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UBA XXI - IPC – 1er Cuatrimestre de 2017 
Natalia M. Buacar 
Lección Nº 0: Introducción a la materia 
 
1. Preliminares 
 
¡Bienvenidos a Introducción al Pensamiento Científico! 
Como señalamos en el programa, el curso se organiza a partir de lecciones. Incluso la 
introducción a la materia ha sido desplegada en una lección e incluye algunos 
ejercicios. Hemos pretendido con ello introducirlos a esta modalidad de trabajo. 
 
 
 
2. El lugar de la ciencia en nuestras vidas 
 
La ciencia atraviesa múltiples aspectos de nuestras vidas. Cuestiones tan básicas y 
cotidianas como los modos de comunicarnos, transportarnos, alimentarnos, son el 
resultado de múltiples y complejos desarrollos científicos y tecnológicos. Imagine un 
mundo sin mensajes de texto, ni teléfonos móviles, ni internet, ni computadoras en los 
hogares, ese no es otro que el mundo de las argentinas y argentinos hace tan solo 
treinta años. 
Más aún, el modo en que enseñamos y aprendemos está signado por la ciencia. No 
sólo respecto del qué se enseña, sino también, y fundamentalmente, del cómo. Este 
curso es prueba de ello. El curso no adopta la forma tradicional de un docente 
impartiendo lecciones ante una audiencia presente en un aula. Sin embargo, reproduce 
esa dinámica de modo virtual. Los contenidos y ejercicios son accesibles a través de un 
campus virtual, los estudiantes interactúan con otros y con el equipo docente, resuelven 
ejercicios, obtienen devoluciones, participan en foros y discuten. Nada de esto sería 
posible sin las ciencias de la computación. Nuevamente, hasta no hace tanto tiempo, los 
estudios e investigaciones se llevaban adelante únicamente en aulas y se apoyaban 
fundamentalmente en los libros que las bibliotecas podían ofrecer. Hoy parece que el 
único límite para el acceso de información es la inevitable limitación del tiempo 
disponible. 
Si bien la ciencia ocupa un lugar importante en nuestras vidas, no dedicamos tiempo a 
reflexionar sobre ella. Usamos computadoras, nos subimos a micros, incluso a aviones, 
y no nos preguntamos qué ocurre con nuestra tecnología cuando la desechamos, ni 
inquirimos en la legitimidad o no de la teoría que subyace al diseño y construcción de 
nuestros medios de transporte. No solemos tener la necesidad de reflexionar sobre 
estas cuestiones y, por otra parte, no solemos disponer del tiempo y las herramientas 
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necesarias. Este curso procura ofrecer ambas cosas. 
Nuestro proyecto es entonces reflexionar sobre la ciencia. Esto invita inmediatamente a 
dos inquietudes, una por el objeto y otra por la metodología: ¿qué es precisamente 
aquello sobre lo que vamos a discutir? y ¿qué tipo de reflexión vamos a llevar adelante? 
Ninguna de las dos preguntas es de fácil respuesta. Y ninguna de estas dos cuestiones 
puede ser establecida en la introducción a la materia. En lo que sigue solo pretendemos 
dar algunas pistas en relación con ambas preguntas. 
 
 
Ejercicio 1 
 
Lo invitamos a reflexionar e intentar responder a la pregunta: ¿qué es la 
ciencia? y a formular sus ideas en un párrafo. 
 
 
 
3. ¿Qué es aquello sobre lo cual vamos a reflexionar? 
 
