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CURSO DE FORMACIÓN CONTINUADA A 
DISTANCIA 2010-2011 
ACTUALIZACIONES EN EL 
 LABORATORIO CLÍNICO 
 Nº 4 
 
 
ENFERMEDADES DEL 
SISTEMA BILIAR: 
VESÍCULA Y VÍAS BILIARES 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
I.S.S.N.- 1988-7477 
Título: Actualizaciones en el Laboratorio Clínico 
Editor: Asociación Española de Biopatología Médica 
Maquetación: AEBM 
Fecha de Distribución: febrero 2011 
 
 
 
 
557 
 
Enfermedades del sistema biliar: 
vesícula y vías biliares 
 
 
Sara López Martínez (1), María Dolores Hernández Villén (2), Ana 
Belén Cortes Carmona (1), Ana María Cerezo Arillo (1). 
Hospital Virgen de la Luz. Cuenca. 
 
(1).- F.E.A. Análisis Clínicos. (2).- F.E.A. Bioquímica Clínica 
 
 
 
ANATOMÍA DEL SISTEMA BILIAR 
La vesícula biliar es un órgano pequeño con forma ovoide o de pera situado en 
la cara inferior del hígado entre los lóbulos derecho y cuadrado; por lo general 
es extrahepática aunque hay casos de vesículas intraparenquimales. Tiene 
aproximadamente 8–10 cm. de longitud y 3-4 cm. de ancho y consta de tres 
partes: fondo, cuerpo y cuello. Sirve como reservorio de la bilis formada en el 
hígado con una capacidad promedio de 45 cm3 y está conectada a la vía biliar 
principal mediante el conducto cístico (válvulas de Heiter) que se une al 
conducto hepático común para formar el colédoco (conducto biliar común). La 
vía biliar se continúa a través del esfínter de Oddi y la ampolla de Vater para 
desembocar en la segunda porción del duodeno. La pared de la vesícula está 
formada por tres capas: mucosa, capa interior que recubre la pared de la 
vesícula; muscular, capa intermedia de músculo liso; serosa, capa exterior. La 
vesícula biliar es irrigada principalmente por la arteria cística que procede de la 
rama derecha de la arteria hepática aunque también se puede desprender de la 
hepática común y con menos frecuencia de la izquierda. El medio de fijación es 
el peritoneo que recubre la vesícula en la zona que sobresale del hígado. No es 
558 
 
un órgano vital y tras ser extirpada, se puede llevar una vida totalmente 
normal. 
 
 
 
Hígado y sistema biliar. (http://dibujosfotoseimagenes.blogspot.com) 
 
COMPOSICIÓN Y SECRECIÓN BILIAR 
El hígado produce diariamente entre 500-600 mL de bilis, un fluido amarillo-
verdoso compuesto por agua, ácidos biliares (cólico, quenodesoxicólico), 
electrolitos, colesterol, fosfolípidos (lecitina), pigmentos biliares (bilirrubina) y 
productos de desecho hepáticos, que fluye desde los finos conductos colectores 
hasta el conducto hepático común y conducto biliar común. Durante el ayuno el 
esfínter de Oddi ejerce resistencia al paso de la bilis del colédoco al duodeno 
para evitar el reflujo del contenido duodenal a los conductos pancreático y biliar 
y favorecer el llenado de la vesícula de bilis. Entre comidas casi la mitad de la 
559 
 
bilis producida llega al intestino, el resto es almacenado en la vesícula biliar 
donde el agua y los electrolitos que contiene se va reabsorbiendo a través de la 
mucosa y concentrando hasta la décima parte de su volumen inicial. La ingesta 
de alimentos, especialmente grasas, estimula la liberación de señales nerviosas 
y hormonales intestinales que actúan sobre la vesícula (colecistoquinina (CCK)), 
estimulando la secreción biliar y sobre el hígado (secretina), produciendo más 
bilis. Ambas situaciones favorecen la solubilidad y absorción de colesterol, 
grasas y vitaminas liposolubles de los alimentos y los movimientos intestinales. 
En condiciones normales el organismo conserva eficazmente los ácidos biliares. 
Estas sustancias, constituyentes mayoritarios de la bilis, se reabsorben 
principalmente en la porción distal del intestino delgado (íleon); desde la 
sangre, el hígado las vuelve a captar para reutilizarlas (circulación 
enterohepática). 
A continuación se describen las siguientes patologías de la vía biliar: colangitis 
esclerosante primaria, cirrosis biliar primaria, colecistitis aguda, colangitis 
aguda, cáncer de vesícula y vías biliares. Para facilitar su estudio cada entidad 
se ha estructurado en una breve descripción, etiopatogenia, diagnóstico, 
tratamiento, pronóstico y seguimiento. 
 
