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Algunos temas respecto al control de la conducta humana

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(Un simposio) 
CARL R. ROGERS y B. F. SKINNER1 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 Los doctores Rogers y Skinner son profesores de psicología, aquél en la Universidad de Chicago, y 
éste en Harvard. Este artículo se basa en el material presentado por los autores en un simposio efectuado 
en la conferencia anual de la Asociación Psicológica Americana, el 4 de septiembre de 1956, en 
Chicago, Illinois. 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
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CONTENIDOS 
 
 ....................................................................................... 3 
El Control Personal ..........................................................................................................................................................................................5 
La Educación......................................................................................................................................................................................................8 
El Gobierno....................................................................................................................................................................................................... 10 
 ....................................................................................... 14 
Puntos Controvertidos ................................................................................................................................................................................... 15 
Algunos Significados ...................................................................................................................................................................................... 16 
Concepto General De Control De La Conducta Humana ........................................................................................................................... 16 
Algunos Defectos ............................................................................................................................................................................................. 18 
Fines Y Valores En Relación A La Ciencia .................................................................................................................................................. 19 
¿Es Esta Una Situación Sin Esperanza? ..................................................................................................................................................... 23 
Un Conjunto Alternativo De Valores ........................................................................................................................................................... 23 
Un Pequeño Ejemplo ...................................................................................................................................................................................... 25 
Un Posible Concepto Del Control De La Conducta Humana .................................................................................................................... 27 
La Elección ...................................................................................................................................................................................................... 28 
 ..................................................................................... 30 
 
 
 
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Conducta Humana 
 
 
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LA CIENCIA ESTÁ constantemente aumentando nuestro poder de influir, 
cambiar, moldear, en una palabra, controlar la conducta humana. Ha extendido 
nuestra “comprensión" (como quiera que se la defina) de tal modo que ahora 
manejamos a la gente con mayor éxito de manera no científica, pero también 
ha identificado condiciones o variables que pueden usarse para predecir y 
controlar la conducta con una nueva y cada vez más rigurosa tecnología. Las 
disciplinas amplísimas de la economía y la política ofrecen ejemplos de ello, 
pero las que nos interesan particularmente son las contribuciones de la 
antropología, sociología y psicología que tratan de la conducta individual. En 
un artículo, Cari Rogers lista algunos de esos logros hasta el presente.2 Entre 
sus ejemplos, aquellos que muestran o implican el control de un solo 
organismo se deben principalmente, y como podríamos esperarlo, a la 
psicología. Es el estudio experimental de la conducta el que nos conduce más 
allá de los burdos o inaccesibles "principios”, “factores”, y así sucesivamente, 
hasta variables que pueden ser manipuladas de manera directa. 
También, y más o menos por las mismas razones, la concepción de la 
conducta humana que emerge del análisis experimental es la que se enfrenta 
más directamente a los puntos de vista tradicionales. A menudo hasta los 
mismos psicólogos parecen no darse cuenta de lo lejos que han llegado; pero a 
otros este cambio no pasa desapercibido. Hasta hace poco se acostumbraba 
negar la posibilidad de una ciencia rigurosa de la conducta humana, argu-
mentando o que una ciencia "legal” era imposible porque el hombre es un 
agente libre, o que las predicciones meramente estadísticas siempre dejarían 
lugar para la libertad personal. Y aquellos que acostumbraban tomar esta 
posición han llegado a ser los más vociferantes en su asombro cuando observan 
la manera como están siendo superados tales obstáculos. 
Ahora bien, el control de la conducta humana siempre ha sido poco popular. 
Cualquier franco intento de control generalmente despierta reacciones 
emocionales. Nos cuesta trabajo confesar que estamos metidos en el control y 
puede ser que nos rehusemos a controlar, aun cuando esto pudiera ser benéfico, 
por temor a que se nos critique. A aquellos que han expresado un interés 
 
2 ROGERS, C. R. Teachers College Record, 37, pág. 316 (1956). 
 
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abierto y explícito en el control, la historia los ha tratado muy mal. Maquiavelo 
es el gran prototipo, tal como Macaulay dijo de él: "De su apellido acuñaron un 
epíteto para bribón y de su nombre un sinónimo para el demonio.” Había 
razones obvias. El control que Maquiavelo analizó y recomendó, como la 
mayoría del control político, empleaba técnicas que eran aversivas para el 
controlado. Las amenazas y los castigos del bravucón, igual que los de los 
gobiernos que operan en el mismo plan, no están diseñados (cualquiera que sea 
su éxito) para agradar a los controlados. Aun cuando las técnicas mismas no 
sean aversivas, el control se ejercita por lo general para los propósitos egoístas 
del controlador y, por tanto, produce, indirectamente, efectos de castigo sobre 
otros. 
La inclinación natural del hombre a volverse en contra del control egoísta 
ha sido explotada con buenos propósitos en lo que llamamos filosofía y 
literatura de la democracia. La doctrina de los derechos del hombre ha sido 
muy efectiva en la producción de la toma de conciencia individual y en la 
acción emprendida contra las tiranías religiosas o gubernamentales. La 
literatura a este efecto ha extendido mucho el número de términos en nuestro 
lenguaje que expresan reacciones al control del hombre; pero la ubicuidad y la 
facilidad de expresión de esta actitud ponen en peligro a cualquier ciencia que 
pueda dar nacimiento a una poderosa tecnología conductual. Los hombres y 
mujeres inteligentes, dominados por la filosofía humanista de las dos últimas 
centurias, no pueden ver con ecuanimidad lo que Andrew Hacker ha llamado 
"el espectro del hombre predecible".3 Aun la predicción estadística de los 
eventos humanos, tales como el número de accidentes fatales que suceden a fin 
de semana, a mucha gente le parece extraña y malvada, y la predicción y el 
control de la conducta individual se consideran como poco menos que el tra-
bajo directo del demonio. No nos preocupan,en este momento, las 
consecuencias políticas o económicas que puedan sobrevenirle a la psicología, 
aunque la investigación en ciertas áreas pueda sufrir efectos dañinos. Nosotros, 
como personas inteligentes y exponentes del pensamiento occidental, 
compartimos estas actitudes. Estas han interferido ya con el libre ejercicio del 
análisis científico y su influencia amenaza asumir proporciones aún más serias. 
Tres extensas áreas de la conducta humana proporcionan buenos ejemplos. 
La primera de ellas —control personal— incluye las relaciones de persona a 
 
3 HACKER, A, Antioch Rev. 14, pág. 195 (1954). 
 
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persona, en la familia, entre amigos, grupos de trabajo y grupos sociales, en el 
consejo y la psicoterapia. Otros campos son la educación y el gobierno. Unos 
cuantos ejemplos de cada uno de estos mostrará la manera en que las 
preconcepciones acientíficas afectan nuestro pensamiento actual acerca de la 
conducta humana. 
El Control Personal 
La gente que vive agrupada llega a controlarse una a la otra con una técnica 
que se conoce apropiadamente como "ética”. Cuando un individuo se comporta 
de manera aceptable en el grupo, recibe admiración, aprobación y afecto, y 
muchos otros reforzamientos que aumentarán la probabilidad de que continúe 
comportándose así. Cuando su conducta no es aceptable se le critica, se le 
censura, se le culpa, y se le llega a castigar de algún otro modo. En el primer 
caso, el grupo le llama "bueno”, en el segundo "malo”. Y este hábito está tan 
profundamente arraigado a nuestra cultura, que a menudo no vemos que se 
trata de una técnica de control. Y sin embargo, estamos casi siempre ocupados 
en tal control, aun cuando los reforzamientos y castigos con frecuencia sean 
más sutiles. 
La costumbre de admirar es una parte importante de la cultura, porque con 
su ayuda se puede crear y mantener conducta que de otra manera se mostraría 
muy débil. La probabilidad de que el individuo sea sólo admirado, querido o 
alabado, es especialmente grande cuando, por ejemplo, actúa por el grupo, 
encarando un grave peligro, o se sacrifica a sí mismo o sacrifica sus pertenen-
cias, o se somete a penas prolongadas o sufre martirio. Estas acciones de 
ninguna manera son admirables en sí mismas, pero para ser poderosas 
requieren de admiración. De manera semejante admiramos a las personas que 
se comportan de modo original o excepcional, no porque tal conducta sea en sí 
misma admirable, sino porque no sabemos cómo alentar la conducta original o 
excepcional de algún otro modo. El grupo aclama la conducta independiente o 
autónoma en parte porque es más fácil reforzar que ayudar. 
En la medida en que esta técnica de control no esté bien entendida, seremos 
incapaces de juzgar correctamente un medio en el cual hay poca o ninguna 
necesidad de heroísmo, de acción independiente, de paciencia o tolerancia. Es 
probable que arguyamos que tal medio, en sí mismo, es menos admirable o que 
 