Comencemos con la primera pregunta ¿qué es precisamente aquello sobre lo que 
vamos a discutir? Dijimos que nuestro objeto de estudio, aquello sobre lo que vamos a 
reflexionar, es la ciencia o el conocimiento científico. Pero entonces ¿qué es la ciencia? 
Esta pregunta es una de las tantas que discutiremos y problematizaremos en este 
curso. De modo que no podemos formular aquí una respuesta taxativa. Aquí 
simplemente daremos algunos indicios de la complejidad de la pregunta y de las 
posibles soluciones. Lo que ha de quedar claro es que, de acuerdo a la respuesta que 
se ofrezca, a cuál criterio se privilegie, el conjunto de aquellas actividades que tengan el 
título “científicas” variará. 
En algún sentido, todos tenemos alguna idea sobre aquello que la ciencia es. 
Podríamos aventurarnos a afirmar que la ciencia es aquel esfuerzo destinado a 
comprender y explicar el mundo en que vivimos, comprendernos a nosotros mismos y a 
los otros. El problema con esta aproximación es que, como podrá imaginar, esto no es 
una prerrogativa de la ciencia. Hay muchos intentos de comprender el mundo que no 
estaríamos dispuestos a llamar científicos. Por ejemplo, las distintas religiones han 
procurado esto y difícilmente las incluiríamos hoy? en aquello que es ciencia. 
Podríamos dar un paso más, la ciencia surge como un esfuerzo por comprender el 
mundo en que vivimos, por explicarlo, pero también por predecir y anticiparnos a los 
acontecimientos. Sin embargo, esta respuesta tiene también dificultades. Por un lado, 
no es claro que cuando se trata de ciencias que conciernen a la conducta humana sea 
factible llevar adelante predicciones. Por otro lado, el tarot aspira efectivamente a 
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adivinar que nos depara el futuro y es al menos discutible que cuente con estatus 
científico. 
Pero entonces ¿qué tipo de actividad intelectual cuenta como ciencia? y, 
consecuentemente, ¿qué diferencia a la ciencia de otras maneras de investigar el 
mundo? ¿qué diferencia a la ciencia de la religión? Durante algún tiempo las 
esperanzas estuvieron depositadas en la idea de un método propio y distintivo de las 
disciplinas científicas que permitiría distinguirlas de otro tipo de actividades. Sin 
embargo, la empresa no era para nada sencilla. ¿Hay un único método aplicable a las 
distintitas disciplinas científicas? Suele hacerse una distinción, que dista de ser no 
problemática, entre ciencias formales (aritmética, geometría, lógica matemática, etc.) y 
ciencias fácticas, orientadas al estudio de hechos. Y entre estas últimas, se distingue 
entre: naturales (química, física, biología, etc.) y sociales (economía, sociología, 
antropología, etc.). Pero ¿Se procede de modo análogo en física, biología, química, 
matemática, sociología, economía, por sólo mencionar algunas? 
Tal vez podríamos decir que —excluyendo el caso de las ciencias formales— las 
ciencias fácticas cuentan con cierta metodología común, los científicos no solo registran 
datos sino que formulan hipótesis y construyen teorías para dar cuenta de los 
fenómenos. Y no se trata meramente de postular teorías, esas teorías son testeadas 
mediante experimentos y observaciones. Efectivamente la experimentación marcó un 
punto de quiebre en el desarrollo de la ciencia y tuvo un rol central para que ésta 
decantara en el modo en que se practica en la actualidad. Sin embargo, como suele 
remarcarse, la experimentación no es moneda corriente en las ciencias sociales o 
humanas, ni tampoco en la astronomía, las cuales hoy son disciplinas de innegable 
importe científico. Por otra parte, desde fines del siglo XIX, no hay demasiado consenso 
en que exista efectivamente tal metodología común. 
Se ha propuesto también que para entender aquello que distingue a la ciencia de otras 
disciplinas, es necesario hacer hincapié en que se trata de una actividad humana 
específica. La ciencia se estructura socialmente de un modo particular, cuenta con 
dispositivos para la reproducción y circulación de los conocimientos que genera, con 
mecanismos de reconocimiento de méritos y distribución de honores y cargos. Es una 
actividad cooperativa con una dinámica propia. Nuevamente, tampoco es fácil delinear 
esa estructura y dinámica, para diferenciarla así de otras actividades humanas. 
En conclusión, no es fácil especificar qué es la ciencia y qué la distingue de otros 
esfuerzos similares por entender el mundo. Como ya hemos señalado, esta es una de 
las cuestiones que problematizaremos en el curso. Tal como veremos al adentrarnos en 
la tercera sesión, no hay una única respuesta, ni tampoco consenso respecto de cuál de 
las alternativas es la más adecuada. 
 
