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Esófago y hernia diafragmática Blair A. Jobe, John G. Hunter y Jeffrey H. Peters Anatomía quirúrgica Fisiología Mecanismo de la deglución Reflujo fisiológico Valoración de la función esofágica Pruebas para la detección de anomalías estructurales Valoración radiográfica Valoración endoscópica Pruebas para la detección de anomalías funcionales Manometría de gabinete Manometría de alta resolución Impedancia esofágica Gammagrafía del tránsito esofágico Video y cinerradiografía Pruebas para detección del incremento de la exposición al jugo gástrico Vigilancia extrahospitalaria del pH de 24 h Detección radiográfica del reflujo gastroesofágico Pruebas de la función duodenogástrica Vaciamiento gástrico Análisis del ácido gástrico Colegammagrafía Vigilancia del pH gástrico de 24 h Enfermedad por reflujo gastroesofágico Mecanismo antirreflujo en seres humanos y fisiopatología de la enfermedad por reflujo gastroesofágico Esfínter esofágico inferior Relación entre hernia hiatal y enfermedad por reflujo gastroesofágico Resumen Complicaciones relacionadas con la enfermedad por reflujo gastroesofágico Complicaciones metaplásicas (esófago de Barrett) y neoplásicas (adenocarcinoma) Complicaciones respiratorias Causas de los síntomas respiratorios inducidos por reflujo Tratamiento Tratamiento médico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico Tratamiento inicial sugerido Tratamiento quirúrgico para la enfermedad por reflujo gastroesofágico Selección de pacientes para la intervención quirúrgica Valoración preoperatoria Principios del tratamiento quirúrgico Selección del procedimiento Reparaciones primarias antirreflujo Fundoplicatura de Nissen Acceso laparoscópico Fundoplicatura de Nissen transtorácica Fundoplicaturas parciales laparoscópicas de Toupet y Belsey Mark IV Resultado después de fundoplicatura Resultado de la intervención quirúrgica antirreflujo en pacientes con esófago de Barrett Intervención quirúrgica repetida para reparaciones antirreflujo fallidas Hernias diafragmáticas (hiatales) gigantes Incidencia y factores etiológicos Manifestaciones clínicas Diagnóstico Fisiopatología Tratamiento Indicaciones Acceso quirúrgico Función de la fonduplicatura en la reparación de la hernia hiatal gigante Resultados Anillo de Schatzki Esclerodermia Trastornos de la motilidad de la faringe y el esófago Manifestaciones clínicas 25Brunicardi(0803-0888).indd 80325Brunicardi(0803-0888).indd 803 14/7/10 22:37:3614/7/10 22:37:36 804 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática ANATOMÍA QUIRÚRGICA El esófago es un conducto muscular que se inicia inmediatamente después de la faringe y termina en el estómago a nivel del cardias. Cuando la cabe- za se encuentra en la posición anatómica normal, la transición de faringe a esófago se ubica en el borde inferior de la sexta vértebra cervical. Desde el punto de vista topográfico, esto corresponde a la cara anterior del cartí- lago cricoides y la porción palpable de la apófisis transversa lateral de la sexta vértebra cervical (fig. 25-1). El esófago se encuentra adherido con firmeza por su extremo superior al cartílago cricoides y, por su extremo inferior, al diafragma; durante la deglución, los sitios de fijación proximal se desplazan en dirección cefálica una distancia equivalente a un cuerpo vertebral cervical. El esófago se encuentra en la línea media, presenta una ligera desvia- ción a la izquierda en la porción inferior del cuello y la parte superior del tórax y regresa a la línea media en la región central del tórax, cerca de la bifurcación de la tráquea (fig. 25-2). En la región inferior del tórax, el esó- fago se desplaza nuevamente a la izquierda y hacia adelante para atravesar el hiato esofágico. Tanto en el esofagograma con bario como en la esofagoscopia, se ob- servan tres zonas de estrechamiento normal del esófago. El estrechamien- to superior se halla a la entrada del esófago y es creado por el músculo cricofaríngeo. La luz de este segmento es de 1.5 cm y corresponde a la re- gión más estrecha de todo el esófago. El estrechamiento de la parte media se forma cuando las paredes anterior y lateral izquierda del esófago son empujadas hacia la luz de éste (con lo cual se forma una muesca) al ser Trastornos de la motilidad del segmento faringoesofágico Valoración diagnóstica del segmento cricofaríngeo Divertículo de Zenker Miotomía cricofaríngea Miotomía cricofaríngea abierta, diverticulopexia y diverticulectomía Cricofaringotomía endoscópica Trastornos de la motilidad del cuerpo esofágico y el esfínter esofágico inferior Acalasia Espasmos esofágicos difuso y segmentario Esófago “en cascanueces” Esfínter esofágico inferior hipertenso Trastornos secundarios de la motilidad esofágica Trastornos motores esofágicos inespecíficos y motilidad esofágica ineficaz Divertículos del cuerpo esofágico Intervenciones quirúrgicas en trastornos motores y divertículos esofágicos Miotomía esofágica extensa en los trastornos motores del cuerpo esofágico Miotomía del esfínter esofágico inferior (miotomía de Heller) Miotomía esofágica abierta Cardiomiotomía laparoscópica Valoración del resultado del tratamiento de la acalasia Resección esofágica en trastornos motores esofágicos en etapa terminal Carcinoma del esófago Manifestaciones clínicas Estrategia general para el tratamiento del cáncer esofágico Estadificación del cáncer esofágico Atención clínica del carcinoma de esófago y cardias Localización del tumor Edad Reserva cardiopulmonar Estado nutricional Estadificación clínica Estadificación preoperatoria con imágenes avanzadas Paliación del cáncer esofágico Tratamiento quirúrgico Cáncer mucoso Esofagectomía transhiatal de mínima invasividad Esofagectomía transhiatal abierta Esofagectomía de mínima invasividad en dos y tres campos Esofagectomía de Ivor Lewis (en bloque) Esofagectomía abierta en tres campos Esofagectomía de salvamento Estudios comparativos de la técnica de esofagectomía Esofagectomía transtorácica en comparación con transhiatal Tratamientos alternativos Radioterapia Quimioterapia coadyuvante Quimioterapia preoperatoria Quimioterapia y radiación preoperatorias combinadas Sarcoma del esófago Tumores benignos y quistes Leiomioma Quiste esofágico Perforación esofágica Diagnóstico Tratamiento Síndrome de Mallory-Weiss Lesión por sustancias cáusticas Patología Manifestaciones clínicas Tratamiento Fístula adquirida Técnicas de reconstrucción esofágica Resección parcial del esófago Reconstrucción ulterior a esofagectomía total Reconstrucción compuesta Esofagectomía con conservación del vago con interposición del colon 25Brunicardi(0803-0888).indd 80425Brunicardi(0803-0888).indd 804 14/7/10 22:37:3714/7/10 22:37:37 805 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática atravesadas por el bronquio principal izquierdo y el cayado aórtico. Su diámetro es de alrededor de 1.6 cm. El estrechamiento inferior se localiza en el hiato del diafragma y se debe al mecanismo del esfínter gastroesofá- gico. El diámetro de esta zona varía en función del grado de distensión del esófago al paso de los alimentos, pero se han obtenido valores entre 1.6 y 1.9 cm. Estas zonas de estrechamiento normal tienden a retener los cuer- pos extraños deglutidos y es común que la mucosa que las recubre resulte lesionada por las sustancias corrosivas ingeridas a causa de su paso lento por estos sitios. En la figura 25-3 se observa la distancia media en centímetros, medida durante la exploración endoscópica, entre los dientes incisivos y el múscu- lo cricofaríngeo, el cayado aórtico y el cardias del estómago. Con el méto- do de la manometría, la longitud del esófago entre el borde inferior del cricofaríngeo y el borde superior del esfínter inferior varía de acuerdo con la talla del individuo. La faringe está formada por tres músculos constrictores planos, an- chos, sobrepuestos y con forma de abanico (fig. 25-4). La abertura del esó- fagose encuentra rodeada por el músculo cricofaríngeo, que se origina en ambos lados del cartílago cricoides situado en la laringe y forma una ban- da transversal continua de músculo que transcurre de manera ininterrum- pida a través del rafe medio. Por arriba, las fibras de este músculo se fusio- nan de manera inseparable con las del músculo constrictor faríngeo inferior y, por abajo, con las fibras musculares internas del esófago. Algu- nos investigadores consideran que el cricofaríngeo es parte del músculo constrictor inferior; esto es, que el constrictor inferior tiene dos partes, una superior o retrotiroidea con fibras diagonales, y una inferior o retro- cricoidea con fibras transversales. En 1910, Keith demostró que estas dos porciones del mismo músculo realizan funciones completamente distin- tas. La región retrocricoidea actúa como el esfínter superior del esófago y se relaja cuando la porción retrotiroidea se contrae, con lo cual el bolo alimenticio es forzado a pasar de la faringe al esófago. La región cervical del esófago mide alrededor de 5 cm y desciende dor- salmente entre la tráquea y la columna vertebral, del nivel de la sexta vér- tebra cervical al nivel del espacio entre la primera y la segunda vértebras 1. La prueba objetiva de la fisiología esofágica es crucial para ha- cer el diagnóstico de trastornos esofágicos benignos y para crear un plan terapéutico individualizado para los pacientes. 2. Mientras la mayoría de los procedimientos esofágicos puede realizarse por videoscopia o endoscopia flexible, el cirujano debe estar familiarizado con la anatomía quirúrgica y los acce- sos abiertos para toda la longitud del esófago. 3. Ahora, la miotomía del cardias se considera el tratamiento más eficaz para la acalasia y debe incluir la división de la muscula- tura del cabestrillo gástrico. 