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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 1 Dr. Osvaldo García Salazar, Dra. Carmen Alicia Sánchez Ramírez Gastritis, enfermedad ulcerosa péptica e infección por helicobacter pylori OBJETIVOS Describir los conceptos actuales sobre la epidemiología, fisio- patogenia de la gastritis y enfermedad ulcerosa péptica y ma- nifestaciones digestivas y extradigestivas de la infección por Helicobacter pylori (HP). Describir las recomendaciones ac- tuales para el manejo de HP en niños. CONCEPTO La gastritis es una entidad inflamatoria crónica que se deter- mina por histopatología. La gastritis se relaciona con erosio- nes que son lesiones de discontinuidad de la mucosa que no afectan la muscularis mucosae. Se describen dos tipos de gas- tritis. La tipo A representa gastritis crónica predominante en cuerpo y fundo gástrico, casi siempre de etiología autoinmu- nitaria; la tipo B es la gastritis del antro y por lo general se relaciona con HP. La enfermedad ulcerosa péptica se utiliza para referirse a las lesiones que afectan a la muscularis mucosae en estómago o duodeno y más del 90% se asocia a infección por HP. La enfermedad ulcerosa péptica se puede clasificar en primaria y secundaria. Al excluir la úlcera secundaria por gastroerosivos o estrés, más del 90% se asocia a infección por HP. El HP es una bacteria espiral que coloniza el estómago en seres humanos. Es gramnegativa y positiva a ureasa. Fue aislada por primera vez en 1982 en pacientes con lesiones de gastritis o úlcera péptica en el oeste de Australia. La infección por HP es una de las más comunes en el humano, afectando casi al 50% de la población mundial; tiene las cifras de prevalencia más altas en los países en vías de de- sarrollo. Por lo general se adquiere en la edad pediátrica y se relaciona con factores genéticos y ambientales. La epidemiología del HP ha cambiado en años recientes, ya que las cifras de incidencia son bajas en países del oeste de Europa (< 10% en niños y adolescentes), mientras que es una infección común en países del este de Europa, Sudamérica, África, Asia y México. PERIODO PREPATOGÉNICO Agente Diversas causas de incremento de la producción de ácido (his- tamina, gastrina) o disminución de los mecanismos de defensa de la mucosa (moco y bicarbonato que secretan las células epi- teliales y forman una barrera en la mucosa, producción de prostaglandinas que estimulan la producción de bicarbonato en la mucosa) predisponen a la gastritis y la enfermedad acido- péptica. Por lo tanto, los agentes que se describen como causa de estas enfermedades son ingestión de AINE o ácido acetilsa- licílico, tabaquismo, alcohol, sales biliares y estrés psicológico, cuya acción es alterar los mecanismos de defensa de la mucosa. En la actualidad, la mayoría de los casos de enfernedad péptica se asocian a HP, que es un agente patógeno, cuya pro- pagación es de un sujeto a otro de manera fecal-oral. Hasta 90% de los individuos infectados muestra signos de infla- mación en la endoscopia, pero muchos de ellos son asinto- máticos ya que se ha descrito que existen factores genéticos y ambientales que explican las variaciones individuales y que son importantes desde el punto de vista fisiopatológico. Huésped El HP ha desarrollado mecanismos que le permiten colonizar y sobrevivir en el estómago humano. Para protegerse del ácido, HP sintetiza la enzima ureasa que hidroliza la urea en NH3 y CO2 y genera una capa de pH neutro alrededor de la superficie bacteriana. También presenta flagelos polares que le ayudan a moverse y tiene la capacidad de destruir enzimas de la mucina, todo lo que le permite establecerse en el estómago. HP expresa la protodo esto secretada VacA, denominada toxina vacuolizan- te por su capacidad para generar vacuolas en las células epitelia- les in vitro. Esta proteína posee varios dominios polimórficos relacionados con diferencias en la actividad de la toxina y con las afecciones que acompañan a la infección. CagA es el gen relacionado con la citotoxina A que induce la secreción de IL-8 en las células epiteliales, alterando la morfología de éstas. 