Logo Studenta

Análisis literario de el túnel

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

El Túnel
Autor: Alejandra Zúñiga Vanegas
Universidad Metropolitana
Componente de Clínica Psicoanalítica
Psicología Séptimo Semestre
Barranquilla, Atlántico
2016
Historia Clínica “El Túnel”
I. Identificación
Nombre: Juan Pablo Castel
Edad: 38 años
Natural de: Buenos Aires, Argentina
Procedente de: Buenos Aires, Argentina
Ocupación: Pintor 
Estado Civil: Soltero
Religión: No profesa
II. Motivo de consulta
Juan Pablo Castel es remitido para valoración psicológica por el delito de homicidio contra
su pareja sentimental, ante la “certeza” de la infidelidad de su pareja con el primo, consuma
el acto “¿había motivos para pensar que María tenía algo con su primo? ¡Ya lo creo que
había motivos! En primer lugar, si Hunter la molestaba con celos y ella no lo quería, ¿por
qué venía a cada rato a la estancia? En la estancia no vivía, ordinariamente, nadie más que
Hunter, que era solo (yo no sabía si era soltero, viudo o divorciado, aunque creo que alguna
vez María me había dicho que estaba separado de su mujer; pero, en fin, lo importante era
que ese señor vivía solo en la estancia)…. Una amargura triunfante me poseía ahora como
un demonio. ¡Tal como lo había intuido! Me dominaba a la vez un sentimiento de infinita
soledad y un insensato orgullo: el orgullo de no haberme equivocado.”
Sin embargo, relata que María –su pareja- es una mujer casada, resultando ambiguo el tipo
de vínculo que sostenían y la consecuente convicción de infidelidad, al ser evidente desde
el inicio mismo de su relación. 
III. Series Complementarias 
IV. Diagnostico estructural
El análisis del discurso y la confluencia de ciertos elementos en el personaje de Juan Pablo
Castell, nos permiten situarlo como un sujeto de la certeza, estructura psicótica
paranoide. Recurriremos algunos postulados lacanianos y fragmentos de la obra para dar
cuenta de dicha conjetura. 
En 2011, Báez citando a la Lacan expone que en el momento del diagnostico de una
psicosis es esencial considerar la presencia de la forclusión y de aquellos fenómenos
elementales que cumplen la función de llenado en lo real de aquello que no fue tramitado
simbólicamente. 
Constitución Sexual (Hereditario
– Congénito)
Vivenciar infantil
{Desconocido}
Se conoce poco al respecto; en referencia a la madre
relata “cuando chico, puse la cabeza sobre su regazo
y así quedamos un tiempo quieto, sin transcurso,
hecho de infancia y de muerte” (p. 39) la concibe
como una mujer sin falta, Otro primordial completo
“no imaginaba que mi madre pudiese tener
defectos” (p.5) Denotando la alienación del sujeto al
deseo del Otro, cuyo significante de la ley
fundamental “Nombre del Padre” no fue inscrito,
fue forcluido en el registro simbólico. (Edipo).
También se infiere que la fase narcisista tuvo un
papel relevante en la infancia, para el advenimiento
de un narcisismo secundario en la adultez. Lo
anterior es únicamente una inferencia, pues el
personaje de su vida infantil no deja más que rastros
en su accionar actual. 
Base
Vivenciar Traumático [del adulto]
Escena de la ventana admirada por María.
“Con excepción de una sola persona, nadie
pareció comprender que esa escena
constituía algo esencial.” Señuelo materno
Fenómenos Elementales
Delirio paranoico celos → Homicidio María
{Estructura Psicótica}
1 2
3
4 5
El fugaz instante en el que María Iribarne contemplo el cuadro “Maternidad” de Castell,
despertó en él un incontenible frenesí originario de una huella íntima e infantil. La pintura
para Castell remitía a su esencia, hablaba de él mismo y de algo profundamente ligado a su
vivencia maternal. La aparición de María Iribarne figuro para él la posibilidad de
encontrarse con alguien que comprendía dicho sentido y en tanto le comprendía a él. 
