Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 PARCIAL II: Humedales Marinos y de Transición Unidad 3. Arrecifes de Coral Los arrecifes de coral son los ecosistemas que contienen la mayor biodiversidad marina conocida actualmente. Al mismo tiempo, hacen parte de los ecosistemas más fragilizados por la sinergia entre los cambios climáticos y las presiones antrópicas que pesan sobre ellos, como el desarrollo costero sin planificación, la sobre pesca, la sedimentación y la contaminación, etc. Es de suma importancia comprender su estructura y su funcionamiento, para poder implementar medidas de conservación y de gestión adecuadas que refuercen la capacidad de resiliencia que estos poseen. 3.1 Estructura y Función del Ecosistema Primeramente existen diversas variables que condicionan la presencia de los arrecifes de coral, como son la temperatura, la salinidad, la profundidad (por el aporte de luz), la buena calidad del agua (sin muchos sedimentos, nutrientes y contaminantes) y suficiente oxígeno. En efecto, los arrecifes se desarrollan en los trópicos y necesitan temperaturas que no varíen mucho (entre 18 y 35ᵒC) y salinidades que estén comprendidas entre 32-‐35 ppm (no se encuentran generalmente arrecifes en las desembocaduras de los ríos). En promedio, los arrecifes se desarrollan mejor a profundidades de 18 a 27 m por el balance entre poca influencia del hidrodinamismo (influencia de olas) y suficiente luz. Los arrecifes son complejos, su estructura y los procesos del ecosistema están influenciados por diferentes escalas de tiempo y de espacio. La unidad básica de los arrecifes son los pólipos, pequeños organismos muy simples, similares a las medusas pero inmóviles, que viven en un esqueleto calcáreo que ellos mismos construyen, formando colonias. Los corales viven con miles de microorganismos que son simbiontes mutualistas, conocidos como zooxantelas -‐ o Symbiodinium microadriaticum. Estos realizan la fotosíntesis y comparten los productos de esta reacción (azúcares y O2) con el coral, lo que permite que el coral crezca y construya su esqueleto calcáreo (que es costoso en energía). En cambio, el coral les ofrece a sus simbiontes donde vivir y les proporciona sus desechos metabólicos como el CO2 y productos ricos en nutrientes (Nitrógeno y Fósforo). Otras simbiosis existen pero son poco conocidas y estudiadas. De esta forma vemos como los corales son organismos interesantes, pues están entre tres mundos: el animal (el pólipo), el mineral (a través de la construcción de esqueleto calcáreo) y el vegetal (gracias a la simbiosis mutualista con las zooxantelas). Gracias entonces a los aportes de su simbionte el coral puede crecer como colonia, y esto lo realiza a través de la reproducción asexual de tipo gemación. Las especies ingenieras de arrecifes, que son las capaces de construir hábitat para que otras especies se instalen, son los corales pétreos o hermatípicos. Estos pertenecen al phyllum Cnidaria, Clase Anthozoa, sub clase Hexacorallia y orden Scleractinia. Las especies más representativas del caribe son diversos corales cerebro (como del género Colpophillya sp. o Montrastaea sp.), corales pilares (como Dendrogyra cilindrus), corales foliáceos (como el género Undaria sp., Agaricia sp. y particularmente Undaria tenuifolia) y los 2 bien conocidos y amenazados corales ramificados del género Acropora sp. (Acropora cervicornis y Acropora palmata). El crecimiento de los corales, debido a la construcción del esqueleto calcáreo -‐que consume mucha energía-‐ es lento. En el caso de los corales cerebro se estima que crecen de 0.5 a 2 cm por año, y los ramificados pueden crecer hasta 8 a 12 cm por año. La reproducción sexual se práctica únicamente si la colonia es suficientemente grande, es decir varias decenas de centímetros de diámetro. En la reproducción sexual la mayoría de los corales liberan los gametos (óvulos y espermatozoides) al agua, por tanto, la fecundación es externa. En el caso de la autofecundación es interna, es decir que el óvulo se mantiene dentro de la cavidad gastrovascular donde son fertilizados por el espermatozoide del mismo individuo. Varios días después de la fecundación, se forma una larva conocida como la plánula. Esta se dispersa con las corrientes, para luego fijarse en el suelo marino, en lugares con sustrato duro, descubierto de algas, para formar una colonia por medio de la reproducción asexual. Esto se conoce como reclutamiento. En muchos casos la reproducción sexual es sincronizada y miles de corales desovan a la vez. Por ejemplo, este fenómeno ha sido estudiado en el Gran Arrecife de Barrera de Australia, donde más de 100 especies, de las 340 especies descritas desovan anualmente, pocos días después de la luna llena de primavera. Un episodio similar se ha documentado en el Golfo de México ocho días después de la luna llena de agosto. Estas reproducciones masivas parecen estar inducidas por el alza en la temperatura y las noches de oscuridad. En Honduras, este fenómeno ha sido poco estudiado. Es a través de la reproducción asexual y sexual de los corales pétreos que va creciendo el arrecife y estas especies ingenieras proporcionan a su vez hábitat paraque se instalen un gran número de especies marinas. Estudios han revelado que en un m2 de Arrecife hay 100 veces más especies que en el océano vecino. Se estima que aproximadamente 1/3 de las especies marinas descritas (Léveque y Mounoulou, 2008) viven en los arrecifes de coral del mundo, siendo el estimado total entre 1 y 3 millones de especies (aunque falta mucho por explorar y descubrir, y quizás debido a la tasa de extinciones actuales, muchas especies ni lleguemos a conocerlas). El número de especies descritas según taxones son los siguientes: – Moluscos: 6,000 especies – Peces: 4,000 especies – Corales: 2,500 especies – Equinodermos: 1,300 Sin embargo, esta diversidad varía según la zona geomorfológica del arrecife. En efecto, un arrecife es una estructura heterogénea, compuesta de diferentes zonas morfológicas que se distinguen en función de la hidrología (y por lo tanto la profundidad), la sedimentología y la bionómica (que es la construcción biológica). Estas zonas son, desde la orilla hacia mar adentro: la laguna, el arrecife interno, la cresta arrecifal y el arrecife externo. La instalación de especies depende del balance de fuerzas entre la construcción, la destrucción y la sedimentación. La tasa de construcción