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Journal de la Société des américanistes 
108-1 | 2022
108-1
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán y, en
particular, en el túnel bajo el templo de la
Serpiente Emplumada, México
Cinnabar and mercury in Teotihuacan and, in particular, in the tunnel under
the Feathered Snake temple, Mexico
Cinabre et mercure à Teotihuacán et, en particulier, dans le tunnel sous le
temple du Serpent à plumes, Mexique
Julie Gazzola
Edición electrónica
URL: https://journals.openedition.org/jsa/20694
DOI: 10.4000/jsa.20694
ISSN: 1957-7842
Editor
Société des américanistes
Edición impresa
Fecha de publicación: 30 julio 2022
Paginación: 83-115
ISSN: 0037-9174
 
Referencia electrónica
Julie Gazzola, «Cinabrio y mercurio en Teotihuacán y, en particular, en el túnel bajo el templo de la
Serpiente Emplumada, México», Journal de la Société des américanistes [En línea], 108-1 | 2022,
Publicado el 30 julio 2022, consultado el 05 octubre 2022. URL: http://journals.openedition.org/jsa/
20694 ; DOI: https://doi.org/10.4000/jsa.20694 
Creative Commons - Atribución-CompartirIgual 4.0 Internacional - CC BY-SA 4.0
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/
https://journals.openedition.org
https://journals.openedition.org
https://journals.openedition.org/jsa/20694
https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0/
Journal de la Société des américanistes, 2022, 108-1, p. 83-115. © Société des américanistes.
83
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán 
y, en particular, en el túnel bajo el templo 
de la Serpiente Emplumada, México
Julie Gazzola *
El cinabrio, un pigmento rojo vivo, ha sido utilizado por muchas culturas antiguas 
de todo el mundo. Teotihuacán es una de las capitales mesoamericanas que lo 
utilizó. Las características físicas del mineral y su color rojo sangre le confieren 
un valor y un significado particularmente importantes. Un estudio detallado sobre 
la utilización del mineral en Teotihuacán reveló su uso particular en los ámbitos 
funerario y ritual, así como en la pintura mural. Por un lado, este mineral puede 
ser considerado como un indicador de estatus social, un recurso –de prestigio– que 
se reservaba a las élites. Por otro lado, su depósito sobre el cuerpo de los difuntos 
formaba parte de un ritual relacionado con la noción de renacimiento. El hallazgo 
de cinabrio y de mercurio en el túnel excavado recientemente bajo el templo de la 
Serpiente Emplumada, uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad, 
confirma la importancia simbólica de estos dos elementos y su vinculación con 
el pensamiento cosmológico de las antiguas culturas mesoamericanas. [Palabras 
clave: cinabrio, mercurio, simbolismo, usos rituales, Teotihuacán, pirámide de la 
Serpiente Emplumada, túnel.]
Cinnabar and mercury in Teotihuacan and, in particular, in the tunnel under the 
Feathered Snake temple, Mexico. The cinnabar, a vivid red pigment, has been used 
by many ancient cultures around the world. Teotihuacan is one of the Mesoamerican 
capitals that use it. The physical characteristics of the mineral and its blood-red color 
gave it particularly high value and significance. A detailed study on the occurrence of 
the mineral in Teotihuacan revealed its particular use in funerary and ritual domains 
as well as in mural painting. On the one hand, this mineral can be considered as 
an indicator of social status, this resource—of prestige—being reserved for the 
elites and, on the other hand, its deposit on the body of the deceased was part of 
a ritual linked to the notion of rebirth. The discovery of cinnabar and mercury in 
the recently excavated tunnel under the temple of the Feathered Serpent, one of 
the most emblematic monuments of the city, confirms the symbolic importance of 
these two elements and their links with the cosmological thought of the ancient 
Mesoamerican cultures. [Keywords: cinnabar, mercury, symbolism, ritual uses, 
Teotihuacan, Feathered Snake Pyramid, tunnel.]
* Dirección de Estudios Arqueológicos/INAH México [Julie_gazzola@hotmail.com].
84
Julie Gazzola
Cinabre et mercure à Teotihuacán et, en particulier, dans le tunnel sous le temple 
du Serpent à plumes, Mexique. Le cinabre, un pigment rouge vif, a été utilisé par 
un grand nombre de cultures de l’antiquité dans le monde. Teotihuacán est l’une 
des capitales mésoaméricaines qui en a fait usage. Les caractéristiques physiques 
du minéral et sa couleur rouge sang lui donnaient une valeur et une signification 
particulièrement importantes. Une étude approfondie sur l’utilisation du minéral à 
Teotihuacán a révélé en particulier son usage dans les domaines funéraire et rituel 
ainsi que dans la peinture murale. Il apparaît que, d’une part, ce minéral peut être 
considéré comme un indicateur de statut social, cette ressource – de prestige – étant 
réservée aux élites et que, d’autre part, son dépôt sur le corps des défunts faisait 
partie d’un rituel lié à la notion de renaissance. La découverte de cinabre et de 
mercure dans le tunnel récemment fouillé sous le temple du Serpent à plumes, 
l’un des monuments les plus emblématiques de la ville, confirme l’importance 
symbolique de ces deux éléments et de leurs liens avec la pensée cosmologique des 
anciennes cultures mésoaméricaines. [Mots-clés : cinabre, mercure, symbolisme, 
usages rituels, Teotihuacán, pyramide du Serpent à plumes, tunnel.]
Numerosas culturas del mundo antiguo (Bargallo 1969; Martín-Gil et al. 1995; 
Emslie, Mckenzie y Shaller 1996; Alva 2002; Sax et al. 2004, entre otros), 
incluyendo las mesoamericanas, conocieron y aprovecharon las extrañas cua-
lidades físicas del cinabrio (Gazzola en prensa) y del mercurio (Austin 1994). 
Debido fundamentalmente a su color rojo vivo, parecido al de la sangre fresca, 
varias culturas otorgaron al cinabrio un valor y un significado especial, lo que 
sirvió para denotar el estatus social de un grupo o de una persona; además fue 
usado en contextos con una fuerte carga simbólico-religiosa y ritual asociada 
a la cosmovisión. Algunas veces se utilizó en pinturas que decoraban residencias 
de la elite (Barbet 1990) y edificios religiosos o templos.
En Mesoamérica, los mayas colocaron el mineral rojo sobre objetos valio-
sos y en tumbas de individuos asociados a las estructuras de poder. Casos 
emblemáticos son aquellos en los que se cubrió el cuerpo de gobernantes 
o miembros de su familia en el momento de su sepultura en tumbas ubicadas, 
por ejemplo, en los templos principales de la ciudad de Palenque, en Chiapas 
(Ruz Lhuillier 1973; González Cruz 2011, p. 143).
En Teotihuacán donde existía una sociedad extremadamente compleja 
y estratificada, el cinabrio se ha localizado en diferentes lugares de la ciudad, 
especialmente en contextos funerario y ritual, tanto de elite como de grupos 
domésticos de menor estatus, por lo que se dificulta la interpretación de su uso. 
También fue identificado en la pintura mural.
Respecto al mercurio, su descubrimiento en contextos arqueológicos ha sido 
más excepcional, conociéndose pocos ejemplos de su utilización entre las 
culturas de la antigüedad. Se menciona su uso en la antigua China, por parte 
del primer emperador Qin (Xi’an) en 120 a. C., quien lo ingería para alcanzar 
la inmortalidad y, de acuerdo con diferentes textos antiguos, fue colocado en 
85
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
su propia tumba para representar los ríos y lagos del vasto imperio que unificó 
(Waley 1932; Chêng Tê-K’un 1963). También en algunos sitios mayas ubicados 
en Belice y Guatemala se ha informado el hallazgo de mercurio en contextos 
funerarios de elite.
