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Ensayo de Fisiologia Renal

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Filtración glomerular, reabsorción y secreción tubular como procesos fundamentales para la excreción de desechos 
La filtración glomerular es el primer paso para producir orina, el líquido que contiene los desechos de nuestro cuerpo. La orina contiene agua y sustancias que el cuerpo no necesita o que tiene en exceso, como la sal, el azúcar y los productos de desecho. Estas sustancias se filtran de la sangre en los riñones.
Los riñones tienen unos filtros muy pequeños llamados glomérulos, que son unas redes de capilares con una alta presión hidrostática capilar y tres importantes capas que son el endotelio fenestrado, la membrana basal y los podocitos que dejan pasar el agua y las sustancias pequeñas como iones, pero no las células ni las proteínas. Cada minuto, los glomérulos filtran alrededor de 125 mililitros de sangre, lo que equivale a unos 180 litros al día. Esta cantidad de líquido filtrado se llama tasa de filtración glomerular (TFG).
La TFG es una medida que nos indica qué tan bien funcionan los riñones. Si la TFG es alta, significa que los riñones están filtrando bien la sangre y eliminando los desechos. Si la TFG es baja, significa que los riñones están dañados o enfermos y que no pueden filtrar bien la sangre. Esto puede causar que se acumulen sustancias tóxicas en el cuerpo y que se altere el equilibrio de los líquidos y los electrolitos.
La TFG se puede estimar con una prueba de sangre que mide el nivel de creatinina, una sustancia que se produce cuando los músculos se usan. La creatinina se filtra en los riñones y se elimina por la orina. Si los riñones no funcionan bien, la creatinina se acumula en la sangre y su nivel aumenta. Por eso, la TFG y el nivel de creatinina tienen una relación inversa: cuando la TFG baja, el nivel de creatinina sube, y viceversa. La TFG se puede regular mediante varios mecanismos que afectan el flujo sanguíneo y la presión en los glomérulos. Estos mecanismos son:
La autorregulación: Los riñones pueden ajustar la resistencia de las arteriolas que llevan y sacan la sangre de los glomérulos. Esto permite mantener una TFG constante a pesar de las variaciones de la presión arterial. La autorregulación se basa en la respuesta de las células musculares y del aparato yuxtaglomerular a los cambios de presión y de concentración de sodio y cloruro en el filtrado.
La regulación neural: El sistema nervioso simpático puede disminuir el flujo sanguíneo y la TFG mediante la liberación de noradrenalina, que provoca la contracción de las arteriolas. Esto favorece la conservación de líquidos y la elevación de la presión arterial. Este mecanismo se activa en situaciones de estrés, ejercicio intenso o hemorragia.
 La regulación hormonal: Algunas hormonas pueden modificar la TFG al actuar sobre las arteriolas o sobre la permeabilidad de los glomérulos. Entre estas hormonas se encuentran la angiotensina II, que aumenta la TFG al contraer más la arteriola eferente que la aferente; la aldosterona y la vasopresina, que disminuyen la TFG al aumentar la reabsorción de agua y sodio en los túbulos; y el péptido natriurético auricular, que disminuye la TFG al dilatar las arteriolas y al inhibir la secreción de otras hormonas.
La filtración glomerular es un proceso muy importante para la salud de los riñones y el cuerpo. Se regula por varios mecanismos que mantienen un equilibrio entre la eliminación de los desechos y la conservación de los líquidos y los electrolitos.
La reabsorción y la secreción tubular al igual que el ultrafiltrado son dos procesos que ocurren en los riñones, específicamente en las nefronas, que son las encargadas de formar la orina. Cada nefrona tiene un conducto largo y enrollado llamado túbulo renal, que se divide en varias secciones: el túbulo contorneado proximal, el asa de Henle, el túbulo contorneado distal y el tubo colector. El túbulo renal está rodeado por unos capilares sanguíneos llamados capilares peritubulares, que son los que intercambian sustancias con el túbulo renal. El proceso de formación de la orina se puede dividir en dos etapas: reabsorción tubular y secreción tubular.
Reabsorción tubular: es la primera etapa, en la que el líquido que fluye por el túbulo renal sufre una serie de modificaciones, debido a que algunas sustancias son reabsorbidas, es decir, pasan del túbulo renal a los capilares peritubulares. La reabsorción tubular es un proceso selectivo, que permite recuperar las sustancias que son útiles o necesarias para el cuerpo, como el agua, la glucosa, los aminoácidos, el sodio y el cloro. La reabsorción tubular ocurre de forma diferente en cada sección del túbulo renal, según el tipo de sustancia y el mecanismo de transporte que se emplea. Por ejemplo, en el túbulo contorneado proximal se reabsorbe el 65% del agua y del sodio, así como toda la glucosa y los aminoácidos, mediante un transporte activo que requiere energía. En el asa de Henle se reabsorbe el 15% del agua y el 25% del sodio, mediante un transporte pasivo que depende de la diferencia de concentración entre el túbulo renal y los capilares peritubulares. En el túbulo contorneado distal y el tubo colector se reabsorbe el 20% restante del agua y del sodio, mediante un transporte activo que está regulado por hormonas, como la aldosterona y la ADH, que se producen en las glándulas suprarrenales y en el hipotálamo, respectivamente. Estas hormonas actúan según las necesidades del cuerpo, es decir, si hay mucha o poca agua o sodio en la sangre.
Secreción tubular: es la segunda y última etapa, en la que algunas sustancias que no se filtraron en el glomérulo o que se reabsorbieron en el túbulo renal son secretadas, es decir, pasan de los capilares peritubulares al túbulo renal. La secreción tubular es un proceso que también es selectivo, que permite eliminar las sustancias que son perjudiciales o excesivas para el cuerpo, como el potasio, el hidrógeno, el amoníaco, la creatinina y algunos fármacos. La secreción tubular tiene lugar al igual que la reabsorción tiene lugar en distintos túbulos, los iones amonio e hidrogeno, así como la creatinina se secretan en el túbulo contorneado proximal y el asa de Henle mediante transporte activo, mientras que en esta misma sección se secreta urea mediante transporte pasivo sin embargo los iones potasio se secretan en el túbulo contorneado distal.
Como resultado de estas dos etapas, el líquido que fluye por el túbulo renal se transforma en la orina definitiva, que contiene un 95% de agua y un 5% de sustancias de desecho, como la urea, el ácido úrico y las sales minerales. La orina definitiva sale del túbulo renal y pasa al conducto colector, que la conduce al uréter, un tubo que la lleva a la vejiga, donde se almacena hasta que se expulsa del cuerpo a través de la uretra.

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