COLANGITIS ESCLEROSANTE PRIMARIA 
La colangitis esclerosante primaria (CEP) es una enfermedad colestásica crónica 
caracterizada por inflamación difusa, fibrosis y estenosis de los conductos 
biliares intra y extrahepáticos (1). Evoluciona de forma lenta y progresiva hasta 
desarrollar cirrosis biliar, hipertensión portal e insuficiencia hepatocelular, 
560 
 
principal causa de muerte en estos pacientes. Afecta principalmente a varones 
(2) (7/3) entre la cuarta y quinta década de vida aunque también puede 
presentarse en la infancia o la vejez. Es una enfermedad rara que en España 
afecta a 2-2,5/106 hab. Se asocia con frecuencia a colitis ulcerosa (CU) y la 
evolución de ambas enfermedades es independiente. 
Etiopatogenia: La causa de la enfermedad continúa siendo desconocida (1); y 
probablemente intervienen en su desarrollo factores genéticos, autoinmunes, 
infecciosos e isquémicos. 
Se ha sugerido que la CEP es una enfermedad autoinmune (3) y se han descrito 
múltiples anormalidades humorales y celulares. Se ha observado que esta 
patología se desarrolla en personas genéticamente predispuestas y se conoce 
su asociación con antígenos del sistema mayor de histocompatibilidad (HLA A1 
B8 DR3 DRw52a) (4). Entre los factores adquiridos se cree que están 
implicados agentes tóxicos (acumulación excesiva de cobre, ácidos biliares 
tóxicos) e infecciosos (E. coli, CMV, Cryptosporidium). 
Diagnóstico: Se basa en criterios clínicos, bioquímicos, histológicos y de 
imagen. 
Criterios clínicos: La mayor parte de los pacientes se diagnostican de forma 
casual, en fases asintomáticas. Cuando están presentes, los síntomas más 
frecuentes (2) son prurito y astenia asociados a un patrón colestásico. En 
casos agudos puede aparecer ictericia, fiebre y dolor abdominal y en fases 
avanzadas esteatorrea, pérdida de peso, alteraciones en la coagulación o litiasis 
biliar. 
561 
 
