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Informe de Lectura 6

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Alberto Miguel Sánchez
Usuario 8712
Licenciatura en Historia
	
Seminario de Historia Social y Política II
Informe de Lectura N°6	
La fecha límite de entrega es el 04/05/21
Consigna:
En base a la lectura completa del texto de R. Rolland que figura en la sección "Biblioteca" del campus (Véanse las tres partes) elabore un informe de no más de tres carillas en dónde se de cuenta de las principales interpretaciones del autor en torno a las causas que condujeron al estallido de la Primera Guerra Mundial y de su posicionamiento político e intelectual frente a la misma
Desarrollo
Rolland posee una formación intelectual idealista que los acerca a aquellos pensadores de su tiempo que otorgaban valor fundamental al desarrollo de sociedades armónicas, a la paz, al entendimiento y la tolerancia entre los diferentes pueblos y culturas del mundo. Su admiración por escritores como Tolstoi o Whitman revela este posicionamiento pacifista y de profundos sentimientos humanistas.
Para el autor la, guerra es la síntesis de lo peor del ser humano, fruto de su “debilidad y estupidez”. En ese sentido condena los atropellos alemanes no solo contra su pueblo (Francia) sino con cualquier otro pueblo del continente y realiza una crítica directa contra los intelectuales alemanes que no asumen una posición activa que condene la destrucción de cientos de lugares históricos y el desprecio por la vida en su más extensa expresión.
Rolland muestra, desde los interrogantes que le produce el conflicto, la incertidumbre en relación al futuro y cierto escepticismo con respecto a la posibilidad de construcción de sociedades basadas en la tolerancia y el progreso espiritual de sus habitantes. Nos habla de una “epidemia moral” que atraviesa el conjunto de las sociedades europeas y una dirigencia con ambiciones desmedidas de conquista expansiva.
Traza un paralelo crítico entre los cristianos y los socialistas que defienden las causas de la guerra, traicionando principios fundamentales de ambas doctrinas y priorizando una coyuntura que solo conduce a mayores grados de polarización regional y a que el imperialismo sea un modo permanente de influencia y dominio de las naciones con mayor capacidad militar y tecnológica sobre aquellas con menos desarrollo en ambos sentidos.
El imperialismo prusiano, es para Rolland el principal peligro para las naciones occidentales que han conseguido un mayor desarrollo cultural en todos sus aspectos y que ven que todos sus avances sociales son puestos en riesgo ante la barbarie que significa la conquista y la depredación de lo diferente. Al mismo tiempo, condena al zarismo ruso por su análogo papel de imperio atropellando a sus pueblos vecinos y sometiéndolos.
El idealismo de Rolland lo lleva a afirmar que existe una necesidad imperiosa de que las almas sean atendidas para de ese modo curar el exacerbado orgullo que no permite contemplar al prójimo como tal. En su trayectoria intelectual elabora textos que reciben diferentes críticas por sus posturas. A pesar de ello Rolland mantiene con firmeza su concepción humanista por la cual se niega a englobar al pueblo alemán con la acción de su gobierno. Posee un claro concepto que lo lleva a afirmar que la guerra es contra los estados y no contra los pueblos, a los que sigue considerando parte de una comunidad humana con sus diferencias o particularidades.
Esta permanente prédica contra el odio extendido y ajena al vicio de instituir ídolos que estén en una dimensión superior al común de los ciudadanos, lleva a que Rolland deba agudizar su trabajo intelectual de crítica feroz a la guerra entre pueblos hermanos y a considerar que debe detenerse dicho proceso para dar lugar a un futuro de tolerancia y paz que permita construir sociedades más armónicas.
El nacionalismo, como fuente de irradiación del desprecio por las naciones vecinas, es para Rolland la dificultad central para establecer modos de convivencia “universalistas” y considera que, de evolucionar hacia formas de mayor radicalidad, la situación europea puede tornarse destructora hasta límites intolerables.
Realiza el autor una tenaz crítica a los intelectuales, particularmente los alemanes, por su abandono a la predica de los más altos valores humanos y su postura en favor de las acciones guerreristas lo que lo lleva a caracterizar como una “embriaguez”. Rolland considera, apesadumbrado, que la guerra con toda su energía destructora y devastadora ha utilizado como “carne de cañón” a lo mejor de su intelectualidad sometiéndolos a ser parte de un conflicto imperial y arrastrándolos a abandonar su prédica en favor de la belleza y de los mejores sentimientos humanos.
Solo pequeñas minorías de la intelectualidad elevan su voz contra la guerra y si bien pueden pasar ciertamente desapercibidas, son para el autor una reserva de la conciencia humana, de los sentimientos más puros de tolerancia y ajenos de las limitaciones de fronteras territoriales o culturales que dividen a los hombres.
Si bien Rolland observa la situación de guerra y sus consecuencias con un notorio sentimiento de desasosiego ante la destrucción y la barbarie, y se indigna ante el abandono de la intelectualidad de los valores humanistas más profundos, muestra desde su sensibilidad un triste optimismo desde el cual considera que el futuro podrá enmendar los atropellos de la guerra y del desprecio por los valores humanos. 
 
 
			 Alberto Miguel Sánchez Usuario 8712

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