El descubrimiento reciente de un túnel bajo el templo de la Serpiente Emplumada, 
en el complejo de La Ciudadela, puso en evidencia no solamente la aplicación 
del cinabrio en ofrendas, como decoración de objetos particulares o esparcido 
como polvo en el piso, las paredes y la bóveda del conducto, sino también el uso 
excepcional del mercurio en lo que parecería ser un cosmograma representado en 
el subsuelo (Gómez y Gazzola 2020, p. 240). Nunca antes habíasido reportado 
el hallazgo de mercurio en alguna exploración arqueológica en México.
En este artículo se exponen los resultados de un amplio estudio en el que se 
analizaron más de 300 muestras de pigmentos rojos asociadas a distintos mate-
riales arqueológicos y restos óseos de sepulturas localizadas en Teotihuacán. 
También se citarán los resultados del análisis de muestras geológicas obtenidas 
de diferentes yacimientos de la Sierra Gorda de Querétaro, un estudio realizado 
con el objeto de tratar de definir el origen del cinabrio.
La información que recopilamos nos ha permitido identificar los diferentes usos 
y el simbolismo del cinabrio en Teotihuacán, así como avanzar en la cuestión 
de la procedencia del mineral que al parecer fue importado a la metrópoli desde 
lugares distintos y más o menos distantes (Gazzola en prensa).
Cinabrio y mercurio
El cinabrio es un mineral de sulfuro de mercurio (HgS), que se molía para 
obtener un pigmento rojo vivo. Para entender sus diferentes usos y su significado, 
es necesario considerar las dificultades inherentes para su obtención, así como 
sus características físicas, pues además del color rojo intenso, tiene la propiedad 
de oscurecerse al exponerse a la luz y regresar al tono original en la penumbra.
Otra peculiaridad del cinabrio es su transformación cuando se expone al 
calor, pasando de un estado sólido a uno gaseoso y produciendo mercurio 
por la condensación de los vapores. La toxicidad del cinabrio, aunque menor 
a la del mercurio, sería otro elemento a considerar durante su manejo, ya que 
resulta nocivo para la salud al tocarlo, ingerirlo o respirarlo. En la antigüedad 
los vapores que seguramente se aspiraban (ya sea de manera voluntaria o invo-
luntaria) durante alguna ceremonia ritual en la que el cinabrio era expuesto 
al fuego, probablemente producían estados alterados de la conciencia de los 
participantes en los rituales.
Muchos depósitos de cinabrio están asociados a fuentes termales activas en 
las zonas de vulcanismo reciente. El estudio geológico general de México, 
realizado por el Consejo de Recursos Minerales, nos proporciona la ubicación de 
86
Julie Gazzola
los yacimientos modernos de cinabrio (Figura 1), de los cuales solo algunos, de 
acuerdo con las evidencias con las que se cuenta, pudieron haber sido explotados 
en tiempos prehispánicos (ver Langensheidt 1970, Michelet 1984). La difi-
cultad para obtenerlo, agrega al cinabrio un valor económico particularmente 
importante, pues a diferencia de la hematita utilizada como pigmento rojo (muy 
común en la naturaleza), los yacimientos de cinabrio son menos comunes y su 
extracción implica un gran esfuerzo para la obtención de pequeñas cantidades. 
El alto costo de extracción y de transporte desde lugares eventualmente lejanos 
hacían que el mineral fuese de uso reservado a las elites y a personas con alto 
estatus en el interior de ciertos grupos sociales.
El mercurio (Hg) es el único metal encontrado en la naturaleza bajo forma 
líquida. Es un elemento denso, pesado y con un reflejo plateado. En la natura-
leza no es abundante y ocupa el rango 62 en la clasificación de los elementos 
contenidos en la corteza terrestre (Lamure y Brusset 1991). En estado nativo 
es raro, pero en ocasiones se encuentra como pequeñas esferas, en la parte 
superior oxidada de los yacimientos de cinabrio. Se localiza de manera aún más 
escasa en lugares que no contienen cinabrio. Se encuentra también bajo forma 
Fig. 1 – Ubicación de las minas modernas de cinabrio (★) 
y de mercurio (▲), y sitios arqueológicos con cinabrio (●) 
en Mesoamérica (plano dibujado por A. García)
87
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
de amalgama, asociado a metales como el oro y la plata (Pennington 1959). 
En tiempos prehispánicos, se pudo recolectar mercurio directamente de las 
minas de cinabrio que se explotaban en Mesoamérica. Al extraer el cinabrio, los 
mineros pudieron descubrir de manera inopinada pequeñas esferas de mercurio 
formadas en la pared o en el piso de la mina.
Para la época colonial, Langensheidt (1988) ha propuesto una manera arte-
sanal de obtener mercurio mediante el empleo de hornos, recuperándolo por 
la condensación de los vapores generados por el calentamiento del cinabrio. 
En excavaciones llevadas a cabo en el sitio de San José Ixtapa, en el valle 
de Temascalcingo, estado de México, un sitio cercano a minas de cinabrio, 
se localizaron materiales arqueológicos interpretados como restos de hornos 
empleados para la producción de mercurio durante el periodo postclásico (Barba 
y Herrera 1986). Se trataría probablemente de los vestigios de un horno similar 
al descrito por Langensheidt (1988). Aun si la propuesta resulta interesante, 
hay que reconocer que no existe evidencia directa del uso de este sistema para 
el periodo clásico.
Antecedentes de los usos del cinabrio y del mercurio en Mesoamérica
El cinabrio
En Mesoamérica, el cinabrio fue utilizado en culturas como la olmeca, la maya 
y la zapoteca entre otras, esencialmente en rituales funerarios, decoración de 
objetos y en ocasiones en la pintura mural. Se tiene información de su uso entre 
individuos de la elite en La Venta, Tabasco (Drucker 1952) y en Chiapa de 
Corzo en Chiapas (Gallaga y Lowe 2018, p. 79). En la cuenca de México se 
ha localizado en sitios preclásicos como El Arbolillo (Vaillant 1934), Ticomán 
(Vaillant y Vaillant 1934), Cuicuilco y Tlatilco (Coe et al. 1996) donde se 
utilizaba en la decoración de objetos funerarios. Estos sitios mantenían vínculos 
con Chupícuaro en Guanajuato donde también se han encontrado yacimientos 
de cinabrio que pudieron haber sido explotados en época prehispánica.
En Monte Albán, Oaxaca, se localizaron cráneos colocados en entierros que 
fueron pintados con cinabrio. Los mayas cubrieron con cinabrio los cuerpos 
de los gobernantes en Calakmul, Campeche (Pincemin 1994) y también en 
Palenque, Chiapas, donde se encontró en gran cantidad en la tumba de Pakal 
(Ruz Lhuillier 1973) y en la de la “Reina Roja”.
El cinabrio era frecuentemente empleado para realzar objetos de piedra verde, 
concha y hueso, rellenando generalmente las incisiones de los motivos. Shepard 
(1954) y Castillo (1968) lo identificaron en la decoración de cerámicas de varios 
sitios mesoamericanos.
Asimismo, este pigmento fue identificado en la pintura mural en Bonampak 
(Magaloni 1998, p. 73), en el templo de la Cruz en Palenque (según análisis 
88
Julie Gazzola
de Martínez y Mendoza, com. pers. 1999). Se ha reportado en la acrópolis de 
Ek’Balam en Yucatán (Vandenabeele et al. 2005), en la tumba 7 en Monte Albán 
(Caso 1969) y en Tajín en Veracruz (Martínez y Mendoza, com. pers. 1999).
