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Coleccionismo, Mecenazgo y Mercado Artístico: Eva Calvo Cabezas 
ámbitos europeo, americano y asiático 
 
 
 
 
 
LOS ENCARGOS CERÁMICOS DE FELIPE II PARA SUS 
PALACIOS: ORNAMENTO ARQUITECTÓNICO Y PIEZAS 
UTILITARIAS 
 
THE CERAMIC ORDERS OF FELIPE II FOR THEIR PALACES: 
ARCHITECTURAL ORNAMENT AND UTILITARIAN PIECES 
 
EVA CALVO 
Universitat Jaume I, España 
ecalvo@uji.es 
 
Resumen: El presente estudio trata de mostrar el interés de Felipe II por el azulejo a partir 
de su utilización en las obras promovidas por el monarca, y por el rico acervo de servicios 
de mesa que el rey coleccionó durante su reinado. Para llevarlo a cabo se realizará una 
revisión de la documentación conservada de las obras en Simancas que se ejecutaron en 
los reales sitios donde se emplearon zócalos de azulejo. Asimismo se abordará la 
importancia de Juan Flores, Azulejo del rey, y se tratarán algunas de las piezas de loza que 
Felipe II coleccionó para tratar de demostrar que fue uno de los monarcas que más apreció 
este tipo de producciones. 
Palabras clave: Felipe II, porcelana, loza, cerámica, azulejos. 
Abstract: The present study aims to show Felipe II's interest in the tile based on its use in 
the works he promoted, and on the rich collection of table services collected along his reign. 
In order to conduct this study, a review will be carried out of the preserved documentation 
in Simancas about works executed in the Royal Sites, where the base of tiles was used. 
Likewise, we will study the importance of the figure of king Felipe II’s tiler, Juan Flores. 
Besides, we will show him as one of the highest monarch who appreciated and collected 
the most beautiful pottery. 
Keywords: Philip II, porcelain, earthenware, ceramics, tiles. 
 
 
 
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Coleccionismo, Mecenazgo y Mercado Artístico: Eva Calvo Cabezas 
ámbitos europeo, americano y asiático 
 
La cultura hispanomusulmana sentó las bases del uso de la cerámica como material 
suntuario y decorativo en los palacios1. Su éxito fue el resultado de largos periodos de paz
continuados que, a diferencia de los bélicos, estimularon a la creación de ostentosas 
estancias en las que fue utilizado el intenso color que brindaba el soporte cerámico en 
zócalos de azulejo2. 
Con la llegada de futuro emperador Carlos V al torno de Castilla en 1517 y su 
complejo ceremonial borgoñon se iniciaron una serie de reformas en los estructuras 
palaciegas destinadas a satisfacer las necesidades de una nueva corte, sobre todo a raíz de 
su proclamación como Emperador. El decoro que precisaba una persona de su prestigio y 
el espacio que necesitaba para alojar y reunir a su numerosa corte imperial urgieron las 
reformas y obras en diferentes espacios arquitectónicos3. No obstante, este estudio se centra 
en la figura de Felipe, primogénito de Carlos V e Isabel de Portugal, verdadero promotor 
del uso de la cerámica como elemento suntuario. 
 
LA UTILIZACIÓN DE LA CERÁMICA EN LOS PALACIOS DE FELIPE II 
Cuando Felipe II llegó al poder en 1556, terminó las reformas y obras que había 
iniciado su padre, y emprendió otras nuevas en las que siguió recurriendo a la técnica de 
alicatado cerámico, práctica que renovó completamente al incluir diferentes pigmentos y 
nuevos ornamentos. El rey Prudente abandonó la decoración de tradición mudéjar que 
había caracterizado la cerámica de Carlos V e incorporó nuevos elementos decorativos, 
repetitivos y monocromos de destacada inspiración textil4. La consecuencia de esta 
renovada imagen en la arquitectura palaciega fue el viaje que el monarca realizó, entre 1554 
y 1559, por Europa septentrional, hecho que fue decisivo para su formación artística y 
transcendental para el desarrollo constructor del país5. 
A partir de este instante, Felipe se rodeó de un nuevo equipo de artistas con la 
intención de ofrecer una imagen más renovada de la monarquía española, creando, en 
1562 un nuevo oficio, el de Azulejo del Rey, función que recayó en el flamenco Hans de 
 
