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618 Medicina y cirugía reconstructiva de la pelvis femenina SECCIÓ N 3 efectos de determinados fármacos contribuyen al edema periférico, lo que ocasiona urgencia urinaria y nicturia cuando la paciente se encuentra en decúbito dorsal. Por último, la retención fecal por hábitos intestinales defi cien- tes y estreñimiento contribuye a los síntomas de la vejiga hiperac- tiva. La razón es quizá una irritación circunscrita o con presión directa contra la pared vesical. ■ Exploración física Inspección general y valoración neurológica En primer lugar se inspecciona el perineo en busca de atrofi a, que se reconoce al observar toda la porción inferior del aparato geni- tal. Además, el abultamiento suburetral con salida transuretral de líquido durante la compresión anterógrada sugiere un divertículo uretral (fi g. 26-3, pág. 683). La exploración física minuciosa para una mujer con inconti- nencia también debe incluir una valoración neurológica detallada del perineo. Dado que es probable que las respuestas neurológicas estén alteradas en una paciente ansiosa que se encuentra en una situación vulnerable, es probable que los signos inducidos durante la exploración no indiquen una alteración real y deben interpretarse con cuidado. La valoración neurológica comienza con un intento para inducir el refl ejo bulbocavernoso. Durante esta prueba, un labio mayor se frota con un aplicador de algodón. La respuesta normal es que ambos labios se contraigan por igual. La rama aferente de este refl ejo es la rama clitorídea del nervio pudendo, mientras que la rama eferente pasa por la rama hemorroidaria inferior del nervio pudendo. Este refl ejo se integra en la médula espinal, al nivel de S2 a S4 (Wester, 2003). Por lo tanto, la ausencia de este refl ejo podría indicar defi ciencias neurológicas centrales o periféricas. En segundo lugar, después de frotar la piel perianal con un aplicador de algodón debe haber una contracción circunferencial normal del esfínter anal, conocida con el término coloquial de “guiño anal”. La actividad del esfínter uretral externo requiere al menos cierto grado de inervación intacta de S2 a S4 y este refl ejo anocutáneo está mediado por el mismo nivel neurológico espinal. Por consiguiente, la ausencia de contracción anal indica defi ciencias en esta distribu- ción neurológica. Valoración del soporte pélvico Valoración del prolapso de órganos pélvicos. El soporte uretral defi ciente acompaña muchas veces al prolapso de órganos pélvicos. Por ejemplo, las mujeres con prolapso signifi cativo son a menudo incapaces de vaciar por completo la vejiga por acoda- miento y obstrucción uretrales. Con frecuencia, estas pacientes deben reducir el prolapso con los dedos para permitir el vacia- miento. Por lo tanto, está indicada la exploración externa para pro- lapso de órgano pélvico, como se describe en el capítulo 24 (pág. 644), para todas las mujeres con incontinencia urinaria. Después de esta valoración en busca de defectos en el compartimiento vagi- nal, también debe valorarse la fuerza de los músculos pélvicos. Las mujeres con incontinencia urinaria leve a moderada responden bien a menudo a las medidas terapéuticas sobre el piso pélvico; en estas circunstancias está indicada una prueba terapéutica de este tipo, que puede ser curativa (pág. 624). Prueba del aplicador. Si la uretra tiene un soporte defi ciente, puede haber aumento de la movilidad durante los incrementos de la presión intraabdominal. A fi n de valorar la movilidad, el médico siempre se pierden grandes volúmenes después de las contracciones espontáneas del detrusor vinculadas con la incontinencia urinaria de urgencia y a menudo implican salida de todo el contenido vesi- cal. Por el contrario, las mujeres con SUI casi siempre describen pérdida de volúmenes más pequeños. Además, estas mujeres son capaces casi siempre de contraer los músculos elevadores del ano para