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Paula Iparraguirre, Federico Prieto ( ) (2015) Nueva Ley de Matrimonio Igualitario en la producción de subjetividad e igualdad

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XI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos
Aires, Buenos Aires, 2015.
Nueva Ley de Matrimonio
Igualitario en la producción de
subjetividad e igualdad.
Paula Iparraguirre, Federico Prieto Courries y
Tatiana Corte.
Cita:
Paula Iparraguirre, Federico Prieto Courries y Tatiana Corte (2015).
Nueva Ley de Matrimonio Igualitario en la producción de subjetividad e
igualdad. XI Jornadas de Sociología. Facultad de Ciencias Sociales,
Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
Dirección estable: https://www.aacademica.org/000-061/1124
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Título: Nueva ley de Matrimonio igualitario en la producción de subjetividad e
igualdad
Mesa 92: Argentina. Género y disputa: Un territorio en disputa.
Autor@s: Corte, Tatiana Hilen- Tatiana.corte@hotmail.com-; Iparraguirre, Paula-
pau_ipa@hotmail.com-; Prieto Courries, Federico- fedeptijuana@hotmail.com.
Pertenencia Institucional: Facultad de Psicología- Universidad Nacional de La Plata.
El presente trabajo se enmarca dentro de un proyecto cuyo objetivo es la investigación
sobre la parentalidad en parejas del mismo sexo, desde una perspectiva de género.
Primeramente, realizaremos un recorrido por las diferentes luchas llevadas a cabo por los
movimientos representantes de las minorías, que culminaron con las legislaciones
promotoras de igualdad. Este proceso, materializado en debates y campañas, provoco
tensiones en los diferentes sectores de la sociedad, posturas ideológicas y políticas; saco a
la luz las diferencias respecto de los derechos de las parejas del mismo sexo en las
legislaciones que cuestionaban las formas tradicionales socialmente aceptadas, y los
imaginarios sociales desprendidos de ellas. 
Consideramos las leyes como productoras de subjetividad, posibilitadoras de extensión de
derechos y reguladoras a nivel social. Es importante que estas se puedan incorporar en la
agenda de la sociedad, de los sujetos que en ella se construyen y desarrollan, y ser
ejercidas por ellos. En este trabajo trataremos de trazar el camino que permitió la creación
de la Ley 26.618 de “Matrimonio igualitario” y el decreto 1054/10 (2010), la figura legal de
la Co-maternidad, la Ley 26.862 de “Fertilización Humana Asistida” (2014); y dar cuenta
de los debates que ellas abrieron y visibilizaron.
Palabras claves: Matrimonio igualitarios, parentalidad, producción de subjetividades,
políticas públicas, investigación.
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Movimientos sociales generadores
Historia y construcción de la Ley de matrimonio Igualitario
Podemos ubicar la sanción de la Ley 26.618, conocida como Ley de Matrimonio
Igualitario, como el corolario de una lucha de más de 30 años del movimiento LGBTTI
(lesbianas , gays, bisexuales, travestis, transexuales e intersexuales) junto a sectores
sociales, políticos, culturales y académicos. Podríamos pensar un más allá y un más acá
con respecto a dicha legislación. En lo que refiere al primer más, partiremos del activismo
gay y como en nuestro país tuvieron su aparición en la escena política, quienes fueron los
principales representantes de ello, y que luchas se encontraban en la agenda de aquellos
tiempos. 
En temas de género y sexualidad quienes ingresaron primero a la escena política han sido o
fueron las mujeres quienes en diversos espacios de movilización y reivindicación de
derechos, políticos laborales y familiares, han llevado adelante movimientos sufragistas
anarquistas socialistas y feministas. Estos movimientos se han dado desde principios del
siglo XX y se han iniciado con un pequeño murmullo pero que se ha mantenido constante
en el plano político e intelectual. (Pecheny & de la Dehesa, 2010).
Las mujeres fueron protagonistas de las luchas en diversos espacios en épocas de dictadura
y democracia. 
En el último cuarto de siglo los movimientos de mujeres y los movimientos feministas han
ido diversificándose en su composición, reclamos e identidades. Los estudios sobre los
movimientos sociales y feministas, las teorías, y las respuestas más o menos dinámicas a
estos desafíos políticos y teóricos demuestran un estallido político e intelectual en un
período que en otros aspectos es calificable de reflujo social y reprivatización política. 
