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Alumno: Willian Ariel Bogado Espínola. Curso: Primero. Carrera: Abogacía. Docente: Miguela Larroza Trabajo práctico de la semana 2 – Historia y Geografía del Paraguay I. En base al material proporcionado y las investigaciones autónomas que realices, analiza y contesta las siguientes consignas. 1. ¿Cuáles son los antecedentes inmediatos de la Independencia del Paraguay? 2. ¿Cuáles son los efectos de la devastación de los bosques? 3. Realiza un resumen sobre “La sociedad paraguaya en los siglos XVII y XVIII” Indicadores Identifica los antecedentes de la Independencia del Paraguay. 1p Conoce los efectos de la devastación de los Bosques. 1p Investiga los principales acontecimientos del Paraguay Colonial 1p Referencia correctamente las fuentes utilizadas: 1p Desarrollo 1. a. El fracaso de la misión de Espínola y Peña, quien fue designado para llegar hasta la junta de gobierno de Buenos Aires para persuadirlos de no llevar a cabo la intención que tenían de someter al Paraguay. b. La derrota de los porteños en las batallas de Paraguari y Tacuary. c. Los excesivos impuestos que el Paraguay pagaba por el paso de sus mercaderías por Buenos Aires. 2. La deforestación y la degradación forestal son temas urgentes relacionados con los bosques de nuestro planeta: cerca del 47% de los bosques del mundo enfrenta un alto riesgo de deforestación o degradación para el año 2030. Si bien ambas dañan la salud de los bosques, existe una diferencia entre la deforestación y la degradación forestal. La deforestación se refiere a la tala de un bosque, eliminándolo por completo, para dar espacio a algo más en su lugar. La principal causa de la deforestación es la agricultura insostenible e ilegal, que da pie a cultivos comerciales como el aceite de palma y el caucho. La realidad sobre la deforestación es impresionante: los bosques están desapareciendo a un ritmo equivalente a 27 campos de fútbol por minuto. Cuando un bosque se degrada significa que aún existe pero ya no funciona bien. Se convierte en una versión reducida de lo que solía ser y su salud disminuye hasta que ya no puede sustentar a las personas y la vida silvestre. Por ejemplo, filtrando el aire que respiramos y el agua que bebemos, o proporcionando alimento y refugio a los animales. La degradación de los bosques, en términos de masa de tierra, es un problema aún más grave que la deforestación: aproximadamente 6.5 millones de millas cuadradas de bosques tienen un alto riesgo de degradarse en los próximos 10 años. La degradación de los bosques es también el preámbulo de la deforestación. Cuando una empresa maderera crea caminos en lo profundo de un bosque después le siguen otras empresas. Vendrán más madereros, pero también mineros, ganaderos y agricultores que de otra manera no habrían tenido acceso. 3. En el sur de Paraguay y cerca del río Paraná se localizan las misiones jesuíticas, una serie de construcciones que los religiosos de esta orden construyeron en los siglos XVII y XVIII para evangelizar a los indígenas guaraníes, y que constituyen el secreto mejor guardado del país. Las misiones, algunas de ellas redescubiertos siglos después de su abandono, buscan afianzarse como atractivo turístico en la región, dado que pese a su valor histórico y artístico permanecen como un destino aún por descubrir. Estas joyas arquitectónicas son conocidas también como reducciones, porque eran los lugares donde los jesuitas concentraban a las poblaciones indígenas para inculcarles la moral y la religión católica. Así les apartaban además del régimen de las encomiendas, en el que los colonos usaban a los nativos como esclavos para trabajar en sus haciendas. Cada reducción era gestionada por dos o tres jesuitas al frente de 3.000 o 4.000 indígenas, y se estructuraban en torno a una gran plaza central, alrededor de la cual se construían una escuela, un templo, una huerta, un cementerio y las viviendas de los nativos. Aunque los jesuitas también dejaron huellas en otros países de la región, como Brasil, Bolivia, Argentina o Uruguay, Paraguay atesora los restos de dos de las reducciones más emblemáticas: la de San Ignacio Guasú, la primera en ser fundada en 1609, y la de Santísima Trinidad del Paraná, la mayor y mejor conservada de todas. De la misión de San Ignacio, en el departamento paraguayo de Misiones, solo se conservan los edificios que formaban parte del antiguo colegio de los jesuitas, convertidos en un museo que alberga las esculturas rescatadas del antiguo templo. Las esculturas representan imágenes de santos, vírgenes y mártires, talladas en madera policromada y con rasgos que recuerdan a los de los indígenas guaraníes, como su baja estatura o sus ojos rasgados. Esta síntesis da lugar al conocido como estilo barroco-guaraní, que aúna el barroco europeo del siglo XVII, inspirado por artistas como el jesuita italiano José Brasanelli (1659-1728), con la influencia indígena. Tras la expulsión de los jesuitas de España y de todos los territorios bajo dominio español, decretada en 1767 por el rey Carlos III, muchas de estas imágenes fueron destruidas porque se creía que, al estar huecas por dentro, habían sido usadas por los religiosos para almacenar tesoros, explicó a Efe Antonio Ramírez, informador turístico en la misión de San Cosme y Damián, en el departamento de Itapúa y a unos 400 kilómetros de Asunción. Esta misión se consagró a dos santos médicos para que protegieran a los indígenas de las enfermedades que les asediaban, muchas de ellas ocasionadas por el contacto con patologías importadas por los europeos, contra las que no estaban inmunizados. La reducción está constituida a la manera de los monasterios españoles de la época, y fue construida por los indígenas, que trabajaban un promedio de seis horas diarias tallando las piedras rojizas propias del lugar para levantar paredes, o modelando sobre sus muslos las tejas de arcilla para cubrir el techo, contó Ramírez. En la misión está instalado también un planetario, que retoma los trabajos de Buenaventura Suárez (1679-1750), un jesuita que inició allí el estudio astronómico inspirado por los conocimientos de los indígenas, que se guiaban de las estrellas para sembrar y cosechar. A unos 100 kilómetros de San Cosme y Damián se erigen las ruinas de Jesús de Tavarangüé, que aspiraba a ser una de las iglesias más grandes de la época, pero quedó inconclusa debido a la expulsión de los jesuitas. Jesús de Tavarangüé fue declarada en 1993 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto con otra misión paraguaya, la de Trinidad, considerada como la más grande y mejor conservada de todas. Estas ruinas se han revalorizado gracias a un espectáculo de luces y sonidos que hace resurgir de las sombras nocturnas arcos, pilares y púlpitos, y recrea el canto de los pájaros autóctonos y la música barroca de la época, cuyo máximo exponente fue el italiano Doménico Zipoli. Bibliografía. • https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/antecedentes-de-la- independencia-nacional-901397.html • https://www.worldwildlife.org/descubre-wwf/historias/la-degradacion-de-los- bosques-por-que-afecta-a-las-personas-y-la-vida-silvestre
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