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ABORIGENES, MEDIO AMBIENTE Y BIBLIA 
 
Hary Cantillo 
Teólogo 
 
En las religiones aborígenes de América, existía una gran sacralidad hacia la 
naturaleza en general y en el medio ambiente circundante. 
 
Pacha mama, la traducción castellana sería madre sagrada, expresión que exaltó a 
la mujer y la feminidad en estas culturas aborígenes de la América hispánica, lo 
que le permitió a la tierra y a la mujer un papel destacado dentro de su sociedad. 
 
Para los aborígenes los bienes de la creación, suponían una especie de donación 
materno-divina, y es por eso que al maíz lo denominaban "saramana", es decir 
madre maíz; a la papa "oxamana" y así por el estilo, con lo cual reconocían que 
aquellos eran su fuente nutricional pero no en el sentido ordinario que hoy le 
otorgaríamos dentro de nuestras sociedades presididas por la conciencia mental, 
lógica-lineal, sino que aquello estaba revestido del general sentido de lo sacro. Lo 
interesante es que estos aborígenes no se sentían señores y dominadores, sino 
netamente receptores de la gracia que les llegaba a través de los dones naturales en 
las cosechas agrícolas. 
 
Los 500 años han significado no sólo la destrucción de la identidad original del 
indígena y la aniquilación de muchas razas, sino la destrucción total, al menos la 
marginación de muchas prácticas agrícolas que fueron producto, precisamente, de 
esta cosmovisión de lo sagrado de la creación y que les permitió desarrollar más 
de 300 especies alimentarías, e igualmente la conservación del gran bosque 
amazónico, hasta que en el siglo XX se ha desarrollado una desenfrenada y casi 
imparable destrucción. 
 
Una teología de la conservación de la Creación en América Latina, necesariamente 
pasa por el reconocimiento del respeto y el adecuado manejo que de la naturaleza 
hicieron los aborígenes. Esto debe ser incorporado como práctica dentro de las 
Iglesias, y en general, las personas de buena voluntad que en un profundo amor a 
Dios lo reflejen también sobre su Creación. 
 
La biblia nos dice, que por la desobediencia y el pecado la tierra quedó maldita y 
el hombre con la obligación de extraer su fruto con el trabajo fuerte. Sin embargo, 
la humanidad poco a poco inventó herramientas, nuevas tecnologías que 
permitieran una manera más "fácil" de desarrollar su labor. Dicho ingenio lo llevó 
a la explotación de los recursos naturales de una manera desmesurada, egoísta, sin 
pensar en las futuras generaciones. 
 
El hombre no supo administrar lo que se le dio, la tierra fue explotada sin 
consideración, y la escritura de una u otra manera nos lleva a considerar que la 
creación se administra con santidad y justicia. El libro de la Sabiduría 9:1-4 señala: 
"Dios de los padres, Señor de la misericordia que hiciste el universo con tu palabra, 
y con tu sabiduría formaste al hombre para que dominase sobre los seres por ti 
creados, administrase el mundo con santidad y justicia, y juzgase con rectitud de 
espíritu, dame la Sabiduría, que se siente junto a tu trono, y no me excluyas del 
número de tus hijos". 
El texto describe que el anhelo de Dios, era que el hombre administrara la creación 
de otra manera, no como lo hace hoy, sino con Justicia y Santidad. 
 
Isaías 11:9-11 nos señala "11:1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago 
retoñará de sus raíces. 
11:2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de 
inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor 
de Jehová. 
11:3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista 
de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 
11:4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los 
mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus 
labios matará al impío. 
11:5 Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. 
11:6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el 
becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 
11:7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey 
comerá paja. 
11:8 Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado 
extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 
11:9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena 
del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.". 
 
El texto nos habla del restablecimiento del estado paradisíaco, es el deseo de Dios 
en el cual se incluyen los hombres y los animales, más aún toda la creación. 
Presenta con claridad el deseo de la integración o reintegración cósmica en un 
amor universal. 
 
Isaías 2:4 señala: "Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y 
volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada 
nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra". Se pueden extraer dos 
importantes conclusiones: la primera de mucha importancia para nuestro tiempo, 
la necesidad de utilizar la tecnología, los conocimientos humanos, la capacidad del 
hombre para crear artefactos mecánicos, únicamente al servicio de la paz. 
Segundo, la guerra, fuente de destrucción del hombre y de la naturaleza deberá 
acabar. 
 
