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TEMA 6 - EL PODER

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TEMA 6
EL PODER 
Miquel Caminal Badia
SUMARIO:
I. La política y el poder.
II. EI poder y la sociedad.
III. Poder político y Estado
IV. Primeras formas de organización política.
1. La democracia ateniense.
2. Formas personales de autoridad política.
3. La sociedad civil moderna y las teorías de pacto social
I. La política y el poder
• EI hombre es un ser social por naturaleza. Es decir, que le resulta imposible vivir 
aislado: siempre está inmerso en un haz de relaciones sociales que determinan 
sus condiciones de vida. Y a medida que estas condiciones de vida son mas 
activamente configuradas por la acción humana, la interdependencia, que 
Durkheim Hamada «densidad social», se hace mas intensa. EI mundo es cada vez 
mas una «aldea global» en la que todo repercute en todo.
• Esta red de relaciones sociales cada vez mas intensa afecta a todos los ámbitos 
de la vida humana: cultura, tecnología. EI hombre se encuentra inmerso, en 
cada uno de estos ámbitos, en situaciones constituidas por actividades 
interrelacionadas, dirigidas a satisfacer necesidades sociales.
• Pues bien, la política es el gobierno de estas situaciones sociales, la actividad 
de dirigirlas, ordenarlas e integrarlas. Toda actividad human a tendente a 
orientar hacia metas las situaciones sociales: a ordenarlas e integrarlas, 
asignando papeles, recompensas y sanciones y resolviendo conflictos, es 
una actividad política. 
• La política, en este sentido amplio, es la actividad de gobierno de las 
situaciones sociales, su dirección y control.
• Frases como «la empresa sigue una política de reducción de plantillas», «La 
televisión hace una política de promoción de los productores nacionales de 
telefilms»,
• «los sindicatos están realizando una política de confrontación con el 
gobierno», reflejan este sentido amplio del concepto de política.
• Para gobernar estas situaciones sociales es imprescindible el poder, es decir, 
la capacidad de obtener obediencia de otros. Tiene poder aquel individuo o 
grupo que consigue que otros (individuos o grupos) hagan (o dejen de hacer) 
lo que él quiere. Aquel que, en una situación social, es capaz de imponer a los 
de mas una definición de metas y un modelo de organización.
• En este sentido, el poder es un medio, pero al ser un medio universal, que 
permite realizar los demás valores, se puede transformar en un fin. En 
palabras de
• modo de organización en que consiste el poder se deriva básicamente de tres fuentes: la coerción, la 
persuasión y la retribución 4. o, en otros términos, de la fuerza, la ideología y la utilidad.
• Estas fuentes de poder se encuentran entremezcladas en todas las situaciones, pero la preponderancia 
de alguna de ellas, en cada caso 0 momento, da lugar a un tipo de poder predominantemente coercitivo, 
persuasivo 0 retributivo, aplicado al gobierno de dicha situación.
• El poder coercitivo consiste en la capacidad de obtener obediencia mediante la privación, o amenaza de 
privación, de la vida, la integridad, la libertad o las posesiones, por medio de la fuerza.
• El poder persuasivo consiste en la capacidad de obtener obediencia mediante la unificación de las 
preferencias y prioridades ajenas con las propias, convenciendo a los que tienen que obedecer de la 
bondad, justicia o corrección de los objetivos o el modelo de orden proyectado. La ideología es el 
instrumento de este tipo de poder.
• El poder retributivo se basa en la obtención de obediencia mediante el establecimiento de una relación 
de intercambio, de do ut des. EI que obedece lo hace a cambio de que el que manda le de algo. Es decir, 
que este tipo de poder se basa en una relación de utilidad mutua entre el que manda y el que obedece.
• La relación mas típica de poder coercitivo es la que se produce entre el Estado y los individuos, en la 
medida en que aquel intenta poseer el monopolio de la coerción en una sociedad, con el fin de constituirse 
en el poder soberano de la misma.
• La relación mas típica de poder persuasivo es la de las iglesias o partidos políticos con respecto a sus 
fieles o afiliados, que se identifican con las creencias -sobrenaturales o mundanas propugnadas por las 
organizaciones respectivas.
• La relación más típica de poder retributivo es la que se da entre empresarios y trabajadores en la 
economía de mercado, consistente en el intercambio de trabajo por salario. Aunque a esta relación 
retributiva subyace otra coercitiva, que impide modificar las relaciones de propiedad sobre el capital.
