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ESTUDIOS
EL NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
Quizá la característica más propia del mundo actual sea el vertigi-
noso cambio que se observa en los distintos países y en los factores
que presionan las relaciones económicas internacionales. En este as-
pecto, él intento de establecer un Nuevo Orden Económico Internacional
adquiere gran importancia para ayudar a establecer relaciones econó-
micas más justas y mejorar así el destino de nuestros pueblos.
Sin descuidar el problema de la ayuda, materia en la que los países
desarrollados ya han reconocido su responsabilidad de dar una contri-
bución efectiva a los países menos adelantados, la proyección del Nue-
vo Orden Económico Internacional es mucho más amplia. Así lo esti-
mamos y es lo que trataremos de demostrar.
I. ANTECEDENTES DEL NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
El antecedente más importante de lo que hoy llamamos Nuevo Or-
den Económico Internacional lo encontramos en el Derecho internacio-
nal económico, que como regulador de las relaciones comerciales de
los Estados, surge en la Edad Media bajo la forma del Jus Mercato-
rum, que no es sino un doble derecho del comercio terrestre y de la
navegación, al cual no puede calificarse ni de público ni de privado.
Pese a que este Jus Mercatorum no se identificó ni con el derecho
territorial de cada Estado, ni con el orden internacional de la Edad
Media, representó el primer ejemplo conocido de unos acuerdos que
fueron alcanzados en la esfera de las relaciones entre Estados sobe-
ranos. Puede, además, señalarse que en aquellas ocasiones en que el
Estado extendía sus decisiones políticas al campo de lo económico,
cuestiones que tenían un carácter principalmente interno y privado
se convertían en asuntos de tipo público e internacional.
RENE ROJAS GALDAMES
En la época anterior al año 1914, el Estado intervenía muy reduci-
damente en su propia economía interna, razón por la cual es explicable
que no participase en el tráfico internacional de mercancías de otra
manera que a través de medidas de cobertura del comercio entre par-
ticulares. Es interesante señalar que en aquellos casos en que los Es-
tados se veían forzados a solicitar préstamos en el extranjero, no los
requerían al Estado correspondiente, sino a grupos financieros exis-
tentes en el exterior, los que no poseían la calidad de sujetos de De-
recho Internacional; motivo por el cual la regulación jurídica del em-
préstito no correspondía a la normativa internacional. Sólo en caso
de imputarse o acusarse al Estado peticionario del préstamo de un in-
cumplimiento de las condiciones acordadas, o de las obligaciones asu-
midas, podía nacer una consecuencia negativa para las relaciones en-
tre el Estado que solicitaba el préstamo y el que lo concedía.
En los años comprendidos entre la I y II Guerra Mundial no se re-
gistra un incremento importante del Derecho Internacional económi-
co y tampoco se advierte la existencia de mecanismos internacionales
eficientes, en términos de una cooperación internacional, capaces de
enfrentar exitosamente el tremendo problema que significó el surgi-
miento del conflicto bélico de 1939.
Sin embargo, al finalizar la II Guerra Mundial, la sociedad inter-
nacional sufre transformaciones fundamentales.
La carta de San Francisco —recogiendo las dolorosas experiencias,
tanto de la crisis económica de la década del treinta como de la II Gue-
rra Mundial—concibió el logro de la paz como la resultante del des-
arrollo simultáneo de la seguridad política dq los Estados y de la pros-
peridad económica de sus pueblos.
Dentro de las características y limitaciones de la realidad económica
de la posguerra, se fue elaborando un esquema conceptual para los
decenios siguientes. Los objetivos principales consistieron en estable-
cer una disciplina monetaria que contuviese la inflación; en movilizar
recursos para acelerar la reconstrucción de los países devastados por
el conflicto bélico y en promover el retorno a la normalidad económica
a través de la expansión del comercio internacional, sobre bases no
discriminatorias.
Ya en esa época los representantes latinoamericanos en las confe-
rencias de Bretton Woods y de La Habana destacaron el hecho de que
no existía todavía un concepto claro acerca de la dimensión del pro-
blema del desarrollo económico y de sus aspectos específicos. Señala-
ron igualmente que dicho esquema monetario, económico y comercial
EL NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
no estaba en situación de enfrentar con éxito los problemas derivados
de esa realidad diferente. Mucho menos se pudo prever entonces que
en un cuarto de siglo se incorporarían a la comunidad internacional
más de setenta nuevos Estados.