 
 
 
 
 
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Ejercicio 2 
 
Determinela verdad o falsedad del siguiente enunciado: 
“Existe un criterio consensuado para distinguir aquellas disciplinas científicas de las que 
no lo son” 
 
 
 
4. ¿Qué tipo de reflexión llevaremos adelante? 
 
Nos habíamos planteado dos interrogantes: ¿qué es precisamente aquello sobre lo que 
vamos a discutir? y ¿qué tipo de reflexión vamos a llevar adelante? Vimos que la 
primera pregunta no tenía una respuesta sencilla. Sabemos que vamos a discutir sobre 
la ciencia. Pero, como vimos, no disponemos de criterios claros para delimitar aquello 
que cuenta como ciencia. Aunque sí tenemos al menos algunos indicios. Vamos a 
pensar sobre disciplinas como la matemática, la física, la química, la biología, la 
economía, etc. 
Es momento de atender a la segunda pregunta ¿qué tipo de abordaje vamos a llevar 
adelante? Hemos dicho que vamos a reflexionar sobre la ciencia, pero esa reflexión 
puede ser de muy diferente índole. El tipo de abordaje y reflexión que proponemos aquí 
es de naturaleza filosófica. En efecto, la ciencia puede ser pensada desde diferentes 
perspectivas: histórica, sociológica, psicológica; la filosófica es una de ellas. Perspectiva 
diferente de las anteriores, aunque, desde ya, puede nutrirse de sus aportes. 
La filosofía de la ciencia es aquella rama de la filosofía que se encarga de reflexionar 
sobre la ciencia. Este será nuestro modo de abordar la ciencia, a partir de la mirada, los 
problemas, las herramientas que provee la filosofía de la ciencia. Podríamos inquirir 
entonces ¿qué es la filosofía de la ciencia? Pero como suele ocurrir con las preguntas 
de este tipo, y como ocurrió en la sección anterior con la pregunta análoga respecto de 
la ciencia, no hay una salida fácil. Nuevamente nos vemos enfrentados a una dificultad 
similar. Así como no existe consenso respecto de qué es la ciencia, tampoco lo hay a la 
hora de especificar qué es la filosofía de la ciencia. Como veremos, la pregunta sobre 
qué es y cómo ha de proceder la filosofía de la ciencia también será problematizada 
más adelante en el curso. Sin embargo, aunque no podamos ofrecer una respuesta 
definitiva, nuevamente podemos dar algunos indicios. 
Nos ocuparemos de preguntas que han rondado la agenda de la filosofía de la ciencia. 
Por ejemplo ¿Cuál es la naturaleza de la ciencia? ¿Cómo llegó a ser lo que es hoy? 
¿Existe un criterio de demarcación que permita distinguir la actividad científica de otras 
maneras de investigar el mundo? ¿Es posible identificar un método? ¿Qué son las 
hipótesis y teorías científicas? ¿Qué quiere decir explicar científicamente algo? ¿Cómo 
se testean las hipótesis? ¿Es posible justificar los enunciados científicos? ¿Qué relación 
hay entre las teorías científicas y el mundo? ¿Podemos fiarnos de las teorías 
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científicas? ¿Por qué? ¿Cómo y en qué medida depende el cambio científico de 
factores contextuales? ¿Hay progreso en ciencia? ¿Hay un límite para aquello que 
podemos conocer? ¿Cuál es el lugar que la ciencia ocupa y ha de ocupar en nuestra 
sociedad? ¿Son responsables los científicos de aquello que ocurre a partir de que se 
proponen teorías? ¿Ha mejorado la ciencia nuestras vidas o las ha empeorado? 
Procuraremos problematizar y analizar críticamente estas cuestiones. Esto quiere decir 
que no formularemos respuestas únicas. Por el contrario, pondremos de relieve las 
múltiples facetas de cada problema y ofreceremos líneas de respuesta alternativas para 
cada uno de ellos; intentando identificar y explicitar aquellos supuestos que subyacen a 
las diferentes respuestas que han ofrecido las sucesivas corrientes filosóficas, como así 
también las consecuencias que de ellas se derivan. Buscamos sensibilizar la mirada, 
para detectar dificultades allí donde a primera vista no las había, para reconocer en 
ellas improntas propias de una época, de una cultura y, por qué no, de un género. 
En el curso presentaremos y discutiremos una variedad de temas de la filosofía de la 
ciencia. Asimismo, desplegaremos múltiples herramientas tendientes a favorecer la 
capacidad de identificar problemas, conocer soluciones alternativas, evaluar esas 
soluciones y tomar posición. Estos esfuerzos tienen como horizonte la formación de 
futuros profesionales solventes y críticos, como así también de ciudadanos activos, 
responsables y conocedores de los alcances y peligros que conlleva el desarrollo 
científico-tecnológico. 
Una última aclaración resulta pertinente. Vamos a problematizar la o las ciencias. 
Quienes han llegado hasta aquí, han recibido una gran cantidad de información sobre 
ésta. Sin embargo, los cursos escolares suelen concentrarse en sus productos, en sus 
resultados, ocultando el proceso normalmente largo y arduo en que las teorías se 
desarrollan. Esta mirada simplificadora, que tal vez pueda ser útil para ciertos 
propósitos, esconde aquellos aspectos que pretendemos problematizar. Por esa razón, 
parte de nuestra tarea consistirá en presentar algunos hitos que resultaron centrales en 
el desarrollo de la ciencia y en la concepción que tenemos de ella y del mundo. 
Asimismo, presentaremos algunos casos contemporáneos tendientes a echar luz sobre 
la práctica científica. 
 