 
Una muchacha desconocida estuvo mucho tiempo delante de mi cuadro sin dar importancia,
en apariencia, a la gran mujer en primer plano, la mujer que miraba jugar al niño. En
cambio, miró fijamente la escena de la ventana y mientras lo hacía tuve la seguridad de que
estaba aislada del mundo entero; no vio ni oyó a la gente que pasaba o se detenía frente a mi
tela. (1948, p. 6)
María Iribarne representa el reencuentro con una madre pérdida de la que se está alienado,
capturado en el deseo del Otro, incluso antes del advenimiento de María, se pesquisan
experiencias con el sexo opuesto infructuosas, que revelan la imposibilidad de desprenderse
del imago materno “Desgraciadamente, estuve condenado a permanecer ajeno a la vida de
cualquier mujer… Me ha sucedido estar enamorado de una mujer (anónimamente, claro) y
huir espantado ante la posibilidad de conocer a las hermanas.” (1948, p.7). 
Además, agrega que los rasgos de aquella mujer en principio interesantes al devenir
caricaturizados, le producen “un sentimiento de vergüenza, como si en parte yo fuera
culpable de la luz levemente ridícula que la hermana echaba sobre la mujer que tanto había
admirado” (1948, p.7) sentimiento que denota el impedimento de concebir la imagen
femenina primordial –madre- en falta “no imaginaba que mi madre pudiese tener defectos.
Ahora que no existe, debo decir que fue tan buena como puede llegar a serlo un ser
humano.” (1948, p. 5) 
Esta imagen de completud, Otro sin falta es ubicada en María Iribarne, a quien no solo
necesita sino ansia fundirse “Y, lo que era mucho peor, causaban nuevos distanciamientos
porque yo la forzaba, en la desesperación de consolidar de algún modo esa fusión, a unirnos
corporalmente; sólo lográbamos confirmar la imposibilidad de prolongarla o consolidarla
mediante un acto material.” (1948, p.31) Castell, pretende ser una prolongación más del
cuerpo de María (madre), poseerla, identificación con la madre proyectada en su pintura,
proyectada en María “... era una mirada extraña, fija, penetrante, parecía venir de atrás; esa
mirada me recordaba algo, unos ojos parecidos, pero no podía recordar donde los había
visto (1948, p. 16)
Es por eso que la relación física con María no basta para Castell, aspira serlo todo,
reduciéndose a la posición de falo para María, a la que no obstante concibe completa y se
angustia ante cualquier fisura percibida en ella, pues al estar ella en falta, lo estaría él. Se
trata de la no inscripción del significante “Nombre-del-padre”, el pasaje por los tres
tiempos del Edipo configuro la estructura psicótica, al forcluirse el representante de la
castración. Señala Báez: 
La inclusión de dicho significante prima la función de la madre como aquella que da paso a
la función paterna en el momento en que la acepta, al renunciar a su completitud, la madre
queda nuevamente en falta, deseante de su esposo, aquí la castración simbólica y en ella
lógicamente el acceso del sujeto a lo simbólico.(2011, p. 15) 
Es la madre quien mediatiza la introducción de la ley y la posibilidad de una castración
simbólica que produzca un sujeto sexuado, dando paso al deseo. Empero Castell, como
objeto, atrapado en el deseo materno se encuentra imposibilitado para responder en el
Nombre-del-padre, agujero que tapona con una construcción delirante, -desencadenamiento
de la psicosis- el delirio paranoico en el que no solo los otros a quienes se refiere
constantemente en su relato como seres despreciables, sino María (madre) le es infiel, le
pertenece a otro “ley” a Allende, a Hunter o a las “sombras” como menciona Báez
“significantes que entran a sustituir al primordial…No se acepta todo aquello que implique
ley ya que el psicótico rechaza la castración; el anudamiento entre la castración y la función
paterna no se da” (2011, p. 16) 
Es aquí donde entra el Homicidio de María, Lacan expone que en la psicosis paranoica hay
una tendencia agresiva hacia el propio cuerpo o el cuerpo de otro, la agresión va dirigida
hacia el ideal exteriorizado “María”,así, explica Lacan que “la forma reivindicatoria de la
psicosis paranoica, aquella que se muestra como la más peligrosa, en tanto la puesta en
escena del acto homicida está siempre presente” (Báez parafraseando a Lacan, 2011, p. 18),
hecho que fue consumado por el personaje de la Obra “El Túnel”. 
