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El derecho de los animales - Baltasar, Basilio (Coordinador)

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Colección
Biblioteca de gobernanza
y derechos humanos
3
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el dereCho de los animales
EL DERECHO.indb 3 30/04/15 09:59
EL DERECHO.indb 4 30/04/15 09:59
Basilio BalTasar
(Coord.)
EL DERECHO 
DE LOS ANIMALES
CÁTEDRA DE ESTUDIOS IBEROAMERICANOS
JESÚS DE POLANCO
Marcial Pons
MADRID | BARCELONA | BUENOS AIRES | SÃO PAULO
2015
EL DERECHO.indb 5 30/04/15 09:59
Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares 
del «Copyright», bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o 
parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la repro-
grafía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante 
alquiler o préstamo públicos.
© CÁTedra de esTUdios iBeroameriCanos JesÚs de PolanCo
© UniVersidad aUTÓnoma de madrid
© FUndaCiÓn sanTillana
© marCial Pons
ediCiones JUrídiCas y soCiales, s. a.
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www.marcialpons.es
isBn: 978-84-91232-09-4 
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director: 
Antonio Rovira
Catedrático de derecho Constitucional
Consejo editorial: 
Basilio Baltasar
director de la Fundación santillana 
Joaquín Estefanía
director de la Cátedra de estudios iberoamericanos 
Jesús de Polanco
Pedro Martínez Lillo
Profesor Titular de historia Contemporánea
Matilde Gurrera 
Profesora Titular de derecho Constitucional
Blanca Rodríguez-Chaves
Profesora Contratada doctora de derecho administrativo
Mónica Domínguez Martín
Profesora Contratada doctora de derecho administrativo
Alicia González Alonso
Profesora Contratada doctora de derecho Constitucional
secretario de redacción:
Héctor Romero Ramos
Profesor de sociología
Biblioteca de Gobernanza 
y Derechos Humanos
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EL DERECHO.indb 8 30/04/15 09:59
ÍNDICE
PresenTaCiÓn. la CondiCiÓn animal, por Basilio 
Baltasar ................................................................................... 17
noTa del ediTor ................................................................ 21
el malTraTo animal y el esPíriTU de los Tiem-
Pos, por Jorge Wagensberg ................................................... 23
 i. el progreso moral .......................................................... 23
 ii. Contrato contra el maltrato animal .............................. 28
 iii. esta noche he tenido un sueño… .................................. 30
animales y dereChos, por Javier sádaba ....................... 33
los dereChos de los animales, por Jesús mosterín... 47
 i. el respeto a los animales ................................................ 47
 ii. especismo y preferencias ............................................... 52
 iii. derechos en general ...................................................... 54
 iV. derechos humanos ........................................................ 56
 V. derechos de los animales .............................................. 60
 Vi. a modo de conclusión ................................................... 64
Breve bibliografía ......................................................................... 65
la resPonsaBilidad éTiCa Con los animales 
no hUmanos: Una PersPeCTiVa CasUísTiCa-
UTiliTarisTa, por robert T. hall .................................... 67
 i. introducción .................................................................. 67
 ii. la casuística: una metodología de la ética aplicada ...... 67
 iii. el análisis utilitarista de Peter singer ............................ 69
Pág.
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10 Índice
Pág.
 1. el principio del respeto para los intereses de las per-
sonas ........................................................................ 70
 a) Preferencias e intereses ...................................... 70
 B) el cálculo utilitarista y la casuística ................... 71
 2. dentro de los intereses de las personas como seres 
sensibles lo esencial con respecto a la igualdad de 
los seres humanos es evitar el dolor y experimentar 
placer ....................................................................... 71
 a) la prioridad de abstenerse de hacer daño ........ 72
 3. el principio de igualdad requiere considerar por 
igual a todo aquel que experimente sufrimiento, 
dolor o felicidad ....................................................... 73
 a) Consideración por igual con respecto a dolor y 
felicidad ............................................................. 73
 4. el criterio de seres sensibles mientras sufren dolor o 
experimentan placer se extiende a los animales no 
humanos .................................................................. 74
 IV. El florecimiento de capacidades: la teoría de justicia de 
martha nussbaum ........................................................ 75
 1. Se debe respetar a los animales para evitar infligir-
les dolor y para permitirles disfrutar placer ............ 80
 V. opiniones contrarias: el racionalismo ........................... 80
 1. el racionalismo de adela cortina: valor sí, dere-
chos no .................................................................... 81
 2. Contractualismo social ............................................ 83
 3. los derechos de los animales: Tom regan .............. 84
 Vi. racionalismo y utilitarismo ........................................... 85
 Vii. matar animales: personas y derechos legales ................ 85
 Viii. Protección legal a los animales ...................................... 87
 iX. Conclusiones.................................................................. 88
Colisiones enTre BienesTar animal y dere-
Chos FUndamenTales, por Gabriel doménech 
 Pascual .................................................................................... 89
 i. introducción .................................................................. 89
 II Un ejemplo ilustrativo: el problema de los sacrificios 
rituales ........................................................................... 90
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Índice 11
Pág.
 1. datos legislativos ..................................................... 90
 2. la libertad religiosa comprende prima facie el dere-
cho de sacrificar ritualmente animales .................... 92
 3. licitud constitucional de las restricciones impues-
tas a la realización de sacrificios rituales. El caso 
alemán ..................................................................... 99
 III. ¿Es el bienestar animal un fin susceptible de justificar 
una limitación de los derechos fundamentales? ............ 105
 1. la doctrina mayoritaria: solo se pueden restringir 
los derechos fundamentales en aras de bienes de 
rango constitucional ................................................ 105
 2. el rango infraconstitucional del bienestar de los 
animales ................................................................... 107
 a) Bienestar animal y medio ambiente .................. 108
 B) Bienestar animal y derecho a la integridad físi-
ca y moral .......................................................... 110
 3. Crítica de la jurisprudencia constitucional .............. 112
 4. La protección del bienestar animal: un fin legítimo. 115
 iV. el respeto del principio de proporcionalidad ................ 117
 V. la interdicción de la arbitrariedad ................................ 120
 Vi. el respeto del principio de legalidad ............................. 122
 Vii. interpretación pro libertate de las indeterminaciones le-
gales ............................................................................... 124
emoCiones y senTimienTos animales, por Pablo 
herreros ................................................................................. 127
 i. la era de las emociones y su valor adaptativo .............. 127
 II. Bases neurofisiológicas de las emociones en animales. 
empatíay neuronas espejo ............................................ 128
 1. la empatía .............................................................. 130
 2. Contagio del bostezo como indicador de empatía ... 133
 iii. la conciencia................................................................. 135
 iV. las emociones complejas o sentimientos: amor, ven-
ganza ............................................................................. 137
 1. amistad animal ...................................................... 138
 2. Funeral en la selva .................................................. 139
 V. otros sentimientos complejos: venganza y justicia ....... 141
 1. la protomoral ........................................................ 141
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12 Índice
Pág.
 2. la venganza ........................................................... 143
 Vi. simios en tratamiento con Prozac ................................. 145
 Vii. Conclusión ..................................................................... 146
esTaTUTo JUrídiCo de los animales: asPeCTos 
ComParados, por Teresa Giménez-Candela .................. 149
 i. introducción .................................................................. 149
 ii. estatuto de los animales en derecho civil ..................... 150
 iii. los Códigos Civiles europeos (austria, alemania, sui-
za, Francia) .................................................................... 165
 1. austria ..................................................................... 167
 2. alemania ................................................................. 171
 3. suiza ........................................................................ 179
 4. Cataluña .................................................................. 180
 5. Francia ..................................................................... 180
réGimen JUrídiCo de los animales en laTinoa-
mériCa, por Carlos Contreras ............................................ 185
 i. antecedentes ................................................................. 186
 ii. los animales en los códigos civiles latinoamericanos .... 188
 1. Código Civil chileno y Código Civil argentino. los 
animales dentro de la clasificación de las cosas ........ 189
 a) evolución en la tradición jurídica europea ....... 195
 2. Clasificación de los animales en el Código Civil 
chileno ..................................................................... 198
 3. responsabilidad civil por daños causados por ani-
males ........................................................................ 202
 III. Influencia del Derecho medioambiental ....................... 206
 iV. leyes y Jurisprudencia sobre protección animal en la-
tinoamérica .................................................................... 208
 1. Chile ........................................................................ 208
 a) Código Penal chileno......................................... 208
 B) leyes de protección animal en Chile ................ 209
 C) ley 20.380 de 2009 sobre protección de ani-
males ..................................................................... 210
 2. Colombia ................................................................. 213
 a) régimen actual y jurisprudencia ....................... 213
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Índice 13
Pág.