varía según las condiciones ambientales, la especie, la profundidad, la talla de la colonia, etc. La destrucción puede ser: mecánica (caso de huracanes y tormentas), biológica (caso de la herbivoría provocada por microperforadores, macroperforadores y macroherbívoros) y química (en el caso de la acidificación). En consecuencia cada zona geomorfológica tiene diferente balance entre construcción, destrucción y sedimentación, y el 3 proceso dominante influencia la riqueza específica y la densidad de especies. En el arrecife interno y externo la construcción dominante es coralina. A nivel de la cresta la construcción dominante es de algas rojas. La laguna es una zona sedimentaria. Existen diferentes tipos de arrecifes que deben sus orígenes a fenómenos geológicos y climáticos. Los arrecifes de franja son los que se instalan a profundidades someras a proximidad y siguiendo la línea de costa de una isla o del continente. Debido al aumento del nivel del mar por cambios climáticos, un arrecife de franja puede convertirse en un arrecife de barrera o de parche (con interrupciones por los aportes sedimentarios y en agua dulce de los ríos). Los atolones en cambio, ocurren cuando un isla formada por un volcán inactivo se hunde en el océano y sólo queda el arrecife alrededor. Cuando analizamos el funcionamiento trófico de los arrecifes, la piedra angular es la simbiosis entre los corales pétreos y las zooxantelas, pues esta relación crea el hábitat para que se establezcan otras especies que habitan y encuentran su alimento en el arrecife. Como toda red trófica, la base son los organismos autótrofos como las zooxantelas, el fitoplancton y las macroalgas, que se nutren de CO2, luz y elementos nutritivos como nitrógeno y fósforo, para a través de la fotosíntesis crear compuestos orgánicos que puedan circular en toda la red trófica. El fitoplancton es consumido por el meroplancton (zooplancton producido en el sistema), el meroplancton es consumido por los mismos corales y los organismos filtradores. Los corales y sus simbiontes pueden ser consumidos por los herbívoros (como los peces loros)-‐ que también consumen macroalgas y son por ende los jardineros de los arrecifes junto con los erizos diademas-‐ y por los coralívoros (como los peces damisela y algunos poliquetos). Estos a su vez son consumidos por los depredadores. Todo organismo que muere es remineralizado y reintegrado a la red gracias a los descomponedores. De esta forma, los arrecifes son sistemas semi-‐cerrados, pues hay pocas exportaciones entre el arrecife y el espacio exterior: entran relativamente pequeñas cantidades de holoplancton –zooplancton producido al exterior del sistema-‐ y de Carbono Orgánico Disuelto (COD). Las importaciones naturales también son relativamente pequeñas: algunos peces depredadores y aves marinas. Una importación que sí tiene un peso considerable, pero de origen antrópico, es la pesca, y desafortunadamente, muchas veces se le debe denominar sobrepesca y pesca destructiva. Los arrecifes han ido coevolucionado con un cierto número de perturbaciones naturales como los huracanes, las tormentas y los episodios de depredación. La teoría de la perturbación media (Intermediate Disturbance Theory, IDT) postula que para una medida intermedia de perturbación natural, la diversidad u otro proceso del ecosistema puede ser máximo. En efecto, cuando sucede una perturbación, el arrecife posee la capacidad natural de recuperar su estado de complejidad anterior a la perturbación y esto se llama resiliencia. Esta última depende del estado de salud del arrecife. Los arrecifes tienen no solo relaciones simbióticas a un nivel celular, pero también a un nivel ecosistémico, pues mantienen relaciones mutualistas con ecosistemas como los pastos marinos y los manglares. Hay una especie de estratigrafía en la cual los manglares se encuentran en la línea de costa, los pastos en la laguna coralina y luego el arrecifecomo tal. En efecto, los manglares filtran el agua y protegen los arrecifes reteniendo los sedimentos. De esta manera pastos marinos y arrecifes, reciben agua de buena calidad. De hecho los pastos también capturan el sedimento para que el agua llegue de mejor calidad aún a los arrecifes. Además los manglares y los pastos marinos son criaderos de especies de peces, moluscos y 4 crustáceos, que en su vida adulta viven y participan en el funcionamiento de los arrecifes. Todos estos ecosistemas poseen una importante productividad y diversidad, por lo que las redes tróficas están interconectadas. El último nivel de estructura en la escala espacial y temporal son las zonas biogeográficas. Los arrecifes actuales datan de hace 10,000 años. La mayoría de géneros actuales aparecieron entre 55 y 5 millones de años atrás. Existe la hipótesis que postula que la diversidad marina actual nace en el “triángulo de coral” que se encuentra entre el sur de Japón, el Oeste de Indonesia y Papua Nueva Guinea al este de Australia. A partir de esta zona, hay un gradiente de biodiversidad de especies de corales, peces, moluscos, equinodermos, etc. que decrece. Este gradiente disminuye más lentamente hacia el Oeste (hacia el Océano Índico y el Mar Rojo) que hacia el este (El Pacífico). Hace 3 millones de años se cerró el istmo de centro américa, lo que provocó que el Caribe ya no tuviese conexión con ese aporte de biodiversidad. En consecuencia, los arrecifes coralinos del Caribe son menos diversos por razones biogeográficas que el resto. La pregunta es: ¿esto vuelve los arrecifes coralinos caribeños todavía más vulnerables que el resto? Entender la fragilidad de los arrecifes coralinos es importante ya que estos nos brindan servicios ecosistémicos a nuestras sociedades. 