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TEXTO 7 - RESUMEN Semiología xxi Verzero

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Icono, lndice y Símbolo
En semiótica, se distinguen tres tipos fundamentales de signos: íconos,
índices y símbolos. Un signo, o representamen, es el primero de una relación
triádica que está genuinamente vinculado con un segundo llamado objeto, de
manera que puede inducir a un tercero, denominado interpretante, a asumir
una relación triádica similar con el objeto. Esta relación triádica implica que
los tres miembros están interconectados, y no se trata simplemente de
relaciones entre dos elementos. El interpretante no puede simplemente
relacionarse de manera diádica con el objeto, sino que debe reflejar la misma
estructura triádica que el representamen.
Un ícono es un tipo de representamen cuya cualidad representativa es una
primeridad inherente a él como primer elemento. Esto significa que posee
una cualidad que lo hace apto para representar algo debido a su similitud con
ello. Los íconos pueden ser imágenes materiales o conceptuales que
representan su objeto predominantemente por su similitud con él. Por
ejemplo, una fotografía es un ícono ya que es similar al objeto que representa.
Los íconos pueden clasificarse según las cualidades primordiales que
comparten. Aquellos que comparten cualidades simples se llaman imágenes;
los que representan relaciones diádicas entre las partes de algo se llaman
diagramas; y los que representan el carácter representativo de un signo por
medio de un paralelismo con otra cosa se llaman metáforas.
En resumen, los íconos son un tipo de signo que representa su objeto
principalmente por su similitud con él. Pueden ser imágenes visuales o
conceptuales que comparten cualidades primordiales con su objeto, y son
fundamentales en la comunicación directa de ideas.
lndices genuinos e indices degenerados
Los índices genuinos y los índices degenerados son conceptos
fundamentales en la semiótica de Charles Sanders Peirce. Un índice,
también llamado Sema, es un tipo de representación cuyo carácter
representativo radica en su conexión directa con su objeto. Si esta conexión
es de naturaleza existencial, es decir, si el índice realmente se relaciona con
su objeto, entonces se considera un índice genuino. Por otro lado, si la
conexión es de tipo referencial, el índice se clasifica como degenerado.
Para que un índice genuino cumpla su función representativa, tanto el índice
como su objeto deben ser existentes individuales, ya sean personas, cosas u
otros elementos. Además, su interpretante inmediato debe tener el mismo
carácter existencial. Es importante destacar que un índice genuino puede
contener elementos de primeridad, lo que implica que puede incluir íconos
como parte de su constitución. Por otro lado, un índice degenerado es aquel
que representa sus propios caracteres, pero de manera indirecta o derivada.
Peirce proporciona ejemplos ilustrativos de índices en diversas situaciones
cotidianas. Desde señales físicas, como los golpecitos en una puerta cerrada,
hasta fenómenos naturales, como el tronar, que actúan como indicadores de
eventos o condiciones específicas. Asimismo, objetos como un barómetro o
una veleta se consideran índices debido a su conexión real con lo que
representan, ya sea la lluvia próxima o la dirección del viento,
respectivamente.
Además de objetos físicos, Peirce también incluye palabras y expresiones
lingüísticas como índices. Por ejemplo, los pronombres demostrativos y
relativos, como "esto" o "quien", cumplen la función de dirigir la atención del
receptor hacia un objeto específico, estableciendo así una conexión real entre
la mente y el objeto referido. De manera similar, las preposiciones y los giros
preposicionales también se consideran índices, ya que indican relaciones
espaciales o temporales que pueden ser comprendidas mediante la
experiencia directa.
En resumen, los índices genuinos y degenerados son tipos de
representaciones semióticas que se basan en la conexión directa o indirecta
con sus objetos. Peirce utiliza una amplia gama de ejemplos para ilustrar
cómo los índices están presentes en nuestra vida cotidiana y en el lenguaje,
desempeñando un papel crucial en la comunicación y la interpretación de
significados.
La naturaleza de los Símbolos
La naturaleza de los símbolos se define en el texto como representaciones
que tienen la capacidad de determinar su interpretación. Esto significa que
todas las palabras, oraciones, libros y otros signos convencionales son
considerados símbolos. Por ejemplo, al escribir o pronunciar la palabra
"hombre", lo que se está haciendo es replicar o corporizar la palabra misma,
que en realidad no tiene una existencia tangible, sino que su realidad radica
en el hecho de que los existentes se ajustarán a su significado debido a un
hábito o ley adquirida.
Un símbolo se considera una ley o regularidad del futuro indefinido, cuyo
interpretante debe ser susceptible de la misma descripción y debe ser el
objeto inmediato en su totalidad. Esto implica que un símbolo puede incluir
tanto índices como iconos, y su significado puede evolucionar con el tiempo y
la experiencia.
