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Dialnet-FormacionDeHabitosParaElCuidadoDelMedioAmbienteEnL-5225631

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Lubis Carmita Zambrano Montes
Universidad San Gregorio de Portoviejo
lczambrano@sangregorio.edu.ec
Andrea P. San Andrés Mendoza
Universidad San Gregorio de Portoviejo
andreitasandresmv@hotmail.com
171616 REVISTA SAN GREGORIO, 2015, No.9, VOLUMEN 1, ENERO-JUNIO,REVISTA SAN GREGORIO, 2015, No.9, VOLUMEN 1, ENERO-JUNIO, ISSN 1390-7247
resumen
abstraCt
El presente trabajo tiene como objetivo estudiar la formación de hábitos para el cuidado del medio ambien-
te en la educación inicial. Una vez realizado el trabajo de campo, utilizando la técnica de la observación, se 
determinaron las siguientes conclusiones: los niños y niñas demuestran escasos hábitos para el cuidado del 
medio ambiente. Se pudo visualizar que no todos ubican la basura en su lugar, pocos identifican los espa-
cios libres de contaminación, no tienen bien definido los mecanismos para ahorrar luz y evitar desperdiciar 
el agua, y demuestran débiles actitudes para el cuidado de las plantas y animales. La mayoría de docentes 
no utilizan estrategias adecuadas para orientar la educación ambiental en los niños y niñas, los recursos 
didácticos que utilizan no están en función de los hábitos para el cuidado ambiental; además, no se mane-
jan reglas que generen el aseo personal, del aula y del entorno ambiental. Las actividades artísticas como la 
plástica, la expresión musical, el teatro y las actividades lúdicas no son utilizadas frecuentemente para el 
desarrollo de hábitos para el cuidado del medio ambiente.
PaLabraS cLavE: aprendizaje; educación inicial; estrategia; juego; niño.
This paper aims to study the formation of habits for environmental care in early childhood education. 
Once done fieldwork, using the technique of observing the following conclusions were determined: chil-
dren show few habits to the care of the environment. He could visualize that not all place the trash in its 
place, few identified the clearances of contamination, do not have well defined mechanisms to save light 
and avoid wasting water, and demonstrate weak attitudes to care for plants and animals. Most teachers do 
not use appropriate strategies to guide environmental education in children, teaching resources used are 
not based on environmental care habits also no rules that generate grooming are handled, the classroom 
and the ambient environment. artistic activities like plastic, musical expression, theater and recreational 
activities are not frequently used for the development of habits for environmental care.
KEywOrdS: Learning; initial education; strategy; play; child.
ARTÍCULO PRESENTADO PARA REVISIÓN: 15 DE MARZO DE 2015
ARTÍCULO ACEPTADO PARA PUBLICACIÓN: 15 DE MAYO DE 2015
Formación de hábitos 
para el cuidado del medio 
ambiente en la educación 
inicial
18 19REVISTA SAN GREGORIO, 2015, No.9, VOLUMEN 1, ENERO-JUNIO, (6-15), ISSN 1390-7247 Lubis Carmita Zambrano Montes; Andrea Patricia San Andrés Mendoza: “FORMACIÓN DE HÁBI-TOS PARA EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE EN LA EDUCACIÓN INICIAL.”
La edad más propicia para aprender son los 
primeros cinco años de vida. En esas circunstancias 
la educación inicial cumple un rol decisivo 
en la formación del ciudadano, donde se debe 
desarrollar hábitos y valores que los conducirán 
por el resto de la vida; es el espacio privilegiado 
para que los docentes cultiven en los niños y niñas 
actitudes positivas para el cuidado de los recursos 
naturales, por medio de las artes, la lúdica, con 
experiencias de aprendizaje que permanezcan en 
ellos por siempre.