Criterios bioquímicos: Es característica la elevación de enzimas hepáticas 
colestásicas: gamma-glutamiltranspeptidasa (GGT) y fosfatasa alcalina (ALP) 
más de 3 veces su valor normal en el 85% de los casos reflejando dificultad en 
la eliminación de la bilis. A veces se observa un aumento moderado de las 
transaminasas, no más de 2-3 veces su rango de normalidad y elevación de 
cobre urinario con ceruloplasmina baja. Entre las posibles alteraciones 
inmunológicas destaca: incremento policlonal de inmunoglobulinas (30%), 
niveles elevados de IgM (50%) y de los fragmentos del complemento C3 y C4 
que indican activación. No se ha definido hasta el momento ningún 
autoanticuerpo marcador específico pero en el 60-90% de los pacientes con 
CEP están presentes anticuerpos frente al citoplasma de neutrófilos (ANCA) (3) 
(Tabla 1) (no se conoce el antígeno diana pero seguramente los anticuerpos 
estén dirigidos frente a una proteína de envoltura nuclear). Se determinan por 
inmunofluorescencia indirecta (IFI) sobre portas de neutrófilos fijados con 
etanol, presentando un patrón perinuclear que desaparece en portas tratados 
con formalina (p-ANCA atípico) y tienen importancia porque no están presentes 
en la cirrosis biliar primaria con la que puede haber dificultades en el 
diagnóstico diferencial de colestasia. Otros anticuerpos que pueden estar 
presentes son: antinucleares (ANA) (6-35%) y antimúsculo liso (SMA) (11%), el 
método convencional para detectar ambos anticuerpos es IFI en triple tejido 
(hígado, riñón, estómago) o células Hep-2, aunque también están disponibles 
ensayos moleculares para ANA (enzimoinmunoensayo, inmunoblotting) y SMA 
(enzimoinmunoensayo); con menor frecuencia pueden aparecer anti-
cardiolipinas y factor reumatoide. 
562Criterios histológicos: El hallazgo más específico es la intensa fibrosis del árbol 
biliar que afecta inicialmente a los espacios porta y luego al resto del 
parénquima hepático. No son diagnósticos pero sí de gran ayuda en el 
estadificación de la enfermedad. 
Criterios de imagen: La técnica de elección es la colangio-pancreatografía 
retrógrada endoscópica (CPRE) que pone de manifiesto la existencia de 
dilataciones y estenosis multifocales difusas en el árbol biliar. 
Tratamiento: No existe un tratamiento eficaz para la CEP. El fármaco más 
específico es el ácido ursodesoxicólico (AUDC) (3,4) que trata de minimizar los 
síntomas y complicaciones y enlentecer la progresión de la enfermedad. En 
situaciones específicas se puede contemplar la posibilidad de cirugía 
reconstructiva de la vía biliar o trasplante hepático (3). 
Pronóstico y seguimiento: Se trata de una enfermedad progresiva con 
elevada morbi-mortalidad (1) que presenta complicaciones relacionadas con 
estasis biliar y alteración hepática que aparecen en los primeros 5-10 años tras 
el diagnóstico (colangitis, colecistitis, colelitiasis, osteopenia, colangiocarcinoma 
y otras neoplasias). 
La hiperbilirrubinemia (50-60%), hipoalbuminemia y alteración de la 
coagulación (niveles elevados de INR) reflejan progresión y mal pronóstico de 
la enfermedad. Los niveles de cobre sérico son anormales en la mayoría de los 
pacientes pero no tienen significado pronóstico. Tampoco existe correlación 
entre los niveles de ANCA y la actividad o el pronóstico de la enfermedad. 
La media de supervivencia es distinta según se trate de pacientes sintomáticos 
(7-9 años) o asintomáticos (10-15) en el momento del diagnóstico. 
563 
 
CIRROSIS BILIAR PRIMARIA 
La cirrosis biliar primaria (CBP) es una enfermedad hepática colestásica y 
progresiva de naturaleza autoinmune que se caracteriza por la destrucción de 
los conductos biliares intrahepáticos (5,6). Esta lesión provoca una obstrucción 
al flujo biliar que disminuye su secreción y retiene sustancias tóxicas dentro del 
hígado provocando un daño más o menos severo cuyo estadio final, en muchos 
casos, es la cirrosis hepática. Afecta principalmente a mujeres (7) (9/1) en la 
quinta década de vida y es raro en menores de 25 años. Se trata de una 
enfermedad con elevada variabilidad regional, la incidencia en España oscila 
entre 37 y 144 casos/106 hab. 
Etiopatogenia: Se desconoce la causa de esta enfermedad aunque: - 
numerosas alteraciones de la inmunidad humoral y celular, - cierta agrupación 
familiar y - la frecuente asociación con otras enfermedades autoinmunes (5), 
sugieren que la CBP se trata de una enfermedad de naturaleza autoinmune. 
Otra posible hipótesis del origen de estas alteraciones inmunológicas es cierto 
mimetismo molecular entre antígenos de agentes infecciosos y los antígenos 
mitocondriales. 
Diagnóstico: El diagnóstico se basa en criterios clínicos, bioquímicos, 
histológicos y de imagen. 
Criterios clínicos: La enfermedad tiene tres formas de presentación: - silente 
(única anomalía anticuerpos antimitocondriales (AMA) positivos(8)), - 
asintomática (la mayoría son diagnosticados en esta fase por alteraciones en el 
perfil hepático en análisis de rutina) (6) y algunos permanecen así todo el curso 
de la enfermedad y - sintomática (manifestaciones más frecuentes: prurito, 
564 
 