 B) Proyecto para la penalización del maltrato ani-
mal en Colombia .............................................. 224
 3. argentina ................................................................. 226
 a) ley 2.786 (25 de julio de 1891) ......................... 227
 B) desarrollo posterior a la ley 2.786 de 1891 ..... 229
 C) ley 14.346. malos tratos y actos de crueldad a 
los animales (Código Penal argentino) .............. 230
 d) la Constitución de la ciudad autónoma de 
Buenos aires ...................................................... 233
 e) ley 13.879/08 (Provincia de Buenos aires) ...... 234
 F) ley 1.446/04 (Ciudad autónoma de Buenos 
aires) .................................................................. 236
 G) ley 2.148/08 (Ciudad autónoma de Buenos 
aires) .................................................................. 236
 h) Jurisprudencia relativa a la protección animal 
en el sistema legal argentino .............................. 237
 4. méxico ..................................................................... 240
 a) ley de Protección a los animales del distrito 
Federal ............................................................... 240
 B) Prohibición de circos con animales en estados y 
municipios en méxico ....................................... 242
 C) Protocolo de actuación Policial de la secretaría 
de seguridad Pública del distrito Federal (mé-
xico), para la Protección, rescate, Concientiza-
ción, respeto y Bienestar animal ..................... 242
aVanCes y reTos del dereCho animal en esPa-
ña, por Cristina Bécares mendiola y maría González la-
cabex ...................................................................................... 245
 i. introducción .................................................................. 245
 ii. estatuto jurídico de los animales como cosas ................ 247
 iii. Protección penal y administrativa de los animales ........ 250
 iV. aplicación de la normativa por las administraciones 
Públicas .......................................................................... 253
 V. Jurisprudencia en materia de derecho animal ............. 255
 Vi. Conclusiones.................................................................. 257
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14 Índice
Pág.
APÉNDICE I
la Farsa saCramenTal del Toro de la VeGa, 
por Basilio Baltasar ................................................................ 261
deClaraCiÓn UniVersal de los dereChos del 
animal ................................................................................. 265
APÉNDICE II
¿Por QUé méXiCo? Una mirada soBre la Vio-
lenCia y los dereChos hUmanos desde el 
arTe, por Beatriz muñoz Goetsch....................................... 271
 i. revolución y cultura ...................................................... 273
 ii. Teresa margolles y la violencia en méxico (1990-2014). 279
 1. semeFo: de la institucionalización del under-
ground nacional a su desagüe global ........................ 281
 2. despegue y disolución: la trayectoria individual de 
margolles ................................................................ 287
 3. Cuerpos y ausentes: el receso del Pri .................... 291
 4. el espectáculo de la violencia y la «guerra contra 
las drogas» .............................................................. 296
 5. margolles: «Vivimos en un país que llora» ............ 301
 III. No tendrán fin ............................................................... 308
 iV. Un parteaguas ............................................................... 310
 V. Bibliografía .................................................................... 311
el imPaCTo de la CorrUPCiÓn en los dere-
Chos FUndamenTales: Un VínCUlo PoCo eX-
Plorado, por david martínez García .............................. 313
 i. introducción .................................................................. 313
 ii. la corrupción: un fenómeno antiguo ........................... 314
 1. orígenes y etimología ............................................. 315
 2. Definiciones clásicas ............................................... 318
 3. Hacia una definición integral ................................. 320
 iii. la corrupción: un fenómeno complejo ......................... 321
 1. Clasificaciones de la corrupción ............................. 321
 2. Formas de la corrupción ......................................... 323
 3. Principales teorías ................................................... 325
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Índice 15
Pág.
 a) Teoría institucional .......................................... 325
 B) Teoría racional ................................................. 325
 C) Teoría económica ............................................ 326
 d) Teoría del político de negocios .............................. 327
 iV. Corrupción y derechos fundamentales: un vínculo 
poco explorado .............................................................. 328
 1. los derechos vulnerables ........................................ 333
 a) Corrupción y tortura ....................................... 334
 B) Corrupción y derecho a la igualdad y a la no 
discriminación .................................................. 336
 C) Corrupción y derecho a un juicio justo, con 
todas las garantías y a un remedio efectivo ..... 337
 d) Corrupción y derechos de participación polí-
tica ................................................................... 338
 e) Corrupción y derecho a la libertad de expre-
sión ................................................................... 339
 F) Corrupción y derechos económicos, sociales y 
culturales .......................................................... 340
 V. algunas medidas para investigar, prevenir y erradicar 
la corrupción ................................................................. 342
 Vi. Conclusiones.................................................................. 347
 Vii. abreviaturas .................................................................. 351
 Viii. Bibliografía .................................................................... 351
inFanCia en ConFliCTos armados, por ana maría 
Pérez Castro ........................................................................... 355
 i. introducción .................................................................. 355
 ii. efectos en el desarrollo psicosocial y moral de los niños 
en conflictos armados .................................................... 357
 III. El conflicto ..................................................................... 363
 1. ¿Qué es un niño soldado? ....................................... 363
 2. reclutamiento y funciones de los niños y niñas sol-
dado ........................................................................ 364
 3. enumeración de las principales violaciones graves 
de derechos de los niños y niñas en conflictos ar-
mados ..................................................................... 365
 4. responsabilidad penal de las niñas y niños solda-
do ............................................................................ 365
 5. Partes en conflicto .................................................. 368
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16 Índice
Pág.
 6. Programas de liberación y reinserción de los niños 
y niñas en conflictos armados ................................. 369
 iV. marco jurídico que afecta a los niños soldado .............. 372
 V. instituciones de garantía y protección de los derechos 
de los niños en conflictos armados ................................ 377
 Vi. Conclusión sobre el estudio de los niños y niñas en con-
flictos armados ............................................................... 381
 Vii. Bibliografía ................................................................... 385
los PoPUlismos laTinoameriCanos: Una mira-
da CríTiCa, por José daniel amoedo Barreiro ................ 387
 i. introducción .................................................................. 387
 II. Reflexiones previas en torno a la indefinición del térmi-
no «populismo» ............................................................. 388
 iii. los populismos latinoamericanos recientes desde una 
mirada crítica ................................................................ 389
 iV. Personalismo exacerbado como mecanismo limitativo 
del resto de poderes democráticos ................................. 390
 V. las políticas sociales como instrumento para garanti-
zar el apoyo de la población .......................................... 391
 Vi. la verborragia como mecanismo para confrontar la 
sociedad ......................................................................... 394
 Vii. la entronización del líder como protección ante cual-
quier acusación .............................................................. 395
 Viii. el discurso como herramienta para lograr la perpetua-
ción en el poder ............................................................. 397
 iX. la creación de un aparato mediático como blindaje 
ante las críticas .............................................................. 398
 X. Conclusión ..................................................................... 399
 Xi. Bibliografía .................................................................... 400
alumnos graduados en la tercera promoción del máster en Go-
bernanza y derechos humanos (2013) ................................. 403
instituciones y organismos colaboradores en el prácticum del 
máster en Gobernanza y derechos humanos ...................... 405
EL DERECHO.indb 16 30/04/15 09:59
PresenTaCiÓn
LA CONDICIÓN ANIMAL 
Basilio Baltasar
el volumen que la Biblioteca del máster en Gobernanza y de-
rechos humanos dedica al Derecho de los animales quiere promover 
entre los estudiantes un campo de conocimiento que abarca di-
versas disciplinas. nuestra intención es que puedan familiarizarse 
adecuadamente con un espacio específico del Derecho, con el 
pensamiento crítico que aborda las modalidades de un dilema 
cultural y con la polémica que a lo largo de las últimas décadas 
han protagonizado algunas de las mentes más ilustres de nuestro 
tiempo. 
la ética, la historia cultural, la etología y la ciencia jurídica 
han generado una bibliografía de gran interés académico y de 
notable influencia entre el público culto. Las deliberaciones sobre 
el deber moral, la evolución de los valores que rigen la visión del 
mundo en cada época, la investigación del comportamiento ani-
mal y las disposiciones acogidas por el ordenamiento legal, con-
forman un corpus de saberes cuya comprensión es imprescindible 
a los profesionales implicados en el desarrollo de nuevas formas 
de actuación institucional. 
los argumentos que a favor o en contra de los derechos de 
los animales elaboran los polemistas es un asunto de apasionante 
actualidad, pero el debate de la comunidad científica internacio-
nal sobre la condición animal da fe de lo que podemos considerar 
EL DERECHO.indb 17 30/04/15 09:59
18 Basilio Baltasar
como el comienzo de una transformación cultural. Pensadores, 
científicos y juristas contribuyen con sus estudios a dar forma a 
una nueva sensibilidad y por ello es probable que sus hallazgos 
rectifiquen el modelo antropológico que hasta ahora nos ha ser-
vido de referencia. si tuviéramos que sintetizar este elocuente 
movimiento de ideas, esa nueva perspectiva que parece en trance 
de asumir nuestra época, deberíamos adaptar una de las frases de 
Pablo de Tarso: ni todo nos es permitido, ni todo nos conviene 1.
De lo que se habla en nuestro tiempo, y con sofisticada in-
teligencia, es de los límites que estamos dispuestos a imponer a 
nuestro dominio sobre los animales.
mientras intentamos liberarnos de lastres inconcebibles a 
todo ser humano decente (el abuso y la explotación con que los 
hombres tratan a sus congéneres), nuestra generación también 
adquiere conciencia de una nueva frontera moral. la determina-
ción con que, tras renunciar al despotismo de la fuerza, adminis-
tramos la soberanía de la razón, nos llevó a acostarnos como reyes 
de la creación y a despertarnos como responsables morales de los 
seres que utilizamos para alimentarnos, vestirnos y divertirnos. 
hay un interrogante que sólo por haber sido formulado mo-
difica nuestra posición en el mundo, corrige la percepción que 
tenemos de nuestra historia y nos aboca a matizar potestades 
que considerábamosinherentes a nuestra condición: ¿podemos 
manejar sin contemplaciones a los animales que satisfacen nuestras 
necesidades y placeres? en su caso ¿qué tipo de contemplaciones nos 
parece imposible adoptar? o, por ejemplo: ¿qué contemplaciones 
estamos dispuestos a respetar?
a nadie se le escapa lo que ocurre cuando nos ponemos en 
cuestión. Cada vez que hemos restringido el uso de nuestra fuer-
za (sobre un país más débil, una población más pobre, o un frágil 
ecosistema) ha sido gracias a intensas discusiones y a declaracio-
nes que al principio se han considerado ociosas, peligrosas o ridí-
culas. Pero es un rasgo seminal del hombre haber sabido pronun-
ciar las preguntas que van perfeccionando su eficacia crítica. Y 
no hay motivo para pensar que justamente en este asunto de los 
animales vayamos a suspender nuestro rasgo cultural más nota-
ble y a conformarnos con la inercia que imponen las costumbres.
