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1 Alonso_ La frontera del naturalismo_

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Alonso. La frontera del naturalismo 
Como casi no hay registros ideológicos del régimen político canovista, durante la Restauración y la Regencia, correspondió a la literatura el proveer a las capas medias de la sociedad de instrumentos para el conocimiento de los fenómenos sociales, para el debate sobre el origen de los problemas e incluso para la propuesta de soluciones. 
Discutir la consideración literaria del naturalismo aparejaba la necesidad de conocer el estado real de la sociedad y la posibilidad de abordar reformas para corregir sus defectos. Tmb conducía a mantener un sordo combate anticlerical en defensa del librepensamiento sin olvidar las protestas xenófobas contra la obscena literatura francesa. 
El género narrativo era el más adecuado para complementar los métodos experimentales de la ciencia y para denunciar objetivamente los perversos efectos de la sociedad industrial. 
Efectos devastadores de la modalidad naturalista del realismo, que prefería los asuntos repugnantes y deformes a los elevados y bellos, rebuscando en todas las inmundicias. 
En su perfecta imitación de la realidad el naturalismo se abstenía de dar lecciones. Fiel a la realidad, encerraba enseñanzas pero no ponía cátedra (si claro)
El naturalismo sólo se oponía al idealismo como doctrina literaria porque le negaba el derecho a la existencia ?¿
Emilia sobre el naturalismo: Comprende y abarca lo natural y lo espiritual, el cuerpo y el alma y concilia y reduce a unidad la oposición del naturalismo y del idealismo racional. En el realismo cabe todo, menos las exageraciones y desvaríos de dos escuelas extremas y por tanto exclusivistas. Sin embargo, al término de su estudio ya había intuido que la impersonalidad narrativa y la incorporación de un léxico nuevo al amparo de situaciones fisiológicas determinantes (partos, enfermedades, amputaciones, muerte, escenas de trabajo y lugares de miseria) podían ser elementos moderadamente compatibles con el decantado realismo nacional. 
Gonzalo Sobejano ha observado que la novela realista acoge en sí la prosa del mundo para que un sujeto de heroicidad discutible intente quebrantarla. La novela naturalista encierra ya el triunfo de la prosa sobre un personaje que no tiene conciencia de sus capacidades, con frecuencia derrotado de antemano. El héroe simbolista (viene comparando medio la poesía romántica con la prosa naturalista y la posibilidad de que fuera la muerte del verso) se refugia en sus sensaciones, encarnando un nuevo ideal de protagonista ensimismado reacio a la acción
El realismo crítico desactiva el idealismo del creador literario pero no niega el de sus criaturas (los personajes?¿). De ahí que el realismo decimonónico sea tantas veces un análisis de la inconsistencia romántica que subyace en las frustraciones burguesas sin que el novelista pueda hacer otra cosa que contemplar el conflicto sin resolverlo. En este sentido el realismo no está abocado al fracaso por cuestionar o no la confusión entre valor estético y valor moral (o social).

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