 27 de noviembre de 1949 por la crisis política (los comi-
cios estaban previstos para mayo de 1950), la Junta de la Asociación aprobó 
una proposición, de dos puntos, que dirigió al presidente de la República y 
que decía lo siguiente:
1-Declarar que todo esfuerzo en pro del orden público y de la paz impone la 
ineludible cooperación de la ciudadanía, sin distinción de colores político.
2- Hacer notar que sin la tranquilidad que el país anhela sería imposible el 
restablecimiento de la normalidad, como se haría imposible el desarrollo de 
las actividades económicas que son la fuente del trabajo.
La elección presidencial favoreció al candidato conservador Laureano 
Gómez, quien asumió el gobierno en agosto de 1950. Los liberales habían 
retirado su candidato oficial, el tolimense Darío Echandía.
Ya en la presidencia de la República, Laureano Gómez quiso dar un nuevo 
orden al país para lo que convocó a una Asamblea Nacional Constituyente 
(ANAC), con la cual buscaba crear mecanismos para desarrollar sus ideas 
acerca del Estado. Pero, en 1951, por problemas de salud, el mandatario 
se retiró temporalmente de la presidencia y el poder quedó en manos del 
primer designado, Roberto Urdaneta Arbeláez.
Así las cosas, fue este último quien convocó la Asamblea que reformaría 
la Constitución de 1886. Según el decreto reglamentario de la elección de 
delegados, la ANDI, Fenalco, la Asociación Bancaria, la Federación Nacional 
de Cafeteros, las asociaciones cooperativas y los sindicatos estarían repre-
sentados en esta especie de senado corporativo.
La ANDI envió su lista de candidatos que encabezaba su presidente, José 
Gutiérrez Gómez. Pero si bien la Asociación estaba dispuesta a colaborar en 
momentos tan difíciles para el país, el asunto de participar en la constituyen-
“NO QUERÍAMOS, 
NI QUEREMOS, 
FORMAR UN 
GRUPO FUERTE 
Y ORGANIZADO 
FRENTE AL 
GOBIERNO, QUE 
APOYE A LOS 
INDUSTRIALES 
CON RAZÓN O 
SIN ELLA, SINO 
UNA ENTIDAD 
RESPETUOSA, 
CONSCIENTE 
Y LIBRE, QUE 
COOPERE CON 
EL EJECUTIVO Y 
DEMÁS ÓRGANOS 
DEL PODER 
PÚBLICO, EN 
UN CLIMA DE 
ENTENDIMIENTO 
Y SINCERIDAD, DE 
COMPRENSIÓN 
DE LOS 
INTERESES 
NACIONALES Y 
DE LOS ANHELOS 
COMUNES”. 
CIPRIANO 
RESTREPO 
JARAMILLO, 
1946.
30
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
te no cayó del todo bien entre todo el empresariado. Algunos directivos ad-
vertían de los peligros que tendría para la industria un “senado corporativo”.
Hay que decir que la Junta del gremio era un cuerpo deliberativo y sus 
miembros expresaban sus opiniones libremente, al igual que las seccionales 
que enviaban sus comentarios y puntos de vista. Finalmente, se consideró 
importante participar en la ANAC y Don Guti representaría a los empresarios. 
La Asamblea fue conformada en diciembre de 195224.
Pero, irónicamente, tras los sucesos del 13 de junio de 1953, cuando el ge-
neral Gustavo Rojas Pinilla25 se tomó el poder, impidiendo que Laureano 
Gómez recuperara la presidencia de la República, la Asamblea Nacional 
Constituyente actuó para lo que no estaba previsto.
En reunión del 18 de junio y por Acto Legislativo No. 1, la ANAC decidió que 
la presidencia había quedado vacante aquel 13 de junio y que, por tanto, 
Rojas Pinilla ejercería su mandato por el resto del período constitucional 
que iba hasta agosto de 1954. En otras palabras, le dio legalidad al nuevo 
gobierno militar.
El general Rojas contaba con el respaldo de los expresidentes Mariano Ospina 
Pérez y Roberto Urdaneta Arbeláez; de los políticos Gilberto Alzate Avendaño 
y Lucio Pabón Núñez y, en general, de representantes de los partidos liberal 
y conservador. Tenía, además, el apoyo de las Fuerzas Armadas y la Policía 
Nacional. Otras fuerzas, entre ellas estudiantes, trabajadores y campesinos 
veían con buenos ojos la intervención de Rojas.