Como consecuencia de este proceso, que he dado a conocer muy
brevemente, hay que consignar la aparición de los siguientes elemen-
tos hasta hoy todavía característicos de la comunidad internacional.
A) En primer lugar, que en la sociedad internacional contemporá-
nea nace, como objetivo de la comunidad mundial organizada, el lo-
gro del desarrollo económico de todas las naciones de la tierra. Es jus-
tamente en este presupuesto .en el cual se articula el llamado Derecho
Internacional del desarrollo. Es decir, en la dicotomía entre países des-
arrollados y naciones en vías de desarrollo. Los principios que esta-
blecen, como finalidad de la sociedad internacional la cooperación en-
tre las naciones, están hoy en día contenidos en diversas resoluciones
y recomendaciones de organizaciones internacionales, a las cuales me
referiré más adelante.
B) En segundo término, tenemos que después de 1945 el Derecho
Internacional evolucionó en su orientación, si se compara a ésta con
la «filosofía» que seguía con anterioridad a esa fecha. Este fenómeno
se ha manifestado esencialmente a través del impulso que recibieron
algunos aspectos de la vida internacional bajo la influencia de valo-
res, que tienen objetivos tales como la justicia social, el bien común o
la determinación propia de cada Estado en materia económica.
C) Como tercer elemento hay que mencionar la concepción de la
«coexistencia pacífica» entre naciones con regímenes políticos contra-
puestos, la cual en el campo económico internacional h a dado lugar,
entre otras cosas, al impulso de los principios proclamados en la Car-
ta de las Naciones Unidas, en relación con la tarea del desarrollo eco-
nómico y la cooperación.
D) En cuarto lugar, resulta importante considerar la influencia que
han tenido las naciones del tercer mundo en este proceso de evolución
experimentado por la sociedad internacional después de 1945, ya que,
debido a la rápida y casi total descolonización conseguida por estos
países, se duplicó el número de miembros de la ONU. A ello debe agre-
garse que estos Estados eran en su mayoría pobres en su producción
de bienes y servicios y en su renta per cápita. Estos Estados han inten-
tado mantenerse, en líneas muy generales, alejados, ya sea del blo-
que soviético como de los Estados Unidos de América. Al mismo tiem-
po, se han destacado al t ra tar de alcanzar acuerdos propios en torno
RENE ROJAS GALDAMES
a su lucha por superar la situación que les afecta, por encima de sus
diferencias políticas.
E) En quinto lugar, tenemos en contraposición con el papel que
han jugado las naciones en desarrollo la labor que han desempeñado
los países desarrollados. Esta labor se ha caracterizado, en general, por
tratar de conservar la vigencia de las reglas clásicas frente a las rei-
vindicaciones de las naciones menos adelantadas. Es por ello que pue-
de establecerse que algunas naciones industriales han representado el
papel de freno frente a las reivindicaciones de las otras naciones que
actúan en la vida internacional, por estimar que tales demandas son
excesivas y prematuras.
FJ En sexto término, debemos señalar que también muchos orga-
nismos internacionales, nacidos en su casi totalidad después de la
II Guerra Mundial, han sido y son en buena medida responsables de
la transformación experimentada por la sociedad internacional clási-ca. Es así como partiendo del programa de acción contenido en él
artículo 55 de la Carta de las Naciones Unidas, nacieron varios orga-
nismos con la finalidad de servir a estos principios y colaborar con
el logro de dichas metas.
Ellos son las organizaciones especializadas, tales como la OIT, la
FAO, la CEP AL y una serie de otras instituciones semejantes. Fueron
estas primeras organizaciones que pueden englobarse dentro del cali-
ficativo de «familia de Bretton Woods», las que desarrollaron, en la
nueva sociedad internacional, el Derecho Internacional económico. Tam-
bién es digno de mención el GATT, el cual surgió para intentar una
reacción contra el proteccionismo aparecido en los años que precedie-
ron a la II Guerra Mundial; la UNCITRAL, la UNCTAD, el Fondo Mo-
netario Internacional y el Banco Mundial.
