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Literatura (Curso de Acceso) 1 TEMA 2 LA EDAD DE PLATA DE LA CULTURA ESPAÑOLA 1. Modernidad y modernismo en la Edad de Plata Los años 1898 a 1939 constituyen el periodo de mayor y mejor actividad cultural y literaria después del Siglo de Oro, a pesar de ser un periodo de inestabilidad política, social y económica en España. Se dice que los periodos de crisis son una buena oportunidad para el desarrollo de la cultura y, en ambos casos, se trató de la misma crisis en relación con el imperio español en América. El florecimiento cultural de la Edad de Plata parte del renacimiento del Siglo de Oro y de la Edad Media. De hecho, Menéndez Pidal se interesó por el Poema del Mío Cid, mientras Unamuno y Ortega y Gasset lo hacían por Don Quijote y Sancho, como símbolos de España [Vida de Don Qui- jote y Sancho (1904) y Meditaciones del Quijote (1914)]. Además, la ge- neración del 27 debe su nombre al tricentenario de la muerte del poeta barroco Luis de Góngora en 1627. Simultáneamente a esta mirada al pasado, los autores se alinearon con el arte de Europa y América. Unamuno creo la nivola, un nuevo tipo de novela con Niebla (1914) y Ortega ofreció su teoría de la literatura y el arte en La deshumanización del arte e ideas sobre la novela (1925). Los autores del 27 fueron los principales literatos españoles de vanguardia, junto a Picasso, Dalí y Buñuel en pintura y cine. La búsqueda de nuevas ideas y un arte nuevo provocó una fiebre de mo- dernidad en Europa y América, como reacción al positivismo del siglo XIX que basaba el avance en la ciencia y la razón. De ahí que lo moderno, ahora, fuera lo subjetivo e irracional, llegando incluso al subconsciente psicoanalítico de Freud. Desde la filosofía, Nietzsche y Schopenhauer aportaron también su visión de la ciencia y el arte. La modernidad se define como el arte por el arte, una reivindicación que venía desde el Romanticismo con la idea de crear en libertad, sin seguir modelos ni fines concretos. Así, la pintura abandonó lo figurativo y se pasó al dominio del color y la forma (Van Gogh, Kandinsky). Literatura (Curso de Acceso) 2 El modernismo es un movimiento cultural en América y Europa de finales del XIX a la II Guerra Mundial, caracterizado por la exaltación de la mo- dernidad sin renunciar al pasado, siguiendo la idea del arte por el arte, el irracionalismo, la rebeldía y la experimentación. En este marco se desa- rrollaron múltiples -ismos de las vanguardias. En España, esta etapa se conoce como la Edad de Plata (desde finales del XIX a la Guerra Civil) y se denomina modernismo hispánico con la generación del 98 y la del 27. 2. Fin de Siglo y modernismo hispánico La modernidad arranca en 1880 y hasta el inicio del siglo XX se denominó Fin de Siglo y se tiene como la primera manifestación del modernismo, que busca lo moderno y la revisión del pasado, especialmente el medie- val y aristocrático, frente a la sociedad burguesa poco refinada y utilita- rista. La decadencia y la precariedad son signos de grandeza humana y estética que la sociedad no comprende y que lleva al artista genial a vivir en precario o en la miseria. El decadentismo exalta al individuo y reivindica la protesta frente a las convenciones sociales (Oscar Wilde), haciendo de la bohemia un modelo de vida basado en la marginación social, el alcohol y las drogas. El mejor representante español del movimiento fue Alejandro Sawa (1862-1909). El prerrafaelismo inglés pretendía recuperar el arte medieval previo a Ra- fael de Urbino especialmente en pintura (John Everett Millais). El parna- sianismo francés (Paul Verlaine) buscaba el arte sublime de la Grecia clá- sica, China o India, fijándose en lo exótico como renovación del arte. El simbolismo francés (Charles Baudelaire) buscaba explicar la realidad con un mecanismo irracional, encarnando en símbolos significados profundos del ser humano y de la realidad. 2.1. El modernismo hispánico: Rubén Darío Rubén Darío (1857-1933) es el padre del modernismo hispánico, tras be- ber en la poesía parnasiana y simbolista. Incorpora el color azul, los ani- males mitológicos (cisne), los lugares exóticos (India), el uso de la sines- tesia… Sus obras destacadas son Azul (1888), Canto de vida y esperanza (1905) y Prosas profanas (1896). Literatura (Curso de Acceso) 3 2.2. Ramón María del Valle-Inclán La obra de Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) se suele incluir en la generación del 98. Su estilo de vida bohemia y su parnasianismo per- miten hablar de él como modernista hispánico. Fue uno de los autores más importante de su época y muy prolífico en todos los géneros (novela, poesía, teatro, cuento, ensayo y periodismo) y vivió pobremente. Con Tirano Banderas (1926) inauguró el género de la novela de dictador, de gran éxito en América. Su trayectoria puede resumirse en dos etapas: juventud (plenamente modernista) con las novelas cortas de Bradomín, las Sonatas y la trilogía de novelas carlistas (1908-1909); y esperpento que requiere distancia- miento (el autor es un dios lejano que se ríe de los mortales) y deforma- ción (caricatura grotesca de los personajes). El mejor ejemplo es Luces de bohemia (1924), que muestra una crítica profunda a la crisis de España y la idiosincrasia de ser español, lo que le acerca a la generación del 98. 2.3. El modernismo hispánico en Cataluña En Cataluña, destaca la arquitectura de Antoni Gaudí (1852-1926) con sus edificios modernistas llenos de color y musicalidad con formas exóti- cas de países y épocas lejanas visibles en La Pedrera (1906-1910), el par- que Güell (1900-1914) y la Sagrada Familia (1882- ). En literatura, sobresale Joan Maragall (1860-1911), gran poeta y propul- sor de la unión ibérica de España y Portugal como remedio a los conflic- tos nacionalistas de la época, sobre la base de un estado federal. 3. La cuestión de las generaciones Tradicionalmente se ha dividido el modernismo hispánico en tres gene- raciones (98, 14 y 27), pero esto presenta dos problemas: parece excluir a los autores del 98 del modernismo hispánico y el propio concepto de generación literaria. Sin embargo, el modernismo hispánico y la genera- ción del 98 comparten la búsqueda de modernidad, incluso el irraciona- lismo, y las características exigidas a un generación literaria no siempre se cumplen en todos los casos ni en todos los autores.
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