El mercurio
El mercurio en asociación con el cinabrio fue descubierto en recipien-
tes cerámicos o de concha depositados en entierros y ofrendas en Lamanai 
(Pendergast 1981) y Caracol (Chase y Chase 1991) en Belice; en Kaminaljuyú 
(Kidder, Jennings y Shook 1946), Lavaderos (Pendergast 1982), Mejicanos 
(Borhegyi 1959), Quiriguá (Jones 1983) y Tikal en Guatemala; y en El Paraíso 
(Kidder, Jennings y Shook 1946) y Copán (Maudslay 1899-1902; Baudez 1983; 
Fash 2011, p. 80) en Honduras (Figura 1).
Austin (1994) plantea la posible ingestión del mercurio entre los mayas con la 
finalidad de provocar estados alterados de la conciencia. Sustenta su hipótesis 
en la interpretación que realiza de escenas pintadas en vasijas mayas donde 
se plasmaron individuos vomitando, con flatulencias, diarrea, manchas negras 
en la piel, aspecto cadavérico, caída de cabello y dientes como consecuencia 
de la ingestión de mercurio. Si bien estos síntomas podrían ser provocados 
por una intoxicación de mercurio, la hipótesis solo hubiera sido concluyente 
si se identificaba este metal en análisis óseos, tal como se hizo en el sitio de 
Montelirio, en España (Emslie, Mckenzie y Shaller 1996), donde una concen-
tración importante de mercurio en los huesos parece indicar una probable 
ingestión o inhalación por parte de los individuosinhumados en este lugar.
Indudablemente la información disponible permite suponer que desde el 
periodo preclásico el cinabrio era objeto de explotación y de intercambio 
a larga distancia. Aunado a su alto valor económico, sus peculiares y extrañas 
propiedades físicas debieron darle un significado y un simbolismo particular que 
perduró por siglos, extendiéndose su uso en todo el territorio mesoamericano.
Los usos del cinabrio en Teotihuacán
En un estudio que se realizó sobre los usos del cinabrio en Teotihuacán 
(Gazzola en prensa), se hizo el análisis de más de 300 muestras toma-
das de diferentes materiales y contextos, procedentes de La Ventilla (Piña 
Chán 1963; Vidarte 1964; Cabrera y Gómez 2008), Tetitla, Yayahuala y Zacuala 
(Séjourné 1959), del barrio de los Comerciantes (Rattray 1992), del templo de 
Quetzalcóatl (Cabrera, Sugiyama y Cowgill 1990), de varios lugares explo-
rados durante el Proyecto Arqueológico Teotihuacán 1980-1982 (Cabrera, 
Rodríguez G. y Morelos G. [coords] 1982), de la estructura 19 (Gómez 2002), 
de la pirámide de la Luna (Cabrera y Sugiyama 1999), además de considerar la 
mención del hallazgo del pigmento en otras áreas como Tlamimilolpa y Xolalpan 
89
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
(Linné 1934). En años posteriores al estudio, fue informado el uso del cinabrio 
en Teopancazco (Martínez García et al. 2012) y en Xalla (Manzanilla [ed.] 2019; 
Vázquez de Ágredos Pascual, Manzanilla y Vidal-Lorenzo 2012). En todos 
los casos mencionados se identificó cinabrio en depósitos de ofrenda y en 
sepulturas, así como sobre ornamentos, objetos suntuarios y en el interior de 
recipientes cerámicos.
Cinabrio en los entierros humanos
De los 1.152 entierros considerados, solo 52 entierros primarios y secundarios, 
que incluían los restos de uno o más individuos, fueron cubiertos del mineral 
(Tabla 1, siguiente página).
El cinabrio en polvo era colocado sobre el cuerpo amortajado del difunto en 
el momento de la sepultura como parte del ritual funerario y tuvo como objeto 
destacar su posición jerárquica y/o su cargo. Luego de la descomposición del 
cuerpo, el mineral quedaba impregnado en los huesos de una manera irregu-
lar. Otras veces se colocaba particularmente en el cráneo (Ejarque, Vázquez 
de Ágredos Pascual y Manzanilla 2018, p. 361). Por las características del 
depósito, de los materiales asociados y del contexto espacial, se infiere que el 
cinabrio fue un elemento importante de un complejo ritual vinculado con la 
idea del renacimiento o de una vida después de la muerte, como se mencionará 
más adelante.
Los entierros colectivos primarios son generalmente interpretados como pro-
ducto de la práctica ritual del sacrificio. Esto implica la muerte e inhumación de 
varios individuos como resultado de un mismo evento. En la pirámide de la Luna 
y en el templo de la Serpiente Emplumada, dos de los monumentos principales 
de la ciudad, se registraron entierros colectivos de individuos con las manos 
atadas en la espalda y cráneos con las vértebras cervicales (Sugiyama 2005), 
que se interpreta que fueron sacrificados y decapitados. En ambos contextos 
algunos individuos fueron cubiertos con cinabrio. Los esqueletos pertene-
cen mayoritariamente a individuos adultos y masculinos, y datan de las fases 
Tlamimilolpa temprana (250-300 d. C.) a Metepec (550-650 d. C.). Algunos 
individuos presentan deformación craneal intencional de tipo tabular erecta, 
incisiones e incrustación dental y varios de entre ellos fueron sepultados con una 
cuenta de piedra verde en la boca. En ciertos casos, los individuos enterrados 
con cinabrio estaban orientados hacia el este, en posición sedente y envueltos 
en bultos mortuorios, algunos de los cuales presentaban huellas de exposición 
al fuego intenso, lo que, de acuerdo con Séjourné (1959), permitía distinguir 
su alto estatus.
En el caso de entierros secundarios, el mineral cubría directamente los huesos 
que habrían sido extraídos de una primera inhumación, posiblemente como 
parte de un ritual relacionado con el culto a los ancestros.
90
Julie Gazzola
Características de los entierros
Para determinar el estatus de un individuo, se consideraron, además de su 
asociación con el cinabrio, otros elementos como el lugar y las características 
de la sepultura. Los casos que mejor ejemplifican esto son el de un entierro 
localizado en una cámara de piedra en el conjunto de Xolalpan, el de otro 
entierro descubierto en una cámara con muros de adobes en el conjunto de 
Tlamimilolpa, y el localizado en el núcleo de un templo en Tetitla.
También se tomaron en cuenta las características físicas del individuo, el tra-
tamiento mortuorio y su orientación. Estos aspectos incluyen la deformación 
craneal, la mutilación dental, el enterramiento en bulto y la exposición al fuego. 
Asimismo se contemplaron los ornamentos personales del individuo como 
elementos distintivos de su pertenencia social y estatus.
Un aspecto adicional que se incluyó para este estudio se refiere a la comple-
jidad de la ofrenda depositada (Sempowsky y Spence 1994), en la cual se 
consideran la cantidad, la variedad y la calidad de los bienes que acompañaban 
al difunto, destacándose los objetos manufacturados en materiales exóticos 
y recipientes de uso ritual decorados o importados.
Cinabrio en ofrendas mortuorias
De todos los entierros estudiados, catorce presentan, además del mineral 
sobre los huesos, ofrendas con cinabrio. Se trata de objetos decorados con el 
mineral y pequeños recipientes conteniendo el pigmento: ornamentos personales 
como dijes, pectorales, collares, orejeras y pulseras, manufacturados en piedra 
verde y concha, piezas únicas, en muchos casos, que no solo reflejan el estatus 
del difunto, sino también su pertenencia a un grupo, oficio o etnia específica.