2 • Salud y enfermedad del niño y del adolescente © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Hay muchas cepas de HP que varían en su producción de toxinas, como CagA y VacA que alteran de manera directa a las vías de emisión de señales celulares. Las variaciones en las cepas bacterianas, así como la variación natural en el equilibrio de mediadores inflamatorios desencadenada por infección, tal vez expliquen por qué la infección por HP es asintomática en la mayoría de los pacientes, produce úlceras pépticas en algunos y aumenta el riesgo de aparición de linfo- ma y adenocarcinoma en unos cuantos. Ambiente La adquisición de la infección por HP está relacionada con el nivel socioeconómico y las condiciones de vida del huésped. De manera específica, el hacinamiento, la calidad del agua para el consumo humano, la falta de servicios higiénicos, vivir en regiones urbanas, bajo ingreso familiar y educacional se relacionan con HP. PREVENCIÓN PRIMARIA Promoción de la salud La promoción de hábitos higiénicos adecuados, el uso de agua clorada o potable, evitar el hacinamiento y mejorar las condiciones de centros de atención disminuyen de manera notoria la prevalencia de esta infección. Asimismo, se debe aconsejar evitar la ingestión de café, alcohol, consumo de tabaco y el estrés. Protección específica En la actualidad no existe vacuna para el HP. En casos especí- ficos está indicado utilizar supresores del ácido clorhídrico aunado a un doble o triple esquema antibiótico para la erra- dicación del HP. PERIODO PATOGÉNICO Etapa subclínica: fisiopatología La aparición de la gastritis está ligada a los factores de patoge- nicidad de HP relacionados con las distintas estirpes bacteria- nas que colonizan la mucosa gástrica, adhiriéndose a ella y lesionando la mucosa del estómago. La adhesión de HP a la mucosa gástrica se debe a distin- tos tipos de adhesinas, para las que existen receptores especí- ficos en la mucosa. HP afecta a la integridad de la mucosa gástrica mediante la producción de proteasa y lipasas; sin em- bargo, el mayor factor de virulencia es la producción de cito- toxinas, entre las que se han identificado las proteínas VacA y CagA con efecto citotóxico. En niños, la prevalencia de VacA y CagA es baja y aumenta de forma proporcional con la edad, lo que explica la menor incidencia de úlcera en la población pediátrica. La infección por HP en los niños presenta caracte- rísticas propias, en particular en lo que se refiere a la aparien- cia macroscópica del estómago con presencia de mayor nodularidad antral, a la respuesta histológica con menor com- ponente de respuesta activa de neutrófilos y a la relación de la infección con úlcera péptica, menor que en el adulto. Etapa clínica: signos y síntomas La gastritis en niños se manifiesta por plenitud posprandial, disminución del apetito, rechazo a la vía oral, náusea, vómito, distensión abdominal y pirosis, entre otros. Dos entidades son relativamente frecuentes en pacientes en edad pediátrica: la gastritis aguda infecciosa y la gastropa- tía erosiva aguda. Gastritis aguda infecciosa Puede ocurrir en el curso de una infección viral o bacteriana, como una manifestación asociada a la infección general, o por invasión directa de la pared gástrica por el germen. El trata- miento es sintomático y dependerá del agente causal identifi- cado. Se discute si HP es capaz de dar lugar a una gastritis aguda en la fase inicial de la infección. Gastropatía aguda erosiva Es secundaria a la ingestión de gastroerosivos ya descritos, como AINE, alcohol y enfermedades adjuntas graves que pueden dar lugar a lesiones de estrés. El resultado es la apari- ción de lesiones petequiales y erosiones en la mucosadel es- tómago. El efecto depende de la dosis y de determinados factores individuales, como espesor de la capa de moco o pre- sencia de infección por HP. Gastritis crónica La principal causa de gastritis crónica es la infección por HP. Según sea que exista o no agotamiento y pérdida de glándulas gástricas se habla de gastritis atrófica o no atrófica. Dentro de las gastritis crónicas no atróficas se considera gastritis crónica activa si además de infiltrado inflamatorio linfoplasmocitario existe infiltración por polimorfonucleares. Gastritis crónica atrófica Existen dos entidades: la gastritis atrófica multifocal, relacio- nada con la evolución en el tiempo de la infección por HP, y por tanto excepcional en la infancia, y la gastritis autoinmu- nitaria que, aunque rara, puede aparecer en niños en el con- texto de un síndrome autoinmunitario pluriglandular. Gastritis crónica autoinmunitaria La gastritis autoinmunitaria se caracteriza por la presencia de autoanticuerpos frente a las células