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Palabras monosémicas

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Palabras monosémicas
En lingüística, las palabras monosémicas son aquellas que poseen un único significado fijo, en contrapartida con las palabras polisémicas, que están dotadas de múltiples significados. Este fenómeno se denomina monosemia, término que proviene de las voces griegas mónos (“uno solo”) y sema (“señal” o “significado”), y que se puede explicar como la relación semántica estable y constante entre un único significante y un mismo significado.
Las palabras monosémicas son las menos abundantes del idioma, ya que en general las palabras presentan siempre un cierto grado de polisemia. Por eso, estas palabras suelen ser términos muy especializados, académicos o técnicos, pertenecientes al ámbito jurídico, científico o cualquier otro que, al ser muy especializado, requiere de su propio léxico particular, en el que haya el menor grado posible de ambigüedades.
En cambio, los términos comunes del habla cotidiana están llenos de matices, giros y sentidos posibles, dependiendo del contexto de uso y de los referentes que estemos aludiendo. Esto no entorpece la comunicación, ya que estamos allí para explicar siempre a qué nos referimos, cosa que puede no ocurrir en otro tipo de discursos.
Ejemplos de monosemia
Son casos comunes de monosemia los neologismos, cultismos, préstamos de otros idiomas o la terminología muy especializada. Por ejemplo, las siguientes palabras:
· Monosemia, justamente, fenómeno lingüístico en el que a una palabra le corresponde un único significado en el idioma.
· Necrosis o gangrena, término médico para la descomposición del tejido orgánico, sobre todo en un ser viviente, fruto de accidentes o infecciones.
· Software y Hardware, vocablos informáticos tomados del inglés (en donde también son neologismos) para referirse respectivamente a los elementos digitales (abstractos) y materiales (concretos) de un sistema computacional.
· Láser, otro neologismo formado a partir de un acrónimo en inglés: Light Amplification by Simulated Emition of Radiation (“Amplificación de la luz por emisión simulada de radiación”), con el que nos referimos hoy en día a cierto tipo de luz artificial empleada en distintas tecnologías, como los lectores de discos ópticos (DVD).
· Apendicitis, término médico para la inflamación del apéndice, una proyección del colon en el abdomen del cuerpo humano.
· Coprolito, palabra de la jerga de la paleontología, con la que se denomina a las heces de animales prehistóricos (dinosaurios, por ejemplo) que se han fosilizado y son luego descubiertas en excavaciones.
· Radar, nombre para una tecnología de emisión de ondas electromagnéticas con la que medimos distancias, longitudes y llevamos control de los aviones, submarinos, etc. La palabra proviene del acrónimo en inglés Radio Detection and Ranging (“Detección y rango por radio”).
· Etimología, nombre para el estudio del origen histórico de las palabras y esclarecimiento de las raíces que la integran.
Palabras polisémicas
Al contrario de la homonimia, la polisemia consiste en la correspondencia de múltiples significados a un mismo significante, es decir, de distintos sentidos a una misma palabra. Este fenómeno puede tener muy distintos orígenes y razones, dependiendo de la palabra, y en general se expresa, en los diccionarios de la lengua, asignando una entrada diferente para cada sentido distinto de la palabra. Por ejemplo:
Gato
· Felino doméstico de cuatro patas.
· Herramienta mecánica o hidráulica para levantar objetos pesados.
· Danza típica del Cono Suramericano (Uruguay y Argentina). 
Cabo
· Punta de tierra firme que se interna en un mar o un océano.
· Rango militar de suboficiales.
· Cuerda o soga, en la jerga marítima o náutica.
Más en: Polisemia
Palabras homónimas
Por su parte, las palabras homónimas son aquellas que, a pesar de tener la misma forma sus significados son totalmente diferentes, o sea, palabras con orígenes distintos, historias distintas y significados no emparentados de ninguna manera.
La homonimia se da si dos palabras tienen la misma pronunciación y/o la misma escritura. Por eso, las palabras homónimas pueden ser de dos tipos:
· Palabras homógrafas, cuando poseen la misma escritura, pero dos significados y orígenes etimológicos totalmente diferentes. Por ejemplo: las palabras nada (ninguna cosa) y nada (del verbo nadar).
· Palabras homófonas, cuando poseen una misma pronunciación, pero dos significados (y en algunas lenguas, dos grafías) totalmente distintas. Por ejemplo, las palabras votar (en elecciones) y botar (tirar a la basura), pronunciadas igual por la tendencia en el español (sobre todo el americano) a reemplazar el sonido de la v, pero que siguen escribiéndose distinto y significando dos cosas diferentes.

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