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Caída del imperio romano, causas y consecuencias

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Caída del imperio romano
Introducción
El Imperio Romano, una de las civilizaciones más
poderosas y duraderas de la historia, ha sido objeto de
fascinación y estudio durante siglos. Su influencia en la
política, la sociedad, la economía y la cultura ha dejado
una huella indeleble en el mundo occidental. Sin
embargo, a pesar de su grandeza, el Imperio Romano
no fue inmune a los desafíos y finalmente cayó. En este
texto, exploraremos las circunstancias que llevaron a la
caída del Imperio Romano, un evento que marcó el fin
de una era y el comienzo de otra. Analizaremos los
factores internos y externos que contribuyeron a su
declive, desde problemas económicos y presiones
militares hasta cambios culturales y religiosos, y la
invasión de los pueblos bárbaros. Acompáñanos en
este viaje a través de la historia para entender mejor
cómo y por qué cayó el Imperio Romano.
La caída de Roma aconteció luego de un largo proceso
de declive político y militar en el Imperio Romano de
Occidente. Múltiples historiadores indican como año
definitivo de la caída de esta el 476 d.C, momento en el
que Odoacro, o mejor conocido como el líder de una
coalición de tribus germánicas, derrocó al joven Rómulo
Augústulo y se proclamó rey de Italia.
El Imperio Romano de Occidente, no cayó de un día
para otro. Pues, su decadencia se había ido
expandiendo desde el siglo III d.C. debido tanto a
pugnas políticas internas como a la amenaza que
representaban los pueblos bárbaros que lo acechaban
en sus fronteras.
La corrupción y la falta de adhesión a una voluntad
común dejó mal preparado al imperio para defenderse
de las invasiones que sufrió en el siglo V.
Roma también perdía autoridad cuando sus generales
en las provincias pretendían imponerse como
emperadores. Tales circunstancias producían conflictos
civiles y el ejército perdía su unidad de propósito. Aún
más, las legiones integraron a mercenarios de pueblos
germánicos en las décadas finales del imperio, cosa
que desgastó la fidelidad a Roma hasta su caída.
Así como mencioné, esto fue un largo proceso. La caída
del imperio romano y sus eventos más destacables
fueron:
(235 - 284 d.C.)
Fue un periodo de anarquía militar. Durante medio siglo
líderes regionales pelearon por el mando. La estabilidad
llegó con el ascenso al poder del emperador
Diocleciano en el 284 d.C. Pero este transformó al
imperio en una tetrarquía, es decir, en un sistema
político con cuatro gobernantes.
La cristiandad y el predominio de Constantinopla
(306 - 337 d.C.)
A comienzos del siglo IV, Constantino I reunificó al
imperio bajo su mando, permitió el cristianismo como
religión y mudó la capital a Constantinopla, ciudad
construida sobre el antiguo asentamiento de Bizancio.
La última división del imperio
(395 d.C.)
Honorio, hijo menor de Teodosio, gobernaría el
occidente. Arcadio, el hijo mayor, tendría el poder en
oriente. Pronto los pueblos godos hicieron incursiones
desde las fronteras de los ríos Rin y Danubio hacia los
territorios del Imperio Romano de Occidente.
El saqueo visigodo
(410 d.C.)
Bajo el mando del caudillo Alarico, los visigodos
asediaron y saquearon a Roma, que había quedado
indefensa. La fragilidad de la antigua potencia fue
notable.
El saqueo vándalo
(455 d.C.)
Roma fue atacada por Genserico, rey de los vándalos y
alanos. Los vándalos entraron a la ciudad y tomaron
consigo todas las riquezas que pudieron.
La caída de Roma
(476 d.C.)
En el 474 d.C., el aristócrata Flavio Orestes logró el
apoyo del ejército para nombrar a su hijo adolescente,
Rómulo Augústulo, como emperador. Apenas dos años
después, el jefe de los hérulos y esciros, Odoacro,
destronó a Augústulo. Odoacro se proclamó rey de Italia
sin aceptar el título de emperador romano.
Causas de la caída del Imperio Romano de Occidente
Roma alcanzó la cumbre de su dominio en los siglos I y
II d.C. Entonces tuvo control tanto de la península itálica
como de territorios en Iberia, la costa norte de África, la
costa sirio-palestina, los balcanes, Asia Menor e incluso
regiones tan lejanas como la isla de Britania en el norte
y Mesopotamia en el este.
Sin embargo, sostener un imperio tan vasto presentó
grandes dificultades. A partir del siglo III, el poder
romano comenzó a declinar.
