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360 © 2018. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente Antonio Hernandez, Edward R. Sherwood Í N D I C E Principios farmacológicos Equipo de anestesia Monitorización del paciente durante y después de la anestesia Evaluación preoperatoria Selección de técnicas y fármacos anestésicos Tratamiento de la vía respiratoria Anestesia regional Sedación consciente Cuidados postanestésicos Tratamiento del dolor agudo Conclusión La historia relativamente corta de la anestesiología comienza hace tan solo poco más de 150 años con la administración de éter como anestésico. A lo largo de gran parte de la historia siguiente el riesgo de morbilidad y mortalidad relacionada con la anestesia ha sido inacepta blemente elevado como consecuencia de un material primitivo, uso de medicamentos que producen complicaciones, y ausencia de monito rización apropiada. No obstante, durante las cuatro últimas décadas los avances tecnológicos y farmacológicos han permitido realizar una anestesia de forma segura para intervenciones quirúrgicas complejas, incluso en pacientes con enfermedades subyacentes graves. Los avances más destacados en el equipo de anestesia han sido el desarrollo de máquinas anestésicas que reducen la posibilidad de aportar mezclas de gases hipóxicas, vaporizadores que proporcionan dosis precisas de fármacos inhalatorios potentes y reparadores de anes tesia intraoperatoria que proporcionan un soporte respiratorio más preciso y sofisticado. En general, los avances farmacológicos han consis tido en la introducción de fármacos de acción más breve, con menos efectos secundarios importantes. No obstante, los principales avances se han registrado en el ámbito de los dispositivos de monitorización. Cabe citar entre ellos los analizadores de oxígeno intracircuito, los capnógrafos para evaluar la presencia de dióxido de carbono (CO2) exhalado, los pulsioxímetros y los analizadores específicos de vapor anestésico. Aunque estos dispositivos no garantizan un resultado satis factorio, sí aumentan de forma considerable la posibilidad de que este se produzca. En primer lugar, este capítulo prepara el contexto para analizar el tratamiento anestésico repasando los aspectos singulares del ambiente de anestesia: los fármacos, el equipo y los monitores que son la base de la práctica segura. Los siguientes apartados consideran la valoración preanestésica y la preparación para la anestesia, la selección de técnicas y fármacos anestésicos, el tratamiento de la vía respiratoria, la sedación consciente, la asistencia postanestésica y el tratamiento del dolor postoperatorio agudo. PRINCIPIOS FARMACOLÓGICOS Al principio la anestesiología empleaba un solo fármaco como el éter o el cloroformo para abolir la conciencia, evitar los movimientos durante la cirugía, conseguir la amnesia y conseguir la analgesia. Por el con trario, la anestesia actual combina varios fármacos, empleando con frecuencia técnicas regionales, para conseguir objetivos específicos. Aunque los anestésicos inhalados continúan formando el núcleo de las combinaciones anestésicas modernas, la mayoría de los anestesiólogos comienza la anestesia con fármacos de inducción por vía intraveno sa (i.v.), y después mantiene la anestesia con anestésicos inhalados suplementados con opioides y relajantes musculares i.v. A menudo se añaden benzodiacepinas para conseguir ansiólisis y amnesia. En muchos casos es conveniente la anestesia intravenosa total (AIVT), que se practica mediante la administración de anestésicos como el propofol, en combinación con opioides y otros adyuvantes. Anestésicos inhalados Los anestésicos inhalados originales —éter, óxido nitroso y cloro formo— presentan una serie de limitaciones importantes. El éter se caracterizaba por una inducción notoriamente lenta y una recupera ción igual de demorada, pero podía provocar inconsciencia, amnesia, analgesia y falta de movimiento, sin el agregado de otros agentes. En cambio, con el óxido nitroso, la inducción y la recuperación eran rápidas, pero este agente carecía de la potencia suficiente para ser usado solo. No obstante, en la práctica moderna todavía se utiliza óxido nitroso en combinación con otros agentes. El cloroformo se asociaba con hepatotoxicidad y, en ocasiones, arritmias cardíacas fatales. El posterior desarrollo de otros fármacos se ha centrado en la con secución de anestésicos inhalados que facilitan una inducción y una recuperación rápidas y que no son tóxicos. Entre ellos se cuentan el isoflurano, el sevoflurano y el desflurano. Aunque el halotano y el enflurano también se utilizaron de forma habitual en el pasado, el empleo de estos dos anestésicos se ha reducido de forma drástica recien temente. Los aspectos más importantes de cada uno de los anestésicos volátiles pueden resumirse en términos de las propiedades clínicas esenciales (tabla 141). Dos de las características más importantes de los anestésicos inhalados son el coeficiente de solubilidad en sangre/ gas (S/G) y la concentración alveolar mínima (CAM). El coeficiente de solubilidad S/G es una medida de la captación de un fármaco por la sangre. Generalmente, los anestésicos que son menos solubles (con coeficientes de solubilidad S/G más bajos), como el óxido nitroso y el desflurano, se asocian a inducción y recuperación más rápidas de la anestesia, mientras que tanto la inducción como la recuperación son más lentas en el caso de los anestésicos con mayor solubilidad en sangre, como el halotano. El isoflurano y el sevoflurano tienen velocidades de inducción y recuperación intermedias. La CAM es la concentración del agente necesaria para evitar el movimiento en respuesta a la incisión de Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 361 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. piel en el 50% de los pacientes, y es una manera de describir la potencia de un anestésico volátil. Una CAM más elevada tipifica un anestésico volátil menos potente. Entre los anestésicos volátiles el halotano es el más potente, con una CAM del 0,75%, el desflurano, con una CAM del 6%, es el menos potente de los anestésicos volátiles de base hidrocarbonada. El óxido nitroso tiene una CAM del 104% al nivel del mar, lo que implica que, en general, por sí solo no es idóneo para el mantenimiento de la anestesia general. La pungencia de los anestésicos también tiene implicaciones prácticas. Los de baja pungencia, como el halotano y el sevoflurano, no producen excesiva irritación de las vías respiratorias cuando se administran a las concentraciones habituales y resultan útiles para la inducción por inhalación de la anestesia. El des flurano es altamente irritante para las vías respiratorias y, en la mayoría de los casos, no es útil como inductor de anestesia inhalatoria. Óxido nitroso Aunque el óxido nitroso solamente consigue una anestesia parcial a presión atmosférica, su CAM es del 104% de gas inspirado a nivel del mar. El óxido nitroso modifica muy poco la respiración y la hemodi námica. Además, tiene baja solubilidad en sangre. Por tanto, a menudo se combina con un fármaco volátil potente para poder reducir la dosis de este último, limitando sus efectos colaterales, reduciendo el gasto, y facilitando la inducción y recuperación rápidas. El principal pro blema clínico que existe con el óxido nitroso es que es 30 veces más soluble que el nitrógeno y se difunde hacia los espacios aéreos cerrados más rápidamente que el nitrógeno los abandona, lo que aumenta el volumen y la presión delgas dentro del espacio cerrado. Debido a esta característica, el óxido nitroso está contraindicado en presencia de espacios aéreos cerrados como neumotórax, obstrucción del intes tino delgado, o cirugía del oído medio y en cirugía de la retina en la que se crea una burbuja de gas intraocular. Algunos expertos evitan su uso durante la laparoscopia porque se acumula de forma gradual en el neumoperitoneo. No obstante, la ventilación periódica puede evitar la acumulación de gas.1 El estudio ENIGMA, comunicado en 2007, indicó que los pacien tes sometidos a procedimientos quirúrgicos mayores de más de 2 h de duración tenían una incidencia más alta de complicaciones post operatorias, y náuseas y vómitos postoperatorios (NVPO) intensos si recibían óxido nitroso al 70% como parte de su esquema anestésico, en comparación con los pacientes asignados aleatoriamente a no recibir óxido nitroso.2 Sin embargo, el estudio ENIGMA II, más reciente, publicado en 2014, comunicó que el óxido nitroso no se asociaba con mayor incidencia de muerte, complicaciones cardiovasculares ni infecciones de la herida en los pacientes quirúrgicos de alto riesgo. Si bien la incidencia de NVPO intensos fue más alta (el 15 frente al 11%) en los pacientes que recibieron óxido nitroso que en los controles, la aparición de NVPO en el grupo del óxido nitroso se controló de manera eficaz con profilaxis antiemética.3 Isoflurano Aprobado por la Food and Drug Administration (FDA) en 1979, rápidamente sustituyó al halotano como anestésico inhalado potente más utilizado. A pesar de la reciente introducción de sevoflurano y desflurano, el isoflurano sigue utilizándose con frecuencia, al menos en parte porque el coste de los genéricos es bastante inferior al de estos medicamentos recientes. El isoflurano tiene algunas ventajas sobre el halotano, como una menor reducción del gasto cardíaco, menor sensibilización a los efectos arritmógenos de las catecolaminas, y un