3.2 Servicios Ecosistémicos En efecto, alrededor de 100 países tienen arrecifes coralinos por lo que parte de su economía depende del estado de salud de estos. Más de 500,000 personas dependen directamente de ellos y beneficia a millones más (Wilkinson, 2008). Estos ecosistemas ofrecen innumerables servicios, siendo los más evidentes los servicios de protección costera, así como el potencial de producción pesquera, turístico y de extracción de productos farmacéuticos. Por ejemplo, en el Caribe, los servicios de protección de las costas que ofrecen los arrecifes de coral están valorados entre 700 millones y 2,200 millones de dólares anuales (Burke y Maidens, 2005). En el caso de la pesca en el Caribe, los arrecifes poseen varias especies comerciales como son los meros, los roncos y los pargos, que bien manejadas pueden ser pesquerías sostenibles. Por ejemplo, en Honduras se puede dar un aprovechamiento al pargo Ocyurus chrysurus o yalatel (alta tasa reproductiva y bajo nivel trófico). Lastimosamente, la extración de recursos pesqueros no son bien planificadas y estos se extraen de manera no regulada. Este es el caso de la langosta espinosa o el caracol, recursos que están actualmente sobre explotados en nuestro país y se han tenido que establecer vedas indefinidas, que no son realmente respetadas. Esta misma suerte la está corriendo el pepino de mar. Por otro lado, se estima que el total de los beneficios netos del turismo de buceo en el Caribe son $2,100 millones de dólares en el año 2000. Este es un turismo de alta calidad, en el que los buceadores gastan habitualmente 60% a 80% más que otros turistas (Burke y Maidens, 2005). Además, la gran diversidad de vida en los arrecifes está siendo también explorada para obtener compuestos bioactivos para fármacos, y ya se han descubierto unos cuantos productos de alto valor (por ejemplo para combatir enfermedades como el cáncer). En efecto, la pérdida de estos servicios ambientales por degradación de los ecosistemas coralinos es mucho más costosa que realmente protegerlos de forma eficaz y con una visión sostenible. La valoración económica es un instrumento poderoso para elevar la conciencia 5 acerca del valor económico de los recursos naturales y las implicaciones de diferentes decisiones de desarrollo o de manejo (Burke y Maidens, 2005). Los estimados generados del beneficio total anual de los arrecifes coralinos han estado entre 100,000 y 600,000 $ por km2 de arrecife (Burke y Maidens, 2005). Para el 2015, la degradación de los arrecifes coralinos podría ocasionar pérdidas anuales entre 100 y 300 millones de $ al sector turístico del Caribe. En el caso de la pesca, se estiman pérdidas de 31 800 a 46 500 tm/años de producción pesquera en las zonas degradadas. 3.3 Amenazas Los arrecifes están en efecto actualmente bastante fragilizados. Por una parte las amenazas provienen de los cambios climáticos que globalmente tienen como consecuencia la disminución de la bioconstrucción en los arrecifes. Por ejemplo, el aumento de las temperaturas superficiales del océano (Sea Surface Temperature –SST), aumentan los fenómenos de blanqueamiento (es decir la liberación de los simbiontes que conlleva a la muerte del organismo si este no vuelve a absorber el simbionte). También los cambios climáticos conllevan a una acidificación de los océanos (disminución del pH),lo que hace más difícil la construcción del esqueleto calcáreo. Así mismo, el aumento de la intensidad y la frecuencia de los huracanes conllevan a más destrucción en los arrecifes. Finalmente, el aumento del nivel del mar, y el aumento de la profundidad, provocará menor construcción. Se cree que el aumento de las SST también hará que se incrementen las enfermedades que atacan los corales, como son las enfermedades de banda amarilla, banda negra, plaga blanca y punto negro, entre otras. Cada enfermedad tiene un agente infeccioso que puede ser una bacteria, un virus o un hongo; pero el determinismo de estas enfermedades es aún poco conocido. Las enfermedades han causado profundos e importantes cambios en los arrecifes durante los últimos 30 años, y son escasas las áreas que no se han visto afectadas, incluyendo las situadas en zonas alejadas de la influencia humana. La fragilización de los arrecifes por cambios climáticos está exacerbada por las presiones antrópicas que son: la destrucción del hábitat y la sobrepesca. La destrucción del hábitat puede ser de manera directa por dragados o construcciones costeras o indirecta a través del aumento de aportes sedimentarios y de contaminantes. La sobre pesca puede ser directamente destructiva (como la pesca de dinamita, de cianuro, los dragrajes, las redes, entre otros) o crear desbalances ecosistémicos que son complejos (como en el caso de las cascadas tróficas). Estas amenazas humanas están provocando que haya un cambio de ecosistema: de un ecosistema dominado por corales pétreos a un ecosistema dominado por algas. De hecho estas tienen una tasa de crecimiento mayor a la de los corales, sobre todo si están en presencia de fnutrientes que provienen de la actividad agrícola y en ausencia de hervíboros extraídos por la sobre pesca. Por otro lado, una nueva amenaza de este decenio que afecta nuestros arrecifes caribeños, es la presencia de la especie invasiva: pez león (Pterois vollitans), nativo del Indo-‐Pacífico y del mar Rojo. Hoy se encuentra en grandes cantidades en el Atlántico y el Caribe, siendo el primer avistamiento el encontrado en Biscayne Bay, Florida, en 1992, luego del Huracán Andrew. Actualmente el pez león se ha esparcido por todo el Caribe -‐de Florida a Brasil-‐ siendo potencialmente una de las invasiones marinas más desastrosas en la historia. Afortunadamente, en la región se están realizando varias actividades para reducir el efecto de 6 esta invasión a través de la promoción de la captura y consumo de este pez. Por otro lado, se han observado potenciales depredadores como los tiburones, las morenas y los meros. Es importante gestionar con un acercamiento integral -‐desde la cuenca hasta los arrecifes coralinos-‐ y esto no solo por el valor ecológico, hedónico y de legado que poseen, sino también por los servicios ecosistémicos que le brindan a las sociedades humanas. Al final su degradación es más costosa a mediano y largo plazo que conservarlos ahora. Una forma de aprovechar este recurso vivo y no muerto es a través del ecoturismo. 