No era de extrañar pues, que, ante la tensa coyuntura política, los empre-
sarios de la Asociación Nacional de Industriales también decidieran apoyar 
esta transición, pues la veían como la fórmula necesaria para pacificar al 
país y poner freno a la lucha entre los partidos políticos.
El 22 de junio de 1953, Don Guti presentó ante la Junta Directiva de la ANDI 
un relato pormenorizado de los hechos que llevaron a la transformación 
política del país, a partir de aquel 13 de junio, muchos de los cuales él fue 
testigo como miembro de la Asamblea Nacional Constituyente26. Al analizar 
laactitud que debería asumir el gremio ante el nuevo régimen establecido 
en Colombia, los empresarios acordaron, por unanimidad, una proposición 
en nombre de toda la industria asociada del país, en los siguientes términos:
La Junta Directiva de la Asociación Nacional de Industriales presenta un 
respetuoso saludo al excelentísimo señor presidente de la República, teniente 
General Gustavo Rojas Pinilla. Formula votos porque su gobierno, de acuerdo 
24 Sesión Junta Direc-
tiva del 2 de febrero de 
1953, acta n.° 594.
25 El 11 de octubre de 
1949 Gustavo Rojas 
Pinilla fue ascendido a 
general de la República. 
Ocho días después fue 
encargado de la Direc-
ción General del Ejérci-
to Nacional y, mediante 
decreto 3840 del 3 de 
diciembre de 1949, el 
presidente Mariano Os-
pina Pérez lo nombró 
ministro de Correos y 
Telégrafos.
26 Sesión Junta Direc-
tiva del 22 de junio de 
1953, acta n.°. 617.
31
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
con sus patrióticas declaraciones, constituya para la Nación colombiana una 
idea de paz, libertad, justicia y progreso, y le ofrece la cordial colaboración y el 
respaldo de la industria asociada.
Una comisión del gremio industrial compuesta por la Junta de Bogotá y 
varios empresarios de Medellín, Barranquilla y Cali hizo entrega personal 
del anterior mensaje al general Rojas Pinilla. El acto tuvo lugar en el palacio 
presidencial el jueves 25 de junio de 1953 a las cuatro de la tarde. Don Guti 
tomó la vocería y le expresó al primer mandatario que
[…] la Asociación había registrado muy complacida sus patrióticas 
declaraciones y que, así como había mantenido excelentes y leales relaciones 
con los gobiernos anteriores, estaba animada de los mismos propósitos 
respecto al actual y al efecto le ofrecía una decidida y sincera colaboración.
A su turno, el nuevo mandatario aseguró que su gobierno no sería de grupo 
ni de índole personal, porque no abrigaba ambición alguna de poder, sino un 
sincero deseo de servir al país y que sus primeras declaraciones al asumir 
el mando eran sinceras.
La entrevista con el general Rojas transcurrió en un ambiente de cordia-
lidad, dice el reporte de Don Guti. En todos los presentes al encuentro, 
Sesión de Junta 
Directiva de la 
Asociación Nacional 
de Industriales del 
jueves 1º de abril 
de 1948. En la foto 
José Gutiérrez 
Gómez (presidente 
de la ANDI), los 
empresarios Jorge 
Arango Carrasquilla, 
Jorge Botero 
Ospina, Carlos 
J. Echavarría, 
Rudecindo 
Echavarría, Vicente 
Uribe Rendón, 
Darío Restrepo 
y Francisco Luis 
Bustamante 
(quien actuó como 
secretario).
32
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
agregó, causó simpatía, impresión de hombre recto, bien intencionado, sin 
ambiciones personales, y les dejó la sensación de que haría un gobierno 
ecuánime y justo27. Como se ve, gran tranquilidad dejó el mensaje entre 
los afiliados a la ANDI.
Sin embargo, si bien el gremio respaldaría al nuevo gobierno, más adelante, 
Don Guti expresaría claramente, en su informe ante la XI Asamblea Gene-
ral de afiliados realizada en mayo de 1954, la necesidad de lograr que, una 
vez se restableciera el orden y se garantizara un ambiente de seguridad y 
confianza, las instituciones republicanas se rehabilitasen para que funcio-
naran normalmente.