parietales gástricas, que conduce a una atrofia gástrica con déficit de factor intrínseco, aclorhidria y anemia perniciosa secundaria a malabsorción de vitamina B12. En términos histológicos se caracteriza por una gastritis crónica atrófica que afecta a la mucosa oxíntica, afectando a las células principales y parietales productoras de ácido clor- Gastritis, enfermedad ulcerosa pé ptica e infección por helicobacter pylori • 3 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. hídrico y factor intrínseco. Las manifestaciones clínicas son las derivadas del déficit de hierro, dada la aclorhidria que im- pide su absorción gástrica, y de vitamina B12 que puede oca- sionar anemia perniciosa megaloblástica y en ocasiones síndrome cordonal posterior con lesiones neurológicas irre- versibles. El tratamiento de estas gastritis es sustitutivo, con la administración de ferroterapia parenteral y vitamina B12 en forma de cianocobalamina. Gastritis por HP En la actualidad se conoce que el HP es la principal causa de gastritis crónica, un factor asociado a úlceras gástrica y duode- nal y que está relacionado con cáncer gástrico, adenocarcino- ma o linfoma tipo MALT. Aunque la relación entre HP y enfermedad gastroduode- nal ha dejado de ser objeto de controversia, es evidente que no todos los individuos infectados desarrollan úlcera y toda- vía menos evolucionan a cáncer gástrico. Úlcera péptica La úlcera péptica en niños no es común y su incidencia es desconocida. En niños, los síntomas más comunes son epi- gastralgia en ayuno, entre comidas, de minutos a horas de duración y puede aliviarse por la alimentación o uso de anti- ácidos. Menos frecuentes son náusea, vómito y pérdida del apetito. Puede ocurrir hemorragia gastrointestinal alta mani- festada por hematemesis o melena y conducir a anemia. La prevalencia de úlcera duodenal es más frecuente que la de la úlcera gástrica. Linfoma de tejido linfoide relacionado con la mucosa (MALT) El cáncer relacionado con HP ocurre en la etapa adulta y hay pocos casos aislados de linfomas MALT en niños. Adenocarcinoma gástrico (AG) En 1994, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasi- ficó al HP como un carcinógeno de clase I (sistema de clasi- ficación para carcinógenos biológicos y ambientales). Los niños no desarrollan AG, aunque la adquisición temprana de HP conduce a un incremento de la prevalencia de atrofia gástrica en adultos jóvenes, con el consecuente desarrollo de la cascada neoplásica de atrofia, metaplasia, displasia y neo- plasia. Los niños con antecedente familiar de AG, en especial de primer grado (padres), se consideran un grupo de alto riesgo, debido a que no sólo comparten los factores genéticos y ambientales, sino que es probable que tengan la misma cepa bacteriana con sus potenciales factores de virulencia fa- vorecedores de carcinogénesis. Dolor abdominal recurrente (DAR) El papel que juega el HP como causa de DAR es aún contro- vertido y un dilema si debe o no tratarse, ya que la mayoría de los estudios tanto de diseño transversal como de casos y con- troles no han demostrado asociación entre DAR y HP. Anemia Se han propuesto distintos mecanismos por los cuales HP se asocia a deficiencia de hierro, entre ellos pérdida de sangre debido a la presencia de lesiones en la mucosa y disminución de la absorción de hierro dado el pH del jugo gástrico; por otro lado, los niños tienen menores reservas de hierro que los adul- tos, por lo que presentan mayor riesgo de deficiencia de hierro. Algunos estudios han encontrado que el HP es un predictor significativo de disminución de ferritina sérica y concentración de hemoglobina, volumen corpuscular medio del eritrocito y concentración media de hemoglobina menores. PREVENCIÓN SECUNDARIA Diagnóstico El diagnóstico de infección por HP en niños puede realizarse por métodos que no precisan de endoscopia, como la prueba del aliento con urea marcada, métodos serológicos y deter- minación del antígeno de HP en heces que se consideran no invasivos; sin embargo, la endoscopia digestiva alta es necesa- ria para determinar el tipo de enfermedad gastroduodenal producida por la bacteria y además permite la toma de biop- sias para estudio histológico, cultivo microbiológico con análi- sis de sensibilidad a antibióticos y, de manera optativa, prueba rápida de ureasa que se considera un método invasivo. Endoscopia: constituye el estándar de oro para el diag- nóstico de