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Ensayo_sobre_los_fundamentos_del_modelo

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Para citar este artículo:
Pour citer cet article:
To quote the article:
Portugal, Ayar (2017) “Ensayo sobre los fundamentos microeconómicos del modelo 
económico boliviano” In Ecología y reciprocidad: (Con)vivir Bien, desde contextos 
andinos, edited by Koen de Munter, Jacqueline Michaux and Gilberto Pauwels. La 
Paz: Plural
Contacto: ayarportugal@gmail.com
1
Ensayo sobre los fundamentos
microeconómicos del modelo económico
boliviano
Ayar Waman Portugal Michaux
Table of Contents
 1 Introducción......................................................................................................................................3
 2 El modelo económico boliviano.......................................................................................................6
 3 Crítica de la utilidad.......................................................................................................................10
 4 Crítica de la reciprocidad................................................................................................................13
4.1 Las interpretaciones utilitaristas..............................................................................................14
4.2 Las interpretaciones no utilitaristas.........................................................................................17
 5 Principios de política microeconómica..........................................................................................22
 6 Conclusiones...................................................................................................................................28
 7 Referencias.....................................................................................................................................30
2
1 Introducción
Los cambios estructurales que se producen en Bolivia desde hace diez años son el resultado directo 
de las acciones Gobierno post-neoliberal del MAS-IPSP. Este Gobierno pretende integrar el cúmulo 
de aspiraciones y reivindicaciones de los pueblos indígenas originarios campesinos y movimientos 
sociales que remontan en cierta medida hasta el periodo colonial, pero particularmente aquellas que 
(re)surgen tras los levantamientos indígenas entre los años 2000 y 2001 y la Agenda de octubre del 
2003. Algunas de las reivindicaciones más importantes de los movimientos sociales e indígenas de 
comienzos del siglo XX ya han sido cumplidas por el nuevo Gobierno, por ejemplo la cuestión de la
exportación del gas fue resuelta tras la negociación de nuevos términos contractuales con las 
empresas petrolíferas y la convocatoria a la Asamblea Constituyente dio lugar a la nueva 
Constitución Política del Estado a comienzos del 2009; por otro lado, la cuestión de un modelo de 
desarrollo socialista, idealmente extirpado de las imperfecciones del capitalismo y orientado hacia 
un horizonte de vida para vivir bien, todavía no ha sido completamente resuelta. Sin embargo para 
alcanzar hemos estado obligados de iniciar un largo proceso de cambio, una transición, un periodo 
caracterizado por la experimentación de diversas formas de desarrollo alternativo por parte de los 
diversos Ministerios públicos, por ejemplo el Programa Nacional Biocultura del Ministerio de 
Medio Ambiente y Aguas.
El presente ensayo busca contribuir a este Proceso de cambio desde una perspectiva teórica en torno
al modelo económico teórico aplicado en las políticas económicas del vivir bien, en particular sus 
hipótesis microeconómicas. El modelo actual, el Modelo Económico Social Comunitario y 
Productivo (MESCP), contrasta con el modelo neoliberal vigente entre 1985 y 2005, pero sus 
puntos de divergencia conciernen más que todo a la teoría macroeconómica (en torno al rol del 
Estado en la economía) y no así a la teoría microeconómica. El MESCP describe el funcionamiento 
general de la economía pero no aborda en detalle la caracterización de los agentes económicos 
3
como sería de esperarse en un modelo general, parece asumir por defecto que las hipótesis 
tradicionales de la doctrina utilitarista son pertinentes para todos los actores de la economía plural.
¿Acaso no debería cuestionarse igualmente la teoría microeconómica dominante heredada del 
periodo neoliberal en el marco de la descolonización? ¿Porqué generalizar las hipótesis 
tradicionales de racionalidad instrumental, de interés personal y de toma de decisión individual 
propias de la economía privada al resto de las formas de organización de la economía plural? Lo 
que busco demostrar en este ensayo es que para descolonizar la epistemología económica boliviana 
el MESCP debe contemplar modelos “parciales” de la economía específicos para las formas de 
organización comunitaria y social cooperativa bajo otros supuestos que aquellos de la doctrina 
utilitarista y en un segundo tiempo proceder a la formalización lógica y teórica en un “modelo 
económico comunitario” sobre la hipótesis teórica del principio de la reciprocidad en lugar del 
principio de la utilidad (abordado en la subsiguiente sección).
El supuesto general de este ensayo es que el vivir bien o buen vivir es un paradigma de desarrollo 
que surge como respuesta a los límites del paradigma capitalista, en particular a las crisis del 
sistema capitalista, tanto en Bolivia como en Ecuador, aunque actualmente no existe un consenso 
general sobre su definición ya que su significado aún está siendo debatido en aquellas sociedades. 
En ese sentido considero que el horizonte del vivir bien es el de un modo de desarrollo 
socioeconómico opuesto al capitalista, otro que el sistema comunista (o colectivista), y no así por la 
de un “estilo de vida milenario en contacto con la naturaleza” que podría eventualmente traducirse 
en alguna política económica (como las transferencias condicionadas), no porque aquella no sea una
perspectiva legítima, sino porque el vivir bien se vuelve un tema de debate público solamente tras la
revolución democrática y cultural, lo que en mi opinión lo hace esencialmente un tema de sociedad 
y no una cuestión individual/espiritual.
A partir de los años 1970 se comienzan a conceptualizar lo que en mi opinión son dos sistemas 
económicos alternativos al sistema capitalista: La economía participativa o PARECON de Michael 
4
Albert (2004) y la economía de reciprocidad de Dominique Temple (2003a). PARECON es un 
sistema económico que pone énfasis en los diversos mecanismos de toma de decisión que pueden 
aplicarse en una economía por medio de una organización con niveles “empotrados”, diferenciados 
en función de su ubicación geográfica y no de la propiedad (que es asumida ser colectiva), pero 
carece de fundamentos filosóficos alternativos al utilitarista por lo que no posee una teoría propia 
sobre el equilibrio que alcanzaría. Por otro lado, la teoría de la reciprocidad es un fundamento 
alternativo al utilitarismo, pero no propone mecanismos concretos de toma de decisión ni de 
organización. Por lo tanto ambos sistemas parecen ser complementarios, pero en este ensayo me 
limitaré a la reciprocidad.
A mi modo de ver,el debate sobre vivir bien nos abre la posibilidad de plantearnos el mismo tipo de
preguntas que los europeos se plantearon desde el siglo XVIII : ¿Qué tipo de sistema económico 
queremos?, ¿cómo organizarnos en sociedad?, ¿cómo distribuirnos el trabajo y sus frutos? El 
proceso de cambio puesto en marcha desde el 2006 puede ser visto como el proceso por el cual la 
sociedad boliviana va respondiendo a estas preguntas a medida que va resolviendo las 
contradicciones que surgen en la sociedad, una suerte de periodo de transición sistémica y 
paradigmática caracterizada por la búsqueda y experimentación de modos de desarrollo alternativos.
En ese sentido, el objetivo general de este ensayo es el de contribuir a este proceso desde un punto 
de vista teórico.
La estructura general del ensayo es la siguiente: Comienzo describiendo brevemente el MESCP y 
demuestro que existen ciertas lagunas teóricas con respecto a la definición de los actores en la 
economía plural; luego trato de mostrar que el principio de la utilidad no es compatible con el 
paradigma del vivir bien, por lo menos en lo que concierne la economía comunitaria y la 
organización social cooperativa ya que en mi opinión sí es pertinente en el modelo de la economía 
privada y de la economía estatal; en un tercer tiempo muestro que el principio de reciprocidad no 
sólo corresponde mejor al paradigma del vivir bien sino que también da lugar a un sistema teórico y 
5
analítico, si este principio es asumido en las hipótesis del modelo económico de la economía 
comunitaria entonces es posible emplear aquel sistema para formalizar y analizar dicha economía 
sin la necesidad de pasar por las categorías capitalistas (propiedad privada, la especulación, la 
plusvalía, la acumulación del capital, …) y por esa razón propongo al final de este ensayo algunos 
principios de política económica que desde mi perspectiva podrían permitir la puesta en marcha de 
un sistema de reciprocidad dentro del esquema de la Economía Plural.
2 El modelo económico boliviano
Todo país necesita conceptualizar el funcionamiento de su economía interna y de su comercio con 
el extranjero en un modelo económico. El modelo boliviano actual surge en el año 1999 tras la 
reflexión de un grupo de intelectuales bolivianos denominados el grupo Duende y del cual el lic. 