1 Sobre cerámica hispanomusulmana ver: MARTINEZ CAVIRÓ, Balbina: Cerámica hispanomusulmana: 
andalusí y mudéjar. Madrid, 1991. 
2 No sería correcto aceptar que la técnica de alicatado procede del mundo musulmán, pero a ellos se les debe 
gran parte de su evolución y la llegada a la península, al menos, como elemento decorativo. 
3 CHECA, Fernando: El Real Alcazar de Madrid. Dos siglos de Arquitectura y Coleccionismo en la corte de 
los Reyes de España. Madrid, 1994, p. 135. 
4 LÓPEZ FERNÁNDEZ, María del Carmen: Técnica y estética de la cerámica de Talavera de la Reina: 
Recursos iconográficos. Tesis Doctoral, Directora: Isabel García Fernández. Universidad complutense de 
Madrid, 2015, p. 48. 
5 ZOLLE BETEGÓN, Luis: Los alcázares reales en la época de los Austrias. Madrid, 2003, p. 56. 
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Vriendt6 (Juan Flores), quien se había formado eventualmente en el taller del ceramista 
italiano Guiodo di Savino, introductor de la mayólica en Flandes7.
Juan Flores se estableció en Talavera por orden del rey en 1562, lugar donde abrió 
su propio taller para producir cerámica destinada a revestir sus palacios y de quienes 
formaban parte de su corte8. Al igual que Flores, el químico sevillano Jerónimo Montero9 
también se asentó en Talavera por orden de Felipe II, para realizar sus ensayos en fritas10 
y pigmentos,11 por lo que entendemos que el trabajo entre ambos debía funcionar 
coordinadamente. 
El trabajo de Flores consistía en la creación de los azulejos encargados por el 
monarca, que debía ornamentar personalmente, al gusto del rey. Una vez finalizado, el 
material debía ser enviado hasta el lugar requerido y, junto a este, viajaba Juan Flores a 
quien le correspondía la supervisión de su colocación para asegurarse que la posición era 
la correcta12. La documentación conservada en el Archivo General de Simancas sitúa al 
ceramista en las obras de Pardo, en el palacio de Valsaín, el Alcázar de Madrid13 y 
probablemente en muchas obras más que fueron promovidas por Felipe II y que contaron 
con revestimiento cerámico en el siglo XVI. No obstante, tras su muerte, se continuó 
solicitando azulejos a diferentes maestros ceramistas, por lo que el ornato con paneles 
cerámicos siguió durante todo el reinado de Felipe II, como mostraremos a continuación. 
Felipe terminó las obras que había iniciado su padre tras la promulgación de la 
cédula del 3 de abril de 1536 donde se ordenaba la transformación del espacio 
arquitectónico,14 y realizó otras nuevas en el Alcazar de Madrid. Encontramos información 
sobre el empleo de azulejos en la correspondencia de los encargados de obras con el 
 
6 Considerado por Karel van Mander como el mejor ceramista de los Países Bajos. PLEGUEZUELO, 
Alfonso: “Juan Flores (ca). 1520-1567), azulejero de Felipe II”, Reales Sitios: revista de Patrimonio Nacional, 
146, 2000, pp. 215-235, p.16-17. 
7 GÁRATE FERNÁNDEZ-COSSÍO, Pablo: El palacio de Valsain: Una reconstrucción a través de sus 
vestigios. Tesis doctoral dirigida por Javier Ortega Vidal. Universidad Politécnica de Madrid, 2013, p. 258. 
8 PLEGUEZUELO Alfonso: La colección de Carranza de la cerámica en el museo comarcal de Daimiel. 
Daimiel, 2008, p. 61. 
9 Montero introdujo la técnica de esponjado en la cerámica de Talavera. Además, realizó varios ensayos con 
metales. LÓPEZ FERNÁNDEZ, María del Carmen: Técnica y estética de la cerámica de… op. cit., p. 76-
77. 
10 La frita es un material vítrio (cristalizado), que se consigue fundiendo diferentes materiales primas a altas 
temperaturas. 
11 LÓPEZ FERNÁNDEZ, María del Carmen: Técnicay estética de la cerámica de… op. cit., p. 31. 
12 GERARD, Veronique: De Castillo a Palacio. El Alcázar de Madrid del siglo XVI. Bilbao, 1984, p. 101-
102. 
13 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 20. 
14 GERARD, Veronique: De Castillo a Palacio. El Alcázar de Madrid del siglo XVI. Bilbao, 1984, p. 9. 
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monarca, en los pedidos de materiales para su finalización, en las cartas informativas de 
las obras en general e incluso en la solicitud de nuevos encargos por del propio rey.
Las primeras noticias datan un año después de su proclamación como rey de 
España, cuando se le informa en 1557 que entre los trabajos llevados a cabo en el Alcázar, 
faltaba por colocar el chapado de azulejos del patio grande. Tres años después, en 1560, 
se realizaron nuevas obras en el espacio palaciego y en nueve estancias aparece el empleo 
de zócalos de azulejos entre los trabajos realizados15. 
Entre 1562 y 1567, Felipe II ordena construir y reformó varios espacios 
arquitectónicos en el palacio madrileño. Entre todos ellos, las obras más relevantes fueron 
sus aposentos privados, las nuevas caballerizas y la Torre Nueva. En los dos primeros se 
colocaron 14.558 azulejos diseñados por Flores,16 quien también intervino en la decoración 
de la Torre Dorada II y el aposento de San Jerónimo donde incorporó azulejos de historias 
y figuras, y de hojarascas y lazos, utilizando para todos ellos tonalidades de verdes sobre 
blancos17. La documentación arroja información sobre otros ceramistas que trabajaron 
simultáneamente con Flores en el lugar, como es el caso de Nicolás Vázquez en la Real 
Armería,18 labor que imaginamos que fue solicitada para agilizar las obra del Alcázar. 
A partir de 1570 las obras en el espacio palaciego se sucedieron e imposibilitaron 
a los grandes proyectos de embellecimiento. En estas intervenciones se siguió utilizando 
zócalo de azulejo como técnica decorativa como, por ejemplo, en el aposento de la nueva 
esposa de Felipe, Ana de Austria. También se empleó el material de estudio en la campaña 
de verano dirigida por Gaspar de Vega, en la que se renovó el embaldosamiento y se 
colocan algunos zócalos de azulejos nuevos19. 
Otro de los edificios en los que se incluye nuestro material de estudio es en el Real 
Palacio del Pardo, construido sobre el pabellón de caza de Enrique III, en Madrid. Las 
obras se habían iniciado también por Carlos V y se prolongaron durante el reinado de su 
hijo. 20 Hay estudios que sitúan a Juan Flores en este edificio en la década de los cincuenta 
del siglo XVI, dato erróneo puesto que el ceramista firmó contrato con Felipe II en 1562. 
 