4. Aunque la sustitución esofágica se lleva a cabo más a menudo con el estómago dispuesto en forma tubular, el cirujano debe conocer la anatomía y las técnicas que permiten el uso del co- lon y el yeyuno. 5. La hernia paraesofágica gigante debe ser objeto de reparación quirúrgica en enfermos con síntomas, anemia o signos de es- trangulación. 6. La piedra angular de la estadificación clínica para el cáncer esofágico incluye el uso de endoscopia, CT, PET y ecografía en- doscópica. 7. La cirugía robótica ha sido de la mayor utilidad en la pelvis para la realización de procedimientos de mínima invasión como prostatectomía y procedimientos ginecológicos y para la fertilidad. 8. En sujetos elegibles para intervención quirúrgica con cáncer esofágico limitado al mediastino posterior, la esofagectomía constituye la mejor oportunidad posible de curación. PUNTOS CLAVE a b c d e A B Figura 25-1. A. Relaciones topográficas del esófago cervical: (a) hueso hioides, (b) cartílago tiroides, (c) cartílago cricoides, (d) glándula tiroides, (e) esternoclavicular y (f ) vértebra C6. B. Aspecto radiográfico lateral. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 77.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 80525Brunicardi(0803-0888).indd 805 14/7/10 22:37:3714/7/10 22:37:37 806 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática torácicas o, anteriormente, al nivel del hueco supraesternal. Los nervios laríngeos recurrentes se hallan en las cavidades derecha e izquierda entre la tráquea y el esófago. El nervio recurrente izquierdo se encuentra un poco más cerca del esófago que el derecho, debido a la ligera desviación del trayecto esofágico hacia la izquierda y al desplazamiento lateral del nervio recurrente derecho para rodear la arteria subclavia derecha. A los lados derecho e izquierdo de la porción cervical del esófago, se encuentran las vainas carotídeas y los lóbulos de la glándula tiroides. A B Figura 25-2. Esofagograma con bario. A. Proyección posteroanterior. Proyección lateral. La flecha blanca señala la desviación hacia la izquierda. B. La flecha negra señala el retorno hacia la línea media. La flecha negra en la proyección lateral señala la desviación anterior. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 77.) Faringe 24-26 cm Esfínter superior (C6) 40 cm 38 cm Esfínter inferior (T11) 15 cm 14 cm Cayado aórtico (T4) 25 cm 23 cm Dientes incisivos Figura 25-3. Mediciones endoscópicas con importancia clínica del esófago en adultos. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 78.) M. constrictor superior de la faringe M. constrictor medio de la faringe M. constrictor inferior de la faringe M. cricofaríngeo Esófago A B Figura 25-4. Músculos externos de la faringe. A. Vista posterolateral. B. Vista posterior. La línea de trazos cortos representa el sitio en que casi siempre se practica la miotomía. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 78.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 80625Brunicardi(0803-0888).indd 806 14/7/10 22:37:3814/7/10 22:37:38 807 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática La región torácica del esófago mide cerca de 20 cm de largo. Comienza en el orificio superior del tórax. En la porción superior de este último se localiza muy cerca de la pared posterior de la tráquea y de la fascia prever- tebral. Inmediatamente arriba de la bifurcación de la tráquea, el esófago se encuentra a la derecha de la aorta. Esta posición anatómica hace que apa- rezca una depresión con forma de muesca en la pared lateral izquierda en la radiografía de contraste con bario. Inmediatamente por abajo de esta muesca, el esófago cruza tanto la bifurcación de la tráquea como el bron- quio principal izquierdo, debido a la ligera desviación de la porción termi- nal de la tráquea hacia la derecha producida por la aorta (fig. 25-5). En dirección caudal desde aquí, el esófago continúa su trayecto por la cara posterior de los ganglios linfáticos subcarínicos, desde donde continúa descendiendo sobre el pericardio de la aurícula izquierda hasta llegar al hiato diafragmático (fig. 25-6). A partir de la bifurcación de la tráquea hacia abajo, tanto los nervios vagos como el plexo nervioso esofágico se ubican sobre la pared muscular del esófago. En su cara dorsal, la porción torácica del esófago sigue la curvatura de la columna vertebral y se halla en contacto estrecho con los cuerpos verte- brales. A partir de la octava vértebra dorsal hacia abajo, el esófago mantie- ne una posición vertical separada de la columna vertebral para posterior- mente atravesar el hiato diafragmático. El conducto torácico atraviesa el hiato en la superficie anterior de la columna vertebral detrás de la aorta y debajo del espacio crural derecho. En el tórax, el conducto torácico se ubi- ca sobre la cara dorsal del esófago entre la vena ácigos del lado derecho y la aorta descendente torácica en el lado izquierdo. La porción abdominal del esófago mide aproximadamente 2 cm de lar- go e incluye el esfínter esofágico inferior (LES) (fig. 25-7). Comienza don- de el esófago atraviesa el hiato diafragmático y se halla rodeado por la membrana frenoesofágica, un ligamento fibroelástico que se origina en la fascia subdiafragmática como continuación de la fascia transversal que recubre el abdomen (fig. 25-8). La hoja superior de la membrana se fija haciendo circunferencias alrededor del esófago, 1 o 2 cm por arriba del nivel del hiato. Estas fibras son reforzadas por la adventicia elástica de la porción abdominal del esófago y del cardias gástrico. Esta porción del esó- fago es la que soporta la presión positiva de la cavidad abdominal.Los músculos del esófago se dividen en una capa longitudinal externa y una circular interna. El segmento superior esofágico de aproximada- mente 2 a 6 cm sólo contiene fibras de músculo estriado. A partir de ese A Timo Pericardio Vena cava superior Carina traqueal Bronquio principal derecho Esófago Aorta ascendente Porción inferior del cayado aórtico Base del cayado aórtico Aorta descendente IV B a e b d c Figura 25-5. A. Corte transversal del tórax a nivel de la bifurcación traqueal. B. Imagen de tomografía computadorizada (CT) al mismo nivel que el corte previo: (a) aorta ascendente, (b) aorta descendente, (c) carina, (d) esófago y (e) arteria pulmonar. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 81.) B A Pericardio Ventrículo derecho Aurícula derecha Pericardio Pleura VII Pleura Aorta Esófago Aurícula izquierda Ventrículo izquierdo f de c a b g Figura 25-6. A. Corte transversal del tórax al nivel del punto medio de la aurícula izquierda. B. Imagen de tomografía computadorizada (CT) al mismo nivel que el corte previo: (a) aorta, (b) esófago, (c) aurícula izquierda, (d) aurícula derecha, (e) ventrículo izquierdo, (f ) ventrículo derecho y (g) vena pulmonar. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 82.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 80725Brunicardi(0803-0888).indd 807 14/7/10 22:37:3914/7/10 22:37:39 808 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática sitio, la cantidad de fibras de músculo liso aumenta de manera gradual. Los trastornos de la motilidad esofágica más importantes desde el punto de vista clínico suelen afectar sólo el músculo liso de los dos tercios infe- riores del esófago. Cuando se indica una miotomía esofágica, la incisión sólo debe realizarse en esta región. Las fibras longitudinales se originan en el tendón cricoesofágico pro- veniente del borde superior dorsal del cartílago cricoides situado por de- lante. Las dos ramas del músculo se separan y se reúnen en la línea media de la pared posterior del esófago, aproximadamente 3 cm por abajo del cricoides (fig. 25-4). A partir de este sitio, toda la circunferencia esofágica está recubierta por una capa de fibras longitudinales. Esta disposición de las fibras musculares longitudinales alrededor de la porción más proximal del esófago determina una región en forma de V en la pared posterior que sólo está cubierta por fibras musculares circulares. La contracción de las fibras longitudinales disminuye la longitud esofágica. La capa circular de músculo es más gruesa que la capa externa longitudinal. In situ, la forma de la capa circular es helicoidal, de modo que la peristalsis del esófago si- gue un patrón de movimiento similar al que utiliza para su desplazamien- to un gusano, distinto del mecanismo de apretujamiento secuencial de al- gunos segmentos. Como consecuencia, las alteraciones motoras más graves del esófago se presentan con un patrón radiográfico similar a un tirabuzón en el esofagograma con bario. La porción cervical del esófago recibe riego principalmente de la arte- ria tiroidea inferior, en tanto la porción torácica es regada por las arterias bronquiales. En cuanto a éstas, 75% de las personas posee una rama dere- cha y dos ramas izquierdas. Directamente de la aorta se originan dos ra- mas esofágicas. La porción abdominal del esófago recibe sangre de la rama ascendente de la arteria gástrica izquierda y de las arterias frénicas inferio- res (fig. 25-9). Después de atravesar la pared esofágica, dichas arterias se PW GC AW 20 0 20 30 20 20 50 30 20 0 20 0 20 mm mm m m m m LC 0 20 30 Figura 25-7. Dibujo esquemático que muestra la correlación entre el grosor del músculo radial (izquierda) y la imagen tridimensional de la presión manométrica (derecha) en la unión gastroesofágica. Se muestra en milímetros el grosor del músculo de dicha unión en la pared gástrica posterior (PW), la curvatura mayor (GC), la pared gástrica anterior (AW) y la curvatura menor (LC). Las presiones radiales en la unión gastroesofágica (en milímetros de mercurio) se muestran alrededor de un eje que representa la presión atmosférica. (Con autorización de Stein HJ, Liebermann- Meffert D, DeMeester TR, et al: Three- dimensional pressure image and muscular structure of the human lower esophageal sphincter. Surgery 117:692, 1995. Copyright Elsevier.) Membrana frenoesofágica (hoja ascendente) Peritoneo parietal Peritoneo visceral Diafragma Cojinete adiposo Membrana frenoesofágica (hoja descendente) Arteria gástrica izquierda Arteria bronquial derecha Arteria tiroidea inferior Arteria bronquial superior izquierda Arteria bronquial inferior izquierda Arterias esofágicas de la aorta Ramas ascendentes de la arteria gástrica izquierda Rama esofágica Figura 25-8. Sitios de inserción y estructura de la membrana frenoesofágica. La fascia transversal se encuentra justo por arriba del peritoneo parietal. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 83.) Figura 25-9. Flujo sanguíneo del esófago. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 84.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 80825Brunicardi(0803-0888).indd 808 14/7/10 22:37:4014/7/10 22:37:40 809 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática dividen en forma de T para dar origen a un plexo longitudinal que a su vez origina una red vascular intramural en las capas muscular y submucosa. Como resultado de ello, es posible desplazar el esófago hacia el lado con- trario del estómago hasta el nivel del cayado aórtico sin temor a producir desvascularización o necrosis isquémica. De igual manera, se debe tener cuidado al manipular el esófago en pacientes con antecedente de tiroidec- tomía con ligadura de las arterias tiroideas inferiores proximal al sitio donde se originan las ramas esofágicas. La sangre de los capilares esofágicos fluye hacia el plexo venoso sub- mucoso y luego continúa hacia el plexo venoso periesofágico, a partir del cual se originan las venas esofágicas. En la región cervical, las venas esofá- gicas drenan en la vena tiroidea inferior; en la porción torácica, en las ve- nas bronquial, ácigos o hemiácigos y, en el segmento abdominal, en la vena coronaria (fig. 25-10). La red venosa submucosa del esófago y la del estómago presentan continuidad; por ello, en caso de obstrucción venosa portal, este tipo de intercomunicación resulta útil para generar una vía de riego colateral con el propósito de que el flujo sanguíneo portal entre en la vena cava superior a través de la vena ácigos. La inervación parasimpática de la faringe y el esófago depende princi- palmente de los nervios vagos. Los músculos constrictores de la faringe reciben ramas del plexo faríngeo, que se encuentra en la superficie poste- rior y lateral del músculo constrictor medio y está constituido por ramas faríngeas de los nervios vagos y una pequeña contribución de los pares craneales IX y XI (fig. 25-11). El esfínter cricofaríngeo y la porción cervi- cal del esófago contienen ramas de ambos nervios laríngeos recurrentes, que se originan en los nervios vagos (el nervio recurrente derecho locali- zado en el borde inferior de la arteria subclavia y el izquierdo en la orilla inferior del cayado aórtico). Dichos nervios avanzan en posición dorsal alrededor de estos vasos y ascienden por la cavidad entre el esófago y la tráquea, mandando ramas a estas dos porciones del tubo digestivo. La le- sión de estos nervios interfiere no sólo con el funcionamientode las cuer- das vocales, sino también con el del esfínter cricofaríngeo y con la mo- vilidad del área cervical del esófago que predispone a la presencia de broncoaspiración durante la deglución. Las fibras nociceptivas aferentes viscerales provenientes del esófago terminan sin formar sinapsis en los primeros cuatro segmentos torácicos de la médula espinal; por ello, aquéllas son inervadas por vías simpáticas y vagales. Estas vías también son ocupadas por fibras sensitivas viscerales aferentes que se originan en el corazón; de aquí que ambos órganos mani- fiesten síntomas similares. Los vasos linfáticos ubicados en la submucosa del esófago son muy abundantes y están ampliamente interconectados, de manera que forman un solo plexo (fig. 25-12). En la submucosa hay más vasos linfáticos que capilares sanguíneos. El flujo linfático del plexo submucoso se mueve en dirección longitudinal y, cuando se inyecta medio de contraste, se ob- serva que el avance longitudinal es seis veces más rápido que el avance Nervio vago izquierdo Nervio laríngeo recurrente izquierdo Cadena torácica Tronco vagal izquierdo o anterior Tronco vagal derecho o posterior Plexo esofágico anterior Nervio laríngeo recurrente derecho Nervio vago derecho Nervios laríngeos recurrentes Figura 25-11. Inervación del esófago. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 85.) Venas tiroideas inferiores Vena ácigos accesoria Vena hemiácigos Venas gástricas cortas Vena esplénica Vena mesentérica superior Vena porta Vena coronaria Vena ácigos Figura 25-10. Drenaje venoso del esófago. (Con autorización de Rothberg M, DeMeester TR: Surgical anatomy of the esophagus, en Shields TW [ed]: General Thoracic Surgery, 3rd ed. Philadelphia: Lea & Febiger, 1989, p 85.) Ganglios yugulares internos Ganglios paratraqueales Ganglios subcarinales Ganglios paraesofágicos inferiores Ganglios parahiatales Ganglios de la arteria esplénica Ganglios del tronco celiaco Ganglios de la arteria hepática Ganglios de la arteria gástrica izquierda Ganglios del hilio pulmonar Ganglios paraesofágicos superiores Figura 25-12. Drenaje linfático del esófago. (Con autorización de DeMeester TR, Barlow AP: Surgery and current management for cancer of the esophagus and cardia: Part I. Curr Probl Surg 25:498, 1988. Copyright Elsevier.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 80925Brunicardi(0803-0888).indd 809 14/7/10 22:37:4114/7/10 22:37:41 810 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática transversal. En los dos tercios superiores del esófago, casi todo el flujo lin- fático sigue una dirección cefálica, en tanto el del tercio inferior sigue una dirección caudal. En la porción torácica del esófago, el plexo linfático sub- mucoso se extiende una distancia grande en dirección longitudinal antes de penetrar en la capa muscular para conectarse con los vasos linfáticos de la adventicia. Como consecuencia del drenaje linfático no segmentario, un tumor primario se disemina en el plexo submucoso en mayor medida ha- cia arriba o hacia abajo. De ahí que las células tumorales libres sigan al plexo linfático submucoso en ambas direcciones por un largo trayecto an- tes de atravesar la capa muscular y alcanzar los ganglios linfáticos regiona- les. La porción cervical del esófago tiene un drenaje linfático segmentario más directo hacia los ganglios regionales; como resultado, las lesiones de esta región del esófago presentan una diseminación menor en la submu- cosa y un suministro linfático más regionalizado. Los vasos linfáticos eferentes que provienen de la porción cervical del esófago drenan en los ganglios linfáticos cervicales profundos y paratra- queales, en tanto los ubicados en la porción torácica superior lo hacen principalmente en los ganglios linfáticos paratraqueales. Los vasos linfáti- cos eferentes de la porción torácica inferior del esófago drenan en los gan- glios linfáticos subcarínicos y en los localizados en los ligamentos pulmo- nares inferiores. Los ganglios gástricos superiores no sólo reciben linfa proveniente de la porción abdominal del esófago, sino también del seg- mento torácico inferior adyacente. FISIOLOGÍA Mecanismo de la deglución El acto de la alimentación requiere el paso de alimentos y bebidas de la boca al estómago. Una tercera parte de este recorrido se lleva a cabo en la boca y la hipofaringe, en tanto las dos terceras partes restantes ocurren en el esófago. Para comprender el mecanismo de la alimentación, es útil visualizar la “garganta” como un modelo mecánico en el que la lengua y la faringe funcionan como una bomba de pistón con tres válvulas, y el cuer- po del esófago y el cardias funcionan como una bomba de espiral con una sola válvula. Las tres válvulas del cilindro faríngeo son el paladar blando, la epiglotis y el músculo cricofaríngeo. La válvula de la bomba esofágica es el LES. La falla de las válvulas o las bombas provoca anomalías de la deglu- ción (esto es, dificultad para la propulsión de los alimentos desde la boca hasta el estómago) o regurgitación del contenido gástrico hacia el esófago o la faringe. El alimento entra en la boca en trozos de distintos tamaños para ser molido, mezclado con saliva y lubricado. Una vez iniciada, la deglución es una acción refleja en su totalidad. Cuando el alimento se encuentra listo para ser deglutido, la lengua actúa como un pistón para mover el bolo hacia la porción posterior de la orofaringe y lo fuerza hacia la hipofaringe (fig. 25-13). Al mismo tiempo que ocurre el movimiento de la lengua ha- cia atrás, el paladar blando se eleva de tal modo que cierra el pasaje entre orofaringe y nasofaringe. Esta separación en partes evita que la presión que se genera en la orofaringe se libere a través del conducto nasal. Cuan- do el paladar blando está paralizado, por ejemplo tras una apoplejía, es frecuente la regurgitación de alimentos hacia la nasofaringe. Durante la deglución el hueso hioides se desplaza hacia arriba y adelante, de manera que eleva la laringe y abre el espacio retrolaríngeo, lo cual lleva la epiglotis a la base de la lengua (fig. 25-13). La inclinación hacia atrás de la epiglo- tis cubre la abertura de la laringe e impide la aspiración. Esta fase faríngea de la deglución dura 1.5 s. Durante la deglución se eleva de manera repentina la presión en la hipofaringe, por lo menos hasta 60 mmHg, a causa del movimiento pos- terior de la lengua y la contracción de los músculos