1 «Todo nos es permitido, mas no todo nos conviene».
EL DERECHO.indb 18 30/04/15 09:59
Presentación. La condición animal 19
Ciertamente, a los que la consideran una fuente de autoridad 
se les puede decir que la tradición no va en este asunto más allá 
de una tautología que, a fuerza de repetirse, sólo consigue irri-
tar nuestro entendimiento. Que el hombre haya manejado hasta 
ahora sin contemplaciones a los animales no es una razón de peso 
para que siga haciéndolo —aunque sin duda es un nuevo peso el 
que, con este asunto, acarrea la razón—. 
Una investigación tan extensa y profunda como la que enun-
cian las disciplinas académicas ocupadas en entender nuestra 
relación con los animales, ha debido prescindir en primer lugar 
de las seducciones costumbristas. Todos podemos sentir los po-
derosos vínculos emocionales de la memoria colectiva —sus ritos 
y celebraciones—, pero no por ello renunciamos a pensar con la 
claridad de nuestra mente individual. no parece factible que la 
vigencia de nuestras leyes vaya a depender siempre de la ignoran-
cia de nuestros antepasados.
Los intelectuales y científicos que elaboran las claves de este 
nuevo discernimiento y que polemizan abiertamente a causa de 
la tauromaquia, la caza, los experimentos con animales en labo-
ratorios, las granjas o los mataderos industriales, son los que se 
preguntan si podemos dar indefinidamente un trato injusto, degra-
dante o cruel a los animales. Un aspecto crucial de esta discusión 
es la evidencia del dolor en los animales condenados a morir en 
nuestros mataderos municipales o en las fiestas taurinas. Cuando 
así lo entendemos ¿nos sentimos concernidos por el daño que 
padecen? ¿nos preguntamos si tenemos derecho a ocasionarlo? 
Y en este caso: ¿podemos infligirlo sin alterar el fundamento de 
nuestra supremacía moral? obviamente, si fuéramos una manada 
de lobos hambrientos estas interrogaciones carecerían de sentido.
las cuestiones que se van hilvanando en esta controversia van 
más allá de los buenos sentimientos, pues en el paradigma con-
temporáneo no se trata tanto de defender a los animales, víctimas 
propiciatorias de una gigantesca maquinaria sacrificial, como de 
proteger y salvar a los hombres que se comportan como verdugos 
sin piedad. así como hemos demostrado estar en condiciones de 
rectificar algunos de nuestros dislates históricos (la antropofagia, 
por ejemplo), también podemos impedir que unas prácticas poco 
éticas lesionen el amor propio que nos debemos.
no será fácil conseguirlo. Cuando en medio de una dispu-
ta coloquial, un contrincante quiere ridiculizar la opinión de los 
EL DERECHO.indb 19 30/04/15 09:59
20 Basilio Baltasar
animalistas, le basta decir: «pues bien que se come el tipo ese 
unos buenos chuletones». aunque sólo sirva para provocar la in-
evitable risotada castiza, lo cierto es que la chanza da en el clavo y 
formaliza la envergadura de nuestro problema: ser conscientes de 
una violenta contradicción. lamentar la muerte de los animales 
cuyas proteínas necesitamos para vivir nos devuelve a la expe-
riencia elemental que conocieron los cazadores del Paleolítico: se 
vieron impelidos a devorar animales cuya majestad les inspiraba 
una perpleja admiración. no resulta extraño que esta tragedia 
fuera vivida como una experiencia religiosa.
Nuestra controversia confiere a estas dificultades un interés in-
esperado. ¿seremos capaces de administrar con solvencia nuestras 
contradicciones? ¿Podremos satisfacer nuestras necesidades vitales 
sin explotar a otros seres vivos? ¿Cómo conciliar nuestros elevados 
principios morales con la vulgaridad de nuestras costumbres? en-
tre aquello a lo que aspiramos y aquello que consentimos con aver-
gonzada sumisión ¿hay algún tipo de salida razonable? ¿Podemos, 
por ejemplo, cancelar el daño que por diversión ocasionamos a los 
animales pero aceptar el que provoca nuestra lógica carnívora?
la indagación multidisciplinar y transversal que han empren-
dido los autores de este volumen de la Biblioteca de Gobernanza y 
Derechos Humanos cuestiona la legitimidad de los hábitos que dá-
bamos por sabidos y se enfoca hacia un objetivo que ya resulta in-
eludible: nos corresponde ser más conscientes de nuestra respon-
sabilidad con la condición animal y perfeccionar la integridad de 
nuestra orgullosa superioridad intelectual. Al fin y al cabo, este 
ímpetu filosófico pertenece al proceso evolutivo que hemos asumi-
do como característica de nuestra humanidad. si perdiéramos la 
capacidad de interrogarnos sobre la justicia de nuestras actitudes, 
careceríamos del que nos parece el rasgo más virtuoso de nuestra 
especie. y aunque desde el holocausto nos sintamos desmentidos 
por nuestra despiadada capacidad de destrucción, y nos parezca 
difícil seguir pensando con ingenuidad platónica en el Bien, la 
Verdad y la Belleza, lo cierto es que el escepticismo nihilista, la 
pereza o la miopía no nos impiden permanecer fieles a la distin-
ción de nuestros deberes morales.
el modo en que ensayamos respuestas a las incómodas pre-
guntas que nos hacemos, el modo en que afrontaremos las imper-
tinentes críticas que nos dirigimos, es el objeto de la obra que el 
lector tiene en sus manos. 
EL DERECHO.indb 20 30/04/15 09:59
NOTA DEL EDITOR
de acuerdo con el criterio habitual de esta colección, inclui-
mos al final de este libro algunos capítulos escritos por alumnos 
ya graduados del máster en Gobernanza y derechos humanos. 
estos capítulos son versiones sintéticas y revisadas de aquellos 
trabajos de investigación fin de máster que obtuvieron la mejor 
calificación o fueron singularmente destacados por el tribunal 
que los evaluó. en el presente volumen se trata de los capítulos 
de Beatriz muñoz Goetsch, david martínez García, ana ma-
ría Pérez Castro y José daniel amoedo Barreiro, alumnos de la 
tercera promoción del máster, que hemos recogido dentro del 
apéndice ii.
EL DERECHO.indb 21 30/04/15 09:59
EL DERECHO.indb 22 30/04/15 09:59
EL MALTRATO ANIMAL Y EL ESPÍRITU 
DE LOS TIEMPOS
Jorge WagensBerg
Facultad de Física
Universidad de Barcelona
I. EL PROGRESO MORAL
las pasiones fundamentales de la condición humana se pue-
den determinar combinando solo dos conceptos: lo propio (y su 
complementario lo ajeno) y la alegría (y su contrario la tristeza). así 
tenemos la alegría empática, que es la alegría propia por la alegría 
ajena (1); la envidia, que es la tristeza propia por la alegría ajena (2); 
el morbo, que es la alegría propia por la tristeza ajena (eso que los 
filósofos románticos alemanes denominan el Shadenfreude) (3) y la 
compasión, que es la tristeza propia por la tristeza ajena (y 4). estos 
son quizá los cuatro sentimientos más trascendentes a la hora de 
mover los hilos del comportamiento y de la convivencia humana, 
pero aún hay otros cuatro con influyentes matices. Así tenemos 
la autocompasión (tristeza propia por la propia tristeza), la autoestima 
(alegría propia por la propia alegría), y dos formas ligeramente 
diferentes de melancolía como son la alegría propia por la propia 
tristeza y la tristezapropia por la propia alegría.
la vida individual y colectiva de un ser humano se rige sobre 
todo por las cuatro combinaciones primeras. Cada una de ellas 
es motor o freno de alguna clase de progreso humano, progreso 
social, progreso moral o progreso creativo... la alegría empática 
está en la raíz de lo que bien podríamos llamar progreso social 
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24 Jorge Wagensberg
(qué contento me da tu contento), la envidia está en la raíz de 
la resistencia al progreso creativo (cómo me duele tu contento), 
el morbo está en la raíz de la resistencia al progreso moral (qué 
contento me da tu pena) y la compasión en la raíz del progreso 
moral (qué pena me da tu pena).
Centremos nuestra atención en la idea de progreso moral. 
¿Qué es el progreso moral? ¿existe el progreso moral? ¿Cómo se 
favorece o desfavorece el progreso moral? Una intuición parece 
adelantarse sobre todas esas preguntas antes incluso de tratar de 
definir la idea. El progreso moral resulta de un tenso compromi-
so entre dos grandes fuerzas opuestas: la compasión que empu-
ja a favor y el placer morboso que empuja en contra. el placer 
morboso, el Schadenfreude o, si se quiere, el gozo vergonzante que 
requiere nutrirse del sufrimiento ajeno es en efecto la gran resis-
tencia al progreso moral. 