V. Comparación entre estructuras (aspectos similares y diferenciales entre el
diagnostico establecido y las otras estructuras clínicas) 
Se menciono anteriormente que Castel fue situado en la estructura psicótica paranoide,
denotando rasgos persecutorios de celotipia, en razón de ello distinguimos la
conceptualización que Freud hace entre la estructura neurótica y psicótica con respecto a
los celos en su ensayo “Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la
homosexualidad (1922 [1921]) para dar cuenta de aspectos diferenciales en el diagnostico
estructural. 
Freud ofrece una estratificación tripe para los celos que desbordados dejan de considerarse
normales en la vida anímica y pasan a representar un fuerte motivo de análisis u otro tipo
de intervención. Los distingue: de competencia, proyectados y delirantes. 
En cuanto a los primeros deja entrever su composición de duelo, el objeto amado se cree
perdido causando dolor y una afrenta narcisista, acontecen sentimientos de inferioridad y de
autocritica, al yo asumir la responsabilidad por la pérdida de amor. Sí bien los estimaríamos
como normales, sucumben en razón de mociones pulsionales arraigadas desde la infancia,
del pasaje por el complejo de Edipo en la rivalidad con progenitor del sexo semejante y con
los hermanos percibidos enemigos al desviar el afecto de la madre que debería ser
exclusivamente para sí. Estos celos descritos hacen parte de la novela familiar neurótica,
esclarecida por el carácter de un tercero –padre- que usurpa el lugar que le correspondía al
infante, el de ser el deseo del deseo de la madre, para redigirlo a hacia su persona e
introducir la falta en ser y el registro simbólico que le convierte en un sujeto deseante y
sexuado. 
 
En el relato de Castel no aparecen figuras introductorias de la ley, nisiquiera hace mención
algún recuerdo con el padre biológico, de crianza o con un sustituto que cumpla dicha
función. Los subrogados del padre aparecen reflejados en los personajes de Allende, Hunter
y las “sombras de María”, manifestándose incluso en sus sueños con tinte persecutorio: 
“recordé de pronto un sueño que tuve en alguna de esas noches de borrachera: espiando
desde un escondite me veía a mí mismo, sentado en una silla en el medio de una habitación
sombría, sin muebles ni decorados, y, detrás de mí, a dos personas que se miraban con
expresiones de diabólica ironía: una era María; la otra era Hunter. (1948, p.55) 
Había soñado esto…Llegué a la casa, que desde afuera parecía como cualquier otra, y entré.
Al entrar tuve la certeza instantánea de que no era así, de que era diferente a las demás. El
dueño me dijo: —Lo estaba esperando. Intuí que había caído en una trampa y quise huir.
Hice un enorme esfuerzo, pero era tarde: mi cuerpo ya no me obedecía. Me resigné a
presenciar lo que iba a pasar, como si fuera un acontecimiento ajeno a mi persona. El
hombre aquel comenzó a transformarme en pájaro, en un pájaro de tamaño humano. (1948,
p.39)
Freud comenta haber atendido un paciente en el que un número elevado de sueños de
persecución “podían considerarse los precursores o las formaciones sustitutivas de las ideas
delirantes de idéntico contenido” (1922, p.223) tal como se observa en los sueños de Castel,
donde es convertido en pájaro, o donde ve a María y Hunter, símbolos que a forma de
supuesto pueden reconocerse como subrogación del padre, y en tanto, la introducción de
una falta en la Madre percibida como completa, a la cual Castel estaba identificado en el
cuerpo de María. La presumida infidelidad de María es la tajante imposibilidad del retorno
y fusión con la madre, aquel destello de algo profundo en Castel se desfigura al punto que
decide acabar con ello, Matar a María, es matarse a sí mismo. 
Pero había algo que quería destruir sin dejar siquiera rastros. Lo miré por última vez, sentí
que la garganta se me contraía dolorosamente, pero no vacilé: a través de mis lágrimas vi
confusamente cómo caía en pedazos aquella playa, aquella remota mujer ansiosa, aquella
espera. Pisoteé los jirones de tela y los refregué hasta convertirlos en guiñapos sucios. ¡Ya
nunca más recibiría respuesta aquella espera insensata! ¡Ahora sabía más que nunca que esa
espera era completamente inútil! (1948, p. 59)
Es así, como Freud explica que los celos delirantes conciernen a las formas clásicas de la
paranoia y a una homosexualidad fermentada “En su calidad de intento de defensa frente a
una moción homosexual en extremo poderosa, podrían acotarse (en el caso del hombre) con
esta fórmula: «Yo no soy quien lo ama; ella lo ama»” (1922, p. 219). 