HP. El aspecto endoscópico del estómago del niño es muy variable, desde leve eritema hasta nodularidad inten- sa, hallazgo sugestivo de infección por HP. El estudio histológico de las muestras obtenidas demues- tra en la mayoría de los casos la existencia de gastritis antral superficial; la respuesta de neutrófilos es marcador de activi- dad. En niños, además, existe un mayor porcentaje que en adultos con gastritis linfocítica. La tinción con Giemsa, he- matoxilina y eosina, Warthin-Starry, tinción de plata y naran- ja de acridina permiten la identificación de los bacilos. La endoscopia también permite la obtención de muestras para cultivo microbiológico y la posibilidad de realizar el estudio de sensibilidad a antibióticos y determinación de ciertos fac- tores de patogenicidad, como CagA y VacA. Prueba del aliento con urea marcada: este análisis se basa en la capacidad de la bacteria para producir ureasa. La ureasa, que es en extremo potente, hidroliza a la urea administrada y se libera CO2 marcado que se elimina con la respiración. Tanto en niños como en adultos, la realización es muy sencilla: después de al menos seis horas de ayuno se obtiene una muestra basal de aire espirado, administrando a continuación la urea marcada con C13. La segunda muestra de aire espirado se obtiene 20 a 30 min después de la primera. La prueba puede realizarse, en condiciones ideales, después de los seis años de edad y tiene una sensibilidad de 96.6% y especificidad de 97.7%. Se consideran positivos los resultados superiores a 4 por 1 000de exceso de C13 en el aire espirado. Se considera el método más fiable de seguimiento y control de la infección después de finalizar el tratamiento de erradicación. Serología: la respuesta inmunológica sistémica generada por HP es la base de utilización de diferentes métodos 4 • Salud y enfermedad del niño y del adolescente © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. serológicos. Los más empleados en clínica son los que em- plean técnicas de ELISA. Aunque en adultos la serología tiene una sensibilidad superior a 90%, en niños menores de seis años ésta no su- pera 60%, lo que limita su uso en niños como método diagnóstico. Además, la disminución del título de anticuer- pos tras la erradicación es lento y variable de unos indivi- duos a otros, lo que limita su utilización como método de control postratamiento. Detecciónde antígeno en heces: los primeras pruebas en heces usaban anticuerpos policlonales con el método de ELI- SA como método de detección. Un metaanálisis mostró que la realización de esta prueba con anticuerpos policlonales re- veló una sensibilidad de 92% y especificidad de 93% y me- diante anticuerpos monoclonales registró una sensibilidad y especificidad de 97%. Una ventaja de este método es que se puede efectuar a cualquier edad y es un estudio recomendado en niños para verificar erradicación de la infección. Prueba de ureasa: detecta la actividad enzimática de la ureasa presente en HP. La transformación de la urea en amo- nio aumenta el pH, lo cual reconoce el indicador rojo fenol. Tiene una sensibilidad que varía de 85 a 95% y especificidad de 95 a 100%. Tratamiento Aunque se informan tanto erradicación espontánea como re- currencias en la infancia, una vez diagnosticada la infección por HP en todos aquellos pacientes que presenten síntomas gastroduodenales, aun en ausencia de enfermedad ulcerosa, la infección debe tratarse. El tratamiento de la infección por HP en niños, al igual que en adultos, es la triple terapia, que consiste en la adminis- tración combinada de dos antibióticos y un antisecretor o sa- les de bismuto. La respuesta al tratamiento se ve influida por su dura- ción. En general, los mejores resultados en niños se han obte- nido con tratamientos que duran dos semanas. El primer esquema de elección es la triple terapia que combina un inhibidor de la bomba de protones o sales de bismuto (o ranitidina-bismuto) con amoxicilina (50 mg/ kg/día) y otro antibiótico que suele ser claritromicina (20 mg/kg/día) o metronidazol (20 mg/kg/día) durante 15 días (cuadro 1). Se recomienda que después de cuatro a ocho semanas de completado el tratamiento se evalúe la erradicación con la prueba de ureasa, prueba de aliento con urea marcada o de- tección de antígeno en heces. En caso de falla terapéutica se considera la modificación de antibióticos y usar bismuto, au- mentando dosis o duración del tratamiento con base en datos microbiológicos de cada zona geográfica. Puntos sobresalientes 1. La búsqueda de HP no se recomienda en niños con dolor abdominal funcional. 