 
Ejercicio 3 
Complete la siguiente oración seleccionando la opción que considere adecuada: 
"La perspectiva que privilegiaremos a la hora de reflexionar sobre la ciencia es la de 
la..." 
a. Psicología de la ciencia 
b. Sociología de la ciencia 
c. Filosofía de la ciencia 
d. Historia de la ciencia 
 
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5. ¿Por dónde comenzar? 
 
El curso se organiza en cinco sesiones. En cada una de ellas se despliegan conceptos y 
herramientas cuyo conocimiento y manejo se requiere para abordar las siguientes 
sesiones. 
La primera sesión se desarrolla a lo largo de cuatro semanas, esto es, en cuatro 
lecciones semanales y tiene como tema los argumentos y la argumentación. En esta 
primera sesión presentaremos algunas herramientas que provee otro sector de la 
filosofía: la lógica. Ahora bien ¿por qué estudiar argumentos si de lo que se trata es de 
reflexionar sobre la ciencia? ¿por qué comenzar por lógica si nuestro horizonte es la 
filosofía de la ciencia? Hay varias razones. 
En primer lugar, porque, tal como señalamos, pretendemos analizar críticamente la 
ciencia. Nuestro propósito no se reduce a que puedan reproducir diferentes teorías 
filosóficas sobre la naturaleza de la ciencia. Esperamos que puedan comprender en 
profundidad los problemas que las motivan, los supuestos que estas conllevan y las 
diversas consecuencias que de ellas se desprenden. Como anticipamos, los 
alentaremos a evaluar las razones que se ofrecen, sopesarlas y tomar posición. 
Esperamos que puedan aplicar los conceptos aprendidos para el análisis de casos 
concretos. Ahora bien, adquirir y perfeccionar habilidades argumentativas es condición 
necesaria para el desarrollo del tipo de abordaje que proponemos. 
Hay una segunda razón, que ya no tiene que ver con el modo en que abordaremos el 
análisis de la ciencia, sino con ésta última. Consideremos lo siguiente: usted no ha visto 
a nadie escribir este texto, pero cree que alguien es la autora o el autor del mismo ¿por 
qué cree tal cosa? Del mismo modo, si sale a la calle y comienza a correr, sentirá el 
viento en su cara, su corazón palpitar más fuerte y creerá que está en movimiento. 
Ahora bien, seguramente también crea que la tierra está en movimiento ¿por qué creer 
tal cosa? ¿de qué tipo de evidencia dispone? Del mismo modo, solemos creer en la 
existencia de dinosaurios en algún pasado lejano, en la existencia de estrellas lejanas y 
de sustancias demasiado pequeñas para ser percibidas ¿en qué fundamos tales 
creencias? La respuesta es que, tanto en nuestra vida diaria como en ciencias, las 
inferencias, los razonamientos, los argumentos (que aquí tomaremos como sinónimos 
por cuestiones de simplicidad) cumplen un rol importante.Nos permiten transitar de 
cierta información a otra, de ciertas creencias a otras. Así, aunque no veamos a los 
dinosaurios, sí hay registros fósiles. Y aunque no veamos ciertas estrellas, sí vemos sus 
efectos. Transitamos desde lo que conocemos de modo directo a lo que no. Veremos 
que hay transiciones más o menos riesgosas. En la primera sesión nos ocuparemos de 
diferenciar unas transiciones de las otras. 
Por otra parte, actividad científica es también una actividad lingüística. Las ideas que 
proponen los científicos se plasman en teorías. Esas teorías no son meras colecciones 
de enunciados, sino que están estructuradas inferencialmente. De modo que 
comprender el modo que se organizan las teorías científicas, supone estar familiarizado 
con distintos modos en que se pueden presentar tales inferencias. 
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Por último, como veremos en la tercera sesión, una importante corriente en filosofía de 
la ciencia centra su atención en los aspectos lógicos de las teorías científicas y 
presupone una serie de conceptos propios de la lógica. Llegados a este punto, 
pretendemos que se encuentren familiarizados con estos conceptos. 
Nuestro punto de partida es entonces la lógica. Más específicamente, algunas nociones 
y recomendaciones que la lógica tiene para ofrecernos, para facilitar y posibilitar el 
recorrido en el que nos embarcaremos. 
 
 
 
6. ¿Cómo continúa el recorrido? 
 