La verdad es que la luna de miel con el general Rojas Pinilla no sería para 
largo. Con el paso del tiempo, el régimen degeneró en una verdadera dicta-
dura, pues ya, incluso, pretendía mantenerse en el poder. Su caída llegaría 
en cualquier momento y en este desenlace fue crucial la posición asumida 
por la ANDI. Pero este será un relato que veremos más adelante.
Tras la revuelta del 
9 de abril de 1948 
(el “Bogotazo”), 
como desenlace del 
asesinato del líder 
Jorge Eliécer Gaitán, 
la ANDI manifestó su 
respaldo al gobierno 
legítimamente 
constituido y 
ofreció total apoyo 
y cooperación en 
todas sus formas 
para ayudar a los 
damnificados del 
vandalismo desatado 
aquel fatídico día.
27 Sesión Junta Direc-
tiva del 22 de junio de 
1953, acta n.°. 617.
33
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
A mediados del siglo pasado, muchos asuntos de la relación patronal con los 
trabajadores preocupaban a la ANDI. Entre estos, había uno muy particular: 
¿cómo asegurar el bienestar de los trabajadores y sus familias?
El tema despertaba tanta inquietud, que la oficina central de Medellín realizó 
un estudio para conocer la utilización que los obreros le daban al salario 
que recibían de sus empresas. Según Gabriel Poveda (1984), el estudio so-
cioeconómico, realizado en el Valle de Aburrá, puso de presente un exceso 
de obligaciones por el número de hijos que tenían los hogares, más que un 
despilfarro de los ingresos por vicios, como algunos pensaban.
Para contextualizar la preocupación empresarial hay que devolverse a 1951, a 
la reunión de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), donde la ANDI 
asistía como representante patronal por Colombia. Hoy, 70 años después, 
la Asociación es parte del comité de administración de la OIT en Ginebra.
En aquella cita a comienzos de los años 50, la OIT adoptó la Declaración 
relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, lo que daría lu-
gar a la ratificación del Convenio sobre Igualdad de Remuneración28. Dijo 
la Organización que los empleadores deberían garantizar la aplicación, a 
todos sus trabajadores, del principio de igualdad de remuneración entre la 
mano de obra masculina y femenina, por un trabajo de igual valor. En otras 
palabras, a igual trabajo igual salario.
Una idea de largo aliento
28 El 6 de junio de 1951, 
en su trigésima cuarta 
reunión celebrada en 
Ginebra, la OIT acogió 
diversas proposiciones 
relativas al principio de 
igualdad de remunera-
ción entre la mano de 
obra masculina y la fe-
menina por un trabajo de 
igual valor. 
34
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Los empresarios entendieron muy bien el mandato y lo 
consideraron un asunto prioritario en la agenda, en es-
pecial al ver el inminente deterioro de los salarios por el 
alto costo de vida de aquella época. Además de respetar 
el principio de “igual remuneración por igual trabajo”, 
también veían con preocupación que el número de hijos 
de los trabajadores marcara una gran diferencia en cuanto 
al bienestar de la familia.
En consecuencia, y con el objeto de garantizar mejores con-
diciones de vida a los trabajadores, a Don Guti se le ocurrió 
la idea de constituir un fondo en la ANDI que se nutriera 
con aportes de los afiliados, para entregar un subsidio mo-
netario a cada trabajador, por cada uno de sus hijos. Según 
relata Gabriel Poveda (1984), el presidente de la Asociación 
Nacional de Industriales propuso que se crearan cajas en 
las distintas seccionales del gremio para recaudar y distri-
buir el subsidio familiar a los trabajadores de las empresas.
La idea se llevó a consideración de la Asamblea General de la ANDI, reunida 
el 14 de mayo de 1954, y aunque fue aprobada por el máximo órgano del 
gremio, la verdad es que solamente los industriales de Antioquia la pusieron 
en práctica.
En efecto, el 30 de junio de aquel año se constituyó la Caja de Compensación 
Familiar de Antioquia (Comfama), siendo la primera en operar en Colombia. 
De manera voluntaria, participaron 45 empresas que hacían parte de la 
ANDI en la capital antioqueña.
Los funcionarios de la Asociación, Diego Tobón Arbeláez –mano derecha 
de Don Guti–, Alfonso Restrepo Moreno y José Roberto Vásquez fueron los 
encargados de organizar la naciente caja de compensación.
