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La Propiedad asociativa

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La Propiedad asociativa
Propiedad asociativa 
Aparece en el contexto del álgebra y se aplica a dos tipos de operaciones: la suma y la multiplicación. Esta propiedad indica que, cuando existen tres o más cifras en estas operaciones, el resultado no depende de la manera en la que se agrupan los términos.
Esto quiere decir que, más allá de cómo se junten los diferentes números de la operación, la suma o la multiplicación ofrecerán el mismo resultado. El agrupamiento, por lo tanto, no tiene que ver con el resultado que se obtiene. La propiedad asociativa se aplica a la multiplicación y a la suma.
La propiedad asociativa en la suma
En el caso de la suma, la propiedad asociativa indica que la forma en que se juntan los sumandos no incide en el resultado de la operación. Veamos el funcionamiento de esta propiedad a través de una expresión algebraica y de un ejemplo:
(A + B) + C = A + (B + C)
Al reemplazar las letras por valores numéricos, podemos demostrar la igualdad que indica la propiedad asociativa. Si A = 8, B = 5 y C = 4:
(8 + 5) + 4 = 8 + (5 + 4)
13 + 4 = 8 + 9
17 = 17
El caso de las multiplicaciones
Lo mismo ocurre con las multiplicaciones ya que, en este caso, el resultado no depende del agrupamiento de los factores. Si seguimos trabajando con los valores del ejemplo anterior:
(A x B) x C = A x (B x C)
(8 x 5) x 4 = 8 x (5 x 4)
40 x 4 = 8 x 20
160 = 160
Dado que la aplicación de la propiedad asociativa en la suma y la multiplicación no tiene ningún efecto aparente, pueden surgir dudas acerca de su utilidad. Pues bien, conocer estos principios sirve para dominar a fondo dichas operaciones, especialmente cuando se combinan con otras, como ser la resta y la división; más aún, en estas últimas dos no se cumple la asociatividad, y es a través del contraste que podemos conseguir un correcto uso de las matemáticas.
La división y la resta no permiten aplicar la propiedad asociativa.
Resta, división y propiedad asociativa
Tomemos el caso de la resta, para comprender los límites de la propiedad asociativa. Si observamos, por ejemplo, la ecuación 4 – 2 – 6 = x y la resolvemos de manera intuitiva, realizando las operaciones de izquierda a derecha, el resultado que obtendremos es -4, ya que 4 menos 2 es 2, y 2 menos 6 es, efectivamente, -4. Pero, ¿qué ocurriría si intentáramos aplicar la propiedad asociativa tal como hicimos en los casos de la suma y la multiplicación? Como veremos a continuación, la realidad es muy diferente con la resta.
Si, en lugar de restar cada uno de los valores directamente, decidimos agruparlos de forma que debamos restarle a 4 el resultado de 2 menos 6, o sea 4 – (2 – 6) = x, la ecuación daría como resultado 8. ¿Cómo es posible que el hecho de colocar tan sólo dos paréntesis cambia de manera tan drástica el resultado? Veamos paso a paso el desarrollo de los cálculos: efectuamos la resta (2 – 6) y obtenemos -4, por lo cual el aspecto de la ecuación pasa a ser 4 – (-4); antes de proceder, es importante recordar que al eliminar el paréntesis debemos alterar el signo menos y reemplazarlo por un más, o sea que la ecuación final es 4 + 4, cuyo resultado es, en efecto, 8.
Del mismo modo, si tomamos la ecuación 24 / 3 / 2 = x, el resultado que obtenemos si no alteramos su forma es 4, ya que 24 dividido 3 es 8, que dividido 2 nos da 4. Si, en cambio, decidimos poner a prueba la afinidad de la división con la propiedad asociativa, nos daremos cuenta rápidamente de que es nula. El resultado de 24 / (3 / 2) = x es 16, ya que 3 dividido 2 da 1,5, y 24 dividido 1,5 es 16.

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