constrictores inferio- res de la faringe. De igual manera, se genera una diferencia considerable entre la presión de la hipofaringe y la presión del tercio medio del esófago o intratorácica, que es menor que la atmosférica (fig. 25-14). Este gradien- te de presión aumenta la velocidad a la que pasa el alimento de la hipofa- ringe al esófago en el momento en que se relaja el esfínter cricofaríngeo o esofágico superior. La contracción peristáltica de los constrictores infe- riores de la faringe impulsan el bolo al tiempo que el esófago torácico lo aspira. Un aspecto crítico de la entrada del bolo es la distensibilidad del esófago cervical y, cuando ésta se pierde por alteraciones patológi- cas de los músculos, se produce disfagia. El esfínter esofágico superior se cierra al transcurrir 0.5 s de iniciada la deglución y la presión inmediata de cierre alcanza prácticamente el doble de su valor de 30 mmHg en el reposo. La contracción posterior a la relajación se transmite hacia el esó- fago como una onda peristáltica (fig. 25-15). La presión alta en el momen- to del cierre y el inicio de la onda peristáltica impiden el reflujo del bolo del esófago a la faringe. La presión del esfínter esofágico superior regresa a su valor de reposo una vez que la onda peristáltica se desplaza hacia el esófago distal. La deglución se inicia de modo voluntario o se desencadena de mane- ra refleja por laestimulación de algunas áreas de la boca y la faringe, entre las cuales están los pilares anteriores y posteriores de las amígdalas, y las paredes posterolaterales de la hipofaringe. Los nervios sensoriales aferen- 1. Elevación de la lengua 2. Movimiento posterior de la lengua 3. Elevación del paladar blando 4. Elevación del hioides 5. Elevación de la laringe 6. Movimiento de la epiglotis 1 2 3 4 5 6 Figura 25-13. Secuencia de acontecimientos que conforman la fase orofaríngea de la deglución. (Con autorización de DeMeester TR, Stein HJ, Fuchs KH: Physiologic diagnostic studies, en Zuidema GD, Orringer MB [eds]: Shackelford’s Surgery of the Alimentary Tract, 3rd ed, Vol. I. Philadelphia: WB Saunders, 1991, p 95. Copyright Elsevier.) Presión (mmHg) % L o n g it u d d el e só fa g o 100 –10 –5 0 5 10 15 20 25 30 35 40 80 60 Posición erguida 40 20 0 DES G E C P Aire Figura 25-14. Perfil de presión en reposo del intestino anterior que muestra la diferencia entre la presión faríngea atmosférica (P), la presión medioesofágica menor que la atmosférica (E) y la presión intragástrica mayor que la atmosférica (G), así como las zonas interpuestas de presión alta del cricofaríngeo (C) y del esfínter esofágico distal (DES). Se hace evidente la necesidad de la relajación del cricofaríngeo y del DES para permitir el paso de un bolo hacia el estómago. El trabajo esofágico se efectúa cuando un bolo es impulsado desde el área medioesofágica (E), que posee una presión menor que la atmosférica, hacia el estómago, cuya presión es mayor que la atmosférica (G). (Con autorización de Waters PF, DeMeester TR: Foregut motor disorders and their surgical management. Med Clin North Am 65:1237, 1981. Copyright Elsevier.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 81025Brunicardi(0803-0888).indd 810 14/7/10 22:37:4214/7/10 22:37:42 811 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática tes de la faringe son el glosofaríngeo y la rama laríngea superior de los nervios vagos. Una vez que ha sido activado por los estímulos que ingre- san por estas ramas nerviosas, el centro de la deglución ubicado en el bul- bo raquídeo coordina por completo el proceso de deglución mediante impulsos que viajan a través de los pares craneales V, VII, X, XI y XII, así como las neuronas motoras entre C1 y C3. Las descargas a través de estos nervios ocurren siguiendo un patrón relativamente específico y tienen una duración aproximada de 0.5 s. Se tienen pocos datos sobre la organi- zación del centro de la deglución, aunque se sabe que es capaz de desenca- denar el proceso luego de diversos estímulos, pero la respuesta siempre sigue un patrón ordenado e invariable. Cuando hay lesiones muy graves, la deglución se altera de manera considerable y se presenta aspiración que se repite. Los músculos estriados del cricofaríngeo y el tercio proximal del esó- fago se activan por estimulación de las fibras motoras eferentes que se distribuyen a través del nervio vago y sus ramas laríngeas recurrentes. La integridad de la inervación es necesaria para que el cricofaríngeo se relaje en coordinación con la contracción faríngea y recupere su tono de reposo una vez que el bolo entra en la porción proximal del esófago. El daño quirúrgico en la inervación interfiere con la función de la laringe, el crico- faríngeo y el tercio proximal del esófago, y predispone al sujeto a la aspi- ración. La actividad faríngea en el proceso de la deglución da comienzo a la fase esofágica. El cuerpo del esófago funciona como una bomba propulso- ra de espiral debido a la distribución helicoidal de sus músculos circulares y se encarga de desplazar el bolo alimenticio hacia el estómago. La fase esofágica de la deglución representa el trabajo efectuado por el esófago durante la alimentación, que consiste en mover el alimento de un medio con presión negativa de −6 mmHg en la región intratorácica a un me- dio con presión positiva de 6 mmHg en la cavidad abdominal, es decir, a través de un gradiente de 12 mmHg (fig. 25-14). A esto se debe que el funcionamiento eficaz y coordinado del músculo liso del tercio distal del esófago sea importante para impulsar los alimentos a través de este gradiente. La onda peristáltica genera una presión de oclusión que varía de 30 a 120 mmHg (fig. 24-15). La onda alcanza su valor máximo en 1 s, lo man- tiene durante 0.5 s y desaparece de manera subsiguiente en 1.5 s. El ciclo completo de subida y caída de la presión oclusiva podría ocupar un sitio del esófago durante 3 a 5 s. El punto máximo de una contracción peristál- tica primaria que comienza como resultado de una deglución (peristalsis primaria) se desplaza en dirección distal a lo largo del esófago a una velo- cidad de 2 a 4 cm/s y llega a la porción distal del esófago en aproximada- mente 9 s (fig. 25-15). Las degluciones consecutivas generan ondas peris- tálticas primarias semejantes, pero si se repiten con rapidez el esófago se mantiene relajado y las ondas peristálticas sólo se forman una vez que apa- rece el último movimiento de la faringe. El avance de la onda en el esófago se debe a la activación secuencial de sus músculos, que está controlada por los impulsos provenientes de las fibras eferentes del nervio vago que emer- gen del centro de la deglución. La continuidad del músculo esofágico no es necesaria para que ocurra esta activación secuencial si los nervios se mantienen intactos. Cuando se seccionan los músculos pero no los nervios, la onda de presión se origina en un punto distal por abajo del corte, una vez que termina en el borde proximal por arriba del corte. Esto permite que se lleven a cabo reseccio- nes del esófago “en manguito”, sin que se elimine su función normal. Los impulsos aferentes que se originan en los receptores en la pared esofágica no son esenciales para permitir el avance coordinado de la onda. No obs- tante, hay nervios aferentes que se dirigen al centro de la deglución y se originan en el esófago, lo cual se comprueba cuando se distiende cualquier punto de esta víscera y se presenta el cierre forzado del esfínter esofágico superior a la vez que se forma una onda de contracción que recorre el esófago en dirección distal. Esta contracción secundaria se produce sin que existan movimientos ni en la boca ni en la faringe. Si luego de pasar la onda primaria queda algo de alimento ingerido en el esófago, se genera una peristalsis secundaria como un reflejo local independiente para que este órgano se limpie. Los estudios actuales sugieren que la peristalsis se- cundaria no es tan frecuente como se pensaba. A pesar de la gran intensidad de la presión para la oclusión, la fuerza propulsora del esófago es relativamente débil. Si un sujeto trata de deglutir un bolo unido a un contrapeso mediante un hilo, el peso máximo que puede superar es de 5 a 10 g. Las contracciones ordenadas de la pared muscular y la fijación del esófago en su extremo inferior son indispensa- bles para conseguir una acción de propulsión eficaz en dirección contraria a la boca. La pérdida de la fijación inferior, como en el caso de una hernia hiatal grande, es causa de propulsión ineficiente. El LES constituye una barrera de presión entre el esófago y el estómago y actúa como una válvula en la bomba de espiral del cuerpo esofágico. No obstante la dificultad para identificar el LES como una estructura anató- mica específica, los estudios de microdisección demuestran que en los seres humanos la función esfinteriana está relacionada con la forma de las fibras musculares en la unión del tubo esofágico con la bolsa gástrica (fig. 25-16). El esfínter se conserva cerrado de manera activa para prevenir el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago y se abre por medio de una relajación que coincide con la deglución faríngea (fig. 25-15). La presión del LES regresa a su nivel de reposo después de que la onda peristáltica ha recorrido el esófago. Como resultado, cualquier cantidad de jugo gástrico querefluye a través de la válvula abierta durante la deglución, es impulsa- da de nuevo hacia el estómago. Si la deglución faríngea no inicia una contracción peristáltica, entonces la relajación del LES que coincide con aquélla se halla sin la protección de la onda peristáltica y se produce reflujo del jugo gástrico. Lo anterior podría ser la explicación del surgimiento de relajaciones espontáneas del segmento distal del esófago, fenómeno que algunos autores piensan es el factor causal de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (GERD). La po- tencia de la bomba de espiral del cuerpo esofágico es insuficiente para forzar a abrirse una válvula que no se relaja. El bloqueo bilateral parasim- pático a nivel cervical en perros suprime la relajación del LES que se des- encadena durante la deglución faríngea o la distensión esofágica. Como consecuencia, la función vagal es importante para coordinar la relajación del LES y la contracción esofágica. El mecanismo antirreflujo en seres humanos requiere tres elementos: un LES con eficacia mecánica, una eliminación esofágica eficiente y un reservorio gástrico funcional. Una alteración en cualquiera de estos tres 0 10 20 30 40 50 60 mm Hg Deglución Segundos 0 10 20 30 40 50 Segundos Segundos 0 10 20 30 40 50 Segundos 0 10 20 30 40 50 Segundos 0 10 20 30 40 50 Estómago Zona de presión alta Cuerpo esofágico Cricofaríngeo Faringe Figura 25-15. Presiones esofágicas intraluminales en respuesta a la deglución. (Con autorización de Waters PF, DeMeester TR: Foregut motor disorders and their surgical management. Med Clin North Am 65:1238, 1981. Copyright Elsevier.