Los recipientes cerámicos, algunos de tamaño miniatura, contenían el pig-
mento usado para esparcirlo sobre el cuerpo en el momento de la sepultura; 
las cerámicas rituales se utilizaron como incensarios tipo teatro y como vasijas 
con estuco pintado o esgrafiadas. En contadas ocasiones se colocaron figurillas 
pintadas con cinabrio (Tabla 1, siguientes páginas).
Tabla 1 – Información de entierros que incluyeron individuos cubiertos 
con cinabrio o materiales y depósitos de ofrenda con cinabrio
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La Ventilla 
Frente 1 19
Tlamimilolpa 
Temprana
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Tapas de 
cerámica
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Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
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La Ventilla 
Frente 2 
57 entierros 
registrados
17 Xolalpan 
Tardía
+ + + +
Cuentas de 
obsidiana
21-23 Xolalpan 
Tardía
+ + + + + Incensario
53 Xolalpan + + + +
57 ? + + + +
74 Xolalpan + + + + +
Plato conte-
niendo 
cinabrio
134 Tlamimilolpa + + + + Fragmento de 
cerámica
154 Metepec + + + + Cajete estu-
cado y concha
172 Tlamimilolpa + + + + Concha
332
Xolalpan 
Tardía-
Metepec
+ + + + Vaso estucado
13 Xolalpan Vaso estucado
La Ventilla 
Frente 3 
197 entierros 
registrados
52 Metepec + + + + Travertino
58 Xolalpan 
Tardía
+ + + +
Pizarra y pie-
dra verde
88 Xolalpan 
Tardía
+ + + + + Concha
102 Xolalpan 
Tardía
+ + + +
Vaso trípode 
estucado
192 Xolalpan 
Tardía
+ + + +
Vaso trípode 
estucado
193 Xolalpan 
Tardía
+ + + + +
Vaso trípode 
estucado
41 Xolalpan Incensario
53 ?
Escultura 
cerámica de 
serpiente
81 Xolalpan 
Tardía
Incensario108 Xolalpan 
Tardía
Vaso trípode 
estucado
115 Xolalpan Concha
92
Julie Gazzola
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La Ventilla A 
sistema III 
13 entierros 
La Ventilla B 
174 entierros 
registrados
Ia/b Xolalpan 
Temprana
+ + ? +
XVIII Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + +
41 Tlamimilolpa 
Tardía
+ + + + Concha
66 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + + Concha
? ? + Cono
Proyecto 
Arqueológico 
Teotihuacán 
1980-1982 
179 entierros
85 Xolalpan 
Tardía
+ + + + + Incensario
114,115, 
117, 124
Xolalpan 
Temprana
+ + + + +
4 pulseras de 
piedra verde
139 Xolalpan 
Temprana
+ + + + +
Cajete de 
cerámica
140 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + +
Tapas de 
cerámica
52 + Máscara de 
piedra verde
30 Máscara de 
piedra verde
Xolalpan 
7 entierros
1 Xolalpan 
Temprana
? ? + + +
Vaso trípode 
plano relieve
2 Xolalpan 
Temprana
? ? + + +
Vaso trípode 
plano relieve
Tlamimilolpa 
13 entierros 1
Tlamimilolpa 
Tardía
+ + + +
Vasos trípodes 
y tapa de vaso
San Sebastián 
Xolalpan 
7 entierros
7 Tlamimilolpa + + + +
Figurilla 
y vasos 
estucados
Palacio de 
Zacuala 
5 entierros
27 Xolalpan 
Temprana
? ? + + +
Patios de 
Zacuala 
26 entierros
2 Xolalpan 
Tardía
? ? + + +
Vasos 
miniatura 
conteniendo 
cinabrio
14a-b ? ? ? + + +
93
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
L
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r 
y
 n
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o
 
d
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b
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M
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co
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 c
in
a
b
ri
o
Tetitla 
33 entierros
7 Xolalpan ? ? + + +
9 Xolalpan 
Tardía
? ? + + +
10 Metepec ? ? + + +
16a-b Xolalpan 
Temprana
? ? + + +
25 ? ? ? + + +
Yayahuala 
11 entierros
4a-b Xolalpan 
Tardía
+ + + +
12a-b Metepec ? ? + + +
San Francisco 
Mazapa 
Estructura 32
2 Tlamimilolpa 
Tardía
+ + + + + +
Vasos 
miniatura 
conteniendo 
cinabrio
Barrio 
Zapoteco
Ia-f 40 Metepec + + + + + Incensario
A1-A3 4 Xolalpan 
Tardía
+ + + + Urna
Estructura 19 
51 entierros
25 Xolalpan 
Temprana
+ + + + Vaso estucado
27 Tlamimilolpa 
Tardía
+ + + +
Incrustaciones 
de piedra 
verde
37 Tlamimilolpa + + + + Figurilla
Puerta 2 
7 entierros
1 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + + Vaso inciso
2 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + +
4 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + + Vaso inciso
Pirámide 
Luna 
6 entierros
2 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + +
Esculturas de 
piedra verde
3 Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + +
Disco de 
pizarra, ore-
jera de piedra 
verde
5 Tlamimilolpa + + + +
Ornamentos 
de concha 
y pierda verde
6 Tlamimilolpa + + + +
Olla conte-
niendo 
cinabrio
Julie Gazzola
L
u
g
a
r 
y
 n
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ci
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b
ri
o
M
a
te
ri
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le
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co
n
 c
in
a
b
ri
o
Templo V de 
Quetzalcóatl 
15 entierros 
registrados
2A Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + Concha
13E Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + +
Ornamento 
y pigmento
14L Tlamimilolpa 
Temprana
+ + + + Concha
14I/L Tlamimilolpa 
Temprana
+
Tapón de 
orejera
14F Tlamimilolpa 
Temprana
+ +
Tapón de 
orejera
Barrio de los 
Comerciantes 
29 entierros
5-8 Xolalpan 
Temprana
+ + + + +
Fragmentos de 
piedras verdes 
y ornamento 
de concha
Teopancazco 
116 entierros
40-41 ? + + + +
84-85 ? + + + +
88-89-
91-92 ? + + + +
90 ? + + + +
108 ? + + + + +
Recipiente 
cerámico 
miniatura
47-50-
52-53-
65-66-
67-69-
70-81-
82-83-
93-94
Tlamimilolpa + + + +
116 ? + + + +
Túnel bajo 
templo de 
la Serpiente 
Emplumada1
21 Miccaotli + ¿Polvo sobre 
máscara?
32 Miccaotli + Estuco pintado
44 Miccaotli + Ornamento de 
piedra verde
46 Miccaotli + Escultura de 
piedra verde
47 Miccaotli + Cerámica con 
estuco pintado
48 Miccaotli + Cerámica con 
estuco pintado
1. Los materiales procedentes del túnel bajo el templo de la Serpiente Emplumada siguen en 
proceso de estudio por lo que no se puede aún dar un número total de elementos con cinabrio.
95
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
En veinticinco casos, el cinabrio solo se identificó en objetos asociados. 
Generalmente se trata de entierros individuales de personas adultas, algu-
nas de las cuales comparten las características físicas de los individuos antes 
mencionados. Los objetos depositados como ofrenda son diversos e incluyen 
materiales de concha, hueso, obsidiana, alabastro y piedra verde, entre otros.
