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La especialista de la Sochiderm Dra. Rosamary Soto responde este especial dedicado a esta parte de nuestro cuerpo. Las uñas son unas estructuras anexas de la piel que se localizan en los extremos de los dedos. Están formadas, principalmente, por queratina, una proteína fibrosa que les aporta consistencia y dureza. En la actualidad, el cuidado de las uñas actúa como una “tarjeta de presentación” ante la sociedad ya que son un reflejo de la persona. El aspecto de las uñas es el de una lámina córnea, de consistencia dura, con una superficie dorsal convexa y una coloración translúcida que adquiere un tono rosáceo por la transparencia de los vasos sanguíneos subyacentes. Además de proteger las terminaciones nerviosas sensitivas de los dedos y contribuir a perfilar el sentido del tacto, las uñas poseen una gran importancia estética y reflejan el estado de salud del organismo. Muchos de los cambios que se observan en las uñas son signos de alguna enfermedad orgánica. La velocidad de crecimiento de las uñas varía de una persona a otra, de un dedo a otro e incluso de un clima a otro, pero en general vienen a crecer de 3 a 4 mm al mes. Se sabe, por ejemplo, que la uña el dedo anular es la que crece más deprisa, mientras que las del pulgar y del meñique son las que lo hacen con más lentitud. El ritmo de crecimiento también se acelera en verano y en los ambientes cálidos. También crecen más deprisa las uñas de las manos que las de los pies. La uña suele ser rectangular u ovalada y tener un grosor que oscila entre 0,50 y 0,75 mm. Sus bordes se encuentran delimitados por unos pliegues de la capa más superficial de la piel, conocidos como pliegues laterales (los de ambos lados) y pliegue proximal (en el centro). Estos pliegues dan forma a la uña y la unen al dedo, quedando libre uno de sus extremos. En el borde del pliegue proximal se proyecta la cutícula, película semitranslúcida que recubre aproximadamente en medio milímetro la lámina ungueal y tiene una función protectora. En la zona proximal de la lámina se ve una zona nacarada llamada lúnula porque tiene la forma de una media luna y es parte de la fabrica de la uña y su color se debe a la persistencia de núcleos, que al perderse distalmente conforman la lámina translúcida. La uña descansa sobre el lecho ungueal, una estructura que participa en su formación, nutrición y crecimiento. El lecho ungueal se continúa a los lados con los pliegues laterales, en el centro con la matriz ungueal y en el extremo más externo con el hiponiquio. Se trata de una pequeña zona localizada entre el pulpejo del dedo y el lecho ungueal que impermeabiliza como un sello la base de la uña, protegiéndola de las infecciones. La matriz ungueal donde se forma la uña, se encuentra debajo de la piel cercana a la cutícula y la zona visible distal es la lúnula. COMPOSICIÓN Las uñas están formadas principalmente por células sin núcleo, que contienen queratina, una proteína a la que se debe su dureza y resistencia. La queratina, una sustancia muy rica en azufre, constituye el componente principal de las capas más externas de la piel de los vertebrados. También el pelo es muy abundante en queratina, aunque su composición es distinta de la de la piel y la de las uñas. La queratina de las uñas es una proteína fibrosa, con un elevado contenido en aminoácidos y especialmente en cisteína, que se distribuye formando cadenas enlazadas por dos átomos de azufre que forman puentes disulfuro. Es esta estructura lo que confiere a las uñas su dureza y resistencia. La queratina de la piel, en cambio, si bien es rica también en aminoácidos básicos, es más pobre en cisteína, lo que hace que su estructura sea menos fibrosa y más flexible. Las uñas también contienen una pequeña cantidad de grasas (fosfolípidos, colesterol y ácidos grasos) que, además de formar parte de su estructura, contribuyen a retener agua. Ambos elementos, la grasa (presente en un 5%) y el agua (en un 10-15%), aportan fortaleza y un cierto grado de flexibilidad a las uñas, necesario para que éstas no se rompan. Ciertos minerales, como el cobre, el manganeso, el zinc, el hierro y el calcio, también están presentes en pequeñas cantidades. UÑAS QUEBRADIZAS El 20% de la población presenta en algún momento de la vida este trastorno, aunque su frecuencia aumenta con la edad. Así, se ha visto que más del 30% de los mayores de 50 años pueden manifestar