3.4 Recursos y Gestión Ecoturística Hay una gran cantidad de atractivos turísticos en los ecosistemas coralinos, sin embargo para minimizar el impacto y asegurar la buena gestión turística de los arrecifes la educación es crucial. Silvia Earl dice: “con el conocimiento viene el interés y con el interés viene la esperanza de poder vivir en armonía con la naturaleza”. Entender los arrecifes coralinos ha sido una necesidad de los últimos 20 años, frente a las degradaciones que están sufriendo. Existen varios proyectos tanto mundiales como regionales que se interesan en comprender, monitorear y evaluar el estado de los arrecifes para poder proponer políticas de gestión eficaces que aumenten la resiliencia de los arrecifes frente a los cambios climáticos. Lo interesante de estos proyectos es que son transfronterizos. Los proyectos mundiales son: – International Coral Reef Initiative (ICRI) – Global Coral Reef Monitoring Network (GCRMN) – Iniciative Francaise pour les REcifs CORalliens (IFRECOR) – Reef Check – Reef Environmental Education Foundation (REEF) Y los proyectos regionales son: – Atlantic Gulf Rapid Reef Assesment (AGRRA) – Healthy Reef for Healthy People (HR4HP) – Caribbean coral reef, seagrass and mangrove sites (CARICOMP) Utilizando estos conocimientos, se definen objetos de conservación dentro de los arrecifes de coral e indicadores del estado de estos objetos que se puedan monitorear. Los objetos de conservación dentro de un arrecife pueden ser los corales constructores (particularmente las Acropora sp., ya que están en la peligro crítico de extincción), las nuevas cohortes o reclutas (larvas instaladas para crear una nueva colonia), los peces herbívoros (como el pez loro y el erizo diadema), los depredadores (como los tiburones), las especies comerciales (como los meros, los pargos, los roncos, el caracol y la langosta) y las especies especiales (como las tortugas). Para realizar estos monitoreos se deben integrar distintas variables, como son las determinantes en el caso de la temperatura (debido a los impactos en el blanqueamientoy enfermedades) y las corrientes marinas. Estas variables son monitoreadas por NOAA, quién de hecho tiene una estación en cayos cochinos. Otra variable determinante que es muy poco monitoreada en nuestro país, sin embargo influencia profundamente la salud de los arrecifes, es el aporte en sedimentos. 7 Además de las variables determinantes, hay diferentes componentes asociadas a los objetos de conservación que se deben monitorear. Por ejemplo, la componente del tamaño que puede tener un indicador de recubrimiento en coral vivo y el área de arrecifes. Una componente de condición, que puede integrar indicadores como diversidad de peces herbívoros y comerciales y diversidad de invertebrados herbívoros y comerciales. También hay una componente de valor paisajístico, en la que se puede monitorear un indicador de conectividad. Utilizando estos diferentes indicadores se puede así construir un índice integral como lo hace la iniciativa de arrecifes saludables para gente saludable, que integra en un solo indicador la cobertura de coral, la cobertura de macroalgas y la abundancia de peces herbívoros y comerciales. Gracias a estos monitoreos y la experiencia de campo se pueden establecer zonas prioritarias de conservación donde se calculen estos indicadores y se conozcan las amenazas para definir la prioridad de conservación. En Honduras existen 23 áreas protegidas marino costeras, de las cuales al menos en 9 hay arrecifes, lo que es un gran avance y una voluntad de proteger estos hermosos ecosistemas y los que están asociados como pastos marinos y manglares. Sin embargo como en muchos otros lugares, estas áreas protegidas no cuentan con un manejo eficaz e importantes esfuerzos deben hacerse en este sentido, definiendo mejor las zonas en las áreas protegidas y el uso que puede realizarse sosteniblemente en ellas. En el caso particular del ecoturismo, al visitar un área coralina se debe analizar: la capacidad de carga para no llevar más turistas de los que puede soportar el área, dar indicaciones previas sobre los materiales que los turistas deben traer y hacer una charla clara e informativa de los aspectos claves de los arrecifes y normas de seguridad en un lugar especializado para eso como lo es un centro de visitantes. La capacidad de carga se estima de diversas formas, y un acercamiento es evaluar la capacidad de infraestructura y servicios del área a visitar sin tener impactos ambientales, así como estimar el número de personas que pueden realizar el recorrido con suficiente supervisión y orientación para minimizar daños. Con respecto a los materiales que traen los turistas, es importante promover el buen manejo de los desechos, el uso de repelentes y cremas solares ecológicas y el consumo local y responsable. En lo que concierne las buenas prácticas de esnórquel y buceo, es fundamental seguir al pie de la letra las instrucciones de seguridad del guía, el buen uso del equipo para controlar la flotabilidad y evitar remover sedimentos, así como el respeto a la vida marina, no molestando, alimentando o tocando a los organismos. Además para aprovechar la componente social del área protegida, se debe trabajar de la mano con la comunidad. Por ejemplo, es importante emplear a personas locales para el manejo de lancha, el servicio de guía, la comida e informarse sobre las actividades culturales que pueden realizarse en la zona para dar un apoyo a la comunidad que se visita. Algo muy interesante sería proponer actividades que permitan que el turista haga algo positivo por el ambiente y la comunidad. Una forma es desarrollando el turismo científico en el área, enfocado en temas socio-‐ económicos y ambientales. Una de las acciones más concretas y eficaces para actuar por la conservación de los arrecifes es restaurar los corales pétreos. De la misma forma que se planta un árbol, ¡se pueden plantar corales! En efecto luego de una tormenta o huracán se pueden encontrar fragmentos de corales en el suelo marino que se les conoce como corales de 8 oportunidad. Estos todavía tienen vida y pueden fijarse a tubos de PVC o cuerdas (según las especies) y plantarse en un jardín de coral donde se controlen variables determinantes y se evalúe el crecimiento y estado de salud de estas nuevas colonias de coral. Cuando estén suficientemente grandes y sólidas se pueden replantar en zonas claves de los arrecifes con el objetivo de recuperar complejidad estructural. Este tipo de actividad tiene no solo la componente de conservación, pero también fuertes componentes científicas y de sensibilización, y se puede desarrollar por medio del turismo científico. 