Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
�� Eureka mayo 2006 Leonardo da Pisa, conocido póstu- mamente como Fibonacci, fue un matemático ilustre de su tiempo y uno de los primeros europeos en abogar por el uso del sistema de numeración arábiga. Después de viajar durante años, en 1202 pu- blicó Liber Abaci, libro en que re- cogía los conocimientos que había acumulado durante sus viajes. En éste aparecía el siguiente pro- blema: Suponiendo que una pareja de conejos cría otra pareja cada mes, y que los conejos son fértiles a partir del segundo mes, ¿cuántos cone- jos se pueden tener al cabo de un año? La solución que dio Fibonacci fue que cada mes habría las mismas parejas de conejos que ya había el mes an- terior (se suponía que no había muerto ninguno) más un número nuevo de parejas igual al número de parejas fértiles, que son las que ya había 2 meses antes. Si es- cribimos una serie con el número de parejas que hay cada mes, obtenemos: 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89... Esta secuencia recibe el nombre de sucesión de Fibonacci, y cada nú- mero es un número de Fibonacci, que resulta de sumar los dos nú- meros anteriores. Fibonacci y el Número de Oro MATEMÁTICAS El problema de los conejos ��Eureka Los números de Fibonacci apare- cen a menudo en la naturaleza. Por ejemplo, se sabe que de los huevos que pone la abeja reina en una col- mena, si están fecundados nacen abejas obreras o reinas, mientras que de los no fecundados nacen zánganos. Así pues, las reinas tienen dos progenitores, mientras que los zánganos tienen sólo uno. El núme- ro de individuos en cada generación de ancestros de un zángano sigue la sucesión de Fibonacci. También si- guen la sucesión de Fibonacci las ramificaciones de algunas especies de hierba, flores, arbustos o árboles, así como la disposición de los pi- ñones en la piña, o de las florecitas que forman las flores compuestas como las margaritas. Y en el cuerpo humano, los huesos que forman el dedo índice de la mano están en la misma proporción que los números 2, 3, 5 y 8. Sucesión natural Los números de Fibonacci tienen propie- dades matemáticas interesantes, y mu- chas operaciones aritméticas entre ellos vuelven a dar números de Fibonacci. Una de ellas, apuntada por el astrónomo Johannes Kepler es la siguiente: si vamos dividiendo entre ellos números de Fibo- nacci consecutivos cada vez mayores, su cociente se acerca al valor 1.618033... Esta constante se denomina número de oro, número áureo o divina proporción, e históricamente se le han atribuido pro- piedades estéticas. Un rectángulo cuyo lado menor esté en la misma proporción respecto al mayor, que el lado mayor res- pecto a la suma de los dos lados, sigue las proporciones áureas. Hay estudios psico- lógicos que consideran que la proporción áurea está relacionada con la percepción de la belleza por el cerebro humano. Así se cree que obras como las pirámides o la acrópolis pudieron ser construidas si- guiendo esta proporción. También apare- ce en la disposición de los elementos en cuadros como La Última Cena de Leo- nardo, o en la fachada de Nôtre-Dame de París. Ya en el siglo XX, el arquitecto Le Corbusier tomó el número áureo como base para su sistema de arquitectura Mo- dular. Y como aplicación más cercana, la proporción de los lados de las tarjetas de crédito es muy cercana al número áureo. También hay quien apunta a la divina proporción en la naturaleza, como por ejemplo en la relación entre la altura de una persona y la altura de su ombligo, o en las proporciones del cuerpo de mu- chos animales. El Número de Oro Proporciones divinas A) las florecitas que forman las flores compuestas de las margaritas se disponen formando series de espira- les de 21 y 34 florecitas. B) El número de individuos en cada generación de ancestros de un zángano sigue la sucesión de Fibonacci. C) los huesos del dedo índice de la mano están en proporción 2,3,5,8. A B C F EDGAR GONZÁLEZ INGENIERO INFORMÁTICO
Compartir