Existen dos maneras en las cuales un símbolo puede tener como objeto una
cosa de existencia real: primero, la cosa puede conformarse al símbolo, ya
sea accidentalmente o debido a un hábito en desarrollo; y segundo, el
símbolo puede tener un índice que forme parte de él. Sin embargo, el objeto
inmediato de un símbolo solo puede ser otro símbolo, y cuando posee en su
naturaleza otro tipo de objeto, esto solo puede ocurrir en una serie infinita de
repetición.
Hay dos clases de símbolos degenerados: el símbolo singular, cuyo objeto es
un ente individual y significa solo caracteres que pueden ser realizados por
ese ente individual; y el símbolo abstracto, cuyo objeto único es un carácter.
En resumen, un símbolo es un signo naturalmente apto para declarar que un
conjunto de objetos denotado por un conjunto de índices está representado
por un ícono asociado con él. Los símbolos crecen y se desarrollan a partir
de otros signos, especialmente íconos, y su significado puede evolucionar
con el tiempo y la experiencia.
Signo
El concepto de signo en semiología se refiere a cualquier elemento que
determina a otro a referirse a un objeto de la misma manera. Este proceso
puede repetirse infinitamente, dando lugar a una serie de interpretantes
sucesivos. Sin embargo, esta serie requiere la intervención de la conciencia
inteligente para su continuación. Si la serie de interpretantes sucesivos se
detiene, el signo se vuelve al menos imperfecto. Si una conciencia individual
pierde todo recuerdo o efecto significativo del signo, resulta imposible
descubrir que alguna vez tuvo esa idea.
En términos más específicos, un signo puede ser un ícono, un índice o un
símbolo. Un ícono es un signo que posee significado incluso si su objeto no
existe, como un dibujo que representa una línea geométrica. Un índice es un
signo cuyo significado depende de la existencia de su objeto, pero que
conserva su carácter de signo incluso sin un interpretante. Por ejemplo, un
agujero en la tierra puede ser un índice de un disparo, ya que sin el disparo
no habría agujero, pero el agujero existe independientemente de que se le
atribuya a un disparo. Finalmente, un símbolo es un signo cuyo significado
depende totalmente de su interpretante, como las palabras habladas que solo
tienen significado en virtud de ser comprendidas como tales.
Indice
En semiología, un índice es un tipo de signo que se refiere a su objeto no por
similitud o analogía con él, ni por asociación con los caracteres generales que
el objeto pueda tener, sino porque está en conexión dinámica con el objeto
individual y con los sentidos o la memoria de la persona para quien sirve
como signo. Por ejemplo, cuando alguien dice "Hay un incendio", el receptor
pregunta "¿Dónde?" y la respuesta de señalar con el dedo el fuego establece
una conexión dinámica entre el dedo y el incendio, dirigiendo la atención del
receptor hacia el mismo.
Los índices tienen tres rasgos característicos distintivos: primero, carecen de
similitud significativacon su objeto; segundo, se refieren a entes individuales,
unidades individuales, conjuntos unitarios de unidades o continuidades
individuales; tercero, dirigen la atención a sus objetos por una compulsión
ciega. Sin embargo, es difícil encontrar un índice absolutamente puro, ya que
la mayoría de los signos poseen alguna cualidad indicial. Desde el punto de
vista psicológico, la acción de los índices se basa en asociaciones por
contigüidad y no en asociaciones por similitud o en operaciones intelectuales.
Simbolo
En semiología, un símbolo es un tipo de signo que se constituye como tal
principalmente por el hecho de que es utilizado y entendido como tal, ya sea
por un hábito natural o por convención, sin importar los motivos que
originalmente llevaron a su selección. Este concepto ha sido utilizado por
Aristóteles en varias de sus obras, como el Peri Hermeneias y el Sophistici
Elenchi.
El término "thema", propuesto por Burgersdicius en 1635 en su obra de lógica,
se refiere a aquello que puede ser propuesto al entendimiento para ser
reconocido, lo que Aristóteles a veces expresa vagamente como "hóyoa", el
objeto inmediato de un pensamiento, un significado. Este término tiene la
naturaleza de un signo que se vuelve significante debido a un carácter que
reside en el hecho de que será interpretado como un signo. Es decir, un tema
es un signo que, al igual que una palabra, está conectado con su objeto
mediante una convención, un instinto natural o un acto intelectual que lo toma
como representante de su objeto, sin necesidad de una conexión factual
entre el signo y el objeto. Si este es el significado que Burgersdicius quiso dar
a su "thema", entonces se trata del mismo concepto que se pretende
transmitir con el término "símbolo".

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