Estos espacios públicos subalternos, focalizados en deliberación y acumulación de fuerzas
simbólicas y organizacionales han sido cruciales para la transversalizacion de las luchas
femeninas en otros espacios (como estos movimientos de resistencia y lucha feministas son
tomados más tarde por la Comunidad gay). A las mujeres entonces se le suman otros
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sujetos: movimientos homosexuales de los años 60 y 70 marginados por otros espacios
políticos provenientes de la derecha y de la izquierda. Reaparecen así en las transiciones
utilizando el lenguaje de los derechos humanos utilizando así las consignas transgresoras de
promoción de la liberación sexual que empezarán a dar lugar a un reformismo político
legal. 
En el comienzo de la década de 1980, a lo largo de toda Latinoamérica, con las
particularidades de los diferentes países, las dictaduras cívico militares se mantenían con la
fuerte injerencia de los Estados Unidos. Estos tiempos eran el comienzo de lo que se
conocería posteriormente como la globalización, con un alto impacto de las políticas
neoliberales y su resultado en todos los aspectos de la vida colectiva de acuerdo con la
lógica mercantilista del sistema capitalista. A la disminución de las funciones de asistencia
del Estado que las diferentes dictaduras se encargaron de llevar adelante, podemos sumarle
el horror y el miedo producto del accionar represivo, las políticas de exterminio, y los
discursos violentos que las representaban. Esto fue el basamento para que se configuraran
modelos económicos, sociales, y culturales. Estos modelos condicionaban la participación
institucional, tanto colectiva como individual. 
En nuestro país, el triunfo de la Unión Cívica Radical (UCR) en 1983, significó el
restablecimiento de la vida democrática, con la convicción de comenzar a poder cancelar el
horror de aquellos años, la creación de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de
Personas (CONADEP) durante el primer año del gobierno democrático y con el informe
que la Comisión presento, el Nunca Más, (documento que permitiría el juicio a los
Comandantes de las Juntas Militares), los diferentes Organismo de Derechos Humanos, los
intelectuales, los movimientos sociales; esta primavera democrática intento cambiar el
paisaje social y cultural, en donde prevalecían los grises, el horror y los campos de
concentración (Bellucci, 2010). Como plantea Mabel Bellucci (2010) este destape significó
la posibilidad de que los diversos sectores sociales comenzaran a tener su lugar, o al menos,
a buscarlo. Comenzar a construir presencia en la agenda pública, que significara la
emergencia de poder poner en escena las diferentes voces para expresar sus
particularidades. Dentro de esta diversidad de sectores sociales, encontramos la movida
homosexual como señala Bellucci, rescatando que en su comienzo fue poca la exposición
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que en el campo periodístico se le dio a estos sectores, y la escasa presencia que podían
alcanzar estaba atravesada por las que eran las primeras informaciones sobre el sida. El
destape homosexual en Argentina quedaría teñido por esta problemática. Las distintas
organizaciones homosexuales llevaron adelante accionesy manifestaciones que fueron
veladas por los medios periodísticos, lo que plantea Bellucci en cuanto al sida es que
“reintrodujo la condena”. Esto puede plantearse como el puntapié que permitió diversas
estrategias políticas para que se conformara un movimiento. A pesar de la apertura que
posibilitaba la situación democrática, las minorías percibían su exclusión. 
 En el año 1983 se formó la Coordinadora de Grupos Gays de la cual participaban
diferentes agrupaciones, como por ejemplo Pluralista, Grupo de Acción Gay, Contacto,
Dignidad, Nosotros, Camino Libre y Liberación entre otras tantas organizaciones. El
camino que la Coordinadora comenzó a transitar estuvo marcado por la convocatoria a la
primera conferencia sobre el sida que se llevó a cabo en nuestro país y la confección de un
cuestionario “para ser presentado a todos los partidos políticos”. Más tarde en el año 1984,
disuelta la coordinadora, la figura de Carlos Jáuregui con un grupo reducido de activistas
decidieron el nombre de la nueva organización que sería el puesta en marcha de un
activismo, que estaba marcado por un gran compromiso político y militante, nacía así en los
primeros días de abril de ese año la Comunidad Homosexual Argentina (CHA). Fue así la
primera asociación homosexual creada en el país en la posdictadura y la segunda en
América Latina. 
La presencia de la comunidad homosexual fue creciendo, la opinión pública se empezó a
hacer eco de las diferentes actividades y denuncias que los activistas llevaban adelante. El
lugar de resistencia que la asociación comenzaba a ocupar era innegable. Junto a ella,
organizaciones como Madres de Plaza de Mayo, partidos de izquierda y diferentes sectores
minoritarios de la sociedad empezaban a hacer un frente común en el que la lucha por la
diversidad y los derechos humanos era el camino a seguir. 