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 81125Brunicardi(0803-0888).indd 811 14/7/10 22:37:4214/7/10 22:37:42 812 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática componentes resulta en el incremento de la exposición del esófago al jugo gástrico y la aparición de lesión en la mucosa. Reflujo fisiológico La vigilancia del pH esofágico de 24 h revela que los individuos sanos tie- nen episodios ocasionales de reflujo gastroesofágico. Este reflujo fisiológi- co es más habitual durante la vigilia y en posición erecta que durante el sueño y en posición supina. Cuando se presenta reflujo gástrico, los suje- tos normales son capaces de eliminar del esófago el jugo gástrico refluido con rapidez, sin que influya en ello la posición en que se encuentran. Se cuenta con varias explicaciones acerca de la observación de que el reflujo fisiológico en sujetos normales es más frecuente cuando se encuen- tran en vigilia y en posición erecta que durante el sueño y en posición su- pina. En primer lugar, los episodios de reflujo en voluntarios sanos surgen básicamente durante episodios de pérdida transitoria de la barrera gas- troesofágica, la cual quizá se deba a la relajación del LES o a la presión intragástrica que supera la tensión del esfínter. El jugo gástrico también experimenta reflujo cuando la relajación del LES que ocurre como conse- cuencia de la deglución no recibe la protección de una onda peristáltica que avanza. La frecuencia media de presentación de estos “momentos sin protección” o pérdidas transitorias de la barrera gastroesofágica es mucho menor durante el sueño y en posición supina que durante la vigilia y en posición erecta. Por consiguiente, hay menos oportunidades de que se presente reflujo mientras se está en posición supina. En segundo lugar, en la posición erecta existe un gradiente de presión de 12 mmHg entre la presión intraabdominal positiva en reposo, que se mide en el interior del estómago, y la presión intratorácica negativa en el esófago y a nivel medio del tórax. Este gradiente favorece el flujo proximal de jugo gástrico hacia el esófago torácico cuando el sujeto se mantiene en posición erecta. El gradiente disminuye en la posición supina. En tercer lugar, la presión del LES en sujetos normales es significativamente mayor en la posición supina que en la posición erecta. Esto se debe a la concurrencia de la presión hi- drostática del abdomen y el segmento abdominal del esfínter cuando el individuo se encuentra en posición supina. En la posición erecta, la pre- sión abdominal que circunda al esfínter es negativa en comparación con la presión atmosférica; por ello, como cabe esperar, la presión abdominal se incrementa de manera gradual cuanto más caudalmente se mide. Este gra- diente de presión tiende a movilizar el contenido gástrico hacia el cardias y favorece el reflujo hacia el esófago cuando el individuo se mantiene en la posición erecta. En contraste, en la posición supina el gradiente de presión gastroesofágica disminuye y la presión hidrostática abdominal bajo el dia- fragma se incrementa, lo cual aumenta la presión del esfínter y origina una mayor suficiencia del cardias. El LES tiene un tono miógeno intrínseco regulado por mecanismos neurológicos y hormonales. Los neurotransmisores adrenérgicos α y los bloqueadores β estimulan el LES, en tanto los bloqueadores α y los agonis- tas β disminuyen su presión. Aún no se conoce con certeza hasta qué gra- do la actividad nerviosa colinérgica controla la presión del LES. El nervio vago contiene fibras tanto excitadoras como inhibidoras hacia el esófago y el esfínter. Se ha demostrado que las hormonas gastrina y motilina incre- mentan la presión del LES, en tanto la colecistocinina, los estrógenos, el glucagon, la progesterona, la somatostatina y la secretina disminuyen la presión del LES. Los péptidos bombesina, l-encefalina y sustancia P incre- mentan la presión del LES; también se sabe que el péptido relacionado con el gen de la calcitonina, el péptido gástrico inhibidor, el neuropéptido Y, y el polipéptido intestinal vasoactivo reducen la presión del LES. Algunos fármacos, como antiácidos, colinérgicos, agonistas, domperidona, meto- clopramida y prostaglandina F2, elevan la presión del LES; en tanto que, anticolinérgicos, barbitúricos, bloqueadores de los canales del calcio, ca- feína, diazepam, dopamina, meperidina, prostaglandinas E1 y E2, al igual que teofilina, disminuyen la presión del LES. La menta, el chocolate, el café, el etanol y las grasas disminuyen la presión del LES y podrían origi- nar síntomas esofágicos tras las comidas abundantes. VALORACIÓN DE LA FUNCIÓN ESOFÁGICA Para conseguir un tratamiento con buenos resultados de la enfermedad esofágica, es fundamental tener un conocimiento profundo de las defi- ciencias anatómicas y funcionales subyacentes en el paciente antes de to- mar decisiones terapéuticas. Las pruebas diagnósticas utilizadas hoy en día se pueden dividir en cuatro grupos: a) pruebas para la detección de anomalías estructurales del esófago; b) pruebas para la búsqueda de alte- raciones funcionales del esófago; c) pruebas para hallar incremento de la exposición del esófago al jugo gástrico, y d) pruebas para la función duo- denogástrica en relación con la enfermedad esofágica. Pruebas para la detección de anomalías estructurales Valoración radiográfica La primera prueba diagnóstica en un individuo con sospecha de enferme- dad esofágica debe ser un estudio con medio de contraste con bario o con trago de bario que permita una valoración completa del estómago y el duodeno. La motilidad esofágica se valora de manera óptima mediante la observación del paso de varios tragos de bario independientes a todo lo largo del órgano, con el sujeto en posición horizontal. Las hernias hiatales se demuestran con mayor facilidad si el enfermo se coloca en pronación, debido a que esta posición induce un incremento de la presión intraabdo- minal que favorece el desplazamiento de la unión esofagogástrica hacia arriba del diafragma. Para hallar un estrechamiento esofágico distal, como en el caso de anillos y estenosis, es indispensable obtener proyecciones con distensión completa de la región esofagogástrica. La densidad del bario utilizado para el estudio del esófago modifica la precisión de la valoración. Entrelas alteraciones esofágicas que se detectan al utilizar la técnica de columna llena se encuentran carcinomas con disposición circunferencial, estenosis pépticas, úlceras esofágicas grandes y hernias hiatales. Una her- nia hiatal de tamaño pequeño no se vincula con síntomas importantes de enfermedad y su presencia es un dato irrelevante, excepto en el caso de que la hernia hiatal sea grande (fig. 25-17), se detecte estrechez de la abertura a nivel del hiato que impida el flujo de bario hacia el estómago (fig. 25-18), Anillo muscular gastroesofágico Fibras oblicuas Espesor de la curvatura mayor del estómago Espesor de la pared de la curvatura menor Espesor de la pared anterior Fibras semicirculares de la membrana diafragmática- esofágica 50- 0- 20- -50 -0 mm -20 -50 -0 mm -20 Figura 25-16. Grosor de la pared y orientación de las fibras del cardias vistas en la microdisección. En la unión del tubo esofágico con la bolsa gástrica existe un anillo muscular oblicuo formado por un incremento de la masa de la capa muscular interna. En el lado de la curvatura menor del cardias, las fibras de la capa muscular interna se orientan en dirección transversal y forman fascículos musculares semicirculares. En el lado de la curvatura mayor del cardias, estas fibras musculares forman aros oblicuos que circundan al segmento distal del cardias y al fondo gástrico. Tanto los fascículos musculares semicirculares como las fibras oblicuas del fondo se contraen de manera circular para cerrar el cardias. (Con autorización de DeMeester TR, Skinner DB: Evaluation of esophageal function and disease, en Glenn WWL [ed]: Thoracic and Cardiovascular Surgery, 4th ed. Norwalk, CT: Appleton-Century-Crofts, 1983, p 461.) 