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produzca gente menos admirable. Antiguamente, por ejemplo, los jóvenes 
sabios a menudo vivían en buhardillas insalubres, tomaban alimentos poco 
apetitosos e inadecuados y ejecutaban tareas de poco provecho para vivir o 
pagar por libros y materiales que necesitaban para su publicación. Los sabios y 
eruditos más viejos, y algunos otros miembros del grupo, ofrecían un 
reforzamiento compensatorio en la forma de aprobación y admiración por 
todos estos sacrificios. Hoy en día el joven aspirante al doctorado que recibe 
una beca generosa, vive en condiciones placenteras y cuando recibe subsidio 
para sus investigaciones y su futura publicación, los fundamentos para 
evaluarlo parece que se nos van de la mano. Tal estudiante no necesita ya 
ninguna admiración que lo impulse a salvar una serie de obstáculos (sin 
importar cuánto pueda necesitarla por otras razones), y como extrañamos 
ciertos objetos familiares de admiración, es probable que concluyamos que 
tales condiciones son menos admirables. Los obstáculos que se oponen al 
trabajo erudito pueden servir como una útil medida de la motivación (y 
podemos desanimamos si es que no encontramos algún sustituto), pero 
difícilmente podríamos defender el que se hostilice deliberadamente al 
estudiante para tal propósito. La productividad de cualquier conjunto de 
condiciones solo puede ser evaluada cuando nos hayamos liberado a nosotros 
mismos de las actitudes que hemos generado como miembros de un grupo 
ético. 
Una dificultad semejante proviene de nuestra manera de castigar o de 
"echar la culpa”. El concepto de responsabilidad y los relacionados a él, tales 
como premeditación y elección, se emplean para justificar técnicas de control 
que implican el castigo. ¿Estaba consciente fulano de las probables 
consecuencias de su acción y fue tal acción deliberada? Entonces, estamos 
justificados si lo castigamos. ¿Pero qué significa ello? Parece ser una cuestión 
que concierne a la eficacia de las relaciones contingentes entre la conducta y 
las consecuencias del castigo. Nosotros castigamos cualquier conducta porque 
es objetable para nosotros o para el grupo, pero en un refinamiento menor de 
reciente origen hemos llegado a eliminar el castigo cuando podemos esperar 
que tenga efecto. Si las consecuencias objecionables de un acto fueron 
accidentales y no es probable que vuelvan a ocurrir, no tiene caso el castigo. 
Decimos que el individuo no estaba "consciente de las consecuencias de su 
acción” o que las consecuencias no eran “intencionales”. El castigo se descarta 
también si la acción no pudo haber sido evitada (si el individuo “no tenía otra 
 
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elección”). Igualmente se elimina el castigo si el individuo es incapaz de 
cambiar como resultado de aquél porque se le considera “de mente insana”. En 
todos estos casos (tan diferentes como son) se considera que el individuo es 
"no responsable”, y por tanto no se le castiga. 
De la misma manera que decimos que “no es justo” castigar a una persona 
por algo que no pudo evitar, así también catalogamos de “injusto” el que a 
alguien se le recompense más allá del cumplimiento del deber o por algo que 
no pudo evitar hacer. En otras palabras, incluso objetamos el desperdicio de 
reforzadores cuando no se necesitan o cuando no producen ningún beneficio. 
Es el mismo caso con las palabras justo y correcto. Así, no tenemos derecho a 
castigar al irresponsable y nadie tiene derecho a reforzadores que no ha ganado 
o que no merece; pero los conceptos de elección, responsabilidad, justicia, 
etcétera, proporcionan un inadecuadísimo análisis de las contingencias 
reforzadoras y punibles porque llevan aparejada una pesada carga semántica de 
muy diferente calidad que oscurece cualquier intento de clarificar las prácticas 
controladoras o de mejorar las técnicas. Singularmente, nos obstaculizan para 
el uso de técnicas que no sean las basadas en el control aversivo. La mayor 
parte de la gente objetaría a que se obligue a los prisioneros a servir de sujetos 
en peligrosos experimentos médicos, pero pocos objetarían si se les indujera a 
servir en tales experimentos mediante el ofrecimiento de ciertos privilegios, 
aun cuando el efecto reforzante de tales privilegios haya sido creado por la 
privación forzosa. En el esquema tradicional, el derecho a negarse garantiza al 
individuo en contra de la coerción o el trato injusto. ¿Pero en qué medida 
puede un preso rehusarse bajo tales circunstancias? 
No necesitamos ir más lejos para probar nuestro punto. Podemos observar 
nuestra propia actitud hacia la libertad personal en el modo como resentimos 
cualquier interferencia contra lo que queremos hacer. Supongamos que 
queremos comprar un automóvil de cierta clase.En tal caso podríamos objetar, 
por ejemplo, el que nuestra esposa nos urgiera comprar un coche más barato y 
con la diferencia comprar un refrigerador nuevo; o podríamos resentir el que 
nuestro vecino cuestionara nuestra necesidad de tal coche o nuestra capacidad 
para pagarlo. Ciertamente que lo resentiríamos si fuera ilegal comprar tal 
automóvil, y si nos encontramos con que podemos pagarlo podríamos resentir 
el control sobre el precio que ejerce el gobierno mediante tarifas e impuestos. 
También lo resentiríamos si descubriéramos que no podemos obtener el 
automóvil porque el fabricante sólo puso unos cuantos en el mercado debido a 
 
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que desea vender otro modelo que no es el que queremos. En todo ello 
afirmamos nuestro derecho democrático de comprar el automóvil que hemos 
elegido. Estamos bien preparados para hacerlo y resentimos cualquier 
restricción a nuestra libertad. ¿Pero por qué no nos preguntamos la razón por la 
cual ese es el automóvil de nuestra elección y resentimos las fuerzas que nos 
hicieron elegirlo? Quizá de niños nuestro juguete favorito era un automóvil de 
diferente modelo, pero que tenía el mismo nombre del coche que ahora 
queremos, o tal vez nuestro programa de televisión preferido lo paga el 
fabricante del coche que deseamos. Quizá hemos visto la fotografía de muchas 
personas hermosas o preeminentes manejándolo en lugares de prestigio, o 
probablemente se diseñó el modelo con respecto a nuestros patrones 
motivacionales: el adorno que tiene el cofre puede ser un símbolo fálico, o se le 
ha dotado de gran potencia para satisfacer nuestro espíritu competitivo y 
permitirnos rebasar otros automóviles a toda velocidad (o, como dice el 
anuncio: "con mucha seguridad"). El concepto de libertad que ha surgido como 
parte de las costumbres culturales de nuestro grupo no deja lugar para 
reconocer que estamos tratando con esta clase de control. Conceptos como 
“responsabilidad" y “derechos" difícilmente serían aplicables al caso. Estamos 
preparados para tratar con medidas coercitivas, pero no tenemos ningún recurso 
tradicional con respecto a otras medidas que, a la larga (y especialmente con la 
ayuda de la ciencia), pueden ser mucho más poderosas y peligrosas. 
 
La Educación 
Alguna vez las técnicas educativas fueron francamente aversivas. Por lo 
general el maestro era más viejo y más fuerte que sus alumnos y capaz de 
“hacerlos aprender". Esto significaba que en realidad no se les enseñaba nada, 
sino que se les rodeaba de un mundo amenazador del cual solo podían escapar 
aprendiendo. En absoluto se dejaba a los únicos recursos de los estudiantes el 
descubrimiento de cómo hacerlo. Claude Coleman ha publicado un 
recordatorio tragicómico de estas viejas costumbres.4 Habla de un maestro de 
escuela que publicó un cuidadoso recuento de sus servicios durante 51 años de 
enseñanza durante los cuales administró: “...911 527 varazos; 124 010 
bastonazos; 20 989 reglazos; 136 715 manazos; 10 295 golpes en la boca; 7 
 
4 COLEMAN, C. Dull. Am. Assoc. Univ. Professors, 39, pág. 457 (1953). 
 
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905 jalones de orejas; (y) 1 115 800 coscorrones. . ." 
La educación progresiva constituyó un esfuerzo humanitario que trató de 
sustituir tales medidas aversivas con el reforzamiento positivo, pero en su 
búsqueda de valores humanos útiles en el salón de clase nunca ha reemplazado 
totalmente a las variables que abandonó. Vista como una rama de la tecnología 
conductual, la educación permanece a un nivel de relativa ineficacia. La 
suplementamos y racionalizamos admirando al alumno que aprende por sí 
mismo; y a menudo atribuimos el proceso de aprendizaje o el conocimiento 
mismo a algo dentro del individuo. Por lo general admiramos conductas que 
parecen tener fuentes internas. Así, admiramos al que recita un poema en vez 
de al que simplemente lo lee. Admiramos más al que sabe la respuesta que al 
que sabe dónde buscarla. Admiramos al escritor no al lector. Admiramos al 
matemático que puede resolver un problema mentalmente, en vez del que 
utiliza una regla de cálculo o una máquina; también admiramos al que lo 
resuelve de una manera original en vez de la estricta aplicación de reglas. En 
general, pensamos que cualquier ayuda o cualquier “darle la mano” a alguien 
(excepto aquellas ayudas a las cuales estamos ahora del todo acostumbrados) 
reduce el crédito debido. En el Phaedus de Platón, el rey Thamus ataca la 
invención del alfabeto sobre una base semejante. Él teme que el alfabeto 
“producirá olvidos en las mentes de quienes aprendan a usarlo, porque así no 
practicarán con su memoria"... En otras palabras, él sostiene que es más 
admirable recordar que usar algo como un recordatorio. Él también objeta que 
los alumnos “aprenderán a leer muchas cosas sin instrucción ... (y), por tanto, 
parecerá que saben muchas cosas cuando en realidad ignorarán la mayor parte". 
En el mismo tenor todavía nos quejamos a veces de quienes aprenden en los 
libros, pero, como educadores, difícilmente podemos darnos el lujo de adoptar 
este punto de vista sin reservas. 
Admirando al estudiante por su saber y echándole la culpa por su 
ignorancia, huimos de algunas de las responsabilidades de enseñarle. Nos 
resistimos ante cualquier análisis del proceso educativo que amenace esa 
noción de sabiduría interna o que cuestione el argumento de que la ignorancia 
es una falta que deba atribuírsele al estudiante. Algunas técnicas más poderosas 
que producen los mismos cambios en la conducta mediante la manipulación de 
variables externas se desprecian como medios de controlar el pensamiento o de 
“lavado de cerebro”. Estamos del todo impreparados para evaluar medidas 
 