En su primer año, en 1954, la Caja recibió cuotas por 1 128 245 pesos y repartió 
subsidios por 963 536 pesos, es decir un 85 por ciento. Durante el segundo 
año, 1955, los afiliados aportaron 2 996 602 pesos, de los cuales el 89.43 por 
ciento se repartió como subsidio entre los trabajadores29.
Poco a poco, más compañías solicitaron afiliarse a la Caja de Antioquia. 
El ingreso de Coltabaco, en 1955, una de las empresas másimportantes 
del país, fue considerado un hito en el sistema, pues se constituyó en un 
incentivo poderoso para que otras compañías, de análogos características, 
también se unieran.
29 Sesión Junta Direc-
tiva del 13 de febrero de 
1956, acta n.°. 762.
La
ANDI propuso la creación 
de cajas en las distintas 
seccionales para recaudar y 
distribuir el subsidio familiar 
a los trabajadores.
35
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
El subsidio familiar, a través de una caja, representaba entonces un gran 
espíritu de solidaridad industrial muy apreciado por los trabajadores, por 
los empresarios y por el Gobierno, que, mediante Decreto 0180 de 1955, dio 
estímulos para la implementación del subsidio familiar.
Posteriormente, en 1957, en el gobierno de la Junta Militar, el subsidio fami-
liar se decretó obligatorio, al ser incluido en el Código Sustantivo del Trabajo. 
A partir de este hecho se empezaron a constituir cajas de compensación 
familiar en todo el país, llegando a ser alrededor de 50 durante el mismo 
año. En ese momento el aporte ascendía a 5 por ciento del valor de la nómi-
na (4 por ciento para la caja y 1 por ciento para el SENA). Durante los años 
siguientes las funciones de las cajas se limitaron a administrar el subsidio 
monetario, hasta el año 1961, cuando, según el decreto 3151, se les autorizó 
a prestar servicios sociales.
Más adelante, en los 90, comenzó la etapa de grandes cambios en el Sistema 
de Subsidio Familiar, partiendo de la Constitución de 1991, en la cual den-
tro de sus principios se estableció la importancia de proteger a la familia 
como núcleo básico de la sociedad, en particular este hecho trajo consigo 
la ampliación del campo de acción de las cajas de compensación familiar30.
30 Informe de Evolución 
del sistema de subsidio 
familiar en Colombia. 
Ministerio del Trabajo, 
2012.
AL ENARBOLAR 
LA BANDERA DEL 
PROTECCIONISMO 
LO HACEMOS 
CON LA FE 
SINCERA Y 
PROFUNDA 
DE ESTAR 
DEFENDIENDO 
LOS MÁS 
LEGÍTIMOS 
INTERESES DE 
LA NACIÓN, NO 
CON UN CRITERIO 
EGOÍSTA O 
PARCIALIZADO, 
SINO CON 
UN NOBLE 
SENTIDO DE 
CONVENIENCIA 
GENERAL. 
 
JOSÉ 
GUTIÉRREZ 
GÓMEZ, 
1949.
36
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Cuando transcurrían los últimos meses de la administración del presidente 
Mariano Ospina Pérez, hacia 1950, una comisión integrada por funcionarios 
del alto gobierno viajó a Medellín con una propuesta para la ya poderosa 
Asociación Nacional de Industriales31.
La delegación oficial, que dirigió el ministro de Minas y Petróleos, José Elías 
del Hierro, y también integraban miembros del Consejo Nacional de Petró-
leos, buscaba concretar el interés de los industriales en una compañía que 
tomara la concesión de Mares, que revertería al Estado en agosto de 1951. 
Cabe recordar que esta había sido otorgada a Tropical Oil Company, una 
subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey, por el término de 30 años32. 
En diciembre de 1948, el presidente Mariano Ospina había expedido el 
Decreto Ley 165 que autorizaba al gobierno para promover la organización 
de la Empresa Colombiana de Petróleos, que precisamente, asumiría la 
concesión de Mares. 