Las causas de su caída fueron las siguientes:
1. Conflictos de interés y guerras civiles
La expansión territorial obstaculizó la comunicación
efectiva entre las distintas provincias imperiales. Roma
se enfrentó así a amenazas internas y externas. Por un
lado, líderes militares provinciales pretendieron imponer
su voluntad e incluso nombrarse a sí mismos como
emperadores.
Por otro lado, defender las fronteras y agrupar las
fuerzas legionarias donde era necesario se hizo difícil.
Era muy costoso mantener la integridad territorial.
2. La división política y administrativa
La búsqueda de una mejor administración política y la
necesidad de defender ciudades romanas causó la
mudanza de la capital imperial. En el año 395 d.C., el
imperio fue dividido por Teodosio. La capital del Imperio
Romano occidental se había situado en Milán hasta el
año 402 d.C. y luego pasó a Rávena.
La capital de la sección oriental fue Nicomedia hasta el
330 d.C., año en el que Constantino fundó
Constantinopla sobre las bases de la antigua Bizancio.
Aunque las dos partes se reconocían dentro de una
misma tradición, sus proyectos se distanciaron y
dejaron de combatir juntas las amenazas comunes.
El Imperio Romano de Oriente, también conocido como
Imperio Bizantino, se enriqueció. El occidente, por otra
parte, se tornó más vulnerable.
3. Gasto militar y problemas económicos
El imperio dejó de expandirse en el siglo II. Los
impuestos que Roma percibía en forma de alimentos u
otras riquezas desde las regiones comenzaron a
disminuir y, poco a poco, se inició el declive económico.
Esto, sumado a las guerras constantes, vació las arcas
imperiales.
Los ricos que procuraron evadir impuestos se
marcharon al campo. También al campo se fueron los
pobres que no conseguían suficiente comida en las
ciudades. Estos colonos establecieron fincas
independientes del control central. En estas, un señor
daba parte de su tierra a los siervos a cambio de
tributos. Así comenzó el proceso de feudalización.
4. La invasión de los hunos
A comienzos del siglo V, el rey Atila, al mando de los
hunos, atacó y sometió a diversos pueblos del este de
Europa. La invasión de los hunos empujó a esos
pueblos hacia el oeste, a las propias fronteras del
imperio romano. Entre los pueblos desplazados estaban
los visigodos, ostrogodos y alanos.
Los pueblos germánicos pidieron refugio al interior del
imperio romano, al sur del Danubio. Al principio fueron
despreciados, pero eventualmente se estableció la
convivencia entre estos pueblos llamados bárbaros y los
pobladores romanos. Los bárbaros pronto engrosarían
las filas del ejército romano.
5. Las invasiones bárbaras
La protección de fronteras ante el ataque de pueblos
bárbaros se mantuvo durante décadas. En el siglo V, la
convivencia era cercana, ya que diversos pueblos
bárbaros vivían al interior del imperio. Visigodos y
ostrogodos solicitaban tierras para asentarse con
derechos en las provincias de Roma. Esto causaba
conflictos.
La decadencia de Roma permitió que pueblos como los
sajones, vándalos, alanos y germano-godos ocuparan
cada vez más territorios en Britania, el norte de África,
Hispania e incluso llegarán al norte de Italia. La presión
demográfica era evidente. La fragilidad romana
aumentó con la impotencia para detener a los bárbaros
sin cumplir sus solicitudes.
A mediados del siglo V, los vándalos conquistaron el
norte de África. Pronto Roma se vería saqueada en
varias oportunidades hasta su caída en el 476 d.C. a
manos de Odoacro. Desde entonces Italia sería
gobernada consecuentemente por hérulos, ostrogodos
y lombardos hasta su fragmentación en pequeños
reinos en la alta Edad Media.
Karl Bryullov (1799-1852) El saqueo de Roma en 455.
La escena de la pintura recrea el saqueo de Roma
dirigido por Genserico, rey de los vándalosy alanos.
Consecuencias de la caída de Roma
Los historiadores sitúan el fin de la antigüedad cuando
el Imperio Romano de Occidente se desintegra. Los
cambios políticos, económicos y sociales son tan
relevantes que abren la puerta a un mundo distinto, el
de la Edad Media. Observemos las consecuencias de
esta transición en la historia.
1. La aparición y dominio de nuevos reinos
cristianos
Las distintas tribus germánicas pasaron a gobernar los
territorios occidentales de Europa. La mayoría de estos
pueblos ya estaban cristianizados, por lo que el rol de la
iglesia católica continuó siendo importante para otorgar
legitimidad a los reyes y señores feudales en sus
posesiones.