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educativas realmente efectivas. En la medida en la que solo unos cuantos 
alumnos aprendan mucho de lo que se enseña, no nos preocupamos acerca de 
la uniformidad o reglamentación. No tememos a las técnicas inadecuadas; pero 
debemos ver con desmayo un sistema bajo el cual cada estudiante aprenda todo 
lo que se incluya en el curriculum (aunque tal condición no sea precisamente 
imposible). De manera similar, no tememos a un sistema que sea tan deficiente 
que el estudiante tenga que trabajar para lograr la educación; pero nos 
mostraremos renuentes a dar crédito por algo aprendido sin esfuerzo (aunque 
esto se podría tomar como un resultado ideal) y de plano nos negamos a dar 
crédito si el estudiante sabe de antemano lo que la escuela le enseña. 
Un mundo en el cual las personas son sabias y buenas sin necesidad de 
empeñarse en ello, sin "tener que ser”, sin “elegir ser”, podría, 
concebiblemente, ser un mundo mucho mejor para cualquiera. En un mundo 
como ese no tendríamos que “darle crédito a nadie” (no necesitaríamos admirar 
a ninguno) por ser bueno y sabio. Desde nuestro punto de vista no podemos 
creer que tal mundo sería admirable. Ni siquiera nos permitiremos imaginarnos 
cómo sería un mundo como ese. 
El Gobierno 
El gobierno ha sido siempre el área clásica del control aversivo. Con 
frecuencia se define al Estado en términos del poder de castigar, y la 
jurisprudencia descansa mayormente sobre la noción de responsabilidad 
personal. Y a pesar de ello cada vez se vuelve más difícil reconciliar la teoría y 
la práctica actuales con estos puntos de vista primitivos. En criminología, por 
ejemplo, existe una fuerte tendencia a eliminar la noción de responsabilidad y 
sustituirla como capacidad o controlabilidad; pero no importa que tanto los 
hechos o inclusive las conveniencias prácticas apoyen ese cambio; siempre es 
difícil producir el cambio en un sistema legal diseñado sobre la base de un plan 
diferente. Cuando los gobiernos acuden a otras técnicas, como elreforzamiento 
positivo, el concepto de responsabilidad ya no resulta relevante y la teoría del 
Estado o del gobierno ya no es aplicable. 
En los treinta este conflicto se ilustra por dos decisiones de la Suprema 
Corte, decisiones que trataban y mostraban su desacuerdo con la definición de 
control o coerción. La Ley de Ajuste Agrícola proponía que la Secretaría de 
 
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Agricultura hiciera “pago de renta o beneficios” a aquellos granjeros que 
estuvieran de acuerdo en reducir su producción. El gobierno concedió que la 
ley hubiera sido anticonstitucional si al granjero se le hubiere forzado o 
compelido a reducir su producción, pero dado que solamente se le invitaba a 
hacerlo así, la ley era constitucional. El magistrado Roberts5 expresó el punto 
de vista contrario al de la mayoría de la corte diciendo: “El poder de conferir o 
retirar beneficios ilimitados es el poder para destruir o ejercer coerción.” Este 
reconocimiento del reforzamiento positivo fue negado pocos años más tarde en 
otro caso en el cual el magistrado Cardozo se retractó así: “Afirmar que la 
motivación o la tentación equivalen a la coerción es meter a la ley en 
dificultades interminables.” Podemos estar de acuerdo con él sin implicar que 
la proposición está equivocada. Tarde o temprano la ley debe estar preparada 
para tratar con todas las posibles técnicas de control gubernamental. 
La desconfianza con la que miramos al gobierno (en el más amplio sentido 
posible) cuando no utiliza el castigo, se ejemplifica por la recepción a mi 
novela utópica Walden two.6 Esencialmente esta fue una propuesta para aplicar 
una tecnología conductual a la construcción de una estructura gubernamental 
funcional, efectiva y productiva. Se la recibió con colérica violencia. La revista 
Lije la juzgó “un transvestismo de la buena vida”, y "una amenaza ... un triunfo 
de la mano muerta no envisionado desde los días de Esparta ... la corrupción de 
un impulso”. Joseph Wood Krutch dedicó una parte sustancial de su libro La 
medida del hombre,7 a atacar mis puntos de vista y los del protagonista, 
Frazier, de la misma manera, y recientemente en Ciencia,8 Morris Víteles ha 
criticado el libro en un tenor semejante. Esta actitud está mejor expresada en 
una cita de La búsqueda de la utopía, de Negley y Patrick, que en cualquier 
otra parte.9 
 
“Hacia la mitad de esta utopía contemporánea, el lector puede sentirse seguro, tal como 
nosotros, de que se trata de una hermosa e irónica sátira de lo que se ha dado en llamar 
«ingeniería conductual»; pero cuando más permanece uno en este «mundo mejor» del 
 
5FREUND, P. A., y otros, Constitutional Law: Cases and other problems, vol. 1 (Little, Brown, Boston, 
1954). 
6 SKINNER, B. F. Walden two (Macmillan, Nueva York, 1948). 
7 KRUTCH, J. W. The measure of man (Bobbs-Merrill, Indianápolis, 1953). 
8 VÍTELES, M. Science 122, pág. 1167 (1955). 
9 NEGLEY, G. y PATRICK, J. M. The quest for utopia (Schuman, Nueva York, 1952). 
 
 
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psicólogo, más claro se percibe que la inspiración no es satírica, sino mesiánica. Esta es sin 
duda la sociedad de la ingeniería conductual, y aunque se esperaba que tarde o temprano el 
principio del condicionamiento psicológico serviría como base a una seria construcción 
utópica (Brown lo anticipó en Limanora) ni siquiera la efectiva sátira de Huxley es una 
preparación adecuada para el espantoso horror que produce la idea cuando se le presenta 
positivamente. Esta es la más profunda de todas las dictaduras cortejadas por los utópicos y 
los dictadores incipientes; bien pueden encontrar en esta utopía el vademécum de la práctica 
política.” 
 
Difícilmente se adivinaría que estos autores están hablando de un mundo en 
el cual hay comida, ropa y abrigo para todos, donde cada quien escoge su 
trabajo y trabaja como promedio cuatro horas al día, donde florecen la música 
y las artes, donde las relaciones personales se desarrollan bajo las más 
favorables circunstancias, donde la educación prepara a cada niño para la vida 
social e intelectual que le espera más adelante, donde, en pocas palabras, la 
gente es verdaderamente feliz, se siente segura, es productiva y tiene la mente 
en el futuro. ¿Qué hay de malo en ello? Solo una cosa: “alguien lo planeó así”. 
Si estos críticos encontraran en algún remoto rincón del mundo una sociedad 
que hiciera alarde de ventajas semejantes, seguramente que ellos la aplaudirían 
como el patrón que todos podríamos muy bien seguir, siempre y cuando, claro, 
fuera el resultado de un proceso natural o de la evolución cultural. Cualquier 
evidencia de que se hubiera usado la inteligencia para llegar a esta versión de la 
buena vida, sería, ante los ojos de estos autores, un defecto de la mayor 
seriedad. No importa que el planeador de Walden two no use ninguno de los 
productos de su comunidad en su propio beneficio, ni tampoco importa que en 
realidad él no tenga control o que sea desconocido para la mayoría de los otros 
miembros de la comunidad (así lo planeó también él); en algún lugar, a la 
sombra, él ocupa la posición de primer móvil. Y esto, ante los ojos de los hijos 
de la tradición democrática, lo echa todo a perder. 
Los peligros inherentes al control de la conducta humana son reales. 
Siempre debemos contemplar la posibilidad de que el conocimiento científico 
se use mal. No podemos escaparnos negando el poder de una ciencia de la 
conducta o deteniendo su desarrollo. No sirve de nada aferrarnos a filosofías 
familiares de la conducta humana simplemente porque ellas son más 
reaseguradoras. Como se dijo en otra parte,10 las nuevas técnicas que están 
 
