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Biologia de los microorganismos (1529)

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de reproducción se redujo de un R
0
 teórico de 1,8 a un R de 0,7, 
de nuevo con medidas de control de la infección estrictas que 
detuvieron la propagación de la infección, lo que evitó una posi-
ble epidemia.
de protección estrictas para el personal sanitario. Estas medi-
das redujeron el valor de R del SARS a 0,7, acabando con la 
amenaza de diseminación posterior de la enfermedad. De igual 
modo, en un brote del filovirus ébola (Tabla 28.5), el número 
EXPLORANDO EL 
MUNDO MICROBIANO
E
l manejo de una epidemia del síndro-
me respiratorio agudo grave (SARS, 
del inglés severe acute respiratory syn-
drome) a principios de esta década es un 
ejemplo excelente de aplicación exitosa de 
los principios de la epidemiología. Al igual 
que muchas otras enfermedades de rápi-
da emergencia, el SARS era vírico y se ori-
ginó en los animales. Estas características 
las dotan de la capacidad de desencade-
nar enfermedades explosivas en los huma-
nos cuando los agentes infecciosos traspa-
san la barrera de especie del hospedador.
La epidemia del SARS se originó a fina-
les de 2002 en la provincia de Guangdong, 
en China. El febrero siguiente, el virus se ha-
bía propagado a 28 países. Los viajes in-
ternacionales fueron su principal vehículo de 
propagación. La causa de la enfermedad se 
atribuyó rápidamente a un coronavirus pro-
cedente de un animal. El coronavirus entró 
en la cadena alimentaria humana al comer 
civeta (un animal pequeño y nocturno, pare-
cido al gato). Es muy probable que el coro-
navirus del SARS (SARS-CoV) (Figura 1) pro-
ceda de los murciélagos. Aparentemente las 
civetas adquirieron el virus al consumir fru-
ta contaminada por heces de murciélago. El 
SARS-CoV probablemente evolucionó du-
rante un largo período de tiempo en los mur-
ciélagos y desarrolló, de forma accidental, la 
capacidad de infectar a las civetas y, poste-
riormente, a los humanos.
Al igual que los virus del resfriado común, 
el SARS-CoV es un virus de RNA relativa-
mente resistente y muy infeccioso que re-
sulta difícil de contener (R
0
 de 3,6). Una vez 
en los humanos, el SARS-CoV se disemina 
con rapidez entre las personas por los es-
tornudos y la tos, o por contactos con fó-
mites o heces contaminados. Normalmente, 
la aparición de un nuevo virus de resfriado 
sería poco preocupante, pero el SARS-CoV 
causó infecciones de mortalidad significati-
va. De las 8.500 infecciones por SARS-CoV 
conocidas, 800 acabaron en muerte, con lo 
que la tasa de mortalidad global se acercó 
al 10 %. En los mayores de 65 años, la tasa 
de mortalidad alcanzó el 50 %, lo que ates-
tigua la virulencia del SARS-CoV como pa-
tógeno humano.
Alrededor del 20 % de los casos de SARS 
se produjo entre el personal sanitario, una 
nuevos brotes. El SARS-CoV se aisló con 
rapidez, se cultivó, y se secuenció rápida-
mente su genoma. Esta información se uti-
lizó para desarrollar pruebas PCR para de-
tectar el virus en las muestras. A medida que 
avanzaba el trabajo de laboratorio, los epi-
demiólogos siguieron la pista del virus hasta 
el uso de la civeta como alimento en China 
y detuvieron la transmisión a los humanos al 
restringir la venta de civetas y otros alimen-
tos de origen silvestre. Este conjunto de me-
didas detuvo el brote.
El SARS es un ejemplo de infección grave 
que emergió muy rápidamente de una única 
fuente. Sin embargo, la rápida identificación 
y caracterización del patógeno del SARS, el 
desarrollo inmediato en todo el mundo de 
procedimientos de notificación y pruebas 
diagnósticas, y la coordinación de los es-
fuerzos para conocer la biología y la gené-
tica de este nuevo patógeno, sirvieron para 
controlar la enfermedad; no se han produ-
cido más casos de SARS desde principios 
de 2004. La rápida emergencia del SARS, y 
el esfuerzo internacional igualmente rápido 
y exitoso a la hora de identificar y controlar 
el brote, constituyen un modelo para el con-
trol de epidemias emergentes.
Con la expansión internacional de los 
viajes y del comercio, se incrementarán 
las posibilidades de propagación y la rápi-
da diseminación de nuevas enfermedades 
exóticas. Por ejemplo, a principios de 2013 
emergió con rapidez una enfermedad vírica 
parecida al SARS en Arabia Saudí y en los 
países cercanos que provocaba síntomas 
graves (y en algunos casos mortales) simila-
res a los del SARS. Este virus, denominado 
MERS-CoV (coronavirus del síndrome res-
piratorio de Oriente Medio, véase la prime-
ra página de este capítulo), es un coronavi-
rus nuevo que apareció repentinamente en 
los centros sanitarios y que se puede trans-
mitir con rapidez entre las personas. Debi-
do a estos retos, los epidemiólogos y los 
profesionales de la salud deben estar pre-
parados para la emergencia de otras en-
fermedades infecciosas graves, como la 
gripe pandémica en particular. Sin embar-
go, es probable que las lecciones aprendi-
das de la epidemia de SARS den sus fru-
tos cuando aparezcan otras enfermedades 
emergentes.
Figura 1 Coronavirus del síndrome
respiratorio agudo grave (SARS-CoV). El 
panel superior izquierdo muestra viriones 
aislados del SARS-CoV. Un virión individual 
tiene un diámetro de 128 nm. El panel grande 
muestra los coronavirus dentro de vacuolas 
unidas a la membrana citoplasmática y en el 
retículo endoplasmático rugoso de las células 
hospedadoras. El virus se replica en el citoplasma 
y sale de la célula a través de vacuolas 
citoplasmáticas.
demostración de la elevada infectividad del 
virus. Los métodos estándar de control y 
contención de la infección practicados por 
el personal sanitario no fueron eficaces para 
controlar la propagación de la enfermedad. 
Así que se confinó en aislamiento estricto en 
habitaciones con presión negativa a los pa-
cientes con SARS mientras cursaban la en-
fermedad. Para impedir la infección, el per-
sonal sanitario al cuidado de los pacientes 
con SARS utilizaron respiradores para cui-
dar a los pacientes o cuando manejaban los 
fómites (ropa de cama, cubiertos, etc.).
La detección y contención del brote de 
SARS fue el comienzo de una respuesta in-
ternacional que implicó a los médicos, cien-
tíficos y autoridades públicas. Casi de in-
mediato, se restringieron los viajes desde 
y hacia la zona endémica, lo que limitó los 
SARS: un modelo de éxito 
epidemiológico
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