Cinabrio en la decoración de cerámica
No faltan objetos suntuarios con cinabrio, elaborados en cerámica y que tuvie-
ron un uso ritual. En los incensarios “cónicos” y los tipo “teatro”, el cinabrio 
fue empleado para pintar las incisiones y el exterior de los recipientes donde 
se plasmaban por lo general elementos geométricos. Se impregnó sobre las 
aplicaciones moldeadas como los discos emplumados, las estrellas, el signo 
del año, las flores, los dardos, las alas de las mariposas, los picos de las aves 
y las máscaras. Numerosos incensarios fueron localizados en áreas domésticas 
del conjunto arquitectónico A de La Ventilla, pero solo algunos recuperados en 
espacios asociados con actividades religiosas estuvieron pintados con cinabrio 
y otros pigmentos.
Entre los recipientes utilizados en las diferentes actividades rituales están los 
vasos con decoración incisa, esgrafiada y en plano relieve, así como la cerámica 
con estuco pintado. En los primeros el cinabrio se colocó en las incisiones o en 
las partes excavadas con el fin de destacar la escena o el motivo representado. 
El estudio de veintiséis recipientes con estuco pintado procedentes de La Ventilla 
mostró el empleo repetido del cinabrio como fondo de las escenas pintadas, 
así como en elementos naturalmente rojos como la lengua, la sangre y órganos 
como el corazón. Se emplea también para resaltar otros motivos como las 
plumas, estrellas de cinco puntas, círculos y rombos.
Los motivos o escenas representados tienen generalmente una dimensión 
simbólica asociada con la religión y los mitos. En algunos casos las escenas 
pueden hacer alusión al uso ritual específico para el cual se empleaban los 
recipientes. Resultaría útil realizar el análisis del contenido y saber si existe un 
vínculo entre los diferentes motivos y el uso particular del objeto, como en el 
caso de las representaciones de Tláloc (17.5 x 14.5 cm) o en escenas asociadas 
con sangre y sacrificio (7.7 x 20 cm; Figura 2, página siguiente).
Cinabrio en la pintura mural
Sin lugar a dudas un elemento singular característico de Teotihuacán es la pintura 
mural. Muchos de los edificios públicos y residenciales debieron estar ornamen-
tados con fastuosas pinturas murales en las que se plasmaron motivos asociados 
con la ideología y la cosmovisión. En los cuatro niveles superpuestos de pinturas 
correspondientes a diferentes épocas en los conjuntos del barrio de La Ventilla, 
predomina el color rojo obtenido de la hematita (Gómez y Gazzola en prensa).
96
Julie Gazzola
Fig. 2 – Escenas pintadas sobre vasos trípodes 
con estuco procedentes de La Ventilla (dibujos de R. Medina)
C
in
a
b
rio
97
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
Hasta 2001, no se conocía ningún mural en el que se hubiese utilizado el cina-
brio. En ese año el arqueólogo Alejandro Sarabia excavó varios pozos en un 
espacio sobre la Calzada de los Muertos (estructura 52F) localizando abundantes 
fragmentos de murales realizados sobre enlucido de estuco. Algunos motivos 
ovales y volutas delineadoscon negro eran pintados con un rojo intenso que des-
pués de haber sido analizado, resultó ser cinabrio (Gazzola 2009). Recientemente 
Sugiyama localizó fragmentos de murales con iconografía maya en el conjunto 
Plaza de las Columnas, identificándose cinabrio como uno de los pigmentos 
utilizados (Ruvalcaba et al. 2017).
Simbolismo del cinabrio
En tiempos antiguos se pudieron atribuir al cinabrio varios simbolismos, que 
se podrían inferir o deducir tanto por el contexto arqueológico donde se localizó 
como por las características intrínsecas del mineral. Nuestra hipótesis es que el 
cinabrio, de color rojo intenso, sustituía y simbolizaba principalmente la sangre 
fresca. La hematita, otro pigmento rojo que fue ampliamente utilizado en la 
pintura mural, bien hubiera podido ser empleado en lugar del cinabrio, pero 
no podía aparentar la sangre por tratarse de un rojo muy oscuro. Por ser muy 
común en la naturaleza, la obtención de la hematita debió tener un menor costo 
y, por tanto, un acceso más amplio que no reflejaría el estatus de un individuo.
Después de la muerte la sangre tiende a secarse y a perderse paulatinamente 
con el paso del tiempo, de tal manera que, por sus cualidades, el cinabrio sería el 
sustituto idóneo de la sangre, que simbolizaba la vida eterna y el renacimiento. 
En otro contexto, que sirve para reforzar el vínculo sangre-cinabrio que dieron 
las culturas de la antigüedad, podemos citar los resultados del análisis realizado 
a la pintura de la máscara de oro del señor de Sicán, un alto dignatario de la 
cultura Lambayeque, en Perú (Cervera 2021), en los que se encontró que el 
mineral rojo fue mezclado con sangre humana.
Hemos señalado que el cinabrio decoraba objetos de gran valor, como parte del 
ajuar de las sepulturas de individuos que pertenecían a la elite. En Teotihuacán, 
además de destacar motivos y signos incisos en objetos manufacturados en jade 
o concha, es patente la asociación del cinabrio con materias que simbolizan el 
agua y que se vinculan con la fertilidad (Taube 2015). La posible obtención 
del mercurio mediante el calentamiento del cinabrio, debió dotarlo de mayor 
significado, pues la transformación del mineral en un líquido plateado brindaba 
una asociación más estrecha entre el mineral rojo que simbolizaba la sangre 
y el mercurio como símbolo del agua.
Aplicado sobre el cuerpo del difunto, el cinabrio podría servir de sustitución 
a la sangre. Símbolo de vida, proporcionaba a ciertos individuos la sustancia 
necesaria para renacer después de la muerte. Quizás por esta razón algunos 
individuos cubiertos de cinabrio estaban orientados hacia el este, orientación 
desde la cual surge el sol cada mañana. El este era el punto cardinal asociado 
98
Julie Gazzola
al color rojo entre varios de los pueblos mesoamericanos y especialmente entre 
los mayas y mexicas (Wrem y Helmke 2012, p. 26). Pero el mineral mantenía 
también una asociación con el inframundo, las deidades ctónicas o de la tierra 
y el sacrificio; era el elemento necesario para fluir, mantener, preservar y tras-
pasar el umbral de la muerte. Era la sangre de la tierra, que se considera como 
Fig. 3 – Cráneo esculpido 
pintado con cinabrio, 
encontrado frente a la 
pirámide del Sol (a). 
 Felino esculpido con restos 
de cinabrio, procedente 
de la plataforma adosada 
de la pirámide del Sol 
(b; foto M. Morales) a
b
99
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
una entidad viva que requiere y reclama, como otras, la sangre del sacrificio. 
No es casual que hayamos logrado identificar trazas de cinabrio en la enorme 
escultura (125 x 103 x 25 cm) que representa un cráneo y en la que figura la 
cabeza de un felino (95 x 63 x 60 cm) tallado en piedra, ambas localizadas 
frente a la pirámide del Sol (Figura 3).
El cinabrio, colocado sobre los cuerpos ofrendados, representaba la sangre 
del sacrificio, y de esta manera transformaba el cuerpo del difunto en el ali-
mento imputrescible de la deidad de la tierra que todo lo devora (Graulich 
y Olivier 2004, p. 132). Según estos autores, varias fuentes del Postclásico 
mencionan la necesidad de la diosa de la tierra, o Tlaltéotl, de tragar sangre, 
corazones y hombres para dar vida. El enterramiento del cuerpo alimentaba la 
tierra que proveía en reciprocidad el sustento necesario a la vida del hombre.