Es largo el camino que han recorrido los diferentes activistas, para alcanzar el más acá, la
ley y todos los focos de resistencia que a ella se le imponen. Tanto sea en el período de
debate, como en el posterior a la sanción. La norma que fue sancionada con 33 votos a
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favor, y 27 votos en contra, luego de una sesión que podríamos definir como histórica del
Senado de la Nación. 
Hecho que resulta un hito, ya que con la sanción de la ley, nuestro país se posiciona como
el primer país latinoamericano en reconocer a las personas de la diversidad sexual como
sujetos de derecho. Esto marca un punto de quiebre, ya que el reconocer los derechos e
implementar políticas de igualdad, inclusión y construcción de ciudadanía posibilita a que
nuevos sectores sociales entren a formar parte de la agenda pública y pierdan el carácter de
excluidos de los derechos que hasta el momento de la sanción parecían posibles solo a las
mayorías. La sanción de la ley dirá Hiller (2010) generan un espació de redefinición del
espacio publico que abre las puertas para la sanción de otras leyes que apuntan a la
ampliación de derechos en nuestro país. Esta norma resulta entonces el antecedente de leyes
tales como: la Ley 26.743 de Identidad de Género, el Decreto 1006/2012 de
Reconocimiento Igualitario y la Ley 26.862, de Fertilización Asistida. 
La sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario dio lugar a que más de 7 mil parejas
contrajeran matrimonio a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. La puesta en práctica
de dicha normativa además del peso simbólico para las protagonistas, puso de relieve la
legalidad de los vínculos familiares que incluían a niños y niñas. Las parejas del mismo
sexo al contraer matrimonio acceden, como ya mencionamos, a los mismos derechos que
el resto de las uniones, y con esto logran el suscribir a previsiones sociales, tomando
decisiones de salud conjunta, decidiendo sobre la guarda de sus cuerpos, contando con
derechos de herencia, de adopción e inscripción conjunta de los niños y niñas. Estxs
últimxs tienen los mismos derechos que otros niños y niñas, siendo legalmente inscriptos
como hijos e hijas de la pareja y reconociendo su identidad familiar. A su vez, los hijos e
hijas de matrimonios entre personas del mismo sexo tienen los mismos derechos que otros
niños y niñas, siendo legalmente inscriptos como hijos e hijas de la pareja y reconociendo
su identidad familiar.
Abrir el debate con respecto a la parentalidad y la posibilidad de las parejas del mismo
sexo de ser padres conlleva la creación de representaciones, valores y modelos de
comportamiento que construyan una cultura familiar donde las nuevas uniones estén
comprendidas.
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Para abordar la cuestión de la parentalidad en parejas del mismo sexo es preciso citar a
Jacques Derrida (2009) cuando señala que no hay que prohibir de esa experiencia, y en este
punto es oportuno no perder de vista el lugar del deseo de estas parejas por ser padres,
deseo que es totalmente necesario para investir a ese hijo/a que podrá advenir al medio
familiar. Para que la experiencia de ser padres se pueda llevar adelante, hay que partir
aceptando, como dice Elisabeth Roudinesco (2002), “que las parejas homosexuales pueden
tener hijos: por adopción, homoparentalidad, coparentalidad o por inseminación artificial
con dador (de esperma)”, lo que implica abrir el debate acerca de los orígenes y poner
entre paréntesis uno de los principios preponderantes en la historia de occidente que tenía
que ver con pensar a la institución familiar como la unión entre un hombre y una mujer.
Este pensamiento, si bien, se empezó a cuestionar, sigue imperando en gran parte del
imaginario de la sociedad actual. Esto tiene que ver con la posibilidad de pensar en el
modelo familiar occidental como “eterno”, sin posibilidad de movimiento ni de
transformaciones. 
Nosotros consideramos que la organización familiar alude a la composición del conjunto
familiar y a los modos efectivos de funcionamiento de sus integrantes (como se ve no
hablamos de una correspondencia entre sexo y función). Lo que consideramos que se
ocupan son funciones que pueden ser llevadas a cabo por diversos géneros; las mismas son
la función de amparo, que refiere a: -el conjunto de cuidados brindados al infans por la
madre, padre o sustitutos, como asistentes de las necesidades del recién nacido, y – al
amparo y sostén biológico y psíquico que provee quien o quienes desempeñan la función. Y
la función simbólica: donde se produce una inscripción de lo simbólico en el hijo, el
proceso de diferenciación que puede ir realizando entre él y el padre, entre él y la madre y
paulatinamente asumirse como otro de deseos propios más allá de los enunciados
identificatorios familiares, implica un largo recorrido por diferentes vínculos y la
apropiación- elaboración de enunciados del conjunto. Enunciados que no solo recibo de sus
padres sino también de otras instancias que lo ubicaran y por los que se ubicara, tanto como
un eslabón de su cadena generacional, como otro del conjunto al que pertenece.