signos de una mayor tendencia de las uñas a romperse. No es un problema grave, pero suele causar una gran preocupación en el que la padece debido a las repercusiones estéticas y funcionales que comporta. Esta mayor fragilidad de las uñas puede ser debida a causas generales y locales. Entre las causas generales destacan ciertos estados carenciales, como la anemia por déficit de hierro y otros componentes esenciales, las deficiencias vitamínicas (sobre todo, de biotina) y la falta de zinc. También puede observarse en determinadas alteraciones congénitas y como signo acompañante de algunas enfermedades que afectan al estado general, como las infecciones crónicas y la artrosis. Dentro de las causas locales, la que ocasiona con mayor frecuencia que las uñas se vuelvan quebradizas es su contacto repetido con el agua (sobre todo si es caliente y jabonosa), los detergentes, los solventes (como el aguarrás o los quitaesmaltes de mala calidad) y las sustancias alcalinas. La inmersión repetida de las uñas en el agua hará que éstas retengan más agua, lo que modificará su composición y alterará sus propiedades y estructura. Los detergentes, jabones, solventes y sustancias alcalinas, por otro lado, arrastran los lípidos, con lo que la captación de agua por las uñas se verá reducida y aumentarán su sequedad y su tendencia a fisurarse. La onicomicosis, una infección por hongos en las uñas, y los traumatismos, también las vuelven más frágiles. Si tenemos en cuenta que una uña tarda de 6 a 8 meses en renovarse por completo, la actuación reiterada de estos factores nocivos altera aún más sus propiedades. Las uñas se pueden romper de diversas maneras: • Exfoliándose en varias láminas a partir del borde libre (onicoquizia). • Despegándose de su lecho en el extremo distal (onicólisis). • Formándose acanalamientos o fisuras longitudinales de aspecto mate y rugoso (onicorrexis). TRATAMIENTO DE LAS UÑAS QUEBRADIZAS a) Solucionar la posible causa En la mayoría de los casos, la fragilidad de las uñas es de origen desconocido. Si se logra identificar alguna causa específica que las debilite, como por ejemplo una infección, es fundamental tratarla para que éstas recuperen su consistencia habitual. b) Seguir una serie de recomendaciones Ser cuidadoso con las uñas no sólo es una parte importante para tratar la fragilidad, sino que contribuirá a prevenir su aparición. Así, es conveniente seguir una serie de recomendaciones: • Reducir el contacto reiterado de las manos con el agua y los detergentes o utilizar guantes si no fuera posible • Elegir productos de limpieza elaborados para cuidar las manos y las uñas (estropajos especiales, detergentes poco abrasivos, etcétera). • Cortar las uñas con el borde recto, evitando darles una forma ovalada. • Escoger limas que no sean de metal y efectuar el limado de las uñas en una sola dirección. • Evitar las manicuras agresivas. • Aplicar crema en las manos después de mantenerlas en contacto prolongado con el agua. • No abusar de las uñas artificiales. • Evitar aquellas maniobras que causen microtraumatismos en las uñas. • Tener cuidado con las lociones fortalecedoras: pueden ser efectivas cuando se utilizan durante periodos cortos, pero su empleo prolongado suele empeorar paradójicamente la fragilidad de las uñas. c) Suplementos nutricionales La administración de suplementos nutricionales que contengan vitaminas (especialmente, biotina), minerales (zinc, hierro) y aminoácidos (cisteína, metionina) es una medida muyefectiva para mejorar el aspecto de las uñas y fortalecer su estructura. La falta de biotina, se ha relacionado con la aparición de fragilidad ungueal. Esta vitamina fortalece las uñas al actuar sobre la síntesis de las moléculas de grasa que conforman su estructura. Diversos estudios han demostrado una evidente mejoría del estado de las uñas en pacientes que han recibido una suplementación oral de biotina. La carencia de hierro se ha relacionado con la aparición de fragilidad, estriaciones longitudinales y una extraña deformidad de las uñas conocida como coiloniquia (“uñas en forma de cuchara”). Mantener unos adecuados niveles de hierro en el organismo contribuye a evitar estos problemas. El zinc es también un elemento necesario para la salud de las uñas. Si las reservas de este mineral son deficitarias, aumenta la tendencia de las uñas a romperse y pueden cambiar incluso de color, adoptando una tonalidad grisácea. También se ha