G) Finalmente, debe tomarse en cuenta la relevante acción des-
arrollada por las entidades privadas que, por intermedio del amplio
margen que les permite el ejercicio de la autonomía de la voluntad,
para poder desplegar su participación en el comercio mundial, han
incorporado a sus contratos cláusulas que sirven de modelo, pasando
a tener el carácter de verdaderos usos mercantiles internacionales.
Junto con el Derecho Internacional económico nace y crece después
de la II Guerra Mundial el Derecho Internacional del desarrollo, el
cual apunta a dos elementos fundamentales, formando parte del an-
terior: la dicotomía entre países desarrollados y naciones en vías de
desarrollo y la dimensión económica de la soberanía del Estado.
Muchos de los países que en la década de los años sesenta nacieron
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E L NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
a la vida independiente como producto del proceso de descolonización
iniciado en "esa época, creyeron ser soberanos. Sin embargo, muy pron-
to pudieron darse cuenta que la competencia que ellos tenían, tanto
para autodeterminar sus directrices internas cómo también las inter-
nacionales, no era efectiva dado que no iba acompañada de un des-
arrollo económico suficiente.
En esta perspectiva surgen resoluciones como la 2.131, de 21 de di-
ciembre de 1965 (declaración sobre la inadmisibilidad de la interven-
ción en los asuntos internos de los Estados y protección de su indepen-
dencia y soberanía); la 2.542, de 11 de diciembre de 1969 (declaración
sobre el progreso y desarrollo de lo social); la 1.803 y la 2.158 (sobera-
nía permanente sobre los recursos naturales); la 2.625 (principios refe-
rentes a las relaciones de amistad y a la cooperación); la Carta de los
Derechos y Deberes Económicos de los Estados; la resolución 3.362, que
se refiere al desarrollo y a la cooperación económica internacional, y
las que dieron origen al llamado Nuevo Orden Económico Interna-
cional.
Es así como la ONU, por intermedio de su Asamblea General, puso
en funcionamiento los decenios uno y dos para el desarrollo que abar-
can desde 1960 a 1970 y de 1970 a 1980, respectivamente. Sin embargo,
a comienzos de la presente década, los acontecimientos se han des-
arrollado de tal forma que los países del tercer mundo —especialmen-
te el grupo de los 77— han propiciado y llevado a cabo reivindicacio-
nes que van mucho más allá que aquellas específicas para su propio
desarrollo económico. Estas reivindicaciones han abierto paso a una
nueva alternativa que tiene pretensiones de reforma radical de las
normas relativas a las relaciones económicas internacionales y que se
fundan en el reconocimiento de que el actual orden económico está
en contradicción directa con la evolución de las relaciones políticas y
económicas internacionales en el mundo contemporáneo.
II. DOCUMENTOS FUNDAMENTALES DEL NUEVO ORDEN ECONÓMICO
INTERNACIONAL
Fue la crisis económica mundial, que viene gestándose desde hace
algunos años, la que produjo la reforma de los principios del Derecho
Internacional del desarrollo y de las normas del Derecho Internacional
económico, a través de las resoluciones 3.201 y 3.202 de la Asamblea Ge-
neral de la ONU, aprobadas el 1 de mayo de 1974 y tituladas «Decla-
ración sobre el establecimiento del Nuevo Orden Económico Interna-
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RENE ROJAS GALDAMES
cional» y «Programa de acción sobre el establecimiento de un Nuevo
Orden Económico Internacional»..Por otra parte, el 12 de diciembre de
1974 se aprobó la resolución 3.281 (Carta de Derechos y Deberes Eco-
nómicos de los Estados). Las tres resoluciones recientemente mencio-
nadas, junto con las disposiciones adoptadas en la UNCTAD III de San-
tiago de Chile y en el VII Período Extraordinario de Sesiones de la
Asamblea General sobre Desarrollo y Cooperación Económica y Social,
configuran la base de reivindicaciones perseguidas por los países del
tercer mundo que conforman la nueva alternativa de la función del
Derecho Internacional, referido al desarrollo de las naciones.