15 GERARD, Veronique: De Castillo a Palacio. El Alcázar de Madrid… op. cit., p. 62. 
16 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 20. 
17 GERARD, Veronique: De Castillo a Palacio. El Alcázar de Madrid… op. cit., p. 102. 
18 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 20. 
19 GERARD, Veronique: De Castillo a Palacio. El Alcázar… op. cit., p. 106-109. 
20 MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: “El palacio del Pardo en el siglo XVI”, Boletín del Seminario de 
Estudios de Arte y Arqueología, 36, 1970, pp. 5-44, p. 13. 
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Esa información revela que hubo ceramistas trabajando en el Pardo en las primeras 
reformas acometidas por el monarca, previas a la contratación Flores.
En la década de 1560 si que aparece mencionado Flores en el encargo de azulejos 
a Talavera para las Real Palacio del Pardo, en diferentes trabajos realizados. En las obras 
llevadas a cabo en 1562 se les confían azulejos con motivos figurados, por lo que recibe 27 
maravedis21, en 1563 nuevamente se introduce cerámica arquitectónica en las obras “el 
azulejo que es menester para el suelo desta pieza y para el chapado de las paredes della 
tiene enviado Juan Flores, azulejero de Talavera”,22 y en abril de 1566 se informa que 
pretendían solicitarle más azulejos para la Torre Nueva del palacio23 “para la torre que se 
va acabando del Pardo será menester que luego después de Pascua se prevenga a Flores, 
el azulejero en Talavera, que venga (…) pues estará para ello presto acabada"24. 
Lamentablemente, ninguno de sus trabajos se ha conservado en el tiempo a causa del 
incendio de 1604. Una carta del arquitecto Juan Gómez de Mora así lo confirma25. 
En la relación de los gastos de obras en Madrid y el Pardo del 5 de septiembre de 
1566 aparece “los acarretos del ladrillo de Toledo y del azuelo de talavera” como uno de 
los motivos de gasto. En esta ocasión no se nombra a Flores en la obra26 pero en dos 
documentos posteriores aparece reflejado su nombre, el primero de ellos en el que se le 
incluye en el listado quienes perciben un salario del rey en estas obras27 y otro posterior en 
el que se informa que se debe dinero por su trabajo realizado en dichos palacios28. 
En el Palacio de Valsaín también se utilizaron soladas de azulejos durante las obras 
llevadas a cabo en varias etapas. El príncipe Felipe promovió, desde 1550, unas serie de 
reformas sobre le pabellón de Caza de los Trastámara que finalmente dio lugar a un nuevo 
palacio donde se llevaron cabo importantes acontecimientos durante su reinado29. En 1557 
Juan Muñoz de Salazar, Contador de Cuentas de su Majestad, redactó un memorial en el 
cual se informaba que sólo faltaba la solada de ladrillo y azulejos en el aposento de rey y 
 