Compartimos, por tanto con Silvia Bleichmar (2007), que en relación a la filiación, lo que
es necesario para la vida biológica y psíquica del infans, es la existencia de una instancia
que garantice el mínimo de asimetría para hacerse cargo de un cuidado, cuidado que será
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determinado por lo que cada cultura determine como tal. Son por tanto la relación de
asimetría y prohibición de ese niño como objeto de goce, las dos condiciones
fundamentales en la constitución psíquica y subjetiva del niño.
Es producto del posicionamiento político, ideológico y militante que las organizaciones
sociales han llevado adelante, que es posible pensar en la caída del modelo familiar
occidental, modelo posible de ser puesto en tensión, ya que no es algo dado, ni establecido,al modo de un poder divino, sino por el consenso social que plantea como instituidos
inmóviles ciertas acciones sociales. Los movimientos LGBTTI, como señalamos
anteriormente, han sido uno de los impulsores de las instituyentes, que han alzado la voz de
aquellas minorías de la sociedad que el modelo patriarcal y heteronormativo han intentado
silenciar. 
Como algunas autoras señalan, las tendencias hacia la diversidad en la sociedad actual están
establecidas y puestas en el ámbito de lo posible. Aun así siguen operando y teniendo una
fuerte pregnancia los discursos que han sido por décadas dominantes, por parte de los
sectores conservadores y son los que se ofrecen como focos de resistencia en la medida
que algo del modelo que ellos pretenden sostener se encuentra posible de caer, o al menos,
poner en tensión. 
Lo homo y el espacio público
Este fenómeno de visibilidad de la homosexualidad promovió una redefinición del espacio
público que opero durante el proceso del debate del matrimonio igualitario, esta discusión
se centraba en las disputas de si ampliar o no el estatuto matrimonial, en torno también a los
significados del debate político democrático, sus reglas y actores autorizados. Ello a su vez
redefinió los márgenes de las publicidades de sexualidades no heterosexuales alterando así
sus regímenes de visibilidad. La politización de este espacio, generalmente destinado a un
circuito netamente político permitió poner en discusión las propias características de dicho
espacio; en tanto que se preguntaban que actores serian llamados a debatir, bajo que reglas
y cuáles serían los espacios habilitados para el mismo. Siguiendo a Hiller (2010) podemos
hablar entonces de un espacio público “mutante” que redefinía sus límites y procedimientos
en las diversas etapas del proceso. Ello contribuyó a la ampliación del debate sobre el tema
7
en cuestión así como también a la democratización del sistema político en sentido más
amplio. 
En esta línea entonces podemos proponer a las políticas públicas de la mano de Pecheny y
De La Dehesa (2010) como manifestaciones de aspectos instrumentales de lo político, pero
también como dimensiones expresivas y comunicativas. Las políticas públicas como
mensajes a la sociedad siguen una lógica expresiva propia a su vez de las políticas
identitarias. No debe sorprendernos entonces que las políticas expresivas sean una forma
más extendida de las políticas sexuales. 
Según Pfauwadel lo que mortifica, con justa razón, a muchos sujetos homosexuales, es que
los debates actuales desplazan a las parejas y a las familias compuestas por parejas del
mismo sexo, los estigmas que antes se dirigían al individuo “desviado y anormal”. Estas
uniones son consideradas “antinaturales” y “patológicas” para el niño que crece allí. Esto
ha generado múltiples debates en cuanto al derecho de las parejas de mismo sexo de tener
hijos, y ha suscitado el desarrollo y promulgación de la Ley de Técnicas de Reproducción
Asistida. 
En un trabajo reciente de Renata Hiller (2010) donde analiza el contexto socio político
institucional que ha dado lugar al dictado de la Ley de Matrimonio Igualitario, toma la
noción de espacio público de Nancy Fraser como "el foro de las sociedades modernas
donde se lleva a cabo la participación política a través del habla", y agrega Fraser "un
cuerpo de opinión discursiva no gubernamental, movilizado informalmente, que puede
servir de contrapeso al Estado".
En un trabajo reciente de Vidal (2014) la autora retoma a autores como Laia y Tajer para
sostener una mirada diferente desde el psicoanálisis en relación a la necesidad de que un
varón y una mujer para la crianza de los hijos, Debora Tajer (2012) propone pensar el
cuerpo teórico del psicoanálisis desde una perspectiva pospatriarcal y posheteronormativa.
La autora sostiene que a nivel social y de los académicos a veces se está a favor de la
diversidad pero con el dogma paterno colándose como modelo de normalidad por todos
lados. 