metabolismo mínimo (tabla 142; v. tabla 141). No obstante, la taquicardia inducida por isoflurano, una respuesta variable, puede aumentar el consumo miocárdico de oxígeno. Cuando se emplea en pacientes con enfermedad arterial coronaria (EAC) es necesaria una observación atenta de la frecuencia cardíaca. En concentraciones de 1 CAM o inferiores, el isoflurano aumenta poco el flujo sanguíneo cere bral y la presión intracraneal (PIC), y deprime la actividad metabólica cerebral más que el halotano o el enflurano. Su desagradable olor impide su uso para la inducción inhalatoria. Sevoflurano La solubilidad sanguínea relativamente baja del sevoflurano facilita una inducción y una recuperación relativamente rápidas. La recuperación es más rápida que con isoflurano, sobre todo en cirugías prolongadas, aunque una recuperación significativamente más rápida no permite acortar la estancia tras cirugía ambulatoria. Se asocia a una incidencia baja de somnolencia y náuseas postoperatorias en la unidad de cuidados postanestésicos (UCPA) y en las primeras 24 h tras el alta, en compara ción con isoflurano. A diferencia de este, el sevoflurano es agradable para inhalar, lo que le hace apropiado para la inducción inhalatoria en niños. Sin embargo, las diferencias clínicas entre el halotano y el sevoflura no son sutiles. En pacientes pediátricos premedicados sometidos a miringotomía bilateral y colocación de tubos, y aleatorizados a recibir sevoflurano o halotano, los anestesiólogos identificaron correctamente el agente (cuya asignación desconocían) solo en el 56,6% de los casos. El sevoflurano resulta adecuado para cirugía ambulatoria, inducción con mascarilla en pacientes con vía respiratoria potencialmente difícil, y mantenimiento en pacientes con broncoespasmo. Cuando se compara la anestesia con sevoflurano, halotano e isoflurano con la anestesia con tiopental/óxido nitroso, los tres anestésicos potentes reducen la resistencia respiratoria en personas no asmáticas intubadas; el sevo flurano reduce la resistencia más que el halotano o el isoflurano.4 Otra ventaja del sevoflurano es que los efectos colaterales cardiovasculares son mínimos. No obstante, se produce una considerable transformación metabóli ca, con aumento del F– sérico y, en presencia de sosa cálcica o Baralyme, producción de Compuesto A, un metabolito nefrotóxico en animales de experimentación. Sin embargo, la βliasa, enzima responsable de la formación del Compuesto A, tiene una actividad entre 8 y 30 veces superior en el riñón de rata que en el tejido renal humano. En el ser humano parece que la toxicidad del Compuesto A es teórica, y carece de importancia clínica. Desflurano El desflurano es captado y eliminado con rapidez. Tras una anestesia superior a las 3 h, el desflurano produce una recuperación más rápida TABLA 14-1 Características importantes de los fármacos inhalatorios ANESTÉSICO POTENCIA VELOCIDAD DE INDUCCIÓN Y RECUPERACIÓN IDONEIDAD PARA INDUCCIÓN INHALADA SENSIBILIZACIÓN A CATECOLAMINAS % METABOLIZADO Óxido nitroso Débil Rápida Insuficiente por sí solo No Mínimo Éter dietilo Potente Muy lenta Adecuado No 10 Halotano Potente Media Adecuado Alta ≥ 20 Enflurano Potente Media No adecuado Media < 10 Isoflurano Potente Media No adecuado Mínima < 2 Sevoflurano Potente Rápida Adecuado Mínima < 5 Desflurano Potente Rápida No adecuado Mínima 0,02 Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org II Tratamiento perioperatorio362 que el isoflurano. El desflurano, el más volátil y menos potente de los anestésicos volátiles, se debe administrar a través de vaporizadores especializados calentados eléctricamente. Sin embargo, su olor acre impide la inducción inhalatoria. Además, puede provocar taquicardia e hipertensión si se aumenta la concentración demasiado deprisa. Cuando se exponen a absorbente de CO2 seco, el desflurano, el isoflurano y el enflurano se convierten parcialmente en monóxido de carbono. El desflurano, el enflurano y el isoflurano producen más dióxido de carbono que el halotano o el sevoflurano. La producción de monóxido de carbono es mayor con absorbente de dióxido de carbono seco, en Baralyme en comparación con sosa cálcica, a una temperatura más elevada, y con una mayor concentración anestésica. La desconexión del flujo de gas en los aparatos de anestesia tras la última intervención quirúrgica del día puede reducir la producción de monóxido de carbono, porque el flujo continuo de gas en un aparato sin utilizar deseca el absorbente CO2. Fármacos intravenosos Desde la introducción del tiopental, los agentes i.v. se han vuelto un componente indispensable de la práctica anestésica moderna. Los agentes i.v. se utilizan fundamentalmente para la inducción de la anes tesia y como parte de una combinación de múltiples fármacos para causar AIVT. Agentes de inducción La mayoría de los pacientes adultos y muchos niños mayores prefieren inducción i.v. a inducción inhalatoria. La inducción i.v. es rápida, agradable y segura en la mayoría de los pacientes, aunque existen situaciones en las que induce riesgos. Si bien se pueden emplear varios agentes para la inducción i.v. de la anestesia, el propofol es el agente utilizado con mayor frecuencia en EE. UU. Otros agentes son tiopental sódico, ketamina, metohexital, etomidato y midazolam (tabla 143). El propofol es un agente de inducción de acción corta que se asocia con una recuperación tranquila, sin náuseas. Las pequeñas dosis tam bién son útiles para la sedación a corto plazo durante procedimientos breves, como bloqueos oculares retrobulbares o peribulbares, y se suele administrar propofol en infusión continua durante la AIVT y para la sedación en procedimientos menos invasivos, por ejemplo,endoscopia digestiva. Las principales limitaciones del propofol son el dolor durante la inyección y la reducción de la presión arterial. El propofol se debe utilizar con prudencia en los pacientes que pueden presentar hipovolemia o que pueden tolerar mal la hipotensión, como los pacientes con EAC grave. El propofol causa excelente broncodilatación. En los pacientes asmáticos, el 0% de los pacientes que recibieron propofol tuvieron sibilancias a los 2 o a los 5 min de la intubación frente al 45% de los pacientes que recibieron un tiobarbitúrico y el 26% de los que reci bieron un oxibarbitúrico.5 En los pacientes no asmáticos, tres cuartos de los cuales fumaban, la resistencia de la vía respiratoria fue menor tras la inducción con propofol que tras la inducción con tiopental o etomidato. La evidencia indica que los efectos broncodilatadores del propofol y la ketamina se deben al bloqueo de la broncoconstricción colinérgica mediada por el nervio vago. La ketamina, que produce un estado de anestesia disociativa, es el único fármaco para inducción i.v. que aumenta la presión arterial y la frecuencia cardíaca, y reduce el tono broncomotor. Aunque habitualmente se asocia a un aumento del tono simpático, la keta mina produce depresión cardíaca directa que puede ser evidente si se administra a pacientes con tono simpático preanestésico elevado, como los pacientes con shock hemorrágico. En dosis bajas (1520% de la dosis habitual de inducción) la ketamina es apropiada para inducción i.v. en pacientes con hipovolemia grave en los que reduce menos la presión arterial que cualquier otro fármaco de inducción. La ketamina es un fármaco adecuado para inducción i.v. en pacientes asmáticos porque reduce el aumento del tono broncomotor asociado a la intubación endotraqueal. Entre los fármacos de inducción i.v., la ketamina también es la que reduce menos la respuesta ventilatoria, y la que menos deprime los reflejos de la vía respiratoria. No obstante, debido a que la ketamina aumenta la secreción orofaríngea, suele administrarse junto con un agente de secado como el glucopirrolato para contrarrestar este efecto. La ketamina puede emplearse como anestésico único para técnicas breves y superficiales porque produce amnesia profunda, y analgesia TABLA 14-2 Efectos cardiopulmonares de los anestésicos inhalatorios AGENTE INHALATORIO PRESIÓN ARTERIAL FRECUENCIA CARDÍACA GASTO CARDÍACO SENSIBILIZACIÓN A CATECOLAMINAS DEPRESIÓN VENTILATORIA BRONCODILATACIÓN Óxido nitroso Escaso efecto Escaso efecto Escaso efecto No Mínima No Halotano Marcado descenso dependiente de la dosis Disminución moderada Marcada reducción dependiente de la dosis Marcada Moderado efecto dependiente de la dosis Moderada Enflurano Marcado descenso dependiente de la dosis Disminución moderada Reducción moderada dependiente de la dosis Moderada Moderado efecto dependiente de la dosis Mínima Isoflurano Moderado descenso dependiente de la dosis Aumento variable Reducción mínima Mínima Marcado efecto dependiente de la dosis Moderada Sevoflurano Moderado descenso dependiente de la dosis Escaso efecto Reducción moderada dependiente de la dosis Mínima Moderado efecto dependiente de la dosis Moderada Desflurano Descenso mínimo Variable; marcado aumento en caso de incremento rápido de la concentración Reducción mínima Mínima Marcado efecto dependiente de la dosis Moderada Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 363 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. somática. Sin embargo, es menos útil para cirugía abdominal o delicada porque no produce relajación muscular, no controla el dolor visceral, y puede no controlar por completo el movimiento del paciente. Los potentes efectos analgésicos de la ketamina son útiles para analgesia pre ventiva. En los