10 SKINNER, B.F. Trans. N.Y. Acad. Sci. 17, pág. 547 (1955). 
 
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emergiendo de esta ciencia de la conducta deben estar sujetas al explícito 
contracontrol que ya ha sido aplicado a formas más primitivas y crudas. La 
fuerza bruta y el engaño, por ejemplo, por lo general se suprimen mediante 
prácticas éticas y explícitamente por agencias gubernamentales y religiosas. Un 
contracontrol semejante del conocimiento científico, como salvaguarda a los 
intereses del grupo, es una posibilidad prometedora y real. Aunque no podamos 
decir el curso que pueda tomar esta evolución, es presumible que emergerá un 
patrón cultural de control y contracontrol que recibirá un amplio apoyo porque 
será más ampliamente reforzante. 
Si no podemos predecir todos los detalles de esto (como obviamente no 
podemos), es importante recordar que tal queja también es cierta cuando se 
aplica a los críticos de la ciencia. Las horrendas consecuencias de las nuevas 
técnicas de control, las ocultas amenazas en los diseños culturales originales, 
esto también necesita ser probado. Es sólo otro ejemplo del punto que se está 
tratando, el que la necesidad de prueba sea sobreseída con tanta frecuencia. El 
hombre se ha metido en algunos buenos apuros y es fácil creer que lo hará otra 
vez. Pero existe una posibilidad más optimista. El lento crecimiento de los 
métodos de la ciencia, aplicados ahora por primera vez a los asuntos humanos, 
puede significar una fase nueva y excitante de la vida humana a la que no se 
apliquen analogías históricas y a la que no sean apropiados los primitivos 
"slogans” políticos. Si hemos de usar el conocimiento que la ciencia de la 
conducta está poniendo ahora a nuestra disposición con alguna esperanza de 
éxito, debemos mirar a la naturaleza humana tal como se la enfoca a través de 
los métodos de la ciencia, en lugar de como se nos la ha presentado en una 
serie de accidentes históricos. 
Si el advenimiento de una poderosa ciencia de la conducta nos causa 
problemas, no será porque la ciencia ensí misma sea enemiga del bienestar 
humano, sino porque algunas concepciones antiguas no dejan la escena con 
facilidad o con presteza. Es de esperar que se resistan a las nuevas técnicas de 
control aquellos que han invertido mucho en las antiguas, pero no tenemos por 
qué ayudarlos a preservar una serie de principios que no son fines en sí mismos 
sino medios pasados de moda para un fin. Lo que se necesita es una 
concepción nueva de la conducta humana que sea compatible con las 
implicaciones del análisis científico. Todos los hombres controlan y son 
controlados. El problema del gobernante, en el más amplio sentido posible, no 
es el de cuánta libertad deba preservarse, sino qué clases de control deban 
 
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usarse y para qué fines. El control debe ser analizado y considerado en sus 
correctas proporciones. Estamos seguros de que nadie desea crear nuevas 
relaciones de amo a esclavo o hacer que la voluntad del pueblo se incline ante 
gobernantes despóticos, sólo que de una nueva manera. Tales son las 
estructuras de control apropiadas a un mundo sin ciencia. Ellas serán las 
primeras en despedirse cuando el análisis experimental de la conducta 
evolucione en el diseño de prácticas culturales. 
 
Yo creo que existe un cierto número de asuntos en conexión con este 
importante tema sobre los cuales los autores del presente artículo, y 
probablemente la mayor parte de los psicólogos, están de acuerdo. Estos 
asuntos no son temas en lo que a nosotros concierne y quisiera mencionarlos 
brevemente para olvidarlos más tarde. 
 
∎ 
Estoy seguro de que todos concordamos en que los hombres, como 
individuos y como sociedades, han intentado siempre comprender, predecir, 
influir y controlar la conducta humana, sus propias conductas y la de otros. 
Creo que estamos de acuerdo en que las ciencias de la conducta están 
haciendo, y continuarán haciendo, rápidos progresos en la comprensión de la 
conducta, y que como consecuencia, la capacidad de predecir y de controlar la 
conducta se está desarrollando con igual rapidez. 
Creo que estamos de acuerdo en que negar estos avances o argüir que la 
conducta del hombre no es un campo científico, es poco realista. Aun cuando 
para nosotros esto no sea un tema a dilucidar, debemos reconocer que muchos 
hombres inteligentes todavía apoyan el punto de vista de que las acciones del 
hombre son libres en un sentido tal que el conocimiento científico de la 
conducta de aquél es imposible. Así, el famoso teólogo Reinhold Niebuhr no 
toma muy en serio el concepto de la psicología como una ciencia de la 
conducta del hombre y aun llega a decir que “de cualquier modo ninguna 
investigación científica de la conducta pasada puede convertirse en la base para 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
15 
 
predecir la conducta futura”.11 Así, aunque este no sea un problema para los 
psicólogos, debemos por lo menos notar que es todavía un problema para 
mucha gente. 
Yo creo que todos concordamos en que potencialmente el tremendo poder 
de una ciencia que permita la predicción y el control de la conducta, puede ser 
mal usado, y que tal posibilidad constituye una seria amenaza. 
Por tanto, Skinner y yo estamos de acuerdo en que la cuestión del control 
científico de la conducta humana es asunto que debe importar a los psicólogos 
y al público en general. Tal como Robert Oppeheimer lo dijo recientemente en 
una reunión de la APA,12 los problemas que los psicólogos van a crearle a la 
sociedad gracias a su mayor habilidad para controlar la conducta serán mucho 
más graves que los problemas creados por la habilidad de los físicos para 
controlar las reacciones de la materia. Yo no estoy seguro de que los 
psicólogos reconozcan por lo general este punto. Mi impresión es que la 
mayoría de ellos mantiene una actitud de laissez-faire. Evidentemente ni 
Skinner ni yo mantenemos esta actitud de laissez-faire, pues de otra manera no 
hubiéramos escrito el presente artículo. 
Puntos Controvertidos 
Con estos puntos de acuerdo básico e importante, ¿quedan algunos temas en 
los cuales hay diferencias? Yo creo que los hay, y pueden ser expresados muy 
brevemente: ¿Quién va a ser controlado? ¿Quién va a ejercer el control? ¿Qué 
tipo de control va a ejercer? Y más importante que todo lo demás, ¿hacia qué 
fin, o con qué propósito, o en la consecución de qué valores se ejercerá el 
control? 
Es en preguntas de esta clase donde existen ambigüedades, escasa 
comprensión y tal vez diferencias profundas. Estas diferencias existen entre 
psicólogos, entre miembros del pueblo, en general, en este país, y entre varias 
culturas en el mundo. Sin esperar el logro de una contestación final a estas 
preguntas, podemos, creo yo, plantear los temas de una manera más clara. 
 
11 NIEBUHR, R. The self and the dramas of history (Scribner, Nueva York, 1955), pág. 47. 
12 OPPEHEIMER, R. Am Psychol, 11, pag. 127 (1956). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
16 
 
Algunos Significados 
Para evitar la ambigüedad y la mala comunicación, quiero aclarar los 
significados de algunos de los términos que estamos usando. 
Ciencia de la conducta es un término que puede ser definido desde 
diversos ángulos, pero en el contexto de esta discusión se refiere 
principalmente al conocimiento de que existen ciertas condiciones en el ser 
humano, y/o en su medio, posibles de ser descritas y que son seguidas por 
ciertas consecuencias que pueden ser descritas también en sus acciones. 
La predicción significa la identificación previa de conductas que ocurren 
después. Dado que es de capital importancia con respecto a algunas cosas que 
quiero decir después, permítaseme señalar ahora que uno puede predecir una 
conducta sumamente específica, tal como el parpadeo, o que uno puede 
predecir una clase de conductas. Uno puede predecir correctamente “conducta 
de evitación”, sin necesidad de especificar si el individuo se echará a correr o 
simplemente cerrará los ojos. 
La palabra control es muy resbalosa, puede usarse con cualquiera de varios 
significados. Quiero especificar los tres que parecen más importantes para 
nuestros propósitos actuales. Control puede significar: lº B pone las 
condiciones para A, sin que A tenga voz ni voto en el asunto, de tal suerte que 
ciertas conductas predecibles ocurran en A. Me voy a referir a esto como 
control externo. 2º B pone las condiciones para A cuando A acepta, hasta cierto 
punto, tales condiciones, de tal suerte que ciertas conductas predecibles ocurren 
en A. Me referiré a esto como la influencia de B sobre A. 3º A pone las 
condiciones de tal suerte que ciertas conductas predecibles ocurren en A 
misma. Me referiré a esto como control interno. Nótese que Skinner junta los 
dos primeros significados, control externo e influencia, bajo el mismo concepto 
de control. Yo encuentro que esto es confuso. 
Concepto General De Control De La Conducta Humana 
Una vez que hemos aclarado paradas (espero), revisemos muy brevemente 
varios elementos que están implicados en el concepto general de control de la 
conducta. Me estoy refiriendo aquí a los previos escritos de Skinner, a sus 
afirmaciones actuales, y a los escritos de otros que han tratado ya sea amistosa 
o antagónicamente con los significados que se entrañan en tal control. No 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
17 
 
excluyo a los escritores de ciencia-ficción, como reportó recientemente 
Vanderburg,13 dado que con frecuencia ellos muestran un estar consciente de 
los temas que se tratan, aun cuando sus métodos se describen como de ficción. 
Estos son, pues, los elementos que parecen comunes a estas diferentes 
concepciones de la aplicación de la ciencia a la conducta humana. 
a) Debe tomarse alguna decisión acerca de las metas.Generalmente se 
presumen metas que son deseables, pero algunas veces, como en el 1984 de 
George Orwell, la meta que se selecciona es él agrandamiento del poder 
individual con la cual la mayoría de nosotros estaría en desacuerdo. En un 
artículo reciente Skinner sugiere que un posible conjunto de metas que se 
puede asignar a la tecnología conductual es este: “Sea el hombre feliz, esté in-
formado, sea hábil, compórtese adecuadamente y sea productivo.”14 En el 
manuscrito original de su parte de este artículo, el cual generosamente me 
mostró, no mencionaba metas tan definidas como estas, sino deseaba 
“mejorías” en las prácticas educativas, un más "sabio” uso del conocimiento en 
la función de gobernar, y cosas por el estilo. En la versión final de su artículo, 
evita aun estos términos semivalorados, y su meta implícita es de naturaleza 
muy general que el control científico de la conducta es deseable, porque quizá 
traería un “mundo mucho mejor para cada uno”. 
El primer paso, pues, en nuestro pensamiento acerca del control de la 
conducta humana es la elección de metas ya sean específicas o generales. Es 
necesario llegar de alguna manera a encarar el problema de “¿con qué 
propósito?” 
b) Un segundo elemento es que ya sea que el fin seleccionado sea muy 
específico o muy general, tal como desear "un mundo mejor”, procedemos con 
los métodos de la ciencia para descubrir los medios que nos lleven a tal fin. A 
través de la experimentación y la investigación descubriremos medios más 
efectivos. El método de la ciencia es autocorrectivo y así llegaremos a medios 
cada vez más efectivos de lograr el propósito que tenemos en mente. 
c) El tercer aspecto de tal control es que, en la medida en que las 
condiciones o métodos para alcanzar esa meta se descubran, alguna persona o 
algún grupo establece estas condiciones después de haber obtenido, ya sea de 
una u otra manera, el poder de hacerlo así. 
 