Pero basta un vistazo a la historia de la condición humana 
para concluir que existe, que siempre ha existido, algo que muy 
bien se puede nombrar como progreso moral. en principio se 
diría que el siglo xx en europa ha sido el más cruel y sanguinario 
de la historia con sus dos guerras mundiales, sus regímenes totali-
tarios y sus genocidios psicópatas. sin embargo, y a pesar de ello, 
se puede asegurar que el progreso moral existe desde el mismo 
amanecer de la humanidad. el progreso moral se mide por el 
grado de ampliación del dominio del sentimiento de compasión. 
Esta afirmación funciona casi como una definición. 
según arqueólogos de la Universidad de nueva york, exis-
ten evidencias de compasión en los chimpancés desde hace seis 
millones de años. hace casi dos millones de años el Homo erectus 
ya dedicaba parte de su tiempo a aliviar las penas de sus seres 
queridos, ya curaba enfermos y se entristecía con su sufrimiento 
y agonía. hace unos 50.000 años el Homo neardentalensis ya pro-
tegía a los más frágiles (se ha encontrado un individuo con un 
brazo atrofiado, pies deformes y ciego de un ojo que vivió hasta 
los veinte años). desde hace 12.000 años el Homo sapiens ha ido 
ampliando, poco a poco, muy poco a poco, el dominio de vigen-
cia de su compasión, primero fuera de la familia, luego fuera del 
clan, luego hacia los forasteros y por fin, aunque con una lentitud 
exasperante, también hacia los animales. nos está costando mu-
cho. En el año 80 el emperador Tito organizó una fiesta de cien 
días en el Coliseo romano donde murieron 9.000 animales salva-
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El maltrato animal y el espíritu de los tiempos 25
jes. Pero la compasión sigue ensanchando su campo de vigencia 
porque en el siglo v se eliminan las luchas de gladiadores y en 
el siglo vi el humano empieza a avergonzarse de los espectácu-
los con luchas a muerte entre animales. la esclavitud no queda 
abolida oficialmente hasta el siglo xix y las mujeres ganan el de-
recho a votar en pleno siglo xx. aún quedan esclavos en muchos 
lugares del planeta y aún existen colectivos donde una mujer no 
puede conducir un automóvil. sin embargo el progreso moral ya 
los hace indefendibles. no es fácil adelantarse al espíritu de los 
tiempos pero ¡qué fácil es quedarse atrás!
el espíritu de los tiempos es eso que HegeL hizo suyo como el 
Zeitgeist, el clima cultural de toda una época, una rara combina-
ción de los nuevos conocimientos adquiridos, de la comunicación 
y de la conversación entre personas que no ignoran lo mismo... 
en cada momento de la historia se puede asegurar que los que 
más se resisten a la evolución de la moral son los defensores a ul-
tranza de las tradiciones y las creencias y que los que se apuntan 
o dan forma al Zeitgeist de una época, los más avanzados, palide-
cerían desde un Zeitgeist de tiempos posteriores. no hay duda, el 
espíritu de los tiempos se mueve. 
Como muy finamente advierte Richard dawkins, ni siquiera 
los visionarios más avanzados de su tiempo tienen la perspectiva 
suficiente para abarcar el Zeitgeist que les toca vivir. adelanto un 
texto e invito al lector a que trate de adivinar su autor:
«estos pobres desgraciados eran raquíticos; llevaban sus ros-
tros horribles embadurnados de pintura blanca, tenían la piel su-
cia y grasienta, los cabellos enmarañados, la voz discordante y 
hacían gestos violentos. Cuando ves criaturas como aquellas te 
cuesta creer que sean seres humanos y que sean habitantes del 
mismo mundo».
Pues el párrafo procede nada menos que de los diarios de 
Charles darwin. En ellos el científico relata su vida cotidiana en 
el Beagle. aunque darwin procedía de una familia liberal con-
traria por ejemplo a la esclavitud (motivo por el cual se enzarzó 
en alguna discusión importante con el capitán Fitz roy) no esta-
ba totalmente libre de los prejuicios de la inglaterra victoriana 
en lo que se refiere a otros grupos étnicos. Así queda reflejado 
en los comentarios que dedicó a los nativos de Tierra de Fuego. 
darwin era lo que se dice una buena persona, de manera que a 
partir de estas opiniones nos podemos hacer una idea de la esca-
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26 Jorge Wagensberg
sa tolerancia racial que se respiraba en aquella época... en otro 
punto de los mismos cuadernos se lee:
«el roedor más grande del mundo, el Hydrochaerus capybara 
(carpincho en argentina, capibara en Brasil) también abunda 
por aquí. en montevideo maté uno de un tiro que pesó 98 libras 
(45 kg), medía tres pies y dos pulgadas (96 cm) de longitud (desde 
el morro a esta especie de muñón que tiene por cola) y tres pies y 
ocho pulgadas (112 cm) de perímetro».
Quizá sea solo una cuestión estética pero ningún naturalista 
actual se expresaría hoy en día de este modo para dar cuenta de 
la muerte de un animal por interés de la ciencia. el espíritu de los 
tiempos avanza justamente gracias a pensadores como darwin. 
Propongo a continuación otro ejercicio similar con el siguiente 
párrafo:
«diré entonces que no estoy ni estaré nunca a favor de cual-
quier clase de igualdad entre la raza blanca y la raza negra, que 
no estoy ni estaré nunca a favor de votantes o jueces negros ni 
de cualificarlos para que ocupen cargos ni para que contraigan 
matrimonio con persona blancas, y diré además, que hay una di-
ferencia física entre las razas blanca y negra que creo que prohi-
birá para siempre que estas dos razas vivan juntas en términos de 
igualdad social y política y, mientras estén juntas, habrá de existir 
la posición de superior y, como cualquier otro hombre, estoy a 
favor de que la posición superior sea asignada a la raza blanca».
¿Quién pronunció estas palabras? la declaración pertenece 
nada menos que a abraham LincoLn, una personalidad cuya 
aportación a moldear el nuevo espíritu de los tiempos está fuera 
de toda duda. ¡Qué difícil es, incluso para los líderes del cambio, 
tener una mínima perspectiva de la nueva panorámica moral 
cuya fase embrionaria protagonizan! el progreso moral existe 
aunque sea muy difícil de percibir desde el lugar y el momento 
en los que aquel está germinando.
No es difícil encontrar pinceladas significativas a favor de la 
existencia del progreso moral. Cuenta richard dawkins que 
cuando los primeros navegantes llegaron a la isla mauricio se 
dedicaron a matar a los pacíficos y confiados pájaros dodós a 
bastonazos. lo hacían de la manera más natural del mundo solo 
para entretenerse, pues tales pájaros estaban descritos como no 
comestibles. a nadie le parecía mal aquella carnicería gratuita. 
matar para divertirse aún está en el espíritu de nuestros tiempos. 
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El maltrato animaly el espíritu de los tiempos 27
Cazadores sonrientes fotografiándose con centenares de perdices 
alineadas en el suelo, con ciervos, jabalíes o grandes mamíferos 
africanos aún son ritos que se siguen practicando. Pero el Zeitgeist 
se mueve. Cada vez son menos frecuentes, cada vez sonríen me-
nos y cada vez se presume menos por ello.
hasta 1909 el marsupial llamado demonio de Tasmania tenía 
precio puesto a su cabeza. era un monstruo odiado, una alimaña 
a borrar de la diversidad del planeta. Hoy científicos y turistas 
lo lloran con amargura. en las novelas victorianas sobre África 
los llamados cinco grandes (elefantes, leones, leopardos, búfalos 
y rinocerontes) son muertos a escopetazos no para comer, sino 
por pura diversión. o, como dicen algunos, ¡por deporte! hoy 
el Zeitgeist ha hecho que la expresión caza deportiva sea cada vez 
más grotesca y contradictoria en sí misma. los cazadores furtivos 
arriesgan la vida y matan para comer, los turistas ricos matan 
en cómodas excursiones después de pagar ingentes cantidades 
de dinero. el Zeitgeist va royendo estas vergonzosas tradiciones 
pero resulta curioso constatar como el turismo legal cinegético 
es justificado incluso por conservadores de la naturaleza. El ar-
gumento es que ayuda a hacer rentables las reservas y ayudan a 
su mantenimiento. ¿Desde cuando un buen fin puede justificar 
un comportamiento inmoral? las plantaciones de droga dura 
también generan puestos de trabajo y sustentan la economía de 
muchos grupos humanos.
Un último ejemplo muy reciente ilustra que el Zeitgeist avanza 
aunque sea lentamente y en silencio. hace un año visité la isla de 
lobos frente a Punta del este en Uruguay. las mismas personas 
que antes mataban a los lobos marinos a golpes para comerciar 
con su piel, con su grasa y con los testículos de los machos, resulta 
que hoy los cuidan y protegen en el mismo escenario. Por allí ya 
sopla también la fresca brisa del Zeitgeist. el progreso moral existe, 
sin duda, pero es muy largo el camino que queda por recorrer. 
Por cada ejemplo exhibido a favor se pueden encontrar cien en 
contra. en pleno siglo xxi la aldea japonesa de Taiji sigue tiñen-
do de rojo cada año el agua de su bahía con la sangre de 20.000 
delfines. La crueldad en este caso no tiene límite porque la solida-
ridad familiar y grupal hace que estos inteligentísimos animales 
no huyan y traten de auxiliar a los que se desangran. y todo ello 
por no hablar de la gastronomía que recomienda despellejar vivo 
a un animal en la cocina justo antes de tostarlo en la sartén.
