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GINECOLOGIA (454)

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433Endocrinología de la reproducción 
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trual. Los inhibidores endógenos de MMP, llamados inhibidores 
hísticos de las metaloproteinasas de la matriz, también aumentan 
antes de la menstruación y limitan la degradación de las MMP.
Vasoconstricción y contractilidad endometrial
Para que la menstruación sea efi caz, se necesita una vasoconstric-
ción endometrial oportuna con contracción miometrial. La con-
tracción de la luz de los vasos genera isquemia, que provoca lesión 
endometrial y descamación menstrual ulterior. Dentro del endo-
metrio, las células epiteliales y del estroma secretan endotelina 1, 
miembro de una familia de vasoconstrictores potentes. La encefa-
linasa degrada endotelina y se expresa en mayor concentración en 
el endometrio en la mitad de la fase secretora (Head, 1993). Sin 
embargo, al fi nal de la etapa lútea, el descenso de la progesterona 
sérica provoca que se pierda la expresión de encefalinasa. Esto per-
mite una mayor actividad de la endotelina, que a su vez, propor-
ciona un sistema fi siológico tendiente hacia la vasoconstricción. 
En coordinación con la descamación endometrial, las con-
tracciones miometriales controlan la hemorragia al comprimir los 
vasos endometriales y expulsar la secreción menstrual. El descenso 
de la progesterona sérica reduce la cantidad de una enzima que 
degrada prostaglandinas, con lo que aumenta la actividad de la 
PGF2α en el miometrio desencadenando las contracciones miome-
triales (Casey, 1980).
Estrógenos y progestágenos
Durante el ciclo menstrual, la expresión de receptores de estróge-
nos y progestágenos en el endometrio se encuentra muy regulada. 
Este control ofrece otro mecanismo para moderar los efectos que 
tienen los esteroides sobre la maduración y la función del endo-
metrio.
Los receptores estrogénicos se expresan en los núcleos de célu-
las epiteliales, del estroma y miometriales y se observa una mayor 
concentración durante la fase proliferativa. No obstante, durante la 
fase lútea, la concentración ascendente de progesterona reduce la ex -
presión de dichas moléculas (Lessey, 1988).
La concentración de receptores endometriales de progesterona 
alcanza su punto máximo a la mitad del ciclo en respuesta a la ele-
vación de estrógenos. Hacia la mitad de la fase lútea casi no existe 
expresión de receptores de progestágenos en el endometrio, si bien 
persisten en el estroma (Lessey, 1988; Press, 1988).
La proliferación y la diferenciación del epitelio uterino son regu-
ladas por estradiol, progesterona y diversos factores de crecimiento. 
La importancia de los estrógenos en el desarrollo endometrial se 
traduce en una mayor frecuencia de hipertrofi a de dicho tejido en 
las mujeres que reciben tratamiento con estrógenos sin oposición. 
Estas hormonas ejercen sus efectos de manera directa a través de su 
interacción con los receptores estrogénicos y la inducción de diver-
sos factores de crecimiento como el IGF-I, el TGF-α y el factor de 
crecimiento epidérmico (Beato, 1989; Dickson, 1987). Los efectos 
de la progesterona sobre el desarrollo endometrial varían según la 
capa de endometrio. Esta hormona es indispensable para la conver-
sión de la capa funcional de un patrón proliferativo a uno secretor. 
Además, fomenta la proliferación celular en la porción basal.
Factores de crecimiento y moléculas 
de adherencia celular
Se han identifi cado numerosos factores de crecimiento y sus recep-
tores en el endometrio (cuadro 15-10). Cada uno de éstos posee 
lar sufre seudoestratifi cación. El estroma permanece compacto. El 
espesor endometrial alcanza alrededor de 12 mm en el momento 
del pico de LH y ya no aumenta de manera signifi cativa.
Después de la ovulación, el endometrio se transforma en tejido 
secretor. El periodo que transcurre durante y después de la trans-
formación se denomina fase secretora del endometrio y corresponde 
a la fase lútea ovárica del ciclo menstrual. En las células que revis-
ten a las glándulas aparecen vacuolas subnucleares con abundante 
glucógeno. Bajo el estímulo de la progesterona, estas vacuolas se 
desplazan desde la base de las células glandulares hasta la luz y 
expulsan su contenido. Este fenómeno secretor alcanza su punto 
máximo alrededor del sexto día después de la ovulación y coincide 
con el día de la implantación. Durante la fase lútea las glándu-
las se tornan más tortuosas y el estroma más edematoso. Además, 
el número de las arterias espirales que alimentan el endometrio 
aumenta.
En ausencia de implantación del blastocisto, el cuerpo lúteo 
no persiste gracias a la hCG placentaria, la progesterona desciende 
y las glándulas endometriales se colapsan. Numerosos leucocitos 
polimorfonucleares y monocitos provenientes de los vasos cerca-
nos infi ltran al endometrio. Las arterias espirales se cierran, provo-
cando isquemia local y los lisosomas liberan enzimas proteolíticas 
que aceleran la destrucción de los tejidos. En el endometrio existen 
PG capaces de contribuir con el vasoespasmo arteriolar. La prosta-
glandina F2α (PGF2α), abundante en el recubrimiento de la cavidad 
uterina, induce contracciones miometriales que ayudan a expulsar 
el tejido endometrial.
Se cree que toda la capa funcional del endometrio se exfolia 
durante la menstruación, dejando sólo la capa basal para la rege-
neración de dicho tejido. Sin embargo, en algunas investigaciones 
se han observado grandes variaciones en la cantidad de tejido des-
camado a partir de diversos sitios. Después de la menstruación, se 
cree que el endometrio descamado empieza a epitelizarse de nuevo 
dos o tres días después de iniciada la menstruación y termina en 
48 horas.
 ■ Regulación y función endometrial
Degradación del tejido endometrial 
y hemorragia
Dentro del endometrio, numerosas proteínas mantienen un equi-
librio delicado entre la integridad de los tejidos y la destrucción 
circunscrita necesaria para la descamación menstrual o para la inva-
sión trofoblástica durante la implantación. Se cree que los genes 
que codifi can estas proteínas hísticas son regulados por citocinas, 
factores de crecimiento y hormonas esteroideas, aunque los detalles 
de esta regulación todavía son incompletos.
De estas proteínas, el factor hístico es una molécula de la mem-
brana que activa la secuencia de la coagulación al contacto con la 
sangre. Además, tanto la urocinasa como el activador del plasminó-
geno hístico (TPA, tissue plasminogen activator) son fi brinolíticos 
y aumentan la conversión de plasminógeno en plasmina, además 
de activar la degradación de los tejidos. La actividad del TPA es 
bloqueada por el inhibidor 1 del activador del plasminógeno, tam-
bién presente en el estroma endometrial (Lockwood, 1993; Schatz, 
1995). Es importante señalar que las metaloproteinasas de la matriz 
(MMP, matrix metalloproteinases) son una familia de enzimas con 
especifi cidades superpuestas por distintos sustratos de colágeno y 
otros componentes de la matriz extracelular. La composición de las 
MMP varía según el tejido endometrial y durante el ciclo mens-
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