ictericia, coluria, astenia, pérdida de peso, dolores óseos, esteatorrea y 
alteraciones cutáneas; avanzada la enfermedad pueden aparecer 
complicaciones derivadas de cirrosis hepática e hipertensión portal). 
Criterios bioquímicos: Es característica la alteración del perfil hepático: marcado 
incremento de enzimas colestásicas: GGT y ALP entre 2-10 veces su valor 
normal y discreto o sin aumento de enzimas hepatocelulares. Alteración del 
perfil lipídico (85%), aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos. 
Alteración en el patrón de inmunoglobulinas: el patrón característico de CBP es 
el incremento de los niveles de IgM (hallazgo no constante por lo que no tiene 
valor diagnóstico); en CBP con AMA negativos se suele elevar la fracción IgG en 
lugar de la IgM. El marcador serológico (6) más importante es la presencia de 
AMA con patrón M2 (Tabla 1). El antígeno M2 corresponde al complejo 
multienzimático 2 oxo-ácido deshidrogenada (E2 piruvato deshidrogenada) 
(PDC-E2), localizado en la membrana interna mitocondrial y con una importante 
función en el metabolismo oxidativo mitocondrial. Los anticuerpos frente a la 
proteína PDC-E2 provocan destrucción inflamatoria de los conductos biliares, 
están presentes en el 95% de los pacientes y constituyen la prueba diagnóstica 
más sensible (98%) y específica (96%) de la CBP. Mediante IFI sobre células 
Hep-2, se han identificado ANA en el 30% de los pacientes con CBP con los 
siguientes patrones: moteado, perinuclear en anillo (anticuerpos frente a: 
lámina B, proteínas del poro nuclear gp120, p62) y nuclear punteado múltiple 
(Ac. frente a la proteína Sp100). Se trata de anticuerpos específicos de CBP. 
Los SMA también están presentes hasta en el 65% de los casos de CBP. 
565 
 
Criterios histológicos: Se definen distintos estadios en función de las lesiones 
histopatológicas (7): grado de fibrosis, inflamación y daño de los conductos 
biliares. Suele haber destrucción de los conductos biliares y presencia de 
granulomas que aunque no son patognomónicos, sí muy sugestivos de la 
enfermedad. 
Criterios de imagen: La ecografía abdominal suele ser suficiente para el estudio 
de las vías biliares, si ésta no fuera concluyente se puede realizar una 
resonancia magnética nuclear (RMN) o una CPRE. 
Tratamiento: Al no conocerse exactamente la etiología de la enfermedad, no 
existe un tratamiento curativo. El ácido ursodesoxicólico (5,7) ha modificado el 
curso natural de la enfermedad: mejor evolución analítica e histológica y 
supervivencia comparable a la población general en los casos con buena 
respuesta terapéutica. El tratamiento sintomático se basa en colestiramina 
(prurito), suplementos de vitaminas liposolubles (déficits vitamínicos) y 
triglicéridos de cadena corta (estatorrea). En fases avanzadas de la 
enfermedad, el trasplante hepático es la mejor alternativa terapéutica. 
Pronóstico y seguimiento: No se ha podido establecer una correlación entre 
los títulos de AMA y la progresión o severidad de la enfermedad, tampoco los 
SMA tienen valor pronóstico y su título no correlaciona con el curso de la 
misma. Se asocian a mal pronóstico variables clínicas como ascitis, varices, 
encefalopatía hepática(6), carcinoma hepatocelular y estadio histológico 
avanzado y variables analíticas como hiperbilirrubinemia, hipoalbuminemia, 
tiempo de protrombina e hipocomplementemia en fases de actividad. 
 
566 
 
Tabla1: Marcadores bioquímicos y serológicos de CEP y CBP. 
 ALP IgM SMA ANA pANCA AMA 
CEP + + + + ++ 
CBP + + + ++ 
 
Algoritmo diagnóstico: Si existe elevación crónica de ALP y de IgM, junto a la 
positividad de autoanticuerpos específicos: AMA o pANCA, el diagnóstico más 
probable es CBP y CEP respectivamente. En ambos casos se aconseja 
previamente descartar obstrucción biliar extrahepática y posteriormente 
confirmar el diagnóstico presuntivo mediante biopsia hepática, que además 
permite establecer el estadio. 
 