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28 Jorge Wagensberg
Cuando oímos hablar del maltrato animal nuestro impulso es 
responder poniendo una contradicción sobre la mesa. Por ejem-
plo, ante las quejas de los antitaurinos los aficionados a la fiesta 
suelen mencionar el sufrimiento de los cerdos o pollos hacinados 
en una granja o durante el transporte que los conduce a ser sa-
crificados para su consumo. Pero un mal ejemplo no se anula con 
otro peor. ya sabemos que no se puede vivir sin contradicciones, 
pero sí podemos tratar de vivir con el mínimo número de con-
tradicciones.
la moral y las costumbres están muy unidas, pero ello no sig-
nifica que no sea posible acordar unos principios apelando a todo 
aquello que pertenece a la esencia de la condición humana. el 
progreso moral ya ha conseguido darle la vuelta a grandes cues-
tiones como la esclavitud, los derechos de la mujer o la libertad 
religiosa y ya está incidiendo, aunque muy tímidamente todavía, 
en temas propios de nuestro tiempo. hay grandes cuestiones del 
progreso moral en las que todo está por hacer y a las que acaso 
ya les ha llegado la hora. la más importante, la más urgente y la 
más compleja es sin duda la cuestión del maltrato animal. inten-
temos pensar unos principios que ayuden a acelerar el progreso 
moral en esta cuestión.
II. CONTRATO CONTRA EL MALTRATO ANIMAL
La intuición del progreso moral nos invita a firmar las siguien-
tes consideraciones:
1) No divertirse a costa del sufrimiento de un ser vivo.
es bien posible que el mínimo sufrimiento animal no pueda 
ser siempre cero. ocurre sin duda en cuestiones de alimentación 
o investigaciones médicas, pero sí puede y debe ser totalmente 
nulo en cuestiones de entretenimiento. ejemplos de alegría ver-
gonzante son los espectáculos como los que se veían en el Coliseo 
romano, el boxeo, las peleas de gallos o perros, los festejos que 
pierden su gracia si no se martiriza un toro...
2) Procurar que el sufrimiento ajeno sea siempre el mínimo posible.
no podemos saber a ciencia cierta lo que sufre un animal pero 
sí lo que sufrimos nosotros al verlo, por lo que lo más razonable 
es actuar por exceso poniéndonos literalmente en la piel de las 
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El maltrato animal y el espíritu de los tiempos 29
víctimas. no cuesta mucho, por ejemplo, ponerse en la piel de un 
animal despellejado vivo, en la de un perro de caza atado durante 
toda la época de veda, en la de un galgo obligado a entrenarse 
atado a un vehículo, en la de una oca obligada a cebarse hasta la 
cirrosis...
3) El progreso moral se mueve por compasión por lo que conviene no 
reprimir este sentimiento ya sea hacia seres humanos o a cualquier ser vivo en 
general.
la compasión y la razón son prioritarias. luego, si se quiere, 
viene todo lo demás: el respeto, la admiración, el amor, la hones-
tidad...
4) Revisar continuamente las creencias y tradiciones y no dudar en des-
cartarlas si descubrimos que ya no son compatibles con el conocimiento inteli-
gible y vigente de la realidad que nos toca vivir.
Una tradición no es, en sí misma, un argumento para justi-
ficar absolutamente nada. Nunca lo es. La esclavitud tenía una 
larga tradición, pero en el siglo xix la realidad social y económica 
había madurado lo suficiente para pensar en cambiarlo todo.
5) Usar siempre el derecho propio a discrepar y respetar siempre el de-
recho a discrepar del prójimo.
es mucho más grave conocimiento sin crítica que crítica sin 
conocimiento. no hay ninguna excusa que limite el derecho a la 
libertad de expresión cuando se trata de reflexionar sobre una 
idea. Por ello tampoco hay excusa para dimitir del derecho a dis-
crepar y del derecho a la crítica.
6) Cuestionarlo todo es un buen método que solo puede favorecer el pro-
greso moral.
solo se puede tener fe ciega en la duda.
7) Valorar el futuro en una escala de tiempo que vaya más allá de la 
generación en la que vivimos.
levantar la mirada por encima del horizonte para evaluar la 
buena marcha del espíritu de los tiempos.
8) Valentía a la hora de seguir las siete recomendaciones anteriores.
De aquí surge quizá la mejor definición de valiente: valiente 
es quien antepone el progreso moral a cualquier otra forma de 
progreso.
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30 Jorge Wagensberg
III. ESTA NOCHE HE TENIDO UN SUEñO…
hoy he tenido un sueño en el que el espíritu de los tiempos se me 
llevaba en volandas hacia el futuro. ha sido un sueño muy feliz 
porque he viajado a una época en la que ya se cumplía el primer 
punto de la lista que acabamos de proponer. en efecto, nadie 
se divertía ya a costa del sufrimiento de otro ser vivo. y era un 
mundo feliz, no por lo que se podía ver en el mundo soñado sino 
justamente por lo que ya no se podía ver en él.
he soñado que acudía a un circo de acróbatas y payasos pero 
no he visto leones rugiendo bajo el látigo o sesteando muertos 
de aburrimiento en carromatos jaulas. no he visto osos bípedos 
aplaudiendo a las órdenes de los tirones de una argolla en la na-
riz, ni perros jugando al fútbol a cambio de azucarillos, ni focas 
haciendo malabarismos a cambio de arenques. la verdad en el 
mundo del sueño se parece mucho a lo que vemos hoy en día. la 
diferencia está en que el progreso moral ya ha barrido todas las 
excepciones del mapa.
he soñado también que paseaba por un mercado de una ciu-
dad del norte de África que conozco bien y donde solía ver a 
encantadoresde serpientes que actuaban para los turistas. Traba-
jaban con animales que tenían la boca cosida de por vida (corta 
vida, por cierto). Pregunté por ellos sin la menor nostalgia, pero 
nadie se acordaba ya de ellos. incluso dudaban de que jamás 
hubiesen existido. el progreso moral ha llegado ya a los últimos 
rincones del sáhara.
he soñado que iba al pueblo de albons (ampurdán, Girona) 
para pasar el fin de semana en casa de mi vieja amiga Alicia, 
como hago tantas veces en verano. Pues resulta que ya no se oyen 
en la lejanía los ladridos lastimeros, diarios y permanentes, que 
siempre han sido parte del paisaje sonoro del pueblo. se trata-
ba de una jauría de perros cuyo propietario, cazador de afición, 
mantenía encerrada todo el año en sucias jaulas con agua verde, 
mendrugos de pan seco y heces de varias semanas... el progreso 
moral ha logrado el milagro y al parecer el cazador se ha aver-
gonzado de repente de su error y de su horror.
he soñado que viajaba a una Gran reserva natural en 
sudá frica donde estuve en otoño de 2011. resulta que allí ya no 
se puede pagar para descerrajarle un tiro a un león. el progreso 
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El maltrato animal y el espíritu de los tiempos 31
moral ha hecho que ya nadie reclame ese dinero cobarde. el es-
píritu de los tiempos ha anulado definitivamente el argumento 
de que se trata de dinero necesario para el mantenimiento del 
parque.
He soñado que acudía a un sofisticado restaurante y pedía 
el foie gras que había hecho famoso en mis tiempos a este esta-
blecimiento. sin embargo el chef me ha mirado como si fuera 
un psicópata que se acaba de caer directamente de la edad me-
dia: «hace mucho tiempo que no está en la carta señor, ya no 
se encuentra ese producto por ninguna parte, ya no está en el 
 mercado».
en mis sueños también fui a un restaurante popular en la 
China profunda y me colé en la cocina para comprobar lo que 
había visto en un terrible documental de televisión. Pero incluso 
allí el progreso moral había enterrado ciertas costumbres, como 
despellejar perros o sapos. Ciertas recetas habían sido confinadas 
a los libros de historia para la incredulidad de los lectores que se 
topan con ellas.
he tenido especial interés en no despertarme de este sueño sin 
visitar la aldea japonesa de Taiji donde cada año matan a 20.000 
delfines y otros cetáceos. En el sueño me ha costado mucho en-
contrar esta aldea porque le han cambiado el nombre y son mu-
chos los lugareños que aseguran que las escenas sangrientas del 
pasado son exageraciones conseguidas con ayuda de Photoshop. 
incluso se ha celebrado un macrojuicio por aquellos zoocidios 
masivos pero los acusados alegaron exageraciones de los medios 
y se refugiaban con éxito en la socorrida obediencia debida. en-
tré en una cafetería y pregunté por la antigua técnica de caza que 
consistía en empezar dejando mal heridos a algunos individuos 
para estimular la solidaridad del resto que de este modo no huye. 
Pero el progreso moral ha hecho que los actuales habitantes de la 
aldea ahora nieguen que tal cosa haya ocurrido nunca. «¿Usted 
cree que nosotros podemos llegar a ser tan crueles?». incluso me 
han amenazado con querellarse si vuelvo a insinuar semejantes 
infundios.
el sueño de este viaje por el futuro era tan dulce que cuando 
ha sonado el despertador lo he derribado de un manotazo y me 
he regalado una propina de sueño. y lo he conseguido, veinte 
minutos más de sueño, ¡del mismo sueño!