3.5 Arrecifes de Honduras Honduras tiene el privilegio de tener arrecifes en sus costas y beneficiar de los servicios ecosistémicos y ecológicos que estos brindan. Según el Atlas de los corales, existen unos 615, 000 km2 de arrecife en el mundo, lo que constituye únicamente 0.5 % de la superficie de nuestro planeta y entre los cuales se estima que hay 10 % de corales vivos. Los arrecifes están presentes en distintos océanos y mares, entre las cuales destacan el Pacífico, el Índico, el Mar Rojo yel Mar Caribe. Los arrecifes del Caribe son menos biodiversos y están sometidos a fuertes amenazas antrópicas por el nivel de desarrollo costero de la zona y la explotación pesquera. Los arrecifes de Honduras se encuentran en la región del caribe occidental y hacen parte de la ecoregión del arrecife Mesoamérica (Sistema de Arrecifes Mesoaméricano). De hecho los arrecifes de Honduras se encuentran al inicio de esta ecoregión desde la perspectiva de las corrientes marinas, por lo esta área tiene un rol clave en la conectividad de toda la ecoregión. Por otro lado, se tiene muy poca información de parches arrecifales que existen en la zona del Pacífico Hondureño. En el Caribe hondureño, los arrecifes ocupan una superficie aproximada de 1,020 km2, lo que posiciona a Honduras en un décimo lugar con respecto a la cobertura en arrecifes en el caribe, según un estudio de arrecifes en riesgo (Burke y Maidens, 2005). Nuestro país posee diversidad de tipos de arrecifes, pues se encuentran arrecifes de franja, de barrera y de parche (Kramer y Kramer, 2001). En 2001, Kramer y Kramer, realizaron un estudio sobre las zonas prioritarias del arrecife Mesoaméricano, y en Honduras identificaron la zona de las Islas de la Bahía y de Cayos Cochinos, así como las Islas del Cisne y la Bahía de Tela. Sin embargo se sabe de la existencia confinada -‐debido a los aportes sedimentarios de los ríos-‐ de otras zonas de arrecifes frente a la costa del caribe hondureño, en Omoa, Cuero y Salado, La Ceiba y Trujillo. También se sabe de la presencia de arrecifes alrededor de los cayos Misquitos que son muy poco conocidos por el difícil acceso (Kramer y Kramer, 2001). Con respecto a las amenazas, el World Ressource Institute (WRI) estimó en el 2004 que el 34% de los arrecifes hondureños se encuentran directamente amenazados por las actividades antrópicas. En el caso de las Islas de la Bahía, las amenazas principales son: el desarrollo mal planificado que conlleva a destrucción y contaminación, el impacto turístico, la sobrepesca en algunos sectores y los fenómenos de blanqueamiento (1996, 1998 y 2005). De hecho, luego del 98 debido a la sinergia entre los impactos del Mitch y del blanqueamiento, se estima que hubo una mortalidad de 18% de los arrecifes de aguas someras y 14% de en los arrecifes profundos. 9 En el caso de los arrecifes de cayos cochinos y de la costa, su desarrollo y su salud están influenciados fuertemente por los aportes sedimentarios y la contaminación que proviene de las cuencas que desembocan en el Caribe. Además se presume que la pesca industrial ha impactado las zonas de los cayos misquitos, de las islas del cisne y de la costa; que lastimosamente han sido poco estudiados y monitoreados, así que es difícil evaluar el impacto que este tipo de pesca tuvo. Desde 2006, se han realizado evaluaciones del estado de salud de ciertos sitios arrecifales de Honduras. El último estudio de salud de arrecifes basados en datos de cobertura de corales vivos, cobertura de macroalgas, abundancia de peces herbívoros y comerciales realizado en 2012 fueron obtenidos por el equipo AGRRA-‐HR4HP en 58 sitios de Honduras, distribuidos entre las Islas del Cisne (9 sitios), las Islas de la Bahía (37 sitios), Cayos Cochinos (8 sitios) y la Bahía de Tela (4 sitios). Los resultados del estado de salud de nuestros arrecifes revelan el 2% de los sitios en estado “muy bien” de salud (lo que representa un solo sitio, pero el único en estado muy bien de los 193 sitios del arrecife mesoamericano), 9 % de los sitios están en estado “bien”, el 31% en estado “regular”, el 34% en el estado “mal” y finalmente el 14% en el estado “crítico”. Además de los sitios evaluados como línea base en 2006 en Honduras, 23 de ellos fueron reevaluados en 2012. 70% de estos (n=16) reflejaron una tendencia negativa sobre su estado de salud (HR4HP, 2012). Lo que señala que es urgente seguir conociendo y mejorando las prácticas de gestión en nuestros arrecifes si deseamos que sigan brindándonos servicios ecosistémicos. Los arrecifes más estudiados, monitoreados y evaluados son los arrecifes de las islas de la bahía donde se realizaron importantes estudios en el 2005 a través del programa PMAIB (Plan de Manejo Ambiental de las Islas de la Bahía) y ahora en 2011 con la declaratoria en 2010 del Parque Nacional Islas de la Bahía. De manera general en las zonas protegidas del oleaje encontramos formaciones de coral frágiles (como Ungaria tenuifolia y Acropora cervicornis) dominando la comunidad de coral de las pendientes externas (Bouchon, 2001). En las zonas no protegidas, dominan los corales que pertenecen a especies de esqueleto robusto, que resisten a la corriente (Montastrea sp., Acropora palmata, Diploria sp.). Con respecto al estado de salud, en 2012 se evaluaron 37 sitios de monitoreo, sobre los cuales se observó una tendencia de mejoría únicamente para el lado Oeste de Roatán. Para cada una de las islas, Porcher et al. (2001) identificaron los siguientes sectores notables y particularmente interesantes para la preservación de los arrecifes coralinos. EnUtila: -‐ La barrera arrecifal que se extiende al oeste de la isla -‐ El sector costero que comprende Turtle Harbor y Rock Harbor En Roatán: -‐ El arrecife de Banco Cordelia (arrecife barrera sumergido frente al aeropuerto) -‐ El complejo de arrecifes de West End, incluyendo West End Point -‐ La pendiente externa y la pared entre Coco View y First Bight -‐ Los arrecifes de Milton Bight a Punta Blanca -‐ La parte este de Roatán: Santa Elena y Barbareta En Guanaja: -‐ Los arrecifes a lo largo de West End y Blue Rock Point -‐ Los arrecifes alrededor de South West Cay -‐ Los arrecifes alrededor de Half Moon Cay y Kiatron’s Cay -‐ Los arrecifes que se extienden desde Black Rock Point hasta East End 10 Otros arrecifes coralinos bien estudiados son los del Archipiélago de Cayos Cochinos, donde hay una estación marina desde 1997 y se tienen registros de un gran número de especies de corales hermatípicos zooanthelados (70 especies), así como 44 especies de octocorales y cinco especies de antipatarios (Scaps y Saunders 2011). De los 8 sitios de monitoreo para evaluar el estado de salud 1 resultó “muy bien” (único de todos los sitios monitoreados en los arrecifes de Mesoamérica), 1 en estado “bien”, 3 en estado “mal” y 3 en estado “crítico” (en la zona de amortiguamiento). Por otro lado, los recursos en las