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Asimismo, Sergio Laia (2010) en su artículo "La adopción en matrimonios homoafectivos",
plantea una perspectiva a favor de la adopción del matrimonio homoafectivo (lo llama él)
ya que la función paterna o materna no corresponde a una mujer o a un varón y agrega, lo
singular y lo específico son elementos esenciales para la constitución de una familia y no si
son dos mujeres, dos varones o una mujer y un varón.
La dinámica de lo público y lo psíquico
Las modificaciones de las prácticas sociales y la manera en las que el derecho busca
responder a las mismas, tienen directa relación a la manera en que los sujetos construyen
socialmente la defensa contra lo real en determinada época, las distintas invenciones
sociales, históricas de familia dan cuenta de ello.
Desde el Psicoanalisis y tomando a Lacan, podemos ver que ubica al padre como una
función en la estructura, la cual es necesario que sea encarnada por alguien. Como ya
hemos dicho, nosotros consideramos que las funciones no establecen diferenciación de sexo
para quien las ejerce. A su vez, el psicoanálisis ubica a la familia como construcción
simbólica, en oposición a la idea de que ella es natural, como siendo un modelo de orden
universal que está dado por la naturaleza.
Lo que se inscribe a nivel simbólico es transmitido en primer momento por los padres, que
en su discurso expresan conceptos, ideologías, concepciones enmarañadas entre sí, propias
de la sociedad donde viven, se desarrollan y se construyen continuamente. 
No podemos dejar del lado el lugar de la Ley como productora de simbolismos, de
representaciones sociales; como apertura a la construcción de nuevos pensamientos, de
nuevos espacios, de nuevas investigaciones podríamos decir hoy.
Aquí la transmisión intergeneracional es de gran valor, ella está constituida por vivencias
psíquicas elaboradas; elementos que con un alto nivel de transformación y simbolización se
expresan generacionalmente en la aceptación de las diferencias y la alteridad entre sus
miembros. Es aquello que es recibido y transformado en el devenir historizado del sujeto. 
También podemos ver que cuando un acontecimiento es definitivamente condenado al
secreto (como lo ha sido la homosexualidad en tantas generaciones), va tomando diversas
9
formas en las distintas generaciones. Pasando por ser “indecibles”, “innombrables” e
“impensables”, requiriendo de un trabajo elaborativo simbolizante que de sentido a la vida
psíquica.
Las nuevas conformaciones familiares, que incluyen el desarrollo de las familias
constituidas por parejas de igual sexo, definen nuevas realidades, y tienen efectos en las
subjetividades. Cadoret (2003) plantea que la pertenencia familiar no estará dada solo por
las marcas sociales y legales, sino por vivir interiormente ese reconocimiento, saberse
heredero de un entorno exterior para inscribirse allí como lugar propio.
En un eje sincrónico de la transmisión podemos encontrar las significaciones del conjunto
social; y en un eje diacrónico, la implicación de las generaciones anteriores y sus
producciones, constituyendo la transmisión generacional. Estas significaciones que se
desarrollan permiten ligar y representar la relación entre legalidad, alianza, filiación y
transmisión.
La producción de subjetividad tiene que ver con formas históricas, que se desarrollan en un
tiempo y una sociedad determinada. 
Consideramos que los sujetos son capaces de metabolizar y construir su subjetivación con
relación a procesos de cambio, como la instauración legal del Matrimonio Igualitario.
Estos cambios permiten trabajos psíquicos de reformulación de referencias identificatorios,
modelos y practicas; y los consideramos un desafíos en algunos casos, ya que hay
representaciones ambivalentesen la sociedad a la que estos sujetos pertenecen.
Conclusiones
En función de lo aquí expuestos podemos decir, que un largo camino se ha transitado desde
la sanción de la ley de matrimonio igualitario, son muchos los espacios que de a poco se
van instituyendo. La ley es como lo expusimos un primer marco que regula una práctica y
abre a un nuevo modo de producción de subjetividad, a nuevas configuraciones familiares,
que nos demuestras que la familia es una entre las tantas significaciones imaginarias
sociales.
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Este antecedente aparte fue la puerta de entrada para la ampliación de derechos que le
siguió con el decreto 1054/10 (2010), la figura legal de la Co-maternidad, la Ley 26.862 de
“Fertilización Humana Asistida” (2014); y además dar cuenta de los debates que ellas
pudieron abrir y visibilizar. Leyes que como la anterior abre a un nuevo campo de
interrogantes en relación a los modos del ejercicio de la parentalidad, las referencias
identificatorias, prácticas y modelos.
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