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En la implementación de estrategias de conservación de los volúmenes de los mantos acuíferos, contaminación del agua y generación de grandes cantid...

En la implementación de estrategias de conservación de los volúmenes de los mantos acuíferos, contaminación del agua y generación de grandes cantidades de efluentes que finalmente no son reciclados, es importante encontrar estrategias que ofrezcan una orientación para los tomadores de decisiones a fin de que puedan generar programas, diseñar instrumentos e implementar y ejecutar políticas que fortalezcan la gobernanza robusta del agua. Este libro ha seguido los pasos de algunos predecesores que nos han permitido establecer una contribución única. Algunos volúmenes anteriores, como los editados por Blanca Jiménez, Luis Aboites y María Luisa Torregrosa, aquellos compilados por Sergio Vargas Velázquez, Rosa Nuño y Denise Soares, o el volumen de Olivares y Sandoval Minero, nos han permitido establecer algunos de los huecos en la literatura que el presente volumen pretende llenar. En particular, nuestra visión es examinar algunos de los problemas del agua en México desde una perspectiva de transformación socio-ecológica, donde se visualizarán de manera crítica y rigurosa los paradigmas preeminentes en materia de gobernanza hídrica. El capítulo de Carlos A. López-Morales muestra los retos que enfrenta México en materia de política hídrica, de manera bastante amplia, pero también centrándose en las realidades de un país donde hay gran estrés hídrico y una distribución inequitativa, con algunas regiones con exceso de oferta y otras con un gran volumen de demanda; algunas con sequía y otras con lluvias que conllevan inundaciones. Usando una perspectiva de economía ambiental y ecológica, López-Morales demuestra que el modelo actual de políticas hídricas carece de algunos elementos necesarios para su análisis tanto en el diseño de esquemas tarifarios como de cálculo de oferta y demanda. López-Morales sugiere que nuestra visión con respecto de cómo establecer política hídrica debe tener flexibilidad tanto analítica como de implementación. Sobre todo, López-Morales nos recuerda que la política tarifaria debe reflejar la escasez del vital líquido en el contexto nacional y la desigual distribución a lo largo del territorio. Esto no quiere decir que se convierta en una mercancía, sino que sea valorada apropiadamente. Finalmente, López-Morales nos recuerda que la transición hacia la sustentabilidad hídrica todavía no se lleva a cabo en México, pero ofrece una visión esperanzadora en cuanto a que sí sea posible lograrla. Como demuestra Luis Zambrano en su discusión del enfoque de cuencas en la gobernanza del agua, el aspecto más relevante en materia de agua y ecosistemas es la incertidumbre con que contamos en cuanto a la realidad de la contabilidad hídrica sistémica. En un análisis de cuencas hidrográficas e hidrológicas, es posible detectar que los límites físicos no concuerdan con los límites políticos (Caldera Ortega, 2006; Pacheco-Vega y Vega, 2008; Rolland y Vega, 2010). También hace énfasis sobre este tema Carlos A. López-Morales, indicando que el consumo de agua en el uso ambiental debe también integrarse en la contabilidad como un uso consuntivo de uso rival con la demanda económica. Es importante integrar todos los tipos de usos y tomar decisiones sobre a cuáles se les dará prioridad y a cuáles se les mantendrá en segundo nivel. Uno de los grandes retos, como indica Gonzalo Hatch Kuri, es precisamente establecer la cantidad de agua subterránea que por métodos hidro-geológicos es posible estimar, pero no contabilizar de manera completamente libre de error. Tal vez una de las contribuciones más importantes del análisis que nos ofrece Hatch Kuri radica en la necesidad imperiosa de sintetizar perspectivas tanto científicas como técnicas y políticas. Esta concatenación es fundamentalmente valiosa porque el agua subterránea, a pesar de ser el centro de la dependencia hídrica en México (al menos, de más del 70% de la población mexicana), no es tampoco un tema central en la agenda legislativa ni gubernamental. Esto, como demuestra Hatch Kuri, es debido a que el agua superficial ocupó siempre un lugar preponderante en este proceso de construcción de las agendas de gobierno. Por ello es necesario diseñar nuevos esquemas de regulación del agua subterránea. En un excelente análisis tanto teórico como empírico, Maligé Guzmán nos presenta las realidades del tratamiento de aguas residuales en modelos de tipo participativo con comunidades en el estado de Morelos y en el estado de Jalisco. Es importante hacer notar que Guzmán