Pasaremos rápida revista a los temas que cubren dichos documen-
tos, que he dividido en tres esferas principales de competencia:
a) Control de la inversión extranjera.
b) Expansión .del comercio mundial.
c) Cooperación en las relaciones económicas internacionales.
A) Control de la inversión extranjera
Los citados documentos, que son parte del Nuevo Orden Económico
Internacional, concuerdan en el sentido de otorgar a los Estados, sin
ninguna excepción, el derecho a regular las inversiones extranjeras
del modo que les parezca conveniente. Además, estas disposiciones ex-
presan que ningún Estado puede ser forzado a conceder un trato pre-
ferencial al capital foráneo. Cabe agregar que la concepción que te-
nían los Estados desarrollados en relación con la soberanía permanente
sobre los recursos naturales era aquella contenida en la resolución
1.803 de la Asamblea General de la ONU del año 1962. Según dicha
concepción, los capitales extranjeros y ganancias, relacionadas con los
recursos naturales, estaban regulados por la legislación nacional res-
pectiva, y subsidiariamente eran reglamentados por el Derecho Inter-
nacional. En caso de expropiación de estos bienes, el estándar mínimo
de derecho internacional exigía que la causal fuese de orden público
y que se pagara una compensación adecuada. Si sobrevenía alguna
controversia debía hacerse uso exhaustivo de la jurisdicción nacional,
pero para llegar a un acuerdo en torno a la disputa era necesario re-
currir al arbitraje.
Pero el estándar que regía las expropiaciones y nacionalizaciones de
capitales invertidos en recursos naturales se transformó radicalmente
a partir del 17 de diciembre de 1973. En dicha fecha, la Asamblea Ge-
neral de la ONU aprobó la resolución 3.171, que afirmó el derecho
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EL NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
inalienable de los Estados a la soberanía permanente sobre los recur-
sos naturales. Esta resolución vino a apoyar los esfuerzos de las na-
ciones en desarrollo en su lucha por obtener el control efectivo sobre
sus recursos naturales. Además, ella permite a cada Estado determi-
nar unilateralmente el monto de la compensación posible, el modo de
pago de ésta y la remisión a la propia legislación nacional, para la so-
lución de cualquier disputa. La resolución 3.201 agrega a lo anterior-
mente apuntado que el Nuevo Orden Económico Internacional se fun-
da en el pleno respeto a los siguientes principios:
1. Plena y permanente soberanía de todos los Estados sobre sus
recursos naturales.
2. Derecho de todo -Estado para salvaguardar dichos recursos y
ejercer el control efectivo de los mismos incluyendo el derecho a la
nacionalización.
3. Ningún Estado puede ser coartado en estos derechos por medio
de la presión política, económica o de otro orden.
B) Expansión del comercio mundial
Las resoluciones 3.201, 3.202 y 3.281, que se relacionan con este tema,
están dirigidas a asegurar una mayor participación en el mercado
mundial para los países en desarrollo.
Esta mayor participación, exigida en los referidos documentos, con-
siste, por una parte, en el derecho de un país en desarrollo a partici-
par en el comercio internacional sin discriminaciones que estén fun-
damentadas en diferenciasde sistemas políticos, económicos o socia-
les, y con la libertad para elegir lo que crea la mejor organización
de sus relaciones económicas exteriores. Por otro lado, implica que se
superen las barreras u obstáculos al comercio y que se permita, a
través del mismo, un sustancial incremento en las ganancias externas
y en el desarrollo de las respectivas economías de los países menos ade-
lantados. El sustancial incremento de las ganancias externas de las
economías de los países del tercer mundo se logran por intermedio de
un trato más favorable para éstos dentro del mercado mundial. Tanto
las resoluciones sobre el Nuevo Orden Económico Internacional como
la Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados abogan para
que los países en vías de desarrollo formen las asociaciones de pro-
ductores de materias primas. Además, estas resoluciones no sólo se han
referido al tema señalado, sino que se han ocupado de los precios que
deben tener estos productos. Es así como la declaración sobre el Nuevo
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O
RENE ROJAS GALDAMES
Orden Económico Internacional expresa que debe haber una relación
equitativa entre los precios de las materias primas, de los productos
primarios y de los productos manufacturados y semimanufacturados,
exportados por las naciones en vías de desarrollo, y el precio de las
materias primas, de las manufacturas y de los bienes de capital y equi-
po que importen estos mismos países.