• En Política que existen proyectos u opciones predominantes y dominados, las 
situaciones se caracterizan por una tensión mas o menos manifiesta y equilibrada 
entre las diversas alterativas, y por posicionamientos estratégicos y tácticos de los 
diversos actores entre sí. Posicionamientos que oscilan entre la colaboración, la 
confrontación y la conciliación.
• Sintetizando, por consiguiente, podemos decir que en cada situación existe un 
conjunto de valores, intereses, objetivos y prioridades propios de los diversos sujetos 
-individuos y grupos. Entre este conjunto de elementos puede existir desde la 
coincidencia y la concordancia hasta la divergencia y la discrepancia mas absolutas. En 
cada caso, los diversos actores se posicionan adoptando actitudes y acciones o de 
colaboración con el proyecto común, o de conciliación y negociación a pesar de las 
diferencias, o bien de confrontación total a fin de impedir la realización del proyecto 
antagónico.
• Aunque, en ocasiones, puede, no obstante, interesar una conciliación táctica de las 
diferencias, a fin de adquirir una posición relativamente más fuerte en el futuro que 
impida la realización del proyecto adverso. o resultar obligada la obediencia y la 
conciliación de las diferencias, a fuer de la aceptación de unas normas de acción 
colectiva que obligan a acatar el proyecto mayoritario en el grupo de referencia.
Política como actividad consiste que el gobierno tiene objetivos, prioridades, modo de 
organizativo a realizar. Por ello la política siempre se da una mezcla de diversas dosis de 
concordancia y discrepancia, cooperación y oposición, consenso y conflicto, persuasión y 
coerción.
II. El poder y la sociedad
• Decíamos que el poder es la capacidad de obtener obediencia en las diversas 
situaciones sociales. Junto con la clase y el status, constituyen las tres categorías 
básicas para el análisis de la desigualdad en las sociedades desarrolladas.
• La riqueza, el prestigio y la jerarquía social sitúan a los individuos y grupos en 
posiciones relativas de superioridad e inferioridad. Las relaciones de dependencia y 
congruencia entre la clase, el status y el poder son intrincadas y cambiantes en cada 
sociedad y momento histórico,
• A diferencia de que sucede en las sociedades desarrolladas, en las pre estatales y 
premodernas el rango de las personas depende de rasgos biológicos, como la edad 
o el sexo, o religiosos, así como de la posición de cada individuo en el interior de 
grupos primordiales, de parentesco o territoriales.
• En estas sociedades, al existir un poder político escasamente diferenciado, tanto 
estructural como culturalmente, el poder emana directamente del status propio del 
individuo en el interior de cada grupo social.
• El poder político, por consiguiente, se identifica con el poder social, y este se deriva 
del control de ciertos recursos, como la tierra y las riquezas, la vinculación preferente 
con los poderes sobrenaturales, el conocimiento de la tradición, o la dirección de los 
grupos primordiales.• En esta situación de autoridad voluntaria, el linaje y la costumbre suelen ser agentes de 
control social mucho mas importantes que los individuos a quienes se concede un poco de 
autoridad por tiempo reducido».
• Sin embargo, a medida que la sociedad cambia, se hace sedentaria y se estratifica de un modo 
más complejo, comienza a aparecer un poder político diferenciado, tanto cultural como 
estructuralmente, que se hace permanente y relativa- mente estable. Este transite, desde la 
sociedad acéfala o tribal al Estado, pasando por la ciudad-Estado, el imperio burocrático o la 
sociedad feudal, hace emerger un nuevo centro político que asume características funcionales 
y estructurales específicas.
• Lo que caracteriza fundamentalmente a este nuevo centro político es el ser un poder que 
asume como propias dos funciones básicas: la determinación de los objetivos globales del 
conjunto de la sociedad y la ordenación e integración de la misma de acuerdo con criterios 
no adscriptivos o primordiales. Es decir, de acuerdo con un modelo de orden general, distinto 
del de la sociedad segmentada por grupos de linaje.