Islas del Cisne han sido poco estudiados y la información al respecto es muy limitada. Para los 9 sitios de monitoreo AGRRA (2012), los resultados reflejaron una salud muy distinta a la esperada: 3 sitios en estado “regular”, 4 sitios en estado “mal” y 2 sitios en estado “crítico”. También, poco conocidos en el país hasta 2011, momento en el cual se realizó el curso de entrenamiento de AGRRA en la zona. Estos arrecifes sorprenden de su desarrollo coralino debido al fuerte aporte sedimentológico de la bahía de tela. En esta área se basaron en 4 sitios de monitoreo: 1 en estado “regular”, 2 en estado “mal” y 1 en estado “crítico”. Los tres sitios en Honduras que recientemente han llamado la atención por su cobertura de coral son el sitio de punta Sal, el sitio de Punta Capiro (los dos en la bahía de Tela) y el sitio de banco cordelia (al sur de Roatán). En el sitio de Punta sal la asociación AMATELA contó 758 colonias de coral cuernos de alce (Acropora palmata). Esta especie es un importante en la creación de hábitats críticos para especies de peces juveniles. Desafortunadamente, se encuentra clasificada como en Peligro Crítico según la Lista Roja de la UICN (Aronson et al. 2008). El banco de Punta Capiro se caracteriza por poseer una cobertura de coral vivo excepcionalmente alta, casi comparable a la de Banco Cordelia. En este caso, las especies dominantes son el coral lechuga (Agaricia tenuifolia) y el coral masivo estrellado (Montastrea faveolata) (Drysdale 2011). Y finalmente la joya del Caribe que se llama Banco cordelia, ubicada al Sur de Roatán. Posee índices de coral vivo de aproximadamente 70%, muy por encima de la media regional de 18%. Las razones pueden estar ligadas a corrientes marinas aparentan favorecer una limpieza constante del exceso de nutrientes y otros contaminantes provenientes del más grande foco de desarrollo en la isla. Unidad 4. Pastos Marinos Los pastos marinos existen en las aguas de 5 de los 6 continentes de nuestro planeta. Están generalmente asociados a otros ecosistemas como manglares, arrecifes en los trópicos, y en las zonas templadas están conectados con marismas y bosques de Macrocistys sp. Sin embargo han sido todavía menos estudiados y comprendidos que los arrecifes de coral y se ven actualmente amenazados. Igualmente que en el caso de los arrecifes, es de suma importancia comprender su estructura y su funcionamiento, para poder implementar medidas de conservación y de gestión adecuadas que refuercen la capacidad de resiliencia que estos poseen. 4.1 Estructura y Función del Ecosistema Primeramente existen diversas variables que condicionan la presencia de los pastos marinos. Una de las variables que más peso tiene es la cantidad de luz que los pastos reciben, para la 11 cual lo mínimo es entre 10 a 20%. Por otro lado, tienen una larga gama de temperaturas en las cuales se desarrollan desde 11 hasta 43°C, como en el caso de la salinidad, que puede variar entre 5 y 60 ppm. Los pastos son sensibles a variables como turbidez del agua, nutrientes y oleaje: cuando el valor de estas variables es muy importante no favorece el desarrollo de los pastos marinos. Al igual que en el caso de los arrecifes, la estructura y los procesos del ecosistema praderas marinas están influenciados por diferentes escalas de tiempo y de espacio. Las especies ingenieras de los pastos marinos, es decir las especies que modifican las condiciones ambientales físicas, químicas y biológicas en las áreas costeras (Gallegos, 2013) son angiospermas confinadas al medio marino. Estas son en efecto plantas con flores submarinas, es decir que poseen raíces, tallo, hojas, flores y semillas. En el mundo se han registrados 13 géneros y se conocen 64 especies de pastos (Boudouresque, 2010).Se denomina “genet” al individuo genético producido por un cigoto y este crece de manera vegetativa (o asexual) para formar un conjunto de subunidades genéticamente idénticas llamadas “ramets”, que se repiten vegetativamente mediante un crecimiento clonal. Como son plantas terrestres que regresaron al mar tuvieron una serie de adaptaciones a la vida marina. Por ejemplo, poseen un eficiente sistema de anclaje constituido por rizomas y raíces que crecen horizontalmente enterradas en el substrato y que les permite soportar el efecto de las mareas y el oleaje. Además, obtienen los nutrientes disueltos en el agua y en los sedimentos mediante las hojas y las raíces. También, las hojas absorben CO2 y otras formas de carbono orgánico disuelto, principalmente iones bicarbonato. Finalmente, tienen un eficiente sistema de transporte gaseoso interno que les permite vivir en ambientes anóxicos. Predomina en estas especies la reproducción asexual frente a la sexual (lo que podría explicar la poca diversidad de especies frente a las magnoliofitas terrestres). Aproximadamente el 75 % de las especies son dioicas -‐es decir que hay plantas macho y plantas hembra. Sin embargo tienen eficientes mecanismos de polinización hidrófila y los frutos pueden ser dispersados en forma biótica y abiótica (Gallegos, 2013). Una vez que se forma la semilla, esta se instala en diferentes tipos de sustratos como lodo, arena, arcilla y en ocasiones sobre las rocas (Mc Donald, 2011). Cuando esta instalación es exitosa se le conoce como reclutamiento. El éxito de la colonización de estas plantas está basado en su capacidad de reproducción vegetativa para expandirse. De esta forma los pastos crecen brindado hábitat para gran cantidad de invertebrados (moluscos, crustáceos, equinodermos) y peces. El crecimiento no solo es horizontal, sino que también crece verticalmente el suelo marino, debido al sistema de raíces que construyen los pastos. De esta forma, los pastos marinos favorecen la instalación de una gran cantidad de especies ya que generan hábitat aumentando el sustrato disponible, reduciendo el movimiento del agua, reduciendo el exceso de iluminación durante el día al proteger el fondo de la insolación y creando una elevada concentración de oxígeno disuelto. Además son sitios de crianza, refugio y alimentación de muchas especies juveniles de peces e invertebrados. También son alimento predilecto de algunos macro herbívoros (como en el caso de la tortuga verde, los dugones y los manatís). La piedra angular de la red trófica de las praderas marinas son los pastos marinos, capaces de realizar la fotosíntesis y convertir la energía lumínica en energía orgánica. Estos