Luis Arce Catacora (actual Ministro de economía) formaba parte (Ministerio de Economía, 2011). 
Desde el 2006 el programa económico del Gobierno se inspira de aquellas reflexiones y los 
economistas bolivianos comienzan a esbozar el nuevo modelo económico. El año 2007 el 
Ministerio de Planificación del Desarrollo publica el Plan Nacional de Desarrollo (PND) que 
contiene los lineamientos estratégicos de las políticas del gobierno del periodo 2006 - 2011 y del 
nuevo modelo (denominado en aquel entonces el “Nuevo Modelo Económico Productivo”, 
Ministerio de Planificación del Desarrollo, 2007 p. 144). Durante los primeros años del nuevo 
Gobierno se responden a las exigencias inmediatas de la revolución, a las urgencias sociales, se 
priorizan una serie de actos y posturas políticas para marcar una ruptura neta con el modelo 
neoliberal: Se negocian nuevos contratos con las transnacionales, se nacionalizan ciertas empresas y
se comienza a financiar obras y proyectos como nunca antes se lo había hecho, pero todavía no se 
presta mucha atención al aspecto teórico del modelo económico.
La nueva constitución aprobada el 2009 aporta los principios conceptuales para teorizar el nuevo 
modelo. Los economistas adoptan un enfoque general, comienzan a darle una coherencia 
teórica/matemática a la nueva organización económica estipulada en la CPE y a describir las 
6
interacciones entre los diversos agentes económicos que componen las cuatro formas de 
organización de la Economía plural. La nueva Constitución es verdaderamente una revolución en el
ámbito económico, en particular porque el artículo 306 puede interpretarse como la división 
conceptual de la forma de organización económica de la reciprocidad (que es una forma de 
organización reconocida en la literatura económica) en dos formas particulares, además de las 
categorías tradicionales que son la redistribución (la economía estatal) y el intercambio (la 
economía privada): la economía comunitaria y la economía social cooperativa. La reciprocidad 
como modo de organización no desaparece, sino que es dividida en dos: aquella practicada en las 
comunidades (por extensión en el hogar, en la escuela, en los almacenes, en las plazas, en los 
mercados, en las fiestas y en las ferias) y la otra practicada en las empresas que tienen la 
particularidad de no poseer una jerarquía en el sentido utilitarista/capitalista (que no se distingan 
entre “patrones” y “obreros”), precisamente como en las cooperativas. Por otro lado, la CPE no 
contempla la reciprocidad como modo de organización sino como concepto normativo1, se trata de 
un principio como la “complementariedad, solidaridad, redistribución, igualdad, sustentabilidad, 
equilibrio, justicia y transparencia” (Art. 306 de la CPE)2; en cambio el MESCP no contempla la 
reciprocidad como una forma de organización ni como un principio teórico.
Entre el 2009 y el 2015 el equipo del Ministro Arce procede a la formalización lógico-matemática 
del MESCP. El 2010 (La Patria, 2010) se anuncia por primera vez el modelo con su denominación 
actual (el MESCP) y el 2015 se publica el libro “El modelo económico social comunitario 
productivo boliviano” por el Ministro Arce quien detalla este modelo así como sus alcances.
1 Según Gonzales Pazos (p. 180-181, 2007), la reciprocidad iba a ser interpretada en la nueva CPE como una 
reciprocidad entre “[…] por un lado, las naciones y pueblos indígenas originarios y campesinos [quienes] 
contribuyen al Estado Plurinacional con trabajo y productos (que genralmente no es monetarizado); por otro lado,
el Estado Plurinacional [quien] transfiere recursos a las poblaciones que no tienen posibilidades de autosustento.” 
Por otro lado, según el Canciller boliviano David Choquehuanca en una entrevista publicada en La Razón (2010), 
“Vivir Bien es retomar la reciprocidad del trabajo en las comunidades. En los pueblos indígenas esta práctica [la 
reciprocidad] se denomina ayni, que no es más que devolver en trabajo la ayuda prestada por una familia en una 
actividad agrícola, como la siembra o la cosecha.” La interpretación del término reciprocidad de Gonzales 
corresponde a una interpretación legalista (del derecho internacional), en cambio la interpretación del Canciller se 
aproxima de la interpretación utilitarista que describo posteriormente.
2 El término de reciprocidad también es mencionado en los artículos 8, 55, 270, 306 y 373 de la CPE.
7
El MESCP adopta un enfoque general de la economía, es decir macroeconómico, contempla la 
manera en la que los agentes económicos que componen la economía plural coordinan entre ellos, 
es decir el funcionamiento de la economía en su conjunto. No aborda tanto el aspecto 
microeconómico de la economía boliviana, es decir la caracterización de los actores económicos, 
parece asumir por defecto las mismas hipótesis sobre el individuo que la doctrina utilitarista en 
todas las formas de organización. El modelo estipula que el principal actor es el Estado quien se 
encarga de transferir los beneficios generados en los sectores estratégicos generadores de 
excedentes hacia los sectores estratégicos generadores de ingreso y empleo y hacia las obras 
sociales (transferencias condicionadas, subvenciones, etc.); esta concepción del Estado como agente
económico es muy similar a la de Estado de bienestar o Estado providencia vigente en los países 
europeos desde mediados del siglo XX, pero se diferencia de aquellos países en el sentido que 
reconoce una pluralidad de formas de organización económicas: La economía privada, economía 
comunitaria, economía estatal y organización social cooperativa.Sin embargo el MESCP no posee 
un modelo económico específico para la economía comunitaria o la organización social 
cooperativa, interpreta aquellas economías por medio de las categorías capitalistas. No precisa el 
límite o la distinción conceptual entre la economía privada y las economías comunitaria y social 
cooperativa. Creo que hay necesidad de distinguir entre los modelos de la economía privada y de la
economía comunitaria o social cooperativa ya que si las comunidades o las cooperativas sólo 
disponen del mercado de intercambio su desarrollo sólo puede ser capitalista, por esa razón el 
MESCP debe actualizarse y contemplar “modelos parciales” de la economía.
En mi opinión existen dos debilidades en el planteamiento actual del “modelo general” (el 
MESCP). La primera es que su crítica del capitalismo se detiene en el modelo neoliberal, cuando en
realidad este modelo no es sino la extensión de un modelo más general, el modelo de libre 
intercambio, del cual el MESCP extrae sus categorías conceptuales (competición, valor de 
intercambio, plusvalía, excedente económico, etc.). Los economistas del vivir bien decidieron no 
8
dar un paso atrás y preguntarse si también tenían que descolonizar su epistemología, simplemente 
interpretaron los principios y valores del vivir bien por medio de las categorías utilitaristas, es decir 
principalmente en términos de transferencias de valores de intercambio (de dinero) que se efectúan 
entre los agentes económicos. A su vez el modelo de libre intercambio se inscribe en el paradigma 
científico del bienestar, la doctrina utilitarista, cuyos principios básicos son la propiedad privada, la
moneda como unidad de medida de un valor de intercambio, la competición, entre otros. Esa es la 
razón por la cual los diseñadores del MESCP deben revisar la teoría económica y preguntarse si los 
principios microeconómicos del modelo de la economía de libre intercambio (pertinente en la 
economía privada), especialmente el principio de la utilidad, también son válidos en los modelos de
la economía comunitaria o en la organización social cooperativa.
La segunda debilidad es que el modelo tiene una perspectiva de corto plazo, prioriza las necesidades
inmediatas de la ciudadanía, aquellas para salir de la extrema pobreza, y no contempla las 
instituciones y/o mecanismos económicos (alternativos a los del mercado de intercambio) que en el 
largo plazo permitiría a la ciudadanía responder a sus propias necesidades sin tener que pasar 
necesariamente por el Estado o por el mercado de intercambio. Por otro lado, la teoría neoclásica de
la producción permanece válida ya que sus resultados no dependen de la noción de utilidad sino de 
las propiedades de la función de producción agregada (que son objetivas porque dependen de las 
propiedades físicas y químicas de la materia). Ahora bien, se sabe gracias a esta teoría de la 
producción que los determinantes del crecimiento económico real de largo plazo son esencialmente 
el capital físico (los medios de producción, las infraestructuras, las maquinarias, las tecnologías, 
etc) y el capital humano (los trabajadores, su salud, su educación, sus conocimientos y saberes, 
etc.). En ese sentido, el MESCP asume que las comunidades obtendrán aquellos capitales 
fundamentales por medio del Mercado y que la iniciativa privada, el “emprendedor 
schumpeteriano”, motivada por el interés individual, será aquella que establezca las condiciones 
para el desarrollo material. O bien, el MESCP cuenta con que el Estado vaya a invertir o intervenir 
9
indefinidamente, que ejerza una “mano dura” para organizar la economía ahí donde la “mano 
invisible” no puede intervenir.