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32 Jorge Wagensberg
la compasión que inicialmente afectaba solo a uno mismo o a 
la familia se ha ido extendiendo y hoy está alcanzando a los ani-
males. el concepto prójimo está a punto de aceptarlos, del mismo 
modo como en otros tiempos aceptó a otras etnias, a otras clases 
sociales o a la mujer. levanto mi copa por ello.
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ANIMALES Y DERECHOS
Javier sádaBa
Universidad Autónoma de Madrid
los animales forman parte de nuestro entorno, compartimos 
con ellos un fondo común y algunos, los más evolucionados, son 
primos hermanos. los animales y los animales humanos estamos 
situados en el amplio campo de la naturaleza. los derechos, por 
el contrario, son una construcción que hemos hecho en el otro 
campo, el de la cultura. de ahí que de los primeros podamos ha-
blar con cierta propiedad mientras que de los segundos lo haga-
mos en controversia, polémica y hasta duro enfrentamiento. la 
etimología de «animal» la hemos recibido directamente del latín 
y quiere decir «lo que respira», lo que está vivo. no habría que 
olvidar que su uso, ya desde los comienzos de la civilización en 
la que estamos entroncados, se ha inclinado hacia lo peyorativo. 
así, llamar a alguien animal ha consistido en tacharle de brutal, 
ignorante o bajo de inteligencia. luego volveremos sobre ello. 
la palabra derecho se remonta al indoeuropeo «reg», de donde 
procede recto o directo. También se puede especular que la par-
te derecha, desde antiguo, ha gozado de cierto privilegio, de ser 
contemplada como la parte noble. aún hoy, y aunque existe una 
buena dosis de mitología cuando se habla de los zurdos y de los 
diestros, se supone que el hemisferio derecho es, por decirlo de 
modo un tanto osado, el noble.
Comencemos con los animales y luego nos volveremos a los 
derechos para ver, al final, cómo se pueden aplicar estos a aque-
llos. La evolución es un hecho científico indudable salvo para al-
EL DERECHO.indb 33 30/04/15 09:59
34 Javier Sádaba
gún fundamentalista retrasado o despistado. Pero no ha sido hasta 
la llegada, reciente aún, de Ch. darwin, con su descubrimiento 
de la evolución por selección natural, que se ha interiorizado en 
la ciencia y en el conocimiento cotidiano como un dato indiscu-
tible. hasta entonces la separación entre los llamados brutos y 
los seres humanos había sido tajante. la distancia sería esencial. 
Bien lo ha recordado el filósofo utilitarista P. singer describiendo 
una tradición, muy arraigada, según la cual todos los animales no 
humanos serían instrumentos en manos del hombre. solo alguna 
muestra. en la Biblia, y concretamente en el Génesis, se incita a 
una utilización indiscriminada de todos los animales. estas son 
las palabras que podemos leer en un texto que será sagrado para 
buena parte de la civilización en la que nos encontramos: «do-
minad los peces del mar, las aves del cielo y todos los vivientes 
que reptan sobre la tierra». arisTóTeLes, otro de los pilares de 
la civilización en cuestión, no se quedará corto en esa arbitraria 
discriminación. Como la palabra solo la poseen los humanos y 
los pobres animales únicamente disfrutan de la voz, un foso se 
abriría entre unos y otros. si damos un paso de gigante en el 
tiempo descarTes separará a los humanos de los animales con 
una radicalidad que casi iguala a la que diferenciaría lo divino de 
lo humano. y es que los animales se limitarán a funcionar como 
máquinas. en vez de órganos, simulacros de órganos. aunque 
parezca mentira, todavía hay personas, supuestamente ilustradas, 
que están de acuerdo con el filósofo francés. Obviamente, para 
defender las corridas de toros. esta tradición dominante ha te-
nido también sus excepciones. así, por ejemplo, para Porfirio 
cualquiera que tenga voz posee también razón. y el importante 
reformista utilitarista J. BenTHam consideró una equiparación 
necia la de no tener razón y, en consecuencia, no tener dolor.
Una infantil metafísica ha sido la causa de nuestro egocen-
trismo y de nuestro espejismo. el egocentrismo, como lo indicó 
Hume, consiste en creernos el centro de todo lo que existe o pue-
da existir. Y el especismo en clasificar la realidad en entidades 
cerradas y totalmente separadas unas de otras cuando, por usar 
una muy aprovechable idea de wiTTgensTein, las cosas están 
entrelazadas, son «juegos de lenguaje» o «eslabones de una ca-
dena» según sus palabras. Pero esa persistente metafísica, y que 
va de Lamarck a los creacionistas de nuestrosdías pasando por 
TeiLHard de cHardin, ha forjado una irreal línea que conduci-
EL DERECHO.indb 34 30/04/15 09:59
Animales y derechos 35
ría hasta nosotros coronándonos como reyes de este mundo real o 
cualquier otro posible. el mismo Principio antrópico, en sus dos 
versiones, comete la misma falacia. expuesto de una manera muy 
simple consiste en afirmar que si algo ha llegado a un determina-
do final, todo lo que le antecede estaría dirigido a obtener dicho 
final. No hace falta más que echar un vistazo al árbol universal de 
la vida para comprobar que esto no es así, sino que el conjunto de 
lo viviente se expresa en mil ramificaciones y que no hay segmen-
to alguno que llegue directamente a nosotros. Partiendo de un 
ancestro común universal podemos hacer una primera división 
que diferencia tres reinos o dominios: las bacterias (bastones), las 
arqueas (antiguas) y los eucariotas (buena nuez; es decir, con nú-
cleo). los animales, junto a hongos y plantas, son, a su vez, las 
ramas eucariotas. Al final, casi tan pequeña como la que trae en 
su pico la paloma en la legendaria arca de noé, aparecemos los 
animales. y ya dentro de los homínidos, hasta alcanzar el homo 
sapiens sapiens hemos tenido que pasar, directa o indirectamen-
te y entre otros, por los distintos australopithecus, el homo habi-
lis, el homo ergaster, el homo erectus para acabar compitiendo 
con el neandertal. el dolor, por cierto, que, dados los traspiés y 
obstáculos del camino, se ha acumulado en este calvario es como 
para desalentar al más devoto defensor de un buen Creador.
en una relación más directa y cotidiana no se puede negar 
que unos animales nos resultan simpáticos como las tortugas, es-
pecialmente con los niños, otros nos generan ternura y cariño, es 
el caso de los perros lazarillo acompañando a los ciegos, y otros 
despiertan nuestro sentido estético que es lo que nos sucede vien-
do correr a un caballo. en otras situaciones nuestros afectos son 
ambivalentes. Parece que hemos interiorizado el horror a la ser-
piente y, sin embargo, en el antiguo egipto era coronada por una 
diosa que tomaba la forma de cobra. y es que en su cosmología 
la serpiente rodeaba el mundo siempre dispuesta a romper el or-
den y devolvernos al caos. Por no hablar de la secta cristiana de 
los ofitas en el primer siglo de nuestra era. Su nombre proviene 
precisamente del griego «ophis», que quiere decir serpiente. dicha 
secta gnóstica divinizó, contra el viejo y malvado dios del anti-
guo Testamento, a la, en otros contextos, repugnante serpiente. 
y ya que hemos tocado el resbaladizo campo de la religión, es de 
todos conocido que los animales fueron los primeros dioses de la 
humanidad. lo fueron los osos, los toros, los cocodrilos y tantos 
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36 Javier Sádaba
más según la cultura en la que nos detengamos. a propósito de 
las religiones no estará de más añadir un curioso dato teológi-
co. J. J. LyncH, citando a darwin, observa cómo el sufrimiento 
de los animales no humanos constituiría una prueba contra la 
existencia de Dios. Si el dolor humano ha tratado de justificarse, 
cosa absurda sin duda pero ahí está, recurriendo al mito de un 
pecado original que luego lo continúa reproduciendo la libertad 
humana, nada semejante sucedería en el mundo estrictamente 
animal. a no ser que, estirando la fantasía, les estuviera reservado 
un cielo o un infierno mitigados. En este terreno todo es posible. 
la imaginación no tiene límites.
antes de pasar al dolor de los animales y a los distintos usos 
que de ellos hacemos, especialmente en los experimentos clíni-
cos, conviene tener presente que dentro del dominio en el que 
se encuadran tales animales, se da una clara escala que va de los 
inferiores a los superiores. no es lo mismo un pez que un simio. y 
por medio todo un conjunto de especies que van al ritmo de una 
evolución que ha configurado este y no otro cuadro de la vida. 
en una franja cercana a nosotros sabemos hoy que los elefantes, 
además de su excelente memoria, resuelven problemas, lloran a 
sus muertos y hasta se interesan por la música. Si se define la 
inteligencia como la capacidad para resolver problemas, una má-
quina de Touring, lo suele recordar un bien interesante filósofo 
español ya fallecido, sería inteligente. y un elefante, añadamos 
nosotros, también. Los delfines nos producen admiración no solo 
por el desarrollo de su cerebro, superior al nuestro, sino por su ca-
pacidad de comunicación por medio de saltos, danzas y sonidos. 