SÍNDROME DE SOLAPAMIENTO 
El síndrome de superposición (8) incluye entre otras situaciones, pacientes con 
diagnóstico de hepatitis autoinmune (HAI) que presentan características 
clínicas, serológicas e histológicas de CBP (elevación de bilirrubina, ALP, GGT, 
AMA positivos y biopsia compatible). En otros casos, como en la colangitis 
autoinmune, la presentación clínica se caracteriza por signos de colestasis: 
prurito y niveles elevados de ALP, los datos serológicos reflejan presencia de 
anticuerpos antinucleares (ANA) y/o anticuerpos antimúsculo liso (SMA) 
positivos (como en la HAI) y ausenciade AMA y la histología se corresponde 
con CBP. Se considera variante de la CBP y no una entidad por separado. En 
cualquier caso para la confirmación diagnóstica será necesario la biopsia 
hepática. 
567 
 
 
Algoritmo1: Diagnóstico bioquímico Síndrome de solapamiento 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
COLECISTITIS AGUDA 
La colecistitis aguda (CA) consiste en la inflamación de la pared de la vesícula 
biliar. Puede ser de carácter leve e involucionar espontáneamente o evolucionar 
a necrosis (agresión química, inflamación, edema y compromiso vascular) con 
perforación y peritonitis biliar. Es más frecuente durante la edad adulta y en 
mujeres. Entre los factores de riesgo se incluye presencia de enfermedad 
vascular, infección por HIV, diabetes mellitus, sobrepeso u obesidad, IRA, 
inmunosupresión, ayuno prolongado y nutrición parenteral total aunque 
también se han descrito casos de colecistitis en pacientes sin factores de riesgo 
identificables (9). La CA se puede clasificar en litiásica (90%), secundaria a la 
+ - 
 
 AMA 
ANA 
CBP ó CBP-HAI CBP AMA NEGATIVOS 
COLANGIOPATIA 
AUTOINMUNE 
 
CBP AMA NEGATIVOS 
CEP 
 
 Biopsia hepática 
+ - 
 
ANA 
CBP 
+ - 
 
568 
 
obstrucción del conducto cístico por un cálculo o alitiásica (10%), de origen 
mecánico, químico, vascular, infeccioso o tumoral. 
Diagnóstico: El diagnóstico se basa en criterios clínicos, bioquímicos y de 
imagen. 
Criterios clínicos 
Colecistitis litiásica: la primera manifestación es dolor cólico abdominal agudo 
en hipocondrio derecho que puede irradiarse a espalda y escápula del mismo 
lado. Aparecen náuseas, vómitos, intolerancia oral y signo de Murphy positivo 
(incremento del dolor al palpar hipocondrio derecho mientras el paciente respira 
profundamente) (Tabla2); posteriormente el dolor se hace constante y puede 
aparecer fiebre. 
Colecistitis alitiásica: tiene una presentación clínica variable e insidiosa (10) y el 
curso de la enfermedad es más complicado. La pirexia puede ser el único 
síntoma y no aparece dolor en hipocondrio derecho en el 75% de los casos. 
Criterios Bioquímicos 
Leucocitosis con desviación a la izquierda, indicador de proceso inflamatorio o 
séptico agudo. Incremento de la velocidad de sedimentación glomerular y 
proteína C reactiva. Ligeros aumentos de transaminasas. La ALP se eleva muy 
precozmente en las obstrucciones del árbol biliar, adquiere especificidad de 
ictericia obstructiva cuando su aumento llega al triple de su valor máximo 
normal, incremento de GGT (más específica que la ALP), bilirrubina y amilasa. 
Un nivel significativamente elevado de bilirrubina (>4mg/dL), precedida o 
acompañada por coluria, podría ser indicativo de compresión del colédoco o 
Síndrome de Mirizzi y de amilasa > 1000 U/L sugerente de coledocolitiasis o 
569 
 