sostienen un gran número de epibiontes filtradores o fotosintéticos que contribuyen a la entrada de 12 energía al sistema. Existen algunos microherbívoros que consumen estos últimos que a su vez son consumidos por depredadores. También hay macroherbívoros para los cuales los pastos marinos son el alimento favorito. El compartimiento más importante de la red trófica de las praderas marinas es el de los descomponedores, debido a la cantidad de desechos de hojas que se producen. Estas alimentan por un lado el suelo de las praderas marinas y por otro lado son exportadas a otros ecosistemas ya sea como hojas o directamente como Carbono Orgánico Disuelto (Disolved Organic Carbon, DOC). Como en el caso de los ecosistemas terrestres, en total los productores primarios -‐es decir los que realizan la fotosíntesis-‐ producen mucho más que los secundarios -‐que no realizan la fotosíntesis. En el caso de los pastos marinos, los productores secundarios producen entre 150 y 300 gC/m2 y los productores primarios alrededor de 800 gC/m2 (de 5 a 2.5 veces más). Las perturbaciones naturales que pueden azotar los pastos marinos son las tormentas, los huracanes e inundaciones, las enfermedades y los brotes de herbivoría. Es realmente difícil separar la parte natural de la influencia antrópica, pues son factores imbricados en la configuración actual. Se sabe sin embargo que la calidad de agua y la disponibilidad de luz son variables críticas para aumentar la resiliencia de praderas marinas (Bjork, 2011). En las zonas tropicales, hay conectividad de procesos ecológicos y biológicos entre pastos marinos y ecosistemas como los manglares y los arrecifes de coral. En el caso de latitudes mayores, la conectividad entre pastos se da con ecosistemas como las marismas y los bosque de Macrocystis sp. De manera general los pastos capturan sedimentos disminuyendo la turbidez del agua y son sitios de criaderos de numerosas especies de invertebrados y vertebrados marinos. Además reciben protección de los ecosistemas aledaños y mejor calidad de agua. Existen a nivel global seis regiones biogeográficas según Short et al. (2006): • Atlántico Templado del Norte • Atlántico Tropical • Mediterráneo • Pacífico Templado del Norte • Indo-‐Pacifico tropical • Templado del Sur Thalassia testudinum generalmente domina en las aguas claras del atlántico tropical. Zostera marina es la especie dominante del Atlántico Norte y la región del Pacífico Norte, sin embargo esta última región posee más especies del género Zostera sp. y Phyllospadix sp. En el caso dela región del mediterráneo, esta está dominada por Posidonia oceanica. La región del Indo-‐Pacífico tiene la mayor biodiversidad en especies de pastos marinos, seguida por el Atlántico Tropical (Short et al. 2007). El Atlántico Norte es una región de baja biodiversidad. En cada hemisferio hay 10 géneros compartidos y un único en cada uno (Bjork, 2011). Hay igual número de especies en ambientes tropicales que templados. La especie más distribuida es Ruppia maritima. En el caso de la evolución de este grupo particular de plantas lo que se sabe es que las viridiplantae hace aproximadamente 475 millones de años parten a la conquista de los continentes y que fue hace alrededor de 100 millones de años que las Magnoliofitas regresan al mar y este regreso se supone que se produjo al menos unas 3 veces (Boudouresque, 2010). 13 4.2 Servicios Ecosistémicos Debido a su estructura, las praderas marinas son excelentes protectores de la línea de costa (Gallegos, 2013) ya que modifican las olas y corrientes y atrapan los sedimentos. Además, con sus macro y micro epifitas asociadas, son tan o más productivas que muchos de los cultivos terrestres. De hecho, aseguran 1.13% de la producción primaria marina total (Duarte y Cebrian, 1996). En comparación con la producción fitoplanctónica que es consumida directamente, la de los pastos marinos es almacenada en los sedimentos o exportada a los ecosistemas adyacentes. Por lo que, son sumideros de carbono para el ecosistema (Duarte et al., 2005): 83 g/m2 de CO2 por año y 11 % de la tasa de secuestro global. Las zonas de pastos, son responsables en gran parte, de la alta productividad de la zona costera debido a que las praderas exportan grandes cantidades de organismos con un alto valor comercial. Por ejemplo, la pesquería de Caracol Reina (Strombus gigas) que constituye el principal recurso económico explotado de los pastos marinos de las Islas de la Bahía (Bouchon et al. 2001) y en toda la zona insular es la segunda más importante después de la langosta espinosa (Panulirus argus) (Appledoorn 1996). De hecho, Costanza et al. (1997) señalan que los pastos marinos proporcionan numerosos servicios ecológicos al ecosistema y los valuaron en 19,004 $/ha/año, el cual resultó ser mayor que el que proporcionan otros ecosistemas tanto marinos como terrestres. 4.3 Amenazas No obstante, se calcula que la tasa de pérdida de las praderas marinas a nivel mundial es de 110 km2/año desde 1980 y la desaparición es del 29% de la extensión registrada por primera vez en 1879. La tasa de desaparición se ha incrementado en los últimos años, ya que pasó de 0.9% al año antes de 1940, al 7% al año después de 1990. Las praderas marinas son de los ecosistemas más amenazados en la tierra (Waycott et al. 2009). Las intervenciones humanas han dañado severamente los hábitats costeros, causando una pérdida estimada de 65% de praderas marinas en las zonas habitadas. Las dos causas antropogénicas mayores son: la sedimentación provocada por los cambios del uso del suelo y la eutrofización provocada por los aportes en nutrientes. Otras causas pueden ser contaminación, acuacultura, relleno de material, técnicas de pesca destructivas, dragado, etc. Las amenazas potenciales de los cambios climáticos a las praderas marinas incluyen: – El aumento del nivel del mar (estimado a 50 cm) lo que implica menos disponibilidad de luz. – El aumento en la temperatura que puede afectar procesos metabólicos, lo que puede provocar cambios en los patrones estacionales y geográficos, así como en la abundancia y distribución de las especies. También puede impulsar el crecimiento explosivo de las epifitas limitando la capacidad de captación de luz y disponibilidad de carbono en las hojas de los pastos marinos. – Los cambios en salinidad que pueden alterar procesos biológicos de los pastos marinos. – El aumento de tormentas, huracanes e inundaciones que pueden generar destrucción en las praderas marinas. 