En las siguientes sesiones nos adentraremos en algunos problemas propios de la 
filosofía de las ciencias. En la segunda sesión estudiaremos el caso de la geometría. 
Reseñaremos los momentos cruciales de su desarrollo histórico, desde sus orígenes 
hasta nuestros días. Su tratamiento nos dará ocasión de discutir una convicción 
profundamente arraigada: la certeza de la ciencia. 
El estudio de la historia de la geometría nos servirá para ilustrar un tipo de metodología 
que suele asociarse a las disciplinas formales pero que, en realidad, las exceden. Se 
trata de los sistemas axiomáticos. Veremos entonces qué quería decir que la geometría 
fuera presentada axiomáticamente en el siglo III a.C. y qué quiere decir eso hoy. 
Estudiaremos los componentes de los sistemas axiomáticos y sus propiedades. 
En la tercera sesión nos adentremos en algunas cuestiones ligadas con las llamadas 
ciencias fácticas. Son muchas las preguntas que surgen al pensar disciplinas que 
construyen teorías para entender y explicar el mundo, y predecir lo que ocurrirá. Este 
será el momento de familiarizarnos con una serie de distinciones tendientes a 
comprender cómo se estructuran las teorías científicas. También el de presentar 
nociones centrales como la de “hipótesis” y estudiar cómo es que pueden ser estas 
testeadas. Estudiaremos el proceso de contrastación de hipótesis y sus posibles 
resultados. Y lo ejemplificaremos a partir de una respuesta reciente ofrecida desde las 
neurociencias a la pregunta ¿por qué somos inteligentes los seres humanos? 
Ahora bien ¿qué peso otorgar a la contrastación en el destino de las teorías? ¿cómo 
interpretar sus resultados? ¿Han de ser abandonadas aquellas hipótesis que no tengan 
un buen desempeño? Por el contrario, que el resultado de la contratación resulte 
favorable ¿quiere decir que la hipótesis es verdadera? Veremos que existen múltiples 
respuestas posibles a estas interrogantes. 
En términos generales, presentaremos dos aproximaciones alternativas a la filosofía de 
la ciencia. La primera ya fue mencionada, se trata de aquella perspectiva que se centra 
en los aspectos lógicos y metodológicos. Apunta a identificar la estructura de las teorías 
-las relaciones lógicas entre sus enunciados- y a especificar cómo se vinculan esas 
teoría con la evidencia. La segunda, toma como punto de partida la crítica a la anterior, 
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señalando que el énfasis en los aspectos lógicos y metodológicos desatiende el 
contexto histórico en que se desarrolla la actividad científica y la práctica efectiva de los 
científicos. El resultado de ello cristaliza, según esta posición, en una imagen 
distorsionada de la naturaleza de la ciencia y su devenir. De acuerdo con este enfoque, 
la ciencia ha de ser estudiada en tanto fenómeno social, cultural, que ocurre en un 
determinado lugar y en un determinado contexto. Ese contexto no sólo determina 