3 Crítica de la utilidad
El utilitarismo es una doctrina que surge en Europa entre los siglos XVIII y XIX, principalmente 
tras los escritos de Jeremy Bentham3, considerado el fundador del utilitarismo. Por “utilidad” se 
entendía en aquel entonces “cualquier propiedad de cualquier objeto por la cual éste tiende a 
producir provecho, ventaja, placer, bien o felicidad, o… a evitar que se produzca daño, dolor, mal o
felicidad a aquella parte cuyo interés se considera” (Copleston, 1966). Desde finales del siglo XIX,
autores como Léon Walras, Alfred Marshall y Vilfredo Pareto comienzan a interpretar las variables 
económicas por medio del lenguaje matemático y la utilidad pasa a significar entonces una unidad 
de medida de la felicidad del individuo representativo4, buscando así objetivar el comportamiento 
humano (conforme al paradigma positivista que predominaba en aquel entonces). Por ejemplo en 
aquella época surgen unidades de medida metafísicas de la felicidad como los “haps” (diminutivo 
de happiness) o los “utils” (diminutivo de utility), pero hoy en día ya no se las emplea ya que la 
moneda ha pasado a ser la unidad de medida estandarizada de la felicidad. 
El paso decisivo para consolidar el paradigma del bienestar tal cual lo conocemos hoy en día se da a
comienzos del siglo XX tras la influencia que tuvo en el conjunto de las ciencias la formalización 
de la lógica por Bertrand Russell, principalmente en la física pero también en la ciencia económica. 
El lenguaje formal de la lógica de Russell (la lógica proposicional) introduce las pautas para 
formalizar el razonamiento económico y es así que surge la modelización económica en el sentido 
contemporáneo: Un modelo es una representación abstracta de la economía que generalmente se 
divide en tres partes generales: los axiomas (hipótesis, supuestos o principios), el desarrollo 
matemático y las conclusiones (en términos de políticas económicas que vayan a maximizar la 
3 Según Copleston (1966), Bentham tenía el objetivo de reformar el sistema legal y penal de la sociedad inglesa de su
época con el fin de favorecer el desarrollo de la clase burguesa.
4 El individuo representativo es el arquetipo o modelo del ser humano asumido en la reflexión económica, 
comprende el estereotipo del individuo, la característica esencial de cada persona: Ser el “receptáculo” de una 
utilidad.
10
utilidad total). La gran ventaja de las matemáticas es que permiten definir las pautas para verificar 
estadísticamente la validez de las hipótesis de un modelo económico, pero el problema es que el 
concepto en función del cual se expresan las conclusiones del análisis econométrico es el valor de 
intercambio, que es técnicamente el producto entre el precio (p) del bien o servicio y la cantidad (x) 
que es transferida entre dos agentes económicos. Esta epistemología contornó el problema 
filosófico sobre la utilidad y simplificó su definición a la de una función matemática con 
propiedades específicas, la función de utilidad.
El principio de la utilidad está relacionado con las propiedades matemáticas5 fundamentales de la 
función matemática que representa la utilidad (ilustrada en la figura 1). El principio estipula que 
cada ser humano busca maximizar (max) su utilidad (U) en los mercados, es decir busca la mayor 
felicidad posible por medio de su consumo (x) y tomando en cuenta su propio presupuesto (w). Este
principio se escribe tradicionalmente en la literatura económica de la siguiente forma6:
, 
La primera parte de esta ecuación ( ) se lee “el individuo maximiza su utilidad con 
respecto a los bienes de consumo que elije” y significa que las acciones del individuo representativo
se orientan a aumentar su propia felicidad. La segunda parte de esta ecuación7 ( ) se lee “sus
gastos (p.x) no deben sobrepasar ( ) su presupuesto (w)”, lo que se entiende intuitivamente porque 
nadie puede gastar más dinero del que tiene, pero se trata de una condición técnica que permite el 
desarrollo matemático posterior.
Para comprender el principio de la utilidad veamos las dos propiedades de la función U(.) asumidas
tradicionalmente en los modelos económicos. La primera propiedad estipula que cualquier 
incremento de los bienes (o servicios) consumidos (x) implica un incrementode la utilidad, por 
5 He consultado Mas-Colell et al. (1995).
6 La letra p simboliza un vector matemático (un vector es una lista de elementos o números) conteniendo todos los 
precios de los bienes en la economía , la letra x es igualmente un vector pero contiene la lista 
de los bienes que el individuo adquiere del mercado y la letra w (del término inglés “wealth” 
que significa riqueza) simboliza el presupuesto del individuo (es un monto monetario), es decir la cantidad de 
dinero que tiene disponible. 
7 El producto “.” entre los vectores p y x es igual a un número y no a otro vector.
11
ejemplo en la figura 1 el valor de la función de utilidad U(x) es superior cuando e inferior 
cuando , es decir en términos matemáticos su primera derivada es positiva. Esta propiedad 
significa que un individuo sólo puede alcanzar una mayor felicidad si consume más8. La segunda 
propiedad estipula que el incremento de la utilidad ocasionado por el incremento de la riqueza 
disponible va disminuyendo a medida que el nivel de la riqueza aumenta, es decir que el ritmo al 
cual crece la función U va disminuyendo; en términos matemáticos, su segunda derivada es 
negativa. Por ejemplo en la figura 1 el segmento b es menor que el segmento a porque el nivel de la 
riqueza asociado al segmento b es mayor que aquel asociado al segmento a. Esta es otra forma de 
decir que una unidad monetaria (por ej. Bs 1) procura mayor utilidad a un pobre (segmento a) que a
un rico (segmento b).
Figura 1: La función de utilidad
El resultado teórico más importante que se obtiene por medio del principio de la utilidad se 
denomina el “Primer teorema fundamental de la economía del bienestar”. Este teorema es 
fundamental en la ciencia económica porque establece que la manera más eficaz9 de organizar las 
actividades económicas es por medio del mercado de intercambio, el modelo que establece este 
8 O menos, si consideramos la negación del bien opuesto, por ejemplo “más tranquilidad” equivale a “menos ruido”, 
o “más aire puro” equivale a “menos aire contaminado”. El punto es que esta propiedad implica la “inquietud” del 
individuo, el estar “no-saciado”, no la estabilidad ni la armonía.
9 Los economistas utilitaristas asumen que cualquier sociedad optaría por la eficiencia como el principal valor que 
una economía debe favorecer. Las consideraciones como la igualdad, la equidad y la justicia entran tardíamente en 
la historia del pensamiento económico, solamente desde mediados del siglo XX y solamente tras las innombrables 
luchas y sacrificios de los pueblos, europeos y no europeos. En mi opinión, el vivir bien no excluye la eficiencia 
pero la relega a un segundo plano, la subordina a otros principios como el equilibrio y la armonía, lo que significa 
que la economía del vivir bien no es ineficaz pero tampoco busca la mayor eficiencia a toda costa.
12
resultado se denomina el Modelo del Equilibrio General. En otras palabras el principio de la 
utilidad legitima desde un punto de vista científico el sistema de intercambio capitalista.
¿Porque la doctrina utilitarista es incompatible con el vivir bien? El principio de la utilidad es 
incompatible con el vivir bien porque contradice el principio que el equilibrio y la armonía10 deben 
ser promovidos, ya que promueve el crecimiento permanente. Por otro lado, el principio de la 
utilidad es pertinente en la economía privada porque corresponde al modo de organización basado 
en el mercado de intercambio. El modelo de la economía estatal tampoco puede ignorar la teoría 
utilitarista porque el Estado plurinacional forma parte de la economía mundial en la cual domina la 
lógica capitalista.
4 Crítica de la reciprocidad
La reciprocidad es un concepto abordado desde diferentes enfoques en las ciencias sociales. 
Propongo distinguir dos interpretaciones generales de la reciprocidad: las interpretaciones 
utilitaristas y las interpretaciones no utilitaristas. Lo que busco demostrar es que si bien existen 
diversas interpretaciones de la reciprocidad, existe una en particular, aquella de Dominique Temple, 
que da lugar a un sistema económico que coincide con los principios y valores que se buscan 
promover en el vivir bien, principalmente aquellos de armonía y equilibrio.