Además, a falta de la ley e instituciones imperiales, la
iglesia vio crecer su influencia. Las personas buscaron
en ésta guía y estabilidad. Los obispos se convirtieron
en consejeros de la nobleza feudal, e incluso en
regentes de ciertos poblados y tierras.
El occidente se dividió en distintos reinos. En oriente,
Constantinopla continuó siendo la capital del Imperio
Bizantino.
2. La ruralización de la vida y la disminución del
comercio
Las rutas comerciales de la época imperial decayeron
en la Europa occidental. Los caminos y buena parte de
la infraestructura se fue estropeando y desapareciendo.
Los señoríos procuraron autoabastecerse de los
productos que necesitaban, con lo que la vida dependió
más del entorno inmediato para la subsistencia.
La calidad de los productos manufacturados perdió
calidad. Por ejemplo, la cerámica de la Edad Media no
se comparaba con la que en la antigüedad llegaba
desde oriente. La mayor parte de las personas se
dedicaron a la agricultura. Muchos se transformaron así
en siervos de la gleba, esto es, en campesinos que
trabajaban la tierra de un noble, al que le pagaban
tributos.
3. El nacimiento de las lenguas romances
El latín sólo permaneció como lengua de culto en la
iglesia. Luego de la disolución del imperio en occidente,
la lengua latina tomó formas particulares en las distintas
regiones de Europa. En la Edad Media el latín vulgar dio
paso a lenguas como el italiano, castellano, catalán,
portugués, francés y el provenzal. En el Imperio
Romano de Oriente, también llamado bizantino, la
lengua franca fue el griego.
4. La persistencia del Imperio Romano de Oriente
La caída de Roma no significó la pérdida total de la
tradición política romana. En oriente, Constantinopla
brilló durante siglos durante la Edad Media. Esta se
convirtió en el centro de la civilización, sus rutas
comerciales perduraron y la ciudad prosperó. Pasarían
casi mil años hasta que los turcos otomanos finalmente
la conquistaran en el año 1453.
Conclusión
La caída del Imperio Romano es uno de los episodios
más antiguos y controvertidos de la historia del mundo
occidental. Tradicionalmente, se sitúa su final en el año
476 d.C., coincidiendo con la deposición del último
emperador romano de Occidente, Rómulo Augústulo, a
manos de Odoacro.
Edward Gibbon, en el siglo XVIII, defendía que la caída
de Roma representó una verdadera hecatombe en la
historia de Europa. Sin embargo, otros autores de la
Ilustración veían la destrucción del Imperio Romano
como un desastre, la destrucción del primer gobierno
regido racionalmente y potencialmente universal.
Muchos historiadores se han preguntado si los romanos
habrían podido salvar su imperio. Aldo Schiavone, en
un reciente y profundo análisis, asegura que el mundo
romano llegó todo lo lejos que podía llegar, encerrado
en modos de producción y de pensamiento estáticos
que no podían evolucionar, sólo hacerse añicos
provocando un giro radical en la historia de Occidente.
La clave económica de los mundos griego y romano era
la esclavitud. La clave intelectual era la actitud de
ambos pueblos ante el pensamiento y el trabajo. El
punto de vista de Schiavone es especialmente
significativo para los psicólogos porque demuestra que
las ideas de un pueblo sobre el alma y el cuerpo
pueden influir considerablemente en la naturaleza de su
sociedad.
En resumen, la caída del imperio romano fue el
resultado de una combinación de factores internos y
externos, incluyendo problemas económicos, militares,
conflictos políticos, cambios culturales y religiosos y la
invasión de pueblos bárbaros.
Bibliografía
1.Gibbon, E. (1776-1789). Historia de la decadencia y
caída del Imperio Romano. Londres: Strahan &
Cadell.
2. Heather, P. (2005). La caída del Imperio Romano:
Una nueva historia de Roma y los bárbaros. Oxford:
Oxford University Press.
3.Ward-Perkins, B. (2005). La caída de Roma: Y el fin
de la civilización. Oxford: Oxford University Press.
4.Goldsworthy, A. (2009). Cómo cayó Roma: Muerte
de una superpotencia. New Haven: Yale University
Press.
5.Osgood, J. (2019). Roma, la creación del Estado
mundo. Madrid: Alianza Editorial.
6. Brown, P. (1971). El mundo de la Antigüedad
Tardía. Londres: Thames & Hudson.
7. Jones, A.H.M. (1964). El Imperio Romano tardío,
284-602: Una encuesta social, económica y
administrativa. Oxford: Basil Blackwell.

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