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102 Ginecología general SECCIÓ N 1 y secreciones (o material purulento) de incisiones abdominales se deben sembrar en medios específi cos puesto que estas bacterias no suelen ser contaminantes de la vagina. ■ Infecciones específicas Celulitis de la cúpula vaginal En general, todas las mujeres desarrollan esta infección en el borde quirúrgico vaginal después de una histerectomía. La respuesta nor- mal a la cicatrización se caracteriza por congestión de vasos sanguí- neos pequeños, que provoca eritema y aumento de la temperatura, estasis vascular con fuga a través del endotelio y edema intersticial resultante, que causa induración. El área es dolorosa, el examen microscópico de una “preparación húmeda” revela numerosos leu- cocitos y hay secreción purulenta en la vagina. Estas características por lo general desaparecen y no necesitan terapia. Las pocas mujeres que necesitan tratamiento son aquellas que presentan después del alta hospitalaria dolor abdominal de nueva aparición en los cuadrantes inferiores, leve pero con incremento gradual de la intensidad, acompañado de secreción vaginal ama- rillenta. Los datos físicos son los descritos, pero la cúpula vaginal es más sensible a la palpación de lo que se esperaría después de la operación. En estos casos conviene prescribir algún antibiótico de amplio espectro por vía oral (cuadro 3-31). Se debe revisar de nuevo a las pacientes varios días después para confi rmar la efi cacia del tratamiento. En algunos casos esto se puede hacer por teléfono pero en otros es necesario realizar una exploración física. Celulitis pélvica Ésta es la infección más frecuente que ocurre después de una histe- rectomía, sea por vía vaginal o abdominal. Surge cuando los meca- nismos de defensa humoral y celular del hospedador, combinados con la profi laxis antibiótica preoperatoria, no pueden superar el inóculo bacteriano y el proceso infl amatorio en el borde quirúrgico vaginal. La infl amación se extiende hasta los parametrios, provo- cando dolor abdominal en los cuadrantes inferiores, dolor regional a la palpación y elevación de la temperatura. Por lo general sucede al fi nal del segundo día posterior a la operación. No se acompaña de datos de irritación peritoneal y las funciones intestinal y urinaria son normales. Algunas mujeres manifi estan anorexia. una infección. Este hallazgo es normal durante el periodo posope- ratorio inmediato y disminuye con rapidez. Las mujeres con celu- litis pélvica o de la cúpula vaginal presentan mayor sensibilidad a la presión gentil de la parte baja de la pared abdominal sobre el área infectada, que aunque en ocasiones es bilateral, por lo general es más acentuada en un lado que en otro. No se acompaña de signos peritoneales. La celulitis, aunque se extienda hasta los parametrios, los anexos o la cúpula vaginal, no se acompaña de tumoraciones. En ausencia de dolor progresivo e hipersensibilidad al tacto en los cuadrantes abdominales inferiores, no es necesario realizar una exploración bimanual para evaluar la presencia de fi ebre sin sínto- mas agregados. Sin embargo, cuando se combinan fi ebre, incre- mento progresivo de la sensibilidad a la palpación o dolor de nueva aparición, se debe realizar una exploración bimanual para identifi - car con precisión el sitio de la infección y excluir o diagnosticar una tumoración. No suele ser necesario realizar una exploración con espejo vaginal, puesto que los hallazgos visuales son similares con o sin infección. Como sucede en la exploración pélvica sistemática, el tacto vaginal proporciona la mayor parte de la información que se obtiene en la exploración con ambas manos. Si la paciente refi ere demasiado dolor como para realizar una exploración adecuada, está indicado realizar una ecografía vaginal. La función intestinal no suele alterarse con la celulitis de los tejidos blandos, pero sí lo hace con un hematoma infectado o con un absceso pélvico. Cultivo Las infecciones pélvicas después de una histerectomía son polimi- crobianas, por lo cual es difícil identifi car a los microorganismos causales verdaderos. Ciertas investigaciones han demostrado que las bacterias que se obtienen de la pelvis por vía transvaginal en mujeres con o sin infección clínica, son similares. Por lo tanto, los cultivos transvaginales sistemáticos de pacientes con celulitis pélvica o de la cúpula vaginal no proporcionan información útil. Además, no es necesario esperar el resultado de dichos análisis para iniciar el tratamiento empírico con antibióticos de amplio espec- tro. No obstante, si la terapia inicial es parcialmente efi caz o fra- casa, el cultivo descubrirá al microorganismo causal (puesto que el tratamiento ya habrá erradicado a las demás bacterias) y permitirá elegir un antibiótico adecuado, en caso de ser necesario. Por el con- trario, muestras provenientes de abscesos, hematomas infectados Asa de intestino Extremo quirúrgico de la trompa de Falopio y ovario Incisión quirúrgica de la histerectomía en el extremo de la vagina Saco del absceso Extremo vaginal inflamado e hinchado Saco del absceso Línea de sutura de la histerectomía BA FIGURA 3-25. Absceso o hematoma infectado extraperitoneal y cefálico a los bordes vaginales. Se debe incluir a los abscesos de los anexos o los abscesos intraperitoneales, aunque éstos son raros. A. Vista coronal. B. Vista sagital. 03_Chapter_03_Hoffman_4R.indd 10203_Chapter_03_Hoffman_4R.indd 102 06/09/13 20:5006/09/13 20:50
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