relacionado la carencia de zinc con la aparición de paroniquia, una inflamación en los tejidos que bordean las uñas. La cisteína y la metionina son dos aminoácidos necesarios para la formación de queratina. La cisteína, por un lado, es el componente principal de la queratina, la proteína que aporta a las uñas su dureza, mientras que la metionina contribuye a mantener el enlace disulfuro, responsable de la dureza y resistencia de las uñas. OTRAS ALTERACIONES Onicofagia. Es el hábito de morderse las uñas. Muchas veces, los tejidos que bordean la uña se inflaman y pueden infectarse. Onicomicosis. Infección de los tejidos de la uña causada por hongos. La uña se despega de su lecho y aparecen manchas blanquecinas o amarillentas. Paroniquia. Inflamación de los tejidos que rodean la uña, que puede destruir la cutícula. La paroniquia puede ser aguda, en cuyo caso afecta solamente a una uña, o crónica, afectando a varias uñas. Onicomadesis. es el desprendimiento de la uña en su extremo proximal por detención brusca del crecimiento ungueal. Dentro de los cuidados se cuentan no manipular la cutícula para evitar la laminación ungueal pero también para evitar la entrada de microorganismos que provocan infecciones. Onicogrifosis. Engrosamiento de la uña que suele ser debido a traumatismos repetidos. Onicocriptosis. Ocurre por lo general en el dedo gordo del pie. Consiste en la penetración de la uña en los tejidos blandos adyacentes, que a menudo se inflaman y pueden infectarse. Traquioniquia. Presencia de rugosidades en la superficie de las uñas, que les dan un aspecto de papel de lija. Líneas de Beau. Surcos transversales causados por una detención temporal del crecimiento de la uña. Cuando éste se reanuda, las líneas de Beau son arrastradas hacia el borde hasta desaparecer. Pitting ungueal. Pequeñas depresiones puntiformes en la lámina ungueal, producidas por un trastorno de la queratinización local y transitoria. Leuconiquia. Coloración blanquecina de la uña que puede presentarse como manchas de pequeño tamaño, bandas transversales o abarcar la totalidad de la uña. Son comunes en los niños y suelen ser debidas a pequeños golpes. Discromía ungueal (pigmentación). Cambio de coloración de las uñas debido a diversos factores (contacto con sustancias relacionadas con el entorno laboral, cosméticos, tabaco, etcétera). Mantener unas uñas fuertes y bonitas requiere de una serie de cuidados: 1. Higiene: Debe realizarse a diario y de forma cuidadosa, lavándose las manos y las uñas con jabones neutros y secándolas bien después. Se evitará el agua muy fría o muy caliente porque contribuye a resecar las uñas. Por último, no hay que olvidar que morderse las uñas es uno de sus principales enemigos. 2. Arreglo y manicure: Dependiendo de las preferencias de cada cual, se procederá al arreglo de las uñas, evitando las manicuras agresivas. Para remodelar el borde, no se deben cortar las cutículas, ya que esto favorece la laminación de las uñas; es preciso ablandarlas con sustancias emolientes, aplicándolas con bastoncitos provistos de algodón en sus extremos. Los bordes se cortarán en forma cuadrada con el corta uñas o la tijera. Para redondear los ángulos laterales, se empleará una lima de cartón, aplicándola en una posición ligeramente perpendicular al borde y limando desde los extremos laterales hasta el centro. Se evitará el uso frecuente de acetona para eliminar el esmalte y se preferirán aquellos quitaesmaltes que contengan sustancias emolientes. 3. Tratamiento: Una o dos veces por semana como mínimo, y siempre antes de la manicura, se procederá a hidratar y a suavizar las uñas con un cosmético hidratante y emoliente, que se aplicará mediante un suave masaje. 4. Protección: Se evitará el contacto con detergentes y productos agresivos, como los disolventes. Si ello no fuera posible, se aplicará un cosmético aislante con efecto barrera. Nunca hay que emplear las uñas para arrancar grapas o rascar superficies. Es aconsejable utilizar guantes como medida de protección. 5. Recomendaciones dietéticas: Evitar los hábitos dietéticos poco saludables, las dietas bajas en calorías durante periodos prolongados y abusar del alcohol. Por último, se podrá aplicar sobre las uñas una base o un esmalte protector, seguido si se desea de un esmalte coloreado. Con estos sencillos consejos, podremos conseguir unas uñas perfectas en muy poco tiempo.
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