25Brunicardi(0803-0888).indd 81225Brunicardi(0803-0888).indd 812 14/7/10 22:37:4314/7/10 22:37:43 813 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática o bien que sea de tipo paraesofágico. Las lesiones extrínsecas adyacentes al esófago se encuentran de manera confiable por medio de la técnica de columna llena si aquéllas entran en contacto con la pared esofágica disten- dida. Por el contrario, una gran cantidad de alteraciones importantes qui- zá pasen desapercibidas si sólo se utiliza esta técnica para explorar el esó- fago. Entre estas lesiones se encuentran neoplasias pequeñas del esófago, esofagitis leve y várices esofágicas. Así, la técnica con columna llena se debe complementar por medio de proyecciones con liberación de la mu- cosa o con doble contraste para favorecer la detección de estas lesiones más pequeñas o casi imperceptibles. Las técnicas para la obtención de imágenes radiográficas seriadas y a gran velocidad son de mucha ayuda para la valoración de las alteraciones funcionales de las fases faringoesofágica y esofágica de la deglución. La técnica y las indicaciones de la cinerradiografía y la videorradiografía se analizan más adelante, debido a que son más útiles para valorar la función y se utilizan poco para la detección de anomalías estructurales. La valoración radiográfica del esófago resulta incompleta a menos que se examinen también estómago y duodeno. Una úlcera gástrica o duode- nal, una neoplasia gástrica que causa obstrucción parcial, o las cicatrices en duodeno y píloro, podrían contribuir de manera significativa a los sín- tomas que de otra manera se atribuirían a anomalías esofágicas. Si los síntomas del sujeto incluyen disfagia y sólo se encuentra una le- sión no obstructiva en la radiografía con bario, resulta útil solicitar al in- dividuo que degluta un dulce de malvavisco impregnado de bario, un tro- zo de pan empapado en bario o una hamburguesa que contenga bario. Esta prueba tal vez ponga de manifiesto alguna alteración funcional del transporte esofágico que es posible pasar por alto cuando sólo se usa bario líquido. Valoración endoscópica La esofagoscopia está indicada en cualquier paciente que refiera disfagia, incluso si su estudio radiográfico es normal. Un estudio con bario previo a la esofagoscopia ayuda al endoscopista a dirigir su atención a los sitios en que se observan cambios leves y estar alerta con respecto a puntos poten- cialmente peligrosos, como osteofitos de las vértebras cervicales, diver- tículos esofágicos y úlceras con penetración profunda, así como carci- nomas. Al margen de la interpretación que haga el radiólogo del dato anómalo hallado, la anomalía estructural del esófago se debe confirmar de manera visual. El esofagoscopio flexible de fibra óptica es el instrumento de elección para la valoración endoscópica inicial debido a lo sencillo de su uso, su aceptación por el paciente y la posibilidad de valorar de manera simultá- nea estómago y duodeno. La endoscopia rígida tal vez se necesite en casos específicos y debe formar parte de los recursos del endoscopista. El esofa- goscopio rígido es un instrumento esencial cuando se requiere la obten- ción de biopsias más profundas o valorar con más detalle el cricofaríngeo y el esófago cervical. Cuando el diagnóstico probable es enfermedad por reflujo gastro- esofágico (GERD), se debe prestar atención especial a la detección de eso- fagitis y esófago cubierto por epitelio columnar (CLE) de Barrett. Cuando Figura 25-17. Radiograma con bario en un caso de estómago intratorácico. Éste representa la evolución final de una hernia hiatal amplia, sin considerar su clasificación inicial. (Con autorización de DeMeester TR, Stein HJ, Fuchs KH: Physiologic diagnostic studies, en Zuidema GD, Orringer MB [eds]: Shackelford’s Surgery of the Alimentary Tract, 3rd ed, Vol. I. Philadelphia: WB Saunders, 1991, p 111. Copyright Elsevier.) Figura 25-18. Estudio radiográfico con bario que muestra una onda esofágica primaria que impulsa el bario líquido hacia la porción supradiafragmática del estómago en un sujeto con hernia hiatal (A y B). La presión del diafragma sobre el estómago y la falta de contracción del estómago supradiafragmático evitan el paso del bolo hacia el estómago distal (C). Como consecuencia, los contenidos de la porción supradiafragmática del estómago son regurgitados hacia el esófago torácico (D, E y F). El individuo experimenta disfagia y regurgitación. En la endoscopia no se observó ninguna anomalía anatómica distinta a la hernia hiatal y la vigilancia de pH de 24 h mostró una exposición esofágica al ácido normal. Los síntomas de disfagia y regurgitación se aliviaron tras realizar una herniorrafia hiatal. (Con autorización de Kaul BJ, DeMeester TR, Oka M, et al: The cause of dysphagia in uncomplicated sliding hiatal hernia and its relief by hiatal herniography. A roentgenographic, manometric and clinical study. Ann Surg 211:409, 1990.) A B C D E F 25Brunicardi(0803-0888).indd 81325Brunicardi(0803-0888).indd 813 14/7/10 22:37:4314/7/10 22:37:43 814 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática se halla esofagitis mediante endoscopia, es indispensable registrar la gra- vedad y la longitud de la lesión. La esofagitis grado I se define como pre- sencia de erosiones pequeñas, circulares y que no confluyen. La esofagitis grado II se identifica como presencia de erosiones lineales cubiertas por tejido de granulación, que sangran con facilidad si se les toca. La eso- fagitis grado III corresponde a una fase más avanzada de la enfermedad en la cual las erosiones lineales o circulares coalescen para formar un área circular con pérdida de epitelio, o aparecen islotes de epitelio que vistos con el endoscopio dan un aspecto de “empedrado”. La esofagitis grado IV es aquélla en que existe estenosis; su gravedad se valora con facilidad al utilizar un endoscopio 36 F. Si se detecta una estenosis, es necesario valorar la gravedad de la esofagitis proximal. La ausencia de esofagitis proximal en caso de estenosis sugiere que la lesión es causada por sustan- cias químicas o por neoplasia. Esta última posibilidad siempre se debe considerar y descartar mediante una biopsia hística de las dimensionesadecuadas. El esófago de Barrett (BE) es una afección en la cual la víscera está cubierta por epitelio columnar en vez del epitelio plano normal. El estu- dio histológico lo describe como metaplasia intestinal. Ésta se sospecha durante la endoscopia cuando hay dificultad para localizar la unión esca- mocolumnar en su ubicación normal, así como por la presencia de una mucosa más roja y llamativa que la que de ordinario recubre la porción inferior del esófago. Una biopsia confirma su presencia. Se deben obtener varias biopsias en dirección cefálica para determinar el nivel en el cual se encuentra la unión del epitelio de Barrett y la mucosa escamosa normal. El BE es susceptible a ulceración, sangrado, formación de estenosis y de- generación maligna, este último el aspecto más importante. El signo más temprano de enfermedad maligna es la presencia de displasia grave o ade- nocarcinoma intramucoso (fig. 25-19). Los cambios displásicos se distri- buyen en forma de parche, de modo que ha de obtenerse un mínimo de cuatro muestras para biopsia con una separación de 2 cm en la porción del esófago recubierta con epitelio de Barrett. Cualquier cambio de este tipo en una de las muestras es importante. Nishimaki estableció que los tumores se producen en áreas de epitelio columnar especializado cercanas a la unión escamocolumnar en 85% de los casos y a 2 cm de la unión es- camocolumnar en prácticamente todos los pacientes. En quienes se sos- pecha la presencia de carcinoma, es indispensable prestar especial aten- ción a esta área. Las anomalías de la válvula gastroesofágica se detectan mediante re- troflexión del endoscopio. Hill clasificó el aspecto de la válvula gastroeso- fágica en grados I a IV de acuerdo con la magnitud del desplegamiento o el deterioro de la estructura normal (fig. 25-20). El aspecto de la válvula se correlaciona con un aumento de la exposición esofágica al ácido, lo cual se observa con mayor frecuencia en individuos con válvulas grados III y IV. La hernia hiatal se confirma por vía endoscópica al encontrar una bol- sa cubierta con pliegues gástricos que se ubica 2 cm o más por arriba de los bordes del diafragma y se identifica al solicitar al enfermo que estornude. Es frecuente que una hernia hiatal deslizante grande se vincule con mayor exposición esofágica al jugo gástrico. Cuando se encuentra una hernia pa- raesofágica, es necesario tener especial cuidado de excluir úlcera gástrica o gastritis dentro de la bolsa. La maniobra de retroflexión intragástrica o A B C D E F Figura 25-19. Aspecto endoscópico de las complicaciones de la enfermedad por reflujo. A. Erosión lineal de la esofagitis grado II. B. Aspecto en empedrado de la mucosa en la esofagitis grado III. C. Estenosis relacionada con esofagitis grado III. D. Mucosa de Barrett no complicada. E. Úlcera extensa en la mucosa de Barrett. F. Adenocarcinoma que surge de la mucosa de Barrett. 