• Resulta ilustrativo de lo que quiero decir que los dos antecedentes organizativos mas próximos 
al Estado moderno, el imperio burocrático y la ciudad-Estado, aparecen históricamente 
cuando se hace sentir la necesidad de un centro para posibilitar la realización de grandes 
objetivos sociedad (la distribución de las aguas y el control de los regadios, la defensa frente 
al invasor extranjero, el gobierno de un territorio muy extenso o la construccion de grandiosos 
monumentos públicos religiosos, como las piramides) y cuando al viejo orden adscriptivo
de los grupos primordiales de parentesco se superpone la idea de ciudadania.
• Desde el momento en que surge este poder político diferenciado, los grupos con poder 
social dirigen hacia el sus pretensiones, con el fin de ocuparlo directamente o adquirir 
influencia sobre el mismo y determinar o condicionar sus decisiones. A partir de 
entonces aparece un nuevo concepto de política, la política en sentido estricto, que es 
la actividad dirigida a gobernar, o a influir indirectamente en el poder político, en el 
centro político de dirección y control del conjunto de la sociedad.
• Desde el punto de vista estructural, con este nuevo centro aparecen roles políticos 
estables de liderazgo, así como nuevas estructuras tales como la burocracia, los 
ejércitos regulares, la recaudación normalizada de impuestos, medios regularizados 
de intercambio, un sistema de administración de justicia, y organizaciones estables 
para acceder al poder por medio de la consecución de apoyos a los diversos 
proyectos.
• Desde el punto de vista cultural, los símbolos que definen y justifican el poder 
político se independizan de otras esferas de la cultura, como la religión y la moral, 
creándose de este modo sistemas relativamente autónomos de creencias e ideas 
para legitimar el poder.
• Por tanto, con la aparición de un centro político diferenciado nos encontramos con dos 
niveles y conceptos acerca de lo que sean la política y el poder:
• En primer lugar, la política en sentido amplio, como gobierno de las situaciones 
sociales por medio del poder social. Este poder social, en las sociedades con una 
estratificación relativamente compleja, deriva del control de determinados recursos 
o esferas de actividad por parte de algunos individuos o grupos.
• Recursos tales como las armas (golpistas, terroristas, bandas criminales); la tierra, 
las fuentes de energía, las materias primas, el trabajo, el capital o las empresas; la 
tradición y la ideología, junto con la religión, la educación, la propaganda y el 
conocimiento especializado, que determinan las creencias, los conocimientos y los 
sistemas de valores; o, finalmente, los diversos medios de esparcimiento y 
ocio (desde las salas de juego hasta el trafico de drogas).
• El control de estos recursos o esferas de actividad da lugar a la posesión de un poder 
social que permite a quienes lo detentan conseguir que numerosos individuos y 
grupos obedezcan sus decisiones con el fin de evitarse daños, o porque ere-
• en que deben hacerlo, o porque les interesa para conseguir algo a cambio.
• En segundo lugar, la política en sentido estricto, como actividad dirigida al gobierno 
de la situación social global que denominamos sociedad, por medio del poder 
político o poder nuclear de la misma. Este poder deriva fundamental- mente de la 
coerción y de las creencias acerca de su legitimidad y se caracteriza por desempañar 
dos funciones básicas y exclusivas, como son la de determinar las metas y 
prioridades del conjunto y establecer y mantener el orden del mismo.
• El poder social, por tanto, actúa en este segundo nivel o como un medio para acceder 
directamente al poder político o como un medio de influencia sobre el. Es decir, en 
este segundo caso, como un recurso utilizable para gobernar indirectamente, 
determinando 0 condicionando las decisiones de los detentadores del poder público.
• Este proceso de transformación política, desde la sociedad tribal al Estado moderno, 
se produce en el transcurso de la historia humana, desde sus orígenes hasta la 
actualidad, creándose durante el diversas formas organizativas del poder político 
que analizaremos a continuación.
III. Poder político y Estado
• El poder puede definirse como la capacidad que tiene una persona o grupo social para 
imponer su voluntad sobre los demás. El poder viene determinado por una relación en la 
que uno de los elementos queda controlado y determinado por el otro componente de la 
relación.
• Cuando las relaciones de poder afectan fundamentalmente al funcionamiento social, se 
habla de poder político, es decir, el poder que se organiza dentro de la polis, en el 
sentido más amplio del término. Se puede definir por tanto el poder político como el 
poder que se ejerce en la administración, control y distribución de los bienes comunes.