La reciprocidad como concepto surge de la antropología a partir de los años 1920 (aunque el uso del
término “reciprocidad” es posterior), sobre todo tras los escritos de Marcel Mauss quien fue el 
“descubridor” (desde el punto de vista de la ciencia occidental) que en las sociedades que tenían 
poco o nada de contacto con el mundo occidental un principio organizador de la sociedad y de la 
economía consistía en la triple obligación de dar, recibir y devolver, y no en el establecimiento de 
acuerdos contractuales con una obligación legal de cumplimiento (bajo pena de sanciones) como en 
las sociedades occidentales. En ese sentido la concepción de la reciprocidad común en la ciencias 
10 “El Vivir Bien, es una filosofía que valora la vida, busca el equilibrio con uno mismo, y con los demás, el estar bien
individual, así como el estar bien colectivo, promoviendo el respeto y la convivencia armónica del ser humano con 
la naturaleza.” PDES (p.3, 2016)
13
sociales es la de una dinámica socioeconómica -compleja- distinta a la que implica una relación de 
intercambio capitalista. La reciprocidad es una relación en la que se producen dones11 de manera 
consecutiva y alternativa, es decir se sobreentiende la preexistencia de mínimo dos personas, en 
cambio la utilidad es una noción que se asocia estrictamente a un individuo, es un atributo 
individual. Además en la reciprocidad las tomas de decisión no son necesariamente simultáneas12 
como en el intercambio y tampoco son necesariamente un monto de dinero13.
4.1 Las interpretaciones utilitaristas
La perspectiva utilitarista de la reciprocidad surge entre los años 1970 y 1980 en un contexto de 
crítica generalizada hacia el sistema capitalista. Como respuesta a aquellas críticas los economistas 
utilitaristas relativizaron la hipótesis tradicional de interés individual expandiendo el dominio de 
definición de la función de utilidad. Consideraron que la reciprocidad (al igual que otros fenómenos
sociales que denotan un vínculo social como la solidaridad, la venganza, la amistad o la envidia) 
podía interpretarse por medio de funciones de utilidad “interdependientes”, es decir incluyeron en 
su epistemología de base el tipo de preferencias que depende de las preferencias de otras personas. 
Por ejemplo, si consideramos los individuos 1 y 2, los utilitaristas asumen que ambos forman parte 
de una dinámica de reciprocidad, es decir que sus utilidades son “interdependientes”, cuando sus 
funciones de utilidad se escriben de la siguiente manera:
Esta forma de describir las utilidades es común en la literatura económica sobre las preferencias 
sociales. Hay que notar que a diferencia de la función de utilidad original , estas funciones no 
sólo dependen del consumo individual ( o ), sino también de la utilidad misma de la otra 
11 Un don puede ser un bien o un servicio, pero posee la particularidad de ser libre (la decisión es soberana) y gratuito 
(no se lo intercambia).
12 Se diferencia de la compra/venta inmediata o a crédito porque en aquellos casos las tomas de decisión son 
simultáneas y mutuamente condicionadas, cada quien decide a condición que el otro también haya decidido, lo que 
equivale efectivamente a la noción de contrato.
13 Se diferencia del trueque, donde tampoco hay dinero de por medio, en el sentido que cada transferencia o don no es
la condición de otra transferencia o don. En un trueque se intercambia, en la reciprocidad se da y se recibe 
libremente y gratuitamente.
14
persona ( o ). Esta representación matemática de las preferencias tiene la desventaja de no 
poseer una solución a no ser que se planteen hipótesis suplementarias, es por esa razón que surgen 
diversas interpretaciones de lareciprocidad (y en general del vínculo social) desde los años 1970 ya
que existen diversas hipótesis que permiten resolver este problema. Voy a ilustrar la razón por la 
cual la modelización del vínculo social (en particular la reciprocidad) por medio de la utilidad 
“tradicional” no posee por defecto una solución: Supongamos que 1 le ofrece un regalo a 2, 
entonces la utilidad de 2 ( ) debe necesariamente aumentar porque su consumo ha aumentado 
(eso es lo que significa la primera propiedad matemática descrita en la anterior sección), pero 
cuando eso sucede la utilidad de 1 también debe aumentar porque ella misma depende de la utilidad
de 2 ( ), lo que implicaría a su vez un nuevo incremento de la función de utilidad de 2 
porque ella igual depende de la utilidad del otro, y así sucesivamente. Esto significa que las 
funciones de utilidad no poseen una forma matemática final porque la definición de cada una 
depende de la definición de la otra. Se necesitan hipótesis suplementarias para explicar la manera en
que el ciclo al cual da lugar esta interdependencia de las utilidades (que traduce la noción de 
vínculo social desde la perspectiva utilitarista) llega a un fin, para luego definir las funciones de 
utilidades que permitan encontrar una conclusión en términos de política económica.
Me parece que hay tres ramas de las ciencias económicas que resuelven este problema fundamental.
La primera es la teoría de juegos14, donde el enfoque consiste en asumir la existencia de parámetros 
individuales que posibilitan la convergencia de las funciones de utilidad hacia sus formas 
definitivas, como ser “el grado de reciprocación” o “el grado de simpatía”, en un modelo donde se 
representan las acciones estratégicas de los agentes sobre la base de algún “juego”15 tradicional 
(“juego del ultimátum”, “el dilema del prisionero”, “el juego del don y contra-don”, etc.). La 
14 Algunos de los trabajos centrales sobre la reciprocidad en esta disciplina son aquellos de Fehr y Gächter (2000), 
Falk y Sobel (2005) y Fischbacher (2006).
15 Un “juego” en la teoría de los juegos es un modelo que parte de los siguientes supuestos fundamentales: los agentes
interactúan de manera estratégica, es decir toman en cuenta las acciones de los demás participantes como parte de 
su problema de optimización y toman decisiones racionales.
15
segunda rama es la economía doméstica16, donde se contorna la cuestión del modo en que 
convergen las funciones de utilidad (en este caso de los miembros de un hogar) y se asume en su 
lugar que existe una función de utilidad colectiva que representa el comportamiento del hogar en su
conjunto, es decir le otorga al hogar el mismo estatuto ontológico que el individuo. Las hipótesis 
suplementarias que resuelven el problema de las utilidades interdependientes conciernen la toma de
decisión, que puede ser cooperativa o no-cooperativa, pero la reciprocidad no es un concepto 
central. La tercera rama pone el acento en los fundamentos filosóficos y antropológicos de las 
hipótesis matemáticas que traducen las preferencias sociales (de reciprocidad, solidaridad, 
cooperación, etc.). Voy a desarrollar la teoría de un autor que pertenece a esta rama de la economía, 
Serge-Christophe Kolm, porque tiene en común con la teoría no utilitarista de Dominique Temple el
hecho que la noción de sentimientos17 es central en la reflexión.
La teoría de Kolm
El autor más destacado en la literatura filosófica económica de la reciprocidad es Serge-Christophe 
Kolm18. Para este autor la reciprocidad toma lugar desde el momento en que alguien devuelve un 
don a otra persona, es el acto físico-material de devolver algo que caracteriza la reciprocidad. Ahora
bien, Kolm afirma que pueden haber motivos racionales y motivos sentimentales para reciprocar. Si
los motivos son racionales, este autor concluye que las transferencias de dones efectuadas entre los 
participantes se asimila mejor al intercambio, a pesar de que se traten de regalos o de dones 
libremente consentidos, ya que la racionalidad significa considerar su propio interés (el 
intercambio se “disfraza” de reciprocidad). Los motivos para reciprocar sólo pueden provenir de los
16 Los trabajos fundadores de esta disciplina datan de los años 1970 y son atribuidos a Gary Becker y Robert Pollak. 
Algunos de los autores más influyentes hoy en día son: Browning y Chiappori (1998), Lechene y Preston (2011) 
entre otros.
17 El término de sentimientos es difícil de definir. Me refiero a las sensaciones afectivas que cada uno siente. La 
noción de sentimientos como concepto económico se origina con Adam Smith. Para él, los sentimientos morales se 
refieren a las sensaciones afectivas que surgen tras una reflexión individual, es decir tras haber racionalizado una 
cuestión determinada. Kolm extiende aquella definición para incluir aquellas cuestiones que conciernen el bienestar
de los demás, es decir no solo el consumo individual sino el consumo de los demás. En cambio desde la perspectiva
de Temple, los sentimientos morales son posteriores a los sentimientos comunes, la reciprocidad un concepto más 
fundamental que aquel de sentimientos.
