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1096 Atlas de cirugía ginecológica SECCIÓ N 6 quirúrgicos. Algunos estudios han destacado índices mayores de conversión de laparoscopia en laparotomía, tiempos quirúrgicos más lar- gos y hospitalizaciones más duraderas (Chopin, 2009; Heinberg, 2004; Hsu, 2004; Th omas, 2006). Sin embargo, tales planteamientos no han sido corroborados por todos los investiga- dores (Camanni, 2010b; O’Hanlan, 2003). Embarazo El tratamiento de trastornos no urgentes que se identifi can durante el embarazo se puede diferir y corregir después del parto. Sin embargo, es posible practicar la laparoscopia en cualquier trimestre de la gestación. En con- secuencia, los cirujanos deben estar familiari- zados con los cambios fi siológicos adicionales que impone el embarazo, y entender la forma en que se pueden exacerbar durante la lapa- roscopia (O’Rourke, 2006; Reynolds, 2003). Para mejorar la seguridad de madre y feto durante la laparoscopia hay que seguir algunas precauciones. En la fase perioperatoria, el des- plazamiento del útero hacia la izquierda con un dispositivo cuneiforme, en el segundo o el tercer trimestre del embarazo, permite reducir el menor retorno venoso que es consecuencia del agrandamiento del útero y la compresión de venas pélvicas y de la vena cava inferior. Asimismo, durante el embarazo aumenta la frecuencia de tromboembolia venosa, por la hipercoagulabilidad gestacional, si bien tal riesgo puede disminuir con la colocación seriada de medias compresivas. Hay que emprender la contracción preoperatoria y posoperatoria y la vigilancia fetal seriada en embarazos en etapas más avanzadas. Durante la operación, las fases incluyen evitar la colocación del manipulador intracer- vical uterino, limitar las presiones de insufl a- ción a 10 a 15 mmHg, conservar niveles de CO2 televentilatorios entre 32 y 34 mmHg, colocar el trócar en un punto adecuado en sen- tido cefálico para no puncionar el útero con el feto, y limitar la manipulación uterina (Society of American Gastrointestinal and Endoscopic Surgeons, 2008). Como punto por destacar, no se recomienda en estos casos el uso siste- mático de tocolíticos con fi n profi láctico en la fase perioperatoria. Enfermedades subyacentes La planeación quirúrgica en el caso de masas en anexos, miomectomía e histerectomía supracervical comprende valorar la extracción adecuada de la pieza operatoria. Como se expondrá adelante, entre las opciones están las bolsas endoscópicas, fragmentación, colpos- tomía o incisiones de minilaparotomía. Para orientar en tal selección, se valora el tamaño de la pieza operatoria y los riesgos de sembrar células cancerosas y de masas tumorales del abdomen. Como aspecto importante, en el caso de masas en anexos de las cuales se sabe o se sospecha su carácter canceroso, será mejor Trendelenburg, porque disminuye el retorno venoso y la reserva pulmonar. Durante la lapa- roscopia se necesitan a menudo dichas técnicas para la visualización adecuada y la manipula- ción con instrumentos. Además, durante la laparoscopia se utiliza CO2 para distender la ca- vidad abdominal. Como se observa, ese gas es absorbido por el peritoneo y de ahí pasa a la circulación, y puede surgir hipercarbia. Sobre tales bases, en personas con limitaciones pul- monares o cardiovasculares pudiera lograrse alguna ventaja al disminuir las presiones intra- abdominales y recuperar el nivel horizontal al disminuir la posición de Trendelenburg. En lo que toca a la paciente clínicamente estable que tiene hemoperitoneo, no está con- traindicada la laparoscopia; precisamente con dicha técnica se pueden tratar la rotura del embarazo ectópico o de quistes ováricos san- grantes. En épocas pasadas se consideró que la cirugía laparoscópica constituía una contrain- dicación en pacientes inestables, pero muchos cirujanos expertos piensan que es posible pene- trar de manera segura y rápida en el abdomen por vía laparoscópica. La obstrucción intestinal concurrente y la distensión intestinal que es consecuencia de ella pueden agravar los riesgos de lesión de in- testinos durante la penetración en el abdomen. En tales situaciones puede ser benefi ciosa una zona de penetración abierta para tener acceso inicial al interior