25Brunicardi(0803-0888).indd 81425Brunicardi(0803-0888).indd 814 14/7/10 22:37:4414/7/10 22:37:44 815 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática en “J” es importante para valorar toda la circunferencia del recubrimiento mucoso del estómago herniado. Cuando se detecta un divertículo esofágico, se debe explorar con cui- dado mediante el endoscopio flexible para excluir ulceración por neopla- sia. Si se identifica una masa submucosa, de ordinario no se obtienen muestras para biopsia. En situaciones normales, un leiomioma submucoso o un quiste por reduplicación se disecan con facilidad al elevar la mucosa intacta, pero cuando se toma una muestra para biopsia existe la posibilidad de que la mucosa se fije a la lesión subyacente, situación que complica la disección quirúrgica e incrementa el riesgo de perforación de la mucosa. B A GRADO I GRADO II GRADO III Figura 25-20. A. Aspecto de chapaleta grado I. Obsérvese el borde de tejido próximo a la base del endoscopio. Se extiende 3 a 4 cm sobre la curvatura menor. B. Aspecto de chapaleta grado II. El borde está menos definido que en el grado I; en escasas ocasiones se abre con la respiración y se cierra con rapidez. C. Aspecto de chapaleta grado III. El borde casi desaparece y es habitual que el cierre alrededor del endoscopio sea deficiente. Esto casi siempre se acompaña de una hernia hiatal. (Continúa) C A B 25Brunicardi(0803-0888).indd 81525Brunicardi(0803-0888).indd 815 14/7/10 22:37:4514/7/10 22:37:45 816 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática Pruebas para la detección de anomalías funcionales En muchos pacientes con síntomas de alteración esofágica, tal vez no se detecten anomalías estructurales mediante las valoraciones radiográfica y endoscópica habituales. En estos casos es necesario efectuar pruebas de la función esofágica para identificar las alteraciones funcionales. Manometría de gabinete La manometría esofágica es una técnica que se utiliza ampliamente para valorar la función motora del esófago y sus esfínteres. Está indicada siem- pre que se sospeche una anomalía motora del esófago con base en la pre- sencia de síntomas de disfagia, odinofagia o dolor torácico de origen no cardiaco, en sujetos cuyo estudio con bario o la endoscopia no muestran anomalías estructurales definidas. La manometría esofágica es necesaria en particular para confirmar el diagnóstico de alteraciones primarias es- pecíficas de la motilidad esofágica (es decir, acalasia, espasmo esofágico difuso [DES], esófago “en cascanueces” e hipertensión del LES). También permite la identificación de anomalías inespecíficas de la motilidad esofá- gica y alteraciones motoras consecutivas a enfermedad sistémica, como esclerodermia, dermatomiositis, polimiositis o padecimiento mixto del tejido conjuntivo. En individuos con GERD sintomática, la manometría del cuerpo esofágico permite identificar deficiencias mecánicas del LES, así como valorar cuán adecuada es la peristalsis esofágica y la amplitud de las contracciones. La manometría se ha convertido en un auxiliar funda- mental de la valoración preoperatoria en enfermos que serán objeto de procedimientos antirreflujo, ya que permite la selección de la técnica más adecuada con base en la función esofágica individual. La manometría esofágica se lleva a cabo con transductores electrónicos sensibles a la presión contenidos dentro de un catéter, o bien mediante catéteres perfundidos con agua que presentan orificios laterales conecta- dos a transductores externos. El catéter casi siempre cuenta con cinco transductores de presión o cinco sondas independientes perfundidas con agua y unidas entre sí. Los transductores o los orificios laterales se encuen- tran a intervalos de 5 cm desde la punta y se disponen de manera radial a 72 grados uno de otro alrededor del catéter. Para medir el volumen de los vectores tridimensionales del LES, se utiliza un catéter especial que tiene cuatro aberturas laterales al mismo nivel distribuidas a 90 grados una de otra. Con el propósito de valorar la función del esfínter superior, es posible utilizar otros catéteres de diseño especial. Cuando el punto sensible a la presión se hace pasar a través de la unión gastroesofágica (GEJ), se presenta un incremento de la presión con res- pecto a la línea basal gástrica que señala el inicio del LES. Se identifica el punto de inversión respiratoria cuando los trazos positivos que ocurren en la cavidad abdominal durante la respiración se convierten en inflexiones negativas al entrar la sonda en el tórax. El punto de inversión respiratoria es útil como sitio de referencia en el cual se determina la amplitud de la presión del LES y la longitud del segmento del esfínter que se encuentra sujeto a la presión abdominal. El borde superior del LES se identifica cuando se retrae el punto sensible a la presión hacia el cuerpo del esófago, ya que la presión cae hasta la línea basal esofágica. A partir de estas medi- ciones, se determinan presión, longitud del segmento abdominal y longi-tud total del esfínter (fig. 25-21). A causa de la asimetría del esfínter (fig. 25-22), es necesario repetir el procedimiento para obtener el perfil de pre- sión con el uso de cada uno de los cinco transductores dispuestos en posi- ción radial; a continuación, se calcula el promedio de los valores de la presión del esfínter por arriba de la basal gástrica, la longitud total del es- fínter y la longitud del segmento abdominal. En el cuadro 25-1 se indican los valores de estos parámetros en 50 vo- luntarios normales sin evidencia objetiva o subjetiva de alteración esofági- ca. El nivel en el cual se presenta alguna deficiencia mecánica del LES se definió mediante la comparación de la distribución de frecuencia de los valores en estos 50 voluntarios sanos con la de pacientes con síntomas de GERD estudiados de manera similar. El incremento de la exposición eso- fágica al jugo gástrico se definió mediante vigilancia del pH esofágico de 24 h. Con base en estos estudios, se concluyó que un esfínter con deficien- cia mecánica es aquel que tiene una o más de las siguientes características: presión del LES <6 mmHg como promedio, longitud de 1 cm o menos en promedio del segmento expuesto al ambiente abdominal con presión po- sitiva media, así como longitud total del esfínter de 2 cm o menos en pro- medio. En comparación con los voluntarios normales, estos valores se encuentran por debajo del percentil 2.5 de presión del esfínter, longitud total y longitud del segmento intraabdominal. Para valorar la relajación y la contracción posterior a la relajación del LES, se coloca un transductor de presión en la región de presión elevada, GRADO IV Figura 25-20. (Continuación). D. Aspecto de chapaleta grado IV. El borde muscular desaparece por completo. La válvula gastroesofágica se mantiene abierta todo el tiempo y es frecuente observar el epitelio escamoso desde la posición en retroflexión. Siempre coexiste hernia hiatal. (Con autorización de Hill LD, Zozarek RA, et al: The gastroesophageal flap valve. In vitro and in vivo observations. Gastrointest Endosc 44:541, 1996. Copyright Elsevier.) RIP, punto de inversión respiratoria RIP 43 42 41 40 39 38 37 cm Longitud total Presión 10 s Línea basal de la presión esofágicaLongitud abdominal Línea basal de la presión gástrica Figura 25-21. Perfil de presión manométrica del esfínter esofágico inferior. Las distancias se miden desde las narinas. (Con autorización de Zaninotto G, DeMeester TR, et al: The lower esophageal sphincter in health and disease. Am J Surg 155:105, 1988. Copyright Elsevier.) D 25Brunicardi(0803-0888).indd 81625Brunicardi(0803-0888).indd 816 14/7/10 22:37:4514/7/10 22:37:45 817 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática Percentil Mediana 2.5 97.5 Presión (mmHg) 13 5.8 27.7 Longitud total (cm) 3.6 2.1 5.6 Longitud intraabdominal (cm) 2 0.9 4.7 Promedio Promedio – 2 SD Promedio + 2 SD Presión (mmHg) 13.8 ± 4.6 4.6 23.0 Longitud total (cm) 3.7 ± 0.8 2.1 5.3 Longitud intraabdominal (cm) 2.2 ± 0.8 0.6 3.8 SD, desviación estándar. Fuente: con autorización de DeMeester TR et al: Gastroesophageal reflux disease, en Moody FG, Carey LC, et al (eds): Surgical Treatment of Digestive Disease. Chicago: Year Book Medical, 1990, p 89. Copyright Elsevier. con el transductor distal localizado en el estómago y el transductor proxi- mal en el cuerpo esofágico. Se realizan 10 degluciones húmedas (5 ml de agua cada una). La presión normal del LES debe bajar hasta el nivel de la presión gástrica durante cada deglución. La función del cuerpo esofágico se valora con la utilización de los cin- co transductores de presión ubicados en el esófago. El procedimiento es- tándar consiste en colocar el transductor más proximal 1 cm por abajo del esfínter cricofaríngeo, lo cual permite obtener una respuesta de presión que recorre todo el esófago en una deglución. Se registran los valores de 10 degluciones húmedas. Asimismo se calculan la amplitud, la duración y la forma de las contracciones que siguen a cada deglución en todos los nive- les de registro del cuerpo esofágico. La dilación entre el inicio o el valor máximo de las contracciones esofágicas en los distintos niveles del esófago se emplea para calcular la velocidad de la propagación de la onda. Las contracciones esofágicas durante una deglución se clasifican como peris- tálticas o simultáneas. De igual manera, todos estos datos se usan para identificar las alteraciones motoras del esófago. Por otra parte, la posición, la longitud y la presión del esfínter cricofa- ríngeo se determinan mediante una técnica de gabinete de tirar a través del esófago, similar a la utilizada para el estudio del LES. Se tira del catéter que lleva el manómetro en intervalos de 0.5 cm a través de la región del esfínter superior, desde el esófago superior hacia la faringe. La relajación del esfínter esofágico superior se estudia al montar los ocho transductores de presión a través del esfínter de modo que algunos quedan en la faringe y otros en el esófago superior. A fin de obtener la valoración de la coordi- nación entre la relajación cricofaríngea y la contracción hipofaríngea, es necesario efectuar registros gráficos a alta velocidad (50 mm/s). En el caso de sujetos afectados de alteraciones faringoesofágicas, ha resultado difícil demostrar de manera invariable una anomalía de la motilidad. Manometría de alta resolución La manometría esofágica se introdujo en la práctica clínica en el decenio de 1970 y no ha cambiado mucho. En 1991, Ray Clouse introdujo el con- cepto de mejorar la manometría convencional mediante el aumento del número de sitios de registro y la adición de una valoración tridimensional. Esta “manometría de alta resolución” es una variante de la manometría convencional en la cual se usan múltiples sitios de registro circunferencial, lo cual en esencia crea un “mapa” del esófago y sus esfínteres. Los catéteres de alta