El presente trabajo investigativo hace referencia 
a la gran importancia de sensibilizar a los niños 
y niñas en sus relaciones con el medio ambiente, 
de igual forma el reconocimiento de la conciencia 
ambiental que deben manejar los docentes en 
el aula, valiéndose de estrategias metodológicas 
significativas, que enfaticen el protagonismo 
estudiantil, donde el niño aprenda haciendo, que 
observe, hable, lea, comente, dibuje, pinte, cante, 
baile, arme, desarme, opine, proponga, decida… 
acciones que de seguro se incorporarán a su 
estructura cognoscitiva y perdurarán por siempre, 
que más tarde desembocarán en un individuo con 
una conciencia ambiental plena, que asegure el uso 
racional de los recursos naturales para satisfacer 
las necesidades del presente y de las futuras 
generaciones.
La etapa de la educación inicial tiene como 
finalidad el desarrollo integral de los niños y niñas, 
es decir, que su prioridad es la formación de los 
infantes como personas y como ciudadanos, por 
lo tanto deben inculcarse valores sociales que les 
permitan aprender a convivir y amar el entorno al 
que pertenecen.
Los seres humanos desde que nacen mantienen 
una relación con su ambiente natural y social, 
de este modo van adquiriendo experiencias, 
conocimientos, habilidades, actitudes, valores 
y normas que se proyecten a reflexionar sobre 
sus propias conductas, aprendiendo a respetar y 
valorar el lugar de donde provienen, para tomar 
conciencia de su rol en la conservación de la 
naturaleza.
El medio ambiente constituye un sistema 
formado por elementos naturales y artificiales 
que están interrelacionados y que son modificados 
por la acción humana. Se trata del entorno que 
condiciona la forma de vida de la sociedad y que 
incluye valores naturales, sociales y culturales 
que existen en un lugar y momento determinado. 
Según azzerbonic de rivero (2006:39-41) 
hablamos del medio ambiente como fuente de 
saberes, proponiendo recuperar el entorno, como 
un texto a ser leído, resignificando lo habitual, 
transformando la cultura cotidiana en objeto 
de estudio. Para que el niño pueda aproximarse 
a la comprensión del lenguaje de ambiente, un 
ambiente, su ambiente, lleno de sonidos, colores, 
olores, personas, lugares, objetos, que adquieren 
fisonomías particulares y propias que proponen 
una inagotable cantidad de experiencias. Para 
eso hay que recorrerlo, entrar en la trama social, 
para llegar a identificar las particularidades y 
diferencias de los diferentes paisajes urbanos.
Introducir al niño en el entorno natural significa 
estimularlo desde todos los sentidos: gusto, olfato, 
vista, tacto para dotarlo de un espíritu crítico para 
captar la relación niño-ambiente. a la naturaleza es 
necesario interrogarla de manera que el sujeto, en 
este caso el niño, esté de alguna manera preparado 
para afrontar una confirmación o refutar sus 
ideas. Por lo expuesto anteriormente para las 
salidas, podemos sugerir la posibilidad de abordar 
las ciencias naturales desde un enfoque ambiental, 
el que a su vez hará de marco referencial para la 
selección de los contenidos. El conocimiento del 
entorno natural no se agota en una sola salida 
sino que conviene plantear sucesivas experiencias 
en el transcurso del año de manera secuenciada 
y gradual, para ir profundizando y/o ampliando 
conocimientos. Estos aprendizajes pueden 
iniciarse, por ejemplo, con la aproximación a 
un ecosistema natural (terrestre o acuático o de 
transición) que pertenezca a un entorno cercano 
a la escuela: la plaza, el parque, la ribera de un 
río, un arroyo, un lago, un estanque, una reserva 
natural o un parque natural.
Siguiendo a barraza, (1998:19-23) El niño de 
2 a 5 años está en un período de exploración en 
el que descubre y conoce. Esta etapa es conocida 
como sensitivo-motora. En ella el niño manifiesta 
una gran sensibilidad e interés por todo lo que 
le rodea, es sumamente receptivo y observador. 