13 VANDENBERG, S. G. Ibídem, 11, pág. 339 (1956). 
14 SKINNER, B. F. Am. Scholar, 25, pag 47 (1955-1956). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
18 
 
d) El cuarto elemento es exponer a los individuos a las condiciones 
prescritas, y el que esto conduzca, con un alto grado de probabilidad, a la 
conducta concordante con las metas deseadas. Los individuos serían ahora 
felices, si esa ha sido la meta, o de excelente comportamiento, o sumisos, o 
cualquier cosa que se haya decidido hacer de ellos. 
e) El quinto elemento consiste en que si el proceso que he descrito se pone 
en movimiento, entonces habrá una organización social continuada que 
producirá en forma permanente los tipos de conducta que han sido juzgados 
valiosos. 
Algunos Defectos 
¿Hay algún defecto en esta manera de enfocar el control de la conducta 
humana? Yo creo que sí. De hecho el único elemento de esta descripción con el 
que estoy de acuerdo es el segundo. Me parece una verdad incontrovertible que 
el método científico es un excelente modo de descubrir los medios para 
conseguir nuestras metas. Fuera de ello pienso que hay diferencias muy agu-
das, y voy a tratar de expresarlas. 
Creo que en esta presentación de Skinner y en sus escritos previos existe 
una seria subestimación del problema de poder. Esperar que este que ahora está 
siendo puesto a disposición de la gente por las ciencias conductuales se 
ejercitará por los científicos, o por algún grupo benevolente, me parece una 
esperanza con muy poco apoyo en la historia, ya sea reciente o distante. Me 
parece mucho más probable que los científicos conductuales, si mantienen sus 
presentes actitudes, estarán en la posición de los científicos nazis que se 
especializaban en cohetes y proyectiles teledirigidos. Al principio trabajaron 
con devoción por Hitler para destruir a la URSS y a Estados Unidos; ahora, 
dependiendo de quién los capturó, trabajan con la misma devoción para la 
Unión Soviética con el interés de destruir a los Estados Unidos, o con devoción 
similar para los Estados Unidos, con el interés de destruir a la Unión Soviética. 
Si los científicos conductuales están interesados solo en el avance de su 
ciencia, me parece muy probable que terminen sirviendo a los propósitos de 
cualquier individuo o grupo que esté en el poder; pero el principal defecto que 
veo en esta revisión de lo que está implicado en el control científico de la 
conducta humana es el rechazo, la incomprensión o la grosera subestimación 
del papel de los fines, metas o valores en relación a la ciencia. Este error, así 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
19 
 
me parece, tiene tantas implicaciones que quiero dedicarle algún espacio. 
Fines Y Valores En Relación A La Ciencia 
En aguda contradicción con algunos de los puntos de vista que se han 
expresado, quiero proponer una tesis doble: 1º En cualquier empresa científica 
(ya sea ciencia "pura” o "aplicada”) existe una selección previa y subjetiva 
acerca del propósito o valor al que el trabajo científico está sirviendo. 2º Esta 
selección subjetiva del valor que acarrea la creación de la empresa científica 
debe siempre quedar fuera de tal empresa y no puede convertirse nunca en 
parte de la ciencia que está implicada. 
Permítaseme ilustrar este primer punto tomándolo del propio Skinner. Está 
claro que en sus primeros escritos15 se reconoce como necesaria la elección 
previa de valor, y se especifica como meta que los hombres lleguen a ser 
felices, se comporten adecuadamente, sean productivos, etcétera. Me place que 
Skinner se retractara de los valores que escogió, porque tales valores me 
parecen entorpecedores. Solamente me atrevo a pensar que escogió estos 
valores para otros y no para sí mismo. Yo odiaría ver a Skinner convertido en 
una persona que “se comporta adecuadamente”, tal como se definiría el 
término, para él, por algunos científicos conductuales. En su artículo en el 
American Psychologist16 nos muestra que en verdad él no quiere ser 
"productivo” tal como este valor se define por la mayoría de los psicólogos. Y 
el destino más penoso que puedo imaginar para él sería verlo constantemente 
“feliz”. Es el hecho de que es muy infeliz acerca de muchas cosas que me hace 
valorarlo. 
En el manuscrito original en su parte de este artículo, también incluyó 
algunos valores previos de elección, diciendo: "Debemos decidir cómo usar el 
conocimiento que una ciencia de la conducta está poniendo ahora a nuestra 
disposición.” Ahora ha eliminado toda mención de tales elecciones, y si es que 
lo entiendo correctamente, él cree que la ciencia puede proseguir sin ellas, 
afirmando que: "Debemos continuar los experimentos en el diseño cultural... 
poniendo a prueba las consecuencias a medida que avanzamos. Eventualmente 
las prácticas que produzcan la mayor fuerza biológica y psicológica en el grupo 
 
15 SKINNER, B. F. Ibídem, 25, pág. 47 (1955-1956). 
16 SKINNER, B. F. Am. Psychol., 11, pág. 221 (1956). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
20 
 
presumiblemente sobrevivirán.” (8, página 549.) 
Quiero señalar, sin embargo, que escoger el camino de la experimentación 
es un juicio de valor, una elección de valor. Incluso caminar en la dirección de 
la experimentación perfectamente azarosa es una elección de valor. Poner a 
prueba las consecuencias de un experimento sólo es posible si primero hemos 
hecho una elección subjetiva de un criterio de valor, y en su afirmación está 
implícito darle valor a la fuerza biológica y psicológica. Así, aun cuando 
tratemos de evitar tal elección, parece inescapable que para cualquier empresa 
científica es necesaria una elección subjetiva de valor, lo mismo que para 
cualquier aplicación del conocimiento científico. 
Quiero aclarar que no estoy diciendo que los valores no puedan ser 
incluidos como materias de la ciencia. Noes verdad que la ciencia trate solo 
con ciertas clases de "hechos” y que dentro de estas clases no se incluyen los 
valores. La cosa es un poco más complicada, como se demostrará mediante una 
simple ilustración. 
Si yo valoro el conocimiento de las "tres erres”17 como meta de la 
educación, los métodos de la ciencia me pueden dar una información muy 
adecuada de cómo conseguir esta meta. Si yo valoro la habilidad para resolver 
problemas como meta de la educación, el método científico puede 
proporcionarme la misma clase de ayuda. 
Ahora, si queremos determinar si es que la habilidad para resolver 
problemas es "mejor” que el conocimiento de las “tres erres”, entonces el 
método científico podrá también estudiar esos dos valores pero sólo (y esto es 
muy importante) en términos de algún otro valor que yo haya elegido 
subjetivamente. Yo puedo valorar el éxito académico, entonces puedo 
determinar si es que la habilidad para resolver problemas o el aprendizaje de 
las “tres erres” se asocia más estrechamente a tal valor. Yo puedo valorar la 
integración de la personalidad o el éxito vocacional o el hacer ciudadanos 
responsables. Puedo determinar también si la habilidad para resolver problemas 
o el conocimiento de las “tres erres” es “mejor” para lograr cualquiera de estos 
valores; pero el valor o propósito que le da significado a una empresa científica 
particular siempre debe quedar fuera de tal empresa. 
Aunque nuestro principal interés en este simposio se centra mayormente en 
la ciencia aplicada, lo que he estado diciendo también parece ser verdad con 
 