pancreatitis concomitante. En los hemocultivos los microorganismos más 
comunes son: E. Coli, Klebsiella pneumoniae, enterococo faecalis y enterobacter 
spp. En los casos más graves pueden encontrarse también anaerobios, tales 
como el Clostridium perfringens, bacteroides fragilis o pseudomonas 
Criterios de imagen 
La ecografía abdominal es la técnica de elección, es segura, rápida y con buena 
especificidad (80-90%). Ningún dato ecográfico es específico pero en el 
contexto clínico descrito, sí es sugerente de colecistitis. Si no fuera concluyente 
se realizaría una gammagrafía con 99mTc (S y E > 90%). 
Tratamiento: La colecistitis aguda requiere hospitalización y reposo en cama. 
Inicialmente se instaurarán medidas generales: ayuno absoluto, hidratación 
(valorando los electrolitos), analgesia y antibioterapia y posteriormente 
colecistectomía. 
Pronóstico y seguimiento: Generalmente la CA se resuelve en 7–10 días y 
las complicaciones son poco frecuentes. En el 5% de las colecistitis agudas 
ocurren complicaciones debido a perforaciones, pancreatitis, abscesos, fístulas, 
gangrena, empiema, colangitis. La colecistitis aguda acalculosa presenta 
cuadros más graves con frecuentes complicaciones y elevada morbi/mortalidad 
(10), en parte debida a la gravedad de la enfermedad de base. La mala 
evolución clínica y a nivel de laboratorio, la persistencia de leucocitosis con 
desviación a la izquierda (>20000mm3) y el incremento de reactantes de fase 
aguda, pueden hacernos sospechar colecistitis purulenta, gangrena, perforación 
o colangitis. 
 
570 
 
COLANGITIS AGUDA 
La colangitis aguda es una infección del sistema de conductos biliares por el 
que transita la bilis desde el hígado a la vesícula y posteriormente al duodeno. 
Puede presentarse de forma leve manifestándose como cuadro febril sin 
afectación sistémica o de forma grave con hipotensión, fracaso renal y síntomas 
neurológicos. Se presenta con mayor frecuencia en el sexo femenino, después 
de los 50 y en casos de antecedentes de cálculo/barro biliar. 
Etiopatogenia: La principal causa de colangitis es la obstrucción en alguna 
parte del sistema de conductos biliares debido a cálculos (coledocolitiasis) (11) 
aunque puede deberse a estenosis, bacteriemia, hidatidosis, manipulaciones 
instrumentales de tumores o inflamación pancreática que finalmente ocasiona 
estasis biliar e infecciones polimicrobianas. Los microorganismos más 
frecuentes son Escherichia coli, Proteus Klebsiella y Enterococcus; otros 
también presentes son Pseudomona, Enterobacter, Bacteroides fragilis y 
Clostridium. 
Diagnóstico: El diagnóstico es frecuentemente clínico pero el laboratorio y la 
confirmación por imagen, son importantes. 
Criterios clínicos: Se sospechará colangitis en aquellos pacientes en los que 
confluyen síntomas y signos de obstrucción biliar e infección. Es característica la 
triada de Charcot: dolor cólico en hipocondrio derecho, fiebre elevada con 
escalofríos e ictericia (11). Si a estos síntomas se añade shock y confusión 
mental, se trata de una situación grave denominada Pentada de Reynolds 
(Tabla 2). 
571 
 
Criterios bioquímicos: Leucocitosis con desviación a la izquierda presente en el 
80% de los casos (hasta 20000/mm3 en las formas más graves debido a la 
infección), el resto puede tener un recuento leucocitario normal con formas en 
banda como único hallazgo. Las pruebas de hemostasia y coagulación pueden 
estar alteradas. Niveles levemente elevados de enzimas hepatocelulares e 
incremento de enzimas colestásicas (GGT y ALP) y de bilirrubina (>2mg/dL) a 
expensas de la fracción directa, en el 80% de los casos. Incrementos de 
amilasa sérica (30%) y hemocultivos positivos (40%), en especial durante los 
escalofríos o los picos febriles, con al menos dos microorganismos en la mitad 
de los pacientes (aerobios Gram-negativos y algunos anaerobios). 
Criterios de imagen: La ecografía abdominal es la técnica de imagen de 
elección, útil para diagnosticar dilatación de la vía biliar y sus complicaciones 
como el absceso hepático. En coledocolitiasis de menor tamaño se emplea la 
tomografía axial computerizada (TAC) abdominal por ser más sensible. 
Tratamiento: Las formas leves responden a medidas generales de hidratación, 
dieta absoluta, analgesia, antitermia y antibioterapia de amplio espectro. En las 
formas más graves (shock, hipotensión, fiebre elevada) será necesario además 
descompresión de la vía biliar (drenaje biliar)(11) 
Pronóstico y seguimiento: La colangitis es una entidad rápidamente letal, lo 
que hace que un diagnóstico y tratamiento rápidos sean imprescindibles. Las 
formas leves son generalmente de buen pronóstico, ceden bajo tratamiento 
médico general o de forma espontánea. Las más graves con afectación 
sistémica pueden complicarse con peritonitis, sepsis, shock, fallo multiorgánico 
572 
 
y la muerte, estos pacientes que no responden al tratamiento conservador 
presentan tasas de mortalidad próximas al 100%. 
 