18 He consultado Kolm (1984), Kolm (1994) y Kolm y Ethier (2006).
16
sentimientos, afirma Kolm, pero estos sentimientos que motivan el acto recíproco deben pertenecer 
a la categoría de sentimientos sociales, es decir sentimientos que dependen del bienestar de otras 
personas, porque si son sentimientos individuales, es decir sentimientos que dependen de su propio 
bienestar, la teoría clásica basada en el análisis del individuo se aplica. La teoría de Kolm gira 
entonces en torno a la descripción de estos sentimientos sociales que dan lugar al comportamiento 
de reciprocidad, de esta manera la teoría de Kolm reanuda con la teoría que dio origen al 
capitalismo, aquella en torno a los conceptos de sentimientos morales y de simpatía de Adam 
Smith, buscando así perpetuar la vigencia del sistema capitalista.
4.2 Las interpretaciones no utilitaristas
Desde finales de la primera mitad del siglo XX el concepto de reciprocidad va adquiriendo una 
mayor importancia en las ciencias sociales (la última en abordarla fue precisamente la ciencia 
económica) y surgen en un primer tiempo las interpretaciones que denomino “no utilitaristas”, sobre
todo en torno a los escritos de autores como Karl Polanyi, Claude Lévi-Strauss, Marshall Sahlins y 
Dominique Temple. Estos autores (entre otros) no acuden a la noción de utilidad para explicar 
aquellos hechos socioeconómicos que denota la reciprocidad, tampoco explican el comportamiento 
individual de reciprocidad por medio del interés egoísta o de una toma de decisión individual 
racional-instrumental, tampoco interpretan la reciprocidad como una norma ética que los miembros 
de una comunidad adoptarían por convención o por tradición, como siguiendo el adagio “trata a los
demás como querrías que te trataran a ti o no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a 
ti.” (Colaboradores de Wikipedia), sino que movilizan diversas nociones filosóficas, lingüísticas, 
psicológicas y antropológicas para explicar los hechos que denota la reciprocidad.
La teoría de Temple
En este trabajo desarrollaré la teoría elaborada por Dominique Temple porque es el primero en 
interpretar las nociones de don y contra-don, y de manera más general los hechos económicos, 
desde un enfoque distinto al utilitarista, al mismo tiempo que ofrece un cuadro conceptual analítico.
17
Para teorizar la reciprocidad Temple moviliza una concepción aristotélica de los sentimientos y 
aplica la lógica dinámica de lo contradictorio19 de Stéphane Lupasco20, en lugar de la lógica 
matemática. No sólo la “reciprocidad utilitarista” difiere de la “reciprocidad reciprocista” (o 
reciprocidad antropológica) en estos dos aspectos centrales (los sentimientos y la lógica), sino 
también en su concepción misma de la realidad, como lo explico a continuación, lo que significaque la noción misma de utilidad puede ser interpretada por medio de las categorías de Temple, es 
decir existe una “utilidad reciprocista” distinta a la “utilidad utilitarista”. 
Para los autores utilitaristas (en particular Kolm) los sentimientos son la causa de la reciprocidad: 
Es porque dos personas tienen sentimientos la una por la otra que deciden darse dones; en cambio 
para Temple los sentimientos forman parte de la dinámica de la reciprocidad, son una causa pero 
también una consecuencia. Esta diferencia es fundamental porque la teoría de Temple aporta una 
explicación sobre el origen de los sentimientos (por ende de las preferencias) por medio del 
principio de reciprocidad, en cambio la tradición en las teorías utilitaristas es asumir que los 
sentimientos (y las preferencias, ya sean individuales o sociales) son exógenos21 en la modelización.
Pero aquí surge la segunda diferencia fundamental porque para formular el principio de 
reciprocidad, es decir para explicar la génesis de los sentimientos, Temple adopta una postura 
epistemológica completamente distinta: Desde el enfoque utilitarista, la reciprocidad es analizada 
en términos de la utilidad que cada participante obtiene entre cada transferencia, en cambio desde el
19 El Postulado fundamental de esta lógica estipula que cualquier elemento, fenómeno o evento lógico ( ) siempre 
debe estar asociado a un anti-elemento, anti-fenómeno o anti-evento lógico ( ), de tal manera que cuando uno es 
actual ( ) (se manifiesta o se produce) el otro es potencial ( ) (no se manifiesta ni se produce, pero si es 
contingente) e inversamente, y cada vez que los elementos cambian de valor lógico ( y ) éstos pasan 
necesariamente por un estado ni actual ni potencial ( ), un Tercer estado denominado por esa razón estado “T”, que
es el estado de contradicción.
20 Stéphane Lupasco fue un filósofo franco rumano que formuló un sistema lógico denominado la lógica dinámica de 
lo contradictorio. Su lógica difiere de la lógica de Bertrand Russell (la lógica proposicional) en el sentido que 
relativiza la “absolutividad” del principio de no-contradicción, es decir permite pensar lo contradictorio pero en 
términos relativos ya que los eventos lógicos regresan a un estado no-contradictorio y vuelven a pasar a un estado 
contradictorio sucesivamente. La manera en que la energía fluctúa continuamente entre contradicción y no-
contradicción está descrita en el Principio de Antagonismo.
21 El término “exógeno” es empleado en la literatura económica para significar que una noción, variable o parámetro 
es analizado sin preguntarse sobre su origen o formación. Las “preferencias son exógenas” significa que el 
economista no explica de donde provienen dichas preferencias, los individuos simplemente las tienen.
18
enfoque de Temple la reciprocidad se descompone en todos aquellos fenómenos22 que toman lugar 
para permitir las reproducciones del don, por lo que el análisis de la reciprocidad no es reductible a 
una función matemática, no es unidimensional, sino multidimensional, razón por la cual desde el 
enfoque de Temple el análisis de la reciprocidad es necesariamente multidisciplinario.
Ahora bien, por medio de la lógica dinámica de lo contradictorio los fenómenos deben ser 
aprehendidos en calidad de “compuestos energéticos” (y no en términos de un valor abstracto, 
metafísico, como el valor de intercambio), principalmente porque la lógica de lo contradictorio es la
lógica de la energía y que aquellas nociones (utilidad, precios, …) no designan compuestos 
energéticos sino ideas abstractas, metafísicas. Lupasco demuestra que cualquier dinamismo que se 
produce en la naturaleza debe poseer una cierta cantidad de energía en sí (un cuanto de 
antagonismo) y que esta energía se orienta hacia las tres polaridades descritas en el Principio de 
antagonismo: Una orientación identificante u homogeneizadora (propia de los objetos macrofísicos 
o materia inerte), una orientación diferenciadora o heterogeneizadora (propia de la materia 
biológica o materia viva) y una orientación cuántica o contradictorial, propia de ciertos objetos 
microfísicos (las partículas subatómicas) pero también de lo que Lupasco denomina la materia 
psíquica, es decir aquella substancia hipotética que según su filosofía constituye la psique. En 
términos lupascianos un ser humano sería entonces un “compuesto energético” cuya energía que lo 
compone se desarrolla hacia los tres devenires, el físico, biológico y psíquico; en cambio la energía 
de un objeto inanimado se orienta hacia el devenir identificante de la materia y una planta hacia el 
devenir diferenciador de la materia, aunque lógicamente, demuestra Lupasco, ningún “fenómeno 
real” puede tender exactamente hacia un solo devenir, la energía está en constante fluctuación entre 
aquellas tres polaridades, como lo atestigua por cierto el ciclo de la vida. En ese sentido las 
sensaciones afectivas, los fenómenos psíquicos, la consciencia, los sentimientos, son “compuestos 
energéticos” que se orientan hacia el devenir de la materia psíquica.
22 Como ser la fabricación o prestación del don (bien o servicio), la utilización o consumo del don, las instalaciones y 
materiales utilizados, los esfuerzos físicos e intelectuales realizados, el abastecimiento de alimentos, el transporte, 
el mantenimiento del hogar y del lugar de trabajo, las reuniones de trabajo, la coordinación con los demás, etc. 