17 Énfasis en la lectura, la escritura y la aritmética. [N. del T.] 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
21 
 
respecto a la llamada ciencia “pura”. En esta ciencia el valor previo de elección 
subjetiva es, por lo común, el descubrimiento de la verdad. Pero esta es una 
elección subjetiva, y la ciencia nunca puede decir si es la mejor elección, 
excepto a la luz de algún otro valor. En la Unión Soviética los geneticistas, por 
ejemplo, tuvieron que hacer la elección subjetiva de si era mejor perseguir la 
verdad o descubrir hechos que apoyaron al dogma gubernamental. ¿Cuál de las 
dos elecciones es “mejor”? Podemos investigar científicamente estas 
alternativas pero solo a la luz de algún otro valor subjetivamente escogido. Si, 
por ejemplo, valoramos la supervivencia de una cultura, entonces podemos 
empezar a investigar, con los métodos de la ciencia, el asunto de que si la 
persecución de la verdad o el apoyo al dogma gubernamental están más 
estrechamente relacionados con la supervivencia cultural. 
Lo que arguyo, entonces, es que cualquier empresa científica, pura o 
aplicada, se lleva al cabo como la búsqueda de un propósito o valor que se 
escoge subjetivamente por personas. Es importante que se haga explícita esta 
elección, dado que el valor particular que se busca nunca podrá ser puesto a 
prueba o evaluado, confirmado o negado, por la actividad científica a la que da 
nacimiento. El valor o propósito inicial siempre, y necesariamente, descansa 
fuera del ámbito de la actividad científica a la cual pone en movimiento. 
Esto significa, entre otras cosas, que si escogemos una meta o serie de 
metas singulares para los seres humanos y después echamos a andar en gran 
escala un aparato para controlar la conducta humana con el propósito de lograr 
tales metas, estaremos encadenados a la rigidez de nuestra selección inicial, 
porque tal empresa científica nunca trascenderá a sí misma en la selección de 
nuevas metas. Solo las subjetivas personas humanas pueden hacer eso. Así, si 
escogemos como nuestra meta un estado de felicidad para los seres humanos 
(una meta merecidamente ridiculizada por Aldous Huxley en Brave new 
world), y si metemos a toda la sociedad en un programa científico exitoso por 
medio del cual la gente se vuelva feliz, nos encerraríamos en una colosal 
rigidez en la cual nadie estaría en libertad de cuestionar esta meta, porque 
nuestras operaciones científicas no podrían trascender a sí mismas y llegar a 
cuestionar los propósitos que las guían. Y sin elaborar en este punto, quiero 
señalar que la rigidez colosal, ya sea en los dinosaurios o en las dictaduras, 
tiene una muy pobre historia evolutiva de supervivencia. 
Sin embargo, si una parte de nuestro esquema es dejar libres a algunos 
“planeadores’’, quienes ni tienen que ser felices ni están controlados y son, por 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
22 
 
tanto, libres para elegir otros valores, entonces esto tiene varios sentidos. 
Significa que el propósito que escogimos como nuestra meta no es suficiente ni 
satisfactorio para los seres humanos puesto que tiene que ser suplementado. 
Significa también que si es necesario crear un grupo élite que sea libre, esto 
mostraría con toda claridad que la mayor parte solo serían esclavos (sin 
importar con cuál nombre rimbombante los mencionemos) de aquellos que 
seleccionan las metas. 
Quizá, sin embargo, lo que se piensa es que una empresa científica 
continuada creará sus propias metas; y que los hallazgos iniciales alterarán las 
direcciones, y que subsecuentes hallazgos las alterarán todavía más, y que de 
alguna manera la ciencia desarrolla su propio propósito. Aunque no lo dice 
claramente, este parece ser el esquema que Skinner tiene en mente. Con toda 
seguridad que es una descripción razonable, pero descuida un elemento en este 
continuo desarrollo, que es la elección personal subjetiva que entra en cada 
punto en el cual la dirección cambia. Los hallazgos de una ciencia, los 
resultados de un experimento, no pueden nunca decirnos cuál es el siguiente 
propósito científico a perseguir. Aun en la más pura de las ciencias, el 
científico debe decidir qué significan sus hallazgos y debe, de una manera sub-
jetiva, escoger el siguiente paso que sea más benéfico en la persecución de su 
propósito. Y si hablamos de la aplicación del conocimiento científico, entonces 
es absolutamente claro que el constante aumento en el conocimiento científico 
de la estructura del átomo no trae consigo ninguna elección necesaria con 
respecto a los fines que debe servir este conocimiento. Esta es una selección 
personal subjetiva que debe hacerse por muchos individuos… 
Por tanto, vuelvo a la proposición con la que empecé esta sección de mis 
comentarios y que ahora repito con diferentes palabras. El sentido de la ciencia 
es la objetiva persecución de un propósito que ha sido subjetivamente escogido 
por una persona o personas. Este valor o propósito nunca puede ser investigado 
por el experimento científico particular que le ha dado nacimiento y 
significado. En consecuencia, cualquier discusión acerca del control de los 
seres humanos por las ciencias de la conducta debe interesarse primero y de 
manera profunda con los propósitos subjetivamente escogidos a los que tal 
aplicación de la ciencia pretende implementar. 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
23 
 
¿Es Esta Una Situación Sin Esperanza? 
El lector acucioso puede reconocer que, aunque mis comentarios hasta el 
momento han introducido algunas modificaciones en la concepción de los 
procesos por medio de las cuales la conducta humana será controlada, tales 
comentarios pueden haber hecho que tal control parezca aún más inevitable. 
Podríamos resumir de esta manera: la ciencia de la conducta se está moviendo 
claramente hacia adelante; el siempre creciente poder de control que 
proporciona será propiedad de algún individuo o de algún grupo; tal individuo 
o grupo seguramente escogerá los fines o valores que se deben lograr; y la 
mayoría de nosotros estará cada vez más controlado por medios tan sutiles que 
no estaremos ni siquiera conscientes de ellos como controles. Ya sea un 
consejo de sabios psicólogos (si es que nose contradicen los términos), o un 
Stalin, o un Big Brother quienes tengan el poder, y ya sea que el fin se 
considere la felicidad o productividad, o la resolución del complejo de Edipo, o 
la sumisión, o el amor por Big Brother, inevitablemente nos encontraremos 
caminando hacia la meta escogida y tal vez pensando que nosotros mismos la 
deseamos. Por ello, y si esta línea de razonamiento es correcta, parece que se 
acerca a alguna forma de Walden two o de 1984 (y a cierto nivel filosófico 
profundo ambos son indistinguibles). El hecho de que seguramente nos 
llegarán en retazos en vez de todo junto no cambia mucho los temas 
fundamentales. En cualquier caso, tal como lo ha manifestado Skinner en sus 
escritos, en ese momento miraremos hacia atrás, hacia los conceptos de libertad 
humana, de capacidad, de elección, de responsabilidad por lo escogido, y del 
valor del individuo humano, como curiosidades históricas que alguna vez 
existieron por accidente cultural de valores en una civilización precientífica. 
Creo que cualquier persona que observa las tendencias actuales, debe 
considerar algo parecido a la secuencia anterior como una posibilidad real. No 
es una simple fantasía. Algo de esa suerte puede ser aún el futuro más 
probable. ¿Pero es un futuro inevitable? Quiero dedicar el resto de mis 
comentarios a una posibilidad distinta. 
Un Conjunto Alternativo De Valores 
Supongamos que empezáramos con un conjunto de metas, propósitos y 
valores completamente diferentes del tipo de fines que hemos estado 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
24 
 
considerando; que hacemos esto de una manera completamente abierta, 
proponiéndolos como posibles elecciones de valor a ser aceptadas o 
rechazadas. También supongamos que seleccionamos un conjunto de valores 
que se centra en elementos de procesos fluidos, en vez de atributos estáticos. 
Podríamos entonces valorar al hombre como un proceso de llegar a ser, como 
un proceso de lograr dignidad y merecimiento mediante el desarrollo de sus 
potencialidades; el ser humano individual como un proceso de 
"autoactualización”,18 dirigiéndose hacia experiencias más enriquecedoras y 
excitantes, el proceso mediante el cual el individuo se adapta creativamente a 
un mundo siempre nuevo y cambiante; el proceso por el cual el conocimiento 
trasciende a sí mismo, como, por ejemplo, la teoría de la relatividad trascendió 
a la física newtoniana, para a su vez ser trascendida en lo futuro por alguna 
percepción nueva. 
Si seleccionamos valores como estos encaramos nuestra ciencia y 
tecnología de la conducta con un conjunto muy diferente de preguntas. 
Deseamos saber cosas tales como esta: ¿Puede la ciencia ayudar en el 
descubrimiento de nuevos modos de vivir, más recompensantes o 
enriquecedores? ¿De modos de relación interpersonal más significativos y 
satisfactorios? ¿Puede la ciencia informarnos cómo la raza humana podría 
convertirse en un participante más inteligente de su propia evolución, de su 
evolución física, psicológica y social? ¿Puede la ciencia decirnos la manera de 
dar rienda suelta a la capacidad creativa de los individuos, lo que parece tan 
necesario si es que hemos de sobrevivir en esta edad atómica tan terriblemente 
expansiva? Oppenheimer ha señalado19 que el conocimiento, el cual se doblaba 
en milenios o centurias, ahora se dobla en una generación o una década. Parece 
que debemos descubrir el non plus ultra de sacar a luz nuestra creatividad si es 
que vamos a ser capaces de adaptamos efectivamente. En resumen, ¿puede la 
ciencia descubrir los métodos mediante los cuales el hombre pueda convertirse 
más rápidamente en un proceso autotrascendente y de continuo desarrollo, 
tanto en su conducta como en su pensamiento y en su conocimiento? ¿Puede la 
ciencia predecir y dar a luz a una libertad esencialmente impredecible? 
Una de las virtudes de la ciencia, entendida como un método, es que es 
capaz de empujar e implementar metas y propósitos de esta clase, así como 
 