21 CHECA CREMADES, Fernando: Felipe II, mecenas de las artes. Madrid, 1992, p. 132. 
22 AGS (Archivo General de Simancas), leg. 247, Informe de los oficiales de las obras de Madrid (Andrés de 
Ribera, Luis Hutado, Juan Bautista de Toledo y Pedro de Santoyo), Sitios Reales, 8 de noviembre de 1563, 
fol. 42. 
23 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…” op. cit., p. 19. 
24 AGS, leg. 247, Carta de Andrés de Ribera al secretario Pedro de Hoyo, 1 de abril de 1566, Sitios Reales, 
fol. 142. Citado en: MARTÍN GONZÁLEZ, Juan José: “El palacio del Pardo…”, op. cit., p. 14. y también 
en: PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 19. 
25 Ibídem, p.19. 
26 AGS, leg. 247/2, Casas y Reales Sitios, 1566, fol. 79. 
27 AGS, leg. 247/2, Casas y Reales Sitios, 1567, fol. 85. 
28 AGS, leg. 247/2, Casas y Reales Sitios, 1567, fol. 90. 
29 GÁRATE FERNÁNDEZ-COSSÍO, Pablo: El palacio de Valsain… op. cit., pp. 23-25 
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en el patio. Una carta firmada el mismo año por Francisco Deheraso, secretario de Felipe 
II, y remitida a la princesa, así lo corrobora también30. 
En las obras para la decoración de la Capilla Real también se utilizaron baldosas, 
concretamente en el estrado del Altar31. Para llevarlo a cabo se le confió el trabajo a Flores, 
como quedó reflejado en un documento firmado el 3 de septiembre de 156232. Por 
problemas con la entrega de material de Talavera, se solicitaron azulejos en Toledo para 
el quarto del cierço en 156333. En 1565 se terminaron las obras del aposento de Felipe II 
con “(…) chapado de azulejos de Talavera y solado de ladrillo de Toledo” 34 Alfonso 
Pleguezuelo aporta información sobre Lorenzo de Segovia, ceramista que se encontraba 
trabajando en el espacio arquitectónico en 1562, por lo que pone en duda las atribuciones 
a Flores en esta ocasión35. 
El Alcazarde Segovia fue residencia de los reyes de Castilla, por lo que sus fases 
constructivas se prolongaron durante diferentes reinados hasta que Felipe II acometió la 
última de ellas, en la conocida actualmente como la Sala de la Chimenea, en las que 
incorporó un zócalo cerámico. En una carta de Almaguer a Felipe II en septiembre de 
1570 informa de la utilización de cerámica procedente de Talavera y Toledo en el lugar36. 
Flores había fallecido hacia ya años y, en la documentación analizada en el Archivo General 
de Simancas, no aparece ningún otro nombre ocupando el oficio de Azulejo, sino que 
refleja el trabajo de maestros ceramistas, lo cual nos llevará a interpretar que se solicitaba a 
ceramistas establecidos en diferentes núcleos productores. Por ejemplo, encontramos 
como en 1571 “se le pagó a Diego de Vargas por colocar azulejos en la Sala de los 
Alabastros bajo la supervisión de Gaspar de Vega”37. 
El 23 de abril de 1563 dio comienzo la construcción de El Escorial, sueño 
arquitectónico de Felipe II y espacio en el que se reflejaron sus gustos personales. En la 
documentación conservada encontramos los contratos de los ceramistas que intervinieron 
 
30 AGS, leg. 248, Casas y Reales Sitios, Marzo 1557, fol. 36. 
31 AGS, leg. 267/1, Casas y Reales Sitios, 1562, fol. 99. 
 
32 AGS, leg. 267/1, Casas y Reales Sitios, 1562, fol. 40.
 
33 AGS, leg. 267/1, Casas y Reales Sitios, 1563, fol.152. 
34 AGS, leg. 247/1, Casas y Sitios Reales, Leg. 247/1, 1565, fol. 117. Citado en: CHECA CREMADES, 
Fernando: Felipe II, mecenas de las artes… op. cit., p. 132. 
35 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 19. 
36 CHECA CREMADES, Fernando: Felipe II, mecenas de las artes… op. cit., p.477. 
37 RUIZ, Antonio J. “El Alcázar en tiempos de la Dinastía Trastámara”, en El Alcazar de Segovia. Bicentenario 
1808-2008. Segovia, 2010, p. 81. 
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en la obra,38 como es el caso de Juan Fernández, maestro azulejero,39 a quien en enero de 
1570 se encargó la realización de 13.800 azulejos para la obra arquitectónica: “Nueve mil
azulejos de los de florón principal, más dos mil azulejos de otro florin arabesco; y más de 
azulejos de guarnición baja y alta tanto de unos como de otros (…)”(Fig. 1) En 1573 se 
habían entregado un total de 15.135 azulejos, 1500 más de lo que se solicitó en un 
principio40. Un nuevo encargo para Fernández se encuentra documentado en 1590 con 
9000 azulejos de rosa y 2000 de arabescos, además de de un total de 136 piezas de vajillas 
para uso cotidiano41. 
Sobre la cerámica arquitectónica, también encontramos como se emplearon 
soladas de azulejos para construcciones civiles, como son las fuentes de la Casa de Campo, 
donde se utilizó cerámica toledana entre 1562 y 156342. Y también para construcciones 
religiosas en el periodo que nos ocupa, como es el caso del monasterio de San Jerónimo 
el Real para el que se solicitaron azulejos para revestir la sacristía, la iglesia “adeçar muy 
bien de azulejos las gradas del altar mayor”43, vestíbulo y los cuartos privados del monarca44. 
Wilson Frothingham atribuye a Flores un panel de azulejos con tres escenas bíblicas para 
el convento de Santo de Domingo de Madrid, situando al azulejo del Rey en el lugar en 
157345. Partiendo que esta fecha es posterior a la defunción de Flores, nos hemos puesto 
en contacto con el Museo de Arqueológico Nacional, lugar donde se conservar el conjunto, 
y tras observar que esta institución da por aceptada la aportación de Frothingham, 
consideramos que debería realizarse un estudio más preciso para ajustar a una datación o 
atribución correcta46. 
 