Además de las resoluciones ya mencionadas hay un buen número
de otras disposiciones internacionales que también configuran el Nuevo
Orden Económico Internacional con relación a la expansión del comer-
cio mundial. Las más importantes son: resolución 73: «Sobre prácticas
comerciales y restrictivas», y la resolución 75, «Sobre promoción de ex-
portaciones y reducción de barreras arancelarias» de la tercera UNC-
TAD, y la resolución 3.372, «Sobre desarrollo y cooperación económica»
de la Asamblea General de la ONU.
O Cooperación en las relaciones económicas internacionales
Todas las disposiciones que conforman el Nuevo Orden Económico
Internacional proclaman la igualdad jurídica de los Estados dentro de
la sociedad internacional, lo cual les permite participar plenamente
en las decisiones que digan relación con el futuro desarrollo de la
economía mundial.
Asimismo estas resoluciones llaman a los Estados a colaborar en-
tre sí, en todos los terrenos, para facilitar y permitir el funcionamien-
to de un sistema más racional y equitativo de relaciones económicas
internacionales, el cual deberá impulsar una serie de cambios estruc-
turales en el contexto de la economía mundial, teniendo especialmente
en cuenta las enormes necesidades de que son objeto aquellas naciones
en vías de desarrollo.
A modo de ejemplo, y sin realizar un análisis exhaustivo de las
distintas resoluciones existentes sobre el particular, nos referiremos
al programa de acción sobre el estableciminto de un Nuevo Orden
Económico Internacional. Este, después de señalar la necesidad de que
se adopten medidas para alentar la industrialización de los países en
vías de desarrollo, expresa que se deben hacer todos los esfuerzos para
que se dé acceso, en mejores términos, a los países menos adelantados
a la nueva tecnología, adaptándola a las condiciones económicas, so-
ciales y ecológicas, como también a los diversos grados de desarrollo
alcanzados por las naciones del tercer mundo.
Durante el presente año han tenido lugar dos importantes eventos
internacionales cuyas resoluciones también conforman el Nuevo Orden
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E L NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
Económico Internacional. Se trata del XVIII Período de Sesiones de
la CEP AL y de la UNCTAD V. En estas reuniones internacionales las
naciones en vías de desarrollo han continuado representando a las
naciones industrializadas, sus demandas, especialmente referidas a las
restricciones discriminatorias impuestas por los países desarrollados
en el comercio y en la imposición de barreras proteccionistas que blo-
quean sus exportaciones.
Ambas reuniones se han desarrollado dentro de una constante pug-
na entre países pobres y ricos, en busca los primeros de un mejor re-
parto de las riquezas y de asegurar, los segundos, el acceso a las ma-
terias primas indispensables.
Los problemas del comercio, las deficiencias del sistema financiero y
monetario internacional, los urgentes cambios estructurales que pre-
cisa la economía mundial, el diálogo Norte-Sur, las relaciones comer-
ciales entre países con sistemas económicos diferentes y un largo etcé-
tera de otros asuntos han sido también objeto de distintas resolucio-
nes en las reuniones señaladas.
Para concluir me referiré a la
Posición de Chile frente al Nuevo Orden Económico Internacional
El Gobierno de Chile, en diferentes foros internacionales, ha dado
a conocer en forma clara su posición frente al denominado Nuevo Or-
den Económico Internacional.
El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, don Hernán Cubillos
Sallato, en el discurso pronunciado el 7 de junio de 1978, con ocasión
de cumplirse treinta años de la creación de la CEP AL, expresó que la
proyección del Nuevo Orden Económico Internacional es mucho más
amplia que la sola consideración de la ayuda que los países desarrolla-
dos deben aportar a los países menos adelantados.
Señaló, fundamentalmente, que interesaba detenerse en aquellas
medidas que de ser puestas en práctica, repercutirán simultáneamente
en un mayor beneficio, tanto para las naciones ricas como para las
pobres, y que por generar provecho mutuo pueden y deben ser apli-
cadas con mayor rapidez.
Específicamente, se refería al problema del proteccionismo del mun-
do desarrollado y a la conveniencia de una mayor liberalización del
comercio internacional.