detener de modo temporal el chorro de orina. El goteo posmiccional casi siempre se relaciona con un diver- tículo uretral, lo que a menudo se confunde con incontinencia urinaria (cap. 26, pág. 683). Aunque la hematuria es un signo frecuente de la infección urinaria, también indica una neoplasia maligna subyacente y puede causar síntomas urinarios por irritación. El inicio de los síntomas también aporta información sobre la causa y el tratamiento. Por ejemplo, el inicio de los síntomas con la menopausia sugiere hipoestrogenismo subyacente a la inconti- nencia. Estas pacientes se benefi cian algunas veces con estrógeno tópico vaginal. Por el contrario, los síntomas después de histerec- tomía o parto pueden refl ejar cambios en los medios de sostén o la inervación del tejido. Antecedentes personales patológicos En ocasiones, el traumatismo obstétrico se acompaña de lesión del piso pélvico, que causa incontinencia urinaria de esfuerzo. Es por esta razón que la información que describe un trabajo de parto prolongado, un parto vaginal instrumentado, macrosomía, coloca- ción de una sonda en el puerperio por retención urinaria y mayor paridad es de gran utilidad. Como ya se indicó con anterioridad, muchas veces la incontinencia urinaria se acompaña de alguna otra enfermedad o de su tratamiento, lo cual se puede modifi car para mejorar la incontinencia. Para recordar a estos posibles contribu- yentes, existe una nemotecnia útil: “DIAPPERS” (pañales, por sus siglas en inglés): demencia/delirio, infección, vaginitis atró fi ca, psicológicos, farmacológicos (pharmacologic), endocrinos, movi- miento restrin gido, retención fecal (stool impaction) (Swift, 2008). En primer lugar, la continencia requiere el potencial cognitivo para reconocer y reaccionar de manera correspondiente a la sen- sación de una vejiga llena, la motivación para mantenerse seco, sufi ciente motilidad y destreza manual y disponibilidad de un baño. Muchos individuos con demencia o defi ciencia psicológica pronunciada carecen de la capacidad cognitiva necesaria para con- servar su continencia. Las mujeres con alguna discapacidad física notoria o motilidad limitada simplemente no tienen el tiempo sufi ciente para llegar hasta el baño, sobre todo en caso de urgencia urinaria o vejiga hiperreactiva. Las infecciones urinarias provocan infl amación de la mucosa vesical. Se cree que esta infl amación incrementa la actividad afe- rente sensitiva, que contribuye a la vejiga hiperactiva. Asimismo, la defi ciencia estrogénica produce en ocasiones vaginitis y uretritis atrófi cas. Éstas se acompañan de mayor irritación circunscrita y un riesgo mayor de padecer infecciones urinarias y vejiga hiperactiva. Es importante interrogar con detalle sobre la administración de medicamentos. Los fármacos principales comprenden estrógenos, agonistas adrenérgicos α y diuréticos (cuadro 23-4). La diabetes mellitus causa diabetes osmótica y poliuria cuando la regulación de la glucemia es defi ciente. La polidipsia por la dia- betes insípida o el consumo excesivo de cafeína o alcohol también genera poliuria o frecuencia urinaria. De igual forma, otros tras- tornos de la secreción o acción de la arginina vasopresina provocan poliuria y nicturia (Ouslander, 2004). Ciertas enfermedades como la insufi ciencia cardiaca, hipotiroidismo, insufi ciencia venosa y los 23_Chapter_23_Hoffman_4R.indd 61823_Chapter_23_Hoffman_4R.indd 618 06/09/13 21:2906/09/13 21:29 GINECOLOGÍA������������������������������������������������� SECCIÓN 3 MEDICINA Y CIRUGÍA RECONSTRUCTIVA (...)������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������������� 23. INCONTINENCIA URINARIA���������������������������������������������������������������������������������������������� DIAGNÓSTICO������������������������������������������������� EXPLORACIÓN FÍSICA����������������������������������������������������������������������
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