ha sido una de las grandes proponentes en cuanto a la necesidad de involucrar a las comunidades en las discusiones sobre la gobernanza del agua residual. Guzmán demuestra que es fundamental establecer una visión territorial incluyente en la cual se tomen en cuenta tanto los límites geográfico-territoriales como la dispersión de los contaminantes en efluentes más allá de las delineaciones limítrofes. Como indica esta autora, es importante sanear tanto las aguas como la gestión de las mismas. El capítulo de Rafael Ruiz Ortega nos permite visualizar uno de los grandes retos de la gobernanza del agua en México: el establecimiento de una agenda de estudio de los conflictos por agua en el territorio mexicano. Ciertamente ha habido algunos esfuerzos, como el trabajo de Sergio Vargas Velázquez, de Güitrón de los Reyes y de Eric Mollard, sintetizando varios de los casos de estudio en materia de disputas por el vital líquido (Vargas-Velázquez, Mollard y Güitrón de los Reyes, 2012), pero no ha sido sino hasta los últimos años en los cuales Pacheco-Vega y Ruiz Ortega han retomado el tema y se han enfocado en los retos de los conflictos que son difíciles de tratar y resolver, y que se ha incrementado la atención en la problemática que presentan las luchas por el agua. Hay que tomar dichos factores en cuenta para poder determinar las mejores estrategias de resolución y transformación del conflicto. Rosario Pérez ofrece un análisis riguroso y crítico sobre el consumo de agua en la industria agrícola. Pérez Espejo ha sido una de las pocas analistas del tema desde una perspectiva económica, misma que le permite examinar especialmente el tema de agua e industria que es, en ocasiones, visto de manera un tanto escéptica, particularmente en contextos donde la industria agrícola es privilegiada con el mayor volumen de agua tanto de uso consuntivo como de asignación en cuanto a concesiones de pozos. En particular, Pérez Espejo llama la atención a los aspectos de calidad del agua y contaminación que se genera por efluente de biodigestores de granjas de cerdos, un ejemplo particularmente importante cuando estamos considerando las estrategias para la transformación socio-ecológica. Esta transformación no se puede dar sin tener tecnologías adecuadas y mecanismos para el tratamiento robusto de las aguas residuales de la industria agrícola y ganadera. El hecho de que Pérez Espejo se centre en agua residual fortalece la conclusión que hacemos sobre la necesidad de estimar los efectos negativos que generan los efluentes residuales sin tratar e incluso tratados. El diagnóstico de Pérez Espejo también coincide con el que presentan otros autores en este volumen, incluyendo Hatch Kuri y López-Morales: la industria agrícola tiene preeminencia en cuanto a asignación y consumo de agua fresca. Esta estrategia de gobernanza del agua centrada en la industria agroalimentaria tiene sentido en cierta forma debido a la preocupación por la seguridad alimentaria de la población. Sin embargo, no podemos soslayar que el consumo excesivo de agua en ciertas regiones obedece a pésimas estrategias de producción agrícola que continúan gastando sin control alguno. Estas fallas en el diseño de estrategias frecuentemente obedecen a una visión mono-industrial y de objetivos únicos. Con certeza, la agricultura es sumamente importante no solamente como sector productivo sino también como herramienta para la sustentabilidad de las poblaciones. Sin embargo, México requiere de una verdadera transformación socio-ecológica que conlleve un uso racional de los recursos hídricos en contextos de escasez, suelos áridos y con poca precipitación. La implementación de estrategias adaptativas es un primer paso para el diseño de políticas hídricas más racionales (Brockhaus, Djoudi y Kambire, 2012). Sandoval Minero ofrece una perspectiva de gran visión en su capítulo sobre el agua y los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) 2030. Es importante tener una visión de este tipo en un libro sobre el estado de agua en México precisamente porque permite apreciar las grandes fallas de los mecanismos de gobernanza del agua en décadas previas y cómo una estrategia global de desarrollo sustentable puede delinear una trayectoria para cada país. Las guías que propone Sandoval Minero para poder llegar a una gobernanza del agua más robusta, utilizando los Objetivos del Desarrollo Sostenible como directrices, son bastante importantes y permiten establecer una agenda de trabajo para los próximos 15 a 20 años. En particular, Sandoval Minero hace

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aguaen_mexico
256 pag.

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