LOZA Y PORCELANA DE USO COTIDIANO PARA LA CASA DEL REY 
Aunque la realeza antepusiera las vajillas de oro y plata para engalanar sus
banquetes, disponemos referencias archivísticas que nos hacen creer que los juegos de 
mesa de loza y porcelana también fueron, en cierta medida, de interés para el uso personal 
de reyes y reinas. Pero los destacados avances de sus técnicas y moldeados consiguieron 
 
38 VILLAVERDE, Fernando: La obra del Escorial. Madrid, 1983, p. 200. 
39 PLEGUEZUELO Alfonso: La colección de Carranza de la cerámica… op. cit. p. 64. 
40 SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, María Leticia: Catálogo de porcelana y cerámica española del Patrimonio 
Nacional en los Palacios Reales. Madrid, 1989, p. 78-79. 
41 SÁNCHEZ PACHECO, Trinidad: Cerámica española. Barcelona, 1995, p. 119. 
42 AGS, leg. 247/1, Casas y Reales Sitios, 3 de septiembre de 1562, fol. 40. 
43 AGS, leg. 275/2, Casas y Sitios Reales, fol. 40. 
44 PLEGUEZUELO, Alfonso: “Juan Flores (ca. 1520-1567), azulejero de Felipe II…”, op. cit., p. 21. 
45 WILSON FROTHINGHAM, Alice: Tile Panels of Spain 1500-1650. New York, 1969, p. 49. 
46 Ídem. 
33
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crear suntuosas piezas que se combinaron con materiales preciosos y se adornaron con 
exuberantes decoraciones logrando dar forma a fastuosas piezas suntuarias que viajaron
entre las cortes como agasajos regios. 
Felipe II, poseyó muchas de estas fantásticas piezas, lo que demuestra que su estima 
por el material cerámico no solo se centró en la la azulejería como elemento 
arquitectónico, sino también como elemento utilitario para engalanar las mesas en su 
banquetes y celebraciones. Una de las noticias que demuestra su aprecio la encontramos 
en su encuentro con el rey Sebastián I de Portugal en el monasterio de Guadalupe donde 
se utilizó loza de Talavera con las armas de Portugal para el servicio de mesa47. 
No toda la loza, cerámica y porcelana que reunió Felipe en sus colecciones fue 
adquirida por él mismo, sino que también recibió una serie de obsequios que demuestran 
como su interés por este material traspaso los limites del Reino. Podemos citar en este 
momento el servicio de mesa realizado en los talleres de los Fontana que, como obsequio 
protocolario, fue realizado para el rey de España del duque Guidobaldo II de Urbino 
(1514-1574), hijo de Francesco Maria de Urbino y de Eleonora Gonzaga. El trabajo 
inspirado en las pinturas de Taddeo Zuccaro, reflejaba episodios de las campañas de Julio 
Cesar y de su padre Carlos V48, y fue encargado en 1570 por el duque y lo recibió Felipe II 
y Ana de Austria en 157949, cinco años después de su muerte, por lo que interpretamos 
que el envío fue realizado por su hijo y sucesor, Franceso Maria II della Rovere (1549-
1631). 
La aportación de italiana a la historia de la cerámica es realmente interesante. 
Mientras que otros lugares consideraron que este material estaba dirigido a las clases bajas 
de la sociedad, los talleres de Italia elaboraron una cerámica historiada en la que la 
plasmación de escenas con gran detalle eclipsó el moldeado de sus piezas. Su avance fue 
tan notorio que la cerámica ocupó una rama en las artes del Renacimiento Italiano50. 
Asi pues, no es de extrañar, que estas suntuosas piezas llegaran a ser enviadas al 
Felipe II como agasajo regio para su corte. En el Catálogo de cerámica italiana del Museo 
Nacional de Artes Decorativa en Madrid se incluye información sobre ocho de ellas que, 
 
47 SÁNCHEZ PACHECO, Trinidad; SESEÑA, Natacha y otros: Cerámica esmaltada española. Barcelona, 
1981, p. 313.
 Citado en: LÓPEZ FERNÁNDEZ, María del Carmen: Técnica y estética de la cerámica de 
Talavera… op. cit., p. 48. 
48CASAMAR PÉREZ, Manuel: Catálogo de cerámica italiana. Museo Nacional de Artes 
Decorativas. Madrid, 2013, p. 194. 
49 https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/vaso-refrescador(Consultado el 10-08-2018). 
50 COOPER, EMMANUEL: Historia de la Cerámica. Barcelona, CEAC, 1987, p. 92-96. 
34
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ámbitos europeo, americano y asiático 
 