Es una etapa formativa clave para la enseñanza 
de buenos hábitos y es el mejor momento para 
empezar a transmitir conceptos y mensajes 
conservacionistas orientados a la participación 
activa, consciente y responsable en el individuo. 
desde temprana edad el niño establece contacto 
con la naturaleza, su manera de ir descubriendo 
el mundo es a través de su interacción con él. El 
niño explora y confirma su conocimiento sobre 
el medio. Estas experiencias ayudan a que el niño 
reconozca e identifique el mundo que le rodea, 
además de fortalecer su desarrollo.actividades que fomenten actitudes positivas 
hacia el ambiente en niños y niñas de 2 a 5 años.
con respecto a los valores en los niños que 
demuestran actitudes positivas debidas a la 
educación Mogensen, Mayer, y varga, (2009: 27) 
manifiestan que la Educación ambiental debería 
centrarse en la clarificación y el desarrollo de 
los valores en el contexto de la propia visión del 
mundo de los estudiantes, los cuales deberían ser 
libres para determinar, mantener y justificar sus 
propios valores.
Las autoras consideran que la educación 
ambiental debe estar sostenida sobe la base de 
una orientación coherente y respetuosa de la 
individualidad del educando, procurando que él 
reflexione, sobre su propia realidad y sea capaz 
de emitir reglas, principios y normas de actuación 
que respondan a sus convicciones y que favorezcan 
el cuidado de la naturaleza.
castro y rudas (2011:21) recomiendan la 
necesidad de promover la conciencia ambiental, 
a través de proyectos específicos, que permitan 
generar y mantener el entusiasmo y la motivación; 
pudiendo ser el caso de la puesta en marcha de 
talleres, donde por estar presente las actividades 
lúdicas, se evidencia una educación dinámica, 
interactiva que ayude a la adquisición de 
conocimientos y comprensión de nuevos conceptos 
relacionados con el ambiente y manejo de recursos 
naturales, así como habilidades, destrezas y 
cualidades acentuadas por la valoración del 
ambiente, en medio de un clima favorable, donde 
el trabajo práctico es desarrollado en el mundo 
real.
Para Méndez (2005: 26-27-28-29) un propósito 
fundamental de la educación medioambiental 
es lograr que tanto los individuos como las 
colectividades comprendan la naturaleza 
compleja del medio ambiente, y adquieran los 
conocimientos, los valores y las habilidades 
prácticas para participar responsablemente en la 
prevención y solución de problemas ambientales.
La educación ambiental resulta clave para 
comprender las relaciones existentes entre 
sistemas naturales y sistemas sociales así como 
su evolución. El desarrollo de la conciencia, los 
valores y los comportamientos que impulsen 
la participación de la población en decisiones 
ambientales, resultan esenciales para iniciar el 
proceso de resolución de dichos problemas.
así pues, entre los principales objetivos de la 
educación medio ambiental debemos señalar:
•	 La	 concienciación:	 la	 educación	
medioambiental debe ayudar a las personas a 
adquirir mayor sensibilidad hacia los problemas 
medioambientales y sus vertientes conexas.
•	 La	 adquisición	 de	 conocimientos:	 las	
personas y grupos sociales deben adquirir unos 
conocimientos básicos del medio ambiente en su 
conjunto, y de la relación de la humanidad con él, 
desarrollando así una responsabilidad crítica.
•	 Formación	 de	 aptitudes:	 la	 educación	
medioambiental tiene una dimensión proactiva 
que parte de la formación de las capacidades 
necesarias para resolver los problemas 
ambientales.
•	 Capacidad	 de	 evaluación:	 los	 grupos	
sociales y los individuos deben desarrollar un 
sentido de la responsabilidad, plasmando no 
sólo en la formación de una conciencia ecológica 
individual, sino en un sentido de la obligación 
a la hora de contribuir a la resolución de dichos 
problemas.