18 Self-actualization en el original. 
19 OPPENHEIMER, R. Roosevelt University Occasional Papers, 2, (1956). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
25 
 
también ponerse al servicio valores estáticos, tales como estar bien informado, 
ser feliz y obediente. Es obvio que tenemos cierta evidencia de ello. 
Un Pequeño Ejemplo 
Quizá se me perdone si documento algunas posibilidades acudiendo a la 
psicoterapia, el campo que mejor domino. 
La psicoterapia, tal como Meerloo20 y otros han señalado, puede ser uno de 
los instrumentos más sutiles para el control de A por B. El terapeuta puede, 
sutilmente, moldear individuos a imagen de sí mismo. Puede hacer que un 
individuo se convierta en un ser sumiso y conformista. Cuando ciertos 
principios terapéuticos se emplean al máximo, le llamamos lavado de cerebro, 
una muestra de la desintegración de la personalidad y la reformulación de la 
persona de acuerdo a los deseos del individuo controlador. Así los principios 
de la terapia se pueden emplear como medios efectivos de control externo de la 
personalidad y la conducta humanas. ¿Puede la psicoterapia ser algo más? 
Aquí encuentro que el desarrollo realizado en la psicoterapia centrada en el 
cliente21 es una muestra maravillosa de lo que la ciencia de la conducta puede 
hacer para lograr la clase de valores de que he hablado. Además de ser una 
orientación relativamente nueva dentro de la psicoterapia, este desarrollo tiene 
implicaciones importantes con respecto a la relación de la ciencia de la 
conducta y el control de la conducta humana. Permítaseme describir nuestra 
experiencia en lo que se relaciona a los temas de esta discusión. 
En la terapia centrada en el cliente, estamos profundamente interesados en 
la predicción y la influencia sobre la conducta, y aún más en el control de la 
misma. Como terapeutas, instituimos ciertas condiciones actitudinales y el 
cliente tiene relativamente muy poca voz en el establecimiento de estas 
condiciones. Predecimos que si se instituyen estas condiciones se seguirán 
ciertas consecuencias conductuales para el cliente. Hasta este momento esto es 
principalmente control externo, en nada diferente del descrito por Skinner e 
igual al que he discutido en las secciones precedentes de este artículo. Pero 
aquí termina toda semejanza. 
Las condiciones que hemos elegido para establecer predicen consecuencias 
 
20 MEERLOO, J. A. M. Nervous mental diseases, 122, pág. 353 (1955). 
21 ROGERS, C. R. Client-centered therapy (Houghton-Mifflin, Boston, 1951). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
26 
 
conductuales tales como estas: que el cliente llegará a ser más autodirectivo, 
menos rígido, más abierto a la evidencia de sus sentidos, mejor organizado e 
integrado, se asemejará más al ideal que ha elegido por sí mismo. En otras 
palabras, hemos establecido mediante el control externo condiciones que 
predecimos que serán seguidas por controles internos del propio individuo en 
la persecución de sus metas internamente elegidas. Hemos puesto las 
condiciones que predicen varias clases de conductas (conductas autodirectivas, 
sensibilidad a las realidades de adentro y de afuera, adaptabilidad flexible) que 
son por su naturaleza misma impredecibles al nivel específico. Las 
investigaciones que hemos efectuado22 indican que nuestras predicciones han 
sido corroboradas hasta un grado significativo, y nuestra alianza con el método 
científico nos hace creer que podremos encontrar medios más efectivos de 
lograr estos fines. 
En otras áreas (industria, educación, dinámica de grupos) existen 
investigaciones que parecen apoyar nuestros propios resultados. Creo que se 
puede afirmar conservadoramente que se ha hecho cierto progreso científico en 
la identificación de aquellas condicionesen una interrelación personal en la 
cual si existen en B, se siguen en A; de una mayor madurez en la conducta, me-
nor dependencia hacia los demás; un aumento en la expresividad como 
persona, un aumento en la variabilidad, flexibilidad y efectividad en la 
adaptación y un aumento en la autorresponsahilidad y autodirección. Y, en 
total desacuerdo con lo que expresa alguno, no encontramos que la conducta 
adaptativamente creativa que resulta de tal variabilidad autodirigida sea la 
expresión de un "accidente feliz” que ocurre en el "caos”. En vez de ello, el 
individuo que acepta esta experiencia y que es autodirectivo se vuelve 
armónico y no caótico, ingenioso en vez de azaroso, en la medida en que 
ordena sus respuestas imaginativamente hacia el logro de sus propios 
propósitos. Sus acciones creativas no son menos “accidentes felices” que el 
desarrollo de la teoría de la relatividad, de Einstein. 
Así nos encontramos en total acuerdo con la afirmación de John Dewey: 
“La ciencia ha encontrado su camino, no suprimiendo, sino dando rienda suelta 
a los elementos de variación, de invención e innovación, de creación novedosa 
 
22 ROGERS, R. C. y DYMOND, R. (eds.), Psychotherapy and personality Change (Univ. of Chicago 
Press, Chicago, 1954). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
27 
 
en los individuos.”23 Nosotros creemos que el progreso, tanto en la vida 
personal como en la del grupo, se consigue de la misma manera. 
 
Un Posible Concepto Del Control De La Conducta Humana 
Es perfectamente claro que el punto de vista que estoy expresando contrasta 
de plano con la concepción común de la relación entre las ciencias de la 
conducta y el control de la conducta humana. Para hacer este contraste todavía 
más aparente voy a afirmar esta posibilidad en párrafos paralelos a los que usé 
antes. 
1. Es posible que elijamos evaluar al hombre como un proceso 
autoactualizador, de llegar a ser, de evaluar la creatividad y el proceso 
mediante el cual el conocimiento puede volverse autotrascendente. 
2. Con los métodos de la ciencia podemos proceder a descubrir las 
condiciones que necesariamente anteceden a estos procesos y mediante la 
continua experimentación, a descubrir mejores maneras de lograr estos 
propósitos. 
3. Es posible, tanto para los individuos como para los grupos, establecer 
estas condiciones con un mínimo de poder o control. De acuerdo con el 
conocimiento actual la única autoridad necesaria es la de establecer ciertas 
cualidades de relación interpersonal. 
4. Expuestos a estas condiciones el conocimiento actual sugiere que los 
individuos llegarán a ser más autorresponsables, progresarán en la “self-
actualización”, llegarán a ser más flexibles y a adaptarse de una manera más 
creativa. 
5. Así, con una elección inicial como esta, se inauguraría el principio de un 
sistema o subsistema social en el cual los valores, el conocimiento, las 
habilidades adaptativas y aun el concepto de ciencia estarían continuamente 
cambiando y autotrascendiendo. El énfasis se podría poner en el hombre como 
un proceso de llegar a ser. 
Creo que está claro que una visión como la que he estado describiendo no 
nos conduce a ninguna utopía indefinible. Sería imposible predecir su resultado 
final. Implica un desarrollo, paso a paso, con fundamento en una continua 
 
23 RATNER, J. (Ed.), Intelligence in the modern world: John Dewey's philosophy (Modern Library, 
Nueva York, 1939), pág. 359. 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
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elección de propósitos subjetivos que se implementarían gracias a las ciencias 
de la conducta. Es en la dirección de la “sociedad abierta”, tal como Popper24 
ha definido el término, donde los individuos son responsables por sus 
decisiones personales. Este es el polo opuesto del concepto de sociedad cerrada 
de la cual Walden two sería un ejemplo. 
Confío en que también es evidente que el principal énfasis es sobre el 
proceso, no sobre estados finales del ser. Sugiero que escogiendo valorar 
ciertos elementos cualitativos del proceso de llegar a ser es como podemos 
encontrar un camino hacia la sociedad abierta. 
 
La Elección 
Espero que hayamos ayudado a clarificar el rango de elección que quedará 
ante nosotros y ante nuestros hijos con respecto a las ciencias de la conducta. 
Podemos elegir el empleo de nuestro siempre creciente conocimiento para 
esclavizar a la gente de manera nunca antes soñada, despersonalizándola, 
controlándola con medios tan cuidadosamente seleccionados que ella quizá 
nunca se dé cuenta que ha perdido su personalidad. También podemos escoger 
cómo utilizar nuestro conocimiento científico para hacer a los hombres felices, 
comportarse bien, y productivos como antes sugirió Skinner, o podemos 
asegurar que cada persona se aprenda el silabario que antes seleccionamos y 
que ahora ponemos frente a él, tal como ahora lo propone Skinner. O, al otro 
extremo del espectrum de elección, podemos escoger usar las ciencias de la 
conducta de modo que liberen y no controlen; que traigan aparejada 
variabilidad constructiva y no conformidad; que desarrollen creatividad y no 
contento; que faciliten a cada persona su autodirigido proceso de llegar a ser; 
que ayuden a los individuos, a los grupos y aun al concepto de ciencia a 
convertirse en autotrascendentes de manera variada y adaptativa de encararse a 
la vida y a sus problemas. La elección está frente a nosotros y la raza humana, 
siendo lo que es, es probable que tropiece haciendo elecciones de valores que 
serán algunas veces casi desastrosas y otras sumamente constructivas. 
Estoy consciente de que, para algunos, esta proposición de elegir es poco 
realista, porque se considera que la elección de valores no es posible. Skinner 
 