La presión natural en contra del proteccionismo de los países des-
arrollados, que se manifiesta por la diferencia entre el precio que de-
ben pagar sus habitantes por muchos productos dentro de sus fronte-
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RENE ROJAS GALDAMES
ras y el de otras fuentes alternativas se reforzará en la medida en que
los países menos desarrollados sean capaces de utilizar, racionalmente,
las ventajas naturales que poseen, y esta fuerza terminará por derrum-
bar los cada vez más débiles escollos que presentan las naciones ade-
lantadas ante posibilidades de bienestar mutuo.
«Ante una realidad internacional que se muestra más dura de lo
que se quisiera, donde la ayuda de las naciones ricas es exigua y en
que la penetración de sus mercados debe demostrarse con hechos con-
cretos, nuestras propias concepciones socioeconómicas deben revisarse
bajo una luz crítica.
Esta revisión invita a desplegar al máximo nuestros propios es-
fuerzos y exige la mayor racionalidad de nuestras políticas y acciones
económicas.
Hay que propiciar un mayor intercambio mundial utilizando mejor
nuestras propias potencialidades. Si el capital extranjero es un com-
plemento necesario al esfuerzo interno, deberemos tener economías
sólidas y estables que inviten a éste a participar en una tarea común y
cuidar de resguardar el beneficio mutuo, por métodos apropiados, que
no frustren este objetivo.
La comunidad latinoamericana, que comparte un área geográfica y.
tradiciones comunes e íntimamente entrelazadas, debe procurar au-
mentar su propio intercambio económico, financiero y tecnológico, al
mismo tiempo que lo hace con el resto del mundo. La similitud de
nuestros problemas, el anhelo común de dar a nuestros pueblos ma-
yor bienestar y prosperidad, sobre bases sólidas y perdurables, facili-
tan especialmente esta tarea y la convierte en un vehículo eficaz de
progreso.»
Por otra parte, el viceministro de Relaciones Exteriores de Chile,
general don Enrique Valdés Puga, en la reciente reunión de la UNC-
TAD V, celebrada en Filipinas, precisó nuevamente su posición al res-
pecto.
Expresó que por quinta vez la comunidad internacional se reunía
en esa asamblea para enfrentar la magna empresa de crear un mundo
en el que la paz y seguridad internacionales encuentren un sólido fun-
damento en el establecimientode relaciones económicas justas y equi-
tativas, así como de una solidaridad efectiva que lleve a los países in-
dustrializados a cooperar al desarrollo de aquella porción mayoritaria
de la población mundial que continúa sufriendo, en la segunda mitad
del siglo xx, del hambre y la necesidad.
Señaló textualmente:
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EL NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
«La mirada cada vez más impaciente de las dos terceras partes de
la humanidad está puesta hoy en esta reunión, buscando respuestas y
soluciones al cúmulo de aspiraciones frustradas, que generó todo el
proceso del reciente diálogo Norte-Sur, el que, como bien sabemos, no
supo responder a las expectativas que se originaron en su nacimiento.
, Esta V UNCTAD se celebra en momentos difíciles para el mundo.
Han pasado quince años desde aquella primera reunión en Ginebra.
La situación económica internacional ha tenido, desde entonces, brus-
cas alteraciones que, a su vez, exigen de nuestra parte una adaptación
rápida y continua para promover soluciones adecuadas y eficaces a
los problemas más fundamentales.
No podemos soslayar la conclusión de que las aspiraciones de los
países en desarrollo siguen muy lejos de estar satisfechas, y en algu-
nos casos ha habido un empeoramiento de los problemas, lo que sin
duda dificulta aún más las negociaciones.
Tampoco podemos dejar de reconocer con franqueza que no se ha
avanzado mucho desde la pasada conferencia en Nairobi.»
Para el Gobierno de Chile el fracaso ostensible del llamado «Diálo-
go Norte-Sur» y el estancamiento que se ha producido en numerosas
instancias negociadoras particulares no permiten abrigar mucho opti-
mismo respecto de los años venideros, a menos que cada cual asuma
plenamente sus responsabilidades y obligaciones, en la tarea de lograr
un Nuevo Orden Económico Internacional. Este gran objetivo requiere
de dos elementos básicos: negociaciones impulsadas con imaginación
y la valentía suficiente para convertir las palabras y buenos propósi-
tos en hechos que rompan con un pasado que pesa y gravita, desfa-
vorablemente, sobre nuestros pueblos.