• En la mayoría de las sociedades actuales la regulación del poder político se realiza desde 
el Estado. En un sentido muy amplio, podemos decir que existe un Estado en toda 
sociedad en la que exista algún tipo de organización política, esto es, cualquier sociedad 
en la existen organismos que detenten el poder y tengan como función controlar, regular 
y administrar los bienes comunes, así como los derechos y obligaciones de los 
ciudadanos. Desde un punto de vista más restringido se entiende que la forma moderna 
del Estado surge en el siglo XVI.
• A partir de la obra de Maquiavelo (El Príncipe) se define el estado como una forma de 
organización política caracterizada por un poder permanente e indiscutible dentro de un 
territorio delimitado. Para Max Weber, lo que caracteriza al Estado es la posesión del 
monopolio de la fuerza y la violencia dentro de su territorio. Podemos por tanto 
caracterizar el Estado como una organización que tiene los siguientes rasgos:
• Primero Tiene poder territorial. El poder del Estado se circunscribe al territorio que 
delimitan sus fronteras.
• Segundo Es soberano. Dentro del ámbito estatal no existe ninguna instancia superior a la 
que el estado deba someterse. Esta rasgo de los Estados en la actualidad está siendo 
discutido por la aparición de instancias supra-estatales que pueden llegar a usurpar 
algunas de las funciones de los Estados nacionales
• Tercero Mantiene el orden protegiendo a los miembros de la sociedad de los peligros 
externos internos. En el orden interno, el Estado debe hacercumplir la ley garantizando 
paz y seguridad. Externamente, debe proteger a los ciudadanos de incursione, establecer 
las relaciones internacionales con otros países y cumplir los compromisos internacionales 
que se derivan de los acuerdos internacionales subscritos.
Max Weber - El político y el científico (1919)
• ¿Pero, qué es, desde el punto de vista de la consideración sociológica, una asociación política?. Tampoco es 
éste un concepto que pueda ser sociológicamente definido a partir de su actividad. Apenas existe una tarea 
aquí o allá que no haya sido acometida por una asociación política y, de otra parte, tampoco hay ninguna 
tarea de la que pueda decirse que hay sido siempre competencia exclusiva de las asociaciones políticas que 
hoy llamamos Estados, o de las que fueron históricamente antecedentes del Estado moderno. Dicho Estado 
sólo es definible sociológicamente por referencia a un medio específico que él, como toda asociación 
política, posee: la violencia física.
• «Todo Estado está fundado en la violencia», dijo Trotsky en Brest-Litowsk. Objetivamente esto es cierto. Si 
solamente existieran configuraciones sociales que ignorasen el medio de la violencia habría desaparecido el 
concepto «Estado» y se habría instaurado lo que en este sentido específico llamaríamos «anarquía». La 
violencia no es, naturalmente ni el medio de que el estado de vale, pero sí es su medio específico. Hoy, 
precisamente, es especialmente íntima la relación del estado con la violencia. En el pasado las más diversas 
asociaciones, comenzando por la asociación familiar, han utilizado la violencia como medio enteramente 
normal. Hoy, por el contrario, tendremos que decir que el Estado es aquella comunidad humana que, dentro 
de un determinado territorio reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima. Lo específico de 
nuestro tiempo es que a todas las demás asociaciones e individuos sólo se les concede el derecho a la 
violencia física en la medida en que el Estado lo permite. El estado es la única fuente del «derecho» a la 
violencia.
IV. Primeras formas de organización política.
• 1. La democracia ateniense.
• Por lo que se sabe, en la época arcaica las distintas colectividades griegas se estructuraban en tribus que reunían a un número de 
fratrias, seguramente la unidad jerárquica fundamental, que a su vez se agrupaba en varios conjuntos de familias que, 
pretendidamente, poseían un mismo antepasado común de carácter mítico. Se articulaba de esta manera una dependencia 
jerárquica y piramidal en un determinado territorio que preside tanto la organización de las decisiones políticas como la defensa 
militar de la colectividad.
No nos encontramos con una teoría política hasta que esta situación social, política y económica, caracterizada por su 
inmovilidad social, entra en crisis hacia la segunda mitad del siglo VIII a. c. Y sobre todo en el siglo VII a. c. . Esta época suele 
denominarse preclásica, por ser anterior a las teorías políticas que surgen con el movimiento sofista de la ilustración ateniense.