Inicialmente, se contemplaron tres opciones para la creación de la nueva 
sociedad. Una de estas proponía que se basara en capital privado, entre na-
cional y extranjero, con la idea de que la compañía norteamericana (Tropical 
Oil) se quedara en el país. La segunda alternativa planteaba que la compañía 
fuera netamente de capital privado colombiano. La tercera esperaba que la 
empresa fuera de carácter estrictamente estatal. Pero, al año siguiente, la 
Standard Oil decidió que no participaría en la concesión de Mares, después 
de la reversión al Estado colombiano.
Interés patriótico
31 Sesión Junta Direc-
tiva del 16 de enero de 
1950. Medellín, acta n.°. 
391.
32 I n i c i a l m e n t e s e 
otorgó a Roberto de Ma-
res la concesión petrole-
ra en el Magdalena Medio. 
Luego esta se traspasó 
el 25 de agosto 1919  a 
la Tropical Oil Company, 
que en 1922 inició la 
producción.
37
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
Ante esta circunstancia, el gobierno consideró que la ANDI 
podría desempeñar un rol muy importante en todo el pro-
ceso de transición y conformación de la nueva empresa 
petrolera.
La Asociación no era ajena al tema. Desde 1946 la ANDI 
tenía relaciones con la concesión de Mares, pues la Tropi-
cal Oil Company fue aceptaba como miembro del gremio 
industrial. De hecho, en algunas ocasiones la multinacional 
buscó la intermediación de la asociación para resolver 
algunos problemas laborales.
La nueva sociedad explotaría los yacimientos existentes, 
establecería el procedimiento de cracking para refinación 
e iniciaría perforaciones en algunas zonas ya estudiadas 
como el cauce del Río Magdalena. Se proponía crear una 
sociedad de economía mixta, cuyo capital, de 20 millones 
de pesos, sería aportado en partes iguales por el gobierno y 
los particulares; estos últimos harían su aporte en cuotas durante 30 meses. 
Por supuesto, la propuesta ameritaba un análisis concienzudo de parte de 
las directivas de la ANDI. En principio, algunos empresarios tenían dudas de 
vincularse al proyecto, pues, si este fracasaba, por tratarse de una inversión 
de alto riesgo como la exploración petrolera, se podría minar la confianza 
del débil capital colombiano y se alejaría a los inversionistas hacia futuro. 
Pero al mismo tiempo preocupaba la señal que se enviaría al mundo, frente 
a una nacionalización radical de la concesión, lo que podría alejar al capital 
extranjero, en una época en la que el país tenía que adelantar grandes pro-
yectos para su desarrollo y la financiación era a todas luces el principal freno.
Según Sáenz (2002), las directivas de la ANDI se dieron a la tarea de inves-
tigar las consecuencias de la nacionalización del petróleo en México. Con 
este propósito José Gutiérrez Gómez consultó directamente al embajador 
de Colombia en aquella nación, solicitándole toda la información disponible 
al respecto. La respuesta indicaba que la nacionalización en México había 
sido una bendición para el país.
Otros empresarios, por el contrario, veían con buenos ojos la vinculación a 
la empresa petrolera local. Pensaban que era una oportunidad y un asunto 
de interés prioritario para la industria y el país, por lo que había que apo-
yarlo. El normal abastecimiento de combustibles siempre fue preocupación 
de los agremiados, pues señalaban que, ante una escasez de combustibles 
y altos precios de los productos refinados, la situación de la industria sería 
Los
industriales estaban 
dispuestos a colaborar 
para formar la Empresa 
Colombiana de Petróleo 
(Ecopetrol) como un 
paso fundamental para 
el desarrollo del país. 
38
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
gravísima y frenaría el progreso que todos buscaban. Desde los inicios de 
la ANDI, su Junta Directiva consideraba que era necesario construir el oleo-
ducto de Puerto Berrío y así se lo insistían a la Gobernación de Antioquia y 
al Consejo Nacional de Petróleos.
Don Guti afirmaba que, de no lograrse la constitución de la compañía mixta 
de petróleos, inexorablemente se llegaría a la compañía netamente oficial, 
pues el gobierno se encontraba ante la imperiosa necesidad de tomar una 
decisión en vista del corto tiempo que faltaba para operarse la reversión 
de la concesión de Mares.
Valga señalar que el presidente de la ANDI, amigo personal de Ospina Pérez, 
consideraba que la vinculación de los empresarios era la única solución 
razonable para resolver el problema de los combustibles y evitar los riesgos 
de una desastrosa administración oficial.