Por otra parte, la extrema racionalización de Castel frente a las exteriorizaciones de María y
demás circunstancias podría juzgarse como rasgo neurótico, no obstante, Freud en el
análisis de un caso semejante acota que la anormalidad dichas interpretaciones recae en la
agudeza con que son contempladas, añadiéndole un carácter casi verídico a todo cuanto se
piensa. 
VI. Análisis de “El Túnel” 
“en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi
infancia, mi juventud, toda mi vida” (p.62)
La obra de Sábato contiene diversos elementos simbólicos, cabe preguntarse hasta qué
punto ¿hay una muerte? ¿Corrió María detrás de Castell y le confesó que también la
recordaba constantemente refiriéndose a la ventanita de la pintura? Incluso es posible
pensar que María era una mujer dedicada a la prostitución o una mujer con la que Castell
nunca entablo conversación y todo fue únicamente parte de su delirio, pero la veracidad de
tales hechos no es importante, no se trata de la verdad como ente objetivo –además es una
obra literaria y por lo tanto supone ficción- sino de la verdad que le otorga el sujeto, y que
de hecho se consolida como certeza. Y en esto último nos detenemos para reflexionar sobre
la capacidad de Castell para racionalizar y encontrarle una lógica excesiva a todo, los
engaños de María de acuerdo a los argumentos de Castell son coherentes, sobre todo si
señalamos las inconsistencias, evasiones, lagunas, silencios y la presencia del esposo
Allende, más al final de la obra se percibe como Castell no logra comprender porque
Allende le llamo insensato, ¿qué fue aquello evidente que Castell omitió? Acaso se refería
a la absurda suposición de amor entre Hunter y María, al engaño de María con todo
hombre, o alguna inédita información, en todo caso queda abierto el interrogante. 
Retomando la frase inicial, observamos como aquel túnel oscuro en el que transcurrió la
infancia, juventud y toda la vida de Castell, es una metáfora para significar el agujero
estructural que le deparo la alienación al deseo del madre. Un túnel semejante a quedar
enganchado al útero materno, como lo manifiestan sus sueños:
Tuve este sueño: visitaba de noche una vieja casa solitaria. Era una casa en cierto modo
conocida e infinitamente ansiada por mí desde la infancia, de manera que al entrar en ella
me guiaban algunos recuerdos. Pero a veces me encontraba perdido en la oscuridad o tenía
la impresión de enemigos escondidos que podían asaltarme por detrás o de gentes que
cuchicheaban y se burlaban de mí, de mi ingenuidad. ¿Quiénes eran esas gentes y qué
querían? Y sin embargo, y a pesar de todo, sentía que en esa casa renacían en mí los
antiguos amores de la adolescencia, con los mismos temblores y esa sensación de suave
locura, de temor y de alegría. Cuando me desperté, comprendí que la casa del sueño era
María. (1948, p.26)
Denotamosen el sueño como el mismo Castell lo expresa la casa del sueño era María "el
paranoico es el mejor intérprete de sus propios sueños"(Ferenczi, p.213). Asimismo
emergen componentes persecutorios que analizaremos a la luz los trabajos de Freud “Sobre
algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la homosexualidad (1922
[1921])” y “Acerca del mecanismo paranoico (1911)”.
 
Delirio paranoide y su relación con la Homosexualidad
Freud (1911) en el análisis del Caso Schreber plantea que el carácter paranoico radica en la
defensa de una fantasía de deseo homosexual, al embestir contra ella emana un delirio de
persecución. 
Puesto que en nuestros análisis hallamos que los paranoicos procuran defenderse de una
sexualización así de sus investiduras pulsionales sociales, nos vemos llevados a suponer
que el punto débil de su desarrollo ha de buscarse en el tramo entre autoerotismo,
narcisismo y homosexualidad, y allí se situará su predisposición patológica (p. 58). 
En todo vínculo afectivo trátese de amor u odio se comprueban lazos que remiten al
erotismo, en la amistad y la admiración de personas se reconoce que han sido tomados
inconscientemente como objeto de deseo, donde la meta sexual esta inhibida. El delirio deja
al descubierto tales vínculos y los orienta hacia el deseo erótico original con tintes de
agresividad. 