según afirman, formaron parte de un conjunto de vajilla enviado por el duque de Urbino 
al monarca español. Este trabajo no aporta referencias archivísticas sino que se apoya su
estudio en publicaciones previas para reafirmar que las piezas formaron parte de la 
colección de Felipe. Por desdicha, en lo que al estudio cerámico se refiere, existen 
muchísimos errores historiográficos en la catalogación y en la atribución de las piezas y 
parece que, en este caso, también pueden existir bastantes dudas al respecto, al menos en 
mi opinión, al no encontrar documentación conservada que así me lo muestre. 
Una de las piezas que es consideradas como parte del conjunto es el vaso 
refrescador conservado en el Museo del Prado en Madrid (nº cat. 457). De forma oval, 
está compuesto por basa y copa, y como elemento conector del conjunto se ensartaron 
faunos y garras de león que descansan sobre el pie y agarran la copa. Sobre base de barniz 
vidriada encontramos una decoración profusa en la que se plasman figuras alegóricas, 
centauros, quimeras, niños y esfinges. En el interior de la copa distinguimos una escena de 
batalla naval inspirada en el uno de los trabajos del pintor florentino Taddeo Zuccaro51. 
Concretamente parece que hace referencia a La Batalla del Mar en el Golfo de Morbihan, 
obra que representa la ofensiva campaña de Julio César contra la tribu gala de los vénetos, 
y que se conserva en el Metropolitan Museum de Nueva York (nº ref. 2008.178.11) (Fig. 
3). 
El Museo Victoria & Albert de Londres también considera que, una de las piezas 
de su colección (nº inv. VA7159-1880), podría formar parte del conjunto de mesa de 
Felipe, por compartir características decorativas con la pieza del Museo del Prado y por su 
representación principal, la cual está basada en los diseños del pintor Taddeo Zuccaro. Se 
trata de un plato con la escena de Cesar en la Guerra de las Galias destruyendo el puente 
de Ginebra sobre el Ródano, rodeado por una cenefa de grutescos en los que encontramos 
esfinges aladas, tritones y animales apócrifos cercados de trazos naranjas decoradas52. 
En el Ashmolean Museum de Oxford se encuentra una tercera pieza, se trata de 
una bandeja en la que se plasman cuatro escenas referentes a las campañas de Cesar, con 
cisnes en relieve en su reverso. Ésta fantástica pieza es muy semejante al que se conserva 
en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York (nº inv. 32.100.362). Tiene una forma 
ovalada, decoraciones grutescas y elementos de conexión entre el pie y el vaso con volutas 
 
51 CASAMAR PÉREZ, Manuel: Catálogo de cerámica italiana… op. cit.., p. 196. 
52 Esta es una de las piezas que se encuentra catalogada en el Catálogo de cerámica italiana. Museo Nacional 
de Artes Decorativas como parte del servicio de mesa de Felipe II. Ibídem, p. 195. 
35
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y cabezas de león. En el interior una nueva escena de la campaña de Cesar en la Batalla de 
Thapsus, en Túnez, según boceto de Tadeo Zuccaro (Fig. 4). 
El Museo de Nápoles también se conserva una de las piezas que Manuel Casamar 
Pérez incluye como parte del servicio de mesa de Felipe II (nº inv. DC240). Se trata de 
otro vaso enfriador con copa oval y con asas con cabeza de león, con una escena de reparto 
de alimentos. Con la misma decoración y características, y por lo tanto de lo que podría 
considerarse la misma serie encontramos otro vaso refrescador (nº inv. F831) en el Museo 
Estatal del Ermitage en Leningrado. En su interior aparece reflejado el triunfo de Galatea, 
con tritones y Nereidas y transportada sobre una concha. Bajo mi punto de vista, ambos 
trabajos contienen una temática diferente a las inspiradas en los dibujos de Taddeo 
Zuccaro, y una decoración y forma que no se ajusta al resto. No es nuestra intención poner 
en duda que se trataran de piezas que coleccionó de Felipe II, puesto que los datos en su 
almoneda dejan al descubierto que coleccionó miles de ellas, pero resulta bastante ilusorio 
creer que todas estas formaran un mismo servicio de mesa porque no comparten una serie 
de elementos decorativos y de moldeado que, a mi modo de entender, deben compartir 
para considerarse que forman parte de un mismo conjunto. 
No obstante, la séptima pieza (nº inv. F383), conservada en el mismo museo, el 
Estatal del Ermitage , fusiona formas y temática de ambos conjuntos, por lo que se podría 
interpretar que había un tercer conjunto de vajilla. En ella aparece el escudo de armas de 
Guidobaldo II, con Toison de Oro, junto a la escena que refleja el paso de Carlos V por 
el Elba antes de la batalla de Mühlberg, inspirado del grabado de Enea Vico53, La batalla 
de Mühlberg con el ejército de Carlos V cruzando el río Elba (1551). Con adornos en 
relieve muy parecidas a las que hemos tratado anteriormente, encontramos escenas del 
emperador pero no inspiradas en los realizados por Zucaddo. Además, que se incluya el 
escudo de armas del duque de Urbino y no del monarca a quien debía ir destinados el 
regalo, es un hecho bastante particular en este tipo de obsequios regios que nos hace 
sospechar en que existieron otros fines para que estas piezas llegaran al monarca español, 
más allá de los agasajos personales. Guidobaldo II era hijo de Eleonora Gonzaga della 
Rovere, procedente de una familia de poderosos nobles italianos, los Gonzaga, aliados de 
los Habsburgo en sus conflictos con Francia. Tal vez esta pieza iba más allá de un simple 
agasajo y buscó rememorar la ayuda facilitada a Carlos V de su noble casa en la batalla 
Mühlberg (Fig. 5). 
 