Se convino entonces estudiar los prospectos numéricos muy concretos y 
convocar a una reunión general de industriales, asociados o no, para oír y 
analizar a más profundidad el tema33.
33 Sesión de la Junta 
Directiva del 30 de enero 
de 1950. Medellín, acta 
.n.° 394.
La ANDI contribuyó muy 
activamente con estudios 
a orientar diversosaspectos de la política 
comercial. En este 
sentido, participó en las 
discusiones que llevaron 
a la renegociación del 
tratado comercial de 
1935, entre Estados 
Unidos y Colombia. 
Este tratado quedó 
sin vigencia a partir 
de diciembre de 1949. 
La foto corresponde 
precisamente a la reunión 
en Washington en aquel 
año. De izquierda a 
derecha Emilio Toro, 
Alfonso Araujo, Roberto 
Urdaneta Arbeláez, 
General Marshall, José 
Gutiérrez Gómez y José 
Camacho.
39
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
En la Asamblea General de la Asociación Nacional de Industriales, reunida 
en Medellín en 1950, se hizo una exhortación para que todos los empresa-
rios colombianos colaboraran con decisión y patriotismo para formar la 
Empresa Colombiana de Petróleo (Ecopetrol) como un paso fundamental 
para el desarrollo del país.
La ANDI designó a Cipriano Restrepo Jaramillo, quien, como se ha dicho, fue 
el gran impulsor y primer presidente de la Asociación, para que promoviera 
la vinculación de los industriales del país a esta iniciativa y en esta campaña 
obtuvo una amplia respuesta del sector privado colombiano, que mostró 
interés y capacidad para asumir la responsabilidad de hacerse cargo de la 
concesión de Mares.
En un primer sondeo, 18 firmas antioqueñas se comprometieron a suscribir 
un capital de 3 335 000 pesos. Luego, empresarios paisas y bogotanos se 
reunieron con el ánimo de completar el capital necesario, a través de una 
suscripción de acciones. De hecho, los industriales estaban dispuestos a 
que el sector privado tuviese mayoría del capital de la empresa. Así se lo 
propusieron al presidente Ospina Pérez, según relata Eduardo Saénz en “La 
concesión de Mares, el interés industrial y la fundación de Ecopetrol”.
Todo estaba prácticamente acordado, aunque había algunas discrepancias 
sobre el tema sindical. Se redactó el borrador de contrato para la confor-
mación de la nueva empresa.
Pero, como dice Poveda (1984)
[…] este esfuerzo, sin embargo, no impidió que el nuevo presidente de 
la República, Laureano Gómez, decidiera que la nueva empresa fuera de 
carácter enteramente oficial, y en esta forma se constituyó en 1950 la 
Empresa Colombiana de Petróleos, como una empresa del gobierno.
Así nació la mayor compañía del país, en cuya constitución los industria-
les organizados en la ANDI dieron su rotundo apoyo. Cabe anotar que hoy 
Ecopetrol es un activo afiliado de la Asociación.
40
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
Tan pronto asumió el poder, en 1953, el general Gustavo Rojas Pinilla anunció 
una fuerte reforma tributaria que tomó por sorpresa al sector productivo. En 
el seno de la ANDI consideraban inconveniente la revisión frecuente de los 
impuestos y prepararon un estudio de la política económica y financiera y 
un análisis del sistema tributario con observaciones muy oportunas. La idea 
era entregárselo al mandatario en su primera visita a la capital antioqueña 
(valga señalar que las reformas tributarias han estado presentes en la vida 
de la ANDI y han significado una buena parte de su historia).
Pero, para asombro de los industriales que estaban tan preocupados, en 
su primer discurso en la popular plaza de Cisneros de Medellín, Gustavo 
Rojas usó un tono muy conciliador y razonable. Sus palabras eran de total 
identidad con el pensamiento de la ANDI respecto a la orientación que debía 
dársele a la economía nacional. El gobernante militar expresó coincidencias 
sobre la necesidad de defender la libre empresa, el desarrollo de la socie-
dad anónima y la protección debida a la iniciativa particular, lo mismo que 
los incentivos que esta necesitaría como una condición para que pudiera 
mantenerse en beneficio general de la nación.