Según Novo (2009: 197 – 198) Si en algo 
puede contribuir la educación a contrarrestar los 
efectos negativos de la globalización económica 
es fomentando en niños, jóvenes y adultos 
un cambio de mirada. Este cambio alude a la 
comprensión intelectual del mundo, pero también 
a los valores con que nos aproximamos a él, a 
la reivindicación de los aspectos sensoriales y 
efectivos para interpretarlo, a la aceptación de 
que el conocimiento puede y debe construirse no 
sólo en los ámbitos disciplinarios, sino también 
en los márgenes del sistema, en los territorios de 
frontera, allí donde florecen los encuentros más 
fecundos.
además las autoras creen que este cambio en 
el direccionamiento de la educación ambiental 
invita a que la sociedad, desde sus diferentes 
entornos y desempeños, ejerzan un rol consciente 
y comprometido con la naturaleza, que sea 
una opción de vida, con acciones espontáneas, 
apegadas a la cotidianidad, pero que sean ejemplos 
dignos de imitar de todo un grupo humano.
creemos que el cambio de mirada, que enfatiza 
Novo está en hacer de la educación ambiental 
un acto más humano, centrado en el amor, la 
sensibilidad, los afectos, valores que se inician en 
la familia y se fortalecen en la educación formal.
El trabajo de campo se realizó en el centro de 
Educación Inicial amado Quiroz de la ciudad 
de calceta (cantón bolívar, Provincia Manabí), 
institución educativa que atiende a una población 
estudiantil de 3 y 4 años de edad. Se solicitó 
previamente la autorización de padres madres y 
tutores de los niños, directora del centro y la 
introduCCiÓn
medio ambiente para niños y niñas de 
0 a 5 años
interés por la naturaleza en los 
niños y niñas.
FunCiones básiCas de la eduCaCiÓn 
ambiental.
nueva visiÓn de la eduCaCiÓn ambi-
ental
metodología
reFerenCias bibliográFiCas
Azzerbonic de Rivero, Delia. (2006). Curriculum 
abierto y proyecto didáctico infantil, 3 a 6 años: 
Planificación y diseño de contextos de enseñanza, 
aprendizaje. Buenos Aires: República Argentina.
Barraza Lomely Laura. (1998). Conservación y medio 
ambiente para niños menores de 5 años. Especies.
Castro Aura, y Rudas Elsy. (2011). Cuerpo de 
Estrategias Lúdicas para el Aprendizaje en Educación 
Ambiental de los Niños de Preescolar en el Colegio 
Humboldt de Caracas. República Bolivariana de 
Venezuela.
Luaces Méndez, Pilar. (2005). Educación 
medioambiental. Modelos, estrategias y sistemas para 
preservar el medio ambiente. Reino de España: Ideas 
propias.
Mogensen Finn, Mayer Michela, y Varga Attila. (2009). 
Educación para el desarrollo sostenible. Tendencias y 
divergencias y criterios de calidad. Reino de España: 
GRAO-SCEA.
Novo Villaverde, María C. (2009). La educación 
ambiental, una genuina educación para el desarrollo 
sostenible. Revista de Educación, número extraordinario. 
pp195-217. Madrid, España.
20 21REVISTA SAN GREGORIO, 2015, No.9, VOLUMEN 1, ENERO-JUNIO, (6-15), ISSN 1390-7247 Lubis Carmita Zambrano Montes; Andrea Patricia San Andrés Mendoza: “FORMACIÓN DE HÁBI-TOS PARA EL CUIDADO DEL MEDIO AMBIENTE EN LA EDUCACIÓN INICIAL.”
colaboración del personal docente para poder 
ingresar a las aulas y realizar la observación a 
niños, niñas y profesoras de cada salón de clases.
Para la investigación bibliográfica se recurrió 
a fuentes de información tales como textos, 
estudios científicos y publicaciones en internet, e 
investigaciones previas que guardan relación con 
el tema de estudio.