53 Ibíd, p. 200. 
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ámbitos europeo, americano y asiático 
 
Este conjunto, no fue la única colección de loza que colecciono y utilizó durante el 
reinado de Felipe II, así lo confirma la numerosa documentación conservada en el Palacio
Real. El expediente del guardajoyas refleja, en diferentes ocasiones, como se adquirieron 
piezas para el servicio del monarca y para el de su familia real.54. Pero el dato realmente 
deslumbrante es el que arroja su Almoneda, en la que aparecen cientos de porcelanas, 
talaveras y cerámica en general55. El volumen de piezas y su calidad artística fue tan 
importante que se creó una sección donde reunirlas bajo el nombre de “porcelanas 
bedriadas bucaros y jarras”, compuesto por 68 folios, en la que podemos encontrar piezas 
llegadas de la China, decoraciones de escudos de armas, relieves de ángeles con 
instrumentos, apliques de oro y plata, etcétera. 
Pero no toda la loza y porcelana que atañó al monarca se centró en conjuntos de 
mesa, sino que también encontramos otros ejemplos de promoción cerámica durante su 
reinado. Es muy interesante la aportación en Los libros de entrega de Felipe II a El 
Escorial publicados en 2013 por Patrimonio Real y dirigidos por Fernando Checa.56 Éstos 
enumeran y arrojan información de los numerosos encargos de loza que la Orden 
Jerónima solicitó a los hornos talaveranos: orzas y albarelos para la botica y numerosas 
piezas de vajilla para su uso diario. En la tercera entrega, en 1576, se proveen 220 piezas: 
42 escudillas, 46 bacinas, 37 jarras, 34 botijuelas pequeñas y 60 platos, todos ellos de 
“bedriado de Talauera blancas” y el 16 de febrero de 1577 otras 161 “porcelanas y 
vedriados para servicio desta casa y monaterio (…)”57. 
En 1585 secreó la Botica de El Escorial y dos años después empezó su actividad. 
Para el almacenaje de hierbas, aceites, ungüentos y otro tipo de sustancias viscosas y solidas 
se solicitaron recipientes de loza vidriada a los talleres de Talavera58. Esta técnica aportó un 
acabado liso y suave, sin impurezas, que permitió una eficiente higiene gracias a su fácil 
lavado, además de un brillo destacable sobre el que los pigmentos cerámicos resaltaban 
por su intensidad y delicadeza. La base vidriada y el moldeado liso propicio que fueron 
 
54 APR (Archivo de Palacio Real), Leg. 902/1, Administración General, expediente sobre guardajoyas, 1579-
1608, sf. 
55 APR, Leg. 903, Sección: Administración General, Expediente 42, 1617, sf. 
56 CHECA CREMADES, Fernando: Los libros de entregas de Felipe II a El Escorial. Madrid, 2013. 
57 Ibídem, pp. 286-290-291. 
58 Con la desamortización de inicios del siglo XIX, muchas de estas piezas fueron trasladados a la Farmacia 
de San Lorenzo, el Museo Arqueológico Nacional en Madrid y al Museo de la Farmacia Hispánica. 
Afortunadamente, hoy en día, todavía se conserva un destaco conjunto de ellas. PUERTO SARMIENTO, 
F. Javier: “La Farmacia Renacentista Española y la Botica del Escorial”, en La ciencia del Monasteio del 
Escorial (Actas del Simposio 1-4 de septiembre de 1993). Madrid, 1994, p. 125. No obstante, también se 
pueden encontrar piezas procedrntes del Escorial en tiendas de antigüedades, museos y colecciones 
particulares dispersas en España y el extranjero. 
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opulentamente decorados con motivos de riqueza ornamental. Los que más se repitieron 
fueron las flores, volutas y geometrías, decoraciones acompañados con los blasones
escurialenses: parrilla de San Lorenzo y león rampante de los Jerónimos. Junto a los 
elementos decorativos se incluía una inscripción en latín que indicaba el producto que se 
almacenaba en su interior y en ocasiones el nombre del prior del monasterio que realizaba 
el encargo59 (Fig. 2)60. 
Para finalizar, y de modo breve, hay que mencionar que, a partir del 
descubrimiento de la ruta del tornaviaje en 1565 de Manila hasta el virreinato de la nueva 
España, Felipe II transportó una “Asia portátil” hasta sus tierras a bordo de los castillos del 
mar. Su privilegiada situación y su pasión coleccionista hizo que el monarca destacara por 
su repertorio de origen asiático en la segunda mitad del siglo XVI61, y que fuese considerado 
poseedor de la mejor colección de porcelana de toda Europa en la segunda mitad de dicho 
siglo62. Felipe II llegó a reunir, según afirma María Leticia Sánchez, una vajilla de dos mil 
piezas que disfrutó durante su reinado63. Cuantía que se eleva, según Cinta Krahe, a un total 
de 3000. Esta destacada estudiosa de la porcelana de los Austria, afirma que Felipe II fue 
el único monarca español que realmente sintió interés por adquirir las porcelanas llegadas 
de oriente64. 
 