pacientes con infusión continua de ketamina antes de la incisión y durante el cierre de la herida, el consumo postoperatorio de morfina fue significativamente menor en los días 1 y 2 del postopera torio, en comparación con la administración de ketamina solo después del cierre de la herida.6 En los pacientes con EAC se suele evitar la ketamina, porque la taquicardia y el aumento de la presión arterial pueden causar isquemia miocárdica. En los pacientes con hipertensión intracraneal (p. ej., des pués de un traumatismo craneoencefálico), la ketamina puede elevar aún más la PIC, debido a que es el único agente i.v. que aumenta la irrigación cerebral. Otro efecto colateral clínicamente importante de la ketamina es el delirio de recuperación. En los adultos y los niños mayores, en general son eficaces las benzodiacepinas o los agentes volátiles complementarios para prevenir el delirio al recuperarse de la anestesia. El etomidato es un imidazol que produce mínimos cambios hemodinámicos. Se emplea con frecuencia como alternativa para la inducción en pacientes con enfermedad cardiovascular o hipovolemia grave porque no altera la presión arterial en la mayoría de los pacientes. Los inconvenientes principales son un dolor quemante durante la inyección, movimientos musculares anormales (mioclonía), y supresión suprarrenal cuando se administra mediante infusión prolongada para sedación en pacientes en estado crítico. La inducción con tiopental, el agente de inducción i.v. más antiguo, es rápida y agradable. Si bien una amplia variedad de pacientes pre sentan una tolerancia notablemente buena al fármaco, este no se suele utilizar en la práctica anestésica moderna, y varias situaciones clínicas exigen prudencia (v. tabla 143). En los pacientes hipovolémicos y los pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva, la vasodilatación y la depresión cardíaca inducidas por tiopental pueden causar hipotensión grave, a menos que se disminuyan mucho las dosis. En estos pacientes, el etomidato o la ketamina son agentes alternativos. Aunque el tiopental no precipita directamente broncoespasmo, este puede sobrevenir en los pacientes con enfermedad reactiva de la vía respiratoria en respuesta a la intensa estimulación de esta provocada por el tubo endotraqueal. En consecuencia, a menudo se eligen el propofol o la ketamina como una alternativa para la inducción en los pacientes con enfermedad reactiva de la vía respiratoria. En las dosis habituales empleadas para la inducción de la anestesia, el tiopental se asocia con salida rápida, debido a la redistribución del agente desde el cerebro hasta los tejidos periféricos, en particular, el tejido adiposo. En dosis más altas aumentan los niveles sanguíneos circulantes, y la acción del tiopental debe ser terminada por metabolismo hepático, que solo elimina alrededor de un 10% por hora. En ocasiones se utiliza el midazolam para la inducción, porque en realidad causa mínimos efectos colaterales cardiovasculares y tiene una duración de acción mucho más breve que el diacepam. Su comienzo de acción es aceptablemente rápido; aun en pequeñas dosis, induce amnesia profunda de episodios dolorosos o que provocan ansiedad. Con frecuencia se lo elige para la inducción en los pacientes de cirugía cardiovascular. Como el midazolam combina potentes efectos ansiolí ticos y amnésicos, también se suelen indicar dosis más pequeñas para premedicar los pacientes ansiosos y como componente de un anestésico de múltiples fármacos. Opioides Se emplean en la mayoría de los pacientes sometidos a anestesia general, y de forma sistemática en una gran proporción de pacientes que reciben anestesia local o regional. Como parte de una anestesia combinada, los opioidesproducen analgesia profunda y mínima depresión cardíaca. Sus desventajas son la depresión de la ventilación, y una hipnosis y amnesia inconstantes que deben conseguirse con otros fármacos. Hay varias razones que justifican la popularidad universal de los opioides en anestesia. En primer lugar, reducen la CAM de fármacos inhalados potentes. Por ejemplo, el fentanilo (concentración plasmática 3 ng/ml) disminuye la CAM de sevoflurano en un 59% y la CAMdespertar (CAM a la que un paciente en fase de recuperación responde a órdenes) en un 24%.7 En segundo lugar, disminuyen la respuesta de taquicardia e hipertensión a la intubación endotraqueal y a la incisión. En tercer lugar, proporcionan analgesia que se prolonga durante el intervalo inicial tras la recuperación, y consiguen un despertar más tranquilo tras la anestesia. En cuarto lugar, en dosis 10 a 20 veces superiores a la dosis analgésica, actúan como anestésico completo en una elevada proporción de pacientes, proporcionando no solo anestesia, sino tam bién hipnosis y amnesia. Estas características han favorecido su uso en pacientes sometidos a cirugía cardíaca, en ocasiones como anestésico TABLA 14-3 Características clínicas de los fármacos de inducción intravenosa FÁRMACO i.v. DOSIS (mg/kg) OBSERVACIONES EFECTOS SECUNDARIOS SITUACIONES QUE PRECISAN PRECAUCIÓN INDICACIONES RELATIVAS Tiopental 2-5 Barato; recuperación lenta tras dosis altas Hipotensión Hipovolemia; compromiso de función cardíaca Adecuado para inducción en muchos pacientes Ketamina 1-2 Efectos adversos psicotrópicos controlables con benzodiacepinas; buen broncodilatador; analgésico potente en dosis de subinducción Hipertensión; taquicardia Cardiopatía isquémica; hipovolemia grave Inducción en secuencia rápida en asmáticos, pacientes en shock (dosis reducidas) Propofol 1-2 Quemaduras en inyección; buen broncodilatador; escasa incidencia de náuseas y vómitos postoperatorios Hipotensión EAC; hipovolemia Inducción en cirugía ambulatoria; inducción en asmáticos Etomidato 0,1-0,3 Estabilidad cardiovascular; quemaduras en inyección; movimiento espontáneo durante inducción Supresión suprarrenal (en infusión continua) Hipovolemia Inducción en pacientes con disfunción contráctil cardíaca; inducción de pacientes en shock (dosis reducidas) Midazolam 0,15-0,3 Hemodinámica relativamente estable; amnesia potente Depresión ventilatoria sinérgica con opioides Hipovolemia Inducción en pacientes con disfunción contráctil cardíaca (habitualmente en combinación con opioides) EAC, enfermedad arterial coronaria; i.v., intravenoso. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org II Tratamiento perioperatorio364 único y, con más frecuencia, como elemento principal de una anestesia multimodal. Por último, en la actualidad se añaden con frecuencia a una solución de anestésico local en bloqueos epidurales e intratecales para mejorar el grado de analgesia. La morfina, hidromorfona y meperidina son fármacos baratos y de acción intermedia que se emplean con menos frecuencia para el mantenimiento de la anestesia que para analgesia postoperatoria. El fentanilo, un opioide sintético que es de 100 a 150 veces más potente que la morfina, se emplea habitualmente para mantener la anestesia, debido al comienzo inmediato y la menor duración de su efecto. Tam bién se usan durante la anestesia nuevos opiáceos sintéticos, de acción breve (como sufentanilo y alfentanilo), debido a que se metabolizan y excretan rápidamente. El remifentanilo es un opiáceo metabolizado por las esterasas séricas, que tiene un efecto especialmente breve. No se acumula durante las infusiones prolongadas y se utiliza como parte de los anestésicos i.v. Bloqueantes neuromusculares Hace 50 años la anestesia se realizaba con fármacos inhalados potentes únicos que producían todos los efectos deseados para la anestesia gene ral, incluyendo el grado de bloqueo neuromuscular necesario para cada cirugía. Entre los inconvenientes de este método estaba el hecho de que la profundidad de la anestesia necesaria para conseguir una relajación muscular profunda era mayor que la necesaria para conseguir hipnosis y amnesia. La adición de relajantes musculares permite administrar tan solo la cantidad justa de fármacos inhalados e i.v. para conseguir hipnosis, amnesia y analgesia, al tiempo que crea las circunstancias óptimas para la cirugía. Los dos tipos de bloqueantes neuromusculares de uso clínico son despolarizantes (no competitivos) y no despolarizantes (competitivos). Los fármacos despolarizantes tienen efectos agonistas sobre los recepto res colinérgicos de la unión neuromuscular, produciendo inicialmente contracciones evidentes por la presencia de fasciculaciones, seguidas de un intervalo de relajación profunda. Los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes compiten por sitios receptores con la acetilcolina en la unión neuromuscular, y la magnitud del bloqueo depende de la disponibilidad de acetilcolina, la concentración del bloqueante neuromuscular en la unión neuromuscular y la afinidad del agente por el receptor. La succinilcolina, el único fármaco despolarizante que sigue utili zándose, sigue siendo muy utilizada para la intubación endotraqueal por su inicio de acción rápido y la corta duración de su efecto. No obstante, está relacionado con riesgos serios, como hiperpotasemia e hipertermia maligna, en una pequeña proporción de pacientes. El fármaco puede administrarse a una dosis relativamente alta para la intubación porque se metaboliza con rapidez por la seudocolines terasa plasmática, excepto en una pequeña proporción de pacientes con seudocolinesterasa atípica o ausente. Gracias a que su efecto solo dura 5 min, es posible ventilar con mascarilla a un paciente que no puede ser