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NAVAJAS BERIZONCE TEMA 2 EXAMEN FINAL NOVIEMBRE 2021

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UNLP-FAHCE CARRERAS: LETRAS Y LENGUAS MODERNAS 
EXAMEN FINAL REGULAR 29 DE NOVIEMBRE DE 2021 
ASIGNATURA: Lingüística CICLO LECTIVO: TEMA 2 
HORARIO DE CLASES PRÁCTICAS: Miércoles 10 am 
PROFESORA A CARGO: Álvarez Garriga 
ALUMNO/A: Navajas Berizonce María Sol N° LEGAJO: 116858/0 
 
ATENCIÓN: 
- El presente examen deberá entregarse a las 11 hs. 
-Características formales: tipo de letra Times New Roman, tamaño de fuente: 12, 
interlineado: 1.15; tamaño de página: A4 
-Formato: PDF 
 
Consignas: 
 
1. Explique el concepto de inferencia y su clasificación a partir de la propuesta de 
Molinari Marotto. Desarrolle la importancia que adquieren las mismas en el 
proceso de comprensión textual. 
2. Defina y explique los siguientes conceptos: lengua, dialecto y variedad estándar. 
Ejemplifique. 
3. Caracterice la noción de comunidad lingüística/habla. Establezca la diferencia 
teórica propuesta por Dorian respecto del abordaje del tema. Ejemplifique. 
4. Desarrolle los conceptos de sustrato e interferencia según la propuesta de García 
en su texto “Bilingüismo e interferencia sintáctica”. 
5. Explique la importancia del método cuantitativo en el estudio de la variación 
lingüística según García (1998). Ejemplifique. 
 
1. La comprensión textual requiere de tres factores: el conocimiento del mundo y su 
activación, las inferencias y la integración. Ésta exige que el lector realice 
procesos inferenciales, es decir, que utilice su conocimiento previo acerca del 
lenguaje y del mundo para así lograr comprender el texto. Para llegar a una 
representación coherente del texto, es necesario establecer relaciones entre las 
partes del texto, como también entre el texto mismo y el conocimiento previo del 
lector. Siguiendo esta línea, podemos decir que una inferencia refiere a “la 
información que es activada durante la lectura sin figurar explícitamente en el 
texto” (Molinari, 1996, pág. 124). Las inferencias resuelven lagunas 
informacionales, produciendo lo que se conoce como coherencia textual. El tipo 
y número de inferencias depende del lector y de las características del texto. 
 
2. La lengua, entendida como “una variedad que es autónoma junto con todas 
aquellas variedades que son dependientes (heterónomas) de ésta” (Chambers y 
Trudgill, 1980, pág. 30), no es una noción totalmente lingüística pues también está 
ligada a factores políticos, geográficos, históricos, sociológicos y culturales. Un 
ejemplo podría ser la lengua castellana hablada en la Argentina. 
El dialecto, por su parte, refiere a “las variedades que son diferentes a otras 
variedades desde un punto de vista gramatical (y quizás léxico) además de 
fonológico de otras variedades” (Chambers y Trudgill, 1980, pág. 22). Un ejemplo 
podría ser la variedad del castellano rioplatense, que depende de la lengua 
castellana. 
Por último, la variedad estándar comprende la variedad de mayor prestigio social, 
determinada por razones meramente culturales (no existen razones intrínsecas a 
la lengua que le otorguen dicho prestigio). Un ejemplo podría ser el castellano 
“porteño” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que posee mayor prestigio 
que cualquier variedad dialectal del castellano que sea producto del contacto con 
lenguas como el quechua o el guaraní. 
 