24 POPPER, K. R. The open society and its enemies (Rutledge y Kegan, Paul, Londres, 1945). 
 
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Conducta Humana 
 
 
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ha afirmado que “los pregonados poderes creativos del hombre y su capacidad 
de elegir y nuestro derecho de hacerlo responsable por su elección, nada de 
esto es notable en este nuevo autorretrato (proporcionado por la ciencia). El 
hombre, creímos una vez, era libre para expresarse a sí mismo en el arte, la 
música y la literatura, para hacer pesquisas en la naturaleza, para buscar su 
salvación a su propio modo; pudo iniciar la acción y hacer espontáneos y 
caprichosos cambios de dirección. . . Pero la ciencia insiste en que la acción se 
inicia por fuerzas que tengan impacto en el individuo y que el capricho es tan 
solo otro nombre para la conducta de la cual todavía no hemos encontrado la 
causa”.25 
Yo puedo entender este punto de vista, pero creo que evita encarar la gran 
paradoja de la ciencia de la conducta. Cuando se la examina científicamente, la 
conducta es sin duda mejor entendida cuando se la considera determinada por 
causas previas. Pero la elección personal responsable, que es el elemento 
esencial de ser una persona, que es el corazón de las experiencias en 
psicoterapia, que existe antes que cualquier empresa científica, es un hecho en 
nuestras vidas igualmente preeminente. Negar la experiencia de la elección 
responsable es para mí un punto de vista tan restringido como la posibilidad de 
una ciencia conductual. El que estos dos elementos importantes de nuestra ex-
periencia parezcan estar en contradicción tiene quizá la misma significación 
que la contradicción entre las teorías de la luz corpuscular y de ondas, las 
cuales se ha mostrado que son verdaderas aunque incompatibles. Nosotros no 
podemos negar nuestra vida subjetiva más de lo que podemos negar la 
descripción objetiva de esa vida. 
Para concluir, pues, mi opinión es que la ciencia no puede salir a la luz sin 
una elección personal delos valores que queremos lograr. Y estos valores que 
escojamos para implementarla quedarán para siempre fuera de la ciencia que 
los implemente; las metas que seleccionemos, los propósitos que queramos 
seguir, deben estar siempre fuera de la ciencia que los logre. Para mí, esto tiene 
el alentador significado de que la persona humana, con su capacidad de 
elección subjetiva, puede y existirá siempre separada de y antes que cualquiera 
de sus empresas científicas. A menos que como individuos y como grupos 
escojamos renunciar a nuestra capacidad de elección subjetiva 
permaneceremos siempre personas no simples peones de una ciencia 
 
25 SKINNER, B. F. Ibídem, 25, pág. 47. (1955-1956). 
 
Algunos Temas Respecto Al Control De La 
Conducta Humana 
 
 
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autocreada. 
 
No puedo estar completamente de acuerdo en que la práctica de la ciencia 
requiere una decisión anterior acerca de las finalidades o una previa elección de 
valores. El metalurgista puede estudiar las propiedades del acero y el ingeniero 
puede diseñar un puente sin encarar la cuestión de si se va a construir un puen-
te; pero tales preguntas con frecuencia se hacen y se contestan de manera 
tentativa. Rogers quiere llamarles a las respuestas “elecciones subjetivas de 
valor”. Para mí tal expresión sugiere que hemos tenido que abandonar prácticas 
científicas más rigurosas para poder hablar acerca de nuestra propia conducta. 
En el análisis experimental de otros organismos yo usaría otros términos y aquí 
trataré de hacer lo mismo. Cualquier lista de valores es una lista de 
reforzadores, condicionados o no. Estamos constituidos de tal manera que, bajo 
ciertas circunstancias, el alimento, el agua, el contacto sexual, etcétera, harán 
que cualquier conducta que produzcamos tenga más probabilidad de ocurrir 
nuevamente. Otras cosas pueden adquirir este poder. No necesitamos decir que 
un organismo elige comer en vez de padecer hambre. Si su contestación es algo 
muy diferente cuando el hombre elige padecer hambre, estoy felizmente de 
acuerdo. Si no fuera así, ya habríamos aclarado la cuestión de la elección desde 
hace mucho tiempo. Un organismo puede ser reforzado por (puede hacérsele 
“elegir”) casi cualquier estado de cosas. 
Rogers está interesado en elecciones que entrañan consecuencias múltiples 
y comúnmente conflictivas. Yo he hablado en algunas de ellas en otro lugar26 
en un análisis de autocontrol. ¿Debo comer estas deliciosas fresas hoy, para 
mañana sufrir terribles dolores de estómago? La decisión que voy a hacer se 
acostumbra asignarla al campo de la ética, pero estamos ahora estudiando en el 
laboratorio combinaciones similares de consecuencias positivas y negativas, así 
como también consideraciones colaterales que afectan el resultado. ¡Hasta a 
una paloma puede enseñársele cierta cantidad de autocontrol! Y estos 
experimentos nos ayudan a comprender cómo trabajan ciertas fórmulas (entre 
ellas los juicios de valor), las cuales han sido propuestas por la sabiduría 
 
26
 SKINNER, B. F. Science and human behavior. Macmillan, Nueva York, 1953. 
 
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popular, la religión y la psicoterapia en los intereses de la autodisciplina. El 
efecto observable de cualquier juicio de valor es alterar la efectividad relativa 
de los reforzadores. Es posible que si pensamos acerca del dolor de estómago, 
ya no seamos capaces de deleitarnos con las fresas. Si los dolores estomacales 
se hacen suficientemente penosos, ilegales, pecadores, desajustados, o 
estúpidos, sonreiríamos con satisfacción cuando hiciéramos de lado las fresas 
en una grandiosa respuesta de evitación que traería una sonrisa a los labios de 
Murray Sidman. 
La gente se comporta de manera que se adapta a los patrones éticos, 
gubernamentales o religiosos porque se les refuerza de este modo. La conducta 
que resulta puede tener consecuencias a largo plazo para la supervivencia del 
patrón al cual se adapta. Y, nos guste o no, la supervivencia es el criterio 
último. Y aquí es donde, me parece, la ciencia puede ayudar no eligiendo una 
meta sino capacitándonos para predecir el valor de supervivencia de las 
prácticas culturales. Desde hace muchísimo tiempo el hombre ha tratado de 
conseguir el tipo de vida que quiere mediante la glorificación de alguna clase 
de reforzamiento inmediato. A medida que la ciencia lo señala más y más, las 
consecuencias remotas pueden empezar a trabajar en el reforzamiento de 
conducta, no en la lacayuna devoción a un valor escogido, sino con respecto a 
la supervivencia final de la humanidad. No se me pregunte por qué quiero que 
sobreviva la humanidad. Solamente podría responder de la misma manera en la 
que el fisiólogo podría decirle, porque yo quiero respirar. Una vez que se ha 
señalado la relación entre una determinada etapa y la sobrevivencia de mi 
grupo, yo daré ese paso y el deber de la ciencia es el señalar precisamente esas 
relaciones. 
Los valores que yo he recomendado en ocasiones (y que Rogers no me deja 
olvidar) son transicionales. Dadas condiciones iguales, estoy apostándole al 
grupo cuyas prácticas producen gente saludable, feliz, segura, productiva y 
creativa e insisto en que los valores recomendados por Rogers también son 
transicionales,, dado que yo puedo hacerle a él la misma clase de pregunta. ¿El 
hombre como un proceso de llegar a ser —qué? ¿Actualización para qué? 
Como meta, el control interno no es más, o mejor, que el externo. 
Lo que yo creo que Rogers propone aquí y en otra parte,27 es esto: Usemos 
nuestro siempre creciente poder de control para crear individuos que no 
 
27 ROGERS, C. R. Teachers Collage Record, 37, pág. 316 (1956). 
 
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necesiten, y quizá nunca respondan al control, y resolvamos el problema de 
nuestro poder renunciando' a él. A primera vista, esto parece tan poco plausible 
como un déspota benevolente. Sin embargo, a veces el poder ha sido cedido. 
Una nación quemó su Reichstag, hombres ricos han regalado toda su riqueza, 
mujeres hermosas se han convertido en horribles ermitaños en el desierto y 
algunos psicoterapeutas han llegado a convertirse en no directivos. Cuando 
esto sucede, yo busco otros posibles reforzamientos para una explicación más 
plausible. Un pueblo abandona o rechaza el poder democrático cuando un 
tirano les promete el resto del mundo. Los hombres ricos regalan su dinero para 
escapar del dedo acusador de su prójimo. Una mujer hermosa destruye su 
belleza porque espera salvarse. Y el psicoterapeuta abandona el control porque 
así puede ayudar más efectivamente a su cliente. 
La solución que sugiere Rogers es, por tanto, comprensible, Pero, ¿está 
interpretando correctamente el resultado? ¿Qué evidencia existe de que un 
cliente llegue a ser verdaderamente auto- directivo? ¿Qué evidencia apunta 
hacia el hecho de que Rogers haga una verdadera elección interna de una meta 
o ideal? Aun cuando el terapeuta no sea quien elige, aun cuando aliente la 
“actualización”, él no está fuera de control en la medida en que se mantiene a sí 
mismo alerta para intervenir cuando la ocasión le exija; cuando, por ejemplo, el 
cliente elige como meta llegar a ser un mentiroso más hábil, o matar a su 
patrono; pero supongamos que el terapeuta efectivamente se autoelimina por 
completo, o simplemente ya no es necesario. ¿Qué pasa con todas las otras 
fuerzas que actúan sobre el cliente? ¿Es la meta autoelegida independiente de 
su entrenamiento ético y religioso anterior? ¿De los hábitos y costumbres de su 
grupo? ¿De las opiniones y actitudes de otros que para él son importantes? 
Seguramente que no. La situación terapéutica es solo una pequeña parte del 
mundo del cliente. Desde el punto de vista del terapeuta,

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