sus juegos, su memoria, afectividad y la transmisión de la cultura 
entre ellos hacen que muchos les consideren los animales más 
cercanos a los humanos. Por su parte, el cerdo emite una serie de 
sonidos que configuran todo un idioma, aprenden con rapidez 
no envidiando a lo que haría un niño de tres años. no en vano 
comparten con nosotros el setenta por ciento de los genes y su 
corazón es prácticamente igual al nuestro. Algunos han definido 
al ser humano como un cerdo en vertical. Bromas aparte, no es 
ninguna exageración. los pulpos muestran, a pesar de su forma 
y tamaño, una especial inteligencia y una gran memoria a corto 
y largo plazo. Quien esto escribe puede dar fe de ello ya que sien-
do adolescente estuvo a punto de ser arrastrado por un pequeño 
pulpo. Al final fue otra persona la que se lo llevó como trofeo. Yo 
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solo me llevé el susto. aunque, caprichos de la naturaleza, en el 
reino de lo pequeño podemos dar con descubrimientos que rom-
pen cualquier esquema rígido. el gusano o nemonato «elegans» 
comparte con nosotros la mitad de los genes y está siendo un 
excelente aliado en el estudio, por ejemplo, del envejecimiento o 
la enfermedad de alzheimer. y la mosca «drosophila melano-
gaster», conocida también como mosca de la fruta o del vinagre, 
dadas las analogías que muestra con los humanos, está sirviendo 
para conocer mejor la biología del desarrollo.
donde la semejanza entre animales humanos y no humanos 
alcanza su máxima expresión es en los grandes simios con los 
que, como vimos, compartimos desde hace pocos millones de 
años un tronco común. en los últimos decenios los primatólogos 
han estudiado con intensidad sus capacidades cognitivas y emo-
tivas. nombres como el de lana, sara o Kilo empiezan a ser de 
dominio casi cotidiano. Chimpancés, gorilas y orangutanes son 
nuestros primos hermanos. Cierto es que entre ellos y nosotros se 
dan diferencias nada despreciables. Las redes genéticas difieren 
en la corteza cerebral en una proporción de uno a tres y siempre, 
claro está, a favor nuestro. de la misma manera que carecen de 
áreas del cerebro, además del aparato fonador, que son condición 
necesaria para poseer una lengua con doble articulación, recur-
sividad o con capacidad de aislar un objeto del que predicamos 
una cualidad. esto último es lo que nos posibilita hablar de lo que 
existe, de lo que no existe o de las fantasías más extravagantes. 
o menos extravagantes y placenteras que por algo la imagina-
ción es la facultad libre por excelencia. y que rompe tantas veces 
un mundo cerrado y aburrido. Todo eso, repitámoslo, es verdad 
pero no es menos cierto que un chimpancé coge un palillo para 
obligar a salir a las hormigas y comérselas sabiendo trasmitir esa 
práctica a sus vástagos. Todo lo cual indica que, a pesar de no ser 
capaz de dar razones como lo hacemos los humanos, incluidos 
los más irracionales, sí pasa a la acción por alguna razón, en este 
caso la de comer. ha utilizado un medio en función de la obten-
ción de un fin por lo que no se le puede negar una cierta razón 
instrumental, tan abundante, digámoslo de paso, en una huma-
nidad cada día más achicada. de la misma manera que no se le 
pueden negar deseos bien concretos como es el de alimentarse 
con un determinado manjar. El neurocientífico deHaene ha ob-
servado, además, cómo sus lóbulos parietales contienen represen-
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taciones aproximadas de lo que es el número siendo, al mismo 
tiempo, independientes del lenguaje. lo que nos distinguiría es 
que nosotros construimos cálculos más refinados y exactos. Y si 
nos adentramos en el mundo de las emociones podemos citar 
estas palabras de J. racHeLs y que están tomadas del mismo 
darwin: «Los animales experimentan ansiedad, aflicción, aba-
timiento, desesperación, alegría, devoción, malhumor, paciencia 
y multitud de otros sentimientos humanos». es obvio que tales 
emociones y sentimientos se dan, de manera especialmente agu-
da, en esa franja animal tan pegada a nosotros que son los simios.
lo expuesto bastaría para dejar claro que los animales no hu-
manos, y concretamente los que, además de poseer un sistema 
nervioso muy evolucionado disponen de un cerebro cercano, a 
pesar de las obvias diferencias, al nuestro, tienen dolor y pueden 
sufrir. Como siempre hay alguien, sobre todo si es un defensor de 
las corridas de toros, que pone en duda que incluso los animales 
superiores sufran, no estará de más que digamos algo sobre esa 
experiencia desagradable que tan bien la conocemos los huma-
nos como tan mal afecta a nuestro vivir. el dolor y el placer son 
como el freno y acelerador que ha puesto la naturaleza en su 
evolución para que podamos sobrevivir. ya sea en su forma agu-
da o crónica se convierte un mal intolerable cuando nos persigue 
superando los límites en los que su función consiste en proteger-
nos. Desde un punto de vista fisiológico conocemos con suficien-
te precisión el proceso que va desde los nervios nocirreceptores 
hasta el cerebro. Cuando se traspasa cierto umbral y la inhibición 
de los mecanismos antidolor es impotente, el dolor nos invade. 
Afirmar el dolor propio y negar el de los demás es un sinsentido. 
Un sinsentido que se repite cuando alguien, con osadía, se atreve 
a poner en duda el sufrimiento de, al menos, algunos animales.
aunque en puridad estaría de sobra ofrecer razones contra 
aquellos que, en ridícula imitación cartesiana, dicen no saber si, 
por ejemplo, los animales padecen dolor, digamos lo siguiente. es 
cierto que yo nunca podré tener y vivir el dolor de Juan o de la 
chimpancé sara. los tienen ellos y lo viven ellos. es por eso que 
el dolor es subjetivo, personal, de Juan o de sara. y es por eso 
que pueda decirse que se trata de algo inefable. existen, sin duda, 
escalas para medir el dolor que nos posibilitan hacernos cargo 
de manera aproximada de cuánto es el valor de una determi-
nada situación dolorosa. aun así, están en su punto las palabras 
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de Chantal maiLLard, según las cuales tiene algo de infantil su 
medición. sería parecido a querer dar la cifra del último número. 
no en vano Borges, con ironía, definió a Dios como aquel que 
conoce el último número. Pero lo dicho no obsta para que poda-
mos conocer el dolor de los animales humanos y no humanos. 
sabemos que irene tiene dolor en un dedo si se ha cortado con 
un cuchillo, de estómago si se retuerce o vomita y de cabeza si 
muestra signos de desazón, se lleva la manos a la cabeza o simple-
mente si nos lo cuenta y da detalles como lo haría en una consulta 
médica. Habrá ocasiones en las que mienta, finja o exagere pero, 
en general, poseemos criterios suficientes para detectar el dolor 
que no es propio. Como enseñó wiTTgensTein tales criterios 
nos bastan y pedir más está de sobra. el escepticismo en estos 
casos no tiene lugar, le falta espacio intelectual y práctico. otro 
tanto hay que decir de los animales. y aunque carezcan de un 
lenguaje que les posibilite expresar sus dolores como lo hacemos 
los humanos, sus gritos, su comportamiento y las analogías que 
nos ofrecen demuestran con claridad sus padecimientos. la ex-
cusa de que no alcanzan la conciencia de la que presumimos los 
animales humanos no quita, ni mucho menos, para negarles la 
capacidad de sufrir o de adjudicarles sufrimientos prácticamente 
irrelevantes. sabemos cómo una madre chimpancé puede morir 
de pena ante la angustia que le produce no poder ver a su cría 
recién nacida. Quien objetara que un león se come a las crías 
para poder así seguir copulando con la hembra, la respuesta es 
que además del rey de la selva es el campeón de la copulación, 
nada más. y en relación con el temor de una muerte inminente 
no es fácil enterarnos de qué es lo que sucede en su interior, dado 
que les falta nuestra capacidad para orientarse en el tiempo, pero 
es probable que en el matadero o en circunstancias en las que se 
sienten cercados le abrume la zozobra o una angustia semejante 
a la humana.
antes de pasar a los derechos o no que acompañan a vivien-
tes con el grado de sensibilidad que venimos describiendo no es-
tará de más hacer un esfuerzo de imaginación. Un esfuerzo de 
imaginación que nos ayude a comprender las obligaciones que 
tenemos con aquellos que durante tanto tiempo nos han acom-
pañado en el tortuoso recorrido de la evolución y que, hasta el 
momento, ha llegado a su cima con nuestra especie. supongamos 
un observador imparcial lejano a animales y humanos que, sin 
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embargo, conozca las características más relevantes de ambos. 
los contemplará como dos conjuntos distintos, el de los animales 
y de abajo arriba distinguirá una inmensa variedad de especies, 
solo en el de los insectos diferenciaría entre miles. y en la citada 
mosca drosophila se cuentan unas tres mil. Constataría com-
portamientos dispares, una lucha salvaje por la supervivencia o 
unos temibles depredadores. de la misma forma que contempla-
ría animales fuertemente jerarquizados y monógamos como el 
lobo o pacíficos corderos. Si nuestro observador se vuelve ahora 
hacia el otro conjunto, el de los humanos, le llamará la atención 
que han accedido al mundo de la cultura y que es a través de 
esta como, por un lado, han frenado la evolución natural y, por 
otro, han privilegiado la ciencia y la tecnología en detrimento 
de los sentimientos. mientras que los animales no humanos es-
tán programados en función de su código genético los humanos 
están programados para ser, al menos mínimamente, libres. no 
se trata de contradicción alguna. los no humanos se rigen por 
los instintos. los humanos, aparte de los instintos, por las posibi-
lidades que se les abren para actuar de una u otra manera. los 
animales, podríamos añadir parafraseando a sarTre, han sido 
liberados de la libertad. el observador constatará que, siquiera 
en teoría, todos pertenecen a la misma especie, aunque el lími-
te por abajo; es decir, los discapacitados profundos por ejemplo, 
les creen ciertos problemas. y no dejará de llamarle la atención 
también que, a pesar de que hablen de derechos humanos y 
al revés que los simplemente animales, se comporten con saña 
muchas veces respecto a los de su misma especie. Pero entre los 
dos conjuntos señalados se fijará en lo que se llaman conjuntos 
enlazados. expuesto de otra manera, habría características que 
serían muy comunes a ambos conjuntos. y, en concreto, en esa 
parte enlazada, los animales humanos y no humanos comparti-
rían la sensibilidad ante el dolor o, en términos más psicológicos, 
el sufrimiento. es fácil concluir que nuestro observador pensaría 
que han de ser tratados de manera semejante los que comparten 
el siempre pérfido dolor.