14 4.4 Gestión y Recursos Ecoturísticos Los proyectos que trabajan sobre pastos marinos a nivel global son mucho más limitados que en el caso de los arrecifes y manglares. Uno de los pocos ejemplos es el proyecto Sea Grass Watch. Una de las organizaciones internacionales que trabaja generando documentación sobre pastos es IUCN. En nuestra región los países que tienen más informaciones sobre pastos marinos son México, Belize, Guatemala y Costa Rica. Los objetos de conservación dentro de los pastos marinos son las especies ingenieras de ecosistema, las especies comerciales (como el caracol, la langosta y el camarón) y especies emblemáticas (como las tortugas, los manatís, los dugones y los delfines). Por otro lado, debido a la susceptibilidad de los pastos marinos frente a los estresores y el gran valor de los servicios que proporcionan a los ecosistemas costeros, organizaciones como la US National Estuarine Eutrophication Assessment, utiliza a los pastos marinos como uno de los cinco indicadores de contaminación en la zona costera (Brick et al. 2003). Por causa de la sensibilidad de las praderas marinas a los aportesde sedimentos y nutrientes es necesario una muy buena gestión de las cuencas de donde provienen estos sedimentos y nutrientes. De esta forma es importante restaurar sitios deforestados y evitar la agricultura extensiva dentro del área de la cuenca. Para evitar la destrucción del hábitat, es importante seguir un plan adaptado de ordenamiento del territorio marino costero (no dragar canales en áreas de pastos, no extraer arena para construcción, etc.). Los pastos marinos son sistemas muy productivos por lo que se pueden realizar actividades que permitan aprovecharlos de manera sostenible. En el caso de las actividades ecoturísticas, estas se pueden orientar de forma educativa educativa. Por ejemplo se pueden dar iniciaciones de esnórquel en los pastos marinos, pues son ecosistemas más accesibles que los arrecifes de coral. De esta manera los turistas pueden tener más dominio del equipo de esnórquel ya en los arrecifes y provocar menos impactos. En los pastos se puede avistar varias especies comerciales, emblemáticas y juveniles de especies arrecifales. Se puede además concientizar sobre el tema de la conectividad entre ecosistemas. Por otro lado, se pueden crear criaderos de invertebrados (como en el caso de las casitas cubanas para las langostas) que puedan comercializarse de forma sostenible y que también puedan servir como actividad ecoturística. 4.5 Pastos de Honduras Los lugares en Honduras donde se sabe que hay pastos marinos son las Islas de la Bahía, Cayos Cochinos y algunas áreas de la Costa Norte (como frente al RVSBCS, el Golfo de Honduras, la Bahía de Tela, etc.). Se sabe de cinco especies que han sido registradas en Honduras: • Thalassia testudinum • Syringodium filiforme • Halodule wrightii • Halophila decipiens • Halophila baillonii (Caviedes y Carrasco 2013) 15 Las dos primeras son las dominantes y las tres últimas se encuentran puntualmente asociadas a las especies dominantes. Los animales más abundantes de estos ecosistemas son erizos, algunos caracoles como el caracol Strombus Gigas, algunos crustáceos como Panulirus argus, pequeños consumidores como los poliquetos y finalmente los peces. Los pastos marinos son objetos de conservación en diferentes áreas protegidas como en el caso de Cayos Cochinos, de las Islas de la Bahía, de la Bahía de Tela y del Golfo de Honduras. Sin embargo muy poco se sabe de los pastos marinos en otros lugares de Honduras como en el caso del resto de la costa Norte y en el Golfo de Fonseca donde no hay información fácilmente accesible sobre pastos marinos. En las praderas marinas más estudiadas, que son las que están alrededor de las Islas de la Bahía y Cayos Cochinos, se sabe que generalmente se encuentran en fondos arenosos, asociados a la presencia en el borde de manglares. También se sabe que las praderas de pastos marinos de las Islas de la Bahía están más desarrolladas que las de Cayos Cochinos. Las amenazas de los pastos marinos de Honduras son la pérdida de cobertura debido a actividades humanas que causan sedimentación, eutrofización, también por causa directa del dragado, de la construcción de canales de barco y de la extracción de arena para construir playas. Además, la falta de conocimiento sobre la mayoría de los pastos marinos la costa norte, en la Mosquitia y el sur hace que destruyamos sin ni siquiera interesarnos en saber lo que teníamos. En efecto, no se han encontrado estudios significativos sobre pasto marino de otras áreas de Honduras, aparte de Islas de la Bahía y Cayos Cochinos, por tanto este ecosistema aún presenta un fuerte vació en su conocimiento e investigación en el país (Carrasco y Caviedes, 2014). Unidad 5. Manglares 5.1 Estructura y Función del Ecosistema En el caso de los manglares, la temperatura es una de las principales variables determinantes pues los bosques de manglar llegan latitudinalmente hasta el isotermo de 20°C y toleran temperaturas de hasta 40°C. A temperaturas y exposiciones más altas se puede producir la fotoinhibición, que inhibe la producción de hojas y la realización de la fotosíntesis. Además las concentraciones de CO2 pueden condicionar la fotosíntesis. En el caso de la salinidad y los nutrientes, según las cantidades favorece la instalación o no de ciertas especies. El nivel del mar, así como la topografía y el hidroperíodo (profundidad, duración y frecuencia de una inundación) son variables claves en el determinismo de la distribución de los manglares. Los manglares están conformados por mangles que son Magnoliofitas (plantas con flores) resistentes a la sal. Existen reportados 24 géneros y 80 especies de manglares en nuestro planeta. Como especies ingenieras, modifican condiciones químicas, físicas y biológicas del sistema. El ambiente va condicionar el crecimiento de estas especies ingenieras. Por ejemplo, los mangles que crecen en aguas dominadas por la influencia marina son más pequeños en altura y diámetro que los que crecen en aguas dominadas por la influencia de ríos. Según las estaciones hay producción de hojas, tallos o flores. Las hojas duran entre 8 a 9 meses luego transfieren los nutrientes a las jóvenes. 16 Como son plantas adaptadas a vivir en ambientes salinos, han desarrollado adaptaciones a
Compartir