del abdomen (pág. 1113). Además, es importante asegurar la descompre- sión gástrica. Obesidad En el pasado se consideraba a la obesidad como contraindicación relativa para la lapa- roscopia ginecológica. El exceso ponderal complica la ventilación adecuada, entorpece la penetración al abdomen y difi culta la mani- pulación con instrumentos laparoscópicos. El epiplón muy graso suele obstruir el campo operatorio (Gomel, 1995). Puede ser útil con- tar con un acceso adicional para la manipula- ción adecuada del epiplón y del intestino fuera del campo operatorio. Además, es esencial la coordinación con los anestesiólogos para encontrar un grado cómodo de la posición de Trendelenburg, y así obtener buenos resulta- dos en la manipulación quirúrgica y una ven- tilación adecuada. Por todo lo expuesto, en el caso de un ciru- jano experto y hábil, en realidad las obesas se pueden benefi ciar de una vía de acceso con penetración mínima. De manera específi ca, los datos de investigación sugieren que las obesas sanas presentan menor dolor, su recuperación es más breve y tienen menos complicaciones posoperatorias como infecciones de la herida e íleo posoperatorio después de la laparoscopia, en comparación con la laparotomía (Eltabbakh, 1999, 2000; Scribner, 2002). En las pacientes obesas a quienes se practica laparoscopia, se afectan de manera adversa algunos parámetros uterino, o distensión peritoneal al generar el neumoperitoneo. La insufl ación con cualquier gas aumentará la presión intraabdominal, situación que hará que disminuya el fl ujo en la vena cava inferior, se acumule sangre en las piernas y aumente la resistencia venosa. En resumen, tal situación hará que disminuya el retorno venoso al cora- zón y en consecuencia se reduzca el gasto car- diaco. Además de la reducción de este último, la mayor presión intraabdominal también ami- norará directamente el fl ujo sanguíneo visceral. Cambios pulmonares. Algunas característi- cas de la laparoscopia pueden disminuir la fun- ción pulmonar en el transoperatorio. En primer lugar, la presión intraabdominal que proviene del neumoperitoneo hace que el diafragma se desplace hacia arriba; lo anterior puede inten- sifi carse por órganos que son desplazados hacia arriba contra el diafragma durante la posición de Trendelenburg. Además, las presiones de insufl ación hacen que el diafragma y la pared torácica queden tensos. En conjunto, los cam- bios mencionados originan que las vías respira- torias requieran mayores presiones para lograr una ventilación mecánica adecuada. Conforme se desplaza hacia arriba el dia- fragma disminuyen el volumen pulmonar y la capacidad residual funcional, situación que a su vez aminora el volumen de reserva para oxigenación. Además, dicha reducción del volumen pulmonar induce una tendencia pul- monar a presentar colapso, y genera atelec- tasia; ello a su vez origina una desigualdad entre la ventilación y la perfusión y aumenta el gradiente alveoloarterial de oxígeno. Todos los factores en conjunto culminan en la oxige- nación defi ciente. Cambios renales. Por lo común durante la laparoscopia disminuye el gasto urinario, y ello puede ser resultado de la disminución del gasto cardiaco, del menor fl ujo sanguíneo vis- ceral, de la compresión directa del parénquima renal o de la liberación de renina, aldosterona u hormona antidiurética (ADH, antidiuretic hormone). En conjunto, los cambios anteriores hacen que disminuya el fl ujo sanguíneo por riñones, la tasa de fi ltración glomerular y fi nal- mente un menor gasto urinario. Como aspecto importante la función renal se normaliza una vez que cesa la compresión que impone el neu- moperitoneo (Demyttenaere, 2007). Condiciones de salud Algunos delos trastornos médicos coexisten- tes generan preocupación particular durante la laparoscopia e incluyen cardiopatías y neumo- patías, obstrucción intestinal, hemoperitoneo con inestabilidad hemodinámica y embarazo. Como se ha descrito, en personas con cardio- patía o neumopatía graves, las pacientes no toleran el aumento de la presión intraabdo- minal y la posición demasiado inclinada de 42_Chapter_42_Hoffman_4R.indd 109642_Chapter_42_Hoffman_4R.indd 1096 06/09/13 22:1506/09/13 22:15
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