Como vimos, el cinabrio se encontró sobre huesos de individuos que fue-
ron expuestos de manera directa o indirecta al fuego. Además de decorar las 
aplicaciones de incensarios se utilizó también para pintar esculturas de piedra 
representando a Huehueteotl, dios viejo del fuego por lo que se relacionaría 
simbólicamente con el calor y el fuego, elemento liberador y purificador, motor 
de la regeneración periódica (Chevalier y Gheerbrant 1982). Esta vinculación 
se verá reforzada posteriormente con los mexicas que pintan de rojo el rostro 
de Xiuhtecuhtli, dios del fuego (Sahagún 1985).
No hay duda que el uso de este pigmento valioso y de acceso restringido 
debía de reservarse a los entierros de los individuos de alto estatus social y de 
los sacrificados a los grandes monumentos de la ciudad como los templos de 
la Luna y de la Serpiente Emplumada. Otros individuos con cinabrio fueron 
inhumados en templos, acompañados de jarras Tláloc, por lo que podría tratarse 
de sacerdotes dedicados al culto de esta deidad suprema.
El cinabrio fue probablemente considerado un material sagrado con propie-
dades mágicas ligadas a sus capacidades de transformación: al contacto con 
la luz, como ya indicamos, el rojo intenso se oscurecía hasta alcanzar el color 
negro, pudiendo equivaler así al paso de la sangre fresca a la seca, es decir, de 
la vida a la muerte. Pero, posteriormente, al retirar la fuente de luz, el mineral 
que había empezado a oscurecerse, recuperaba nuevamente su tono rojo intenso, 
lo que podía evocar la idea de un renacimiento.
Hallazgos de cinabrio y de mercurio en el túnel bajo el templo de la Serpiente 
Emplumada
En 2003 fue descubierto un túnel bajo el templo de la Serpiente Emplumada, 
en el complejo de La Ciudadela (Figura 4). Su exploración inició en 2009 y los 
trabajos tomaron varios años debido a la complejidad de la excavación y a la 
gran cantidad de materiales que fueron depositados en su interior. De acuerdo 
con los fechamientos de 14C, fue construido al inicio de nuestra era y perduró 
100
Julie Gazzola
Fig. 4 – Ubicación de los elementos registrados a lo largo del túnel 
(★ elementos con cinabrio), y del mercurio en su parte final 
(plano de S. Gómez, dibujado por A. García, Cortesía Proyecto Tlalocan)
101
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
en uso por al menos 250 años hasta que fue clausurado por los mismos teo-
tihuacanos. El túnel mide casi 103 metros de longitud y fue excavado por 
los teotihuacanos entre 13 y hasta 17 metros desde el nivel de la superficie, 
alcanzando el nivel freático. Cuenta con dos cámaras laterales intermedias y tres 
de mayores dimensiones al final del túnel. Una de las hipótesis planteadas por 
Sergio Gómez, a cargo del proyecto, establece que fue utilizado como depósito 
funerario de un poderoso gobernante de las primeras fases y que, durante algún 
tiempo, en el interior también debieron llevarse a cabo rituales de investidura 
de los gobernantes que accedían al poder (Gómez com. personal 2020).
En términos simbólicos el túnel es considerado como una representación meta-
fórica del inframundo (Heyden 1975; Manzanilla 1999; Gómez y Gazzola 2020). 
Algunos de los usos del cinabrio reportados anteriormente se encontraron 
también en varios contextos del túnel; sin embargo, llama también la atención 
el descubrimiento de mercurio en ese mismo emplazamiento.
Cinabrio en el túnel bajo el templo de la Serpiente Emplumada
El uso del cinabrio fue recurrente en diferentes contextos dentro del túnel. 
Se localizó esparcido en el piso, en pequeños manchones en las paredes del 
túnel, espolvoreado sobre conjuntos de objetos y aplicado en la decoración 
de algunos artefactoscolocados en varias de las sesenta y cuatro ofrendas 
registradas a lo largo del conducto subterráneo. Las ofrendas depositadas en 
diferentes momentos debieron corresponder a eventos específicos, dando una 
significación especial y sagrada a cada depósito.
La ofrenda de mayor significado fue depositada en el espacio formado por las 
tres grandes cámaras al final del túnel. Aún en proceso de estudio, este depósito 
consta de miles de objetos como bolas y pelotas de hule, grandes caracoles 
trabajados como instrumentos musicales, restos óseos de grandes y diferentes 
felinos, numerosas cuentas, espejos y cilindros de pirita, cuentas de concha, 
cajas de madera, una gran cantidad de semillas, así como cuatro esculturas, 
manufacturadas en piedra verde. Existen dos esculturas representando a mujeres 
en la entrada de las cámaras norte y sur, y otra más acompañada de una escultura 
masculina en el lado oeste. Las tres esculturas femeninas representadas con falda 
y quechquemitl debieron estar originalmente de pie y orientadas hacia el eje 
vertical del templo de la Serpiente Emplumada (Gómez 2015, 2017), en tanto que 
el hombre se presenta desnudo y es de menor tamaño. Cada escultura portaba un 
bulto en su espalda con diversos objetos de jadeíta, espejos y cilindros de pirita. 
La escultura femenina ubicada a la entrada de la cámara sur estaba boca abajo 
y fue en el momento de levantarla, que se observaron sus mejillas pintadas con 
círculos de cinabrio (Figura 5, página siguiente), una característica que parece 
corresponder a representaciones femeninas en la pintura mural (Miller 1973, 
p. 21; Fuente 2001, p. 265). De las tres esculturas femeninas, es la única con 
102
Julie Gazzola
las mejillas pintadas. No se 
trata de una divinidad ya que 
carece de atributos específicos; 
sin embargo, el conjunto de 
elementos permite asociarla 
con la fertilidad.
Mercurio en el túnel bajo 
el templo de la Serpiente 
Emplumada
Las tres cámaras ubicadas al 
final del túnel bajo el templo 
de la Serpiente Emplumada 
van hacia el norte, sur y este. 
El cruce de los ejes horizon-
tales de las cámaras coincide 
con el eje vertical del templo 
de la Serpiente Emplumada, 
estableciendo lo que en térmi-
nos simbólicos constituye el 
axis mundi. Indudablemente 
se trata de un punto con una 
enorme carga de significa-
ción, pues establece el vín-
culo de comunicación entre 
los tres niveles y las dis-
tintas regiones del cosmos 
(Gómez 2015, 2017).
Las paredes y bóveda de 
las tres cámaras fueron enne-
grecidas con barro, sobre el 
cual se aplicó el polvo de un 
mineral metálico brillante de 
magnetita para representar las 
estrellas del cielo del inframundo (Gazzola y Lina en prensa). El piso del túnel 
es aún más impresionante, pues los teotihuacanos labraron el suelo para formar 
lo que se ha interpretado como un cosmograma (Gómez 2017). Pequeñas ele-
vaciones representarían las montañas y las depresiones, los valles, las cuencas 
y los ríos del inframundo. En casi todas las depresiones del piso de la cámara sur, 
se localizaron gotas de mercurio que fueron recuperadas durante el proceso de 
cribado y lavado de la tierra. Se logró de esta manera la obtención de 50 gramos 
Fig. 5 – Escultura de piedra verde como parte 
de la ofrenda depositada en el fondo del túnel 
bajo el templo de la Serpiente Emplumada 
(dibujo reconstrucción R. Medina)
103
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
de mercurio, una cantidad relativamente pequeña, pero de gran significación. 