19
Una relación entre dos personas satisface el principio de reciprocidad cuando la una es una 
consciencia de dar y la otra una consciencia de recibir (e inversamente pero alternativamente), y 
en el Tercer estado de esta relación, es decir en el estado contradictorio (cuando ninguna es 
consciencia de dar ni de recibir), las consciencias se relativizan totalmente dando lugar a una 
consciencia de consciencia de la cual surge un sentimiento común para ambos participantes que le 
confiere el pleno sentido a las acciones del uno y del otro. Temple (2016) enuncia el Principio de la
reciprocidad de la siguiente manera:
La reciprocidad obliga aquél que actúa sobre el otro a sufrir esta misma acción, y el 
que sufre a actuar. Reproduce en sentido opuesto la situación de uno en relación con la 
del otro y, así, la percepción de cada uno se redobla de la percepción (opuesta) del que 
esta en frente. Entre estas dos percepciones antagónicas aparece el “justo medio” de 
Aristóteles, el Tercero incluido de Lupasco en la Lógica dinámica de lo contradictorio. 
Un resultado importante que se obtiene como consecuencia del Principio de reciprocidad es aquel 
del equilibrio de la reciprocidad simétrica. El equilibrio de una economía de reciprocidad no se 
define en términos de la distribución final de bienes y servicios, como el equilibrio de mercado de 
la economía de intercambio, sino en términos de los imaginarios que los participantes movilizan en 
su encuentro con los demás. La definición de la reciprocidad positiva y negativa no depende de la 
motivación de los participantes, como en el paradigma utilitarista que asocia la primera a la 
benevolencia y la segunda a la malevolencia, sino del imaginario en el cual se inscriben los 
sentimientos generados por la reciprocidad: La primera está circunscrita por el imaginario del 
prestigio y la segunda por el imaginario del honor. La reciprocidad simétrica se caracteriza por 
estar desprovista de imaginarios, es decir los sentimientos que genera la reciprocidad son puros, no 
hay imaginarios de prestigio ni de honor. En ese sentido, el equilibrio de la reciprocidad simétrica 
es un equilibrio que se expresa como la resultante contradictoria entre los términos antagónicos que 
son la reciprocidad positiva ( ) y la reciprocidad negativa ( ), se trata de un equilibrio 
20
transfinito23 y no de un equilibrio asintótico. Las tres posibilidades lógicas de la reciprocidad se 
escriben como tres conjunciones contradiccionales24:
No existe una función dereciprocidad como existe la función matemática que representa la utilidad 
en la doctrina utilitarista. Sin embargo para visualizar gráficamente la reciprocidad podemos 
representar el cuanto lógico de la reciprocidad como en la figura 2. Cuando la curva se encuentra 
encima del eje horizontal la reciprocidad es positiva (imaginario del prestigio), cuando se encuentra
debajo es negativa (imaginario del honor) y cuando atraviesa el eje horizontal la reciprocidad es 
simétrica (los imaginarios del prestigio y del honor se han relativizado por completo). La figura 2 
muestra que el cuanto energético de la dinámica engendrada por la reciprocidad fluctúa 
periódicamente en torno a la reciprocidad simétrica.
Figura 2: El cuanto de antagonismo en función de los tres valores lógicos.
En la figura 2 se reconoce inmediatamente la naturaleza cíclica y fluctuante de la energía tal cual se 
la concibe en la lógica dinámica de lo contradictorio. Sin embargo el gráfico de la figura 2 no es 
exacto ya que cada vez que la curva atraviesa el eje horizontal (cuando la reciprocidad es simétrica)
se produce una discontinuidad, por lo que el eje horizontal tendría que “saltar” cada vez que la 
23 Quiere decir, ni finito ni infinito, sino “un finito constantemente superado sin por lo tanto alcanzar el infinito” (p. 
22 de Lupasco, 1951).
24 El signo es la disyunción de exclusión, se lee “o”. El primer término se lee: “La actualización de la reciprocidad 
positiva está conjunta a la potencialización de la reciprocidad negativa”. El segundo término se lee: “La 
actualización de la reciprocidad negativa está conjunta a la potencialización de la reciprocidad positiva”. El tercer 
término se lee: “La reciprocidad positiva ni actual ni potencial está conjunta a la reciprocidad negativa ni actual ni 
potencial”.
21
curva lo atraviesa, pero la figura 2 es una aproximación suficiente para ilustrar el equilibrio de 
reciprocidad.
Temple retoma las dos clases generales de estructuras de reciprocidad reconocidas en la literatura 
antropológica: La estructura binaria y la estructura ternaria, pero las reinterpreta por medio de la 
lógica de lo contradictorio y de las filosofías de Aristóteles y de Stéphane Lupasco. Demuestra que 
el núcleo analítico que debe presidir en la epistemología económica es la relación de reciprocidad, 
porque de ella surgen los mismos valores éticos de referencia común, y no el individuo mismo. En 
ese sentido, el enfoque “reciprocista” consiste en especificar las estructuras de reciprocidad y no en
estudiar el comportamiento individual o colectivo.
El análisis de la reciprocidad se realiza por medio de la Tabla de deducciones que es el principal 
instrumento de la metodología lupasciana. En esa Tabla es posible representar las estructuras de 
reciprocidad, desde las elementales hasta la más compleja como la economía en su conjunto, así 
como los diversos hechos económicos: Fabricación del don, su distribución, su consumo, su 
reciclaje, su almacenamiento, etc. Esto significa que la teoría de la reciprocidad da lugar a una 
epistemología, por lo que sí es posible reflexionar sobre la institucionalización o formalización de la
reciprocidad por medio de una política económica con el fin de lograr un desarrollo 
socioeconómico digno del vivir bien.
5 Principios de política microeconómica
La teoría de la reciprocidad desarrollada por Temple da lugar a un sistema económico formal y 
analítico gracias a la lógica que emplea, la lógica dinámica de lo contradictorio. Podríamos llamarlo
un “modelo” pero sólo en el sentido que se trata de la descripción de una economía y no en el 
sentido que busca objetivar el comportamiento de los actores.
Me parece que el sistema de reciprocidad es pertinente en las formas de organización de la 
económica comunitaria y social cooperativa porque en aquellas formas de organización no hay 
razón de suponer de antemano que las hipótesis del modelo de libre intercambio son pertinentes, 
22
como lo es en la economía privada y Estatal. Si se contempla el principio de reciprocidad en el 
modelo “parcial” de la economía comunitaria entonces el sistema hipotético-deductivo25 de 
reciprocidad permite su formalización. En ese momento surge la cuestión de las políticas 
económicas necesarias para permitir el funcionamiento de una economía comunitaria bajo los 
fundamentos del vivir bien y del principio de la reciprocidad.
En ese sentido, el objetivo general de la política económica “reciprocista” es el de crear y favorecer 
las condiciones que posibilitan o facilitan la reciprocidad, por la siguiente razón: Un desarrollo 
socioeconómico sostenible sólo puede tomar lugar si los miembros de la comunidad encuentran un 
sentido a las actividades socioeconómicas que deciden emprender, es decir si existe una consciencia
común en torno a lo que el desarrollo es; ahora bien, el sentido surge en las estructuras de 
reciprocidad, por lo tanto para favorecer el desarrollo socioeconómico sin tener que pasar por el 
mercado de intercambio o el paternalismo de Estado (o de las ONGs) hay que favorecer la 
reciprocidad.26
La política económica de reciprocidad no se orienta a favorecer la acumulación, la competición, el 
incremento de los excedentes comerciales o el beneficio, etc., ya que esas medidas pertenecen a la 
doctrina utilitarista (y tienen el objetivo de maximizar la utilidad agregada), sino en una serie de 
medidas estructurales que permiten el funcionamiento básico del sistema de reciprocidad, de la 
misma manera que en el sistema de intercambio el requerimiento mínimo es que se imprima una 
moneda. Esto implica que la comunidad en la cual se propone esta política económica debe ser 
soberana sobre su territorio, como es el caso en una Autonomía indígena originaria campesina 
(AIOC), ya que el sistema de reciprocidad es incompatible con el sistema de intercambio en un 
mismo territorio (son sistemas antagónicos27), y una comunidad sólo puede declararse de la una o de
25 Este es uno de los términos que Lupasco emplea para referirse a su sistema lógico.
26 De manera análoga, aunque opuesta, el objetivo de las políticas económicas utilitaristas es el optimizar la 
producción total de la economía ya que la eficiencia es el sacrosanto principio del capitalismo, a tal punto que la 
ciencia económica dominante subordina cualquier otra consideración (como la justicia, la igualdad, la equidad, etc.)
a la eficiencia. Me parece que este es el primer prejuicio que la ciencia económica del vivir bien debe romper.