En esta sociedad la aristocracia estaba revestida de unas virtudes especiales. El concepto de “diké” -justicia- se presentaba 
caracterizado confusamente como el orden dado por las normas, por la tradición. Por otro lado, los ideales aristocráticos nos
presentan al héroe dotado de una ‘areté’ -virtud- que incluía tanto la capacidad de expresar la opinión más adecuada como la 
capacidad de llevar una vida material y espiritual superiores (euphrosyne).
Esta ‘teoría preclásica’ va a presentar una evolución con respecto a la situación tradicional. De un lado, se pretende incluir en el 
universo de la diké a los sectores que ocupan posiciones más relegadas en la escala social, esto es, al demos. De otro lado, surge la 
convicción de que la 'medida' es el ideal que debe presidir nuestras acciones, la justa medida es el ideal relacionado con el
conocimiento de nuestros propios límites. Este nuevo ideal de medida permitirá un proceso de racionalización y de moralización 
del comportamiento que llega a tener una expresión constitucional en el sistema ateniense de Solón en el 549 a. C. Este proceso 
racionalizador permitirá entender el universo como algo esencialmente racional, presidido por un Logos común. Las consecuencias 
políticas de este proceso serán decisivas en el periodo democrático. La fuerza de esta idea igualitarista que va insertándose en la 
noción de diké, estará en la base del posterior sistema democrático.
• Las reformas. Las sucesivas reformas que se irán realizando en la polis, especialmente a 
partir de Solón, van a ir encaminadas en una doble dirección: por un lado, se es 
consciente de que los esfuerzos democratizadores pasan necesariamente por limitar el 
poder de los sectores aristocráticos. En este sentido, si bien no es posible eliminar a la 
aristocracia en tanto que clase social, si se pueden suprimir las funciones de los órganos 
políticos que las representan. Esto permitirá que las grandes cuestiones políticas sean 
tratadas en la asamblea, donde el demos irá teniendo mayor presencia. Por otro lado, las 
reformas constitucionales irán organizando políticamente la polis y los órganos donde se 
toman las decisiones de carácter político, administrativo y económico, de forma que, 
paulatinamente, se irá permitiendo al demos incorporarse a las tareas de gobierno y 
vaciar políticamente de contenido a las instituciones aristocráticas.
En el S. VI a. C. el sistema ateniense podía ser considerado como una Isonomía, o 
igualdad ante la ley, o bien, como una Isegoría, o igualdad ciudadana ante la Asamblea. 
En el siglo V a. C. aparece el término Demokratia que describe el sistema político de 
Atenas durante el periodo de las Guerras médicas. Hasta el contexto político de la Guerra 
del Peloponeso y de la guerra civil ateniense que la acompaña no se producirá la escisión 
básica dentro de la Demokratia.
2. Formas personales de autoridad política.
• La forma de autoridad política que predomina en la antigüedad es la forma de autoridad personal en el 
ejercicio del poder. Este ejercicio del poder viene legitimado por diversos tipos de discurso: religioso, 
histórico, de salvación... Entre estas formas de personalistas del ejercicio del poder predominan los 
despotismos, en los que el poder está ligado a la figura del héroe, fundador de una ciudad o un clan o 
dinastía. Los vehículos de transmisión del poder en estos casos son la herencia, tal y como podemos seguir 
viendo en las monarquías actuales.
Con la desaparición del Imperio Romano aparece en Europa un sistema de poder personal centrado en la 
subordinación de un individuo a otro, lo que se conoce como «vasallaje». Se trata de formas de relaciones 
personales en las que el vasallo jura fidelidad al señor a cambio del compromiso de este último a su defensa.
En un primer momento, la relación de vasallaje permitía la cesión de una porción de terreno, que incluía 
aldeas y su población correspondiente, por parte de un señor a un miembro de su séquito, al que daba de 
este modo los medios para su subsistencia. De este modo, el señor no necesitaba mantener junto a todo su 
séquito, aunque podía recurrir a ellos en caso de necesidad.
Lo característico de estas relaciones socioeconómicas no era la propiedad de los bienes, sino el derecho a 
su uso, derecho que se transmitía por herencia junto a las cargas y gravámenes que comportara. Lo 
prioritario por tanto era el control del uso de las tierras y de la población que las trabajaba.