intubado con éxito durante un corto período de tiempo hasta que recupere la respiración espontánea. Sin embargo, en el caso de que no sea posible ventilar con mascarilla al paciente después de la administración de succinilcolina, no es probable que se recupere la respiración espontánea antes del comienzo de una hipoxemia con riesgo para la vida.8 Los efectos colaterales de succinilcolina son bradicardia, sobre todo en niños, e hiperpotasemia grave con riesgo vital en pacientes con quemaduras, paraplejía, cuadriplejía, y traumatismo masivo. La suc cinilcolina, sola o combinada con un fármaco volátil, puede provocar hipertermia maligna en personas susceptibles. Conviene evitarla en los pacientes con antecedentes familiares de hipertermia maligna o en aquellos con riesgo de hipertermia maligna. Algunos anestesiólogos evitan el uso de la succinilcolina en niños, debido a que el espasmo del masetero es un episodio común que, en ocasiones, es predictivo de hipertermia maligna, aunque en general suele presentar efecto benigno. Como la succinilcolina es un fármaco despolarizante que produce fasciculaciones visibles también puede estar relacionada con dolor muscular postoperatorio que puede evitarse mediante pretratamiento con una dosis baja, «precurarizante», de un fármaco no despolarizante. Debido a los múltiples problemas esporádicos relacionados con el uso de succinilcolina, algunos anestesiólogos la reservan para las situaciones en las que conviene asegurar con rapidez la vía respiratoria (es decir, inducción con secuencia rápida). En las demás situaciones es preferi ble utilizar fármacos no despolarizantes por la forma de excreción y duración de acción. Por ejemplo, el cisatracurio es metabolizado en gran medida en el suero por eliminación de Hofmann, y es adecuado para los pacientes con reducción de la función renal, en quienes el pancuronio y el vecuronioserían inadecuados porque se eliminan parcialmente por el riñón. Los relajantes no despolarizantes se utilizan cuando está con traindicada la succinilcolina, como alternativa a succinilcolina en los pacientes en los que se prevé una intubación endotraqueal sencilla, y cuando es necesaria una relajación intraoperatoria para facilitar la exposición quirúrgica. El conocimiento de los efectos colaterales de cada fármaco (relacionados a menudo con vagólisis o liberación de histamina) y de sus vías metabólicas es determinante en la selección de fármacos específicos para casos individuales. En la tabla 144 se recogen las dosis necesarias para conseguir las circunstancias satis factorias para la intervención. La dosificación de los fármacos no despolarizantes requiere un conocimiento de varias características importantes. En primer lugar, el uso de bloqueantes neuromus culares impide el movimiento en respuesta a estímulos dolorosos. Esta parálisis química puede enmascarar los signos de una anes tesia inadecuada (o sedación o analgesia en el postoperatorio). Las reclamaciones médicolegales sobre estar despierto durante una anes tesia general son dos veces más frecuentes en pacientes que reciben relajantes neuromusculares intraoperatorios.9 En segundo lugar, es necesario usar dosis más altas para lograr las circunstancias satis factorias para la intubación que para la relajación quirúrgica. Si se usa un fármaco no despolarizante solo tras la intubación, es necesario ajustarlo a una dosis inferior. En tercer lugar, otros fármacos anes tésicos potencian los efectos de los fármacos despolarizantes. La succinilcolina empleada para la intubación reduce las necesidades ulteriores de agentes no despolarizantes. Los fármacos inhalados potentes potencian de forma dosisdependiente los efectos de los bloqueantes neuromusculares competitivos. El desflurano, un nuevo fármaco inhalado, potencia los efectos del vecuronio un 20% más aproximadamente que el isoflurano. En cuarto lugar, las respuestas individuales a los relajantes musculares son muy variables, ya que en algunos pacientes aumentan mucho o disminuyen mucho el bloqueo neuromuscular en comparación con lo esperado. Por último, en quinto lugar, y más importante, puede ser difícil identificar un bloqueo leve que puede relacionarse con complicaciones postoperatorias. Se ha cuantificado la importancia de la parálisis resi dual leve mediante la proporción de desaparición del «tren de cuatro» (TOF, train-of-four), una técnica de monitorización semicuantitativa empleada para evaluar la idoneidad del bloqueo neuromuscular y de su reversión farmacológica. Al final de la anestesia, se considera que un cociente TOF mayor de 0,9 es una recuperación adecuada de la función neuromuscular. Este cociente implica que la cuarta de cuatro contracciones musculares en respuesta a estímulos supramáximos administrados a intervalos de 0,5 s al nervio cubital es de por lo menos el 90% de la magnitud de la primera contracción. En un estudio de 2003 con una proporción TOF inferior a 0,9 todos presentaban diplopía y dificultad para seguir objetos en todas direcciones. La capa cidad de cerrar los incisivos con fuerza no se recuperó hasta que la TOF era superior a 0,9. Los autores llegaron a la conclusión de que la recuperación satisfactoria de la función neuromuscular requiere una recuperación de la TOF a más de 0,9, y mejor a 1.10 En los pacientes tratados con bloqueantes neuromusculares de acción intermedia como atracurio, vecuronio o rocuronio solo para intubación endotraqueal, la TOF era menor de 0,9 en el 37% de los pacientes 2 h después de recibir el relajante muscular. Estudios más recientes mostraron que los pacientes con cocientes TOF menores de 0,9 tenían una mayor Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 365 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. incidencia de complicaciones respiratorias postoperatorias y alta dife rida de la UCPA.11 Es importante optimizar la recuperación de la función neuromuscular al final de la cirugía mediante el uso juicioso de relajantes musculares y agentes de reversión. La utilización de fármacos bloqueantes neuromusculares en gene ral y de fármacos no despolarizantes en particular precisa seguir una estrategia para asegurar una función muscular adecuada al finalizar la anestesia. Muchas de las complicaciones asociadas a los bloqueantes musculares están relacionadas con una reversión inadecuada al finalizar la anestesia o con una valoración incorrecta de la reversión. Suele hacerse una reversión farmacológica de los relajantes no despolarizantes con un anticolinesterásico (neostigmina o edrofonio), acompañado de atropina o glucopirrolato para contrarrestar los efectos muscarínicos de la anticolinesterasa. Sin embargo, la recuperación depende tanto de la intensidad del bloqueo neuromuscular en el momento de intentar la reversión como de los efectos del fármaco empleado para la reversión. Al acabar la anestesia, un bloqueo neuromuscular profundo puede impedir una reversión adecuada con anticolinesterásico en 510 min. Por esas razones, el pancuronio se ha eliminado, en gran medida, de la práctica anestésica moderna. Con los relajantes musculares de acción prolongada, el bloqueo residual puede complicar la recuperación postoperatoria. En un ensayo clínico sobre reversión de la relajación muscular se asignó de forma aleatorizada a 691 pacientes tratados mediante anestesia general para cirugía abdominal, ginecológica u ortopédica a recibir tratamiento con pancuronio, vecuronio o atracurio. Tras la reversión con neostigmina, una mayor proporción de pacientes tratados con pancuronio (26%) presentaba un bloqueo neuromuscular residual (TOF < 0,7) que aquellos tratados con vecuronio o atracurio (5,3% combinado). Los pacientes tratados con pancuronio y una TOF menor de 0,7 presenta ban una incidencia más alta de atelectasias o neumonía en la radiografía de tórax postoperatoria (16,9% de 59 pacientes de este grupo). No se encontró relación entre las complicaciones pulmonares postoperatorias y un bloqueo residual con los otros dos relajantes musculares. Un factor clave que determina la recuperación del bloqueo neuro muscular es la capacidad de metabolizar y excretar los fármacos. En los pacientes con nefropatía, las semividas de la tubocurarina, el rocuronio, el vecuronio y el pancuronio son prolongadas. En estos pacientes se deben considerar fármacos alternativos, como el cisatracurio, que es metabolizado por eliminación de Hofmann y no tiene una semivida prolongada en los pacientes con disfunción renal. EQUIPO DE ANESTESIA El equipo de anestesia ha sufrido avances rápidos a lo largo de las últimas décadas. El elemento central de dicho material es la máquina de anestesia moderna, cuyas funciones se centran primordialmente en aportar oxígeno y anestésicos volátiles al paciente. Por otra parte, las actuales máquinas de anestesia presentan sofisticados respiradores que proporcionan un soporte respiratorio eficaz y cuentan con monitores integrados que miden con precisión la aportación de oxí geno, las concentraciones de gas inspirado y, al final de la espiración, las presiones de las vías respiratorias, la ventilación por minuto y los flujos de gas nuevo. A pesar de los muchos años de mejora del diseño, los riesgos de la administración de gases deben continuar siendo tenidos en cuenta. El principal problema es la aportación de una mezcla hipóxica de gases inadvertida. Los resultados adversos de la anestesia se vincularon al equipo de administraciónde gases en 72 de 3.791 casos registrados en la base