Sobre la reforma tributaria, el punto más álgido del momento, Rojas afir-
mó que sería objeto de un detenido estudio, con el criterio de no provocar 
desaliento en los sectores del capital, ni dar sorpresas desalentadoras para 
el desarrollo de la industria y de los negocios. Además, prometió solicitar 
la cooperación de las personas y entidades que estuvieran en capacidad de 
aportar información y opiniones valiosas.
Caída del régimen militar
41
CAPÍTULO 1 CRECER EN TIEMPOS DIFÍCILES (1944-1958)
El mensaje de Rojas coincidía con la solicitud que los em-
presarios habían consignado en el documento que pensa-
ban entregarle. Así las cosas, la ANDI frenó el documento 
que tenía listo y le dio un compás de espera al mandatario.
Pero, pasados los días, las noticias eran cada vez más des-
alentadoras. Una cosa fue el discurso del mandatario en 
la capital antioqueña y otra la realidad. El gobierno tenía 
la intención de establecer una cuota extraordinaria de 
rehabilitación y fomento, equivalente al 20 por ciento de 
los impuestos liquidados en la vigencia anterior y pagadero 
por una sola vez. La noticia le cayó como un baldado de 
agua fría a los industriales, por lo que la Junta Directiva 
de la ANDI aprobó por unanimidad enviar un mensaje al 
presidente de la República y a su ministro de Hacienda, 
Carlos Villaveces. La comunicación donde se fijaba la po-
sición del gremio decía lo siguiente34:
Hemos seguido con especial interés los escasos informes publicados hasta 
ahora sobre una posible reforma tributaria y tenemos completa confianza 
en que esa medida ha de ser discutida previamente, ante la opinión pública, 
como lo ofreció vuestra excelencia en el admirable discurso de la plaza de 
Cisneros.
Estamos ansiosos de participar en este debate ante la convicción de que las 
medidas tributarias tienen una profunda significancia económica antes que 
fiscal y que hacen parte integrante y principalísima de la política oficial sobre 
industrialización, fomento de las inversiones productivas, estímulo de la 
asociación de capitales, atracción del capital extranjero y desarrollo de la libre 
empresa privada. 
Juzgamos como un deber ineludible anticipar a vuestra excelencia el temor 
de que por el camino de aumentar la tributación se vaya a causar quebranto 
irreparable al desarrollo de la industria que ya está sufriendo una gran 
paralización y completa ausencia de nuevos proyectos e iniciativas que 
envuelva progreso nacional. Si el crecimiento de la renta del fisco nacional ha 
sido superior a cualquiera otro índice económico financiero y si la situación 
colombiana no es de fuerte impulso y progreso, sería en extremo grave dar 
cualquier paso que trajera desaliento a los inversionistas, la producción y las 
fuentes de trabajo.
Cuando se nos brinde la oportunidad procederemos a analizar serenamente y 
con el alto espíritu de solidaridad nacional, que siempre nos ha animado, las 
34 Sesión de la Junta 
Directiva del 1º de sep-
tiembre de 1953. Mede-
llín, acta n.° 631.
Solo
dentro de la democracia 
puede florecer la empresa 
privada y prosperar 
honestamente el trabajo 
colombiano, decía la ANDI.
42
ANDI OCHO DÉCADAS DE CONSTRUCCIÓN COLECTIVA
incidencias de una posible reforma que será decisiva para el futuro inmediato 
de la economía nacional.
Pese a esta respetuosa, pero firme, carta de los Asociación, el 8 de septiembre 
de 1954, el gobierno expidió el Decreto 2317 que contenía una severa reforma 
tributaria que se resume así: elevó fuertemente las tarifas a las personas 
naturales, gravó a las sociedades limitadas, concedió rebajas en las escalas 
de menores ingresos e impuso la doble tributación sobre los dividendos y 
el patrimonio reconocido en acciones de sociedades anónimas.
La reacción de la ANDI no se hizo esperar. A la Junta Directiva no le quedó 
duda de que la finalidad única de la reforma era elevar las tarifas y gravar 
los dividendos y capitales de las sociedades anónimas. Consideró que la 
reforma era de gravedad inusitada, pues cambiaría la estructuración de los 
negocios, fomentaría la evasión de capitales y en lugar de canalizar el ahorro 
nacional hacia empresas de consideración, mediante el esfuerzo colectivo, 
iba a orientarlo hacia inversiones individuales perezosas35.

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