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Biologia de los microorganismos (1735)

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1014 L A S E N F E R M E D A D E S I N F E C C I O S A S Y S U T R A N S M I S I Ó N
En un año normal, Cryptosporidium es responsable de la mayo-
ría de los brotes de enfermedades transmitidas por aguas de 
uso recreativo en los Estados Unidos (Capítulo 31), pero solo 
de vez en cuando se relaciona con brotes originados por el agua 
de bebida. Sin embargo, C. parvum fue responsable del brote 
de mayores dimensiones para una enfermedad de transmisión 
hídrica jamás registrado en los Estados Unidos. En la primavera 
de 1993, la cuarta parte de la población de Milwaukee, Wis-
consin (Estados Unidos) desarrolló criptosporidiosis al beber 
el agua del abastecimiento municipal. Las lluvias primaverales, 
y la escorrentía sucia con el estiércol del ganado de las granjas, 
desaguaron en el Lago Michigan (del que se capta el agua para 
el suministro de la ciudad), lo que sobrecargó el sistema de puri-
ficación de agua y condujo a la contaminación por C. parvum.
La criptosporidiosis suele provocar una leve diarrea autoli-
mitada que no necesita tratamiento. Sin embargo, las perso-
nas inmunodeficientes, como las que padecen el VIH/SIDA, los 
más jóvenes o los más ancianos, pueden sufrir graves compli-
caciones con la infección de C. parvum. El principal método 
diagnóstico de laboratorio para la criptosporidiosis es la demos-
tración de que hay ooquistes en las heces (Figura 32.9b). Tam-
bién existen herramientas inmunológicas y moleculares para 
una identificación más precisa de las cepas del patógeno cuando 
es necesario seguirles la pista.
Al igual que C. parvum, el parásito Cyclospora cayetanensis 
también forma ooquistes y provoca una gastroenteritis leve, que 
a veces se vuelve grave, y que se denomina ciclosporiasis. Sin 
embargo, a diferencia de C. parvum, C. cayetanensis se trans-
mite principalmente por los alimentos, normalmente alimentos 
frescos, con contaminación fecal en vez de por el agua contami-
nada. La mayoría de casos de ciclosporiasis se han relacionado 
con frutas y verduras contaminadas. El mayor brote en los Esta-
dos Unidos se dio durante el verano de 2013, y estaba relacio-
nado con las lechugas envasadas ( Sección 31.7).
La toxoplasmosis está ocasionada por Toxoplasma gondii 
(Figura 32.10). Este parásito infecta a muchos animales homeo-
termos y en torno a la mitad de los adultos en los Estados Uni-
dos están infectados, aunque sean asintomáticos porque su 
T. vaginalis infecta la vagina de las mujeres, la próstata y las
vesículas seminales de los hombres, y la uretra tanto de hombres 
como de mujeres. La tricomoniasis suele ser asintomática en los 
hombres, mientras que en las mujeres se caracteriza por una 
leucorrea amarillenta (Figura 32.8b) que causa prurito y que-
mazón vaginales persistentes. Las mujeres se infectan con más 
frecuencia: las encuestas han demostrado que hasta el 25 % de 
las mujeres sexualmente activas tienen infecciones de T. vagi-
nalis, mientras que solo un 5 % de los hombres están infecta-
dos. La tricomoniasis se diagnostica mediante la observación 
de protistas móviles en las preparaciones frescas de líquidos de 
los pacientes (Figura 32.8b). Se trata con eficacia con el fármaco 
antiprotozoario metronidazol.
Criptosporidiosis, toxoplasmosis y ciclosporiasis
Cryptosporidium, Toxoplasma y Cyclospora son géneros de coc-
cidios parásitos (un grupo que se encuentra entre los alveolados, 
 Sección 17.5). Estos parásitos se transmiten a los humanos 
por aguas o alimentos con contaminación fecal y desencadenan 
episodios graves de diarrea o, en el caso de Toxoplasma, daños 
graves en los órganos internos.
Cryptosporidium parvum infecta a muchos animales homeo-
termos, en particular, al ganado vacuno. El organismo forma 
células cocoides pequeñas que invaden las células epiteliales 
de la mucosa del estómago y del intestino y se reproducen en 
su interior (Figura 32.9a), lo que da lugar a la enfermedad gas-
trointestinal llamada criptosporidiosis. C. parvum produce 
quistes muy resistentes de paredes anchas llamados ooquistes 
(Figura 32.9b), que llegan al agua con las heces de los anima-
les infectados. A continuación, la infección se transmite a otros 
animales y a los humanos cuando consumen el agua con con-
taminación fecal.
Los ooquistes de Cryptosporidium son muy resistentes al 
cloro y, por esto, la sedimentación y la filtración constituyen 
el único modo fiable de retirarlos del abastecimiento de aguas. 
Figura 32.8 Trichomonas vaginalis. (a) Microfotografía de microscopia
óptica de células teñidas; el diámetro de las células oscila entre 10 y 20 μm. 
(b) Leucorrea de una mujer con tricomoniasis. Las células de T. vaginalis
(flechas) aparecen junto a secreciones vaginales y células epiteliales.
C
D
C
/P
H
IL
(a) (b)
Figura 32.9 Cryptosporidium parvum. (a) Las flechas señalan los
trofozoítos intracelulares de C. parvum incluidos en el epitelio gastrointestinal 
humano. Los trofozoítos tienen un diámetro de unos 5 μm. (b) Los ooquistes 
de gruesas paredes de C. parvum tienen un diámetro de unos 3 μm en esta 
muestra fecal.
(b)(a)
C
D
C
/P
H
IL
C
D
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/P
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