lo que acabamos de exponer no es un argumento sin más 
que obligue a que no usemos y abusemos de los animales. Pero 
es una aceptable introducción a sus supuestos derechos puesto 
que, de hecho, los usamos y utilizamos. Cuando nos refiramos 
más adelante al vegetarianismo nos detendremos en lo que nos 
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aportan como alimento y lo que esto implica para ellos. de la 
misma forma que nos detendremos en el complicado y polémico 
tema de su uso en los muy necesarios ensayos clínicos. digamos 
solamente ahora que la ganadería intensiva, el hacinamiento, lasjaulas, el transporte, el estrés acumulado y mil calamidades más 
rodean y torturan a muchos animales en bien de la alimentación 
humana. autores como J. s. foer o m. PoLLan lo han puesto 
recientemente de manifiesto, aunque bastaría con abrir los ojos 
para enterarse de ese trato con el que, con indiferencia suprema, 
obsequiamos a tantos animales. Y si nos fijamos en la biomedi-
cina, terreno especialmente sensible para quien se interese por 
la Bioética, los utilizamos para experimentar la toxicidad de los 
fármacos, los efectos de las radiaciones o las consecuencias de las 
privaciones físicas o psíquicas. Por no hablar de los transplantes 
de órganos en los que cerdos y simios, concretamente los gibones, 
donarían parte de su cuerpo, o su cuerpo entero para reparar los 
nuestros. y ya en un campo más banal habría que recordar la 
materia prima en la que se convierten con el fin de que podamos 
confeccionar abrigos de piel, pintalabios o lociones para después 
del afeitado. la lista se haría interminable pero baste con esta pe-
queña muestra no sea que acabemos siendo partenaires de Brigitte 
Bardot en su defensa de las focas.
Es hora de pasar a los derechos en cuanto tales. Su definición 
es más que problemática, su justificación roza lo imposible y su 
lista, como el amor de Dios, parece no tener fin. Por otro lado, 
el triángulo que conforman los derechos civiles, económicos y 
sociales no es fácil de encajar. los primeros, además, chocan con 
sus límites como es el caso de la libertad de expresión y los otros 
dos se reciben con reticencia, cuando se reciben, por no pocos, 
sobre todo por los ricos. en esa situación tal vez convenga ir a la 
raíz y la raíz es la moral porque unos derechos que se sustenta-
ran en el aire podrían nacer tanto de una dictadura, y por tanto 
a desobedecer, como fruto de unas normas justas y, por tanto, 
a respetar. dentro de la moral hay dos tendencias que, casi es-
quizofrénicamente, nos predisponen a la acción. Una es la basa-
da en principios desde donde fluyen tales acciones. La otra es la 
utilitarista que se centra en las consecuencias de nuestros actos. 
la primera considera las obligaciones de manera rígida. la se-
gunda de forma más flexible. No sabremos nunca si una sociedad 
que se orientara por la utilidad sería más felizmente humana que 
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otra guiada por los principios. lo razonable es combinar las dos 
posturas. sospechamos, sin embargo, que una humanidad que 
crezca de modo hiperutilitarista, como es la que se está constru-
yendo, puede acabar disfuncionalmente, con paso muy rápido y 
vista muy corta. Los derechos, además, no hacen sino codificar 
y dar forma universal a los intereses y deseos por lo que nunca 
habrá que situarlos en el cielo de una general abstracción. si nos 
volvemos a los animales, y dejando de lado una bizantina e in-
acabable discusión microscópica sobre los derechos de los no hu-
manos o expresiones de tinte escolástico como si tienen o no va-
lor intrínseco, diríamos lo siguiente. reconociendo la diferencia 
entre animales humanos y no humanos, está en su punto afirmar 
que tenemos obligaciones respecto a ellos y, en consecuencia, que 
poseen unos derechos, si no iguales, sí análogos a los nuestros. 
o, con otras palabras, relativos y proporcionados. a un niño no 
le llevaremos a un tribunal de justicia aunque le apliquemos un 
pequeño castigo que pedagógicamente le ayude. Pero tenemos 
la obligación de no hacerle sufrir o de alimentarle. Una obliga-
ción semejante, además de no llevarle a tribunal alguno, tenemos 
respecto a determinados animales. Concretamente la de no in-
flingirles sufrimiento. En algún sentido, y dada la relación asimé-
trica, no es exagerado sostener que son ellos los que nos otorgan 
los derechos. y es que, inermes, nos obligan a actuar a su favor. 
no es, por tanto, extraño que desde el año 1979 se haya legisla-
do sobre los derechos de los animales, que en la Unión europea 
dispongamos de varios protocolos, directivas y reglamentos sobre 
cómo tratarlos. o que, más recientemente, Peter singer y Paola 
cavaLieri pusieran en marcha el Proyecto Gran simio. de lo 
que se trata es de que se les deje vivir, ser libres y no se les torture. 
retomemos el importante asunto de los ensayos clínicos y la 
experimentación con animales con el fin de mejorar la salud hu-
mana. y tengamos a la vista simios como el chimpancé, los pa-
piones o los macacos. no olvidemos, aunque sea para denostarlo, 
el hecho de que uno de los principales avances en fisiología se 
debe a F. mangedie a finales del siglo xvii. se cebó en la vivisec-
ción de perros a los que destrozaba vivos y sin recurrir a la anes-
tesia, uno de los descubrimientos más importantes en medicina 
y que todavía estaba en sus comienzos. y puestos a no olvidar 
recordemos que en la resplandeciente alejandría se aplicó la vi-
visección a humanos. Prisioneros, pobres, marginados, enfermos 
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y moribundos no han dejado de ser a lo largo de la historia ma-
teria prima para cualquier barbaridad. en los ensayos clínicos 
parece que habría que colocar en una balanza los posibles bie-
nes a lograr para los humanos y los posibles males a causar a 
los animales, por muy cercanos a nosotros que estos sean. y es 
que, por muy cercanos que sean, y lo son, no pertenecemos a la 
misma especie. Tampoco a la misma comunidad moral en senti-
do estricto. Pero sí a la misma comunidad de dolor, lo que para 
muchos, y especialmente para los utilitaristas, los hace partícipes 
de una parte esencial de la vida moral. siendo esta la situación, 
algunos, como Gary l. francione, un destacado defensor de 
unos proporcionados derechos de los animales, escribe lo siguien-
te: «si nuestro sufrimiento por no usar a los animales supera el 
interés animal en no sufrir, el primero prevalece y el sufrimiento 
animal se considera necesario». Quien esto escribe todavía hasta 
hace poco discrepaba de francione oponiéndose a toda utiliza-
ción instrumental de animales generadora de dolor. actualmente 
pienso que respetando las normas según las cuales se comprueba 
que no hay otra alternativa, se minimiza el dolor y las necesida-
des humanas son perentorias, podríamos optar por utilizar como 
objetos a los animales. se trata de un precio de excepción en una 
situación de excepción. Una vez más, los principios y las conse-
cuencias sacan sus lanzas y no hay más remedio que obtener la 
paz con un armisticio. Pero las espadas, si no las lanzas, siguen en 
alto. en cualquier caso, miremos a oriente. la atractiva religión 
jainista tiene como piedra angular de todo su sistema el concepto 
de ahimsa, que quiere decir no sufrir. es la divisa que preside su 
manera de ser y de actuar. nos vendría bien sumarnos a ella. 
y en relación con lo que venimos diciendo surge la pregunta 
de cómo deberíamos juzgar las mascotas o, más serio aún, por 
qué mimar a un animal en vez de usar esos cuidados y dinero 
adoptando, acogiendo niños o, sencillamente, socorriendo sus ne-
cesidades. respecto a los que encuentran más cariño en animales 
que en humanos solo podemos comentar que quien de esa mane-
ra se comporta muestra algún déficit en la esencial comunicación 
con los demás. siendo muy niño leí en un cenicero la siguiente 
inscripción: «Cuanto más conozco a los hombres, más amo a los 
animales». Quizás convendría dar la vuelta a la frase y decir que 
cuanto más amo a los animales más amo aún a los hombres. y en 
lo que atañe a si es una vergüenza tratar, por ejemplo, a un perro 
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como a un rey en vez de volcarse en personas, y concretamente 
niños necesitados de protección, la respuesta no es fácil. También 
nos podemos escandalizar de que se gaste tanto en explorar mar-
te mientras una gran parte de la humanidad padece hambruna. 
sin querer ser dogmático en esta siempre complicada materia, 
y con los oportunos matices, el consejo

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