La técnica utilizada fue la observación, el 
instrumento guía de observación, la muestra de 
niños fue de 108 y de docentes 5, que son los que 
laboran en el centro.
En la investigación se valoraron varios 
parámetros para determinar en qué medida los 
niños y niñas que estudian educación inicial en 
el centro amado Quiroz de calceta, practican 
hábitos de cuidado del medio ambiente; así, 
en el indicador “ubica la basura en su lugar” se 
determinó que el 67,59% sí lo hace y el 22,22% no 
lo realiza. al observar si identifican los espacios 
libres de contaminación se detectó que el 52,78% 
de párvulos lo hace, mientras que el 47,22% no. Los 
niños y niñas demuestran cuidado de las plantas 
y animales en un 56.48% y el 43,51% no. con 
respecto a si “señala mecanismos para ahorrar luz 
y evita desperdiciar agua” el 50.90% de niños sí lo 
hace, mientras que un 49% no.
El 62% de las niñas y niños observados clasifica 
y recicla adecuadamente los diferentes tipos de 
basura mientras que el 37, 4 % no. Un 38% de los 
niños y niñas transmite mensajes de conservación 
del medio ambiente a través de acciones y dibujos, 
mientras que un 62,1 % no lo hace. El 50% de los 
niños y niñas identifica los daños producidos por 
la contaminación del aire y del agua y el 50,5% nolo hace. Un 46,3% de párvulos describe formas de 
conservación del medio ambiente, mientras que el 
53,7% no lo hace.
a la hora de analizar los datos relativos a los 
docentes, encontramos que el 80% de los mismos 
muestran iniciativa y hábitos de limpieza dentro 
de la institución, mientras que el 20% no lo hace. 
El 80% de docentes no utilizan recursos didácticos 
en función de los hábitos para el cuidado del medio 
ambiente y sólo un 20% los utiliza. Un 40% de 
profesoras organizan la clase manejando reglas 
que generan el aseo personal, de aula y entorno 
ambiente y 60% no. Las maestras guían para que 
todos los niños muestren interés en mantener 
limpio su ambiente en un 60%, mientras que el 40% 
no lo hace. El 80% de docentes no utiliza las artes 
(canciones, poesías, dibujos, teatro) para orientar 
el cuidado del medio ambiente y el 20% si lo hacen. 
Un 80% de profesores no utiliza las actividades 
lúdicas como estrategia para la formación de 
hábitos del cuidado del medio ambiente, mientras 
que el 20% sí lo hacen.
Las autoras consideran que el aprendizaje 
efectivo y duradero es aquel que se logra en los 
primeros años de vida. a cuidar la naturaleza se 
aprende en esta edad, y somos los docentes los 
llamados a ejercer esta guía, con conocimiento de 
las formas de aprendizaje infantil y los mecanismos 
de protección del medio ambiente, a través de 
medios didácticos basados en la actividad lúdica, 
las artes y el amor.
•	 	Los	resultados	de	la	investigación	indican	
que los niños y niñas del centro de educación 
inicial amado Quiroz de calceta aplican escasos 
hábitos para el cuidado del medio ambiente. Se 
pudo visualizar que no todos ubican la basura 
en su lugar, pocos identifican los espacios libres 
de contaminación, no tienen bien definido los 
mecanismos para ahorrar luz y evitar desperdiciar 
el agua, y demuestran débiles actitudes para el 
cuidado de las plantas y animales.
•	 La	 mayoría	 de	 docentes	 no	 utilizan	
estrategias adecuadas para orientar la educación 
ambiental en los niños y niñas, los recursos 
didácticos que utilizan no están en función de los 
hábitos para el cuidado ambiental, además no se 
manejan reglas que generen el aseo personal, del 
aula y del entorno ambiental
•	 Las	actividades	artísticas	como	la	plástica,	
la expresión musical, el teatro y las actividades 
lúdicas no son utilizadas frecuentemente para el 
desarrollo de hábitos para el cuidado del medio 
ambiente. 
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