Explica Freud que la formación de síntoma en la paranoia requiere la mudanza de la
percepción interna por una percepción de afuera, “Así, la frase «pues yo lo odio» se muda,
por proyección, en esta otra: «El me odia (me persigue), lo cual me justificará después para
odiarlo»...«Yo no lo amo - pues yo lo odio - porque ÉL ME PERSIGUE»”. (1911, p.59) En
tanto aquel que persigue no es otro sino al que se ama. Ahora bien, en el caso de Castell
quien ama a otros es María, estableciéndose “No yo amo al varón - es ella quien lo ama” de
esta forma Castell sospecha de todos los hombres a quienes él está tentado amar, tendencia
homosexual. 
…un motivo para sospechar de esas relaciones era que María nunca me había hablado de
Hunter sino con indiferencia, es decir con la indiferencia con que se habla de un miembro
cualquiera de la familia; pero jamás me había mencionado o insinuado siquiera que Hunter
estuviera enamorado de ella y menos que tuviera celos. Rumié esas conclusiones y las
examiné a lo largo de la noche desde diferentes puntos de vista. Mi conclusión final, que
consideré rigurosa, fue: María es amante de Hunter. (1948, p.51)
Aunque Castell carece de una prueba fáctica de la infidelidad de María con Hunter, su
justificación racional es suficiente para tomar por real tal hecho, su delirio siempre está
rodeado de una articulación en apariencia sensata. 
Por otra parte, es común suponer que en la paranoia sean consideradas como producciones
nuevas ideas delirantes exteriorizadas que pudieron existir hace bastante tiempo atrás. Algo
semejante encontramos en Castell “Lo que más me indignaba, ante el hipotético engaño,
era el haberme entregado a ella completamente indefenso, como una criatura.” Castell a lo
largo de su relato siempre se refiriere a sí mismo en una relación de dependencia frente a
María, susceptible a todo cuanto ella hace, pero curiosamente quien se manifiesta agresivo
es él “Y un sordo deseo de precipitarme sobre ella y destrozarla con las uñas y de apretar su
cuello hasta ahogarla y arrojarla al mar iba creciendo en mí.” (1948, p. 49)
Referencias Bibliográficas
Freud, S. (1910-1911) Acerca del mecanismo paranoico. En Vol.XII Sobre un caso de
paranoia descrito autobiográficamente, Trabajos sobre técnica psicoanalítica y
otras obras. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Freud, S. (1922 [1921]) Sobre algunos mecanismos neuróticos en los celos, la paranoia y la
homosexualidad. En Vol.XVIII Más allá del principio del placer, psicología de las
masas y análisis del yo y otras obras. Buenos Aires: Amorrortu Editores.
Galende, E. (2011) De las psicosis paranoicas: Lacan y la nosografía. {Web post log}
Recuperado de http://intercanvis.es/pdf/11/11-03.pdf
Kazmierczak, M. (2010). El narcisismo y la resiliencia en El túnel de Ernesto Sábato.
Revista de literatura hispánica Vol.1 (71), pp. 71-85. 
Roa, H. (2012) Análisis de caso de una psicosis paranoica (caso Ela). Revista Mental
Vol.10 (18), p. 1-17. 
Sábato, E. (1948) El Túnel. Barcelona: Eix Barral. 
Segui, A. (1992) Los cuatros sueños de Castell en el túnel de Ernesto Sábato. {Web post
log} Recuperado de
http://revista-iberoamericana.pitt.edu/ojs/index.php/iberoamericana/article/
download/4997/5156.
Urriolagoitia, G, Lora, M. (2006) El diagnostico diferencial en psicoanálisis. Revista Ajayu
Vol. IV (2), p. 244-267. 
Vergara, A. (2008) Psicoanálisis de El Túnel {Web post log} Recuperado de
http://alvarovergara.blogspot.com.co/2008/08/psicoanalisisdeltunel.html
Báez, J. (2011) Comprensión y tratamiento de la psicosis. Un abordaje clínico
psicoanalítico desde la concepción de Freud y Lacan. Madrid: Académica
Española.
Lacan, J. (2000) De la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Posición
teórica del problema de la psicosis paranoica, 7. ed. México: Siglo XXI. 
Lacan, J. (1992) El seminario 3. Las psicosis. Buenos Aires: Paidos.

Otros materiales