resolución contienen 36 sensores de presión miniaturizados, los cuales se sitúan cada centímetro a lo largo del catéter. Luego, la mayoría de datos generados por estos sensores se procesan y presentan en gráficas li- neales tradicionales o como trazo de video espaciotemporal con intensifi- cación visual que es fácil de interpretar (fig. 25-23). La obtención simultánea de datos del esfínter esofágico superior, el cuerpo esofágico, el LES y la presión gástrica minimiza las interferen- cias por movimiento y el tiempo de estudio en la manometría esofágica convencional. Los instrumentos potentes, computadorizados y fáciles de usar brindan una posibilidad sin precedente para el análisis de datos. Esta tecnología mejora mucho el diagnóstico esofágico y lo lleva al terreno de los estudios de “imagen”. La manometría de alta resolución permite la identificación de anomalías motoras focales que antes pasaban desaperci- bidas. Asimismo, incrementó la habilidad para predecir la propagación del bolo y aumentó la sensibilidad de la medición de los gradientes de presión. Impedancia esofágica Esta nueva tecnología de reciente introducción al ámbito clínico permite la medición de la función esofágica y el reflujo gastroesofágico, como has- ta ahora no había sido posible. En fecha reciente, se creó un catéter para medición de la impedancia eléctrica intraluminal con el objetivo de cuan- tificar la función gastrointestinal (GI). La impedancia es la relación entre voltaje y corriente, y constituye la medida de la conductividad eléctrica de una víscera hueca y su contenido. La impedancia eléctrica intraluminal es inversamente proporcional a la conductividad eléctrica del contenido luminal y al área de un corte transversal de la luz. El aire tiene una conduc- tividad eléctrica muy baja y, por ello, una impedancia alta. La saliva y los alimentos disminuyen la impedancia debido a que poseen mayor conduc- tividad. La dilatación de la luz causa reducción de la impedancia, en tanto la contracción luminal la incrementa. Los investigadoreshan estableci- do las características de la onda de impedancia que explican el transporte del bolo a través del esófago. Lo anterior permite caracterizar tanto la fun- ción esofágica, por medio de la cuantificación del transporte del bolo, como el reflujo gastroesofágico (fig. 25-24). La sonda cuantifica la impe- dancia entre electrodos adyacentes; los segmentos para medición se loca- lizan a 2, 4, 6, 8, 14 y 16 cm del extremo distal. A través de los electrodos, se transmite una corriente eléctrica extremadamente baja de 0.00025 μW (microvatios), con una frecuencia de 1 a 2 kHz y está limitada a 8 μA (microamperios). Esta corriente es menor que el umbral de estimulación de nervios y músculos, y es tres órdenes de magnitud menor que el um- bral de la estimulación cardiaca. A 5 cm por arriba del extremo distal, se coloca un electrodo estándar para pH de manera que la naturaleza ácida o no ácida del reflujo se puede correlacionar con el número de episodios de reflujo. La impedancia esofágica ha sido validada como un método apropiado para la valoración de la función GI. Se le comparó con la cinerradiografía y se concluyó que las ondas de impedancia corresponden de manera pre- LA LP L P A RP R RA 25 0 50 Figura 25-22. Configuración radial del esfínter esofágico inferior. A, anterior; L, izquierda; LA, anterior izquierda; LP, posterior izquierda; P, posterior; R, derecha; RA, anterior derecha; RP, posterior derecha. (Con autorización de Winans CS: Manometric asymmetry of the lower esophageal high pressure zone. Dig Dis 22:348, 1977. Con la amable autorización de Springer Science+Business Media.) CUADRO 25-1 Valores manométricos normales del esfínter esofágico inferior, n = 50 25Brunicardi(0803-0888).indd 81725Brunicardi(0803-0888).indd 817 14/7/10 22:37:4614/7/10 22:37:46 818 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática U ES 19 .0 LE S 41 .8 40 .3 43 .7 G ás tri ca 4 6. 2 PI P 42 .3 EsófagoFa ri n g e E st ó m ag o Fi gu ra 2 5- 23 . Es tu di o de m ot ili da d po r m an om et ría d e al ta re so lu ci ón . L as m ed ic io ne s de la p re si ón s e re gi st ra n co n có di go s de c ol or (r oj o, a lto ; a zu l, ba jo ). LE S, e sf ín te r e so fá gi co in fe rio r; PI P, pu nt o de in ve rs ió n de p re si ón ; U ES , e sf ín te r e so fá gi co s up er io r. (C on tin úa ) 25Brunicardi(0803-0888).indd 818 14/7/10 22:37:46 819 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática Esófago E st óm ag o Fa ri ng e U ES 20 .8 LE S 41 .9 PI P 41 .8 41 .3 42 .7 G ás tri ca 5 0. 3 Fi gu ra 2 5- 23 . (C on tin ua ci ón ) 25Brunicardi(0803-0888).indd 819 14/7/10 22:37:47 820 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática Esófago Fa ri n g e U ES 18 .7 40 .9 44 .6 G ás tri ca 4 7. 5 LE S 42 .2 PI P 42 .3 E st ó m ag o Fi gu ra 2 5- 23 . (C on tin ua ci ón ) 25Brunicardi(0803-0888).indd 820 14/7/10 22:37:49 821 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática Esófago U ES 18 .0 G ás tri ca 4 8. 5 42 .7 45 .7 LE S 43 .8 PI P 44 .1 E st ó m ag o Fa ri n g e Fi gu ra 2 5- 23 . (C on tin ua ci ón ) 25Brunicardi(0803-0888).indd 821 14/7/10 22:37:50 822 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática G ás tri ca 5 1. 7 45 .6Fa ri n g e Esófago LE S 47 .4 PI P 47 .1 U ES 20 .3 49 .7 E st ó m ag o Fi gu ra 2 5- 23 . (C on tin ua ci ón ) 25Brunicardi(0803-0888).indd 822 14/7/10 22:37:51 823 C A PÍTU LO 25 Esófago y hernia diafragm ática cisa con el transporte real del bolo que muestra el método radiográfico. Los cambios de impedancia identifican con precisión la entrada, el tránsi- to, así como la salida del bolo en los distintos segmentos estudiados. De igual manera, los estudios preliminares que se han llevado a cabo para comparar la manometría esofágica estándar con las mediciones de impe- dancia en voluntarios sanos han validado la correlación de la impedancia esofágica con el avance de la onda peristáltica y la dimensión longitudinal del bolo. Los investigadores clínicos están comenzando a examinar y vali- dar la medición de la impedancia para la valoración de los aspectos fisio- patológicos del esófago y el intestino delgado. Cada vez se reconoce más que la vigilancia del pH durante 24 h como estándar de referencia histórico para el diagnóstico y la cuantificación del reflujo gastroesofágico tiene limitaciones significativas. En la prueba ex- trahospitalaria del pH durante 24 h, el reflujo se define como un descenso del pH por debajo de 4, lo cual “ciega” la prueba ante el reflujo que ocurre con valores de pH más altos. Además, en individuos con síntomas persis- tentes durante el tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (PPI), la vigilancia del pH tiene valor limitado, ya que sólo detecta el reflu- jo ácido alterado (pH <4), cuya ocurrencia se afectó por el fármaco antise- cretor. Como el tratamiento antisecretor con PPI es muy eficaz para neu- tralizar el pH gástrico, la pregunta de si los síntomas constantes son resultado de reflujo ácido persistente, del reflujo no ácido o no están rela- cionados con el reflujo, se convierte en un aspecto clave para la toma de decisiones quirúrgicas. Hasta hace poco no podía hacerse esta diferencia- ción. Un método confiable para hallar tanto el reflujo ácido como el no ácido tiene la propiedad de definir estas poblaciones de enfermos y, por tanto, mejorar la selección de sujetos para la intervención quirúrgica anti- reflujo. La introducción reciente de tecnología de impedancia intralumi- nal de conductos múltiples permite medir el reflujo ácido y el no ácido, con habilidad para mejorar mucho la exactitud diagnóstica. Con estos recursos tecnológicos, Balaji et al. mostraron que la mayor parte del reflujo gastroesofágico persiste a pesar de la supresión del ácido. El pH por impedancia tal vez sea muy útil para valorar a individuos con síntomas persistentes a pesar del tratamiento con PPI, a personas con sín- tomas respiratorios y a pacientes en el periodo posoperatorio con sínto- mas que escapan al diagnóstico. Gammagrafía del tránsito esofágico Mediante una cámara de radiación γ es posible filmar el tránsito esofágico de un bolo de agua de 10 ml que contenga coloide sulfurado de tecnecio 99m (99mTc). Esta técnica ha permitido demostrar la existencia de tránsito lento del bolo en sujetos con diversas anomalías motoras del esófago, que incluyen acalasia, esclerodermia, DES y esófago “en cascanueces”. Video y cinerradiografía El registro de los estudios radiográficos mediante técnicas de cine o video de alta velocidad hace posible llevar a cabo una revaloración posterior a la exploración a diversas velocidades. Esta técnica es más útil que la mano- metría para valorar la fase faríngea de la deglución. Entre las observacio- nes que sugieren disfunción orofaríngea o cricofaríngea se encuentran desviación del bario hacia la tráquea o la nasofaringe, prominencia del músculo cricofaríngeo, presencia de divertículo de Zenker, segmento fa- ringoesofágico estrecho y estasis del medio de contraste en las valéculas o los recesos hipofaríngeos (fig. 25-25). Estos datos casi nunca son específi- A B Sitio de pHSitio de impedancia 17 cm 15 cm 9 cm 7 cm 5 cm D is ta n c ia p o r a rr ib a d e l L E S D is ta n c ia p o r a rr ib a d e l L E S 5 cm LES 3 cm Figura 25-24. La sonda de impedancia esofágica mide la resistencia eléctrica entre electrodos espaciados a intervalos regulares. LES, esfínter esofágico inferior. Figura 25-25. Esofagogramas de un paciente con acalasia cricofaríngea. A. Proyección anteroposterior que muestra retención del medio de contraste a nivel de la valécula y los recesos piriformes, sin que se observe paso del bario hacia el esófago.
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