Existían al final de la Edad Media dos grandes instituciones políticas: de un lado, Los Estados-Imperio; y de 
otro, la Iglesia. Tanto el Estado como la Iglesia, cuya coexistencia siempre ha estado plagada de conflictos, 
desarrollaron complejos sistemas para efectuar sus funciones administrativas y de gobierno que darán lugar 
posteriormente a la formación de los Estados modernos
3. La sociedad civil moderna y las teorías de 
pacto social
• Un rasgo característico de la sociedadmoderna es la defensa del derecho a la propiedad. El derecho a la 
propiedad garantiza la existencia de individuos libres y autónomos capaces de establecer lazos sociales entre 
ellos siempre que se respete su individualidad. Como consecuencia de esta vinculación entre autonomía 
social-política y económica, el individuo prima sobre la colectividad social. La sociabilidad, como 
característica fundamental del ser humano, se fundamenta ahora en la idea de que la sociedad es el 
resultado de que los individuos puedan establecer relaciones sociales que regulen el orden político, 
económico y el uso de la fuerza.
• Una vez que es rechazada la idea de que el poder tiene un origen divino, los pensadores de la época 
(Hobbes, Locke, Hume, Rousseau, James Mill... ) se plantean cuál es el origen del poder. Dado que el 
individuo es libre, el poder que ejercen unos sobre otros debe tener su origen o bien en la violencia que 
puedan ejercer unos individuos sobre otros, o bien en la idea de un pacto o contrato entre los individuos 
libres. La primera opción es rechazada pues un poder basado en el constante uso de la violencia no garantiza 
la estabilidad del mismo ya que requiere de un uso constante de la violencia y la coacción. En el segundo 
caso, dotarse de una serie de normas que tengan carácter obligatorio sólo tendría sentido si esas normas 
fuesen útiles y beneficiosas para todos, o al menos para la mayoría. Se trataba entonces de encontrar y 
legitimar una serie de normas que garantizaran la posesión de lo que a cada no le pertenece, así como su 
propia seguridad. Para ello se postula la existencia del Estado cuya función es fundamentalmente garantizar 
el cumplimiento del pacto.
• Las teorías del pacto o del contrato social distinguen entre el pacto de asociación por el 
que se constituye la sociedad civil y el pacto de sumisión por el que el individuo cede la 
autoridad al Estado. Junto a estas dos formas de entender el pacto, existe una distinción 
fundamental para comprender la teoría del contrato social. Esta nueva distinción permite 
contraponer el estado civil frente al estado de naturaleza. Lo que caracteriza al estado de 
naturaleza es la “libertad radical” del individuo, que si bien no establece ningún tipo de 
coacción sobre el individuo, tampoco le garantiza la posesión y disfrute de sus bienes ni 
de sus seguridad personal. Frente a estado de naturaleza, el estado civil garantiza la 
posesión de los bienes a través de su reconocimiento y su defensa jurídica. El estado civil 
es un estado de derecho en el que los individuos privados regulan jurídicamente sus 
interrelaciones y actúan colectivamente ateniéndose a normas conjuntas.
• Thomas Hobbes (1588 – 1679). La teoría política de Hobbes tiene como objetivo 
garantizar el orden social y evitar el conflicto generalizado de la población en una “estado 
de guerra de todos contra todos”. Esta idea de una guerra de todos contra todos no debe 
entenderse literalmente como una guerra civil, aunque sí cabría esta posibilidad, sino 
más bien como un conflicto social generalizado que impida el desarrollo de las 
cualidades o de las potencialidades del ser humano y de su cultura.
Thomas Hobbes
• Thomas Hobbes va a partir en su argumentación de tres premisas:
• Los seres humanos son iguales en lo que respecta a sus capacidades 
intelectuales o físicas que les lleva a perseguir los mismos fines.
• Todos los seres humanos buscan su propia conservación así como el placer 
en las acciones que realizan
• El hecho de que cada cual busque su propia conservación y satisfacer sus 
propia necesidades, lleva a los seres humanos a una competición 
generalizada entre los individuos.
• La manera de evitar este conflicto pasaría por someter a todos los 
individuos a un poder político de tal naturaleza que impida a los sujetos 
enfrentarse entre ellos.