Chile se siente plenamente identificado y unido a los demás países
del tercer mundo, en la necesidad de adoptar los pasos conducentes a
dar un renovado y más fecundo impulso hacia el establecimiento del
Nuevo Orden Económico Internacional.
Está convencido de que, como lo expresaron con toda claridad los
países no alineados en la declaración que emitieron sus ministros de
Relaciones Exteriores, reunidos en Belgrado en julio del año pasado,
«La introducción de cambios estructurales fundamentales en las rela-
ciones económicas existentes, gracias al establecimiento del Nuevo
Orden Económico Internacional, constituirá un modo significativo de
superar la crisis actual.»
Los cambios producidos en la situación económica internacional han
exigido de parte de casi todos los países ajustes y adaptaciones que la
15
RENE ROJAS GALDAMES .
mayoría de las veces han' tenido consecuencias sociales y políticas ne-
gativas. Sin embargo, particularmente los países desarrollados se han
mostrado reticentes a asumir sus responsabilidades en este contexto, lo
que en el terreno comercial se ha traducido en el desencadenamiento
de una ola de medidas proteccionistas.
Es notorio que los países en desarrollo no exportadores de petró-
leo, como es el caso de Chile, han hecho un gran esfuerzo por adap-
tarse a las nuevas condiciones económicas. Como parte de las medi-
das adoptadas, algunos países han decidido abrir sus economías hacia
el comercio exterior, pero obviamente ello requiere seguridades de ac-
ceso a los mercados.
Con desaliento notamos en Chile que los principales mercados se
cierran precisamente para aquellos productos respecto de los cuales
hemos logrado niveles internacionales de competitividad y eficiencia.
Desde hace treinta años hemos sido parte de un sistema de comercio
internacional que es pretendidamente abierto y libre. Compartimos los
supuestos en que se basa este sistema, sin perjuicio de estimar que
necesita reformas fundamentales a fin de dotarlo de una mayor disci-
plina. Sin embargo, nos estamos acercando a un punto en que no po-
dremos continuar renovando nuestra confianza en dicho sistema, al
constatar que las principales potencias comerciales son las primeras
en vulnerarlo, si no en su letra, en su espíritu y principios.
Las negociaciones comerciales multilaterales tampoco han logrado
los resultados esperados.
El esfuerzo por liberalizar el comercio no debe detenerse en esas
negociaciones; precisamente ante sus escasos resultados debemos re-
novar el propósito de mejorar y liberalizar el sistema del comercio
internacional. Chile ha hecho un avance notable en ese sentido.
Hacia 1973 teníamos un promedio arancelario cercano al 100 por 100,
e innumerables barreras no arancelarias que prácticamente nos ha-
bían cerrado a todo comercio exterior. En agudo contraste, este mes
finalizará un acentuado proceso de desgravación y no habrá ningún
derecho de aduana que supere al 10 por 100, con la excepción de al-
gunos ítems del sector automotriz. Además, no aplicamos ninguna ba-
rrera no arancelaria. Durante las negociaciones comerciales multilate-
rales del GATT, Chile hizo una oferta de contribución que consistió en
consolidar el universo arancelario a un porcentaje menor de la mitad
del negociado actualmente en el GATT, salvo una parte del sector auto-
motriz. Dicha contribución la hemos mantenido firme a pesar de estar
conscientes de que los beneficios que obtendremos mediante las conce-
16
E L NUEVO ORDEN ECONÓMICO INTERNACIONAL
siones de otros países están muy lejos de guardar un relativo equilibrio
con nuestra oferta.
A pesar de las frustraciones que hemos experimentado al procurar
que se mejoren las condiciones de acceso a los mercados para nuestras
exportaciones, en particular las no tradicionales, y conscientes de las
necesidades de contribuir a la expansión comercial, el Gobierno de
Chile anunció la decisión de ir aún más lejos en este terreno, si recibe
por parte de países desarrollados ofertas sustancialmente inferiores a
las actuales.