Tabla2: Diagnostico diferencial de colestasis 
Patología Tipodolor 
Pruebas 
BIOQUÍMICAS 
Otras pruebas 
Técnicas de 
imagen 
cólico biliar epigástrico 
pruebas de función 
hepática normales 
Murphy negativo ecografía 
colecistitis 
cólico en 
HD 
AST, ALT ↑; leucocitos ↑ Murphy positivo ecografía 
coledocolitiasis cólico 
AST, ALT↑; bilirrubina, 
GGT, ALP↑↑ 
 CPRE 
colangitis HD 
AST, ALT, ALP, GGT, 
bilirrubina ↑↑ 
Charcot/Reynolds CPRE 
 
 
 
CÁNCER VESICULA BILIAR 
El cáncer vesícula biliar (CVB) es un cáncer poco común, difícil de detectar por 
su situación anatómica y asociado a alta mortalidad y mal pronóstico (12). Se 
puede clasificar en infiltrantes, papilares o nodulares en función de la forma de 
crecimiento y son tumores que tienden a la invasión locorregional siendo el 
hígado el órgano más afectado. La edad de presentación oscila entre los 65–75 
años y es más frecuente en mujeres. 
Etiopatogenia: Se han estudiado diversos factores de riesgo y aunque no se 
ha podido demostrar una relación causa-efecto absoluta, se ha observado que 
el CVB está estrechamente relacionado con la presencia de cálculos biliares 
573 
 
(13), obesidad, infección o inflamación crónica de la vesícula por anomalías de 
la vía biliar, agentes carcinógenos o parasitosis. 
Diagnóstico: Se basa en criterios clínicos, bioquímicos, de imagen e 
histológicos. 
Criterios clínicos: Los síntomas son poco específicos, difíciles de diferenciar de 
otras enfermedades de la vesícula y a veces no están presentes en etapas 
tempranas. Los más frecuentes son anorexia, pérdida de peso y dolor visceral, 
profundo y sin exacerbaciones en hipocondrio derecho. 
Criterios bioquímicos: En función del estadio del tumor, el perfil hepático puede 
ser normal, presentar alteración de las enzimas hepatocelulares (hasta 100 
veces en algunos casos), de las enzimas colestásicas (hasta 6 veces su valor 
normal) e hiperbilirrubinemia leve o severa con ictericia, coluria y acolia. En 
enfermedad avanzada es característico el incremento de ALP, bilirrubina, 
anemia y leucocitosis. Los antígenos séricos carcinoembrionario (CEA) y CA 19-
9 (12) pueden ser de utilidad en el cribado potencial de pacientes con CVB, 
aunque no son específicos y suelen presentarse elevados cuando el cáncer se 
encuentra en una etapa avanzada. 
Criterios de imagen: La ecografía abdominal es el método diagnóstico inicial y 
permite observar dilatación y presencia de una masa en el lecho vesicular. El 
TAC detecta anomalías de la vía biliar con una mayor sensibilidad. Otras 
técnicas disponibles son la RMN, ecografía-doppler, ultrasonografía endoscópica 
(13) y TAC helicoidal. 
Criterios histológicos: La anatomía patológica es de suma importancia por no 
presentar clínica, ni marcadores bioquímicos definitivos. Su hallazgo suele ser 
574 
 