Leviatán
• «porque la guerra no solo consiste en la batalla o en la lucha concreta, sino en un 
trecho de tiempo durante el cual se da una voluntad de contender, y, por lo tanto, 
la noción de tiempo hay que incluirla dentro de la naturaleza de la guerra, [...] así 
la naturaleza de la guerra consiste no en el hecho de que se dé alguna batalla, 
sino en la tendencia a ello durante todo el tiempo que no existe la seguridad de 
lo contrario. El resto del tiempo puede hablarse de paz» (Leviatán)
• Lo que caracteriza al “estado de guerra” es su permanencia en el tiempo y el 
hecho de que el individuo depende para su seguridad de su propia fuerza e 
ingenio.
• «en tales condiciones no se dan las circunstancias propicia para la industria, ya 
que fruto de la misma sería incierto. Como consecuencia de ello, no puede haber 
cultivo de la tierra, ni navegación, ni uso de los bienes, ni construcción de 
edificios, ni fabricación de instrumentos [...] ni artes, ni letras, ni sociedad y, lo 
que es peor de todo, existe el temor continuo al peligro y a la muerte violenta, 
por lo que la vida del hombre es solitaria, pobre, embrutecedora, sucia y corta»
• Hay que tener en cuenta que el estado natural de guerra es una consecuencia de la propia naturaleza del ser 
humano y de sus pasiones. La fuerza y el fraude son las dos virtudes de la guerra, y por lo tanto, en este 
estado de cosas la justicia y el bien no tienen sentido. En definitiva, la situación de conflicto generalizado en 
el estado de guerra impediría que la humanidad se beneficiara de los alcances de la civilización y sólo dentro 
de una sociedad y del establecimiento de un “cuerpo social” se puede alcanzar la paz y la civilización
Es importante tener en cuenta que este “estado de guerra” no es un hecho histórico en el sentido de que 
ha existido un momento en la historia que ha precedido a la creación de todas las sociedades, sino más bien 
que se trata de un estado que precede a la sociedad desde un punto de vista lógico, en el sentido de que, si 
prescindimos de lo que caracteriza a la sociedad y de los beneficios que aporta, se llegaría a una situación 
previa al Estado en la que cada cual tendría que valerse de sí mismo y de sus posibilidades de supervivencia 
para garantizar su conservación. Lo que Hobbes podría sostener es que el “estado de guerra” representaría 
la condición en la que se podría encontrar el ser humano si prescindiese de la civilización y del modelo social 
centrado en la idea de un Estado que garantizara el cumplimiento de una leyes que limitase el abuso de 
poder que podrían ejercer los unos sobre los otros. En última instancia, Hobbes se estaría oponiendo al 
principio defendido por Calicles de que existe el derecho natural de los más fuertes a imponer su voluntad al 
resto de las personas que no tienen la fuerza necesaria para oponerse a ellos. Para limitar este abuso de 
poder todo el poder debe estar concentrado en un Estado concebido este como un poder implacable que 
impida el caos que se instauraría en una situación descrita como el estado de guerra de todos contra todos. 
«Esto muestra claramente qué clase de vida se llevaría si no hubiera un poder político al que temer
• La fundamentación de este Estado debe encontrarse en lo que Hobbes 
llamó “Leyes de la Naturaleza”. Las leyes de la naturaleza se definen como 
las leyes dictadas por el uso correcto de la razón. «Una ley natural es un 
precepto, una regla general que se descubre con ayuda de la razón, según 
la cual un hombre ha de evitar hacer lo que puede destruir su vida o 
privarle de los medios para conservarla, así como hacer todo lo que él crea 
mejor para preservarla».
La ley natural no se fundamenta en ningún principio metafísico o 
teológico, sino en un principio egoísta de supervivencia. Las leyes 
garantizan mejor nuestra supervivencia que la lucha continua por la 
existencia. Habría una tendencia natural en el ser humano a ser 
gobernado, y esto explicaría en última instancia el origen del poder.
En el Leviatán Hobbes nos describe hasta 19 
leyes naturales. Veamos tres ejemplos.
• a) “todo hombre ha de esforzarse por alcanzar la paz mientrastenga esperanza de obtenerla, y 
cuando no pueda puede buscar y utilizar toda la ayuda y las ventajas de la guerra”. La primera 
parte contiene la ley fundamental: todo ser humano debe esforzarse por lograr la paz; mientras 
que la segunda nos expresa los derechos naturales que tiene el ser humano para defenderse a sí 
mismo y el estado de paz alcanzado, aunque sea mediante el uso de la guerra.