Se piensa que originalmente debió ser una cantidad mayor, pero con el paso 
del tiempo mucho se pudo haber perdido (Gómez com. personal 2019).
El simbolismo del mercurio
Poco se sabe del uso y simbolismo del mercurio por ser escaso y raro en 
contextos arqueológicos. Se sabe del uso de esta substancia por parte del primer 
emperador chino Qin, entre 247 y 210 a. C. (Waley 1932; Chêng Tê-K’un 1963) 
como elixir para alcanzar la inmortalidad. Una gran cantidad de mercurio fue 
empleada en su propia tumba para representar el agua de los ríos de China, 
constituyendo uno de los casos más reconocidos de su uso y simbolismo en 
la antigüedad. Esto constituye un caso que podría presentar analogías con lo 
hallado en Teotihuacán y con la hipótesis acerca de que recrearía las aguas del 
inframundo al final del túnel.
Muy probablemente, estas culturas de la antigüedad consideraban al mercurio 
como una substancia sobrenatural. Era un líquido muy denso, que se podía 
disociar, aunque no mojaba ni tampoco dejaba rastro y era reflejante. Estas 
características lo hacían idóneo para simbolizar el agua.
El mercurio en el túnel bajo el templo de la Serpiente Emplumada en 
Teotihuacán fue entonces probablemente colocado para evocar el agua del 
inframundo (Gómez 2017, p. 48), el gran depósito de agua que existe en el 
Tlalocan (López Austin 1994, p. 184). Simbólicamente es el depósito que da 
forma a los ríos y lagos del inframundo, los que, a través de cuevas, se conec-
tan con el mar (Broda 1982). Es en el mundo subterráneo donde Tláloc, una 
deidad representada por decenas de recipientes recuperados en las ofrendas del 
túnel, se ve omnipresente como el dueño de las aguas subterráneas (Gómez 
y Gazzola 2020, p. 240).
Los minerales brillantes en las paredes y la bóveda para representar las estre-
llas en el firmamento del inframundo, así como el mercurio en las pequeñas 
depresiones para simbolizar el agua sagrada de las profundidades, formaron 
pues todo un complejo simbólico. Los diferentes rituales llevados a cabo en la 
secrecía y penumbra del túnel debieron ser una verdadera experiencia religiosa 
(Gómez com. personal 2020).
Posibles fuentes de obtención del cinabrio por medio de grupos étnicos 
establecidos en Teotihuacán
Los teotihuacanos pudieron abastecerse de cinabrio desde diferentes yaci-
mientos. Probablemente se obtenía por medio de intercambio comercial con 
sitios que explotaban los yacimientos en Oaxaca, Michoacán, la Sierra Gorda 
y el área maya.
104
Julie Gazzola
En la gran ciudad existieron barrios ocupados por grupos foráneos que pudie-
ron estar involucrados en el comercio de ciertos recursos. En los casos conocidos 
de los grupos étnicos foráneos residentes en Teotihuacán (barrio zapoteco, 
barrio de los comerciantes mayas y del Golfo de México y un conjunto ocupado 
por migrantes de lo que en la actualidad es el estado de Michoacán), existen 
evidencias de uso de cinabrio, ya sea en sus entierros o en sus ofrendas.
Zapotecas
En el caso de los zapotecas la evidencia incluye la colocación de cinabrio 
sobre los huesos de individuos de alto estatus y su aplicación en la decoración 
de urnas funerarias importadas. La costumbre de pintar los huesos con cinabrio 
y su uso en materiales de las ofrendas fue identificada en Monte Albán, donde el 
cinabrio fue empleado además en la pintura mural (Magaloni 1998). Se ha pro-
puesto que los zapotecas radicados en Teotihuacán pudieron estar involucrados 
en el comercio de mica (Winter, Martínez López y Herrera Muzgo T. 2002), 
cuyos yacimientos se encuentran en las cercanías de Monte Albán; además, 
hoy en día se sabe de la existencia de yacimientos de cinabrio en el estado de 
Oaxaca, por lo que su uso en este sitio podría ser de origen local y, al mismo 
tiempo, podría haber abastecido a Teotihuacán.
Individuos procedentes de Michoacán
El cinabrio se identificó en dos depósitos funerarios de los migrantes michoaca-
nos, en un caso sobre una escultura de cerámica que acompañaba a un individuo 
infantil y, en otro contexto, impregnado en incrustaciones dentales de piedra 
verde depositadas en un entierro colectivo que incluyó numerosos objetos 
locales e importados.
En Michoacán, son conocidos varios yacimientos de cinabrio y, aunque no 
existe ningún indicio de su explotación durante la época prehispánica, una 
parte del mineral usado en Teotihuacán podría haber procedido de esta región 
(Gómez y Gazzola 2007). Vale señalar que entierros con cinabrio han sido 
reportados en diversossitios del Occidente de México como Zacapu (Arnauld, 
Carot y Fauvet-Berthelot 1993) y El Opeño (Oliveros 2000, p. 44).
En el caso del barrio de los comerciantes, se identificó cinabrio en uno de los 
depósitos funerarios más complejos que se localizaron durante las exploraciones 
llevadas a cabo en la década de 1980. Establecidos alrededor del 300 d. C., 
es muy probable que los residentes de este barrio fuesen comerciantes invo-
lucrados en el abastecimiento de bienes exóticos (Rattray 1997) como el jade, 
el ámbar, conchas y cinabrio, pues precisamente en la zona maya también se 
han identificado yacimientos del mineral.
105
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
Otras posibles fuentes de obtención del cinabrio y del mercurio
La zona maya
Una cantidad importante de objetos y de materiales procedentes del área 
maya fueron localizados a lo largo del túnel bajo el templo de la Serpiente 
Emplumada. Estos incluyen miles de objetos en jade, conchas y caracoles, 
hule, ámbar y cacao. Existe sin embargo la posibilidad de que otros materiales 
como la pirita (Sergio Gómez com. personal 2020), el cinabrio y el mercurio 
también procedieran de la zona maya.
Estudios previos habían identificado la existencia de relaciones entre 
Teotihuacán y diversos sitios de la zona maya. No obstante, en los últimos 
años la información recuperada sobre la presencia maya en Teotihuacán y teo-
tihuacana en la zona maya parece esclarecer la existencia de fuertes vínculos 
comerciales y políticos entre ambas regiones desde fases tempranas.
Gómez y Gazzola (2020) han planteado la existencia de dos momentos, 
a través de igual número de rutas, en la relación entre Teotihuacán y el territorio 
maya, postulando un momento inicial ocurrido durante el primero y segundo 
siglo de nuestra era, con una ruta que se dirigía hacia el Soconusco, la costa 
del Pacifico y el altiplano central guatemalteco, donde se encontrarían sitios 
como Kaminaljuyú, que en ese tiempo debió ser uno de los centros urbanos más 
importantes. Teotihuacán estaba interesado en la obtención de jade, plumas, 
pieles y cacao. La evidencia recuperada hasta ahora en el interior del túnel con 
estos materiales sugiere la existencia de fuertes vínculos políticos y comerciales 
con sitios de la costa guatemalteca.
La necesidad de una mayor cantidad de recursos destinados a la manufactura 
de bienes de prestigio dio lugar a un incremento y a una mayor complejidad 
de las relaciones entre el centro de México y la zona maya. La diversidad de 
la región maya debió ser vista como una fuente de riquezas y de abundancia 
de diferentes recursos. En este sentido se ha planteado la existencia de una 
segunda ruta de interacción que tuvo un mayor interés comercial con sitios 
ubicados en la cuenca del Usumacinta (Piedras Negras), la región del Petén 
(en Guatemala, El Perú-Waka, Tikal, El Mirador, Uaxactun) y Belice (Lamanai, 
El Caracol, entre otros).