27 Aunque son compatibles dentro del esquema de la economía plural, es decir se excluyen en un mismo territorio 
regional o comunitario pero son compatibles en el panorama plurinacional, es decir el territorio boliviano.
23
la otra si existe un común acuerdo entre sus miembros (como por medio de un Consejo o un 
referendo comunitario), es decir si la comunidad es autónoma. Hay varias razones por las cuales 
considero que sólo la AIOC es compatible con la política económica reciprocista tal cual la 
propongo en este ensayo; una de ellas es que sólo la AIOC puede dispensarse de la facultad 
fiscalizadora, ejercida normalmente por el órgano legislativo como en las otras formas de 
autonomía, ya que el fisco pierde su significado en un sistema de reciprocidad puesto que no existe 
una política monetaria. Por otro lado la redistribución en términos reales (no monetarios) es 
asegurada por las estructuras de reciprocidad quienes pueden decidir de centralizar o no los dones 
(recursos naturales, bienes producidos o servicios) antes de distribuirlos en la medida que mejor 
convenga en un contexto determinado.
El primer principio de la política económica reciprocista es el derecho a la reciprocidad. Se trata 
del “derecho a participar en las relaciones que unen el sujeto en calidad de humano con cada uno 
de los miembros de la sociedad” (Temple, 2012). Desde mi punto de vista este derecho significa 
poder dar y recibirlibremente, es decir participar libremente en las estructuras de reciprocidad que 
se conforman en la comunidad. El segundo principio es aquel de la libertad individual28, consiste 
en la libre autodeterminación de cada uno. Sin embargo como lo he tratado de mostrar, la unidad 
fundamental no es el individuo sino la estructura de reciprocidad (la reciprocidad precede al 
individuo). En ese sentido, el principio de libertad individual va acompañado del tercer principio 
28 Nuestra concepción de la Libertad individual difiere de la concepción liberal/utilitarista en un aspecto 
fundamental. Desde el enfoque utilitarista cada individuo se basta a si mismo, toma sus decisiones individualmente 
(aunque como lo hemos visto puede integrar racional e instrumentalmente el bienestar de los demás en su “función 
de utilidad”, o bien consideran que es el “hogar” el que toma la decisión como si se tratase de una entidad distinta al
individuo), ejerce su libertad en el límite del respeto de la de los demás (la Libertad del Uno termina ahí donde se 
atenta a la Libertad del Otro). En cambio desde el enfoque reciprocista la Libertad es un sentimiento que surge de la
relativización de consciencias antagónicas, ya que “El ideal de cada uno no es el florecimiento de Si mismo en un 
poder agonístico sino la libertad de la consciencia común de la cual procede la libertad de cada uno, es decir la 
libertad del Uno nace ahí donde comienza la libertad del Otro.” (Temple, 2015). El individuo se define en función 
de las diversas relaciones de reciprocidad a las cuales participa, es decir el individuo toma sus decisiones 
libremente pero habiendo integrado, consciente y/o inconscientemente, los valores éticos generados por la 
reciprocidad en las estructuras a las cuales participa. No se trata de una libertad “total” sino de una libertad 
“restringida” voluntariamente, al igual que sucede en el sistema capitalista pero con la diferencia que el sistema de 
reciprocidad favorece las condiciones que dan nacimiento a la reciprocidad, es decir a los valores éticos, y no 
promueve el egoísmo, el oportunismo, la corrupción, el abuso de poder ni la discriminación como lo hace el sistema
cuya noción de valor se resume en el dinero.
24
que es la institucionalización o formalización de las estructuras de reciprocidad, es decir su 
reconocimiento legal, pero no en calidad de “agentes económicos” o “personas morales”, como si 
una estructura de reciprocidad fuera una entidad (como el hogar o el Estado), sino como una nueva 
forma institucional propia del sistema de reciprocidad.29 En cuarto lugar la propiedad comunitaria
(o universal en los términos de Temple), que es opuesta a la propiedad privada (a no confundir 
con propiedad personal a la cual todos tienen acceso) y significa que los recursos naturales y los 
medios de producción son bienes comunes en el territorio que ocupa el sistema de reciprocidad. Sin
embargo los miembros de la comunidad delegan la responsabilidad de explotar los recursos en su 
territorio a aquellos que expresan la voluntad de hacerlo. Así se constituyen las estructuras de 
reciprocidad compuestas de voluntarios para extraer los frutos de la naturaleza de manera 
responsable, cuidándola y protegiéndola. En quinto lugar la abolición de la moneda de 
intercambio, es decir de la moneda subordinada a la especulación y a la acumulación, en el 
territorio de la economía de reciprocidad en favor de monedas de reciprocidad, ya que en principio 
se da y recibe libremente y gratuitamente (eso no significa que no exista una “contabilidad” ni 
tampoco que no exista un “costo de oportunidad”) y no por medio de una transferencia monetaria 
de valor equivalente, es decir la moneda30 no es la contraparte de un don sin la cual no habría un 
29 El grupo de personas que manifiestan interés por un proyecto común, por ejemplo la canalización de una fuente de 
aguas, conforman de facto una estructura de reciprocidad (siempre y cuando, por supuesto, se conozcan entre 
ellas, es decir formen parte de la misma comunidad). Sin embargo, puesto que ni el agua ni los materiales de 
construcción son propiedad privada (y en general los recursos de la naturaleza y los medios de producción – el 
cuarto principio), es decir no hay un “patrón” que posea el capital y los trabajadores, planifique y ordene a los 
demás que hacer, sugiero que para “formalizar” la estructura de reciprocidad se determine durante las primeras 
Asambleas Generales dos elementos básicos: 1) el tipo de toma de decisión y 2) la estructura organizacional. 
Ambos elementos son inseparables. Por ejemplo se puede determinar que los diversos cargos sean rotativos, de esa 
manera todos pasarían por todas las responsabilidades y así todos hablarían con conocimiento de causa al momento 
de expresarse en frente de la Comunidad. En este caso la decisión es tomada por aquel que ocupa el cargo, salvo 
por las decisiones que afecten a la totalidad, por ejemplo la decisión del recorrido de la canalización de agua. Otra 
posibilidad es la elección “democrática” de los responsables, ya sea por mayoría absoluta, dos tercios o por 
consenso. O bien, en algunas ocasiones puede ser que el mejor mecanismo sea la selección aleatoria de los 
responsables (por ejemplo para las tareas menos agradables). Finalmente la estructura de reciprocidad podría optar 
por una estructura organizacional jerárquica, piramidal, de tipo “militar”, por ejemplo si son tareas de suma 
urgencia (como las respuestas a las catástrofes naturales) y requieren una coordinación muy precisa que sólo una 
estructura vertical puede satisfacer. Estos son solo algunos ejemplos. Este es el aspecto más abordado por la 
Economía Participativa (PARECON) que mencioné en la introducción, por esa razón sugerí que era una teoría 
complementaria a la reciprocidad y de la cual las estructuras de reciprocidad podrían inspirarse para elaborar su 
cuadro general de funcionamiento.
30 En la anterior sección he explicado que el sistema de reciprocidad posee un equilibrio sin necesidad de postular la 
hipótesis de precios de mercado.
25
contrato. Las estructuras de reciprocidad pueden fabricar sus propias monedas, pero su uso se 
limita a la representación de un valor simbólico o de una equivalencia de reciprocidad. Sin embargo
para que el sistema funcione no es obligatorio el empleo de una moneda.
Como no se emplea una única moneda dentro del Sistema, es decir como las actividades 
económicas dejan de estar subordinadas a la creación de un excedente de valor de intercambio (la 
plusvalía), surge la necesidad de una alternativa que remplace las funciones esenciales de la 
moneda: Facilitar las transacciones y representar el valor creado por las actividades económicas. 