CONCLUSIONES 
Según arroja la documentación consultada en el Archivo de Simancas y del Archivo 
del Palacio Real para la realización de este estudio podemos extraer las siguientes 
conclusiones. Por un lado que el interés de Felipe II por el material cerámico es indudable, 
así quedó reflejada tanto por la abundante solicitud de azulejos para diferentes obras de 
promoción real, por la creación de la figura del azulejo para abastecer sus necesidades y 
por las diferentes demandas en loza que se realizaron para su servicio personal. Asimismo, 
 
59 LÓPEZ FERNÁNDEZ, María del Carmen: Técnica y estética de la cerámica de Talavera… op. cit., p. 49-
50 
60 La pieza que incluimos como ejemplo está realizada con la técnica del esponjado, práctica que consiste en 
la aplicación del color con un paño en movimientos punzantes. 
61 ALFONSO MOLA, Marina y Carlos MARTÍNEZ SHAW: “La sugestión de oriente en el mundo 
hispánico moderno”, en La ruta española a China. Madrid, 2012, pp.223-249, p. 226. 
62 KRAHE NOBETT, Cinta: “Chinese porcelain in Spain during the Habsburg Dynasty”, TOCS, 77, 2012-
13, p. 25. 
63 SÁNCHEZ HERNÁNDEZ, María Leticia: “La vajilla de Felipe V”, en Oriente en Palacio. Tesoros 
Asiáticos enlas colecciones reales, catalogo exposicion marzo a mayo 2003. Madrid, pp. 203-206, p. 203. 
64 KRAHE NOBETT, Cinta: “Porcelana china en las colecciones públicas madrileñas”, Revista de 
Museología, 65, 2016, pp. 65-78, p. 69. 
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cabe resaltar que Talavera actuó, como una fábrica real propia, para abastecer sus 
necesidades del monarca, puesto que tras Flores, el monarca siguió solicitando cerámica a
otros maestros establecidos en la población. 
Otro aspecto interesante es que, frente al anonimato e inexistente descripción que 
venia siendo lo habitual hasta el momento, durante el periodo del reinado de Felipe II 
encontramos numerosa documentación con descripciones de los ornatos que se realizaron 
sobre soporte cerámico, de quienes lo ejecutaron y de cual fue su procedencia. Esto nos 
revela que existía un reconocimiento artístico del material cerámico frente a la utilización 
de este como simple elemento de la arquitectura como en los periodos anteriores. 
La utilización de azulejo de talavera para el revestimiento iba acompañado, 
prácticamente en todas las ocasiones, de solada de azulejo procedente de Toledo, por lo 
que este último núcleo productor también actuó, en gran medida, como fabrica del 
monarca. 
En lo que se refiere a la cerámica de uso utilitario encontramos como el destacado 
numero de piezas de loza que reunió el monarca en sus colecciones, y la procedencia de 
diferentes núcleos cerámicos de todo el mundo, indica que su gusto por el material era 
sobradamente conocido en otras cortes y personas influyentes de su sociedad. Esto se 
sustenta en los diferentes regalos protocolarios que Felipe II recibió de diferentes cortes 
europeas, virreinatos, ducados, etcétera. Como ejemplos podemos incluir los diferentes 
envíos de porcelana que realizó Catalina de Austria, desde la corte de Lisboa, a Madrid 
durante el periodo de reinado de Felipe II65, el servicio de mesa solicitado por el duque 
Guidobado II a los talleres de Urbino para el monarca español o las porcelanas que el 
Virrrey de Portugal, el Archiduque Alberto en ese momento, remitió a la corte madrileña. 
Estos solo son algunos de muchos otros ejemplos que terminaron convirtiendo al monarca 
español como el más importante coleccionista de cerámica del siglo XVI. 
 
 
 
 
 
65 JORDAN GSCHWEND, Annemarie: “0 Faöcmio de Cipango: Artes, Decorativas e Lacas da Asia 
Ocidental em Portugal, Espanha e Áustria (1511-1598)”, en Ciclo de Exposiçoes Memórias do Oriente. Os 
Constructores do Oriente Portugues, p. 215. 
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Fig 1. Zócalo de azulejos, Juan Fernández, segunda mitad si. XVI, El Escorial, página 
web. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fig 2. Albarelo, Cerámica de Talavera, segunda mitad s. XVI, nº inventario: 58223, 
Museo Arqueológico Nacional (Madrid), página web. 
 
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ámbitos europeo, americano y asiático 
 
 
 
 
 
 
Fig 3. Vaso enfriador, cerámica de Urbino, segunda mitad s. XVI, nº catálogo: 457, 
Museo del Prado (Madrid), página web. 
 
 
 
 
 
Fig 4. Vaso enfriador, cerámicade Urbino, segunda mitad s. XVI, nº inv. 32.100.362, 
Metropolitan Museum (Nueva York), página web. 
 
 
 
 
 
 
Fig 5. Vaso enfriador, cerámica de Urbino, segunda mitad s. XVI, nº inv. F383, Museo 
Estatal de Ermitage (Leningrado), página web. 
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