• b) “Que un hombre está dispuesto, cuando los demás lo están tan bien, a defenderse y abandonar 
la defensa de la paz y tomarse cuantas libertades contra los otros hombres como los demás se 
toman contra él”. Mediante esta ley se nos dice que existen derechos a los que una persona no 
puede renunciar ni transferir, pues la renuncia a un derecho sólo puede hacerse si se obtiene algún 
beneficio, por lo que, dado que la renuncia a ciertos derechos, por ejemplo, el derecho a defender 
su vida, no puede aportarnos ningún beneficio, se deduce que existen derechos que son 
irrenunciables.
• c) “Que los hombres cumplan con los convenios hechos”. Para Hobbes un contrato consiste en la 
transferencia de derechos. Cuando se delegan ciertos derechos durante un tiempo determinado a 
una persona en la que se deposita la confianza, el contrato es un convenio o pacto. El respeto de 
los convenios y las leyes pasa necesariamente por el compromiso de las personas de cumplir con 
los convenios subscritos. Una sociedad en la que se respeten los pactos será una sociedad justa, 
mientras que la injusticia residirá precisamente en el incumplimiento de los pactos.
• Estas leyes buscan asegurar la propia conservación y seguridad personal, objetivo que está en la naturaleza 
del ser humano. La leyes por sí mismas no pueden alcanzar este objetivo salvo que exista un poder 
fundamentalmente de carácter coactivo que imponga que las imponga y obligue a su cumplimiento 
mediante la amenaza y la sanción y respaldado por la fuerza. «Los convenios, sin la espada, no son más que 
palabras y no tienen ninguna capacidad para proteger al hombre»
De esta concepción del poder político se infiere que los ciudadanos «deberán transferir todos sus poderes 
y fuerza a un solo hombre, o a una asamblea de hombres que puedan reducir todas sus voluntades a una 
sola voluntad» Esta transferencia de derechos tiene lugar a partir de un acuerdo entre las personas. Se 
trataría de, por un lado, renunciar al derecho al autogobierno; y de otro, autorizar a una asamblea de 
personas o a un solo hombre a gobernar en mí propio nombre, siempre que los miembros de esa asamblea 
o ese hombre renuncian a su vez al derecho al autogobierno. «una vez hecho esto, la multitud, unida en una 
persona, se llama sociedad, civitas en latín. Y ésta es la forma en que surge el gran Leviatan, o para hablar 
con más reverencia, el dios mortal al que debemos, bajo el Dios inmortal, nuestra paz y defensa». Esta 
persona sobre la que recae la responsabilidad del gobierno recibe el nombre de soberano y el resto de 
personas serán los súbditos. Lo destacable es que para Hobbes el contrato se realiza entre súbditos, en tanto 
que iguales entre sí, y no entre súbditos y soberano; de esta forma, la legitimidad del soberano proviene del 
contrato entre los súbditos, aunque él no forme parte del mismo.
• El poder del soberano es absoluto y no puede otorgarse de forma condicionada. Los 
súbditos no pueden cambiar la forma de gobierno ni repudiar el orden establecido tras el 
contrato. No sólo no puede cuestionarse el poder, sino que el soberano no puede ser 
imputado por sus hechos. «Cualquier cosa que haga el soberano, no puede ir en 
detrimento de ninguno de sus súbditos, ni podrá ser acusado por ellos de injusticia». 
Ningún soberano puede ser imputado ni castigado por sus súbditos, ya que, al ser cada 
uno de ellos autor de los actos de su soberano, castigar al soberano sería castigar a otro 
por las propias acciones.
Aunque el poder del soberano es absoluto, existen ciertos límites sobre sus 
actuaciones. El soberano no puede pedir a alguno de sus súbditos que renuncie a sus 
derechos básicos relacionados con su supervivencia o su integridad física. Tampoco una 
persona está obligada a confesar sus propios crímenes ni a matar por mandato. Un punto 
especialmente importante es los súbditos se ven desligados de su obligación de 
obedecer cuando el soberano renuncia a su soberanía o bien cuando sea incapaz de 
ejercer el poder y proteger a sus súbditos.
EL PODER
Miquel Caminal Badia
FIN DE LA PRESENTACION
Lic. Calixto Zurita Escobar 
Docente 
Introducción a la Ciencia Política - Carrera Derecho - UMSS.

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