Una alternativa viable consiste en una Plataforma virtual, que constituye el sexto principio o pilar 
de la política económica reciprocista, que consistiría esencialmente en un sitio en Internet gracias al 
cual los donadores y donatarios comunican entre ellos, coordinan sus actividades y transmiten tanto
sus posibilidades de producción (su tiempo disponible, saberes y conocimientos, experiencia, etc.) 
como sus necesidades. Por medio de la Plataforma se centraliza y analiza toda la información 
relevante sobre los dones y que normalmente capturan los precios del mercado en un sistema de 
intercambio. Además la Plataforma coadyuva a la toma de decisión y al análisis de la economía ya 
que permite visualizar las estadísticas de la economía en tiempo real. Este principio implica que 
deba haber una inversión inicial por parte del Estado plurinacional para desarrollar el código 
informático de la Plataforma, sus instalaciones materiales (la infraestructura de los servidores) y 
para abastecer a la comunidad los terminales, portátiles (celulares, tabletas, laptops, …) y/o fijas 
(quioscos públicos, centros informáticos, …), para acceder a la Plataforma. Las teorías esenciales 
que acompañan la Plataforma y su funcionamiento son lateoría de la reciprocidad de Temple, los 
constructos personales de Georges Kelly y el Tercer incluido de Stéphane Lupasco. Por ejemplo 
gracias a la técnica de las rejillas de la psicología de los constructos personales es posible analizar 
los dones en términos de una polaridad contradictoria expresada por los participantes y que significa
lo positivo y lo negativo del don; de esta manera los donadores y donatarios expresan sus 
valoraciones subjetivas y objetivas entre aquellos extremos.
26
Uno de los mayores riesgos en la concepción del sistema de reciprocidad es el de generar un 
aislamiento social, económico o político de una Comunidad a causa de la ruptura sistémica. Es 
necesario permitir el comercio con el resto del mundo, la apertura, la transparencia, por esa razón 
hay que abordar la cuestión de la relación entre los sistemas de reciprocidad y de intercambio. En 
ese sentido, el séptimo principio consiste en la creación de una Interfaz de sistemas que es una 
institución mixta compuesta por representantes de la Comunidad y del Estado plurinacional, cuyo 
rol es el de encontrar los mercados que convengan en el extranjero para exportar las producciones 
de la comunidad (adquiriendo así la moneda extranjera) e importar aquellas cosas que la 
Comunidad necesita para consumir o para fabricar lo que necesita (usando la moneda extranjera). 
La Interfaz vendría a ser el equivalente de la cancillería en el ámbito económico, regularizaría la 
circulación de bienes y personas con el extranjero en función de los valores éticos de la comunidad. 
Su objetivo no es el de competir en la economía internacional para realizar un beneficio, sino el de 
hacer respetar los imperativos éticos de la comunidad; por ejemplo las producciones artesanales son
la expresión de un saber-hacer ancestral y deberían ser consideradas como obras de arte, no como 
objetos de consumo masivo, o en otro caso si los metales extraídos de la Madre tierra son 
exportados al extranjero para ser transformados en armas, la Interfaz prevendrá de este hecho a los 
miembros de comunidad quienes decidirán entonces si el uso que las empresas extranjeras le dan al 
mineral (digamos el hierro del Cerro Mutún) es conforme a sus propios valores y si continúan o no 
exportándolo.
El octavo principio de la política económica reciprocista consiste en el desarrollo y mantenimiento 
de una base de datos, un “árbol tecnológico”, que contenga la información sobre la manera de 
producir los bienes y servicios. Este árbol tecnológico es necesario porque en una economía de 
reciprocidad no es el interés egoísta o la competición la que insta a las personas a producir y a 
mejorar las técnicas de producción, sino el deseo de practicar la reciprocidad, es decir de satisfacer 
las necesidades comunes, en particular de los más desprovistos. Pero para producir lo que el otro 
27
necesita hay que saber cómo, esa es la justificación de esta base de datos ya que la información 
debe ser compartida libremente, no debe ser privada como en el capitalismo. El árbol tecnológico es
un proyecto “open source” (de código abierto), la comunidad en su conjunto genera el progreso 
tecnológico y no el individuo schumpeteriano.
Finalmente, el noveno principio consiste en el mantenimiento de una unidad multidisciplinaria, 
un grupo de científicos, una institución digamos académica, una permanencia de investigadores 
sociales y desarrolladores informáticos, a fin de cuentas una estructura de reciprocidad que 
mantenga y actualice la plataforma virtual y el árbol tecnológico, que teorice la manera en que se 
procesa la información y se obtienen las estadísticas útiles para los actores de la economía. Cabe 
resaltar que por el primer principio, el derecho a la reciprocidad, cualquier miembro de la 
comunidad puede participar en esta estructura de reciprocidad, como en cualquier otra estructura, 
por lo que los riesgos de concentración de poder en una “élite tecnocrática” son mínimos.
En mi opinión por medio de estas políticas económicas se descentralizan las funciones legislativas y
ejecutivas de la forma tradicional de gobierno ya que los participantes a las estructuras de 
reciprocidad legislan sobre las direcciones que deben tomar sus actividades y planifican su 
ejecución de manera conjunta y no excluyente: Cada miembro tiene la posibilidad, por el derecho a 
la reciprocidad, de participar en cada una de los actividades que toma lugar en su comunidad. De 
igual manera por medio de la Plataforma virtual se pueden resolver las distintas disyuntivas que 
surgen entre los miembros de la Comunidad ya que todos los miembros pueden expresar sus juicios 
de valor por este medio, es decir el dominio mismo de la justicia puede ser abordado desde la 
perspectiva sistémica de la reciprocidad.
6 Conclusiones
El Modelo Económico Social Comunitario y Productivo debe relativizar el principio de la utilidad 
porque es un principio opuesto al equilibrio y la armonía que el vivir bien busca promover. Por esa 
razón he buscado demostrar que es imprescindible que el MESCP adopte un enfoque “parcial” de la
28
economía plural y defina modelos económicos específicos a las formas de organización de la 
economía comunitaria y de la organización social cooperativa bajo otros supuestos que aquellos de
la economía privada. En ese sentido, he argumentado que el MESCP debería considerar el principio
de reciprocidad en las hipótesis del modelo comunitario ya que es un principio compatible desde mi
punto de vista con el paradigma del vivir bien, en particular porque favorece un equilibrio de 
reciprocidad simétrica.
No he detallado la teoría de la reciprocidad de Dominique Temple ni la lógica dinámica de lo 
contradictorio porque son temas muy amplios y porque el objetivo del ensayo era el de mostrar la 
pertinencia del cuestionamiento de los fundamentos microeconómicos del modelo económico 
boliviano. Otra cuestión que tampoco he abordado es la manera en la que se aplica la lógica de lo 
contradictorio a la teoría de la reciprocidad, es decir la definición formal del sistema de 
reciprocidad en los términos algebraicos de la lógica de lo contradictorio, necesaria para traducir 
los diversos hechos económicos (la producción, el consumo, el almacenamiento, la distribución, …)
en variables informáticas para que la Plataforma pueda generar sus estadísticas. Este trabajo de 
formalización todavía no ha sido publicado.
Por otro lado, me pregunté cuales son las políticas económicas que permitirían la implementación 
del sistema de reciprocidad en el contexto de las Autonomías indígenas originarias campesinas, 
puesto que la CPE estipula que sólo ellas pueden ejercer el auto-gobierno de acuerdo a sus propias 
normas y procedimientos, pudiendo abrogar la forma de Gobierno tradicional dividida en los tres 
poderes y que conduce a un sistema de intercambio. Desde ese punto de vista he propuesto los 
siguientes principios de política económica reciprocista: La declaración del derecho a la 
reciprocidad, el principio de Libertad individual, la abolición de la moneda de intercambio, la 
propiedad comunitaria de los medios de producción y recursos naturales (principio de bienes 
comunes), la institucionalización de las estructuras de reciprocidad, la instauración de la Plataforma
virtual y del Árbol tecnológico, la creación de una Interfaz de sistemas y la creación de un Centro 
29
informático. Sin embargo éstas pueden no ser la única forma de poner en marcha un sistema de 
reciprocidad, de hecho el lector habrá comprendido que la reciprocidad se produce en todo 
momento, incluso en las sociedades capitalistas, ya que consiste, en el principio, en la relativización
de percepciones. Mi intensión por medio de estos principios era el de despertar la curiosidad por 
parte del lector (en particular de los economistas bolivianos), mostrar que una alternativa sistémica 
al intercambio capitalista sí es concebible y proponer unabase sobre la cual podemos continuar a 
debatir sobre las etapas a seguir en el proceso de cambio revolucionario.
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	1 Introducción
	2 El modelo económico boliviano
	3 Crítica de la utilidad
	4 Crítica de la reciprocidad
	4.1 Las interpretaciones utilitaristas
	La teoría de Kolm
	4.2 Las interpretaciones no utilitaristas
	La teoría de Temple
	5 Principios de política microeconómica
	6 Conclusiones
	7 Referencias

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