de reclamaciones paga das de la American Society of Anethesiologists (ASA). En el 75% de los accidentes sobrevenidos se produjo un uso inadecuado del equipo, y se contrastó que el 78% de los mismos podrían haberse detectado con un adecuado control mediante pulsioximetría o capnografía. Los elementos esenciales de una máquina de anestesia son las fuentes de gases (oxígeno, óxido nitroso y aire), los flujóme tros y un dispositivo proveedor de flujo. En la mayoría de los casos, la máquina de anestesia recibe los gases desde un banco de grandes cilindros de tipo H ubicados en un área central del hospital. Un sistema de reserva de cilindros de tipo E se conecta directamente con la máquina de anestesia y proporciona una fuente de gases, en particular oxígeno, si deja de estar disponible la fuente central de gas. Los flujómetros permiten la administración independiente de cada gas. Para minimizar la probabilidad de administrar una mezcla de gases hipóxica, hay válvulas denominadas de seguro de falla, que requieren presurización de la vía de oxígeno antes de que se pueda administrar óxido nitroso, y dispositivos proveedores de flujo que reducen de manera automática el flujo de óxido nitroso si el flujo de oxígeno desciende por debajo de una concentración segura. La medición de la concentración de oxígeno inspirado representa una salvaguarda adicional contra la administración de una mezcla de gases hipóxica. Además de la máquina de anestesia, los otros componentes prin cipales del equipo son los monitores. El uso de tales monitores para valorar los cambios de la función respiratoria y cardiovascular durante la anestesia y la cirugía ha resultado esencial para la mejora global de la seguridad (cuadro 141). MONITORIZACIÓN DEL PACIENTE DURANTE Y DESPUÉS DE LA ANESTESIA La monitorización efectiva es un aspecto crítico del tratamiento anesté sico. Los componentes esenciales de la monitorización son observación y vigilancia, instrumentación, análisis de datos e instauración de las medidas correctoras, si es necesario. El objetivo de la monitorización del NOTA: Los valores de DE50 y DE95 son medias (límites de confianza al 95%). Se necesitan dosis más altas para facilitar la intubación endotraqueal. DE50, dosis efectiva para la relajación quirúrgica en el 50% de los pacientes; DE95, dosis efectiva para la relajación quirúrgica en el 95% de los pacientes. TABLA 14-4 Relación dosis-respuesta de los bloqueantes neuromusculares no despolarizantes en seres humanos FÁRMACO DURACIÓN DE50 (mg/kg) DE95 (mg/kg) DOSIS DE INTUBACIÓN (mg/kg) Tubocurarina Prolongada 0,23 (0,16-0,26) 0,48 (0,34-0,56) 0,5-0,6 Pancuronio Prolongada 0,036 (0,022-0,042) 0,067 (0,059-0,08) 0,08-0,12 Vecuronio Intermedia 0,027 (0,015-0,031) 0,043 (0,037-0,059) 0,1-0,2 Cisatracurio Intermedia 0,026 (0,15-0,31) 0,04 (0,32-0,55) 0,15-0,2 Mivacurio Breve 0,039 (0,027-0,052) 0,067 (0,045-0,081) 0,15-0,2 Rocuronio Intermedia 0,147 (0,069-0,22) 0,305 (0,257-0,521) 0,6-1 Modificado de Naguib M, Lien CA: Pharmacology of muscle relaxants and their antagonists. In Miller RD, Fleisher LA, Johns RA, et al, editors: Miller’s anesthesia, ed 6, Philadelphia, 2005, Churchill Livingstone, pp 481–572. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org II Tratamiento perioperatorio366 paciente es aplicar un tratamiento anestésico óptimo y detectar pronto las anomalías para poder realizar las medidas correctoras antes de que se produzca una lesión seria o irreversible. Aunque resulta difícil relacionar directamente un mejor resultado con una monitorización específica, la reducción de la morbilidad y mortalidad relacionada con la anes tesia ha discurrido en paralelo con la aplicación de la monitorización vigente en la actualidad. Conviene evaluar las indicaciones así como los riesgos y bene ficios relacionados con el uso de monitores electrónicos invasivos (v. cuadro 141). Estas decisiones vienen determinadas por el estado de salud del paciente, el tipo de cirugía, y el riesgo de complicaciones relacionadas con la monitorización invasiva. No obstante, la prolifera ción de sistemas de monitorización no elimina la necesidad de ciertas habilidades clínicas como la observación, inspección, auscultación y palpación. La ASA ha establecido estándares para la monitoriza ción anestésica básica, cuya actualización más reciente data de 2011 (http://www.asahq.org/qualityandpracticemanagement/standards andguidelines). Estos estándares están diseñados para integrar las habilidades clínicas y la monitorización electrónica con el objetivo de mejorar la seguridad del paciente. La recomendación I establece que un anestesiólogo cualificado debe estar presente en todo momento en el quirófano durante la adminis tración de la anestesia. El anestesiólogo debe monitorizar de forma continua el estado del paciente y modificar el tratamiento anestésico según la respuesta del paciente a los cambios dinámicos relacionados con la anestesia y cirugía. La recomendación II obliga a una evaluación continua de la venti lación, oxigenación, circulación y temperatura, que consiste en: 1. Debe usarse un analizador de oxígeno con una alarma de baja concentración durante la anestesia general. 2. Debe realizarse una evaluación cuantitativa de la oxigenación de la sangre como la pulsioximetría. 3. Confirmación continua de la suficiencia de la ventilación mediante evaluación clínica. Se recomienda la monitorización cuantitativa del contenido de CO2 en el gas espirado y el volumen de gas espirado. 4. Es necesario realizar evaluación clínica y de la presencia de CO2 en gases espirados para asegurar una ubicación correcta del tubo tras intubación endotraqueal. Durante la ventilación mecánica es necesario el uso continuo de un aparato capaz de detectar la des conexión del sistema de respiración. Este aparato debe activar una alarma audible cuando se sobrepasa el umbral fijado. 5. Monitorización electrocardiográfica (ECG) continua durante la anestesia, así como determinación de la presión arterial y frecuencia cardíaca al menos cada 5 min. En los pacientes que reciben anestesia general hay que monitorizar de forma continua la función circu latoria, mediante valoración del estado de la circulación periférica con medios electrónicos, palpación o auscultación. 6. Disponibilidad inmediata de medios para determinar la temperatura en el quirófano que pueden ser necesarios durante períodos de cambios previsibles o provocados en la temperatura corporal. Monitorización de la presión arterial Durante la anestesia es necesario monitorizar siempre la presión arterial. En la mayoría de las intervenciones quirúrgicas se puede recurrir a la monitorización no invasiva, y la mayoría de los quirófanos modernos están equipados con analizadores oscilométricos automá ticos de la presión arterial. La monitorización invasiva está indicada en caso del uso intraoperatorio deliberado de la hipotensión, para la medición continua de la presión arterial en pacientes con lesiones significativas en órganos terminales, durante las intervenciones de alto riesgo, cuando se prevén importantes fluctuaciones perioperatorias de la presión arterial, cuando se necesitan análisis repetidos de los gases en sangre arterial, y cuando no resulta adecuada la monitorización no invasiva de la presión arterial, como en los pacientes con obesidad mórbida. Se pueden utilizar diferentes lugares para la canulación arterial, y cada uno de ellos tiene sus ventajas inherentes y sus posibles CUADRO 14-1 Elementos de monitorización electrónica de rutina y especializados usados en la práctica anestésica, y sus indicaciones Elementosde monitorización de rutina Pulsioximetría • Saturación de oxígeno sanguíneo • Frecuencia cardíaca • Perfusión tisular (por pletismografía) Manguito de presión arterial automático • Presión arterial ECG • Ritmo cardíaco • Frecuencia cardíaca • Control de la isquemia miocárdica Capnografía • Idoneidad de la ventilación • Colocación intratraqueal de una sonda endotraqueal • Perfusión pulmonar Analizador de oxígeno • Control de la concentración del oxígeno administrado Monitor de presión del ventilador • Desconexión del ventilador durante la anestesia general • Monitorización de la presión de las vías respiratorias Control de la temperatura Elementos de monitorización especializados Control de la diuresis (sonda de Foley) • Indicador aproximado de la volemia intravascular y la perfusión renal Catéter arterial • Medición continua de la presión arterial • Toma de muestras de sangre arterial Catéter venoso central • Medición continua de la presión venosa central • Administración de fármacos de acción central • Administración rápida de líquidos y sangre Catéter arterial pulmonar • Medición de la presión arterial pulmonar • Medición de la presión ventricular izquierda • Medición del gasto cardíaco • Medición de la oxigenación venosa mixta Doppler precordial • Detección de embolia gaseosa Ecocardiografía transesofágica • Evaluación del rendimiento miocárdico • Valoración del funcionamiento de las válvulas cardíacas • Valoración del volumen intravascular • Detección de embolia gaseosa Doppler esofágico • Valoración del flujo de sangre en la arteria descendente • Valoración de la precarga cardíaca Dilución de indicador transpulmonar • Medición del gasto cardíaco • Medición de la precarga Estetoscopio esofágico y precordial • Auscultación de respiración y ruidos cardíacos EEG/IBE • Profundidad de la anestesia ECG, electrocardiografía; EEG, electroencefalografía; IBE, índice biespectral. Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 367 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. complicaciones. La arteria radial es la más utilizada debido a su locali zación superficial, a la facilidad relativa para canularla y, en la mayoría de los casos, a la existencia de un flujo colateral adecuado desde la arteria cubital. Otras arterias que se pueden utilizar para la canulación percutánea son las arterias femoral, braquial, axilar, cubital, dorsal del pie y tibial posterior. Entre las posibles complicaciones de la monitorización intraarterial cabe destacar los hematomas, las lesiones neurológicas, las embolias arteriales, la isquemia de extremidades, las infecciones y la inyección intraarterial inadvertida de fármacos. Nunca se deben colocar catéteres intraarteriales en extremidades con riesgo de insuficiencia vascular. No obstante, seleccionando adecuadamente a los pacientes, el porcentaje de complicaciones secundarias a la canulación intraarterial es muy bajo, y sus beneficios pueden ser importantes. Electrocardiografía La monitorización ECG es obligatoria durante la administración de anestesia. Permite obtener de inmediato información sobre arritmias e isquemia cardíaca. El análisis de los registros ECG es el elemento clave de los protocolos de reanimación cardiorrespiratoria. Monitorización de la ventilación La sedación y la administración de opioides, así como la induc ción de anestesia general o regional pueden deprimir o abolir la ventilación espontánea, haciendo necesario el soporte respiratorio intraoperatorio. Existen varios métodos para evaluar el estado de ventilación. Estos son la exploración física de la expansión del tórax, la auscultación de sonidos respiratorios y la evaluación de signos de obstrucción de la vía respiratoria superior y estridor. El estetos copio precordial y el esofágico proporcionan información continua sobre el movimiento de aire y la presencia de sibilancias. Durante la ventilación mecánica, los monitores de presión en la vía respiratoria y de ventilación por minuto avisan al anestesiólogo de problemas como la desconexión del circuito ventilatorio, desplazamiento del tubo endotraqueal, obstrucción del sistema de administración de gas y cambios en la resistencia y/o distensibilidad de la vía respiratoria que pueden deteriorar la ventilación. La introducción de la monitorización del dióxido de carbono corriente final (ETco2) ha mejorado mucho la monitorización de la ventilación y la detección de la intubación esofágica. En personas sanas, la diferencia entre ETco2 y la presión parcial de dióxido de carbono arterial (Paco2) es de 25 mmHg. El gradiente entre el ETco2 y el CO2 arterial refleja la ventilación en el espacio muerto, que aumenta en casos de descenso del flujo sanguíneo pulmonar como la embolia respiratoria o la tromboembolia pulmonar y la disminución del gasto cardíaco. La monitorización del ETco2 aporta también información importante sobre la perfusión sistémica. Específicamente, el ETco2 disminuye durante los períodos de reducción del gasto cardíaco y la perfusión pulmonar. Monitorización de la oxigenación La monitorización de la fracción de oxígeno inspirado (Fio2) y de la saturación de oxígeno de la hemoglobina son elementos fundamentales del tratamiento durante cualquier anestesia general. Las máquinas de anestesia modernas están provistas de analizadores de oxígeno que detectan la Fio2. Este monitor, en combinación con aparatos de seguri dad antifallos, alarmas de baja concentración de oxígeno administrado, y monitores de la proporción de oxígeno, reduce de forma sustancial la probabilidad de administrar una mezcla de gases hipóxica durante la anestesia. Monitorización de la temperatura En todos los pacientes sometidos a anestesia general hay que monito rizar la temperatura. El lugar de medición depende de la intervención quirúrgica y de las características físicas del paciente. Durante la anes tesia general suele medirse la temperatura esofágica. Otras posibilidades son la temperatura rectal, cutánea, membrana timpánica, vejiga de la orina, nasofaringe, y, en pacientes con catéter arterial pulmonar, arteria pulmonar. Es importante monitorizar la temperatura corporal y aplicar medidas para mantener la temperatura lo más normal posible, debido a la morbilidad potencial relacionada con la hipotermia e hipertermia (cuadro 142). Monitorización del bloqueo neuromuscular En pacientes que reciben relajantes musculares de acción intermedia y larga es esencial monitorizar la función neuromuscular por su variable sensibilidad a los bloqueantes neuromusculares y su metabolismo. Las localizaciones más frecuentes para la monitorización son los músculos cubital y orbicular de los ojos. La base de la monitorización neuro muscular es la evaluación de la actividad muscular tras estimulación nerviosa proximal (v. cuadro 142). Esta evaluación proporciona una indicación del bloqueo del receptor para acetilcolina en la unión neuro muscular. El grado de bloqueo neuromuscular viene indicado por una disminución de la respuesta evocada a la estimulación de la contracción. Como ya se mencionó en este capítulo, es esencial controlar el bloqueo neuromuscular y garantizar su resolución al final de la anestesia para minimizar la incidencia de complicaciones postoperatorias relacionadas con bloqueo neuromuscular residual. Monitorización del sistema nervioso central El estado despierto durante la anestesia es una complicación infrecuen te, pero muy desagradable. Muchos años de experiencia con el procesa miento intraoperatorio de las señales electroencefalográficas llevaronal desarrollo del índice biespectral (IBE), que se considera que monitoriza la conciencia durante la anestesia. El monitor es esencialmente una EEG modificada que evalúa la actividad eléctrica cerebral y otorga un número del 0 al 100 que se correlaciona con el grado de alerta. Un valor de 100 indica un estado de alerta total, mientras que el 0 corresponde CUADRO 14-2 Técnicas de evaluación del bloqueo neuromuscular Tren de cuatro: cuatro estímulos sucesivos de 200 µs durante 2 s La altura de la contracción disminuye progresivamente al aumentar el blo- queo: • La ausencia de la cuarta contracción indica un bloqueo de receptores del 75% • La ausencia de la tercera contracción indica un bloqueo del 80% • La ausencia de la segunda contracción indica un bloqueo del 90% • La ausencia de la primera contracción indica un bloqueo del 100% • La relajación clínica requiere un bloqueo del 75 al 95% La presencia de cuatro contracciones sin disminución indica una recuperación adecuada del bloqueo neuromuscular Estimulación con doble ráfaga: dos grupos sucesivos de ráfagas de 50 Hz (tres estímulos/ráfaga) separados por 750 ms (aparece como dos contracciones) Más fácil detectar visualmente la disminución con esta técnica que con el tren de cuatro La ausencia de la segunda contracción indica un bloqueo de los receptores del 80% La presencia de las dos contracciones sin disminución indica una recuperación adecuada del bloqueo neuromuscular Tetania: ráfaga mantenida de 50 o 100 Hz La duración de la contracción mantenida disminuye al aumentar el bloqueo La contracción mantenida durante 5 s indica una recuperación adecuada del bloqueo neuromuscular Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org II Tratamiento perioperatorio368 a una supresión completa de la actividad eléctrica cerebral. Los datos indican que el IBE es un indicador preciso de la profundidad de anes tesia.12 La monitorización de la profundidad de la anestesia puede per mitir un ajuste más preciso de los anestésicos volátiles e i.v., y puede mejorar el tiempo hasta el despertar y el alta en el contexto ambulatorio. Más aún, algunas comunicaciones indican que los valores del IBE de menos de 40 durante más de 5 min durante la anestesia general se pue den asociar con mayor morbilidad perioperatoria, incluidos infarto de miocardio y accidente cerebrovascular en los pacientes de alto riesgo.13 La conclusión extraída de un metaanálisis fue que la monitorización del IBE puede reducir la conciencia intraoperatoria en los pacientes de alto riesgo, pero no se ha esclarecido si dicha monitorización ofrece ventajas en ese aspecto con respecto a la monitorización de la concen tración de gases anestésicos al final de la espiración en la mayoría de los pacientes.14 Además del uso intraoperatorio, los monitores del IBE están ganando aceptación como un medio de evaluar el estado de conciencia en lugares como departamentos de urgencia y unidades de cuidados intensivos. EVALUACIÓN PREOPERATORIA La ASA ha establecido los estándares básicos para la asistencia prea nestésica, en los que se requiere que el anestesiólogo evalúe el estado médico del paciente, elabore un plan de asistencia anestésica y lo analice con el paciente (http://www.asahq.org/qualityandpractice management/standardsandguidelines). La Joint Commission exige que todos los pacientes que vayan a recibir anestesia se sometan a una evaluación preanestésica. Dado que se está reduciendo el número de pacientes que son hospitalizados el día anterior al de la operación, se han desarrollado pruebas preoperatorias destinadas a agilizar dicha evaluación. La implantación de estos programas de pruebas ha facilitado el aprovechamiento eficaz de los recursos de quirófano. Ferschl et al.15 han referido que el desarrollo de una consulta de evaluación preoperatoria en un hospital