Isaías 5:17 declara: "5:15 Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y 
serán bajados los ojos de los altivos. 
5:16 Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será 
santificado con justicia. 
5:17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán 
los campos desolados de los ricos. " 
 
La vida podría sobrevivir, pero sin el ser humano destructivo, el que ya no tendrá 
cabida en un planeta en el cual la Creación demanda paz y armonía. 
 
Concluyendo sobre el Antiguo Testamento observamos que en todo su texto su 
texto se encuentran alusiones a la gloria del Señor en su Creación; se asumen los 
vegetales y los animales como símbolo de grandeza y energía Espiritual. De igual 
manera el León es nombrado aproximadamente 130 veces en toda la Escritura, 
siendo reverenciado como ejemplo de fuerza y majestad. En el talmud se da este 
consejo particular: "sé valiente como un leopardo, sé veloz, como un águila, se ágil 
como un venado, sé fuerte como un león, para poder cumplir la voluntad de tu 
Padre que está en el cielo". Es importante en todo caso tener en cuenta el escenario 
natural y por lo tanto los tipos de ecosistemas sobre los cuales se asentó el pueblo 
israelita. 
 
En el nuevo Testamento Jesús aparece como el reconciliador universal, de lo 
natural como de lo espiritual, así Pablo nos dice: "1:16 Porque en él fueron creadas 
todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e 
invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue 
creado por medio de él y para él. 
1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 
1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el 
primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 
1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 
1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la 
tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su 
cruz. Col 1:16-20". El mismo Pablo nos dice que la creación entera se hallaba a la 
expectativa del nacimiento de su Salvador y Reconciliador, revelándonos que 
Jesucristo no solamente vino al mundo para los hombres, sino para todas las 
criaturas, las cuales lo presentían y añoraban. 
 
Jesús utiliza constantemente imágenes del medio ambiente para explicar los 
diversos aspectos y condiciones del reino de Dios que había venido a instaurar en 
la tierra, recurriendo pedagógicamente a hechos como la siembra, la siega, la 
cizaña, el grano de mostaza, la higuera, laviña, el sol, la lluvia, los lirios del campo, 
sobre las cuales, de acuerdo con el relato de Lucas 12:27 dijo: " Considerad los 
lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con 
toda su gloria se vistió como uno de ellos", haciéndonos comprender con eso que 
es vana cualquier presunción de los seres humanos de superar en belleza, armonía 
y vida misma, lo que encontramos en la Creación. Es una enseñanza a vivir con las 
manos extendidas y laboriosas, al mismo tiempo para recibir y devolver los frutos 
y productos que a través de la naturaleza el Señor nos otorga. 
 
En el sermón de la Montaña o las Bienaventuranzas, son los mansos los que 
heredarán la tierra; es decir, aquéllos que han logrado la armonía consigo mismos, 
con sus hermanos y finalmente con los otros seres y el entorno que los rodea. Jesús 
nos hace una clara recomendación de cambio de actitud con relación a la manera 
humana de comportarse, mensaje con plena vigencia para entonces y para siempre, 
puesto que la Creación es delicada y solamente con amor, mansedumbre, 
inteligencia y habilidad debe ser manejada. 
 
El evangelio cristiano, entre otros enormes valores, han aportado a la humanidad 
entera el de la alteridad: ama a tu prójimo como a ti mismo y el mandamiento 
nuevo, que "os améis los unos a los otros como Yo os he amado", ubican la acción 
del ser humano fuera de todo egoísmo, en estrecha relación y entrega al otro. Más 
ese otro, no puede ser únicamente el mismo ser humano, sino la vida en su 
totalidad; de esa forma entendió los evangelios Francisco De Asís, cuando dice: 
"Bendito seas mi Señor, con todas sus criaturas y especialmente con mi hermano 
sol, por el cual haces el día y nos da la luz y es bello y radiante, con gran esplendor 
se parece a ti. Bendito seas, mi Señor, por la hermana luna y por las estrellas; ahí 
están en el cielo como tú las has formado: damas preciosas y bellas".

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