2. En niños con antecedentes familiares de primer grado de cáncer gástrico debe buscarse HP. 3. En niños que presenten anemia por deficiencia de hierro, luego de excluir otras causas, debe identifi- carse HP. 4. El diagnóstico de HP se puede establecer en un inicio con endoscopia alta y toma de biopsias en fondo y cuerpo más la prueba de ureasa o cultivo. 5. La prueba de urea o la determinación del antígeno HP en heces son estudios no invasivos que pueden realizar- se para verificar la erradicación de HP. Estas pruebas deben efectuarse dos semanas después de haber inte- rrumpido el tratamiento con inhibidores de la bomba de protones (IBP) y cuatro semanas después de inte- rrumpir el tratamiento con antibióticos. 6. La presencia de úlcera péptica por HP justifica la erra- dicación de la bacteria. 7. No es recomendable el tratamiento para HP sin realizar estudios de diagnóstico que confirmen la infección. 8. La serología (detección de anticuerpos IgG o IgA) en sangre, orina o saliva no se utiliza en el campo clínico. 9. La primera línea de tratamiento para la erradicación de la infección es la siguiente: triple esquema con IBP + amoxicilina + claritromicina o un imidazol o sales de bismuto + amoxicilina + imidazol o terapia secuencial por siete a 14 días. PREVENCIÓN TERCIARIA Rehabilitación De haber progresado la enfermedad hasta complicaciones como perforación intestinal, la rehabilitación consistirá en un tratamiento quirúrgico específico al tipo de complica- ción, con una cobertura antimicrobiana amplia y apoyo nu- tricio adecuado. Cuadro 1. Combinación y dosis de los distintos fármacos administrados con más frecuencia en el tratamiento de la infección por HP Omeprazol (O) Subcitrato de bismuto (B) Amoxicilina (A) Metronidazol (M) Claritromicina (C) 1 a 2 mg/kg/día en 1 a 2 dosis 8 mg/kg/día en 2 dosis (separado 30’ del alimento) 50 mg/kg/día en dos dosis 20 mg/kg/día en dos dosis 15 a 20 mg/kg/día en dos dosis 1a línea de tratamiento BAM/OAM/OMC durante 10 a 14 días Gastritis, enfermedad ulcerosa pé ptica e infección por helicobacter pylori • 5 © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Conducta preventiva por el huésped enfermo Consulta pediátrica periódica. Conducta preventiva por el equipo de salud Capacitación a los padres en la higiene ambiental. Capacita- ción al equipo de salud en el conocimiento de la gastroduo- denitis y la EUP y sus complicaciones. NIVELES DE ATENCIÓN Primario y secundario. En presencia de signos y síntomas su- gestivos se justifica canalizar al paciente con el pediatra o gas- troenterólogo pediatra. Recomendar hábitos higiénicos y dietéticos adecuados. Terciario. Los estudios diagnósticos de laboratorio y gabinete, así como endoscopia con toma de biopsias, se realizan en el tercer nivel de atención que cuente con los recursos humanos y tecnológicos apropiados para la atención integral de los niños. EVALUACIÓN 1. ¿Cuál es el método diagnóstico denominado “estándar de oro” para la detección de lesiones digestivas por HP en niños?: a) endoscopia alta con toma de biopsias; b) serología (detección de anticuerpos) en suero o saliva; c) prueba de urea en aliento; d) detección de HP en heces. REFERENCIASBIBLIOGRÁFICAS Ertem D. Clinical practice: Helicobacter pylori infection in child- hood. Eur J Pediatr. 2013;172:1427-34. Harris Diez, Serrano Honeyman C. Gastritis y helicobacter pylori. En: Nutrición y gastroenterología pediátrica. México: McGraw Hill, 2013:289-302. Homan-Matjaz, Hojsak Iva, Kolacek S. Helicobacter pylori in pedia- trics. Helicobacter. 2012;17:43-48. Koletzko S, Jones N, Goodman K, Gold B, Rowland M, Cadranel S, et al. Evidenced-based Guidelines from ESPGHAN and NAS- PGHAN for helicobacter pylori infection in children. J Pediatr Gastroenterol Nutr. 2011;53:230-42. Magalhaes Queiroz D, Harris P, Sanderson I, Windle H, Walker M, Camargos Rocha Andréia, et al. Iron status and helicobacter pylori infection in symptomatic children: an international mul- ti-centered study. PLOS ONE. 2013;8:1-6. Martínez Gómez M, Camarero Salces C. Gastritis y enfermedad ulceropéptica. En: Tratado de gastroenterología, hepatología y nutrición pediátrica. España: Ergon, 2011:91-98. RESPUESTA A LA EVALUACIÓN 1: a.
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