universitario redujo las cancelaciones en el día de la intervención y los retrasos de la misma. Lo más idóneo es que las consultas preoperatorias sean eficaces, previsibles y exhaustivas. En la práctica moderna, numerosos pacientes sin problemas médicos complicados que se vayan a someter a técnicas programadas de bajo riesgo pueden ser entrevistados por teléfono antes de la intervención, dándoles las oportunas instrucciones preoperatorias. La evaluación anestésica preoperatoria cumple múltiples propósi tos. Primero, el paciente tiene la oportunidad de hablar con el anes tesiólogo y analizar la repercusión prevista de la anestesia, incluidos los temores y preocupaciones del paciente con respecto a la anestesia y el tratamiento del dolor postoperatorio. Segundo, la entrevista preanestésica se centra en el tipo de cirugía, las afecciones de base que exigen cirugía, cualquier antecedente de anestésicos previos y la presencia de enfermedades coexistentes. La entrevista preoperatoria permite valorar el estado médico del paciente para determinar si es necesaria una evaluación o un tratamiento médicos adicionales antes de la cirugía. Este proceso requiere una anamnesis dirigida, explo ración física y, si está indicada, evaluación de laboratorio. Se deben repasar las medicaciones actuales para prever posibles interacciones medicamentosas y manejar los problemas médicos durante el período perioperatorio. Durante la entrevista preoperatoria se comunican al paciente las instrucciones con respecto a la ingesta oral, los cambios en el uso de medicación y otros aspectos importantes que deben ser considerados antes de la cirugía. Una anamnesis bien orientada permite al médico realizar una exploración física y pruebas de laboratorio convenientemente diri gidas. Las pruebas de laboratorio realizadas en los 6 meses previos a la operación no suelen requerir repetición a no ser que se haya producido un cambio significativo en el estado médico del paciente. Los pacientes sanos sometidos a técnicas programadas no necesitan pruebas de laboratorio preoperatorios. En el marco de la actual corriente de contención de costes, las pruebas preoperatorias han de ser minimizadas, aun manteniendo la eficacia apropiada. El uso de pruebas preoperatorias de rutina se asocia a costes significativos, tanto económicos como de potenciales perjuicios. Los falsos posi tivos en las pruebas pueden dar lugar a retrasos innecesarios de la cirugía y podrían requerir seguimiento, lo que aumenta también los costes y puede dar lugar a daño o lesión relacionados con la realización de otras pruebas y técnicas. Hay estudios que han demos trado que las pruebas de rutina incrementan los costes, pero tienen escaso efecto en la asistencia al paciente. No obstante, las pruebas dirigidas basadas en los resultados de la anamnesis y de la explo ración física mejoran de forma significativa la asistencia general al paciente. La investigación de los trastornos asociados a una mayor morbilidad perioperatoria es importante de cara a la reducción de los riesgos relacionados con la anestesia y la cirugía. Entre las alteraciones coexistentes que han de ser cuidadosamente evaluadas cabe citar el estado del volumen intravascular, las anomalías de las vías respiratorias, las enfermedades cardiovasculares, pulmonares, neurológicas, renales y hepáticas, y los trastornos nutricionales, endocrinos y metabólicos. La realización preoperatoria de la prueba de embarazo es objeto de controversia. El fundamento que apoya su realización es el potencial de aborto espontáneo y anomalías neonatales relacionado con la cirugía y la anestesia. No existen evidencias claras que confirmen la asociación de los fármacos anes tésicos con el desarrollo de anomalías fetales en humanos, aunque en estudios animales sí se ha constatado que ciertos anestésicos,como el óxido nitroso, inducen en ocasiones anomalías del desarrollo. Para las mujeres en edad fértil se debe obtener una completa anamnesis sexual, así como documentación sobre el último ciclo menstrual. En situaciones ambiguas está indicada la realización de una prueba de embarazo preoperatoria. Exploración de las vías respiratorias La valoración de las vías respiratorias constituye una parte muy importante en la planificación de la anestesia. Incluso cuando se prevé utilizar anestesia regional, puede ser necesario recurrir a la anes tesia general y mantener la permeabilidad de las vías respiratorias en caso de bloqueo fallido, necesidades quirúrgicas o complicaciones. La exploración de las vías respiratorias permite identificar algunas carac terísticas que podrían impedir la ventilación asistida con mascarilla o la intubación traqueal. Cualquier antecedente de enfermedades o alteraciones que se asocien a un cierre de las vías respiratorias o que puedan dificultar el uso del laringoscopio debe alertar al médico ante la posibilidad de encontrar problemas en las vías respiratorias. La revisión de las fichas anestésicas previas puede aportarnos información muy útil acerca de la manipulación de las vías respiratorias en casos anteriores. Una exploración completa de las vías respiratorias debe incluir una inspección sistemática de la apertura bucal, la medición de la distancia tiromentoniana, una valoración de la movilidad cervical, y la determinación del tamaño de la lengua en relación con la cavidad oral (cuadro 143). Hay que examinar al paciente de frente y de perfil. Muchas anoma lías de las vías respiratorias (como la retrognatia) pasan desapercibidas durante la exploración frontal. Para valorar el tamaño de la lengua en relación con la cavidad oral se puede utilizar la clasificación de Mallampati (fig. 141). Para llevar a cabo la exploración se sienta al paciente con la cabeza en una posición neutra, con la boca abierta tanto como sea posible, y la lengua en protrusión máxima. El observador debe examinar las estructuras orales y faríngeas que sean evidentes. En general, es fácil ventilar con mascarilla e intubar a todo paciente al que se le pueda ver la úvula, los pilares amigdalinos y el paladar blando (clase I). Cuando solo se puede visualizar el paladar duro del paciente (vías respiratorias de clase IV) suele haber más problemas para ventilar con mascarilla e intubar. Sin embargo, la clasificación de Mallampati es solo una parte de la exploración de las vías respiratorias, y debe combinarse con otros elementos de la misma y con la anamnesis del paciente para poder conseguir una evaluación completa de las Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 369 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. vías respiratorias. Otros factores físicos asociados a la evaluación de unas vías respiratorias sin complicaciones son la adecuada apertura de la boca y la medición de la extensión del cuello y de la distancia tiromentoniana. En un metaanálisis en el que fueron examinados más de 50.000 pacientes, Shiga et al.16 han publicado que las características físicas individuales por sí mismas tienen escaso valor predictivo en la identificación de las posibles dificultades de las vías respiratorias. No obstante, la sensibilidad y la especificidad mejoran cuando se combinan dos o más características físicas que predicen un tratamiento complejo de las vías respiratorias. Enfermedad cardiovascular El riesgo de isquemia e IM perioperatorios y el riesgo de muerte por causas cardíacas se han convertido en factores importantes, a medida que se ofrece al paciente la realización de operaciones cada vez más complejas con una mayor incidencia de enfermedades sis témicas graves. La incidencia aparente de la isquemia miocárdica perioperatoria depende de la perspectiva del estudio (prospectivo o retrospectivo), de la sensibilidad de los marcadores utilizados y del tipo de técnica quirúrgica. Sobre la base de la revisión de la biblio grafía disponible, el American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) publicaron directrices para la evaluación y el tratamiento cardiovascular perioperatorio de pacien tes sometidos a cirugía no cardíaca.17 Las directrices se centran en los antecedentes de enfermedad cardiovascular, en la tolerancia al ejercicio del paciente y en el tipo de cirugía propuesto. Se requieren una anamnesis y una exploración física detalladas para investigar la presencia de enfermedad cardiovascular de base. La valoración del estado funcional y la capacidad de realizar las tareas de la vida diaria habituales es una parte crucial de la evaluación. Los pacientes con enfermedades cardiovasculares mayores activas requieren evaluación y tratamiento antes de someterse a cirugía no cardíaca programada. En la revisión de 2014 de las directrices del ACC/AHA, el comité desa rrolló un enfoque revisado, basado en un algoritmo, para evaluar el riesgo cardiovascular y determinar la necesidad de estudios cardiovas culares perioperatorios. El estado funcional es un factor predictivo fiable de riesgo cardiovascular perioperatorio y a largo plazo. Los pacientes con deficiente estado funcional presentan mayor riesgo de episodios cardiovasculares, mientras que los pacientes con buena tolerancia al ejercicio tienen un riesgo más bajo. En ausencia de una prueba de ejercicio reciente se puede evaluar el estado funcional de un paciente basándose en su capacidad de realizar actividades habituales. La capacidad funcional se suele expresar en términos de equivalentes metabólicos (MET), donde 1 MET es el consumo de oxígeno basal o en reposo de un hombre de 