La evidencia recuperada sugiere una presencia dirigida al control y a la 
obtención de los recursos existentes en la zona maya. La “llegada” de los 
teotihuacanos en 378 d. C. fue registrada en varios monumentos y marca un 
momento trascendental para varios sitios mayas que vieron transformada su 
vida política y económica. La presencia teotihuacana debió tener entonces un 
carácter económico, con un fuerte componente bélico ilustrado por la imposi-
ción de Nuun Yax Ayiin como gobernante de Tikal (Stuart 2000; Fash 2002).
106
Julie Gazzola
Numerosos sitios mayas usaron cinabrio y en ciertos lugares en cantidades 
importantes. Algunos sitios mayas donde fue descubierto el mercurio, se ubican 
cerca de yacimientos donde, de acuerdo con estudios geológicos, se ha identi-
ficado la presencia de cinabrio y de mercurio. La explotación prehispánica de 
las minas de cinabrio no ha sido bien investigada, a pesar de que la región de 
las tierras altas mayas pudo haber sido propicia para la formación de yacimien-
tos; baste señalar que las tierras altas guatemaltecas se ubican en una región 
volcánica con sistemas geotermales (Duffield et al. 1992).
En las cercanías de Copán se han identificado yacimientos de cinabrio (Robert 
e Irving 1957; Flores 1980), aunque no existen estudios que indiquen que fueron 
explotados en tiempos prehispánicos, es probable que este u otros yacimientos 
cercanos pudieran ser la fuente para obtener cinabrio y mercurio.
En el caso de Kaminaljuyú, el mercurio probablemente provenía de yacimien-
tos de cinabrio cercanos o de la región de Huehuetenango (Dirección General 
de Minas de Guatemala 1996), donde ha sido reportado en tiempos modernos.
Querétaro
Durante mucho tiempo se planteó que el cinabrio empleado en Teotihuacán 
provenía de los yacimientos de la Sierra Gorda en el estado de Querétaro, 
pues eran los únicos o los más conocidos (Millon 1981; Langenscheidt 1988; 
Angulo 1998; Herrera 2011). Langensheidt (1970) localizó cientos de bocaminas 
cuya explotación vincula con la alta demanda que existió del mineral desde 
tiempos olmecas y durante todo el periodo prehispánico. Únicamente la Mina 
Grande de Soyatal, en Querétaro, fue estudiada, por lo que es necesario llevar 
a cabo más investigaciones para determinar la temporalidad en la que fueron 
explotadas y determinar su importancia en la extracción del mineral.
Investigaciones llevadas a cabo por Eduardo Noguera (1945) permitieron 
reconocer algunas similitudes entre la cerámica y la arquitectura de Teotihuacán 
con el sitio de Toluquilla. En tanto que José Luis Franco (1970) analizó el 
material arqueológico recuperado en La Mina Grande y estableció una vin-
culación con la gran ciudad, debido a la localización de algunos objetos con 
cierto parecido a la cerámica teotihuacana como el tipo Anaranjado Soyatal, 
“rojo teotihuacanoide” y negro “teotihuacanoide”.
Si bien en la Sierra Gorda es donde se concentra el mayor número de yaci-
mientos de cinabrio (Consejo de Recursos Naturales 1992), no hay elementos 
suficientes para afirmar que la explotación de estas minas fue la única fuente que 
proveyó del mineral a Teotihuacán, a pesar de que en esta zona hay evidencias 
de explotación desde tiempos antiguos.
107
Cinabrio y mercurio en Teotihuacán
Procedencia del cinabrio determinada por medio de análisis
Con el fin de establecer el origen y las fuentes del cinabrio en Teotihuacán, 
se realizaron análisis de varias muestras arqueológicas y del mineral obtenido 
de yacimientos de la Sierra Gorda.
Las técnicas analíticas empleadas incluyeron EDS-MEB, difracción de 
rayos X, PIXE y activación neutrónica. Los resultados obtenidos en las muestras 
arqueológicas mostraron una pérdida de los minerales asociados al cinabrio 
durante el proceso de “limpieza” del mineral o de la transformación en pigmento. 
Los minerales asociados al cinabrio como la calcita, la baritina, el níquel, el indio, 
el metacinabrio o el cuarzo podrían ayudar a identificar la formación geológica 
de cada región. Sin embargo, al estar ausentes en las muestras arqueológicas 
los minerales identificados en las geológicas, no hay manera de hacerlo o, 
al menos, resulta muy complicada la identificación del yacimiento.
Otro problema al que nos enfrentamos y que nos impidió asociar el cinabrio 
arqueológico con un yacimiento específico, es que no se cuenta con mues-
tras de todos los yacimientos que permitan tener estándares comparativos. 
Quizás el análisis por isotopos del mercurio (Cooke et al. 2013; Burger, Lane 
y Cooke 2016) sería una técnica que pudiera implementarse a futuro para 
determinar el origen del mineral.
Conclusión
Los resultados revelaron que en Teotihuacán el cinabrio se esparcía sobre el 
cuerpo de algunos individuos con mayor estatus social en el momento de su 
sepultura. También se usaba para impregnar los huesos que se recuperaban de 
una primera sepultura, probablemente en rituales de culto a los ancestros o como 
ofrenda a las deidades de la tierra. En otros casos, los objetos que acompaña-
ban a los difuntos solían estar decorados con –ocontener– el pigmento rojo. 
Se identificó el uso del cinabrio en ornamentos de jade y concha, en recipientes 
estucados, en incensarios, en figurillas y en esculturas. Los individuos que 
incluían de alguna forma el cinabrio en sus sepulturas, ya sea directamente 
o en los objetos que los acompañaban como ofrenda, eran individuos de alto 
estatus social y económico.
En la pintura mural también se utilizó el cinabrio, aunque su uso fue aparente-
mente muy restringido, pues hasta el momento solo en dos lugares dentro de la 
ciudad se han encontrado pinturas murales en las que se identificó este mineral.
Tanto el cinabrio como el mercurio poseen cualidades físicas que los hacen 
materiales extraños y fueron asociados a elementos con fuerte carga de signi-
ficación simbólica como la sangre, el agua y la fertilidad.
Bajo el templo de la Serpiente Emplumada se construyó un espacio sagrado 
que fue utilizado para llevar a cabo rituales vinculados con la transmisión 
108
Julie Gazzola
del poder. El cinabrio era parte de la decoración de los objetos ofrendados 
y fue esparcido a manera de polvo sobre objetos, rellenos y sobre las paredes 
y techo del túnel representando la sangre de la tierra. El mercurio se colocó 
en el inframundo en un espacio que representaba un cosmograma, donde los 
lagos contienen –y por los ríos fluye– el agua sagrada.
En otras culturas de la antigüedad en el mundo, el cinabrio fue usado para 
elaborar tatuajes, como recurso medicinal y en la escritura, por lo que no des-
cartamos otros usos en Teotihuacán. El rojo intenso de un mineral que posee 
no solo “extrañas cualidades mágicas”, sino también alta toxicidad pudiendo 
incluso generar estados alterados de la conciencia, daba al cinabrio una compleja 
significación sagrada vinculada con el pensamiento religioso y cosmológico, la 
concepción sobre la muerte y el renacimiento de las culturas mesoamericanas. *
* Manuscrit reçu en mai 2021, accepté pour publication en mars 2022.
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