3. Gumperz propone la siguiente definición de comunidad de habla: “todo 
conglomerado humano caracterizado por una interacción regular y frecuente por 
medio de un cuerpo compartido de signos verbales y disgregado de 
conglomerados similares por diferencias significativas en el uso de la lengua” 
(1971). 
Esto resulta problemático para el enfoque de Dorian, quien identifica distintos 
tipos de hablantes dentro de una comunidad de habla, cada uno de ellos con 
distinto grado de competencia lingüística. Se detiene en los semihablantes 
bilingües (individuos de baja competencia que no han desarrollado fluidez y 
aptitud en una de las lenguas) y en los bilingües casi pasivos (quienes manifiestan 
cierta habilidad para manejar palabras en oraciones). 
Teniendo en cuenta la esto, Dorian analiza otras definiciones de comunidad de 
habla. La de Labov apunta a “un grupo de hablantes que comparte un conjunto de 
actitudes sociales hacia el lenguaje” (1972). Se enfoca en el conocimiento de las 
normas sociolingüísticas y en las destrezas receptivas que un hablante de la 
comunidad de habla debe tener. 
Luego Corder introduce el concepto de autopercepción del grupo: “una 
comunidad de habla se compone de personas que se consideran a sí mismas 
hablantes de una misma lengua; no quiere otros atributos definitorios” (1973). 
Aquí interesa la propia identificación que el hablante hace de sí mismo, quien 
puede sentirse parte o no de una comunidad de habla. 
En conclusión, los enfoques de Labov y Corder hacen a una definición más 
completa de comunidad de habla. A modo de ejemplo, diría que los hablantes 
bilingües quichua-español que migraron de la provincia de Santiago del Estero 
hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires constituyen una comunidad de habla 
que comparte eventos culturales (como los festejos de Mailín y el taller “Caypi 
Quichuapi Rimaycu”) (ver Pagliaro y Speranza, en prensa “Presencia santiagueña 
en Buenos Aires: aspectos culturales y lingüísticos como marcadores 
identitarios”). 
 
4. Una interferencia se define como forma, de sesgo negativo, que da cuenta de los 
cambios lingüísticos producidos por contacto de lenguas. 
Un préstamo, en cambio, implica la introducción de un elemento nuevo en el 
sistema existente (el cual se mantiene, en principio, intacto). 
La acción de sustrato favorece las interferencias, mientras que la del superestrato 
favorece los préstamos. En el individuo bilingüe que habla su lengua nativa, se 
observan rasgos de la otra lengua (superestrato: préstamos); y cuando habla la otra 
lengua, se observan rasgos de la suya (sustrato: interferencias). 
Lo que García dice en cuanto al sustrato y la interferencia, es que “la lengua de 
prestigio no adopta rasgos de la lengua socialmente inferior, sino que éstos la 
penetrarían, a lo sumo, por osmosis” (García, 1990, pág. 191). Al encontrarse las 
lenguas en contacto (tanto la considerada como lengua inferior y la considerada 
como lengua superior o de mayor prestigio), es natural que ciertos aspectos de 
ellas se reestructuren como resultado de este contacto. 
 
5. García en “Qué cuenta, y cómo contar en lingüística” (1998), desarrolla la 
importancia del método cuantitativo en el estudio de la variación lingüística. 
Explica que lo que se entiende por desequilibrio cuantitativo, en realidad se trata 
de “variación”. Las formas lingüísticas, que poseen un significado único e 
invariable, pueden ser referencialmente equivalentes pero presentar frecuencias 
de uso desiguales. El hablante realiza la selección de una u otra forma en 
variación, motivado por sus propias necesidades comunicativas. El trabajo del 
analista es descubrir cuáles son los factores que subyacen a dicha selección. Es en 
este punto que la cuantificación se vuelve central, puesto que midiendo la 
frecuencia relativa de uso se manifiestan los desvíos (que revelan perspectivas 
cognitivas y permiten al lingüista acceder al significado básico de las formas). 
García propone “tomar el continuo cuantitativo en si como el hecho a explicar” 
(pág. 5) siendo que para comprender la motivación de la variación se deben 
analizar los datos de la frecuencia relativa de las variantes (continuo cuantitativo) 
y relacionarlos con sus respectivos contextos de aparición (continuo cualitativo). 
A modo de ejemplo, propongo la alternancia del pretérito imperfecto del 
subjuntivo en el español de la Argentina (Speranza, 2020). Dentro de éste, 
encontramos la forma –ra (que indica + factualidad y certidumbre) y la forma –se 
(que indica - factualidad y certidumbre).

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