40 años y 70 kg de peso. En la biblio grafía sobre el período perioperatorio, la capacidad funcional se clasifica como excelente (> 10 MET), buena (710 MET), moderada (46 MET), mala (< 4 MET) o desconocida. Los riesgos cardíacos perioperatorios y a largo plazo son mayores en los pacientes que no pueden realizar 4 MET de trabajo durante las actividades de la vida diaria. Bailar ritmos lentos, jugar al golf desplazándose en un carro, tocar un instrumento musical y caminar a unos 3,24,8 km/h son ejemplos de actividades que requieren menos de 4 MET. Ejem plos de actividades que requieren más de 4 MET son subir un piso por la escalera o caminar cuesta arriba, caminar sobre suelo llano a 6,4 km/h y realizar trabajo pesado en la casa. Los métodos de valoración, como el índice de estado de actividad de Duke y la escala de actividad específica, permiten una valoración más detallada del estado funcional. La figura 142 presenta un marco de trabajo para determinar qué pacientes son candidatos a estudios cardíacos preoperatorios. El médico debe considerar la urgencia de la cirugía, la capacidad funcional del paciente y el tipo de cirugía, y darles la importancia apropiada. Desde la publicación de las directrices de evaluación cardiovascular perioperatoria en 2002 y la revisión en 2007, varios estudios aleatorizados y estudios de cohortes nuevos han llevado a modificar el algoritmo original. Para una reseña detallada de las directrices actuales del ACC/AHA, los médicos deben remitirse a la actualización más reciente publicada. Se recomienda el siguiente enfoque escalonado:17 Paso 1: En pacientes programados para cirugía, con factores de ries go o diagnóstico de EAC, insuficiencia cardíaca, valvulopatía o arritmias, determine la urgencia de la cirugía. Si es una emergencia, determine los factores de riesgo clínicos que pueden influir en el tratamiento perioperatorioy proceda a la cirugía con estrategias CUADRO 14-3 Factores importantes al realizar la exploración de la vía respiratoria Antecedentes del paciente Antecedentes anestésicos previos Antecedentes médicos (p. ej., antecedente de masa orofaríngea, enfermedad faríngea) Revisión de la historia clínica para comprobar el tratamiento de la vía res- piratoria en anestesias previas Exploración física Apertura de la boca (debe ser de 6-8 cm) Movilidad de la columna cervical Clasificación de Mallampati Distancia tiromentoniana (debe ser de 6-8 cm) Visión frontal o de perfil Evaluación de anomalías de la vía respiratoria relacionadas con enfermedad Presencia de vello facial FIGURA 14-1 La clasificación de Mallampati relaciona el tamaño de la lengua con el tamaño de la faringe. Esta prueba se realiza con el paciente sentado, la cabeza en posición neutra, la boca bien abierta y la lengua sacada al máximo. La clase se asigna según las estructuras faríngeas que son visibles. Clase I, visualización del paladar blando, fauces, úvula, pilares anteriores y posteriores. Clase II, visualización del paladar blando, fauces y úvula. Clase III, visualización del paladar blando y base de la úvula. Clase IV, no se ve en absoluto el paladar blando. (Tomado de Mallampati SR, Gatt SP, Gugino LD, et al: A clinical sign to predict difficult tracheal intubation: A prospective study. Can Anaesth Soc J 32:429–434, 1985.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org II Tratamiento perioperatorio370 FIGURA 14-2 Enfoque escalonado de la valoración cardiovascular perioperatoria para los pacientes sometidos a cirugía no cardíaca. La necesidad de estudios preoperatorios se basa en el estado funcional del paciente, el tipo de cirugía y la urgencia de esta. EAC, enfermedad arterial coronaria; GDMT, tratamiento médico dirigido a objetivos; MACE, acontecimiento adverso cardíaco mayor; MET, equivalentes metabólicos; SCA, síndrome coronario agudo. (Tomado de Fleisher LA, Fleischmann KE, Auerbach AD, et al: 2014 ACC/AHA Guideline on Perioperative Cardiovascular Evaluation and Management of Patients Undergoing Noncardiac Surgery: A report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines. J Am Coll Cardiol 64:e77–137, 2014.) Descargado para Anonymous User (n/a) en Universidad Nacional Autonoma de Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en septiembre 21, 2017. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2017. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org 14 Principios de anestesiología, tratamiento del dolor y sedación consciente 371 © E lse vi er . F ot oc op ia r s in a ut or iza ci ón e s u n de lit o. adecuadas de monitorización y tratamiento basadas en la valora ción clínica. Paso 2: Si la cirugía es urgente o programada, determine si el pacien te presenta un síndrome coronario activo. De ser así, derive al paciente para evaluación y tratamiento por cardiología según el tratamiento médico basado en directrices. Paso 3: Si el paciente tiene factores de riesgo de EAC estable, estime el riesgo perioperatorio de un acontecimiento adverso cardíaco mayor (MACE) sobre la base del riesgo clínico/quirúrgico com binado. Esta estimación puede utilizar la calculadora de riesgo del Programa nacional de mejoría de la calidad quirúrgica del American College of Surgeons (http://www.surgicalriskcalculator. com) o incorporar el Revised Cardiac Risk Index, con una esti mación del riesgo quirúrgico. Por ejemplo, un paciente sometido a una cirugía de muy bajo riesgo (p. ej., cirugía oftalmológica), aun con múltiples factores de riesgo, tendría un riesgo muy bajo de MACE, mientras que un paciente sometido a cirugía mayor vascular con pocos factores de riesgo tendría un alto riesgo de MACE. Paso 4: Si el paciente tiene bajo riesgo de MACE (< 1%), no se requieren más estudios, y se puede proceder a la cirugía. Paso 5: Si el paciente presenta riesgo elevado de un MACE, determine la capacidad funcional mediante una medida o una escala objetiva, como el índice de estado de actividad de Duke. Si el paciente tiene capacidad funcional moderada, buena o excelente (≥ 4 MET), proceda a la cirugía sin evaluación adicional. Paso 6: Si el paciente tiene deficiente capacidad funcional (< 4 MET) o esta se desconoce, el médico debe consultar con el paciente y el equipo perioperatorio para determinar si estudios adicionales incidirían en la toma de decisiones del paciente (p. ej., decisión de someterse a la cirugía original o disposición a someterse a una cirugía de revascularización coronaria o una intervención coro naria percutánea según los resultados de los estudios) o en la asis tencia perioperatoria. Si la respuesta es afirmativa, es apropiada una prueba de esfuerzo farmacológico. En los pacientes con capacidad funcional desconocida, puede ser razonable efectuar una prueba de esfuerzo con ejercicio. Si la prueba de esfuerzo es anormal, con sidere una angiografía coronaria y revascularización según el grado de la prueba anormal. El paciente puede proceder a la cirugía con tratamiento médico dirigido por directrices o considerar estrategias alternativas, como tratamiento no invasivo de la indicación quirúr gica (p. ej., radioterapia en caso de cáncer) o tratamiento paliativo. Si la prueba es normal, proceda a la cirugía según el tratamiento médico dirigido por directrices. Paso 7: Si los estudios no incidieran en la toma de decisiones ni en la asistencia, proceda a la cirugía de acuerdo con el tratamiento médico dirigido por directrices o considere estrategias alternativas, como tratamiento no invasivo de la indicación quirúrgica (p. ej., radioterapia en caso de cáncer) o tratamiento paliativo. La necesidad de estudios específicos depende de la tolerancia al ejercicio del paciente, las enfermedades concomitantes y el tipo de cirugía propuesta. El cuadro 144 define las recomendaciones actuales sobre estudios perioperatorios específicos, incluidos ECG, ecocardio grafía, prueba de esfuerzo, gammagrafía de perfusión y angiografía coronaria preoperatorios. Se recomienda que los profesionales se remitan a las directrices más recientes del ACC/AHA para conocer las recomendaciones detalladas y el nivel de evidencia que avala las directrices.17 El tratamiento médico perioperatorio depende del estado cardiovas cular del paciente, su esquema medicamentoso actual y el tipo de cirugía propuesto. La necesidad de revascularización coronaria preoperatoria se limita a los pacientes que son candidatos a revascularización de emergencia o de urgencia en cualquier circunstancia; esto comprende a los pacientes con angina inestable, infarto de miocardio activo o arritmias causadas por isquemia activa. La evidencia actual no avala la revascularización coronaria programada para reducir las complicaciones cardiovasculares perioperatorias en la mayoría de los pacientes someti dos a cirugía no cardíaca. Se recomienda diferir la cirugía un mínimo de 14 días en los pacientes en quienes se ha practicado angioplastia y 30 días en los pacientes en quienes se han implantado endoprótesis de metal desnudo (EMD). En los pacientes sometidos a implante de endoprótesis liberadoras de fármaco (ELF), la evidencia actual indica CUADRO 14-4 Recomendaciones para la evaluación preoperatoria complementaria ECG de 12 derivaciones Es razonable practicar una ECG de 12 derivaciones en reposo preoperatoria en los pacientes con diagnóstico de enfermedad coronaria u otra cardiopatía estructural significativa, excepto para la cirugía de bajo riesgo. Cabe considerar una ECG de 12 derivaciones
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