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Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 
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El daño y el aumento de la pobreza experimentado por los tres países del NCA a 
partir de 2014 como consecuencia del fenómeno de El Niño, reflejado en una sequía que se 
extendió hasta 2018, dio lugar en 2015 a la necesidad de atender con ayuda humanitaria a 
3,5 millones de personas en los tres países (WFP y otros, 2017). Las sequías en otros países 
generalmente han provocado ajustes importantes de los hogares, como en el caso de la 
severa sequía que hubo en el Sahel, en el norte de África, en 1984. En esta ocasión los hogares 
sufrieron una drástica caída de sus ingresos como resultado de pérdidas de sus cosechas, 
con el consiguiente aumento de la pobreza (Reardon y Taylor, 1996). Buscaron compensar 
estos efectos con otros ingresos salariales, remesas y la venta de animales, aunque en este 
caso sin evidencia de migraciones masivas al exterior. 
De acuerdo con encuestas realizados para el estudio del WFP y otros (2017) los 
hogares encuestados en los países del NCA, especialmente en el Corredor Seco, se ajustaron 
a los efectos de la sequía causada por el fenómeno de El Niño mediante una reducción del 
consumo, más endeudamiento y venta de activos, incluyendo tierra. Una proporción alta de 
damnificados identificó insuficientes alimentos como una razón para emigrar, como último 
recurso. En el estudio se hace notar que una proporción creciente de deportados desde 
México trabajaban en la agricultura —de 41% en 2001 a 53% en 2015—, lo que podría ser un 
indicador —pero no categórico— de habitantes del área rural que intentaron emigrar como 
consecuencia de la inseguridad alimentaria que experimentaron durante estos años20. 
Ante la evidencia no del todo concluyente sobre el impacto de desastres sobre la 
emigración, conviene destacar la conclusión de Yang (2008b) de que desastres naturales, 
guerras civiles u otros impactos que puedan afectar a países en desarrollo no necesariamente 
conducirán a un aumento de la migración, puesto que la dificultad para obtener recursos 
para financiar la migración puede contraponerse a los incentivos para migrar. Para hogares 
pobres la única opción posible puede ser migrar dentro del país, lo que es congruente con 
una evaluación del Banco Mundial sobre los efectos del cambio climático que concluyó que 
su principal efecto eran migraciones internas (WB 2018 b), que fue lo que Fratzke y Salant 
(2018a) también concluyeron después de hacer una revisión de la literatura especializada 
sobre posibles efectos migratorios de desastres. Ante una proporción alta de familias en 
condiciones de pobreza extrema no extraña la afirmación de Yang (2008) y de otros autores 
(Adams y Page, 2003), de que el crecimiento económico de países en desarrollo puede 
aumentar la emigración en la medida que este proceso esté acompañado por más ingresos 
o por la expansión de instrumentos de crédito que financien la emigración. 
 
 
20 Sin embargo, no queda clara cuán importante fue la sequía como causa de la emigración. El texto del estudio 
del WFP y otros (2017, pág. 9) señala textualmente lo siguiente: “Studies by IFAD and the Washington based 
Inter-American Dialogue found that in Guatemala food insecurity is linked to drought. However, it was 
noted that natural disasters do not determine migration in the short-term but are factors that contribute to 
more long-term and gradual migration patterns.” Evidencia de los efectos de desastres asociados al cambio 
climático estimados por el Banco Mundial sugieren que la migración que estimulan es principalmente de 
carácter interno. Véase World Bank, 2018b.

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