valores que rigen la práctica científica, también determina la suerte y el contenido de las 
teorías científicas. Más aún, se pone en cuestión el empleo de la noción de “teoría” 
como unidad de análisis. Tal como veremos, cada una de estas dos corrientes incluye, 
a su vez, propuestas diferentes. 
Muchos de los conceptos propios de la lógica presentados en la primera sesión serán 
recuperados para presentar aquello que, siguiendo cierta práctica usual, hemos llamado 
corriente clásica. Para poder comprender la propuesta crítica, será necesario 
adentrarnos en algunos ejemplos históricos. Hemos elegido dos que han resultado 
decisivos tanto para nuestro modo de entender la ciencia, como para nuestro modo de 
ver el mundo en que vivimos y a nosotros mismos. En primer lugar tematizaremos la 
revolución operada en el ámbito de la biología a partir de la publicación de El origen de 
las especies por parte de Charles Darwin. En segundo lugar, recorreremos el camino de 
la astronomía desde el modelo geocéntrico al actualmente aceptado modelo 
heliocéntrico; tratando de poner de relieve los múltiples aspectos que intervinieron en 
estos procesos y las consecuencias que de ellos se derivaron para nuestra 
cosmovisión. Debemos aclarar que la presentación no se organiza cronológicamente. 
Al intentar caracterizar la ciencia resultó recurrente la idea de que allí se pretende 
entender y explicar. Ahora bien ¿qué quiere decir explicar en ciencia? Este será el tema 
de nuestra cuarta sesión. Tal como veremos, no resulta sencillo aunar las distintas 
disciplinas científicas bajo un mismo modelo de explicación. En particular, las ciencias 
humanas parecen revelar particularidades a la hora de intentar explicar los fenómenos 
sociales, particularidades que incluso han conducido a poner en cuestión la pertinencia 
de las explicaciones en este ámbito. Estudiaremos aquí algunos de los desafíos que se 
imponen a los intentos de dar cuenta la conducta humana. 
Finalmente, en la última sesión cambiaremos un tanto la mirada. Si bien seguiremos en 
el marco de la filosofía, trataremos de poner de relieve la dimensión ético-política de la 
ciencia y de discutirla. Lo haremos a través de la discusión de un caso concreto: los 
desechos tecnológicos. Nos proponemos entonces reflexionar y discutir sobre el 
impacto que tienen la ciencia y la tecnología sobre el medio ambiente. Delinearemos 
distintos modos de concebir la ciencia y veremos cómo varía la atribución de 
responsabilidades en cada uno de ellos. Sabemos que la ciencia y tecnología impactan 
sobre nuestras vidas. Ahora bien ¿la mejoran? ¿cuál es el precio que hemos de pagar 
por nuestro incansable esfuerzo por comprender el mundo? ¿vale la pena? Esperamos 
que, luego del recorrido por la materia, puedan formularse acabadamente este y otros 
interrogantes. 
Dra. Natalia M. Buacar 
(Profesora titular de IPC)

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