Al mismo tiempo, formuló una invitación a los demás países, es-
pecialmente a los desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, que
estén en condiciones de hacerlo, para que establezcan un techo aran-
celario único para todos los productos. No hay duda de que una me-
dida semejante proporcionaría una revitalización del propósito de li-
beralizar el comercio que las partes contratantes del GATT suscribie-
ron en el preámbulo del acuerdo general hace más de treinta años.
Asimismo de más está recalcar que ello daría seguridad adicional al
comercio y representaría un paso efectivo contra el proteccionismo.
Chile solicitó que se fijara como una de las tareas prioritarias de
la UNCTAD para los próximos años, el combate contra el proteccio-
nismo, señalando que dada la urgencia del problema sería conveniente
la creación de una comisión especial, dependiente de la de manufac-
turas, que informara, evaluara y promoviera un acuerdo de statu quo
respecto de las medidas de protección comercial ilegales e injustifi-
cadas.
Pero también precisó que es necesario enfrentar el proteccionismo
realizando acciones concretas que refuercen el proceso de ajuste de
las economías industriales, no sólo desmantelando las barreras al co-
mercio, sino que promoviendo la reconversión industrial. En este sen-
tido, hay que dejar constancia del enorme beneplácito con que Chile
ha acogido el éxito recientemente producido para transformar a la
Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial
(ONUDI) en una agencia especializada. Esta independencia de ONUDI
le permitirá, sin duda, jugar un' papel muy activo en la reconversión
industrial.
Por último, Chile estima que el tema de la Cooperación Económi-
ca, entre países en desarrollo, reviste la mayor importancia, y consi-
dera necesario que la comunidad internacional aplique sus mejores
esfuerzos en esa dirección, con imaginación y voluntad política.
Creemosque es indispensable que dicha cooperación esté orienta-
17
REVISTA DE POLÍTICA INTERNACIONAL. 1 6 6 . — 2
RENE ROJAS GALDAMES
da en parte importante a beneficiar a los países en desarrollo menos
adelantados, conjugando así la acción colectiva internacional con un
elemental principio de solidaridad.
De más está recalcar la urgencia de avanzar hacia la formulación
de programas y proyectos de cooperación horizontal.
La cooperación horizontal, a la par que promueve la capacidad
individual de valerse por sus propios medios, con justa razón ha sido
calificada por los países en desarrollo como una importante modali-
dad para favorecer su crecimiento económico y fortalecer su unidad
y solidaridad.
Consecuente con estos principios y propósitos, el Gobierno de Chile
anunció hace pocos días en Manila su decisión de establecer, a partir
del 1 de enero de 1980, un sistema de preferencias arancelarias no re-
cíprocas para los productos originarios de los países en desarrollo me-
nos adelantados.
* tt *
La economía mundial ha experimentado en los últimos años la cri-
sis más grave desde el. final de la segunda guerra. El desasosiego que
se observa en el espectro económico internacional es mucho más que
un fenómeno de naturaleza cíclica. En realidad, es la consecuencia
de una serie de graves desigualdades y desajustes estructurales. Por
otra parte, la incapacidad de los países desarrollados para controlar
sus propios desequilibrios, sus altas tasas de inflación y desempleo
y las nuevas rigideces de sus mercados, que se manifiestan en un cre-
ciente proteccionismo, ha renovado las necesarias exigencias de los
países en desarrollo, en el sentido de acelerar el cumplimiento de las
disposiciones y principios que conforman el Nuevo Orden Económico
Internacional.
En la actual crisis económica mundial, las naciones industrializa-
das se preocupan preferentemente de las políticas a corto plazo, diri-
gidas hacia su recuperación económica particular. Con ello desconocen
el hecho de que la crisis no puede resolverse sino introduciendo cam-
bios estructurales profundos en sus propias economías. Las medidas
hasta ahora adoptadas han demostrado que si se buscan soluciones
particulares, que desconozcan los principios generales del Nuevo Or-
den Económico Internacional, y los vínculos causales existentes entre
las políticas de los países industrializados y el crecimiento de las na-
ciones en vías de desarrollo, no podrá lograrse una recuperación esta-
ble, sostenida y generalizada.
RENE ROJAS GALDAMES
Embajador de Chile en Madrid
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