incidental, en la mayoría de los casos durante el estudio de biopsias de 
colecistectomía o en neoplasias avanzadas donde ya hay un diagnóstico 
presuntivo pre o intraoperatorio. 
Tratamiento: El tratamiento va a depender del estadio del tumor. En estadios 
muy tempranos sin afectación ganglionar se puede considerar la colecistectomía 
simple y si ya existe infiltración de la capa muscular la colecistectomía radical 
extendida (12). La resección quirúrgica radical es el único tratamiento que 
consigue una tasa de supervivencia algo mayor. La quimioterapia y la 
radioterapia no son eficaces en estados avanzados. 
Pronóstico y seguimiento: El pronóstico depende del estadio y del tipo 
histológico. Debido al retraso en el diagnóstico, estos tumores son detectados 
en fases avanzadas, el curso de la enfermedad es muy rápido y la tasa de 
curación no muy alta (10%). La presencia de ictericia es un signo de mal 
pronóstico e indicativo de infiltración de vía biliar y se refleja bioquímicamente 
en la persistencia de un patrón colestásico. Los marcadores CEA y CA 19-9(12), 
aunque no son específicos, pueden ser de utilidad en el seguimiento de estos 
pacientes. Se buscan nuevos marcadores, más sensibles y específicos que 
faciliten su detección en etapas tempranas La sobreexpresión del factor de 
crecimiento de tejido conectivo (CTFG) en el cáncer de vesícula en comparación 
con la vesícula normal se asocia a buen pronóstico. Se han realizado estudios 
de mutaciones en pacientes afectos de CVB y se han encontrado anormalidades 
en K-ras (40-60%), P53 (30-90%), sobreexpresión en c-erbB2 y disminución de 
la expresión en nm23. Actualmente, continúan realizándose estudios en esta 
línea. 
575 
 
CÁNCER DE VÍAS BILIARES 
Los tumores benignos de vías biliares son poco frecuentes y tienen poca 
relevancia clínica. Los malignos son infrecuentes y pueden localizarse (14) en la 
vía biliar principal a tres niveles: conducto hepático común-conducto cístico, 
colédoco-conducto pancreático, colédoco intrapancreático. Otras veces se 
originan en la ampolla de Vater, en la cabeza del páncreas o en el hígado e 
infiltran la vía biliar. 
Etiopatogenia: El principal factor causal es la litiasis; se han identificado otros 
factores predisponentes como colangitis esclerosante, colitis ulcerosa, fibrosis 
hepática y enfermedad poliquística hepática. 
Diagnóstico: Se basa en criterios clínicos, bioquímicos, de imagen e 
histológicos (14). 
Criterios clínicos: El paciente experimenta síndrome constitucional con deterioro 
progresivo del estado nutricional, metabólico y renal. Signos de colestasis, falta 
de apetito, pérdida de peso y agravamiento del estado general. 
Criterios bioquímicos: En estadios iniciales puede presentarse un perfil hepático 
normal. Enfermedad más avanzada se refleja mediante alteración del perfil 
hepático colestásico: transaminasas, ALP, GGT, bilirrubina, factores de la 
coagulación y anemia. 
Criterios histológicos: Para el diagnóstico seguro será necesaria una biopsia del 
tejido confirmando células neoplásicas. 
Criterios de imagen: El estudio de imagen se inicia con la ecografía. Para 
conocer el estado general del árbol biliar y la posible extensión tumoral se 
emplean la colangiografía por resonancia magnética (CRM) y la ultrasonografía 
576 
 
endoscópica porque han demostrado alta sensibilidad y especificidad en el 
diagnóstico y estadiaje de esta patología. 
Tratamiento: El tratamiento depende del estadio evolutivo y las condiciones 
del paciente puede ser quirúrgico planteándose la resección (15) del tumor, de 
los conductos biliares extrahepáticos, ganglios y de toda la región hiliar con 
posterior reconstrucción de la zona o cirugía paliativa con la realización de un 
bypass biliodigestivo. 
Pronóstico y seguimiento: Al igual que en el CVB, el diagnóstico suele ser 
tardío; esto influye negativamente en la curación y en algunos tipos de 
tumores, la tasa de supervivencia a los 5 años no supera el 20%. Para detectar 
el tumor en sus primeras etapas, hay grupos de trabajo centrados en la 
investigación de proteínas y genes que son anormalmente expresados en el 
tracto biliar cuando hay cáncer; se estudian entre otros, nuevas metodologías 
para mutaciones del gen KRAS2 (16) y la presencia de la proteína MAC-2BP en 
bilis (17). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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