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Cómo realizar el comentario de texto 
1.º Lectura 
Lo idóneo sería hacer más de una lectura, mínimo dos. 
 En la primera lectura, debería quedarnos claro «de qué va» el texto; se trata de captar 
 la idea general y el «tono» (por ejemplo, si se utiliza la ironía o el sarcasmo) del texto. 
 En la segunda lectura deberemos fijarnos en cómo se ordena y estructura el texto, 
 discernir entre ideas principales y secundarias y observar cómo se articulan y 
 argumentan. 
 Cuantas más lecturas, más detalles podremos apreciar, pero debemos tener en cuenta 
 el tiempo. Durante la elaboración de los tres ejercicios, volveremos frecuentemente a 
 leer fragmentos del texto. 
Problema: «No entiendo una palabra, ¿qué hago?». 
 Primero, no entrar en pánico: muy raramente no conocer una o dos palabras nos va a 
 imposibilitar el comentario. 
 En la mayoría de los casos, el contexto interno nos podrá ayudar a deducir el significado 
 o, al menos, un sentido general de la palabra que no conocemos. 
 No utilizar la palabra que no conozco en mi propio comentario. 
Podemos subrayar las frases que nos parezcan importantes; es mejor hacerlo a partir de la 
segunda lectura, cuando ya tendremos en mente la idea general del texto. 
Es conveniente apuntar al margen o en un borrador las ideas y pensamientos que nos suscita la 
lectura del texto; podrían resultar útiles para el tercer ejercicio, de valoración crítica. 
2.º Idea central (de 2 a 3 líneas) 2 puntos 
Debe expresar la «esencia informativa» del texto, su mensaje fundamental. 
Debe contener la intención del autor (¿qué idea ha querido transmitir el autor?). 
Debe ser una síntesis del resumen. 
Puede estar redactado como un enunciado sin verbo («Análisis de la desigualdad salarial y social 
entre hombres y mujeres en la actualidad») o como una oración («Rechazar lo nuevo no 
necesariamente es signo de vejez»). 
No se trata de ponerle un «título» al texto: no hay que hacer literatura ni ponernos creativos. 
No puede ser excesivamente general o vaga: debe «identificar» al texto que estamos analizando. 
No debe contener ideas secundarias, ejemplos, datos o anécdotas. 
No debe contener ninguna interpretación u opinión personal; debemos ser objetivos. 
3.º Resumen (de 5 a 8 líneas) 3 puntos 
Debe redactarse con brevedad y pertinencia: contener todo lo relevante, pero solo lo relevante. 
Debe estar redactado siempre en tercera persona, incluso aunque el texto esté en primera. 
Debe estar redactado en un único párrafo. 
Conviene comenzar con una fórmula tipo «El texto trata de…», «El autor reflexiona sobre…», etc. 
Debe ser una reelaboración sintética del texto, debemos ser lacónicos y concisos. 
Debe incluir, además de la idea central (preferiblemente, no de forma literal), las ideas más 
importantes, y dejar fuera las informaciones accesorias, como anécdotas, datos o ejemplos. 
No debemos parafrasear excesivamente, convirtiendo el resumen en un «cortapega» de frases 
del texto; es preferible reescribir la información con nuestras propias palabras. 
No debemos comentar la estructura o la forma del texto (la tipología textual, por ejemplo), 
tenemos que resumir el contenido. 
No debe contener ninguna interpretación u opinión personal; debemos ser objetivos. 
Duda: «¿Qué debería hacer primero: la idea central o el resumen?». 
 Depende. Del texto y de nuestra propia forma de trabajar. 
 Del texto, porque dependiendo de su estructura, forma y orden, se prestará más o menos 
 fácilmente a ser resumido, y más o menos fácilmente a extraer la idea central. 
 De nuestra forma de trabajar porque, o bien nos puede resultar (en general) más sencillo 
 elaborar primero un resumen y, a partir de ese primer nivel de abstracción, sintetizar más y llegar 
 a la idea central; o bien se nos dará mejor captar la idea central del texto y, a partir de ella, 
 desarrollar el resumen añadiéndole las otras ideas importantes del texto. 
4.º Valoración crítica (15 a 18 líneas) 5 puntos 
Es conveniente dejarla para el final, hacerla tras haber redactado el resumen y la idea central. 
Deberíamos concebir esta pregunta como el hecho de redactar «nuestro propio artículo de 
opinión» sobre el texto que hemos leído. 
Tres opciones para la valoración crítica: 
 De contenido: nuestra opinión personal sobre el tema que trata el texto. 
 Lingüística: comentario sobre la forma del texto (tipología textual, estructura, 
 argumentación, recursos expresivos, etc.). 
 Mixta: combinación de las dos anteriores. 
Debemos abordar el tema que trata el texto. 
Debemos explicar de forma clara y sencilla nuestros propios razonamientos. 
No debemos declarar simplemente estar o no de acuerdo con el autor, sin argumentar o 
justificar nuestra postura. 
No debemos hacer un «resumen ampliado» del texto: ahora no se nos está pidiendo que 
contemos qué dice el texto, como en el resumen, sino nuestra opinión o valoración. 
No debemos mostrarnos irrespetuosos con otras ideas o argumentos contrarios a los nuestros; 
nuestra postura debe quedar clara sin menospreciar el resto de opiniones. 
Consejo: Pensar en qué es lo que queremos decir antes de ponernos a escribir, y cómo vamos a ordenar 
y presentar esas ideas. Lo ideal sería que nuestro escrito tuviera, como los textos que analizamos, una 
estructura con planteamiento, desarrollo y conclusión. 
5.º Consejos generales: 
Controlar el TIEMPO. Solo dispondremos de una hora para hacer el examen. Esta va a ser, 
seguramente, la principal dificultad que encontremos. 
Hay que atenerse escrupulosamente a la extensión que se nos marca en cada una de las 
preguntas. (Aunque en la guía de estudio solo se marcan los máximos, en los exámenes de años 
anteriores se da también un mínimo: son los valores que aparecen entre paréntesis). 
Se evaluará nuestra corrección expresiva. No solo el correcto uso de ortografía (incluidas 
acentuación y puntuación) y gramática, sino también el tono que se espera del registro escrito 
(ni demasiado coloquial, ni excesivamente culto). 
Los errores más comunes en la redacción suelen ser la repetición de una misma palabra y el 
abuso de las oraciones excesivamente largas y/o complicadas. 
Repasar el examen, leyendo atentamente lo que hemos escrito, antes de entregarlo puede 
solucionar la mayoría de esos errores; no obstante, siempre hay que estar pendiente del tiempo.